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En esos momentos no podía llegar Y por fin entendí algo, entendí que tú ya no
a imaginar lo mucho que extrañaría ese nos puedes cuidar, ya no puedes cuidar de
tu jardín. Te guardaba un rencor increíble seguí en mi amplia labor de intentar hacer
por no seguir cuidándolo, pero ahora la tarea de matemáticas. Aburrida,
entiendo: estás cansada. Sin embargo, que cotidiana, predecible y, según todos los
tú no puedas cuidar del jardín no significa adultos en mi vida, necesaria. Las mate-
que tengamos que dejarlo morir y desligar máticas no eran como la naturaleza, no
a la familia. Ahora nosotros, tus hijos y cambian ni evolucionan, no me sorpren-
nietos, tenemos que cuidar de él, podre- den, sólo me satisface entenderlas.
mos vivir más cosas, traer nuevos signifi-
cados, podremos plantar otras flores e
incorporar más personas, podremos man-
tenerte a ti nutrida con eso, porque eres la
mujer que le dio vida a este jardín, a esta
familia y te lo mereces. No me di cuenta de
a qué hora prendió el computador, pero
ahora, de lo único que tengo ganas, es de
darte un abrazo.