Está en la página 1de 6

T

TEMPLANZA 1. Significado y contexto


1. Significado y contexto. 2. Elementos de San Josemaría considera la virtud de
la templanza. la templanza en un doble aspecto. Por una
parte, fiel a la tradición teológico-moral,
La virtud de la templanza está rela- subraya su carácter de moderatio. “Pro-
cionada directamente con los apetitos del curemos hacer todo con medida, que en
hombre, que miran a bienes relacionados eso está la templanza” (Instrucción, ma-
con la conservación del individuo y de la yo-1935/14-IX-1950, n. 65: AGP, serie A.3,
especie. En sentido amplio se aplica a to- 90-1-2). La templanza “modera”, “atempe-
das las aspiraciones humanas, también a ra” la atracción de los placeres más fuertes
las intelectuales, que deben ser buscadas en el hombre, que son el apetito de comer
de modo ordenado y sin excesos. Hace, y de beber, y el apetito sexual, así como
en suma, referencia al señorío sobre los las ansias intelectuales o de poder. La tem-
propios instintos y aspiraciones, e impul- planza pone orden en el interior de la per-
sa a vivir de modo conforme a lo que exi- sona, encauza las fuerzas vitales para que
gen la dignidad de la persona humana y se conviertan en fuente de energía para la
la vocación cristiana; se trata, sobre todo, realización personal.
de vivir con la misma sobria dignidad con Desde una perspectiva positiva, la
que vivió Cristo. San Josemaría lo expresa templanza puede verse como “señorío”,
en el punto 2 de Camino, que trasciende la como la armonía que se instaura entre el
templanza, pero la engloba: “Ojalá fuera tal apetito y la razón –y en el cristiano la ra-
tu compostura y tu conversación que to- zón iluminada por la fe–, por la cual logra
dos pudieran decir al verte o al oírte hablar: el hombre dominarse a sí mismo y estar
éste lee la vida de Jesucristo”. por encima del atractivo de las pasiones
San Josemaría da a sus enseñanzas y de las ofertas seductoras del ambiente
sobre la templanza un acento propio, acor- que impiden amar a Dios. “Templanza es
de con su consideración de la persona hu- señorío” (AD, 84). “Si no eres señor de ti
mana como totalidad unificada de cuerpo mismo, aunque seas poderoso, me causa
y espíritu, y con el reconocimiento de la pena y risa tu señorío” (C, 295). El término
dignidad de la materia y de todo lo creado, castellano “señorío” alude a un hondo sen-
a la luz de la bondad originaria de la crea- tido de dignidad e integridad, que entronca
ción y de la re-creación obrada por Cristo con la noción clásica de esta virtud (la so-
en la nueva economía de la gracia. phrosyne griega), y connota a la vez armo-

1187

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


TEMPLANZA

nía interior y dominio de las pasiones. Un todas las potencias del alma y realidades
mismo sentido análogo de señorío se pone espirituales. En su enseñanza, práctica-
de manifiesto en el verbo que san Josema- mente todas las virtudes van acompaña-
ría usa en otra frase: “la templanza cría al das del adjetivo “filial”; de modo particu-
alma sobria, modesta, comprensiva” (AD, lar, lo hace al hablar de la templanza, que
84; la cursiva es nuestra). “Criar” evoca la por encarnarse en la afectividad sensible
“buena crianza”, la educación esmerada modelándola desde dentro, imprime en el
de quien sabe actuar con potestad y con cristiano un vivo sentido filial que empapa
moderación inteligente sobre los bienes toda la conducta. Sobre esta idea pivota
creados, otra alusión directa a la noción un pasaje medular de Amigos de Dios:
clásica de esta virtud. “No lo olvidéis: el que no se sabe hijo de
La templanza no entraña desprecio Dios, desconoce su verdad más íntima, y
por los bienes creados, sino conciencia de carece en su actuación del dominio y del
la dignidad de la persona y valoración de señorío propios de los que aman al Señor
su cuerpo. El sentido positivo que san Jo- por encima de todas la cosas” (AD, 27). El
semaría concede a la templanza contrasta cristiano, al saberse hijo, se sabe destina-
tanto con los materialismos y sensualismos tario de una iniciativa divina, que no sólo le
como con los falsos espiritualismos. Tanto hace criatura predilecta, sino mucho más:
la postura materialista (el hombre como eleva la condición humana dotándola de
pura y simple materialidad) como la espiri- un nuevo ser en Cristo, que configura una
tualista desenfocada (el hombre como es- “personalidad moral”: un modo nuevo de
píritu trascendente, unido a una degradan- sentir, de querer, una manera nueva de vivir
te realidad material) acaban despreciando de amor, porque la templanza sobrenatural
la corporalidad y reduciendo la templanza asume las energías de la afectividad y las
a una de sus partes, ya sea la sobriedad, encauza para que el hombre ame a Dios
la abstinencia o la continencia. Por eso, con todo su corazón, con toda su alma y
san Josemaría pone de manifiesto el va- con toda su mente (cfr. Mc 12, 30; Mt 22,
lor de lo material, de lo corporal (incluida la 37). De ese modo la conciencia de la filia-
sexualidad) y del mundo en general. Pro- ción divina transforma la templanza, que
pone un materialismo cristiano (cfr. CONV, adquiere así una dimensión teologal, por-
113) y asume que los sentimientos, deseos que nos hace participar de la vida misma
y afectos –toda la corporalidad– son un de Cristo y de su caridad. “Que cada uno
don y una fuerza intrínseca de la persona, extirpe, de su propia vida, todo lo que es-
que hay que orientar y dirigir hacia la exce- torba la Vida de Cristo en nosotros: el ape-
lencia de la vida. Siendo la criatura huma- go a nuestra comodidad, la tentación del
na fruto de la sabiduría y del amor creador, egoísmo, la tendencia al lucimiento propio.
¿cómo no amar las realidades materiales, Sólo reproduciendo en nosotros esa Vida
que no sólo no son un estorbo, sino que de Cristo, podremos trasmitirla a los de-
son cauce y lugar de encuentro con Dios y más” (ECP, 158).
el modo en que se materializan las realida-
des espirituales de la persona? 2. Elementos de la templanza
Entre otros dones, Dios le concedió Antes de abordar la doctrina específica
al fundador del Opus Dei una honda inte- de san Josemaría sobre la templanza resul-
lección de la filiación divina en Cristo. San ta oportuno considerar algunos datos an-
Josemaría experimentó vivamente en su tropológicos, ya apuntados, pero que vale
existencia terrena la conciencia del hijo la pena esbozar de manera más estructu-
que se sabe querido por su Padre-Dios, rada. En la persona se dan dos niveles de
como realidad fundante de la actividad de instancias apetitivas: sensible (apetito iras-

1188

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


TEMPLANZA

cible o impulsos y apetito concupiscible de los demás, de compartir lo propio con


o deseos) y racional o superior (voluntad todos, de dedicarse a tareas grandes. La
y razón práctica). La templanza regula los templanza cría al alma sobria, modesta,
deseos sensibles o concupiscibles. Am- comprensiva; le facilita un natural recato
bas instancias (sensible y racional) no son que es siempre atractivo, porque se nota
fuerzas paralelas; ni tampoco antagónicas, en la conducta el señorío de la inteligencia.
como si cada una tendiese a bienes de por La templanza no supone limitación, sino
sí excluyentes: son más bien armónicas, grandeza. Hay mucha más privación en la
una y otra se ordenan a la realización de destemplanza, en la que el corazón abdica
la vida humana. La tendencia concupisci- de sí mismo, para servir al primero que le
ble tiene aptitud natural para ser integrada presente el pobre sonido de unos cence-
por la instancia apetitiva superior, a través rros de lata” (AD, 84).
de la templanza, aunque alcanzar esa inte-
En el texto citado, se describe la vir-
gración suponga esfuerzo y dificultad, ante
tud humana de la templanza haciendo re-
todo, porque después del pecado original
ferencia a cuatro puntos fundamentales.
la capacidad de la voluntad para lograr el
En primer lugar, san Josemaría, conocedor
bien total de la persona ha quedado dismi-
de esa lucha interior que todo hombre li-
nuida (pero no destruida).
bra consigo mismo a la hora de alcanzar el
Pero citemos ya un texto de Amigos bien como persona, anima contínuamente
de Dios que presenta in nuce los principa- a no dejarse dominar por los deseos sen-
les elementos de la doctrina de san Jose- sibles: “No todo lo que experimentamos
maría. Se trata de un texto largo, pero que en el cuerpo y en el alma ha de resolverse
será útil reproducir por entero. a rienda suelta. No todo lo que se puede
“Templanza es señorío. No todo lo que hacer se debe hacer. Resulta más cómo-
experimentamos en el cuerpo y en el alma do dejarse arrastrar por los impulsos que
ha de resolverse a rienda suelta. No todo llaman naturales (AD, 84)”. Cuando el
lo que se puede hacer se debe hacer. Re- hombre no le niega nada a los instintos,
sulta más cómodo dejarse arrastrar por los a la larga sobreviene el aislamiento, el
impulsos que llaman naturales; pero al final repliegue del yo sobre sí mismo, “al final
de ese camino se encuentra la tristeza, el de ese camino se encuentra la tristeza, el
aislamiento en la propia miseria. aislamiento en la propia miseria” (AD, 84).
“Algunos –continúa– no desean negar Es lógico que así sea, porque si por alcan-
nada al estómago, a los ojos, a las manos; zar un bien parcial y sensible, el hombre
se niegan a escuchar a quien aconseje vivir renuncia a su bien como persona, quizá
una vida limpia (…). Yo quiero considerar inicialmente experimente placer, pero a la
los frutos de la templanza, quiero ver al postre esa experiencia sólo produce priva-
hombre verdaderamente hombre, que no ción, rendir tributo al propio egoísmo. “Hay
está atado a las cosas que brillan sin va- mucha más privación en la destemplanza,
lor, como las baratijas que recoge la urra- en la que el corazón abdica de sí mismo”
ca. Ese hombre sabe prescindir de lo que (AD, 84), que en lo que se requiere en la
produce daño a su alma, y se da cuenta de busca de un gran ideal. Si el ser humano
que el sacrificio es sólo aparente: porque al elige ideales grandes, inicialmente quizá
vivir así –con sacrificio– se libra de muchas experimente oposición y resistencia, pero
esclavitudes y logra, en lo íntimo de su co- siempre obtendrá el fruto positivo de la
razón, saborear todo el amor de Dios”. victoria del bien mejor. “La templanza no
Y concluye: “La vida recobra entonces supone limitación, sino grandeza” (AD, 84).
los matices que la destemplanza difumina; En segundo lugar, se apunta que la
se está en condiciones de preocuparse templanza capacita a la persona para res-

1189

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


TEMPLANZA

ponder a las exigencias de la caridad en el señorío de la inteligencia” (AD, 84). Al efec-


ejercicio de sus deberes, la pone en con- to exterior que la virtud de la templanza
diciones de “preocuparse de los demás, produce en el cristiano, san Josemaría lo
de compartir lo propio con todos, de de- llama, empleando una frase paulina, pero
dicarse a tareas grandes” (AD, 84). Esta- patentándola con un sentido totalmente
mos ante otro rasgo esencial que conviene original: “bonus odor Christi” (2 Co 2, 15).
destacar. El cristiano necesita la templanza La templanza irradia una hermosura espi-
para poder vivir la caridad, requiere orden ritual que refleja un total dominio sobre las
en los apetitos, equilibrio en sus instintos potencias y sentidos. Ese porte sosegado
para poder amar con el amor de Cristo a y lleno de unción es fruto del orden interior
los demás. Y, a su vez, la templanza nece- que la templanza conserva y defiende, y
sita de la caridad para alcanzar su plenitud representa una fuerte atracción hacia Dios.
de sentido, es decir, para ser una virtud de “Los hombres esperan de nosotros ese
quien se sabe hijo de Dios y llamado a co- “bonus odor Christi” (2 Co 2, 15) que, apo-
rredimir con Cristo. No se podría cultivar yado en nuestra templanza, les encienda
la templanza independientemente de la y les arrastre” (Instrucción, mayo-1935/14-
caridad, porque sería ignorar la causa prin- IX-1950, n. 65: AGP, serie A.3, 90-1-2).
cipal de su crecimiento. Si el amor faltase, Desde esta perspectiva la templan-
aunque se diera la repetición material de za está muy relacionada con el modo de
actos en sí mismos moderados, no habría comportarse, con lo que suele llamarse
verdadero aumento en la virtud, porque una buena educación. Así la templanza es
sólo el amor es la causa de la continuada también fuente de virtudes propiamente
realización de actos virtuosos. humanas y necesarias para la conviven-
En tercer lugar, san Josemaría es cia y para alcanzar la santidad en medio
consciente de que cada victoria de la tem- del mundo: la delicadeza en el trato, el
planza implica un incremento de libertad. dominio propio, la elegancia, el pudor, la
La persona templada “sabe prescindir de modestia, el desprendimiento, la sobrie-
lo que produce daño a su alma, y se da dad, la afabilidad, el gusto, el ingenio. Un
cuenta de que el sacrificio es sólo aparen- capítulo interesante en la doctrina de san
te: porque al vivir así –con sacrificio– se Josemaría es el del descanso. El núcleo de
libra de muchas esclavitudes y logra, en su predicación es que el descanso no im-
lo íntimo de su corazón, saborear todo el plica no hacer nada, sino distraerse en ac-
amor de Dios” (AD, 84). La templanza es tividades que exigen menos esfuerzo. San
un principio liberador, porque da pie a vi- Josemaría incluso va más allá dándole un
vir ligera y espontáneamente, sin ataduras, alcance apostólico al hablar de un “apos-
por amor a Dios. En el texto citado la li- tolado de la diversión”, de la conveniencia
bertad guarda una relación esencial con el de llenar de contenido apostólico las reu-
amor y éste con la templanza. Cuando el niones familiares, los paseos, los espectá-
amor se confirma en decisiones que incli- culos, etc. “Urge recristianizar las fiestas
nan a obrar templadamente de una manera y costumbres populares. –Urge evitar que
coherente y estable, se da un crecimiento los espectáculos públicos se vean en esta
de libertad, porque se puede amar mejor a disyuntiva: o ñoños o paganos. Pide al Se-
Dios y saborear los dones divinos. ñor que haya quien trabaje en esa labor de
El cuarto aspecto que san Josemaría urgencia, que podemos llamar «apostola-
tiene en cuenta es que en el obrar tem- do de la diversión»” (C, 975).
plado refulge una belleza moral que atrae, Como todas las virtudes, la templanza
por su armonía y equilibrio. La templanza tiene un término medio que, en parte, de-
“facilita un natural recato que es siempre pende de la propia sensibilidad. La razón
atractivo, porque se nota en la conducta el es la que indica el modo de satisfacer la

1190

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


TEOLOGÍA

inclinación de comer y beber, pero el modo TEOLOGÍA


de satisfacerlo debe estar de acuerdo con
el bien de la persona. Aunque no lo men- 1. Necesidad de la teología en la vida cris-
ciona expresamente, el sujeto de la tem- tiana. 2. Teología y fidelidad al Magisterio
planza, para san Josemaría, no se halla en de la Iglesia. 3. Teología y libertad de opi-
nión e investigación. 4. La aportación de
la voluntad, sino en la sensibilidad. Así lo
san Josemaría a la teología.
refleja en la invocación al Espíritu Santo
que compone en 1934: “Ven, ¡Oh, Santo La teología es la ciencia de la fe: el
Espíritu!, ilumina mi entendimiento para conocimiento que la inteligencia humana
conocer tus mandatos; fortalece mi cora- iluminada por la fe adquiere sobre el ob-
zón contra las insidias del enemigo; infla-
jeto mismo de esa fe. Es la fides quaerens
ma mi voluntad” (Oración manuscrita, abril
intellectum, la fe que busca entender mejor
1934: AGP, P01, 1983, p. 21). Lo que pide
aquello que cree, y exponerlo ordenada y
es fuerza en el apetito sensible, al que lla-
sistemáticamente.
ma “corazón”, porque lo que se desvía es
el deseo sensible y no la voluntad que es Se sintetizan aquí las enseñanzas que
una potencia naturalmente recta (voluntas san Josemaría, como fundador del Opus
ut natura). En este contexto se entiende Dei, ofreció sobre la importancia de la teo-
muy bien aquel punto de Camino que dice: logía y sobre su estudio, docencia e inves-
“Quítame, Jesús, esa corteza roñosa de tigación. Pero hay otro aspecto que debe
podredumbre sensual que recubre mi co- mencionarse: el impulso que su mensaje
razón, para que sienta y siga con facilidad espiritual comporta para la profundización
los toques del Paráclito en mi alma” (C, en las verdades de la fe y, en consecuen-
130). Lo que realmente pide es un corazón cia, para la teología.
capaz de estar en la Cruz, identificado con
Cristo, atento a un bien superior.
1. Necesidad de la teología en la vida
La templanza, en definitiva, constituye cristiana
una viga sólida en la vida del cristiano, que
San Josemaría no concibió la teología
se sabe corredentor con Cristo, porque
como una simple materia de estudio para
refleja el rostro de Cristo ante los demás.
determinadas personas, sino como una di-
No en vano san Josemaría se refiere a ella
como “virtud cardinal, de cardo, quicio, mensión de la vida cristiana, como nece-
gozne: firme punto de apoyo” (Instrucción, saria profundización en la fe. Así, dirigién-
mayo-1935/14-IX-1950, n. 65: AGP, serie dose a todos los fieles cristianos, afirmaba:
A.3, 90-1-2). “cada uno ha de esforzarse, en la medida
de sus posibilidades, en el estudio serio,
científico, de la fe; y todo esto es la teolo-
Voces relacionadas: Castidad; Desprendimiento.
gía” (ECP, 10).

Bibliografía: CECH, pp. 38, 126, 367, 679-682,


De ahí también, por ejemplo, su con-
770; Ernst Burkhart - Javier López, Vida cotidia- cepción de la necesidad de la presencia
na y santidad en la enseñanza de San Josemaría. de la teología en las universidades civiles:
Estudio de teología espiritual, II, Madrid, Rialp, “un hombre que carezca de formación re-
2011, pp. 449-450; Josef Pieper, Las virtudes ligiosa no está completamente formado.
fundamentales, Madrid, Rialp, 1997; S.Th., II-II. Por eso la religión debe estar presente en
Cecilia ECHEVERRÍA FALLA
la Universidad; y ha de enseñarse a nivel
superior, científico, de buena teología.
Una Universidad de la que la religión está
ausente, es una Universidad incompleta:
porque ignora una dimensión fundamen-

1191

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


Aviso de Copyright

Cada una de las voces que se ofrecen en esta Biblioteca Virtual


forma parte del Diccionario de San Josemaría Escrivá de Balaguer y
son propiedad de la Editorial Monte Carmelo, estando protegidas
por las leyes de derecho de autor.

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei

También podría gustarte