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SalmosNuevos PDF
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He rezado, Señor,
en lo profundo de la noche,
en caminos hondos, cerca de tu altar,
a veces, a tientas, buscaba al amigo,
tú me respondías; yo, seguro de tu llamada.
He rezado, Señor,
durante el viento huracanado
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2. SALMO: La roca
Llegan las lluvias y los torrentes,
soplan la tempestad y los vientos.
Pero tu casa inquebrantable
permanece firme sobre la roca.
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3. Salmo: Luz para
mi camino (Sal 26)
Señor Jesús, eres luz para mi camino,
eres el Salvador que yo espero.
¿Por qué esos miedos ocultos?
¿A quién temo, Señor?
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4. SALMO: Mi
corazón está contigo
Mi corazón está contigo, Padre,
mi corazón está contigo.
En este momento,
mi cabeza piensa en ti.
En este momento,
mis ojos miran a tus ojos.
En este momento,
mis manos estrechan tus manos.
En este momento,
mi corazón busca tu voluntad.
En este momento... me decido por Ti.
Como Abraham,
me levantaré y echaré a andar. Sólo Tú eres Dios.
Como Moisés, Sólo Tú eres bendito.
mataré a todos mis dioses. Sólo Tú, liberas.
Sólo Tú, eres fiel.
Como David, Sólo Tú, eres amor.
reconoceré mis yerros. Sólo Tú, eres Dios.
Como María,
escucharé tu Palabra. Mi corazón está contigo, Padre,
Como Pablo, mi corazón está contigo.
arriesgaré mi vida. Seguiré los pasos de Jesús.
Como Jesús, Hoy me decido por Ti.
lucharé por tu reino, lucharé por el hombre.
Y Jesús me dice: ten valor. Yo voy contigo.
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5. SALMO: Salmo para
pedir valor.
Yo te amo, Señor, porque estás conmigo.
Tú eres como peña segura, como un alcázar.
Tú eres mi libertador, mi roca, mi refugio.
¡Eres mi fuerza salvadora,
el escudo que me protege!
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6. Salmo de la
confianza
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mi tu oído y sálvame.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
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7. Salmo de
abandono. (Salmo 21)
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Te grito, Dios, y tú estás distante.
Te grito de noche, y mi voz
se pierde en el vacío.
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8. Salmo de
ofrecimiento. (Salmo
39)
Yo esperaba con ansia a mi Dios;
y él se inclinó y escuchó mi grito.
Me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre la roca.
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9. Salmo para un
corazón fuerte (Salmo
45)
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
es nuestro defensor en el peligro.
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10. Salmo de
corazón abierto (Salmo
62)
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11. Salmo de la
comunidad (Sal 132)
Ved: qué dulzura, qué delicia,
convivir los hermanos unidos.
Es ungüento precioso en la cabeza,
que va bajando por la barba,
que baja por la barba de Aarón
hacia la franja de su ornamento.
Es rocío del Hermón que va bajando
sobre el monte Sión.
Porque allí manda el Señor la bendición:
la vida para siempre.
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12. Tú me sondeas y
me conoces (Sal 138)
Señor, tú me llegaste hasta el fondo
y me conoces por dentro.
Lo sé: me conoces cuando no paro
o no sé que hacer.
Mis ilusiones y deseos los entiendes
como si fueran tuyos.
Todos mis proyectos los conoces
palmo a palmo.
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13. Cántico: Me
sedujiste, Señor.
Jeremías 18, 7-18
Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir.
Al fin, después de tanta lucha y forcejeo,
tu has vencido la resistencia de mi corazón
como la luz vence la oscuridad de la noche.
Se burlan de mí,
como si me hubieras
quitado la libertad de vivir.
Soy escarnio y burla constante;
soy como hueso dislocado.
He dicho a mi corazón:
no volveré a hablar más de ti,
no me acordaré más de tu amor desbordante.
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14. Salmo para
pedir misericordia
(Salmo 85)
Mi corazón es pobre, Señor,
soy como arcilla abandonada
que espera la mano del alfarero.
Pon tus manos, Señor,
tu corazón en mi miseria.
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15. Salmo al único
Señor
16. Encomienda tu
camino al Señor (Sal
36)
No te exasperes por los malvados,
no envidies a los que obran el mal:
se secarán pronto, como la hierba,
como el césped verde se agostarán.
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17. Salmo del
encuentro
Dichoso el que tropieza contigo.
Dichoso el que te encuentra y te descubre.
En cualquier recodo,
en cualquier encrucijada,
te haces el encontradizo con él
y le das la gran sorpresa.
Tú le seduces,
y él lo vende todo para comprarte.
¡Dichoso ese hombre!
Eres el tesoro de la vida.
Lo demás no tiene brillo ni valor, son basura que se
tira.
Tú no te pierdes ni te gastas.
Vale la pena venderlo todo por tenerte.
¡Ojalá me busques y me seduzcas!
¡Ojalá te encuentre
y me vaya contigo dejándolo todo!
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18. Salmo de cercanía (Sal
90)
Yo he hecho de ti mi refugio,
te he tomado, Señor, por defensa.
La desgracia, contigo, no entrará en mi casa,
porque tú me guardas en todos mis caminos.
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19. Salmo de la
Comunidad (S. 132)
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20. Salmo para
alegrarse S. 91
Es bueno darte gracias, Señor, de corazón,
y cantarte con gozo cada día.
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21. Salmo del
corazón generoso.
Quiero compartir mi corazón, Señor Jesús, contigo.
Quiero hacer de mi corazón pan tierno y fresco.
Quiero, Señor del alba, que mi corazón se haga mesa,
mantel blanco de amistad para todos.
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22. Salmo de la
amistad
Voy de camino contigo, Señor Jesús,
al romper el alba.
He dejado atrás la noche
y quiero contigo andar
el camino de la amistad, Maestro.
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