Está en la página 1de 2

EL

CARACOL COL
Había una vez un caracol que tenía 4 años. Se llamaba Col. El caracol Col iba
muy contento a clase y la señorita caracola y los otros caracoles le querían
mucho.

Un día el caracol se enfadó con una caracolita que no le prestaba un


juguete y dijo una palabrota muy fea. La caracolita se asustó y se puso a llorar.
El caracol Col no sabía por qué lloraba la caracolita ya que esa palabra se la
había escuchado decir a una persona mayor un día que estaba muy enfadada.

Pero cada día que pasaba, el caracol Col decía más palabrotas: cuando se
enfadaba, cuando alguien le llevaba la contraria o cuando discutía con otros
caracoles. Las palabrotas eran tan feas que los otros caracoles guardaban sus
cuernos para no oírlas. Otras veces, cuando se acercaba el caracol Col, se
escondían en su concha porque temían que dijera otra palabrota.

La seño lo escuchó una vez decir una palabrota y se puso muy triste. Col se
ponía muy feo cuando las decía y a la seño le dolían los oídos y la cabeza. Los
otros caracoles no querían jugar con él. Entonces la seño preguntó:

- ¿Por qué no queréis jugar con Col?


- Porque dice palabrotas y mi mamá me ha dicho que no se dicen esas cosas-
dijo un caracolito.
- A mí me duelen los cuernos cuando Col dice esas palabras tn desagradables-
dijo una caracolita.

Col se dio cuenta que nadie ningún caracol quería ser su amigo, ni jugar con él, ni
invitarlo a sus cumpleaños, etc.

La seño preguntó a Col dónde había aprendido esas palabras. Col empezó
a hablar con muchas ganas de llorar:
- Algunas palabrotas las he oído a los mayores, o en la tele, pero no sabía
que eran palabras tan desagradables. Algunos mayores, en lugar de
regañarme se reían cuando las decía y por eso yo no sabía que eran
palabrotas.
- Luego, cuando me enfado, se me escapan sin querer- confesó Col.
La seño como quería mucho a todos los caracolitos de la clase les enseño
una cosa:
- Fijaos en los que dicen palabrotas: siempre gritan, se ponen muy feos y
como molestan a los demás, no tienen amigos. Además siempre están
enfadados. Las personas felices y contentas no dicen palabrotas.
- Cuando alguien os diga una palabrota- continuó la seño- decidle esto: los
que dicen palabrotas siempre están enfadados y se ponen muy feos.
Desde ese día el caracol Col empezó a dejar de decir palabrotas. Algunas veces se
le escapaba todavía alguna, pero entonces los otros caracoles le decían:

- ¡Los que dicen palabrotas siempre están enfadados y se ponen muy feos!

Así el caracol Col volvió a tener amigos y a ser muy feliz.

FIN DEL CUENTO

También podría gustarte