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Los rasgos fundamentales del capitalismo actual

La época "dorada" del capitalismo de posguerra (Estado de Bienestar) se basó en los países desarrollados en
la generalización del desarrollo económico y social de tipo fordista-keynesiano. Pero esto comenzó a declinar
en Estados Unidos desde la segunda mitad de los años sesenta, para agotarse internacionalmente a partir de la
gran crisis de 1974-1975 y la depresión inflacionaria subsiguiente ( Pérez, 2004; Dabat y Rivera, 1993), que condujo al
abandono de la convertibilidad del dólar y al fin del sistema monetario de Bretton Woods. En el plano
productivo, el agotamiento del fordismo (base tecno-económica principal del desarrollo del país hasta
entonces) tuvo que ver tanto con la obstrucción del proceso de fragmentación e intensificación del trabajo en
la línea de montaje por la resistencia obrera, 4 como con la saturación del mercado automotriz y de otros
bienes de consumo duradero hacia finales de la época de combustible y dinero barato, en un sector
completamente dependiente de las ventas a plazos. A ello se le agregó la burocratización y corporativización
de instituciones keynesianas, y sus dificultades para atacar la inflación y los crecientes déficits fiscales, lo que
en conjunto determinaron una , caída de la tasa de rentabilidad del capital desde un estimado de 8.3% en
1965, a 7.7 en 1976-1967 y 5.5 en 1971-1973 (Nordhauss, 1974). En ese contexto histórico, irrumpió la revolución
neoliberal conservadora de Thatcher y Reagan, que al destruir las instituciones fordista-keynesianas, abrió
paso de hecho a la revolución informática en ciernes y a un nuevo tipo de capitalismo mundial.

A partir del despliegue de las tecnologías electrónica y las telecomunicaciones, se transformó la dinámica de
la producción y acumulación de capital, dando lugar a lo podría denominarse capitalismo informático (o
informacional) global5 (Castells, 2002; Dabat, 2002). Este nueva etapa histórica de desarrollo del capitalismo se
caracterizará no solo por el despliegue de las nuevas tecnologías y su concreción en la computadora y el
complejo productivo establecido en torno a ella, sino también por ser la etapa de mayor y más acelerada
industrialización de los países atrasados en la historia del capitalismo ( Dabat, 2006), como lo demuestra el caso de
los países periféricos más poblados del mundo como China, India o Brasil. En general, podría decirse que la
nueva conformación espacial del mundo (la globalización) no solo favoreció el desarrollo acelerado de las
nuevas tecnologías a nivel mundial, sino también a los países en desarrollo que supieron utilizaron políticas
adecuadas de activismo estatal y aprendizaje tecnológico como base de un nuevo tipo de inserción
competitiva en las nuevas condiciones internacionales.

1.1 La base informática o computacional del nuevo capitalismo

La electrónica tanto como ciencia o como industria, tuvo un lento desarrollo en el siglo XX, hasta que la
revolución microelectrónica posterior a la segunda guerra mundial (invención del microprocesador) que
posibilitó un crecimiento industrial muy rápido, primero en la industria bélica estadounidense, luego en la
electrónica de consumo con fuerte participación japonesa y, finalmente, en la naciente industria de la
computación de Estados Unidos (Ordoñez, 2004), donde paso a ser desde la década de 1980 la base tecno-
económica de la producción mundial.6 Aunque la computadora, como toda máquina, es un instrumento de
sustitución del trabajo vivo por instrumentos inanimados, su especificidad radica en que sustituye funciones
cerebrales básicas, como el procesamiento de información para producir conocimiento, almacenamiento de
los mismos, la revolución de la comunicación social ( Dabat, 2006) y el impulso más gradual de la automatización
de la producción e informatización de la mayor parte de la economía y la vida social. Por esa razón, el uso
generalizado de la computadora personal (PE) y la "producción flexible" ( Harvey, 1998) en ella basada y sus demás
consecuencias, transformará a la mayor parte de los sectores económicos, la organización de trabajo y los
aspectos fundamentales de la propia vida social y cultural.7

Los avances en tecnologías electrónicas y de las telecomunicaciones llevó a la constitución del nuevo
complejo productivo que Dabat y Ordoñez (2009) denominaron "sector electrónico-informático" (SE-I), 8 compuesto
tanto por bienes tangibles (infraestructura, equipo electrónico, bienes operados por ese tipo de equipo), como
intangibles (software) o servicios (telecomunicaciones) estructurados en torno a la computadora ( Dabat, 2006), las
redes de computadores y sus enlaces con otro tipo de equipos y actividades. El SE-I en conjunción con el
sector científico-educativo sustituyó al complejo automotriz-metalmecánico como núcleo central de la
producción social y dio lugar las llamadas "Sociedad de la Información" ( Castells, 2002) y "Economía del
Conocimiento" (David y Foray, 2002) basada en la investigación científica, la innovación o el aprendizaje tecnológico.
Estos cambios realzaron el papel de la propiedad intelectual y flexibilizaron la producción, dando lugar a un
nuevo tipo de empresa tras-nacional tipo red, de competencia sistémica entre empresas y naciones y de
cadenas productivas globales (Dabat, 2006). En principio, la revolución informática transformó las bases técnicas
de las operaciones bancarias a partir de trasferencias electrónicas, cajeros automáticos y de la ingeniería
financiera, o el uso generalizado de la PE que permitió la difusión de la información y pasó a ser utilizado por
empresas, universidades y comunidades académicas, dependencias gubernamentales y posteriormente, la
población en general. En una segunda etapa iniciada en 1995, se estableció la interconexión electrónica de los
medios de información con el desarrollo del internet, potenciando el papel del SE-I ( Dabat, Ordoñez, 2009).
Finalmente, ya en el nuevo siglo, se llevó a la comunicación digital entre objetos ciberdirigidos, en cuanto
nueva base de la automatización, el control remoto de diversos tipos de dispositivos mecánicos aéreos y
espaciales, terrestres, navales y subterráneos, ferrocarril de levitación magnética o los primeros grandes pasos
hacia la computadora cuántica o las redes comunicacionales de quinta generación.

El despliegue de las nuevas tecnologías, aunque desigual, tuvo un alcance global que revolucionó el conjunto
de las actividades productivas y mercantiles. Sin embargo, dentro de él, cabe distinguir dos lógicas diferentes
de desarrollo tecnológico. La primera es la de los países desarrollados encabezados por Estados Unidos, de
innovación de punta por empresas trasnacionales muy innovadoras, sistemas científico-educativos nacionales
de muy alto nivel y apoyo gubernamental en búsqueda de "rentas tecnológicas" (plusvalías extraordinarias)
crecientemente orientadas a la inversión directa con fines de exportación en países de bajos "costos laborales
unitarios". En cambio, la segunda lógica desarrollada por los países atrasados más dinámicos con gobiernos
desarrollistas activos (a diferencia de los que se sometieron pasivamente a los imperativos del gran capital
trasnacional), privilegiaron la educación masiva y movilización productiva de la población para el aprendizaje
social, el upgrading en cadenas internacionales de valor ( Gereffy, 1998) o las rentas de aprendizaje ( Dabat, Rivera y
Sztulwark, 2009
). Esta orientación fue seguida primero en países como Corea. Singapur o Taiwán y luego, sobre
todo por China e India bajo otras modalidades sociopolíticas y condiciones históricas. Pero como veremos,
estos grandes logros históricos no pueden separarse de sus aspectos negativos u obscuros, que en conjunción
con otros rasgos del nuevo capitalismo dejarán una estela de destrucción, despojo,9 miseria social y muerte.

En términos generales, la economía del conocimiento generó una oleada de desarrollo económico mundial,
que permitió dejar atrás la declinación de las décadas de 1970 y 1980 (con los reparos que señaláramos), que
incluyó a los propios países desarrollados de punta y especialmente a sus seguidores internacionales como
México o las víctimas del mismo en el mundo entero. En la medida en que el uso de la tecnología no es social
ni políticamente neutral,10 la revolución informática sirvió también a la tecnología militar a gran escala, a la
ingeniería financiera especulativa (de trágico papel en la gran crisis económica actual), a la delincuencia
organizada, a la manipulación masiva de la información ( Offe, 1990) y del conocimiento y aún de la política, la
distorsión de las comunicaciones (Portos, 2013), a la conspiración sistémica contra gobiernos progresitas (ver nota
40) y a un tipo de innovación socialmente regresiva o irrelevante en beneficio de los sectores acomodados a
expensas de las crecientes necesidades insatisfechas de la población, que ha conducido a muchos autores a
cuestionar la propia idea de innovación.11

Lo anterior nos lleva a la cuestión de la localización, tanto de los grandes logros como de los aspectos oscuros
del fenómeno estudiado. En los países neoliberales desarrollados que encabezan la innovación de punta, el
ritmo de los avances de la revolución informática y sus derivaciones científico-técnicas más radicales fue
afectado fuertemente por la gran crisis internacional que padecieron para diluirse en gran medida en
cuestiones menores de la electrónica de consumo (sofisticación de teléfonos celulares y gadgets, juegos
electrónicos u objetos suntuarios en general), de equipos médicos muy caros inaccesibles para la gran mayoría
de la población o de equipamiento militar y de espionaje ( Dabat y Leal, 2013). Pero esto no sucedió de la misma
manera con los países hasta ahora más basados en el aprendizaje tecnológico como China, Corea o aún Rusia
del siglo XXI (esta última en casos muy puntuales) que tendieron a acercarse y en algunos casos a nivelarse o
adelantarse sobre todo en las tecnologías básicas que apuntan a ser el sustento de la próxima revolución
tecnológica en ciernes como, según señalan numerosas fuentes, la computación cuántica, las redes
comunicacionales de quinta generación, la energía nuclear limpia, segura y no bélica a base de torio o
hidrógeno, los ferrocarriles entubados de levitación magnética capaces de circular a más de mil km por hora,
o nuevos materiales como el grafeno,12 o el torio (base una nueva tecnología nuclear limpia y civil).
1.2. La globalización como nueva configuración espacial del capitalismo

La difusión internacional de la revolución informática y el nuevo orden mundial neoliberal afectó


profundamente al despliegue espacial del capitalismo, dando lugar tanto a una nueva configuración espacial
de características muy diferentes a las anteriores, como también, por sus características socio-políticas, a un
proceso muy acentuado de polarización social del mundo (Stiglitz, 2006) al que nos referiremos en la sección
siguiente. En términos puramente espaciales (extensivos), la globalización constituye el más amplio proceso
de internacionalización que jamás ha vivido el mundo. Pero el mismo se diferenció de los anteriores, no sólo
por su mayor amplitud, profundidad y "gobernabilidad" mundial (hegemonía indiscutida de una única gran
potencia y sus socios principales, por la unificación y gran ampliación del mercado mundial) o por la
vinculación con el neoliberalismo y los procesos de privatización y desregulación que le siguieron y su
relación con los aspectos negativos del cambio tecnológico que hemos considerado. En su aspecto material, la
especificidad de la nueva y más amplia internacionalización, fue su basamento tecnológico en una
infraestructura informacional completamente nueva (la base material de internet) compuesta por redes de fibra
óptica de cableado submarinos o conexiones troncales terrestres tipo backbone, conexiones satelitales
inalámbricas, redes públicas y privadas de comunicación en tiempo real, almacenamientos electrónicos de
información, cadenas productivas trasnacionales, o magnitud de los intercambios científicos,
gubernamentales, sociales o interpersonales.

El conjunto de los fenómenos mencionados alteró las relaciones entre las naciones, el mundo y las regiones.
Pero también la estructura de la empresa trasnacional y el pasaje a la "empresa flexible tipo red" ( Castells,
2002 13
),  la integración internacional de los mercados financieros o la ulterior desconexión relativa entre los
intereses de la empresa trasnacional y los de su país de origen, vía las "derramas" negativas que llegó a
generar para el primero (Basave, 2012). Pero también del nuevo tipo de competencia internacional "sistémica" de
empresas y naciones, la división internacional del trabajo (inversión industrial acelerada en países
periféricos), la creciente desintermediación bancaria en favor de los fondos desregulados de inversión
(desvinculación del capital-dinero respecto al crédito orientado a la producción), de la magnitud y dirección
de las migraciones internacionales y la constitución cultural de las sociedades pluriétnicas.

La globalización afectó a los canales de comunicación, información y conocimiento (nuevo papel del internet
y de los grandes medios de comunicación de masas) o al carácter y funcionamiento de la delincuencia
internacional cada vez más poderosa y diversificada ( Dabat, 2002). Los fenómenos provocados por la
globalización se extendieron desigualmente en el planeta, tanto al nivel de especialización (centros
financieros crecientemente especializados vinculados a redes de paraísos fiscales, nuevos países periféricos de
industrialización acelerada, nuevas potencias financieras por obra de grandes industrias petroleras como
predijera en su momento Mandel (1975), así la alianza entre el neoliberalismo extremo y el fundamentalismo
islámico. En términos generales, cada país ingresó de distinta manera a la globalización, con mayores o
menores beneficios y perjuicios, lo que no produjo en absoluto una homogeneización del mundo sino más
bien un nuevo tipo de interacción desigual entre capitalismos nacionales ( Anderson, 2003)14 contrapuestos entre sí,
en el contexto de nue

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