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Rolando Astarita Respuesta a una crítica a la teoría del valor de

Marx

Respuesta a una crítica a la teoría del valor de Marx

En el blog se ha desarrollado una discusión con partidarios de la teoría austríaca del


valor y del capital (por teoría austríaca entiendo aquella que sigue la tradición de
Menger, Böhm-Bawerk, von Mises y Hayek). En el curso de los intercambios, Adrián
Ravier y Nicolás Cachanosky han remitido varias veces al escrito de Juan C.
Cachanosky (1994), que trata sobre la historia de las teorías del valor y precios. Ravier
y Nicolás Cachanosky sostienen que en su trabajo Juan Cachanosky refuta la teoría del
valor de Marx. Dado que en algunas respuestas dije que no me parecían convincentes
esas críticas, me preguntaron si podía especificar mis objeciones. Las presento en esta
nota. Empiezo resumiendo los principales puntos de la crítica de Cachanosky a la
teoría de Marx.

La crítica de Cachanosky

Antes de resumir la presentación de Cachanosky de la teoría del valor de Marx, es


necesario aclarar que en la página 2 explica que “en este trabajo identificaremos valor
con valor de uso y precio con valor de cambio”.
Cachanosky aborda la teoría del valor de Marx a partir de la p. 88. Empieza afirmando
que esta teoría ha sido mal comprendida, y que la mayoría de los ataques que se le
han dirigido son “inexactos”. Sostiene que la teoría de Marx es clásica, pero que se
trata de un autor muy inferior a los clásicos, debido a las grandes contradicciones en
que incurrió. Afirma que si bien Marx está asociado con la teoría del valor trabajo, “en
algún aspecto” fue “más subjetivista que los clásicos”. Pero nunca se supo cómo
respondía Marx a la teoría de la utilidad marginal, y afirma: “Algunos especulan que fue
la teoría de la utilidad marginal la que forzó a Marx a no publicar o postergar la
publicación de los otros dos tomos”. Explica que, según Marx, para que las mercancías
tengan valor de cambio, deben tener valor de uso. A partir de aquí comenta que se
puede ver “el subjetivismo” de Marx, que “llega incluso a los medios de producción”. Es
que Marx estaría diciendo que “lo que le da valor a las cosas son las necesidades
humanas, sean físicas o mentales”. Para apoyar esta interpretación, Cachanosky cita a
Marx cuando dice que “la utilidad de un objeto lo convierte en un valor de uso”. Luego
comenta: “En el párrafo se puede ver muy claramente que Marx tenía, igual que los
clásicos, una teoría subjetiva del valor no desarrollada. Para que una cosa tenga valor
de cambio, tiene que tener primero valor de uso, y el valor de uso depende de las
necesidades humanas. La cita también muestra la influencia escolástica en el sentido
de que son las cosas las que tienen la capacidad de satisfacer necesidades y no la
mente humana la que percibe la utilidad”. Además de señalar la influencia de
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Marx

Aristóteles, Cachanosky señala que, debido a que Marx afirma que ningún objeto
puede tener valor si no tiene valor de uso; y dado que el valor es simplemente el valor
de uso, el valor en Marx es subjetivo, esto es, “depende de que se satisfagan
necesidades humanas”. Sin embargo, continúa Chachanosky, a partir de aquí Marx
parece dar un giro, ya que “siguiendo el camino de los clásicos”, se olvida del valor de
uso, y comienza a explicar la determinación del valor de cambio. ¿Por qué dos bienes
se intercambian en determinada proporción? Marx responde porque ambos tienen algo
en común; luego de descartar la utilidad como lo que tienen en común, Marx llega a la
conclusión de que se intercambian según los tiempos de trabajo invertidos en la
producción. Dice Cachanosky: “Lo que determina los precios relativos es para Marx…
el trabajo ‘socialmente necesario’ para su producción. El trabajo ‘socialmente
necesario’ es un promedio de las fuerzas individuales de trabajo; aquí están
promediados el trabajo del torpe y el del hábil”.
Luego de hacer referencia a las teorías de los clásicos, Cachanosky explica que para
Marx “lo único que genera valor es el trabajo”, y que el capitalista se apropia de una
parte de ese valor (la plusvalía). Precisa entonces la diferencia que hace Marx entre
pago del trabajo y pago de la fuerza de trabajo, su importancia para la crítica de los
clásicos, y escribe: “De esta manera Marx concluye que la ganancia, o plusvalía, que
obtiene el capitalista se debe a que no paga al trabajador todo el valor del trabajo
realizado. El trabajador produce riqueza por el total de horas trabajadas, pero recibe
como paga sólo una parte del valor producido”. Poco después agrega: “La ganancia
proviene simplemente de un robo”.
Luego Cachanosky plantea que la teoría de Marx adolece de una contradicción interna:
si el trabajo es la única fuente de la ganancia, los capitalistas que empleen una mayor
cantidad de capital variable tendrán una mayor ganancia que los que empleen una
mayor proporción de capital constante. Cita el pasaje de ​El Capital ​(cap. 9 tomo 1)
donde Marx apunta esta cuestión, que en principio parece contradecir su teoría.
Cachanosky dice que Marx promete la solución para más adelante, pero la misma
nunca apareció, lo que provocó la desilusión de sus seguidores. Cachanosky muestra
la solución de Marx al problema de la transformación, donde los valores no coinciden
con los precios de producción. Dice: “Los resultados no son los mismos. Por lo tanto,
cabe preguntarse: ¿qué es lo que determina el valor de cambio de las cosas: el trabajo
socialmente necesario o el mercado a través de la competencia? Por otra parte, si los
precios relativos los fija la competencia, entonces ya deja de ser cierto que las
industrias que utilizan una mayor proporción de capital variable obtienen una mayor
ganancia o plusvalía”.
Por lo tanto Cachanosky termina afirmando que hay una contradicción global con el
tomo 1, y con la teoría del valor trabajo. Es que según esta teoría (expresada en el
tomo 1), el precio de las mercancías está determinado por los tiempos de trabajo; pero

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Marx

en el tomo 3 ya no lo está: “Ya no es el trabajo socialmente necesario el que determina


el valor de cambio de las mercancías”. Agrega que Marx trató de mostrar que de todas
maneras su teoría se sostenía, ya que la suma de los valores era igual a la suma de los
precios, pero esto no tiene relevancia, ya que “Si hay algo que la teoría del valor de
cambio tiene que explicar son los precios relativos, i.e., qué cantidad de una
mercancía se tiene que entregar para obtener una unidad de otra. Si, por ejemplo, el
precio de una manzana es $3 y el de una banana $1, ¿de qué sirve decir que la suma
de sus precios es $4? Esto no es lo que la teoría del valor [de cambio] tiene que
explicar, lo que tiene que explicar son los precios relativos”.

Respuesta a las críticas

En mi respuesta seguiré, con alguna variación menor, el orden en que van apareciendo
los problemas que encierra la crítica de Cachanosky.

1) ​La no publicación de los tomos 2 y 3


Comienzo con una cuestión secundaria, la sugerencia de que Marx no habría publicado
los tomos 2 y 3 de ​El Capital​ por la aparición de la teoría de la utilidad marginal. La
realidad es que la mayoría de los comentaristas y estudiosos de Marx coinciden en que
no conoció la obra de los primeros marginalistas. Ni en la correspondencia, ni en los
borradores, aparecen mencionados Jevons, Menger o Walras. Los dos primeros
publicaron en 1871, Walras en 1874, y Marx murió en 1883. En esos años la influencia
del marginalismo en Alemania fue débil. Las principales críticas a Marx las hicieron
seguidores de Rodbertus y otros autores influenciados por Ricardo, o representantes
de la escuela histórica. Los escritos polémicos de Marx giran en torno a estas
problemáticas. En lo que hace a la redacción de ​El Capital,​ al final de su vida Marx
estuvo trabajando en los esquemas de reproducción; no parece que el marginalismo
haya ocupado su atención de ninguna manera. Recordemos, además, que la obra de
Walras pasó casi desapercibida, por lo menos hasta entrado el siglo XX. En realidad,
los críticos de Marx tendieron a decir que no publicaba los tomos 2 y 3 porque no podía
“cerrar” su sistema, debido a la contradicción entre valores y precios de producción (el
tema que toma Cachanosky más adelante).

2) ​No se sabe qué respondería Marx a la utilidad marginal


Aunque Marx no conoció la teoría de la utilidad marginal, sí conocía la obra de
Condillac, quien ya a fines del siglo XVIII sostenía que el valor de los objetos se funda
en la utilidad; algunos otros autores tomaron esta idea. Pero Marx apenas trató esta
teoría. Todo indica que consideraba tan imposible que alguien pudiera fundar una
teoría del valor basada en la utilidad, que pensó que no era necesario dedicar mucho

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Marx

tiempo al asunto. Cuando en el capítulo 1 de ​El Capital ​realiza la deducción para


encontrar el elemento en común que permite comparar los valores de cambio, descarta
la utilidad. Parece pensar que si la utilidad se deriva de las apreciaciones subjetivas, no
hay manera de establecer una base común de medida, y que por lo tanto no habría
manera de cuantificarla (sobre el concepto de medida, ver más abajo). Cuando discute
el origen de la plusvalía, Marx menciona la teoría de Condillac, pero para descartar que
el incremento de la utilidad que se obtiene al participar del intercambio mercantil, pueda
ser la razón de la valorización del capital. Lo cual es acorde con la idea de que el valor
de uso no puede explicar el valor. Si se revisan los índices de los 3 tomos de ​Teorías
de la Plusvalía​, o de los ​Grundrisse,​ el nombre Condillac no figura. Por supuesto, Marx
no podía conocer todas las cuestiones que debatirían luego los partidarios de la teoría
subjetiva del valor, sobre si es posible otorgar a la utilidad una magnitud cardinal, si se
le podía aplicar una magnitud ordinal, etc.

3) ​El “subjetivismo” de Marx


Entramos ahora en las cuestiones más sustanciales. Cachanosky sostiene que Marx
adoptó, casi, una teoría subjetiva del valor, al tratar el valor de uso. Sin embargo, en
este punto Cachanosky comete el error de aplicar a Marx el esquema que él ha
establecido al comienzo de su trabajo, que dice “valor de uso = valor” y “valor de
cambio = precio”. Dado que Marx sostiene que las mercancías tienen valor de uso,
Cachanosky concluye que Marx admite que el valor está dado por el valor de uso. Pero
la realidad es que Marx no asimila el valor de uso al valor, ​sino el valor al valor de
cambio​ el cual, por otra parte, es el precio (a partir del surgimiento del dinero). Para
comprender esto es necesario tener presente que Marx distingue entre valor, precio y
valor de uso en un sentido distinto del que lo hace Cachanosky. Lo explico con un
ejemplo:
Supongamos que tengo una mercancía A, que no representa un valor de uso para mí,
cuyo precio en el mercado es $50, y que la intercambio por la mercancía B, que tiene
valor de uso para mí, y cuyo precio en el mercado también es $50. Para que el
propietario de B acepte mi mercancía A, es indudable que A debe poseer valor de uso
para él; así como la mercancía B debe tener valor de uso para mí. Desde este punto de
vista (el de la utilidad) ambos hemos ganado. Así, la utilidad explica el hecho de que el
propietario de B demande A, y que yo demande B. Pero esto no da cuenta de por qué
A y B valen $50. Lo cual es importante, porque desde el punto de vista del valor de
cambio, nadie ha salido ganancioso (por eso en el intercambio no puede surgir la
ganancia del capital, según Marx). Lo que afirma Marx entonces es que las utilidades
respectivas son​ una condición p ​ ara que A y B puedan venderse, y para que “valgan”
$50, pero ​no explican​ el precio de $50. El precio, dirá, estará regido, o determinado, por
los tiempos de trabajo socialmente necesarios ​objetivados​ en A y B, esto es, por los

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valores. Y estos valores se expresan en los precios (véase más abajo). Por este
motivo, Marx jamás pudo haber dicho que el valor de uso era el valor de la mercancía,
ni que lo fundara. El valor de uso es una ​condición​ ​necesaria​ para que haya valor, pero
no lo determina. Aquí tal vez valga el siguiente ejemplo: puedo decir que la existencia
de un medio físico es necesaria para que se transmita el sonido, pero el medio no
determina la transmisión del sonido (sobre el concepto de determinación, véase más
abajo). Por eso, Marx jamás puede decir que el valor de uso determina el valor. Por
otra parte, la distinción entre valor de uso y valor lleva a entender por qué a lo largo de
la historia hubo muchas sociedades en las que había valores de uso, pero no valores.
Esto es lo opuesto de lo que sostiene la teoría del valor-utilidad, ya que para ésta,
basta con que haya valor de uso, para que haya valor. Esto porque el valor surge de la
relación directa del ser humano con los bienes. En la concepción de Marx, en cambio,
para que haya valor es necesario que haya mercado y precio (véase más abajo); pero
el mercado es un producto del desarrollo social, no existió siempre. Por lo tanto, no
pudo haber valores en tanto no hubo mercado; a pesar de que los seres humanos
valoraran la utilidad de los bienes.

​ ristóteles, Hegel, medida e intercambio


4)​ A
Uno de los pasajes más citados del capítulo 1 de ​El Capital​ es el que presenta la
“deducción” del trabajo socialmente necesario como el elemento común que tienen las
mercancías, que las hace comparables y permite el intercambio. Marx explica que
debido a la diversidad de los valores de uso, y de los trabajos concretos para
producirlos, no pueden ser éstos el elemento en común. Concluye por lo tanto que es el
trabajo en su aspecto abstracto, en cuanto gasto humano de energía, la sustancia del
valor. Cachanosky dice que aquí se ve la influencia de Aristóteles. Si bien esto tiene
una parte de verdad, en la deducción que comentamos no es Aristóteles la principal
inspiración metodológica de Marx, sino Hegel. Es que el desarrollo expositivo de esta
parte de ​El Capital​ sigue las figuras de la ​Lógica​, particularmente la categoría de
medida. Recordemos que en Hegel la medida alude a una proporción, que a su vez nos
llevará a la razón o ley que la gobierna. Marx toma esta idea cuando parte de los
valores de cambio, esto es, de lo que aparece a primera vista al examinar el mercado.
Es que en principio, los valores de cambio parecen aleatorios. Por caso, las
mercancías A y B se intercambian en una relación A/B = 4; las mercancías C y D en
relación C/D = 7; A/D = 3; etc. Pero a poco que se examine, se encontrará que
determinadas relaciones se mantienen, a pesar de oscilaciones contingentes. Por
ejemplo, un automóvil X se intercambiará por 500 bicicletas Z, en promedio (a veces
por 502 bicicletas, a veces por 495, etc.) pero siempre dentro de ciertos rangos; esto
significa que hay proporción, medida, no es una relación arbitraria. Por lo tanto, hay
que preguntarse por la ley que gobierna esta proporción, lo que lleva a pasar de la

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Marx

superficie a lo que está por debajo. Así, la idea de sustrato que introduce Marx, no solo
hace alusión a que es necesario tener una cualidad común para medir (la medida
contiene en sí la cualidad y la cantidad; sin la primera no hay medida), sino también, y
principalmente, ​al principio regulador que está por detrás de las diferentes expresiones
numéricas del valor de cambio, y que es capaz de explicarlas​ (en esto, véase
Tombazos, 1994).
Esta cuestión conecta con lo que explicamos en el anterior punto, a saber, que el valor
de uso no puede explicar la proporción regular en que se están cambiando las
mercancías A, B, C, D, las bicicletas y el automóvil, etc. ​El valor de uso explica que
haya demanda de estas mercancías, pero no el porqué de la medida promedio de los
intercambios​. A fin de hacer comprensible este aspecto a alguien que está entrenado
en la idea de que los valores de cambio se determinan por la acción de la oferta y la
demanda, aclaremos que lo que sostiene Marx es que la oferta y la demanda, por sí
mismas, no pueden explicar por qué el valor de cambio del automóvil de nuestro
ejemplo, ronda regularmente las 500 bicicletas, y no 4, 5 o cualquier otro número
arbitrario. Lo mismo se puede expresar de esta manera: si la curva de oferta es
horizontal (lo cual sucede si la oferta de las mercancías reproducibles con trabajo
humano son reproducibles a costos constantes, o incluso decrecientes en una amplia
franja), la demanda sólo determinará la cantidad de bienes comercializados, ​pero no el
valor de cambio promedio.​ Es por esto que los costos de producción juegan entonces
el rol de los centros de gravitación. Y los costos de producción se resuelven en trabajo
social incorporado, que se objetiva en las mercancías dando lugar a la propiedad de
“valer”.
En consecuencia, la definición de un equilibrio en términos de valores (tiempos de
trabajo como centros de gravitación) ​es distinto del equilibrio determinado por la oferta
y la demanda​. Como señala Tombazos, el desequilibrio de la oferta y la demanda ​solo
se puede pensar como un equilibrio en términos de precios que es diferente del
equilibrio en términos de valores.​ Por ejemplo, si en promedio el auto de nuestro
ejemplo se vende en 500 bicicletas, pero en determinado momento comienza a
aumentar la demanda de autos, y el valor de cambio sube a 600 bicicletas (sin que
haya habido modificaciones en los tiempos de producción respectivos), estaremos ante
un desequilibrio en términos de valores, pero no en términos de oferta y demanda (al
precio de 600 bicicletas la oferta y la demanda se han equilibrado). La deducción de
Marx que hemos mencionado está vinculada a esta cuestión. En este respecto la
posición de Marx es muy distinta de la de Samuel Bailey, quien decía que el valor de
cambio era solo una relación cuantitativa, y no había que buscar más allá de ello
(véase la crítica a Bailey en Marx, 1975, t. 2.).

5) ​Tiempo de trabajo socialmente necesario

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Cachanosky dice que el tiempo de trabajo socialmente necesario “es un promedio de


las fuerzas individuales de trabajo”, y que se promedian “los trabajos del torpe y del
hábil”. Según esto, pareciera que da lo mismo trabajar de manera torpe que
hábilmente; lenta o intensamente. Pero la realidad es que Marx plantea que los valores
se establecen a partir de promedios ponderados de trabajos de distintas intensidades y
que aplican diferentes tecnologías (esto considerando sólo el tipo de trabajo simple).
En base a esto, sostiene que aquellos que empleen tecnologías superiores a los
promedios (o trabajen con más intensidad), generarán ​más​ valor por hora de trabajo
que el promedio; y que lo inverso sucederá con los que empleen tecnologías inferiores
a los promedios (o trabajen con menos intensidad que el promedio). Este aspecto de la
cuestión queda desdibujado en la descripción de Cachanosky, pero es vital para
comprender las ganancias extraordinarias que obtienen los capitales que emplean
tecnologías adelantadas; o la renta diferencial de la tierra. El trabajo “del torpe” genera
menos valor que el trabajo “del hábil”, y si “el torpe” no se pone a tono, será barrido por
la competencia del mercado (de hecho, los “torpes” generalmente poseen tecnologías
inferiores, o tierras de peor calidad, etc., que los “hábiles”).
Pero además, Cachanosky pasa por alto otra cuestión fundamental, que es que Marx
distingue ​dos​ aspectos (o determinaciones) de “socialmente necesario”. La que
acabamos de mencionar hace referencia al lado de la oferta, y es tratada en el capítulo
1 de ​El Capital​. Es la única que tiene en cuenta Cachanosky. Sin embargo, en el
capítulo 3. Marx señala que por “socialmente necesario” hay que entender también el
trabajo social que se está dispuesto a entregar a cambio de determinada mercancía.
Este punto alude por lo tanto ​a la demanda​. Es digno de señalarlo porque es un error
común, que comete Marshall, por ejemplo, decir que Marx no tiene en cuenta la
demanda. Además, esta segunda determinación de tiempo de trabajo abre la
posibilidad de que cuando la demanda supera a la oferta de una rama, los precios
aumenten por encima de los precios determinados por los tiempos de trabajo
empleados. Esta divergencia estará indicando la necesidad de destinar más trabajo
social a esa rama. Lo inverso sucede cuando la oferta supera las necesidades del
mercado. Estas oscilaciones están demostrando, además, que ya en el tomo 1 Marx
plantea que está en la naturaleza del valor que haya discrepancias entre valores
(tiempos de trabajo invertidos) y precios. Lo cual tiene que ver con la relación entre
forma del valor y valor.

6) ​Relación entre forma de valor y valor, y fetichismo


Debido a que Cachanosky asoció indebidamente valor con valor de uso, y precio con
valor de cambio, pasó por alto la relación entre valor y precio (o valor de cambio). Pero
ésta es esencial para comprender por qué Marx insiste en que ​está en la naturaleza del
valor que el mismo no se exprese mecánicamente en los precios.​ En muchos pasajes

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Marx

del tomo 1 de ​El Capital​ (o sea, ​antes​ de llegar al tercero) Marx plantea esta cuestión.
Sostiene, en primer lugar, que los precios del mercado pueden desviarse de los precios
que corresponderían a los valores (trabajos sociales objetivados) por causas aleatorias,
y por lo tanto los valores son centros de gravitación. Luego, ya vimos, plantea que los
precios pueden apartarse de los determinados por los costos de producción debido a
variaciones de la demanda. Cuando se producen estas modificaciones de la demanda,
los precios tenderán a revertir hacia los precios determinados por los tiempos de
trabajo invertidos, a medida que se adecue la oferta. Es por esto que Marx anota que
todas las mercancías, en la medida en que son valores de cambio, “sólo son
expresiones relativas del trabajo social”, y que esa relatividad no consiste en modo
alguno en la relación en que se intercambian entre ellas, “sino en la relación de todas
ellas con ese trabajo social que es su sustancia” (Marx, 1975, p. 146, t. 2). Con esto
Marx está diciendo que los tiempos de trabajo rigen los precios de las mercancías, pero
ello ​no significa que los determinen mecánicamente​ (vuelvo sobre esto más abajo).
Por otra parte, comprender la relación entre forma del valor y valor permite entender
por qué, en opinión de Marx, ​no es condición suficiente el que haya trabajo invertido
para que haya valor.​ Esta última idea es más propia de Ricardo, que de Marx. En Marx,
para que exista valor tiene que haber mercado, y tienen que realizarse las ventas. Sólo
a través de la venta, del cambio de la mercancía por dinero, el trabajo abstracto se
objetiva como propiedad de la mercancía, como valor. Por esta razón, y como se ha
señalado alguna vez, en Marx el valor ​surge de la articulación entre producción y
mercado​. Una cuestión que pasa desapercibida con el esquema que Cachanosky le
impuso a la teoría de Marx. Por este motivo es que Cachanosky formula mal la
pregunta de ¿qué determina el valor de cambio, el trabajo socialmente necesario o la
competencia a través del mercado? Es que ha interpretado que en el primer tomo de ​El
Capital​ Marx habría dicho que el valor de cambio (o precio) está determinado solo por
el trabajo invertido (socialmente necesario), y en el tomo 3 por la competencia en el
mercado. La realidad es que ​ya en el tomo 1 se explica que los dos factores entran en
la determinación del valor; y en el tomo 3 se mantiene esta idea básica, aunque con los
cambios que veremos​. Por último, dejo señalado que la distinción entre valor y forma
de valor en Marx implica la crítica al carácter fetichista de las relaciones sociales que
subyacen a la producción mercantil. La teoría del fetichismo de la mercancía es
consustancial a la teoría del valor trabajo de Marx. Cachanosky no menciona esta
cuestión.

7) ​Valor y dinero
Al haber pasado por alto la relación entre valor y precio, Cachanosky no puede dar
cuenta de la concepción de dinero de Marx. Pero el tema conecta directamente con la
teoría del valor. Marx decía que la verdadera prueba de una teoría del valor es la teoría

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Rolando Astarita Respuesta a una crítica a la teoría del valor de
Marx

monetaria; en esto puede apreciarse, además, la diferencia entre su teoría del valor, y
la de Ricardo (la adhesión de este último a la teoría cuantitativa, y la crítica de Marx a
la misma, conectan con sus diferentes concepciones sobre el valor). No puedo
desarrollarlo aquí, y por lo tanto señalo sólo dos cuestiones. En primer lugar, el dinero
en Marx surge de forma endógena al mercado. No es introducido “ex post” en una
economía de trueque, como sucede en la teoría del ​mainstream, d ​ onde el dinero no es
esencial para la existencia del mercado más o menos generalizado. Significa también
que en la teoría de Marx no se presentan los problemas de “integración del dinero”, que
son habituales en los modelos walrasianos (véase, por ejemplo, Patinkin, 1963). En
segundo término, la existencia del dinero permite entender que la reducción de los
trabajos concretos a tiempos de trabajo social abstracto ​opera en la realidad del
mercado​, aunque a través de esta forma fetichizada. Cuando Marx dice que al igualar
sus diferentes productos en cuanto valores, en el intercambio, los seres humanos están
igualando los diferentes tipos de trabajo en tanto trabajos humanos -aunque no sean
conscientes de ello-, explica que esa igualación procede a través del dinero. La manera
de comparar los valores de las mercancías A, B, C, D, automóviles, bicicletas, etc., es a
través de la relación monetaria. “Como realización de un determinado tiempo de
trabajo, la mercancía es valor de cambio; en el dinero, la cuota de tiempo de trabajo
que ella representa es al mismo tiempo medida y colocada en su forma intercambiable
universal (NB: esto es, en dinero), correspondiente al concepto” (Marx, 1989, t. 1, p.
95). En este punto la diferencia con la teoría del valor-utilidad no puede ser más
marcada.

8) ​“​La ganancia es un robo”, riqueza y valor


Cachanosky atribuye a Marx esta idea. Pero Marx sostiene que la ganancia no es un
robo, sino trabajo impago del que se apropia el capitalista debido a que se cumple la
ley del valor trabajo. La crítica de Marx no pasa por afirmar que el capitalista es
“inmoral” (o un ladrón, etc.), sino por demostrar que la explotación es un producto
lógico de las relaciones sociales subyacentes (presento una discusión sobre el tema de
la ética en Marx que puede consultarse ​aquí​). Por otra parte, es necesario precisar que
Marx no afirma que “el trabajador produce riqueza por el total de horas trabajadas, pero
recibe como paga sólo una parte del valor producido”. Aquí Cachanosky ha confundido
riqueza con valor. En Marx, la riqueza atañe a los valores de uso, y es generada por el
trabajo en su carácter de trabajo concreto; el valor, en cambio, es generado por el
trabajo, en su carácter de gasto humano de energía, o trabajo abstracto. Debería decir
entonces que el trabajador produce valor por el total de las horas trabajadas, pero
recibe como paga sólo una parte del mismo.

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Rolando Astarita Respuesta a una crítica a la teoría del valor de
Marx

​ l problema del valor y la igualación de las tasas de ganancia


9)​ E
La última parte de la crítica de Cachanosky está dedicada a destacar que Marx no pudo
solucionar el problema con que ya se había enfrentado Ricardo (véase el primer
​ ), a saber, que si las mercancías se venden según precios
capítulo de los ​Principios…
proporcionales a los valores, las tasas de ganancia deben ser distintas, según varíen
las composiciones medias de capital o los tiempos de rotación de los capitales entre las
ramas. Esta crítica ya la había planteado Achille Loria (criticado por Engels en el
prólogo del tercer tomo de ​El Capital​), y sería repetida por Böhm Bawerk, y otros. Al
pasar, señalo que la crítica más común que se le ha dirigido a Marx no es la que hace
Cachanosky (véase ​aquí​ para una discusión).
Cachanosky, además de sostener que en el primer tomo de ​El Capital​ los precios son
determinados por los tiempos de trabajo, y en el tercero por el mercado y la
competencia, concluye que por esta razón Marx abandona la tesis de que los tiempos
de trabajo determinan los precios. La primera objeción ya la he respondido: desde el
primer capítulo de ​El Capital​ se afirma que para que haya valor debe haber mercado y
competencia. Analicemos entonces la segunda objeción de Cachanosky, a saber, que
en el tomo 3 los precios no están determinados por los tiempos de trabajo. Pero antes
de abordar la cuestión, es necesario precisar la estructura de precios que Marx
presenta en el tercer tomo de ​El Capital.​

10) ​Precios de producción y precios de mercado


Cachanosky termina su examen de la teoría del valor de Marx con los precios de
producción. Sin embargo, Marx explicó que los precios que aparecen en la vida
cotidiana son los “precios de mercado”, que oscilan en torno a los precios de
producción, y están afectados por las oscilaciones de la oferta y la demanda. Lo cual
remite, de nuevo, a la relación entre precios y valores, y a la incidencia que tienen las
dos determinaciones de tiempo de trabajo social, a las que nos hemos referido antes.
Es un error dejar de lado este aspecto de la teoría del valor y precio de Marx, porque
de nuevo pasa por alto la relación compleja que se establece entre valor, precios de
producción y mercado.

11) ​Determinación y teoría del valor


Vayamos ahora a la cuestión de la determinación. Si por determinación sólo se
entiende que los precios deben corresponderse directamente con los tiempos de
trabajo socialmente necesarios de cada mercancía, es evidente que no puede decirse
que los tiempos de trabajo determinan los precios. Y si se afirma, además, que la teoría
del valor trabajo sostiene que los precios son determinados por los tiempos de trabajo
invertido, es claro que la ley del valor trabajo se cae. Sin embargo, si los marxistas
explican que los precios de mercado no son directamente proporcionales a los tiempos

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Rolando Astarita Respuesta a una crítica a la teoría del valor de
Marx

de trabajo socialmente necesarios, y al mismo tiempo afirman que la ley del valor
trabajo determina los precios, habrá que preguntarse entonces si no hay algún
problema con el significado del término “determinación”. Pues bien, sí, hay un
problema, y tiene que ver con la noción de determinación (sigo a Bunge, 1961).
En primer lugar, es conveniente aclarar que ​existen muchas formas de determinación.​
Está la determinación mecánica, la estadística, la estructural y la teleológica, por lo
menos. En segundo término, existen conexiones entre diferentes tipos de
determinación, ya que ningún tipo de determinación actúa en forma pura, con exclusión
de las otras. Por ejemplo, si al analizar la caída de un cuerpo digo que su movimiento
está determinado por la ley de gravedad, no por ello puedo estar significando que es la
única determinación que explica la velocidad con que cae ese cuerpo. Lo cual, y en
tercer lugar, nos lleva a la idea de determinación “en sentido amplio”, como la llama
Bunge, que alude a la teoría que muestra ​el principio genético, o de productividad​, y
que además dice que todo hecho particular ocurre, o se desarrolla, ​según leyes.​ Así,
cuando Marx explica cómo se forman los precios de producción, está mostrando ​el
principio de generación conforme a la teoría del valor trabajo que ha discutido en el
tomo 1:​ el valor agregado es generado por trabajo humano, y por lo tanto el “recargo”
(o tasa de ganancia) que el capitalista aplica sobre los costos, está regido por una ley
social. De esta manera, lo que en los libros de “​Economics​” aparece como arbitrario
(jamás se discute el ​mark-up​, qué lo determina y cuál es su naturaleza), en la teoría del
valor de Marx ​está​ ​determinado​. Lo cual, insisto, no significa que se trate de una
determinación mecánica. Pero es científica, ya que muestra cómo la generación del
valor agregado, y de la ganancia, ocurre legalmente. Por eso, como explica Bunge, es
un error confundir la ley científica con la ley mecánica. En términos más modernos,
digamos que el determinismo matemático tiene fisuras, y no siempre es aplicable a
todos los fenómenos, incluso físicos (véase Stewart, 2007). Pero el que no haya
determinismo matemático, o mecánico, no significa que debamos renunciar a encontrar
la determinación, esto es, a la ciencia.
Antes de terminar este punto, observemos que es curioso que los partidarios de la
teoría subjetiva del valor critiquen la teoría del valor de Marx por la supuesta falta de
determinación de los precios, cuando el hecho es que nunca establecen el vínculo
entre lo que se estudia sobre utilidad en los cursos de micro, y lo que se explica en
macroeconomía sobre formación de precios. Esto es, entre la teoría de la utilidad
ordinal, las curvas de indiferencia y sus tasas marginales de sustitución, por un lado, y
la formación de precios como costo +​mark up, ​por el otro, existe un abismo, que nadie
se preocupa de llenar. Lo cual parece no ser obstáculo para considerar a la teoría del
valor utilidad “científica”. Pero cuando la teoría de Marx establece la conexión entre la
generación de valor y la formación de precios con igualación de la tasa de ganancia,
los partidarios de la teoría del valor-utilidad dicen que aquí no hay transición científica

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Rolando Astarita Respuesta a una crítica a la teoría del valor de
Marx

posible. No parece tener sentido.

12) ​Precios que son centros de gravitación y evidencia empírica


Los precios de producción serán entonces los precios hacia los cuáles tienden los
precios de mercado. Sin embargo, no deben considerarse puntos fijos, sino también
móviles, dadas las variaciones de productividades relativas, así como los cambios que
ocurren en la demanda, que dan lugar a cambios en las distribuciones de los tiempos
de trabajo social. Se trata de una visión muy distinta de la que tenía la economía
clásica (y el​mainstream​ de hoy), que imaginaba un mundo newtoniano, en el cual el
conocimiento inicial de un sistema (cerrado) es suficiente para la predicción de su
estado en cualquier momento posterior. Esta univocidad no se verifica en la teoría del
valor de Marx (y en general en ninguna teoría social científica). Los cambios en los
tiempos de trabajo social determinan, en el mediano o largo plazo, las variaciones de
los precios de producción, ​pero no existe correspondencia 1:1​. Por eso también, se
trata de leyes que adquieren rasgos estadísticos cuando se las formula en términos de
observación (Bunge). “Cualquier regularidad en el comportamiento de los grandes
conjuntos de partículas o personas ha de ser estadística…” (citado por Stewart, 2007).
Esto se aplica a los precios que analiza la teoría de Marx.
En este sentido, es importante decir que utilizando las matrices de insumo producto, y
mediante lo que se conoce como los vectores de trabajo verticalmente integrado
(representan las cantidades de trabajo directo e indirecto empleado para producir un
bien; véase Pasinetti, 1977 y 1984), se han calculado precios valores promedios y se
los ha comparado con los precios de producción, y con los precios de mercado. Puede
consultarse Shaikh (1984) y Ochoa (1989) para EEUU y por Petrovic (1987) para la ex
Yugoslavia. Estos trabajos demostraron que existía una estrecha vinculación, en los
casos estudiados, entre la evolución de los precios de producción y la evolución de los
valores, esto es, los tiempos de trabajo socialmente necesario. Por ejemplo, Ochoa
analizó la evolución de los valores trabajo, los precios de producción y los precios de
mercado para 7 años del período comprendido entre 1947 y 1972, en EEUU, utilizando
un modelo de 71 industrias. El objetivo fue medir las desviaciones de los precios de
producción con respecto a los valores y a los precios reales de mercado. Para calcular
la medida en que los valores individuales determinaban el comportamiento de los
precios de producción a lo largo del tiempo, Ochoa hizo regresiones lineales de los
valores sobre los precios de producción, utilizando precios de mercado en dólares
constantes como un proxy a cantidades. Los resultados mostraron que la correlación
promedio a lo largo del tiempo entre los valores trabajo y los precios de producción
indicaba que aproximadamente el 93% de la variación de los precios de producción
individualess​ e debía a cambios en los valores trabajo subyacentes. Además, las
variaciones entre precios y valores, ya fueran ponderadas o no ponderadas, eran

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Rolando Astarita Respuesta a una crítica a la teoría del valor de
Marx

pequeñas, de aproximadamente el 17%. La razón teórica de esto es que en el


esquema de transformación de Marx las diferencias importantes entre valores y precios
se originan en las diferencias también amplias de las composiciones orgánicas entre
ramas. Sin embargo, cuando se tienen en cuanta los requerimientos de trabajo
indirecto que entran como insumos en las ramas, las diferencias se achican
notablemente, debido al carácter altamente integrado de la industria moderna. Esto es,
las diferencias de composición orgánica ​se compensan,​ y por esta razón los precios
proporcionales a los valores no difieren mucho de los precios de producción. También,
y esto es relevante, Ochoa encontró que las diferencias entre los precios de mercado
observados y los precios de producción eran pequeñas; así como las desviaciones
entre precios de mercado y valores. Por ejemplo, aproximadamente el 76% de la
variación de los precios de mercado se explicaba por variaciones de los precios de
producción; y el 75,4% por variaciones de los valores.
Por supuesto, en estos cálculos han debido hacerse muchas simplificaciones; se trata
entonces de aproximaciones. Con métodos más sofisticados, podrían mejorarse las
mediciones. Pero las correlaciones obtenidas se corresponden con lo que la teoría de
Marx dice que debía suceder, a causa del proceso de generación de valor.

13) ​Determinación, precios de la tierra, renta, activos financieros


El concepto de determinación que hemos explicado en el punto anterior se aplica a
muchos precios de bienes que se compran y venden en los mercados, y no son
reproducibles con trabajo. Por ejemplo, el precio de la tierra virgen no puede estar
gobernado por los tiempos de trabajo invertidos en producirla. Sin embargo, la teoría
del valor trabajo explica el precio de la tierra a partir de las nociones de plusvalía,
plusvalía extraordinaria (y trabajo potenciado) y renta agraria e interés (renta e interés
son partes de la plusvalía). De la misma forma, puede explicar el precio de activos
financieros, que muchas veces están relacionados con formas de capital ficticio. Por
supuesto, se trata de relaciones complejas, esto es, que necesitan muchas
mediaciones (en ​El Capital ​son analizadas luego de los precios de producción). Pero no
por ello pueden dejar de explicarse por las leyes de generación de valor, y de
valorización del capital. Presento un ejemplo: muchas veces se ha afirmado que la
teoría del valor-utilidad es más abarcativa que la teoría del valor trabajo, debido a que
la primera puede explicar el precio de las obras de arte, la tierra y otros bienes no
reproducibles con trabajo humano. Así, según la teoría del valor-utilidad, el precio de un
cuadro de Picasso, por ejemplo, estaría expresando la utilidad (placer, disfrute, etc.)
que experimenta la persona que lo adquiere o conserva. “La teoría del valor trabajo, en
cambio, no puede”, se dice. Pues bien, ¿cómo se explica que alguien adquiera un
cuadro de Picasso en 30 o 40 millones de dólares, para guardarlo en una caja de
seguridad? Parece difícil de explicar desde el principio del hedonismo. Pero es posible

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Rolando Astarita Respuesta a una crítica a la teoría del valor de
Marx

dar una explicación coherente desde el punto de la valorización de los activos


financieros, abordando la cuestión desde la teoría del capital de Marx. Naturalmente,
los precios de los activos financieros no están determinados de manera mecánica ni
directa por la ley del valor trabajo (y en particular, no lo está la tasa de interés), pero los
fundamentos de su valorización obedecen a las leyes de la plusvalía y la acumulación.
Por ejemplo, se puede explicar por qué, cuando los precios de los activos financieros
no están sustentados en la generación de plusvalía, estallan las burbujas especulativas
y ocurren desvalorizaciones masivas.

14) ​Individualismo y concepción histórico-social


Por último, cuando se habla de la teoría del valor de Marx, nunca se insistirá lo
suficiente en que se trata de una teoría que tiene como punto de partida ​lo social,​ más
precisamente, el hecho de que los seres humanos siempre trabajaron asociados. Esta
visión es incomprensible desde el individualismo metodológico, que subyace en la
teoría del valor utilidad; pero por esto no puede atribuirse a Marx una concepción
subjetiva, ni individualista del valor.
Aclaremos que el rechazo del individualismo metodológico no significa necesariamente
sostener que el individuo no cuenta (como se afirma a veces, equivocadamente). Marx
critica el individualismo metodológico,​sin caer por ello en la anulación del individuo.​ Lo
que sostiene Marx es que lo social ​tiene prioridad explicativa;​ no dice que lo singular no
cuente. En términos más modernos, Marx defendía un “colectivismo moderado”.
Siguiendo a Westhpall (2003), el “colectivismo moderado” sostiene que: a) los
individuos son fundamentalmente practicantes sociales; todo lo que una persona hace,
dice o piensa se forma en el contexto de prácticas sociales que le proveen los recursos
materiales y conceptuales, los objetos de deseo, habilidades y procedimientos, técnicas
y ocasiones para la acción; b) lo que hacen los individuos depende de sus respuestas a
sus entornos naturales y sociales; c) no hay individuos sin prácticas sociales, ni hay
prácticas sociales sin individuos que aprenden, leen, participan y modifican las
prácticas sociales. Por eso, y en el mismo sentido, Marx jamás dejó de lado el rol del
individuo (véase, por ejemplo, su carta a Kugelmann del 17/04/1871). Sin embargo, se
opuso a la visión burguesa que dice que el análisis económico debe comenzar por el
individuo aislado, sus gustos y preferencias. Por eso rechazó la tesis individualista que
dice (versión J. S. Mill y los utilitaristas) que “las leyes de los fenómenos de la sociedad
no son, ni pueden ser… otra cosa que las leyes de la naturaleza humana individual”, y
por lo tanto el agregado no es más que la suma de las partes.
En este punto, la diferencia entre la teoría del valor de Marx y la teoría del valor basado
en la utilidad, no puede ser más acusada. El enfoque individualista ​es constitutivo de la
teoría del valor basada en la utilidad, ​ya que en ésta​ l​ o que importa es la relación entre
las mercancías y los estados individuales de conciencia. Aquí el punto de partida es el

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Rolando Astarita Respuesta a una crítica a la teoría del valor de
Marx

individuo y su relación con los objetos, y las variables económicas se conciben


dependientes de la conciencia humana. Esta visión es la que lleva a los subjetivistas a
sostener que su teoría es más general que la teoría del valor de Marx, ya que podría
ser extendida a cualquier tipo de sociedad. En Marx, en cambio, la ley del valor ​solo se
aplica a la sociedad productora de mercancías.​ No tiene validez para Robinson, ni para
las poblaciones que se organizaban según principios comunistas espontáneos, por
ejemplo. En este enfoque, los individuos establecen las relaciones con las cosas a
partir de relaciones sociales ​históricamented​ eterminadas. Pero esto es imposible de
entender si se atribuye a Marx una teoría subjetiva del valor, como hace Cachanosky
en su primera parte del escrito.
Hasta aquí las principales objeciones que me suscita la lectura de la crítica de Juan
Carlos Cachanosky a la teoría del valor trabajo de Marx. Lógicamente, con esto solo he
precisado problemas e inexactitudes que advierto en la crítica que se ha hecho a la
teoría del valor trabajo de Marx. El análisis de por qué los marxistas pensamos que la
teoría del valor-utilidad es lógicamente incoherente e irrealista, exigiría un escrito
específico.

Textos citados​:
Bunge, M. (1961): ​Causalidad. El principio de causalidad en la ciencia moderna​, Buenos Aires, EUDEBA.
​ 0, mayo 1994, Instituto
Cachanosky, J. C. (1994): “Historia de las teorías del valor y del precio”, ​Libertas 2
Universitario ESEADE, ​www.eseade.edu.ar
Marx, K. (1999): ​El Capital​, Madrid, Siglo XXI.
Marx, K. (1989): ​Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse)
1857-1858,​ México, Siglo XXI.
Marx, K. (1975): ​Teorías de la plusvalía,​ Buenos Aires, Cartago.
Ochoa, E. (1989): “Values, prices and wage profits curves in the US economy”, ​Cambridge Journal of
Economics,​ vol. 13, pp. 413.429.
Shaikh, A. (1984): “The Transformation from Marx to Sraffa”, en A. Freeman y E. Mandel, (eds.) ​Ricardo,
Marx, Sraffa​, Londres, Verso, pp. 43-84.
Pasinetti, L. (1984): Lecciones de teoría de la producción, México, FCE.
Pasinetti, L. (1977): “La noción de sector verticalmente integrado en el análisis económico”, en Pasinetti
(comp.), ​Aportaciones a la teoría de la producción conjunta,​ México, FCE, pp. 31-61.
Petrovic, P. (1987): “The deviation of production prices from labour values: some methodological and
empirical evidence”, Cambridge Journal of Economics, vol. 11, pp. 197-210.
Tombazos, S. (1994): ​Le temps dans l’analyse économique. Les catégories du temps dans Le Capital​,
Paris, Cahiers des saisons.
Patinkin, D. (1963): ​Dinero, interés y precios,​ Madrid, Aguilar.
Ricardo, D. (1985): ​Principios de economía política y tributación​, México, FCE.
Stewart, I. (2007): ​¿Juega Dios a los dados?​, Barcelona, Crítica.
Westphall. K. R. (2003): ​Hegel’s Phenomenology​, Cambridge, Indianapolis.

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Rolando Astarita

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Rolando Astarita Respuesta a una crítica a la teoría del valor de
Marx

Buenos Aires, 2011


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