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I. Antecedentes preliminares.
II. Análisis crítico – Rol Ingreso Corte 716-2017 Excma. Corte de Apelaciones
Antofagasta.
1
BOETSCH GILLET, CRISTIÁN (2013): “Daño Moral en las Personas Jurídicas" Revista El Abogado - Colegio de
Abogados de Chile [en línea], En: <http://derecho.uc.cl/es/noticias/derecho-uc-en-los-medios/13841-profesor-cristian-
boetsch-gillet-dano-moral-en-las-personas-juridicas> [consulta: 28 de noviembre de 2019].
Que el sentenciador de primera instancia pronunciándose sobre dicha alegación,
concluye que dicha argumentación, si bien fue expuesta en el libelo, no fue ratificada en la
parte petitoria del mismo, y que de todas maneras “cualquier eventual monto
indemnizatorio que le pudiese corresponder al citado socio, resultaría ser improcedente,
toda vez que la demanda intentada en autos en contra de la Ilustre Municipalidad de
Antofagasta se realiza por la persona jurídica Sociedad Comercial H & H Limitada, y no
por el señor Herrera Ruz”, conclusión que comparto y que es totalmente correcta a la luz
de las normas adjetivas, y aunque pudiere afirmarse en términos positivos el conceder
indemnización por daño moral a uno de los socios a propósitos de los hechos descritos, lo
cierto es que , por una parte, el socio afectado debió perseguir la responsabilidad
extracontractual en calidad de demandante y, por otro, se vulneró el contenido de la
demanda que establece el artículo 254 del Código de Procedimiento Civil 3 al no someter –
en sus conclusiones – tal petición al fallo del tribunal.
Que la sentencia de primera instancia, a propósito del daño moral, parte efectuando
un análisis desde la óptica del pretium doloris, ciertamente restringido a la afectación física
y sensible, luego maximiza su campo de aplicación a todo daño, ya sea que lo sufra la
persona en sí misma en su esfera física o psíquica, así como todo atentado contra sus
intereses extrapatrimoniales, para luego precisar que “según la Doctrina, no existe
discusión en cuanto a la procedencia de indemnizar este daño, cuando el mismo es sufrido
por una persona natural, cuestión que no es tan pacífica cuando el mismo se alega por una
persona jurídica”.4
Así las cosas, la reparación del daño moral en una persona jurídica, a la luz de la
tesis clásica resulta del todo insuficiente, ya que si éste consiste en el “dolor, pesar o
molestia que sufre una persona en su sensibilidad física o en sus sentimientos, creencias o
afectos”5 mal podría entonces un ser ficto ajeno a lo físico y sensible argumentar dolencia o
sufrimiento, es por ello, como bien señala Cristián Boetsch “de ahí que la doctrina haya
tenido que levantar la mirada en busca de otros rubros en los cuales identificar las
lesiones extrapatrimoniales de estas entidades”.6
Que esta consecuencia patrimonial resulta, cuanto menos interesante, ya que se trata
de un criterio adoptado por un fallo de la Excma. Corte Suprema de Justicia como por
diversas Cortes de Apelaciones del país8 y que viene a uniformar la posibilidad de
resarcimiento de una persona jurídica: No basta que haya sufrido un perjuicio
extrapatrimonial al verse afectado su prestigio o confianza comercial, sino que además se
requiere que de ello, a su turno, fluya y se materialice una consecuencia patrimonial
ostensible.
En este sentido, puedo apreciar que la actora al pedir la reparación del daño moral se
ajusta en todo su espectro al criterio infrascrito, precisando que sufrió menoscabo en su
prestigio (interés extrapatrimonial) y que ello le causó, inclusive, mermas en sus utilidades
en forma inmediata al cierre de su local (daño patrimonial) derivado de declaraciones
públicas realizadas por miembros del Honorable Concejo Municipal, por visitas de personal
de Carabineros de Chile que pretendían el cierre del local. Sin embargo, no obstante
verificarse tales circunstancias en los hechos, también es de absoluta necesariedad su
acreditación por los medios franqueados por nuestro legislador a fin de satisfacer la verdad
formal-procesal.
En este sentido, un destacado autor, Enrique Barros Bourie, plantea que en estos
casos debiese procederse con cautela a la reparación ya que partiendo del supuesto que los
atentados a la reputación de las sociedades tienen un efecto patrimonial “…en vez de forzar
la aplicación de un concepto de daño moral, desarrollado en atención a las facultades
espirituales de las personas naturales, [como el prestigio] no resulta preferible avaluar el
perjuicio de acuerdo a los criterios patrimoniales del lucro cesante o del daño emergente.
Después de todo, una empresa difamada no pierde en el sentimiento de autoestima, sino
pierde clientes y oportunidades de negocios, que se traducen en lucro cesante y en un
menor valor del negocio en marcha”.10
9
1º JUZG. CIV. DE ANTOFAGASTA, ROL C-4641-2015, Caratulados “SOCIEDAD COMERCIAL H & H LIMITADA/
ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE ANTOFAGASTA”. [en línea], En: <https://civil.pjud.cl/CIVILPORWEB/> [consulta:
28 de noviembre de 2019].
10
BARROS BOURIE, ENRIQUE (2006): Tratado de responsabilidad extracontractual, Santiago de Chile: Editorial
Jurídica de Chile, p.300.
11
ÍDEM.