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FACULTAD Y ESCUELA PROFESIONAL

DE DERECHO

PRODUCTO ACREDITABLE

DOCENTE:

Sánchez Correa Víctor Manuel

AUTOR:

Colchado Jara Hevert Santiago

CURSO:

Derechos Reales

CICLO Y SECCIÓN

IV – B

PIMENTEL – 2019 II
DEDICATORIA

Agradezco a Dios, por darnos la salud que diariamente tenemos,

A mis padres, por haber hecho posible el anhelo de estudiar la carrera, darles las
gracias por apoyarme en los momentos buenos y difíciles de la vida.

Y desde luego al docente del curso, por su incansable motivación por ser mejores
estudiantes.

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LA CLASIFICACIÓN DE LOS BIENES DENTRO DE UNA SOCIEDAD DE
GANANCIALES EN EL DERECHO CIVIL PERUANO

Mediante el matrimonio mujer y hombre unen sus vidas para realizar un proyecto de
vida en común. La celebración del matrimonio da lugar a una sociedad conyugal,
generadora de derechos y deberes recíprocos entre ambos cónyuges, y de éstos dos
para con los descendientes que tuviesen. Los derechos y deberes que nacen a
propósito del matrimonio son de orden personal y económico, acentuando entre los
últimos, los deberes de fidelidad, cohabitación y asistencia; su regulación responde a
lograr el fin del matrimonio.

Sin duda, otro de los aspectos que se desprende de esta sociedad es el soporte
económico, que garantice la estabilidad y permanencia de la familia, en donde también
se dan relaciones de orden económico, pues cada uno de los cónyuges tiene la
posibilidad de llevar al matrimonio el patrimonio que tenía cuando era soltero, e incluso
la misma sociedad conyugal, ya dentro del matrimonio, adquirirá bienes y contraerá
obligaciones.

El Código Civil de 1984 utiliza inadecuadamente el término sociedad de gananciales,


lo hace debido a tradición jurídica, ya que en puridad el régimen no da lugar a una
sociedad sino a un régimen de corte comunitario, por lo que lo ideal sería denominarlo
comunidad de gananciales. Conforme a lo establecido en el Art. 295 de la norma civil,
antes de la celebración del matrimonio los cónyuges pueden optar libremente entre los
dos existentes regímenes extremos y contrapuestos entre sí: el de la comunidad
universal de bienes y deudas y de otro lado el régimen de la separación de
patrimonios.

En el presente artículo abordaremos el régimen de sociedad de gananciales, surge la


inquietud de esta investigación en razón de vislumbrar, cómo se clasifican realmente
los bienes que pertenecen a una comunidad de gananciales, ya que como se sabe en
el régimen de sociedad de gananciales surgen dos patrimonios: el patrimonio social y
el patrimonio propio de cada cónyuge; de esta diferenciación surge el término bienes
sociales para denominar a aquellos que constituyen el patrimonio social; y los bienes
propios que deben considerarse como patrimonio privado de cada cónyuge.

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Para llevar una correcta línea de desarrollo, es preciso iniciar con los concernientes
alcances jurídicos, no sin antes, remembrar que el matrimonio como institución social
crea un vínculo conyugal y es reconocido en disposiciones legales; instruiremos
primero la sociedad conyugal, que constituye un patrimonio en comunidad, se trata de
una comunidad de bienes. Es decir, es una comunidad que recae sobre un patrimonio
separado, puesto que no se confunde con el patrimonio privado de los cónyuges.

El Artículo 5 de la vigente Constitución Política que rige a nuestro país, precisa


respecto del matrimonio que; “Es la unión estable de un varón y una mujer, libre de
impedimento matrimonial, que forma un hogar de hecho, da lugar a una comunidad de
bienes sujeta al régimen de sociedad de gananciales en cuanto sea aplicable”.

De lo anterior se desprende que, el régimen de la sociedad de gananciales está


previsto en nuestro ordenamiento como un régimen legal supletorio que rige las
relaciones patrimoniales de las parejas matrimoniales, si es que éstos no acuerdan
expresamente antes de la celebración del matrimonio o durante él, que regirá entre
ellos el régimen de Separación de Bienes.

Acorde al Art. 295 de la norma civil vigente, si los futuros cónyuges optan por el
régimen de separación de bienes, deben otorgar escritura pública, bajo sanción de
nulidad, y para que surta efecto debe inscribirse en el registro personal. Resulta
interesante que a falta de escritura pública se presuma que los interesados han optado
por el régimen de sociedad de gananciales. Precisamente nuestro tema de
investigación se centra en este último, estudiar el régimen de los bienes dentro de una
sociedad conyugal.

Como lo dijimos en los párrafos introductorios en la presente investigación se abordará


la clasificación de la comunidad de gananciales, puesto que es de conocimiento
general que, en este régimen de comunidad surgen dos patrimonios: el patrimonio
social y el patrimonio propio de cada cónyuge; de tal diferencia resulta el término
bienes sociales para denominar a aquellos que constituyen el patrimonio social; y los
bienes propios o también llamados privados, que deben considerarse como patrimonio
privado de cada cónyuge. La determinación de la calidad del bien como propio o
social, es un tema que no reviste mayor dificultad para su entendimiento.

Son los regímenes patrimoniales del matrimonio, los que determinan cómo
contribuirán varón y mujer en la atención de las necesidades del hogar y del grupo
familiar, así como la repercusión que el matrimonio tendrá sobre la propiedad y
administración de los bienes presentes o futuros de los cónyuges y, también, la

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medida en que esos bienes responderán ante terceros por las deudas contraídas por
cada uno de los esposos.

Respecto del matrimonio y el régimen patrimonial, especificamos puntualmente uno de


los problemas que se suscitan en nuestra sociedad, motivo del régimen de la sociedad
de gananciales, es precisamente el que corresponde a la disposición de bienes de la
sociedad conyugal, no obstante estar regulado en el Art. 315 del C.C., que refiere
expresamente que para disponer de los bienes sociales o gravarlos se requiere la
intervención del marido y la mujer. Sin embargo, cualquiera de los esposos puede
ejercitar tal facultad si tiene poder especial del otro.

Si bien el Art. 315 de nuestra norma civil exige que para disponer de los bienes
sociales o gravarlos, se requiere la intervención del marido y la mujer, esta disposición
debe armonizarse con los principios contractuales antes referidos, operando la nulidad
del acto de disposición de cualquiera de los cónyuges siempre y cuando los
adquirentes tengan pleno conocimiento de que el bien por adquirir ostente la calidad
de un bien de la sociedad de gananciales, conocimiento previo que importaría la mala
fe de estos últimos.

Para la disposición de los bienes concernientes a la comunidad ganancial, por regla


general, se requiere la intervención de tanto el marido como de la mujer, sin embargo
cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad, si tiene poder especial del otro.

De la disposición de bienes sociales se puede determinar que, radica en la


transferencia de los bienes que son parte del patrimonio de la sociedad conyugal, y el
problema al cual referimos no es otro que los conflictos de disposición o gravamen de
bienes sociales por uno de los cónyuges sin tener poder especial del otro,
consumándose así el fraude a la sociedad conyugal.

Lo mencionado precedentemente no rige para los actos de adquisición de bienes


muebles, los cuales pueden ser efectuados por cualquiera de los cónyuges, tampoco
rige en los casos de leyes especiales, así tenemos la Ley de Títulos Valores Nº 27287
en cuya Sexta Disposición Final señala: “En la transferencia o constitución de
gravámenes sobre una persona natural, no se requiere la intervención del otro
cónyuge.

Otro de los problemas recurrentes en la realidad jurídica y social, es confundir al


régimen de comunidad ganancial con una persona jurídica; la norma civil no estipula
que entre marido y mujer, se interpusiera un ser ficticio, titular del patrimonio en
común; la existencia de una persona jurídica distinta de las personas de los esposos

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sería contradictoria con la confusión que, se produce entre los bienes del marido y los
de ésta, durante el régimen.

Los titulados bienes sociales no son ajenos a los cónyuges, desde que no pertenecen
a una persona distinta de ellos, simplemente que no les pertenecen de manera
exclusiva y absoluta. La única solución frente a ese problema es que los bienes
sociales pertenecen en común a ambos cónyuges, pero están sujetos a un régimen
regulado principalmente por el Código Civil.

Resulta menester demarcar que, dicha comunidad ganancial formada suplentemente


al no acordar separación, no posee personalidad jurídica por no ser susceptible de
inscripción en el Registro de Personas Jurídicas, con esto deducimos fehacientemente
que, la corte comunitaria ganancial, no es una persona jurídica.

El jurista nacional De la Puente y Lavalle en su artículo la “Sociedad de Gananciales”,


dentro de la revista Ius Et Veritas N°18 de la PUCP [CITATION Del99 \n \t \l 10250 ],
precisamente de referida comunidad ganancial, señala que:

Es un patrimonio que pertenece colectivamente a los dos esposos, y


que, no obstante confundirse con los bienes del marido debido a las
facultades que éste tiene sobre el mismo, no deja de ser distinto de los
patrimonios propios de los esposos, hasta el extremo que llegan a
establecerse relaciones jurídicas entre ellos, y dichas relaciones se
regulan, al tiempo de la disolución, por procedimientos que suponen una
verdadera individuación de la comunidad. [CITATION Del99 \p 52 \n \y
\t \l 10250 ]

Añade además a la definición anterior, que, “la comunidad es una copropiedad, y no


una indivisión ordinaria ni una persona jurídica; una copropiedad sujeta a reglas
propias, de origen muy remoto, que contribuyen a hacerla una institución original”.
[CITATION Del99 \p 53 \n \y \t \l 10250 ]

La postura del jurista De la Puente sería la ideal para definir la sociedad de


gananciales, sin embargo desde nuestra posición la sociedad de gananciales es una
forma especial de comunidad de bienes que no llega a identificarse con el condominio
o, en términos del Código Civil, con la copropiedad, desde que según el artículo 969,
hay copropiedad cuando un bien pertenece por cuotas ideales a dos o más personas,
mientras que en la sociedad de gananciales hay bienes de propiedad absoluta de cada
cónyuge.

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Por su parte refiriéndose a esta sociedad, Echecopar García [CITATION Ech52 \n \t \l
10250 ] aduce que:

La sociedad conyugal no es una sociedad civil ni menos mercantil dado


que faltan elementos indispensables para la constitución de una
sociedad de esta clase, desde que no hay “afectio societatis”, ni espíritu
de lucro, puesto que los esposos no contraen matrimonio para los
efectos de poner bienes en común ni con el objeto de obtener utilidades.
[CITATION Ech52 \p 18 \n \y \t \l 10250 ]

La denominada sociedad de gananciales no es una sociedad civil, tampoco mercantil,


en muchos artículos dedicados al régimen patrimonial de bienes del Código Civil, se
describen a los bienes sociales para referirse a aquellos bienes que no son propios de
los cónyuges, o sea que se contraponen a los bienes propios, los bienes sociales. Esto
pone de manifiesto que los bienes sociales no son de propiedad exclusiva de los
cónyuges, no obstante lo cual no dejan de pertenecerles desde que forman partes del
régimen patrimonial del matrimonio.

El patrimonio de la sociedad conyugal está formado, de acuerdo al Art. 299, por el


activo y por el pasivo de una compleción o totalidad, que comprende el pasado, el
presente y el futuro, es decir, los bienes y las deudas, el patrimonio, tanto anterior a la
entrada en vigor del régimen, y en cuanto todo lo que se adquiera por cualquier título o
modalidad durante la vigencia de la comunidad. Aunque no menciona este numeral a
las deudas, limitando el contenido del régimen patrimonial sólo a los bienes, nos
encaja usar el vocablo patrimonio, que incluye tanto al activo como al pasivo.

En el régimen de sociedad de gananciales existen bienes de dos calidades, los bienes


propios de cada cónyuge y los bienes de la sociedad, es así que conforme al Art. 302
del Código Civil, son bienes propios pertenecientes a cada cónyuge:

1. Los que aporte al iniciarse el régimen de sociedad de gananciales


2. Los que adquiera durante la vigencia de dicho régimen a título oneroso, cuando
la causa de adquisición ha precedido a aquélla.
3. Los que adquiera durante la vigencia del régimen a título gratuito.
4. La indemnización por accidentes o por seguros de vida, de daños personales o
de enfermedades, deducidas las primas pagadas con bienes de la sociedad.
5. Los derechos de autor e inventor.
6. Los libros, instrumentos y útiles para el ejercicio de la profesión o trabajo, salvo
que sean accesorios de una empresa que no tenga la calidad de bien propio.

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7. Las acciones y las participaciones de sociedades que se distribuyan
gratuitamente entre los socios por revaluación del patrimonio social, cuando
esas acciones o participaciones sean bien propio.
8. La renta vitalicia a título gratuito y la convenida a título oneroso cuando la
contraprestación constituye bien propio.
9. Los vestidos y objetos de uso personal, así como los diplomas,
condecoraciones, correspondencia y recuerdos de familia.

De este modo, en los incisos vistos anteriormente, han quedado establecidos los
supuestos en los que el bien propio responde al dominio exclusivo de uno de los
cónyuges respecto de un bien en particular.

Así mismo, el Art. 310 señala que, son bienes sociales todos los no comprendidos en
el artículo 302, incluso los que cualquiera de los cónyuges adquiera por su trabajo,
industria o profesión, así como los frutos y productos de todos los bienes propios y de
la sociedad y las rentas de los derechos de autor e inventor. También tienen la calidad
de bienes sociales los edificios construidos a costa del caudal social en suelo propio
de uso de los cónyuges, abonándose a éste el valor del suelo al momento del
reembolso.

Con esto, lo que aporte cualquiera de los cónyuges debemos entenderlo como los
bienes que figurativamente se llevan al matrimonio, y que sirven a la sociedad, pero no
se pierde la titularidad del bien respecto del que lo llevó. El patrimonio comunitario,
comprende todos los bienes que cada uno de los cónyuges tenía al momento de
iniciarse el régimen, corporales o incorporales, muebles o inmuebles, créditos o rentas,
sin atender al origen o título de adquisición. Son estos bienes los que se devuelven a
su titular cuando fenece la sociedad de gananciales.

Es menester hacer mención convenido a lo dispuesto, en ambos casos, téngase en


cuenta la importancia de la determinación de la calidad del bien, toda vez que en
principio puede afectar no sólo al otro cónyuge, sino también a la institución familiar de
un lado y al tráfico económico del otro. Empero, de la aparente claridad de los
supuestos respecto a la calidad del bien dentro de una sociedad de gananciales, aún
existen ciertas dudas sobre determinados supuestos que tienen que ser revisados en
plenos.

Tal y como señala Mendoza [CITATION Men16 \n \t \l 10250 ], “Los actos de disposición
de una persona como propio cuando es social, son incluso materia de discusión en el
VIII Pleno Casatorio en materia civil, a fin de determinar si nos encontramos en un
supuesto de nulidad o ineficacia”.

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Con respecto a la administración de los bienes sociales, concierne a ambos cónyuges,
sin embargo hay excepciones, asignándose la administración a uno de los cónyuges
por expresa autorización del otro, con esto uno de los cónyuges asume la
administración por ausencia del otro, o estando presente, está impedido por
interdicción u otra causa; y, por abandono del hogar conyugal de uno de los consortes,
asume de pleno derecho la administración el otro. Los bienes sociales vienen a ser,
bienes comunes de los cónyuges, cuya administración y disposición corresponde a
ambos, salvo el otorgamiento de poderes.

Un tema relacionado con los bienes sociales y su administración, como señala el


experto en materia civil, Aguilar Llanos[CITATION Agu06 \n \t \l 10250 ], “Es la
prohibición de celebrar contratos entre los cónyuges respecto de los bienes de la
sociedad, tal como lo manda el artículo 312, excepto cuando se trata de
poderes”[CITATION Agu06 \p 313 \n \y \t \l 10250 ]. Lo que se busca es proteger a
terceros con posibles colusiones entre los cónyuges.

En lo que se refiere al régimen patrimonial en el matrimonio, cualquiera que este sea,


se rige exclusivamente por las reglas establecidas por el legislador para cada caso.
Pese a no contar con un régimen patrimonial único, el Código no atribuye plena
libertad a los contrayentes en las reglas que establecen las relaciones patrimoniales.
El Art. 312 del Código tipifica expresamente la mencionada prohibición: “Los cónyuges
no pueden celebrar contratos entre sí respecto de los bienes de sociedad”».

Es necesario acotar respecto del régimen patrimonial, que, existe la posibilidad de que
los cónyuges decidiesen cambiar de régimen patrimonial, y en cada oportunidad que
se realice una permutación del régimen vigente, resulta exigible la formalidad de la
escritura pública y la inscripción en el Registro de Personas Naturales del régimen
vigente.

En opinión de Schreiber [CITATION Sch97 \n \t \l 10250 ], con la que coincidimos, “La


eficacia del régimen patrimonial sustituido por los cónyuges produce sus efectos desde
la fecha de la escritura pública que modifica el régimen legal”. Sin embargo, respecto a
los terceros, el nuevo régimen patrimonial surte efectos recién a partir de la fecha de
inscripción en el Registro de Personas Naturales.

Finalmente es conveniente inferir que la sociedad de gananciales nace, se desarrolla y


extingue conjuntamente con el matrimonio; se rige única y exclusivamente por normas
de orden público, inderogable por la voluntad de los cónyuges o de terceros.

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En nuestro país todavía existen disparidades en las posibilidades de obtener igual
remuneración o igual oportunidad de desarrollo profesional en ambos cónyuges, lo que
contribuye a reforzar que se mantenga el régimen patrimonial de sociedad de
gananciales. La separación de patrimonios usualmente se presenta en los matrimonios
que comprenden que esta resulta una forma de proteger el patrimonio de la familia, al
no arriesgar el íntegro del patrimonio por la actividad económica de uno de los
cónyuges.

Con esto, la sociedad de gananciales resulta inevitable; y el régimen patrimonial de


separación de patrimonios es, por lo general, la alternativa que toman los cónyuges
como una medida previa al divorcio o en los casos en que cada uno de ellos pretende
desarrollar, dentro del matrimonio, sus actividades económicas en forma
independiente.

CONCLUSIONES

 Se llega a la conclusión que el ordenamiento legal vigente en el Perú adopta un


planteamiento adecuado para regular el régimen patrimonial de la comunidad
formada por el matrimonio, pese a que el artículo 301 del Código Civil, use
inadecuadamente el término sociedad de gananciales, ésta, no es una
sociedad, ni una persona jurídica, sino una comunidad sui generis, no
asimilable a la copropiedad, con una regulación legal propia.
 Así mismo, la norma civil vigente establece que en el régimen de sociedad de
gananciales pueden existir bienes propios de cada cónyuge y bienes de la
sociedad. La condición de bienes propios tienen como titular a uno solo de los
cónyuges, este ejerce su derecho de propiedad por sí mismo y sin
restricciones; mientras que se computan bienes sociales todos aquellos sobre
los cuales no existe la calificación expresa de ser bienes propios.
 Con respecto a la elección del régimen patrimonial, personalmente concibo
que, el desconocimiento de los cónyuges de dicha posibilidad de elegir antes
del matrimonio es el principal motivo de su poca frecuencia. Una vez contraído,
el matrimonio se desarrolla bajo el régimen de sociedad de gananciales y
resulta más difícil que ambos acuerden la sustitución de dicho régimen por el
de separación de patrimonios.

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BIBLIOGRAFÍA

Aguilar Llanos , B. (2006). Régimen patrimonial del matrimonio. Derecho PUCP.


De la Puente y Lavalle, M. (1999). La sociedad de gananciales. IUS ET VERITAS.
Echecopar García , L. (1952). Régimen legal de bienes en el matrimonio. Lima.
Mendoza del Maestro, G. (2016). Bien propio o social. Enfoque Derecho.
Schreiber Pezet, M., & Plácido Vilcachagua, A. (1997). Exegesis del Código Civil
Peruano de 1984. Tomo VII Derecho de Familia. Lima: Gaceta Jurídica.

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