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Historia de los instrumentos quirúrgicos

Posicionar un motivo histórico específico para el advenimiento de los instrumentos quirúrgicos,


tal como los conocemos hoy, aterriza en raíces antropológicas primitivas donde la interacción
especie – adaptación desencadenó el uso de herramientas tan necesarias como gravitantes
en la evolución humana. Hace unos cinco millones de años, el Australopithecus logró tallar la
piedra (lasca) y convertirla en una serie de elementos corto punzantes que utilizaría
primigeniamente en la caza y la defensa. Para el surgimiento del Homo Sapiens y
posteriormente el Homo Sapiens Sapiens (hombre moderno, datado desde hace unos
200.000 años), la gama de utensilios filosos había tomado un rumbo exponencial gracias a la
práctica de técnicas como el pulido, entre otras. Los punzones y agujas de ojo se hicieron de
uso cotidiano y nuevas actividades se volvieron esenciales.

En la Antigüedad[editar]
La trepanación, el acto de perforar el cráneo con motivos médicos, es probablemente la
actividad quirúrgica más remota catalogada hasta ahora por los estudios arqueológicos del
hombre antiguo. Observaciones posteriores a yacimientos fósiles humanos han permitido
definir que inclusive, y a pesar de ser los primeros intentos por trabajar el cuerpo en el ámbito
incisivo, el crecimiento óseo circundante a las trepanaciones aduce que las intervenciones
pudieron resultar igualmente efectivas.
Ahora bien, como todo fenómeno propio de un esquema cultural específico, la evolución de la
actividad quirúrgica se disgrega en calidad y función por todo el globo y encuentra ejemplos
de desarrollo histórico en diversas sociedades. En el Antiguo Egipto, por ejemplo, la
cauterización fue ampliamente utilizada para la eliminación de quistes y tumores, así como
también la curación de heridas abiertas por medio de cintas adhesivas previamente
impregnadas de algún tipo de antiséptico (a saber, miel y harina). En el Valle del Indo, la
civilización Hindú comprendió el uso quirúrgico de una manera particularmente avanzada,
llegando a realizar trasplantes de piel. Cabe destacar la también practicada cirugía de nariz,
sesgada por motivos de orden cívico al ser la rinoplastia básica una condena común por
adulterio. Utilizaron una gran variedad de instrumentos cada uno dependiendo de la patología
a tratar, desde jeringas hasta catéteres y fórceps.
En los siglos V y VI antes de la era cristiana, la práctica y desarrollo quirúrgico se dio en gran
medida por las experiencias de guerra, donde la búsqueda de equilibrio en cuanto al humor
era una de las principales causas para utilizar elementos como el bisturí. Artículos como los
clips metálicos serían requeridos en el acto de suturar y el uso de torniquetes y las ligaduras
de vasos aparecerían hacia el Siglo I. El diverso intercambio cultural derivado de la
exploración comercial y la expansión territorial permitió modificaciones en cuanto al manejo
del material quirúrgico; la seda, por ejemplo, fue utilizada en el cabello trenzado.

El avance a lo largo de la historia[editar]


La primera escuela médica de Salerno, en el siglo VII, es un hito importante en el desarrollo
quirúrgico debido a la pronta enseñanza hacia las normas higiénicas, altamente relacionadas
con el uso de material operatorio y la evolución del paciente. Entre los personajes
relacionados a este periodo destaca Rogerius, que mediante su escrito La Practica Chirugiae,
describe diversas operaciones con el uso respectivo de material y técnicas. A su vez,
maestros como Hugo de Lucca de la universidad de Bolonia implantaron la metodología de
tratamiento en seco, manejando las hemorragias con diversos métodos (cauterio,
taponamiento y ligaduras). Estos conceptos serían conocidos hacia el siglo XVIII como
método de cicatrización por primera y segunda intención. Phillip Syng, en América, incursionó
en las suturas absorbibles, que tuvieron una pronta manufactura en Edimburgo con el diseño
de agujas unidas al elemento de sutura.
La consolidación en la historia se considera a partir de las diferentes culturas. Ya 5.000 años
antes de la era cristiana los egipcios utilizaban un cuchillo especializado para los
procedimientos quirúrgicos en relación al cordón umbilical y su ligadura, visto además como
elemento ceremonial por lo que adquirió una imagen mágica. En india (1600 a. C.) utilizaban
los cuchillos de hierro templado, que hoy son conocidos como de acero. En Grecia y desde la
época de Hipócrates empezaron a ser utilizados pequeños cuchillos con un fin quirúrgico,
representados en el templo de Escolapio hace 2.300 años. Gracias el descubrimiento en
Pompeya de un equipo quirúrgico, se reflejó el avance práctico de bisturí con base rígida, de
cuchillas intercambiables.
En Francia, en los siglos XIV y XVI, existió un progreso en cuanto las suturas y la hemostasia
donde la palabra bisturí como tal fue utilizada por primera vez por Ambroise Paré. Para el siglo
XIX la comercialización de instrumentos quirúrgicos fue encauzada por un maestro cuchillero
llamado Gottfried Jetter, que estableció la primera tienda con estos elementos. Luego de su
puesta en venta, los artículos quirúrgicos tuvieron características específicas acorde con los
métodos de asepsia, eliminándose así diferentes materiales y otros que antes eran utilizados
como hueso o madera. Aleaciones de cromo con acero y la utilización de acero inoxidable
eran preponderantes en estos instrumentos, y se utilizó la esterilización en frío con técnicas de
energía para una mayor precisión en los cortes.

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