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CAPÍTULO I

CONFLICTO ARMADO INTERNO,


DESPLAZAMIENTO, NIÑEZ Y JUVENTUD
U n informe de la Defensoría del Pueblo destaca que
entre enero y septiembre áe 1999 se registraron en el
país 289 masacres, es áecir, una caáa día, En ellas fueron
asesinadas 1357 personas, un promeáio cercano a cinco
seres humanos muertos en cada uno de estos actos de
barbarie. El informe señala también que ei 46.9% de las
muertes fueron ocasionadas por las autodefensas, el 16,7%
por la guerrilla, el 1.3% por miemPros de la Fuerza Pública
y el 35,1 % por grupos sin identificar,
Si bien la historia del país ha estaáo signada por guerras
civiles y enfrentamientos armados, las cifras anteriores re-
velan la intensificación y degradación del conflicto en las
últimas décadas, Miles de civiles asesinados, caseríos ex-
terminaáos, niños huérfanos y mujeres viudas son, entre
otras, las consecuencias más notorias e inmediatas de la
guerra,
En los años ochenta irrumpen en el panorama nacional
las organizaciones paramilitares y crecen notablemente
los grupos guerrilleros. El incremento de los actores arma-
dos se explica, entre otras causas, por la represión del Es-
tado a los movimientos políticos alternativos (lo que reflejó
la incapacidad del régimen político para reconocer e in-
cluir las nuevasjppciones políticas que surgieron en esta
época), el auge del narcotráfico y la agudización de la
crisis económica, resultado del moáelo áe desarrollo im-
plementado,
«Desde entonces y hasta ahora el conflicto armado se ha
caracterizaáo por la descomposición de las partes, des-

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RELATOS DE LA V D L E N C I A • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

dibujándolas como actores políticos por los crímenes con-


tra la población civil»(49), que se ha convertiáo en blanco
sistemático y generalizado de los ataques de todos los
actores partícipes en el conflicto armado interno,
La insurgencia arrecia sus operaciones convirtiéndose en
una amenaza para distintos sectores económicos y políti-
cos, Al mismo tiempo, se fortalecen los grupos paramilita-
res, los cuales surgen como un «terrorismo de extrema
derecha» relacionado con las grandes élites de la na-
ción, especialmente ias económicas, En su aceleraáo
proceso áe áominio territorial los paramilitares áisputan
regiones áe tradicional control guerrillero, acción a la que
denominan «limpieza de zonas». Este proceso tiene un alto
costo social debido a la barbarie y a la sevicia que lo carac-
terizan,
Las organizaciones guerrilleras activas en Colombia tam-
bién contribuyen a la espiral de violencia con la persisten-
te violación de las normas mínimas estipuladas en el De-
recho Internacional Humanitario. Su crecimiento sistemá-
tico y continuo, junto con su fortalecimiento militar, les ha
permitido mantener una fuerte expansión y colonización
armaáa que ias consolida en todo el territorio nacional
(se sabe de la presencia de la guerrilla en 622 munici-
pios)^). Progresivamente los grupos guerrilleros han pasa-
do de actuar en regiones rurales y aisladas a los centros
políticos y administrativos del país; áemuestran presencia
activa en zonas mineras, de importante actividad
agropecuaria, de cultivos ilícitos y fronterizas. El control de
estos lugares les representa importantes ventajas estraté-
gicas en la confrontación 1 ,

informe de la Comisión Exploratoria de Paz, 1997, citado por VARGAS,


Alejo, (1997), «Conflicto Armado Interno en ColomPia y
Desplazamiento Forzoso»,

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CAPÍTULO I • CONFLICTO ARMADO INTERNO

A su vez, las Fuerzas Armadas participan como un actor


más áentro del conflicto, pues el uso de estrategias áe
guerra violatorias del Derecho Internacional Humanitario y
su complicidad u omisión con las acciones de los grupos
paramilitares las involucran como responsables de la muer-
te y el desplazamiento de poPlación civil,
No obstante, no es la violencia por razones políticas sino
la violencia social la que más contriPuye al número áe
homiciáios cometíaos en el país. Durante los últimos diez
años se registraron más de 250.000 muertes violentas y la
tasa anual de homiciáio fue de 70 por cada 100.000 ha-
bitantes, Hoy en día los estudiosos áe la violencia colom-
biana hablan áel entrecruzamiento áe varios tipos y
expresiones de violencia: ei conflicto armado interno, la
delincuencia común, los ajustes de cuentas cotidianos e
incluso los conflictos intrafamiliares, Es de resaltar que en
este panorama la violencia por motivos políticos ligados
a grandes intereses económicos aumenta cada vez más,
En palabras de Alejo Vargas, «el conflicto interno armado
tiene ya casi cuatro décadas de duración y está en pro-
ceso creciente de profundización»(54),
El fortalecimiento de los actores armaáos implica que los
esfuerzos por controlar e influir en los poáeres regionales y
locales áejan a «las distintas regiones de Colombia atra-
vesadas por diversas formas de violencia cada vez más
agudas que impiden el desarrollo humano y el ejercicio
de una cultura basada en la tolerancia y el respeto mu-
tuo»(47),
Una alarmante mayoría de quienes en estos últimos años
perdieron la vida por la violencia política eran civiles des-
armados, ajenos al conflicto, campesinos que vivían en
zonas de actividad guerrillera o paramilitar, o de intensas
operaciones de contrainsurgencia. Según informa la Or-
ganización de Naciones Unidas en los últimos decenios la

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RELATOS DE LA VKDLENCIA • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

proporción áe víctimas áe la guerra entre los no comba-


tientes, incluiáos los menores de edad, ha aumentado de
un 5 a más de un 90%, Es la población civil la que asume
todos los costos de una guerra de la que es partícipe sin
quererlo,
Sin embargo, además de causar pérdida áe vidas huma-
nas, la generalización del conflicto armaáo ha afectado
las redes de bienestar social, tanto áe las familias como
áe las comunidades, debido a los niveles masivos de des-
trucción áe la infraestructura y áe ios bienes privados y
colectivos. Así mismo, la dinámica cultural generada por
la guerra en las zonas de conflicto construye un «sistema
ético» centrado en el poder de las armas y en la violencia
como un modo natural de existir, Bajo el imperio de la
fuerza se destruyen los valores organizados de la vida, la
tolerancia yel respeto por el otro, Es evidente que en este
contexto de violencia, en donde se niega la diferencia y
la posibilidad de expresar lo que se piensa, las posibilida-
des de construcción de la democracia están muy lejos,
Como reacción a la violencia, en los últimos años se han
promoviáo movimientos sociales que presionan por una,
solución política negociada y se oponen al gyance inmi-
• ; nente qe la confrontación armada. En este proceso se
J
destacan la presencia negociaáora áe la sociedad civil
organizada y la convergencia de diferentes sectores y
agremiaciones del país, Todos estos esfuerzos Puscan
definir y concretar la voluntad política, apropiar los recur-
sos necesarios para generar acciones que conOuzcan a
la prevención del conflicto y a materializar una verdadera
justicia social para los ciudadanos colombianos,
A pesar de la búsqueda de una salida negociada y d e
los esfuerzos por humanizar ia guerra, el inyqlucrámiento
de la poPlación civil en el conflicto armado interno no
sólo continúa sino que ha qaqo lugar al desplazamiento

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CAPITULO 1 • CONFLICTO ARMADO INTERNO

interno forzado, fenómeno que implica una enorme mag-


nitud de vidas humanas y que muestra la falta de regula-
ción de las hostilidades.

EL DESPLAZAMIENTO INTERNO FORZADO

« Es desplazada toda persona que se ha visto forza-


da a migrar dentro del territorio nacional abando-
nando su localidad de residencia o actividades eco-
nómicas habituales, porque su vida, su integridad
física, su seguridad o libertad personales han sido
vulneradas o se encuentran directamente amena-
zadas, con ocasión de cualesquiera de las siguien-
tes situaciones; conflicto armado interno, disturbios
y tensiones interiores, violencia generalizada, viola-
ciones masivas a los Derechos Humanos, infraccio-
nes al Derecho Internacional Humanitario, u otras
circunstancias emanadas de las situaciones ante-
riores que puedan alterar o alteren el orden
público».
El desplazamiento interno forzado es un proceso migrato-
rio de familias y personas que habitando lugares específi-
cos, en condiciones de violencia y hostigamiento, bus-
can otros sitios oara proteger sus vidas. En la situación de
desplazamiento «la salida es solo parte del mismo, ya que
son las situaciones previas y posteriores las que le confie-
ren una dinámica particular, que la diferencia de otros
procesos migratorios»2, Esta forma de violencia quebran-
ta la integribad física y psíquica de las personas amena-
zadas porque la faceta de destrucción, miedo e incerti-
dumbre que conlleva convierte a sus víctimas en seres
altamente vulnerables,

1
Ley 387 de 1997,
OSORIO, Edilma, 1993,citada por VARGAS, Alejo, op. cit,

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RELATOS DE LA VIOLENCIA • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

El desplazamiento por violencia política no es nuevo en


Colombia, «En los años cincuenta y comienzos de los se-
senta, la violencia bipartidista causó grandes éxodos de
los campos hacia las ciudades, el piedemonte llanero y
las zonas de colonización de selva húmeáa, Aunque en
toda la décaáa áe los ochenta se presentan migraciones
forzosas, el problema de los desplazados comienza a sen-
tirse en toda su magnitud a partir de 1988 y 1989, cuando
se dispararon las cifras de asesinatos políticos y masacres
en aquellas zonas donde se habían desarrollado luchas
campesinas en el pasado, donde luego se enfrentaban
la guerrilla y el ejército y áonde por ende llegó el narcotrá-
fico a comprar tierras y los paramilitares a «limpiar» la re-
gión»(34),
En Colombia la estrecha relación entre períodos de vio-
lencia y fenómenos migratorios ha sido InnegaPle, pero
en la actualidad el desplazamiento forzado es una de las
modaliáades violatorias de los Derechos Humanos y el
Derecho Internacional Humanitario más grave y frecuen-
te. El desplazamiento se ha convertido en una estrategia
recurrente para lograr una hegemonía política impuesta,
de carácter excluyente, que elimina a los posibles o po-
tenciales contradictores de una contienda política y eco-
nómica. En cada lugar del territorio nacional de donde se
ha expulsado población se ha impuesto un orden social
pensado para intereses particulares que, además, impide
la reproducción iáeológica áe contradictores o críticos.
De acuerdo con información suministrada por la Confe-
rencia Episcopal Colombiana (1997), en la áécaáa com-
prendida entre 1985 y 1994 se registró el desplazamiento
de 600,000 personas; posteriormente, sólo en el lapso de
ios tres años comprendidos entre agosto de 1994 y agos-
to de 1997, 500.000 personas sufrieron la expulsión. Entre

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CAPITULO I • CONFLICTO ARMADO INTERNO

enero y agosto de 1997, es decir, en solo ocho meses, se


calculó el desplazamiento interno en 150,000 personas,
La tendencia creciente del áesplazamiento en los cuatro
últimos años está claramente relacionada con los siguien-
tes factores:
a) La acción paramilitar es responsable del 42% de
los hogares desplazados, Su estrategia tiene dos
finalidades: por un lado, restar apoyo a los gru-
pos guerrilleros sembrando el terror en la pobla-
ción que reside en sus áreas áe traáicional in-
fluencia, así la población campesina resulta hos-
tigada y señalada como auxiliaáora y cómplice,
Por el otro, busca expanáirse y ejercer control
territorial de lugares aptos para ia ganadería, el
cultivo de ilícitos, la explotación esmeraldífera, de
gran Piodiversidaá o potencialmente valorizabies
por la construcción de megaproyectos. En este
caso actúan bajo el auspicio de terratenientes,
comerciantes, narcotraficantes y mafias de es-
meralderos; las masacres, asesinatos selectivos y
amenazas son los mecanismos empleados para
expulsar a la poPlación.
b) El avance y expansión de la lucha guerrillera cau-
sa el 34% de los desplazamientos. La incorpora-
ción consciente de poPlación civil en el conflicto
como auxiliaáor no siempre voluntario y las estra-
tegias de inteligencia y consolidación áe territo-
rios han generado formas intimidatorias o de vul-
nerabilidad de la población, Los atentados a la
infraestructura petrolera y energética producen
impactos medioambientales que perjudican a los
habitantes de la región por cuanto reducen sus
posibilidades de sustento y en ocasiones impiden
el acceso a recursos vitales como el agua,

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RELATOS DE LA VIOLENCIA • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

c) Las operaciones áe contrainsurgencia, inspiraáas


en la doctrinas de seguridad nacional y el ene-
migo interno, han causado el desplazamiento del
14% de las familias incluidas en los registros. El
Ejército Nacional ha sido señalado por respeta-
bles organismos internacionales como uno de los
principales responsables de la violación de los
Derechos Humanos porque, desde la década del
60, ha estimulado la conformación de grupos ci-
viles armados como estrategia de guerra, por sus
acciones de inteligencia y por el bombardeo
como práctica indiscriminada,
El aumento de la impunidad, originada más en el «silen-
cio y la complicidad estatal» que en la ineficacia de la
justicia para cjjrsar.las demandas creadas por el ambien-
te delictivo y de conflicto armado, ha contribuido directa-
mente al fortalecimiento de los actores comprometidos
en la confrontación. A esta situación se suma la crisis pro-
gresiva en el orden social y el fracaso del Estado como
poseedor único y legítimo de la fuerza,
Entre 1985 y el primer semestre de 1999 se registraron
1,600.000 colombianos obligados a desplazarse, de ellos
más de 1 '000.000, es decir casi el 70%, eran menores de
edad 1 . Según otras fuentes2 el 36% de la población des-
plazaáa es menor de e d a d y alredeáor del 13% son mu-
jeres que se han visto obligadas a ejercer la jefatura del
hogar, lo que ratifica la tendencia a la institucionalización

Cifras tomadas de ios informes de la Defensoría del Pueblo, UNICEF y


CODHES,
Consejería Presidencial para los Desplazados (1998). Estadísticas.
Citado en: Plan Nacional de Desarrollo-Bases-1998-2002 «Cambio
para construir la Paz». Departamento Nacional de Planeación.

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CAPITULO I • CONFLICTO ARMADO INTERNO

y feminización de la pobreza, Esta población está imposi-


bilitada para satisfacer las necesidades básicas de la fa-
milia que tiene a cargo lo que repercute notablemente
en la calidaá áe vida de niños, niñas y jóvenes,
Sin embargo, los esfuerzos por cuantificar el fenómeno
resultan precarios y difíciles pues la mayor parte de los
desplazados opta por ocultar su circunstancia, se abstie-
ne de declarar ante las autoridades, de solicitar ayuda
humanitaria y de entrar en contacto con organizaciones
no gubernamentales, Se trata de una actitud comprensible
porque ia experiencia ha probado que a veces los
desplqzados son perseguidos en los sitios de
reasentamiento, Una de las particularidades del despla-
zamiento interno es la tendencia marcaáa áe las personas
a permanecer en el anonimato para garantizar su
seguridad y su vida, especialmente si se trata de
desplazamientos individuales o «gota a gota».
El desplazamiento afecta, de manera indiferenciada, a
pobladores del campo y la ciudad y de cualquier estrato
social. Ni los desplazados ni el desplazamiento son homo-
géneos, hay distintas modalidades de unos y otros. Está el
movimiento áe una zona rural a otra; del espacio rural al
urbano, que es el más frecuente; «dentro de la misma
ciudad o entre ciudades pequeñas; y por último, el des-
plazamiento permanente que obliga a familias enteras a
moverse de extremo a extremo del país e incluso a atra-
vesar ias fronteras del mismo»1,
Aunque la población afectada es, en un gran porcenta-
je, de extracción campesina también se encuentran áe

Clasificación de PÉREZ, Diego, Citado por CASTAÑO, Bertha Lucía.


(1997) «El Desplazamiento y su Problemática Psicosocial».

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RELATOS DE LA VIOLENCIA • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

manera creciente grupos indígenas, afrocolombianos


negros y poPladores de áreas suburbanas. Casi en todos
los casos son familias numerosas cuyaprolelse encuentra
en el período de la niñez o juventud y en las que general-
mente falta el padre porque ha sido asesinado o desa-
parecido,
El desplazamiento forzado suele ser el resultado de un pro-
ceso constante de agresión al que antecede la masacre
colectiva, el asesinato individual, la amenaza y el terror,
En este fenómeno pueden definirse tres momentos signifi-
cativos:
1. Los hechos y situaciones de violencia que lo an-
teceden -el antes-,
2. La migración que trae consigo la ruptura Pe una
concepción y forma de vida -el áurante-,
3. El esfuerzo posterior por recomponer la vida en
lugares por lo general hostiles y extraños, con in-
dudables desventajas económicas, sociales, cul-
turales y políticas -el después-,
Las diferencias en el desplazamiento están áeterminadas
por la dinámica del conflicto que caracteriza cada zona,
el tipo de hostigamiento y las personas hacia las cuales se
dirige.
De acuerdo con la forma y la organización del éxodo,
íntimamente relacionadas con el tipo de hostigamiento
utilizado, existen las siguientes modalidades de desplaza-
miento:
1. Salidas espontáneas,
2. Salióos desorganizadas por persecución selectiva,
Pueden ser desplazamientos solo de jefes de fa-
milia, individuales o de toda la familia,

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CAPÍTULO I • CONFLICTO ARMADO INTERNO

3, Éxodos organizados masivos por hostigamiento


generalizado hacia centros administrativos para
negociar con las autoridades,
El desplazamiento individual y unifamiliar, que implica pre-
carios niveles Pe organización e interlocución con el Esta-
áo, es la principal modalidad del desplazamiento forzado
en Colombia y las ciudades capitales los más importan-
tes centros de recepción, en particular Bogotá, a OonOe
se calcula que durante el primer trimestre de 1999 llega-
ron 8.100 personas,
Ei proceso áe desplazamiento también se diferencia por
el actor armado que ejerce la presión, por las zonas de
llegada, por las acciones o relaciones áe organización
en la ciudad (alóergues para colectivos de desplazados
o para desplazados dispersos) y por el sector social afec-
tado: propietarios/as independientes, campesinos/as, co-
merciantes, hacendados, líderes; trabajadores/as áe base
-militantes políticos, activistas áe derechos humanos, sa-
cerdotes, religiosas y agentes de pastoral-, dirigentes cívi-
cos, líderes indígenas y sindicales, empleados/as públicos,
maestros/as, jueces y empleados/as de la rama judicial,
Las conáiciones actuales del conflicto hacen difícil, en el
corto plazo, el retorno. La mayoría de veces las tierras aban-
donadas son ocupadas por grandes propietarios o por
familias en Pusca de propiedad; en otros casos los pro-
blemas de orden púPlico se agudizan impidiendo que las
familias retornen y recuperen sus pertenencias. Durante
los últimos años ha sipo mínima la poPlación en situación
de desplazamiento que regresa a sus tierras qe origen,
«en estos casos se contaPa con experiencia organizativa
previa al desplazamiento y se reciPía el respaldo de otras
organizaciones populares y no guPernamentales»(34),
además, la tierra no había sido ocupada y la situación de
orden público estaba controlada,

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RELATOS DE I A VKDLENC» • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

NIÑAS, NIÑOS Y JÓVENES


EN EL CONTEXTO COLOMBIANO

«Con profunda tristeza y con dolor de colombianos, de-


bemos informar ai país que iuego de siete años de ser
expedida la Constitución Política, y después de ocho años
de ratificación de la Convención Internacional de los
Derechos del Niño por parte del Congreso Nacional, tex-
tos en los cuales se establece la prevalencia de los dere-
chos de la niñez y el interés superior del menor, hoy afir-
mamos que una vez más Colombia es un país de espal-
das a su Infancia y que los derechos de los niños no están
prevaleciendo sobre los derechos de los demás» ,
Así, áe manera tan crítica, comienza el balance que hace
la Defensoría del Pueblo sobre la situación de los niños,
niñas y jóvenes colombianos en 1998. Sin embrago, resul-
ta aún más crítico encontrar que un año después la situa-
ción no sólo no es diferente sino que, por el contrario, la
violación flagrante de ios derechos funáamentales de los
niños, niñas y jóvenes persiste y se aguáiza, pues son una
población permanentemente amenazada y vulnerada en
el contexto de guerra en el país.
Según datos estimativos del DAÑE en Colombia hay
16722,708 menores de 18 años, que representan un
41,5% del total de la población áel país, Son el grupo
afectado con mayor rigor por los problemas derivados de
las crisis sociales, políticas y económicas que sacuden a
la nación.(1 7)
Se calcula que 38,5% viven en situación de pobreza y, de
éstos, 1 7,5% en situación áe miseria, Cerca de 1700.000

LINARES, Beatriz, (1998) «Estado de los Derechos de la Infancia a 1998»,

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CAPÍTULO I • CONFLICTO ARMAEX} INTERNO

adolescentes entre 12 y 1 7 años y 800.00 niñas y niños


entre 6 y 11 años se ven obligados a trabajar, de ellos el
80% se vincula al sector informal áesempeñanáo ocupa-
ciones de riesgo, sin ningún tipo de seguridad social y en
condiciones de explotación, pues no son remunerados o
no alcanzan a recibir la mitad del salario mínimo legal.
La situación de este grupo se agrava por la alta tasa de
deserción escolar que alcanza un 35%, especiaimente
Purante los tres primeros años de vida escolar, lo que sig-
nifica que niñas y niños obtienen una muy pobre capaci-
tación debido a que solo alcanzan los niveles básicos de
lectura y escritura, La deserción es ocasionada, en gran
medida, por la calidad poco satisfactoria de la educa-
ción y la incapacidad del sistema escolar para asegurar
su permanencia. En Colombia aún hay niveles áe analfa-
betismo del 10% en zonas urbanas y del 30% en zonas rurales,
El grupo más vulnerable lo conforman los niños y niñas
entre 5 y 14 años áe eáad quienes también son las ma-
yores víctimas de maltrato intrafamiliar y abuso sexual. La
pobreza generalizada potencia la violencia en todas sus
manifestaciones -social, económica, política y cultural-,
aumenta la inserción áe los menores de edad en la con-
frontación armada -Pien sea en zonas rurales o urPanas-
y aguáiza los efectos áel conflicto en los niños, niñas y
jóvenes que viven ia situación áescrita,
Factores como la edad y el sexo son determinantes en la
manera como los niños, niñas y jóvenes sufren los efectos
dei conflicto armado interno, Muchos de ellos que viven
en zonas de comPates han sido víctimas áe atentaáos
contra la viáa y la integriáad personal, de secuestro y
desaparición forzada, han siáo testigos de los asesinatos
de sus padres o parientes cercanos, de la destrucción de
sus hogares y de sus comunidades o han presenciado

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RELATOS DE LA V O L E N C H • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

masacres, han resultado heridos, torturados y mutilados


en los enfrentamientos,
Estudios de ia Defensorio del Pueblo, UNICEF y otras orga-
nizaciones muestran que es imposible hacer un cálculo
preciso áe los niños y niñas que quedan huérfanos y en
condiciones de abandono -muchos de ellos son objeto
áe adopciones ilegales-, de los que sufren las múltiples
privaciones propias Pe los conflictos armados -los bom-
bardeos destruyen las cosechas y matan los animales
domésticos disminuyendo o eliminando sus fuentes de
subsistencia-(50), de las víctimas del terrorismo y de los
afectados por los químicos -intoxicación o alergia- utiliza-
dos para la fumigación de cultivos ilícitos en zonas carac-
terizadas por la constante confrontación armaOa.
Investigaciones de diferentes organizaciones gubernamen-
tales y no gubernamentales han establecido que es en el
combate y el desplazamiento donáe hay mayor implica-
ción áe menores de edad como participantes activos y
como víctimas, y que esas modalidades de violencia -las
más recurrentes- son las que generan los daños y pérdi-
das más profunáos,
Los niños, niñas y jóvenes soldados son estadísticamente
invisibles porque los grupos armados niegan o enmasca-
ran su incorporación a las filas de combatientes, Sin em-
bargo, la presencia de menores de edad entre los efec-
tivos de los diferentes actores que participan del conflicto
está confirmaáa; se calcula que existen, aproximadamen-
te, 6,000 niños combatientes a pesar áe que la Conven-
ción Internacional de los Derechos del Niño y las normas
áel Derecho Internacional Humanitario prohiben explícita-
mente el alistamiento de menores de quince años,
- UNICEF y la Defensoría del Pueblo han establecido que los
diferentes grupos armados'prefieren niños y jóvenes como

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CAPITULO I • CONFLICTO ARMADO INTERNO

combatientes porque son menos propensos a áesertar,


no reclaman salario, se someten más fácilmente, acatan
mejor y más rápido las órdenes que se les imparten y por-
que en las acciones de comPate demuestran más valor,
agilidad, viveza e impavidez frente al riesgo y la muerte
que muchos adultos, por lo cual los escogen como escu-
dos humanos. Finalmente, en caso de ser atrapados o
desertar los ampara el código del menor,
Muchos niños, niñas y jóvenes son incorporados forzosa-
mente porque los ejércitos obligan a las familias a aportar
un hijo a la guerra, se han presentado casos de enfrenta-
mientos entre hermanos reclutados por diferentes grupos,
Muchas familias se desplazan por el temor o las amena-
zas de guerrilla y paramilitares de «quitarles» un hijo o una
hija. En el momento en que entran a las filas estos niños,
niñas y jóvenes pierden las pocas oportunidades educati-
vas que tenían y el contacto cotidiano con sus familias y
comunidades de pertenencia, en otras palabras, su so-
cialización queda en manos de los grupos armados, En
este complejo contexto se va generando «una modali-
dad relacional basada en el autoritarismo y en el desco-
nocimiento del Joven como sujeto de derechos, con au-
tonomía y libertad propias»(l 5),
En Colombia la vinculación y la afectación de los niños y
jóvenes en los conflictos armados han sido una constante
desde las guerras civiles del siglo pasado, cuando eran
utilizados como perpetradores o como instrumentos para
desestabilizar el conjunto social, En la guerra sin límites que
vive el país en la actualidad mueren d o c e niños
diariamente'.
Los conflictos armados se han prolongado durante años y
han expuesto a generaciones de niños, niñas y jóvenes a

Revista CAMBIO (1999) «Los niños de la guerra» No, 318,

53
RELATOS DE LA VIOLENCIA • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN I A NIÑEZ V I A JUVENTUD

niveles preocupantes de violencia; la lógica de la guerra


se ha vuelto nefasta para su desarrollo, El temor a organi-
zarse, cada día más generalizado, «impide a los niños y
jóvenes ejercer su derecho a opinar y participar liPremen-
te en cuestiones de carácter social y político, io cual pone
en peligro las perspectivas de construir una democracia
participativa»(2), Desde temprana eaad los menores
aprenden a áesconfiary no opinar para evitar señalamien-
tos por las posiciones o tendencias políticas de sus padres
quienes, por temor, imponen a sus hijos un régimen de
silencio.
La socialización en y para la violencia, el clima áe terror y
el peligro constante destruyen los sentimientos de solidari-
dad entre la gente y desestructuran las redes sociales pro-
duciendo un aislamiento progresivo y con ello un «efecto
polarizante»(2) que ubica a todos en uno u otro bando,
Los niños, niñas y jóvenes sometidos a este proceso de
socialización en el conflicto armado interno, introyectan
simpólos, valores y medios particulares, se adaptan al con-
flicto cultivando una disposición a participar en él, se con-
vierten en multiplicadores de una «cultura bélica donde
prolifera la conciencia de que las armas dan respeto,
poder y seguriáaá y ven en ellas la posibiliáad de obtener
identidad, el estatus y la protección que la familia, la co-
muniáaá y el Estado no les han brindado»(2),
' Los niños expuestos a la guerra definen su existencia en
términos de hostilidad contra el enemigo porque los senti-
mientos áe odio que les inculcan les impiPen consiPerar
a los otros como ciuOaqanos del mismo país, que han
asumido ideologías diferentes, En la instrucción para el
combate no se les enseñan conceptos como poPlación
civil no armada, Derecho Internacional Humanitario, esta-
do de indefensión o, por lo menos, algún código de ho-
nor en donáe se respete a los niños, a los ancianos y las

54
CAPÍTULO I • CONFLICTO ARMADO INTERNO

mujeres. Esta insensiPilidad es predecible si se considera


que a ellos mismos no se les respeta su condición de niños,
niñas, jóvenes y de civiles.
La mayoría de los niños, niñas y jóvenes implicados en el
conflicto armado tienen una historia personal de maltrato,
abuso o péráida de algún familiar, Los niños que ingresan
a un grupo por voluntad propia lo hacen por la falta de
oportunidades y la pobreza, «pertenecer a alguno de los
bandos en conflicto se convierte en una opción de vida
mucho mejor, para esos miles de niños, niñas y jóvenes
colomPianos que habitan en las zonas de conflicto a don-
de el gobierno no llega»1. Allí reciben alimento, vestido,
algo de dinero, atención en saluá cuanáo lo requieren y
adiestramiento en el uso de armas a cambio de sus servi-
cios en la fabricación, siembra, búsqueáa y/o destrucción
áe artefactos explosivos, en labores de inteligencia o en
el transporte de suministros de todo tipo,
Los adolescentes socializados en áreas de conflicto están
desarrollando su identiáaá y buscando un sentido y un
significaáo social para sus vidas, en sus mentes las ideolo-
gías y doctrinas de los actores armados, presentadas como
imágenes válidas del mundo, encuentran un terreno fértil,
Los niños manipulados por los aáultos pueden convertirse
en autores de violaciones a los Derechos Humanos por-
que la violencia y PrutaliPad que presencian influyen en
sus valores y actitudes, lo cual se manifiesta en la manera
como asesinan, o han visto asesinar, secuestran y áisparan.
Durante los últimos años Piversos sectores han emprendi-
do esfuerzos por una concreta y pronta desvincuiación
de los niños áe la guerra pues mientras más tiempo pase,
menos posiPilidades tendrán las y los combatientes de

Ibid, Pag. 18,

55
RELATOS DE LA VIOLENCIA • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

reanudar su vida sin tropiezos, Se considera que «un niño


de doce años que antes era alegre puede volver a su
hogar como un hosco adolescente de dieciséis años que
ahora se consiáera agresivo e independiente»1,
Los jóvenes combatientes que logran desvincularse han
áesertaáo, han sido capturados o han sido entregados
por los grupos como resultado de acuerdos con las auto-
ridades u organizaciones humanitarias, La desvinculación
es un proceso difícil y doloroso porque el menor entra a
formar parte de una socieáaá -que no está preparaáa
para recibirlo- sin familia; sin educación, sin formación
laboral y sin relaciones afectivas que lo ayude en el tránsi-
to a la viáa civil.
Es claro que la situación de la niñez y de la juventud en
Colombia está en deterioro progresivo y que las posibili-
dades de supervivencia disminuyen. Los mecanismos de
protección establecidos por el Estado no tienen la capa-
cidad de respuesta necesaria, son insuficientes y la ma-
yoría de las veces ineficientes para hacer frente a las com-
plejas condiciones de orden social, político y económico
que deben enfrentar los niños como miembros de esta
sociedad,
Aunque existe un cierto conocimiento de los niños y niñas
involucrados como «actores activos» en el conflicto ar-
mado interno, los estudios nacionales acerca áe los efec-
tos que sobre ellos genera el desplazamiento forzado, aún
son escasos. Pretendemos contribuir a llenar este vacío
que, indiscutiblemente, impide ver de manera particular
los impactos del desplazamiento forzado y las nuevas reali-
dades de vulnerabilidad en estos dos grupos de población,

GRACA, Machel, Citada por Defensoría del Pueblo, (1997) «La Niñez
y sus Derechos». Boletín No 3.

56
GLORIA, 10 ANOS

"Nos tocó venirnos de la violencia,


desplazados, con todos nuestros amigos,
o pata pelada"

Nosotros somos cinco mujeres y áos C;.-..<


hombres, mi mami y mi papi, yo tengo
10 años. Somos be una vereba que se y \ - /••
llama San Isiáro en Rioblanco, queáa ' -y>-
cerquita áe Puerto Saláaña y áe Cha- / F\ \
parral. En San Isiáro hace mucho, mu-
cho calor. De allá lo que más me gusta-
ba eran las flores, los claveles y las fru- Gloria, 10 años
tas, había hartas frutas, por eso no
aguantábamos hambre. Se ban cosas ricas be comer
como el aguacate, la yuca, el plátano, la naranja y la
manáarlna. Hay animales muy bonitos como el conejo,
el gurre [armaáillo], el ñeque (parece una oveja], el teche,
el azulejo y el loro. Allá poáíamos llevar el agua áe una
quebrada que quedaba por ahí cerquita.
Mi casa en la vereda era bien grande, tenía áos piezas,
mi papá áormía con mi hermano mayor que se llama
Ernesto y mamí áormía con nosotras. Tenía zarzo tam-
bién, que era bonáe las gallinas iban a poner.
Sembrábamos yuca, plátano, maíz, cebolla, cilantro, café,
cacao y tomate: teníamos marranos, gallinas, gatos, va-
cas y hartos animales como culebras granaos y pequeñi-
tos, a esas yo les tengo mieáo porque lo pueáen moráer
a uno. También había arañas chiquitas, a esas no les ten-
go mieáo, a las granáes sí. Allá le ayuáábamos a papi en
el campo, a sembrar o a recoger el café o el cacao y a
guachapiar. A mami le ayuáábamos a cocinar y a arre-
glar la casa. Jugábamos a la profesora, al balón, a saltar
lazo, al gato y al ratón. No aguantábamos hambre, tobas

57
RELATOS DE LA VKXENCIA • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA J W E N I U D

las semanas mi papi nos compraba el mercaba para la


semana y cuando se demoraba la comláa comíamos
yuca, perico o plátano asaáo o nos íbamos a los árboles
a coger plátanos.
Contaban muchos cuentos. Allá mantenían las brujas. Un
áía a mi mamila asustaron porque le tocaron la cara con
una mano peluáa. A mi hermano lo asustó el pollito áel
silbiáo, se llama así porque es pequeño y silba cuanáo lo
ve a uno. También está el áiablo, un bía salíamos áe la
escuela y áijeron: "ahí viene el áiablo!" y lo vieron sentaáo
en una pieára. Cuanáo estaba en el Tolima, mi primo
me contó la historia áe la patasola, una vez ella se fue
con el esposo por allá, se cansaron y se hizo áe noche,
entonces se fueron a traer leña para calentarse pero no
consiguieron, cuanáo amaneció escucharon un grito y
áijeron "esa es la patasola". A mi me alo mieáo y risa cuan-
áo me contaron esa historia. Otra vez unas niñas que eran
amigas mías se fueron a coger leña a esconáiáas áe la
mamá, cuanáo áe pronto las iba perslgulenbo una som-
bra, sueltan ellas ese pucho áe leña y echan a correr... y
era la sombra be ellas mismas.
La gente áe San Isiáro era muy noble, si uno les peáía un
favor se lo hacían, le regalaban o le prestaban comiba,
pero aquí en Soacha no es así. Nosotros vivíamos mejor
en el campo, por allá estaba uno tranquilo, poáía jugar y
anáar, en cambio por ooó vienen y se lo roban a uno. Por
eso nosotros nos queremos ir para el campo, porque allá
teníamos plátano, frijol, gallinas, vacas, marranos, caba-
llos y caña.
El problema be allá es complicaáo porque pasan los unos
y los otros. Si pasan los paramilitares por áonáe uno está la
guerrilla se enoja y si pasan los áe la guerrilla los otros tam-
bién, áe ninguna manera se pueáe, ese es el problema.

58
GLORW, 10 AÑOS

Por eso nos vinimos áe la violencia, la guerrilla áijo que si


no nos veníamos nos mataban. Nos tocó venir áesplaza-
áos con todos nuestros amigos y a pata pelada, así como
estábamos, con la ropa que teníamos puesta no más. Y
no poáíamos sacar naáa áe la casa porque nos tiraban
bombas, teníamos que arrancar a correr.
El día que nos vinimos estaba sonando plomo áesáe las
cinco áe la mañana, a las seis ya estaban quemanáo las
casas, empezó a bajar gente y tobos nos áecían que sa-
liéramos. Cuanáo nos salimos cayeron áos bombas en la
casa. Nos focó correr, yo sentía que me iban a matar y
que áe pronto no poáía seguir. Pensaba que si nos venía-
mos por acá áe pronto nos perseguían.
Después nos fuimos para el Puerto y áuramos unos áías
allá, pero no había comláa y nos tocó aguantar mucha
hambruna, por eso tuvimos que venirnos para acá.
A la casa áonáe llegamos primero nos cobraban arrlen-
áo, nos tocó irnos a otra, pero allá no llega agua y sí toca
pagar servicios áe toáo. Donáe vivimos hay solo áos cuar-
tos, una cocina y un baño. Vivimos papi, mami, mis cinco
hermanos, mi abuela, mi tía Margarita, mi tía Doris y mi
tía Rosalba con toaos mis primos porque a ellas les mata-
ron el mariáo en Rioblanco.
No tenemos naáa y el señor donde vivimos va a vender la
casa, no sabemos para áónáe coger. Mi papá no está
trabajanáo, el que trabaja es un primo, él consigue la
platica. A veces mi mamá lava ropa o va y arregla otras
casas. Yo no estoy estuáianáo, mami alce que no poáe-
mos ir a la escuela con hambre.
A nosotras nos toca cocinar, lavar la loza y arreglar la casa,
a ratos Jugamos. Mi mamá y mis tías nos mandan a con-
seguir leña para cocinar, pero la leña se consigue es en

59
RELATOS DE LA VOLENCLA • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA ÑINEZ Y LA JUVENTUD

el campo, aquí es muy escasa. Toca cocinar con leña


porque el combustible es muy costoso.
Estamos muy aburribas porque a veces nos miran feo por
lo be áesplazaáos y porque nos toca aguantar mucha
hambre. Aquí noble le fía a uno, si no hay plata no se
puebe comer. Allá cogíamos las maticas y comíamos,
buscábamos por ahí plátanos o cualquier cosa áe co-
mer. MI primo Anbrés le áice a mi tía que cuanáo salga
en diciembre se vayan para el campo porque por aquí
¿qué estamos haciendo nosotros?
En San Isiáro no se robaban los niños, allá uno poáía salir a
jugar por donde sea y no le pasaba naba, pero acá no
nos áejan salir porque nos pueáe pasar algo, hay mucho
gamin, ellos se embazucan y se roban los niños. Un áía
áoña María avisó por el parlante que se estaban robanbo
los niños, se los roban para venáerlos o para sacarles los
ojos y venáer los órganos.
Por acá al frente áe mi casa hay un embazucaáo, a ve-
ces cuanáo se toma esa cosa llega a pelear con el her-
manlto pequeño. A mí nunca me han ofreciáo ároga, si
me ofrecieran yo no aceptaría porque cuanáo crezca
uno se enseña a eso y áespués tiene que pagar muy caro.
Yo quisiera regresar al campo, pero ahora no se pueáe
porque lo friegan, si uno vuelve la guerrilla o los paramili-
tares lo vuelven a sacar. Yo pienso a veces que me gusta-
ría estuáiar y trabajar, ser profesora.

60
CAMILO, 9 AÑOS

%
Por esos muertos nos vinimos'

Antes be llegar a Soacha mi familia y yo #*"%


vivíamos en Los Llanos, en la vereba \-
Puerto Rico. Teníamos una casa gran- r'^T'x _/-'
de, allí vivíamos mejor. Mi papá tenía V / -F r '
yuguera y platanera, había muchos TíT'
venabos, rungos y pechi-blancas, que
eran unos animalitos que volaban, a
veces mi papá las bajaba áe un tiro. Camilo, 9 años
Allá la vláa era bonita, hacía mucho
viento, había una quebraba áonáe mi m a m á iba a la-
var, nos bañábamos y también pescábamos bocachicos.
Había potreros, caballos y un río que se llamaba La Lináo-
za. Ese río era tremenáo, se llevaba las piebras y las ma-
tas be plátano, teníamos que pasarlo en una 'volaáora',
que es como un barquito. Sobre el río había unas casas
áonáe venáían pollo, gallina, marrano asaáo y toáo lo
que amanecía lo botaban al río para que se lo comieran
los pescaáitos. Pero nosotros nunca bajábamos a Linboza
cuanáo había fiestas, había borrachos y a mi m a m á no
le gustaba porque mi papá peleaba mucho.
MI m a m á nos hacía tinto por la mañana y nos íbamos
para la hacienáa áonáe trabajaba mi papá. De camino
a la hacienáa había un río granbe con un puente para
que uno no se cayera, pasábamos al otro lobo y mi papá
se queáaba en la haclenba. que era be un señor bon
Hugo. El trabajo áe mi papá era coger unos caballos y
llevarlos al potrero, por las taraos coger los becerritos y
amarrarlos y ya por la mañanita se venía a la casa para
oráeñar las vacas. Esa hacienáa tenía mucho ganaáo,
tanto que casi no cabía en el corral.

61
RELATOS DE LA V O L E N C I A • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

Cuanáo estábamos en la casa jugábamos con las gallinl-


tas, ellas se áejaban coger y mi hermana Tita, la más chi-
quita, les echaba el maíz. Mis hermanas y yo jugábamos
a las cogiáas, con los carros y a montar en una bicicleta
que era áe mi papá; a veces nos íbamos a conseguir
leña cerca be los caños. Yo también cargaba agua. Con
una caneca y un palo iba a Henar la fina a la quebrada y
mi hermana Julieth me colaboraba. También ayudaba a
cortar la leña y traerla a la casa. Por las taráes, cuanáo
mi m a m á se iba para la hacienba, nos queáábamos con
mi hermana Julieth hacienbo el almuerzo: pescaba, yuca,
arroz y salsa. El pescaáo era áel que yo traía áe la que-
braba, lo pescaba con un anzuelo. Si hacíamos mal el
almuerzo mi m a m á nos pegaba cuanbo volvía.
Tobos los áomingos íbamos a misa; m a m á se queáaba
en la hacienba y papá y yo nos íbamos para misa y des-
pués al mercado. Mi m a m á se venía para la hacienáa a
mirar televisión con Lina, Julieth y Tita. Mientras mi papá
tomaba yo alistaba, compraba toáo, él me áaba la pla-
ta, después como él tenía la parrilla en la bicicleta, yo le
ponía tobo eso ahí, me iba en un caballo y lo esperaba
en la bocatoma para irme con el paquete para la casa.
Mi m a m á era la que le daba la plata y si no le traía com-
pleto lo que ella le decía se separaba be él, por eso le
traía tobo, porque un bía ella dijo que se Iba a separar de
él y le sacó la ropa y se la botó.
A veces los áomingos mi papá se iba de cacería con los
perros Azabache, otro que se llamaba también Azaba-
che y Canela, que era una perra. Cuanbo eso comíamos
carne porque mi papá mataba los rungos, con ese perro
Azabache que se ponía en una carrera a alcanzarlos y
los morbisqueaba. Esa carne era muy rica.

62
CAMILO, 9 AÑOS

Yo no estuáiaba porque la escuela era lejos, como a bos


horas. Estuve muy poquito tiempo, una semana, m e iba a
pie solo pero me sacaron porque queáaba muy lejos.
Un áía, cuanáo estábamos allá, mi papá llegó con rabia
a pegarle a mi m a m á en la cara y ella se guaráó una
navaja entre el pantalón porque si la buscaba más pues
lo mataba. Era que él le pegaba mucho porque tomaba
mucho, pero nunca se caía al suelo. Él tomaba en Linbo-
za y eso quebaba lejos be la casa áe nosotros, a veces no
podía subir la loma, entonces se acostaba en la mata be
gualdas, hasta que un áía pasó la bruja, lo haló áe las
patas y se cayó a un caño, áespertó y subió con la cami-
sa toba rasgaba.
A mí también me pegaba si me portaba mal en la es-
cuela. Me pegaba con una rama. Aquí en Soacha tam-
bién me pega porque a veces yo les pego a mis herma-
nas, pero es que cuanáo estoy hacienáo alguna cosa ellas
van y le alcen a mi m a m á y ella me pega con una co-
rrea. Y eso que yo me porto bien con mi mamá, yo la
quiero mucho a ella, más que a mi papá porque ella casi
no me pega, mientras que mi papá sí.
Mis hermanas y yo vivimos un tiempo en la casa áe mis
abuelos. Nos bejaron allá porque fastiáiábamos a mi
m a m á y cansábamos mucho. Con mis abuelos estuvi-
mos como bos meses, ellos vivían en el Tolima, en Cam-
po Alegre. La casa era be palmas, fresca, allá mi m a m á
tenía el chinchorro para áescansar. Cuanáo el perro veía
vencaos salía latiendo, nosotros Jugábamos por ahí con
el agua. Cuanbo hacía viento no le baba a uno frío por-
que por la mañana calentaba el sol muy terrible, en el
Tolima hacía mucho calor, por eso era muy aburriáor En
invierno hacía un viento tremenáo que un áía tumbó pa-
los a la lata. Mis papas no estaban con nosotros, ellos sólo
nos manbaban mercaba.

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RELATOS DE LA VOLENCLA • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

En Linboza, cerca de Puerto Rico donáe vivíamos, unos


señores boleaban mucha bala, becían que era la guerri-
lla. A veces echaban bala porque pasaban unos venabas
muy granbes y ellos los mataban para comer. Nosotros
nos quisimos venir porque mi m a m á les tenía mucho
miebo, ellos beban mucha bala por ahí cerca be la casa
y be pronto caía un tiro cerca áe áonáe mi m a m á esta-
ba lavanbo y la mataba. A nosotros nunca nos bieron
porque bon Hugo era amigo be nosotros y no bejaba.
Allí mi papá cargaba una navaja entre la espaláa y el
pantalón, para donde va la carga, todavía la tiene. Tam-
bién tenía una escopeta, pero tobo eso se le peráió, un
martillo, áos peinillas, la escopeta la áejó secanáo y la
guerrilla vino y se la llevó.
Un áía un hombre se puso a buscarle problema a mi papá,
era guerrillero pero se quitó la muáa áe guerrillero y botó
toba esa ropa. Como él miraba y miraba a mi papá, yo
le contesté un bía buró y me bijo: "este guambltico está
con ganas áe que lo mate", y dijo mi papá: "Mátelo" y se
le fue acercanáo, se le fue acercanáo, mi papá se paró
y le metió la navaja, ahí queáó el hombre. Eso fue en un
pastal, nabie se bio cuenta. Primero mi papá le alo áos
pataáas y se cayó, empezó a gritarme que viniera, yo fui
y le saqué la navaja áel estómago al señor la lavé en un
charqulto y echó a chirriar esa sangre en el agua.
La noche áe la navaja hubo un rayo tremenbo. Yo me fui
caminanáo a la hacienáa y ensillé un caballo alto y muy
brioso, cambié ese caballo y cogí una mulita chiquitica
pero que no pobía ni brincar. Al fin, ensillé bos caballos, le
llevé un caballo a mi papá y otro para mí, lo ayuáé a
subir, lo amarré con el lazo y lo traje bespacio. Llegué a la
casa bonbe mi mamá, que estaba asustaba, y le bije:
"mamá, venga y me ayuáa a bajar a mi papá", ella lo
ayuáó a bajar y lo acostó en la cama.

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CAMILO, 9 AÑOS

Vt» sentí mucho miebo cuanbo le saqué la navaja áel es-


tómago al señor. Desáe ahí los rulóos me molestan, me
acueráan áe mi papá, me áio mieáo cuanáo mi papá
mató a ese hombre, be cómo el agua chirriaba cuanbo
lavé la navajo.
Al otro áía, cuanáo se le pasa la borrachera, mi papá se
asustó mucho. Le contó a mi mamá y ni poquito áe mie-
áo le áio. Él me áio las gracias, se fue a trabajar, me llevó
al pueblito y me compró unas galletas y unos panes.
En los áías que siguieron mi papá no nos poáía pegar
porque estaba cerquita el otro señor, uno como mono
alto, con otro, esos también fueron muertos be un tiro que
les zampó mi papá, los mató Juntos a la vez. Eran guerri-
lleros pero no poáían matar a mi papá porque áon Hugo
no dejaba. Mi papá enterra lloranbo a los bos manes esos
que mató, trajo un tractor por allá áe Villavo y se los pasó
por encima, aplananáo la tierra.
MI papá soñaba mucho con ellos y se áespertaba áe no-
che, una vez lo áespertó el ruiáo áe un pájaro y se levantó
a matarlo con la escopeta. Por esos muertos nos vinimos.
Un día don Hugo salió con un camión lleno áe ganaáo y
otro áe caballos, nos trajo en los camiones. El chofer nos
bejó en un sitio que se llama Piraguas, él venía hasta ahí a
traer el ganaáo, eso queáaba lejos, se gastaba uno me-
dio bía. Nosotros nos vinimos obelante en el carro que
traía el ganaáo, en áonáe va sentaáo el chofer, que era
uno áe los ayuáantes que tenía áon Hugo para que le
manejaran los camiones.
Como el camión nos llevaba hasta la mitab be la carre-
tera no más, entonces mi papá traía la bicicleta monta-
ba. Se la áio a mi m a m á para que ellas se fueran las tres,
con Tita y Lina que son mis hermanas. Detrás áe la bici-
cleta íbamos a pie mi papá, Julieth y yo.

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RELATOS DE LA V O L E N C W • IMPACTOS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD

Antes áe salir mi papá venólo tres vacas y un toro áe! ga-


nado que tenía él, las otras eran en compañía. Mi m a m á
venólo los animales que tenía, como 100 gallinas y un
marranito. La casa quedó sola, dejamos una cama, un
colchón y un camarote.
De allá, de Piraguas para Bogotá, nos vinimos en bus.
Cuanáo llegamos, con la plata que traía mi papá, com-
pramos un colchón, una cama y unas ollitas, naáa más.
Nosotros estamos paganáo arrienáo y a mi papá ya lo
van a sacar de ahí porque toda la plata se la gastó com-
pranáo la comláa.
Ya aquí a todos nos ha gustado la Funáaclón Amor por-
que nos áan áe toáo: comláa, onces, activláaáes. En este
colegio me he sentiáo bien, lo que más me gusta es Ju-
gar en el parque, en los columpios. En el recreo yo me
porto bien, casi no Juego. A veces los amigos me gastan
áulces o galletas, a veces voy al áormitorio, cuanáo estoy
enfermo voy a la enfermería y cuanbo tengo que alistar
maleta, alisto y naba más.
He pensado que cuando esté granáe quiero manejar una
volqueta y ayuáarle a trabajar a mis papas. Quiero vivir
con mi m a m á y con mi papá áonáe sea, para ayuáarles
a conseguir mercado.

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