Está en la página 1de 18

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/28312569

Sobre la aplicabilidad del Principialismo Norteamericano

Article  in  Cuadernos de bioetica: revista oficial de la Asociacion Espanola de Bioetica y Etica Medica · January 2008
Source: OAI

CITATIONS READS

10 277

1 author:

Pablo Requena Meana


Pontificia Università della Santa Croce
21 PUBLICATIONS   40 CITATIONS   

SEE PROFILE

All content following this page was uploaded by Pablo Requena Meana on 03 August 2015.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano

SOBRE LA APLICABILIDAD DEL PRINCIPIALISMO


NORTEAMERICANO

ON THE APPLICABILITY OF THE NORTH


AMERICAN PRINCIPLISM

Pablo Requena Meana


Pontificia Università della Santa Croce
requena@usc.urbe.it

Resumen

La propuesta de cuatro principios prima facie que Beauchamp y Childress han


sugerido para la bioética (el principialismo) se ha impuesto como uno de los para-
digmas más seguidos, no sólo en los Estados Unidos, sino también en muchas otras
partes del mundo. Este modelo ha sido criticado desde distintos puntos de vista,
sobre todo en los últimos quince años. Una de las mayores objeciones que se hace al
principialismo es la dificultad de aplicar la propuesta a los casos de la vida real. El
problema de fondo está en que, a la falta de jerarquización de principios, se suma la
ausencia casi total de indicaciones antropológicas sobre los bienes morales que deberían
proteger dichos principios. El resultado es que ante un dilema ético se pueden sacar
conclusiones opuestas, según se utilice un principio u otro. Los autores proponen
como instrumentos para superar estos conflictos la especificación y ponderación de
los principios y reglas morales; pero, en bastantes casos, no resultan suficientes.
Palabras clave: principialismo, métodos de la bioética, especificación, ponderación.

Abstract

The four prima facie principles proposed for bioethics by Beauchamp and Childress
(principlism) has been one of the most followed bioethical paradigms, gaining a

Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª 11


Pablo Requena Meana

prominent place not only in United States, but in many other parts of the world.
This model has been criticized from different points of view, especially in the last
fifteen years. One of the major objections to principlism is the difficulty of applying
the system to real bioethical dilemmas. The essential problem of the system, apart
from an absence of hierarchy among the four principles, is an absence of a clear
framework of human goods (anthropologically speaking) which are necessary to
protect. Consequently, in the face of an ethical dilemma two opposite solutions can
be reached using one principle or another. The authors offer as a solution to these
difficulties the specification and consideration of the principles and rules. However,
in many cases, this is not sufficient.
Key words: principlism, methods of bioethics, specification, balancing.

Introducción 1990 se conoce como «principialismo»,


considera cuatro principios prima facie:
Desde sus orígenes la bioética se ha respeto de la autonomía, no maleficencia,
propuesto como una de sus tareas fun- beneficencia y justicia2. Tiene el mérito de
damentales ayudar al personal sanitario haber proporcionado una herramienta
en la toma de decisiones ante dilemas conceptual para pensar en categorías
éticos de difícil resolución. Con el tiempo morales un buen número de problemas
esta nueva disciplina ha tomado diversos éticos que aparecen en la práctica médi-
caminos, y aquella vocación primaria de ca actual. Sin embargo, son muchos los
ayuda al médico en su práctica diaria ha autores que, sobre todo a partir de la
quedado englobada en lo que se conoce
actualmente como bioética clínica. Entre
los muchos autores que escriben sobre 2 Un principio prima facie es aquél que se debe
seguir, siempre que no entre en conflicto con otro
esta subdisciplina destacan, sin duda de igual rango. La resolución de los conflictos se re-
alguna, Tom L. Beauchamp y James R. aliza, como tendremos ocasión de ver más adelante,
Childress por su famoso libro «Princi- a través de la especificación y de la ponderación. El
término «principialismo» procede del inglés (princi-
pios de ética biomédica», cuya primera
plism), y fue utilizado por primera vez en un artículo
edición inglesa vio la luz en 1979, y en crítico, que ha tenido después gran repercusión, y
poco más de veinte años ha llegado a que así denominaba despectivamente al modelo de
la quinta; con una difusión amplísima principios de Beauchamp y Childress: Clouser, D.
y Gert, B., «A Critique of Principlism». The Journal
no solamente en los Estados Unidos, of Medicine and Philosophy 15 (1990), 219-236. Con el
sino también en Europa, y en el resto tiempo ha llegado a ser el modo habitual de refer-
del mundo1. Esta propuesta, que desde irse a aquellas teorías que se estructuran alrededor
de una pluralidad de principios de obligación no
absolutos: cfr. DeGrazia, D., «Moving Forward in
1 Principles of Biomedical Ethics, Oxford Uni- Bioethical Theory: Theories, Cases and Specified
versity Press, New York, 20015 (a partir de ahora Principlism». The Journal of Medicine and Philosophy
PoBE). Existe una traducción española de la cuarta 17 (1992), 518. Los mismos Beauchamp y Childress
edición del libro (Masson S. A., Barcelona, 1999). no tienen dificultad en utilizar este término.

12 Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª


Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano

década de los Noventa, han puesto en Este artículo tiene como objeto la
duda la validez del principialismo como valoración del principialismo desde la
método para la resolución de los nuevos perspectiva de su aplicabilidad. Para ello
casos. Éstos aseguran que los principios presentaremos las indicaciones de mayor
raramente superan los conflictos morales interés que encontramos en la bibliografía
que aparecen en la práctica habitual: ser- bioética, sobre todo la anglosajona, que
virían, más bien, para justificar una deter- es la que ha estudiado la propuesta con
minada conclusión a la que se ha llegado mayor profundidad.
por otro camino3. De entre las objeciones
que se han presentado a la propuesta de 1. Posible resolución de un caso utili-
Beauchamp y Childress quizá sea ésta la zando los cuatro principios
que más consensos ha recibido4.
Antes de pasar revista a los diferentes
autores que han escrito sobre la apli-
3 «The popularity of principles rests in large
part on the fact that the principles serve as slogans cabilidad de los principios propuestos
that are used to support conclusions that one has por Beauchamp y Childress intentemos
reached without really using the principles at all»: resolver una situación real con la ayuda
Clouser, K. D. y Gert, B. «Morality vs. Principlism»
en Gillon, R. Principles of Health Care Ethics, John Wi- de esta metodología. Podemos utilizar
ley & Sons Ltd., West Sussex, 1994, 259. «The other como banco de pruebas el caso en estudio
major reason for moving away from principlism is que propone la revista Hastings Center
that it hasn’t really worked»: Cassel, C., «Clinical
Medicine and Biomedical Ethics in the 1990s: a
Report en su primer número de 2006. Se
Physician Reflects» en DuBose, E. R., Hamel, R. P., trata de una mujer de 67 años con un
O’Connell, L. J., A Matter of Principles?, Trinity Press cáncer de ovario avanzado. Ingresa en el
International, Valley Forge, 1994, 337. Engelhardt y
hospital por una obstrucción intestinal,
Wildes consideran los principios como cabeceras o
títulos de capítulos morales más que como reales y en la sala de urgencias pide que todas
guías para la acción o fuentes para la justificación las decisiones que no pueda tomar ella en
de acciones morales: Engelhardt, H. T. y Wildes, caso de incapacidad, las tome su marido.
K. W., «The Four Principles of Health Care Ethics
and Post-Modernity» en Gillon, R., op. cit., 146. Aunque no llega a firmar directiva algu-
Pellegrino y Thomasma, al igual que Wulff, los na, señala su deseo de no limitar a priori
consideran demasiado abstractos: Pellegrino, E. D. ningún tipo de tratamiento posible, ni
y Thomasma, D. C. The Virtues in Medical Practice,
Oxford University Press, New York, 1993, 19; Wulff,
siquiera la reanimación cardio-pulmonar.
H. R., «Against the Four Principles: a Nordic View», La enfermedad empeora, y después de
en Gillon, R., op. cit., 277. dos meses de hospitalización el médico le
4 El principialismo ha recibido también críti-
hace presente lo precario de su situación,
cas en relación al contenido de los principios, a la
consideración del acto moral, a la fundación de la y las pobres esperanzas de supervivencia
propuesta, y al modo de concebir el sujeto moral a medio plazo. Ella insiste en que se le
y sus virtudes. Para una presentación del modelo sigan aplicando todos los tratamientos
y sus críticas nos permitimos remitir a Requena,
P. Modelos de bioética clínica. Presentación crítica del requeridos, pues según explica, quiere
principialismo y la casuística, Edizioni Università della seguir disfrutando de la visita diaria de
Santa Croce, Roma, 2005. sus familiares. El doctor le advierte de los

Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª 13


Pablo Requena Meana

sufrimientos innecesarios que supondría a) Aplicación sumaria de los principios


la reanimación cardiorespitatoria en el
supuesto de una parada cardiaca. La en- Si intentamos solucionar el caso como
ferma responde que, estando así las cosas, lo haría un médico que haya estudiado
preferiría evitar esa maniobra, aunque la propuesta de estos autores, y tenga en
continua sin querer firmar ningún docu- mente los cuatro principios, vemos ante
mento. A los dos días el médico vuelve todo que se plantea un dilema: reanimar
a preguntarle si desea firmar la directiva o no a la paciente. Haciendo un rápido
sobre la no reanimación, a lo que vuelve repaso de los principios, se puede des-
a responder negativamente. Éste se dirige cartar en seguida el de justicia, pues en
al marido para que intente convencerla, esta situación no parece que la actuación
pero se da cuenta de que, en realidad, es él en un sentido o en otro afecte a la justicia
quién quiere la reanimación a toda costa. distributiva en relación a los medios tera-
Incluso, en una reunión en la que están péuticos, lugares en la UCI, etc. Quedan
los tres presentes, la enferma asegura su por tanto los otros tres principios: bene-
deseo de ser reanimada en caso de paro ficialidad, no-maleficencia y autonomía.
cardiaco. Más tarde manifiesta al médico El primero de ellos, la beneficialidad, nos
que hizo esa afirmación porque no que- dice que hemos de actuar siempre por el
ría disgustar a su marido, que sufriría bien del paciente. El problema en este caso
si se tomara la decisión de no reanimar. es descubrir cuál es el bien de la enferma.
El médico refiere posteriormente esta Se trata de un cáncer avanzado, pero tene-
conversación al marido, que no cambia mos pocas indicaciones sobre su calidad
de opinión sobre la necesidad de hacer de vida. Sabemos solamente que disfruta
todo lo posible para mantenerla en vida el de las visitas diarias de sus familiares. No
mayor tiempo posible. A los pocos días se poseemos información sobre el dolor que
produce el paro cardiaco. La pregunta que padecía antes del paro cardiaco, ni sobre
hace la revista es: ¿debe el médico intentar la incapacidad que le provocaba para la
la reanimación cardio-pulmonar? realización de las tareas ordinarias... En
A esta pregunta siguen dos comenta- todo caso, parece que lo más indicado, te-
rios que ofrecen una posible respuesta. niendo en cuenta lo avanzado de la pato-
Aunque ninguno de los dos utiliza los logía, sería no hacer nada. Esta conclusión
cuatro principios para construir su argu- provisional llama en causa el principio de
mentación, podemos aquí intentar una no-maleficencia, que subraya como uno
tercera respuesta siguiendo la propuesta de los deberes primarios del personal sa-
de Beauchamp y Childress. Lo haremos nitario el no provocar daño. En este caso,
en dos momentos sucesivos: el prime- como ha explicado el médico a la paciente,
ro, que podemos llamar de aplicación la reanimación cardiopulmonar compor-
sumaria de los principios; el segundo, tará seguramente un cierto sufrimiento;
al que denominamos uso científico del y por tanto, parece que lo más adecuado
principialismo. es dejarla morir. ¿Tiene algo que decir el

14 Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª


Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano

principio de autonomía en esta situación? concretas que estos autores nos ofrecen
Su formulación general indica que se de- en su famoso texto. En el capítulo sobre el
ben seguir las decisiones autónomas de respeto de la autonomía se explica que su
los pacientes. Pero aquí nos encontramos contenido se puede formular en modo ne-
con el problema de determinar cuál era la gativo (las acciones autónomas no deben
voluntad de esta señora, ya que no resulta ser controladas por otros), pero también
muy clara con los datos que tenemos. De mediante un enunciado positivo (se han
una parte, da la impresión de que ella de respetar las visiones y derechos de los
prefería no intentar las maniobras de re- individuos, mientras sus pensamientos y
animación. De otra, es manifiesto su deseo acciones no supongan un serio daño para
de no disgustar a su marido, y no cargarle otras personas)5. Dado que estas formula-
con el peso de no haber intentado todo ciones, como las que aparecen referidas a
lo posible el sacarla adelante. Con este los otros principios, son muy generales,
rápido bosquejo de una posible aplicación Beauchamp y Childress proponen como
de los principios, tenemos la impresión de herramienta para acercarse a las situacio-
que seguimos con el dilema inicial. Cierta- nes concretas la especificación de Herny
mente podríamos justificar cualquiera de S. Richardson. Se trata de un proceso por
las dos posibilidades haciendo referencia el cual se pasa del abstracto enunciado
a alguno de los principios, pero sin que del principio a reglas de actuación más
hayan sido éstos los que nos hayan dado específicas6. En el caso del respeto de la
la solución. Cabría optar por reanimar a autonomía estas reglas obligan a «decir la
la paciente llamando en causa el principio verdad, a respetar la vida privada de los
de autonomía, ya que en el fondo es lo demás, a proteger la información confi-
que hubiera preferido para satisfacer a su dencial y a obtener el consentimiento para
marido; pero también se podría justificar las intervenciones sobre los pacientes»7.
la omisión de la maniobra, según el prin-
cipio de no-maleficencia. 5 «As a negative obligation: autonomous action
should not be subjected to controlling constraints by
others (...) The principle asserts a broad, abstract,
b) Uso científico del principialismo obligation that is free of exceptive clauses, such
as, «we must respect individuals’ view and rights
Hasta ahora, en el estudio del caso, no so long as their thoughts and actions do not seriously
harm other persons»» (PoBE, 64, la cursiva pertenece
hemos tenido necesidad de abrir el libro al original).
de Beauchamp y Childress. Hemos utili- 6 «Process of reducing the indeterminateness
zado los principios siguiendo el modo en of abstract norms and providing them with action-
guiding content» (PoBE, 16). Sobre el proceso de
el que han cristalizado no sólo en ámbito especificación puede consultarse: Richardson, H.
biomédico, sino también en buena parte S., «Specifying norms as a way to resolve concrete
del mundo académico de la bioética. Sin ethical problems». Philosophy and Public Affairs 19
(1990), 279-310; «Specifying, balancing, and inter-
embargo se hace necesario dar otro paso
preting bioethical principles». Journal of Medicine
y hacer un estudio más preciso, más and Philosophy 25 (2000), 285-307.
científico, acudiendo a las indicaciones 7 PoBE, 65.

Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª 15


Pablo Requena Meana

A continuación, los autores pasan a estu- Un poco más adelante, cuando hablan
diar los diferentes problemas éticos que de las decisiones subrogadas, explican
pueden plantearse con relación a la au- que pueden ser de tres tipos:
tonomía del paciente. Escriben sobre los
posibles tipos de consentimiento, sobre 1) el juicio sustituido, donde se toma
los casos en los que el paciente cambia la decisión que habría tomado el
de opinión durante la enfermedad, sobre paciente (al que se conoce bien), en
las formas de influencia legítimas o no, y el caso en que fuera competente;
finalmente, sobre los tipos de decisiones 2) el modelo llamado de autonomía
subrogadas8. No plantean ningún caso pura, que sigue las indicaciones
similar al nuestro. Quizá el más cercano, que haya formulado anterior-
por tratarse de una situación en la que mente el enfermo (independiente-
el paciente cambia de parecer respecto a mente de que las haya dejado por
un posible tratamiento, es el de un joven escrito o no);
diabético. Se trata de un paciente de 28 3) el modelo del mejor interés, que toma
años, prácticamente ciego y obligado a la decisión considerando la calidad
estar en cama. La penosa situación en la de vida del paciente; o sea, realiza
que se encuentra le lleva a la decisión de un juicio sobre lo que, desde fuera,
no continuar con las sesiones de diálisis, se considera que será mejor para el
para adelantar de ese modo su muerte. paciente en sus condiciones.
El médico que le atiende y la mujer del
enfermo están de acuerdo con seguir Beauchamp y Childress ofrecen la si-
su decisión. Después de un tiempo sin guiente jerarquización: en primer lugar se
diálisis, al empeorar de modo crítico su debe seguir lo que haya dicho el paciente;
situación, el paciente pide que se le co- si no se conoce, se pasa a un juicio susti-
necte nuevamente al aparato. No lo ha- tuido (lo que habría elegido); y si tampoco
cen y muere pocas horas después. Beau- es posible llegar a éste, se ha de utilizar
champ y Childress comentan este caso el criterio del mejor interés.
diciendo que el respeto a la autonomía Si intentamos estudiar ahora nuestro
del sujeto sugiere que el paciente debía caso con estas indicaciones, llegaremos a
haber sido reincorporado al tratamiento la conclusión de que el criterio fundamen-
de diálisis, al menos hasta comprobar si tal para su resolución está en la voluntad
su primera decisión se mantenía o no. expresa de la paciente, que correspon-
Vemos por tanto, que en esta situación, dería a la decisión subrogada según el
es la voluntad autónoma del paciente el modelo de autonomía pura. La dificultad
criterio fundamental para la resolución está en determinar cuál es esa voluntad,
del caso. ya que, como sabemos, no siempre ha
manifestado el mismo deseo.
8 PoBE, 57-112 (especialmente, 66-68, 98- Dejemos por un momento el principio
104). de respeto de la autonomía y pasemos al

16 Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª


Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano

capítulo que trata de la no-maleficencia9. Volviendo al caso que hemos tomado


Su formulación clásica, primum non nocere, prestado del Hastings Center Report, para
ha de entenderse en el sentido de que la analizarlo desde la perspectiva del principio
primera obligación del médico es la de no de no-maleficencia, hemos de preguntarnos
provocar daño al paciente. Al explicar qué si la reanimación cardio-pulmonar produ-
significa causar daño, nuestros autores cirá mayor beneficio que daño. Desde un
hacen referencia fundamentalmente al punto de vista estrictamente clínico los
«daño físico, especialmente el dolor, la posibles beneficios se cifran en algunos días
incapacidad y la muerte»10. En este caso, más de vida. En el otro lado de la balanza
el proceso de especificación llega a reglas habrá que poner la situación terminal de la
del tipo: «no matar, no causar dolor o su- paciente, junto a las molestias que le pue-
frimiento, no incapacitar, no ofender, no dan causar las maniobras de reanimación. A
privar a otros de los bienes de la vida»11. este cálculo habrá que sumar otros criterios
A continuación, Beauchamp y Childress que salen del campo clínico y que indu-
pasan a estudiar algunas distinciones dablemente tienen un peso importante en
que se han utilizado con frecuencia en la valoración de daños y beneficios, como
los tratados de ética para justificar la son por ejemplo el apoyo que recibe de la
supresión y el mantenimiento de ciertas familia, los gastos de la asistencia, etc.
terapias. Después de negar su utilidad Llegados a este punto debemos ad-
sugieren otra clasificación que distingue mitir que con los datos que poseemos no
los tratamientos entre opcionales y obli- es fácil dar respuesta a la pregunta que
gatorios. El criterio sobre el que apoya originó estas reflexiones. Después de leer
esta distinción es la calidad de vida del con más detalle el texto de Beauchamp y
paciente. Cuando un tratamiento produce Childress tampoco hemos dado con una
más pesos que beneficios está justificado solución convincente. Hemos de concluir
su abandono (o el no iniciarlo). En todo que los principios presentados nos ayudan
caso, el apelo a la calidad de vida debe a considerar muchos aspectos éticos im-
apoyar sobre criterios defendibles, que portantes del caso. Sin embargo, al menos
configuren el mejor interés del paciente. en este dilema, carecen de utilidad para
En algunos casos, explican los autores, su resolución. En los dos comentarios que
un dolor severo o una grave limitación la revista acompaña a la presentación del
podrían justificar el abandono de un caso se sugiere que la opción más adecuada
cierto tratamiento, incluso en contra de sería la reanimación de la paciente. Con el
una directiva previa del enfermo (en estas principialismo podemos llegar a esa misma
situaciones, la no-maleficencia tendría conclusión o a su contraria.
prioridad sobre la autonomía).
c) Posibles objeciones
9 PoBE, 113-164 (especialmente, 133-136).
10 PoBE, 114-115. Se pueden formular al menos dos obje-
11 PoBE, 117. ciones a lo que se ha dicho hasta ahora. En

Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª 17


Pablo Requena Meana

primer lugar habría que justificar el por a trabajar con diagramas de decisión,
qué se ha analizado el caso distinguiendo tanto para el diagnóstico como para el
entre una aplicación sumaria de los prin- tratamiento. Estos cursos intensivos no
cipios y un uso científico. Por otro lado, pueden proporcionar más que un cono-
alguno podría plantear que el modo en el cimiento relativamente superficial de los
que se han utilizado aquéllos no es ade- problemas morales de fondo, pero ofrecen
cuado, o no corresponde al análisis propio unos procedimientos de actuación senci-
del principialismo. La primera objeción llos de utilizar para resolver problemas.
se puede contestar recordando la finali- Esto justifica el haber comenzado con una
dad del principialismo y la razón que ha aplicación sumaria de los principios, en
motivado su gran desarrollo. Se trata de nuestro intento de responder a la pregun-
una propuesta para ayudar al médico, y ta sobre el modo de actuar en el caso de
en general a todo el personal sanitario, la enferma oncológica. Si la razón anterior
en la resolución de los problemas éticos no fuera del todo convincente, se ha de
que ha de afrontar en su práctica médica constatar que no pocos especialistas de
habitual. Son por ello principios fáciles bioética utilizan los cuatro principios, en
de recordar, y cuyo contenido a grandes los artículos que aparecen en las revistas
rasgos no ofrece ninguna dificultad. Esto especializadas, de un modo bastante pa-
hace que sea relativamente sencillo acudir recido al que hemos denominado «apli-
a ellos sin necesidad de volver al texto cación sumaria»13. De todas formas, nos
para releer lo que se dice sobre una u otra parecía necesario acudir también al texto
cuestión. Además, buena parte del éxito de Beauchamp y Childress para estudiar
de la propuesta está ligada a los cursos el caso, a partir de las indicaciones con-
de verano que durante muchos años ha cretas que proporcionan estos autores.
organizado el Kennedy Institute of Ethics de La segunda objeción sólo se puede
la Universidad de Georgetown, durante superar recogiendo, aunque sea de modo
los cuales, los autores del principialis- muy resumido, las conclusiones a las que
mo han explicado su sistema a muchas han llegado otros autores, sobre todo de
tandas de médicos y de estudiosos de
bioética, que después han difundido la 13 Somos conscientes de que el uso del término
teoría principialista por toda la geogra- «aplicación» no es adecuado si se pretende seguir
a la letra las últimas ediciones del texto de Beau-
fía estadounidense, y también fuera de champ y Childress, pues explican que fácilmente
sus confines12. El modo de resolución de llevaría a confusión el pensar que la resolución de
casos de la propuesta es muy atractivo los problemas éticos pueda hacerse simplemente
«aplicando» unos principios o normas generales a
para el médico, que está acostumbrado los casos reales, al modo que se resuelven los pro-
blemas de álgebra y geometría. De todas formas,
12 Sobre la importancia de los cursos de vera- no está de más recordar que la propuesta de estos
no en la difusión del principialismo remitimos a: autores en sus primeras ediciones era fuertemente
Evans, J. H., «A sociological account of the growth deductivista. Y algunos consideran que todavía hoy
of principlism». Hastings Center Report 30, 5(2000), sigue siéndolo: Turoldo, F., Bioetica e reciprocità, Città
31-38. Nuova, Roma, 2003, 7.

18 Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª


Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano

ámbito anglosajón, en su estudio del prin- de beneficencia) cuando se analiza el


cipialismo. Éste será el objeto del resto del caso de un recién nacido gravemente
artículo, que dividimos en dos partes: en incapacitado14.
la primera se considera la aplicabilidad Por su parte Botros llega a la conclu-
de los principios en líneas generales, sión de que un mismo caso se resolverá
mientras que la segunda se ocupa más de modo diferente según lo analice un
concretamente de las dos herramientas utilitarista o un deontologista. Esta afir-
que Beauchamp y Childress proponen mación mina uno de los puntos de fuerza
para la resolución de los conflictos: la del principialismo, que se propone como
especificación y la ponderación. un sistema en el que pueden coincidir
distintas concepciones filosóficas. Botros
2. El camino entre los principios y los pone el ejemplo del médico que descubre
casos un tumor en una paciente. Sabe que si le
propone dos posibles tratamientos elegirá
Arras piensa que los principios de el menos invasivo, opción que el médico
Beauchamp y Childress se entienden de considera peor a largo plazo. Analizando
modo diferente según los contextos. Pone la cuestión desde una perspectiva utilita-
el ejemplo del principio de autonomía rista, Botros escribe que el médico podría
en relación a una actuación gravemente ocultar la posibilidad de la terapia menos
inmoral y traumática para la mujer, como invasiva, teniendo en cuenta el principio
es el aborto. Para este autor, las mujeres de beneficencia. De esta manera se ob-
de Estados Unidos tienen mucha mayor tendría el mayor bien para el paciente y
facilidad de acceder al aborto invocando para su familia. Sin embargo, siguiendo
la autonomía que la que puedan tener un análisis deontológico, de ningún modo
las mujeres alemanas. Sin embargo, cabría la posibilidad de callar esa infor-
cuando a estas últimas se les reconoce la
posibilidad de abortar, están mucho más
cubiertas por la sanidad pública que las 14 Arras, J. D., «Principles and Particularity: the
americanas. En este ejemplo la diferencia Role of Cases in Bioethics». Indiana Law Journal 69
podríamos decir que es de matiz. Sin (1994), 994-995. Una crítica similar la encontramos
en Turner: «For example, the principle of respect for
embargo, este mismo autor considera
autonomy can lead to the justification of a host of
que en la literatura bioética abundan los conflicting moral claims and policies. To supporters
reclamos superficiales a la autonomía o of privatized medicine in the United States, respect
la beneficencia. Y concluye que mientras for autonomy means that citizens ought to be able to
use their income as they see fit to purchase whatever
no se determine exactamente el contenido level of health carte that they can afford. Within a
de cada principio, no seremos capaces more libertarian conception of autonomy, respect
de responder a las preguntas reales que for autonomy means freedom from governmental
taxation schemes»: Turner, L., «Zones of Consensus
se plantea el médico. Arras se cuestiona and Zones of Conflict: Questioning the «Common
concretamente qué significa el «mejor Morality» Presumption in Bioethics». Kennedy Ins-
interés» (dentro del ámbito del principio titute of Ethics Journal 13 (2003), 213.

Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª 19


Pablo Requena Meana

mación. Se haría prioritario el principio conclusión llega Callahan, pero partiendo


de autonomía, que obliga al médico a dar de los principios de no-maleficencia y de
a la paciente todos los datos necesarios justicia16.
para que realice una elección autónoma. El reciente análisis del caso del hijo de
Con este sencillo ejemplo Botros concluye los testigos de Jehová nos permite sacar
que, aunque los cuatro principios pueden una conclusión. Si diferentes principios
ver de acuerdo en muchas ocasiones a llegan a la misma solución quiere decir
representantes de diversas escuelas mo- que no es el principio en sí el que ha
rales, no siempre se puede garantizar una dado la respuesta. Debe haber algún otro
respuesta unitaria15. elemento que sea el que determine dicha
También encontramos en la literatura solución, y que de alguna forma está
ejemplos a la inversa: se llega a la misma relacionado con el principio. En realidad
solución de un caso llamando en causa podríamos decir que la crítica que se
diferentes principios. En un número mo- hace a los principios sobre su vaguedad
nográfico sobre el principialismo del Jour- e imposibilidad para llegar a los casos
nal of Medical Ethics se proponen diversas concretos, sería un problema más teórico
situaciones como objeto de estudio. Una que práctico, ya que nuestros autores a lo
de ellas es el clásico problema del hijo largo del libro van resolviendo los dife-
de los testigos de Jehová: ¿cómo actuar rentes casos que plantean. El verdadero
cuando los padres se niegan a autorizar
una transfusión de sangre que el equipo
médico considera necesaria? Macklin ana- 16 Macklin, R., «Applying the Four Principles».
liza la cuestión a partir del principio de Journal of Medical Ethics 29 (2003), 276-277; Callahan,
D., «Principlism and Communitarianism», 288.
autonomía, explicando que la autonomía
Gillon, uno de los mayores defensores del principia-
de los padres no puede prevalecer sin lismo en Europa, escribe que el uso de los principios
más. Se ha de buscar la decisión subro- puede legítimamente cambiar de persona a persona,
gada más adecuada, ya que el niño no es y de cultura a cultura: Gillon, R., «Ethics Needs Prin-
ciples—Four Can Encompass the Rest—and Respect
todavía un sujeto autónomo. Utilizando el for Autonomy Should Be «First Among Equals»».
concepto de «mejor interés» se concluye Journal of Medical Ethics 29 (2003), 309-310. Esta afir-
que se debe realizar la transfusión si la mación es difícilmente compatible con aquella otra
de Beauchamp en la que sostiene que los principios
vida del niño corriera peligro. A la misma son normas válidas que permiten realizar juicios in-
terculturales y transculturales sobre la depravación
moral, creencias morales equivocadas, crueldad
salvaje y otros errores morales: Beauchamp, T. L.,
15 Botros, S., «Rights and the Four Principles», «Methods and Principles in Biomedical Ethics».
en Gillon, R., op. cit., 236-237. Privitera sostiene que Journal of Medical Ethics 29 (2003), 269. Sobre este
el concepto de universalización que utilizan Beau- punto son interesantes las irónicas palabras de
champ y Childress cae en contradicción, pues no Harris: «I have always been perplexed as to why it
se pueden universalizar dos sistemas morales que is an advantage that by fiddling the weightings of
llegan a juicios morales diversos sobre la misma the principles one can come to radically different
acción: cfr. Privitera, S., «Sui principi della bioetica». conclusions»: Harris, J., «In Praise of Unprincipled
Bioetica e Cultura 3 (1993), 46. Ethics». Journal of Medical Ethics 29 (2003), 306.

20 Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª


Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano

problema, a nuestro modo de ver, está en parece suficiente el llamar en causa la mo-
el recorrido entre la formulación general ralidad común como medio para zanjar
de los principios y las respuestas que se la cuestión, pues aunque la mayoría de
dan en los diferentes casos. La pregunta las personas considerase adecuadas las
que habría que formular a Beauchamp y condiciones propuestas por Beauchamp
Childress es: ¿por qué y cómo se llega a y Childress para justificar el suicidio
una solución y no a otra invocando uno u asistido, quedaría todavía por explicar
otro principio? Seguramente la respuesta por qué efectivamente son adecuadas.
que recibiríamos es que se ha de seguir De otro modo, la ética, o la bioética,
la solución más coherente con el conjunto queda reducida a la pura descripción de
de la propuesta. Solución que tendría su lo que la gente opina sobre diferentes
base en la moralidad común que nuestros temas, cosa que está muy lejos del serio
autores ponen como fundamento de su estudio sistemático de las razones que
sistema17. Nos parece que esta respuesta nos llevan a considerar buenos o malos
no es suficiente. Pongamos un ejemplo: los diferentes comportamientos20. En este
acudir a la coherencia del sistema no sentido, Strong sostiene que Beauchamp
explica por qué en algunos casos estaría y Childress esconden algunos de los ele-
justificado el suicidio asistido y en otros mentos que utilizan en la resolución de
no, como aparece en el libro de estos dichos casos21.
autores. Es cierto que son muchas las
condiciones que se ponen para justificar 3. Resolución de los conflictos entre los
acciones de ayuda al suicidio, pero no se principios
explica de dónde proceden, y por qué son
esas y no otras18. Alguien podría sostener Los conflictos entre los principios pri-
que el caso de la señora con Alzheimer en ma facie de los que hablan Beauchamp e
sus primeros estadios a la que se ayuda Childress, no pueden resolverse a priori,
a quitarse la vida, se justifica desde el pues como repiten insistentemente no
punto de vista moral, pues corresponde existe una jerarquía entre ellos. Para su
a un suicidio asistido en el que se ha res-
petado la voluntad de la paciente. Decir,
como dicen Beauchamp y Childress, que 20 DeGrazia sostiene que el principialismo
esta mujer era capaz todavía de jugar reduce la ética normativa a ética descriptiva: cfr.
al tenis podría no ser considerado un DeGrazia, D., «Common Morality, Coherence, and
the Principles of Biomedical Ethics». Kennedy Insti-
argumento convincente para justificar
tute of Ethics Journal 13 (2003), 224.
una actuación que impida al deseo de la 21 Cfr. Strong, C., «Specified principlism: what
paciente de acabar con su vida19. Tampoco is it, and does it really resolve cases better than ca-
suistry?» Journal of Medicine and Philosophy 25 (2000),
17 Cfr. PoBE, 397-408. 326 y 339. Entre los elementos escondidos destaca
18 Cfr. PoBE, 150-151 ciertamente la deriva utilitarista de la propuesta,
19 Los detalles del caso puede encontrarse en que resulta evidente a pesar de que Childress pre-
PoBE, 149-150. tenda sostener una ética de matriz deontológica.

Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª 21


Pablo Requena Meana

resolución ofrecen dos instrumentos: la poner el ejemplo de los debates en torno


ponderación y la especificación22. Pa- al aborto: si se intenta hacer una ponde-
samos a considerar ahora brevemente ración entre los principios de autonomía
algunas críticas en relación a este modo y no-maleficencia se podrá resolver el
de solucionar los conflictos morales23. problema en uno u otro sentido. Si di-
Para algunos autores los únicos conflictos cha ponderación la realiza una ardiente
posibles son entre el principio de autono- feminista, dirá que prevalece el principio
mía y alguno de los otros tres24. de autonomía, pues de otro modo la
mujer queda considerada como un sim-
a) Críticas a la ponderación (balancing) ple «contenedor de fetos». Si la hace un
aguerrido pro-life dirá que, teniendo en
La principal crítica que ha recibido cuenta la dignidad de la nueva vida, en
la ponderación de los principios es la de este caso la prioridad toca al principio
caer en una resolución de los conflictos de no-maleficencia, ya que el daño para
totalmente subjetiva25. Arras vuelve a el feto (en el caso del aborto) sería fatal
y definitivo26.
Por su parte Veatch explica que la
22 De la especificación se trató ya brevemente.
La ponderación no es otra cosa que la comparación
ponderación se ha relacionado histórica-
de la relativa importancia moral que tienen deter- mente con el intuicionismo. Al plantear
minadas obligaciones éticas al entrar en conflicto el caso de una investigación, aunque ésta
en una situación específica: cfr. PoBE, 18-23.
conllevase un gran beneficio para un ele-
23 Grodin considera esta crítica como una de
las más importantes dirigidas contra el principialis- vado número de personas, Beauchamp y
mo: cfr. Grodin, M. A., Meta Medical Ethics, Kluwer Childress explican que esta investigación
Academic Publisher, Dordretch, 1995, 18. Clouser no debería realizarse sin el consentimien-
y Gert sostienen que al rechazar todas las teorías
éticas el problema se hace irresoluble. Explican que, to de los sujetos que participen; y mucho
a nivel práctico, Beauchamp y Childress toman de menos en contra de su voluntad (llaman-
una u otra teoría, según los casos, y de esta forma do en causa los principios de autonomía y
solucionan los conflictos: cfr. K. D. Clouser y B. Gert
(1990), op. cit., 223. Sobre la incapacidad de resolver
no maleficencia). Pero también se podría
los conflictos entre los principios ver también: Have, razonar —continúa Veatch— de modo
H. T., «Principlism. Western European Appraisal» contrario: la investigación se puede justi-
en DuBose, E. R., Hamel, R. P., O’Connell, L. J.,
ficar, incluso en contra del consentimiento
op. cit., 106; Munson, R., Intervention and Reflection.
Basic Issues in Medical Ethics, Wadsworth Publishing
Company, Belmont, 1996, 32.
24 Callahan, D., «Principlism and communita- «The most familiar objection to the newer intuitio-
rianism», op. cit., 289. nism is moral: that it allows ordinarily respectable
25 «This weighing and balancing, some critics persons to do anything they are likely to choose,
contend, is inherently subjective and unpredictable and to have a good conscience in doing it. While
(...) its resolutions of hard cases must remain ad hoc, “speciously strict,” as Peter Geach has remarked,
fundamentally unprincipled, and therefore unjus- it “leads in fact to quite laxist consequences”»: Do-
tified»: Arras, J., op. cit., 996. Esta crítica es similar nagan, A., The Theory of Morality, The University of
a aquella que han recibido autores como Ross, del Chicago Press, Chicago, 1977. 23.
que Beauchamp y Childress son muy dependientes: 26 Cfr. Arras, J., op. cit., 996.

22 Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª


Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano

de los sujetos implicados, invocando el Por su parte, Holm escribe que las reglas
principio de beneficencia, pensando en que presentan Beauchamp y Childress se
la gran cantidad de personas que podrían quedan a un nivel puramente formal, sin
beneficiarse de dicha investigación27. proporcionar criterio alguno para guiar
Beauchamp y Childress son conscien- nuestra decisión. La consecuencia es que
tes de que la ponderación no puede ser con la ponderación se puede llegar a jus-
algo arbitrario o puramente intuitivo, sino tificar cualquier comportamiento31.
que se deben aportar buenas razones a la Otro punto que interesa señalar en
hora de realizarla28. Para ello establecen relación a la ponderación es que cuando
una serie de reglas que evitarían de algún nos encontramos ante un conflicto moral,
modo el deslizamiento en el intuicionis- la posible ponderación no se da a nivel
mo29. Privitera se pregunta si realmente de principios. En realidad, son los bienes
se consigue evitar esa caída. Y añade que —que los principios o las normas morales
puede ayudar a entender el relativismo tratan de proteger— lo que valoramos y
de la propuesta una frase tomada del libro ponderamos en esos casos32. Decir, por
Principios de ética biomédica: «el valor de ejemplo, que en una situación la auto-
la distinción entre obligaciones prima facie nomía tiene prioridad con respecto a la
y obligaciones efectivas, lo mismo que el no-maleficencia no tiene habitualmente
método de la ponderación refleja la estre-
cha conformación con nuestra experiencia
31 «But can the five condition help us, if we
moral y el papel que en ella desarrolla la
don’t have further conditions delimiting the field
intuición y la subjetividad». No se hace of considerations that can validly be introduced
referencia alguna —sigue Privitera— a la in the balancing? Not very much, because they
imparcialidad, a los valores, a las conse- are almost purely formal. We are given no criteria
with which we can decide whether something is a
cuencias de las acciones»; o sea, a todos relevant moral consideration (…). We are presented
aquellos elementos que deberían conside- with a structure for moral reasoning which cannot
rarse para poder realizar un juicio moral give any definite answers to moral problems, or
perhaps more accurately can produce almost any
verdaderamente imparcial y universal30. answer we want»: Holm, S., «Not just autonomy
- the principles of American biomedical ethics»
27 Veatch, R. M., «Resolving conflicts among [Book review essay]. Journal of Medical Ethics 21
principles: ranking, balancing, and specifying». (1995), 336-337. La cuarta edición del libro, que es
Kennedy Institute of Ethics Journal 5 (1995), 209. la que conoce Holm al escribir su artículo, señala
28 Desde el punto de vista metodológico la cinco reglas para la ponderación. Aunque la última
necesidad de aportar «buenas razones» para la pon- edición añade una más el problema persiste, pues la
deración contrasta con el enunciado del principio de nueva condición sigue estando a un nivel formal.
autonomía, que señala que se «han de respetar las 32 Nos parece que ésta es la idea de Churchill
visiones y derechos de los individuos mientras que cuando escribe que «in such a scheme, the principles
sus pensamientos y acciones no dañen seriamente a take on intrinsic value, as things to be protected, ra-
otras personas» (PoBE, 64); por tanto, independien- ther than the means to respect and protect persons»:
temente de las razones que se aporten. Churchill, L., «Rejecting Principlism, Affirming
29 PoBE, 20. Principles. A Philosopher Reflects on the Ferment
30 Privitera, S., «Il relativismo dei principi». in U.S. Bioethics» en DuBose, E. R., Hamel, R. P.,
Bioetica e Cultura 23 (2003), 64. O’Connell, L. J., op. cit., 326.

Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª 23


Pablo Requena Meana

significación alguna: nunca sostendre- dañar») podría justificar, según como se


mos que en esa situación esté justificado realice, tanto la petición de los padres
«dañar». Lo que se quiere decir es que la como la necesidad de continuar con la
voluntad libre del paciente (bien 1) se con- hidratación y la nutrición34.
sidera más importante que la salud (bien Jonsen, por su parte, aunque entiende
2). Este análisis sería el que hay detrás del que la especificación es una herramienta
caso del testigo de Jehová que se niega a útil, piensa que no llega a considerar
recibir una transfusión de sangre. todas las circunstancias específicas de
los casos concretos35. Esto es cierto, pero
b) Críticas a la especificación no parece decisivo ya que lo que sugiere
Jonsen no es necesario a nivel de normas.
La especificación ha recibido un me- Sería preciso solamente en el caso en el
nor número de críticas respecto a la pon- que no existiera el juicio de prudencia,
deración. Es lógico, pues de algún modo donde la norma específica se considera
cualquier sistema moral ha de contar con a la luz del caso concreto teniendo en
un modo de especificar sus normas, de cuenta entonces todas sus circunstancias.
clarificar las indicaciones generales para Por su parte, Clouser y Gert critican la po-
los ámbitos concretos de actuación. La sibilidad que la especificación tendría de
mayor crítica apuntada es la posibilidad cambiar el contenido de las normas mora-
de realizar especificaciones que llevan a les36. Nos parece que en la especificación
conclusiones morales contrarias en un propuesta por Richardson, que es la que
mismo caso33. Strong pone como ejemplo sugieren Beauchamp y Childress, no se
los padres que piden que se suprima la da un verdadero cambio en el contenido
hidratación y nutrición de un neonato de la norma, sino una mejor descripción
con malformaciones. Según este autor de dicho contenido. Más que de cambio
la especificación de la regla general («no

34 Strong, C., op cit., 326-330.


33 Beauchamp admite que «different persons 35 Jonsen, A. R., «Strong on specification». Jo-
and groups will offer conflicting specifications». urnal of Medicine and Philosophy, 25 (2000), 348-360.
Pero a continuación escribe que «a specification is 36 Gert, B., Culver, C. M. y Clouser, K. D.,
justified if and only if it maximizes the coherence «Common morality versus specified principlism:
of the overall set of relevant beliefs»: Beauchamp, T. reply to Richardson». Journal of Medicine and Phi-
L., «A Defense of the Common Morality». Kennedy losophy, 25 (2000), 316. En otro artículo, Clouser
Institute of Ethics Journal 13 (2003), 268. «A particular dice que «there is neither any systematic way of
specification, or any revision in moral belief, is held arriving at the appropriate specified principles, nor
to be justified if it maximizes the coherence of the do the specified principles provide any systematic
overall sets of beliefs that are accepted upon reflec- way of carrying out this balancing»: Clouser, K. D.,
tion»: Beauchamp, T. L. y DeGrazia, D., «Principles «Concerning Principlism and its Defenders: Reply
and Principlism» en Khushf G. (ed.), Handbook of to Beauchamp and Veatch» en Kopelman, L., Buil-
bioethics: Taking Stock of the Field from a Philosophical ding Bioethics: Conversations with Clouser and Friends
Perspective, Kluwer Academic Publishers, Dordrecht, on Medical Ethics, Kluwer Academic, Boston, 1999,
2004, 70. 192-193.

24 Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª


Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano

habría que hablar de enriquecimiento en Un rápido análisis de esta especi-


la formulación lingüística de la norma o ficación descubre que no sólo no nos
principio37. ayuda a la resolución del caso, sino que
De todas formas, no siempre se llega la complica. En realidad, la primera
mediante la especificación a un modo condición que se pone para no tomar en
adecuado de justificar una decisión. cuenta el rechazo de un tratamiento (que
Veamos la especificación que realiza la petición no sea autónoma), aunque
Beauchamp al estudiar el caso de los efectivamente no aparece en la primera
Testigos de Jehová ya mencionado38. Ex- formulación de la norma, es evidente que
plica que en este caso dos normas entran la supone: nadie acepta el abandono de
en conflicto: un tratamiento si la petición la realiza un
paciente que no es competente (que no es
«1. Está moralmente prohibido capaz de realizar una petición autónoma).
llegar a una situación de riesgo de Por tanto no aporta nada nuevo para la
muerte de un paciente cuya vida valoración moral. La segunda condición
está amenazada por una condición (que no presente un peligro significativo
que puede ser tratada con una ade- para el paciente) es justamente lo que está
cuada intervención médica. en juego en el caso del testigo de Jehová
«2. Está moralmente prohibido no que rechaza la transfusión de sangre.
respetar el rechazo de un trata- Por tanto, un poco más adelante, cuando
miento»39. Beauchamp escribe que «un Testigo de
Beauchamp sugiere la siguiente es- Jehová tiene una base razonable para
pecificación de la segunda regla: rechazar la recomendada transfusión de
«2.1 Está moralmente prohibido sangre», está afirmando que, aunque exis-
no respetar el rechazo de un trata- ta peligro significativo para el paciente,
miento por parte de un paciente, es necesario seguir su decisión autónoma.
a no ser que la petición no sea Pero esto es justamente lo contrario de lo
autónoma y presente un peligro que la regla especificada sostenía. Con
significativo para el paciente»40. lo cual el conflicto entre la autonomía
y la no-maleficencia no se ha resuelto a
37 Cfr. Richardson, H. S. (2000), op. cit., 285-
través de la especificación, sino a través
307.
38 Cfr. Beauchamp, T. L. (2003), «Methods and de una justificación de la decisión autó-
principles…», op. cit., 270. noma basada en las creencias religiosas
39 «1. It is morally prohibited to risk death for del paciente.
a patient whose life threatening condition can be
medically managed by suitable medical techniques.
2. It is morally prohibited to disrespect a first party 4. Apunte conclusivo
refusal of treatment».
40 «It is morally prohibited to disrespect a first
party refusal of treatment by a patient, unless the
El sistema de principios prima facie
refusal is non-autonomous and presents a significant no ofrecen una resolución a priori de
danger to the patient». los conflictos que puedan surgir entre

Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª 25


Pablo Requena Meana

ellos, debido a la falta de jerarquía entre afrontar esta cuestión se hace necesario
ellos. Este problema ha se ser superado, para dar razón tanto de los principios
según Beauchamp y Childress, a través como del modo de solucionar los conflic-
de la ponderación y especificación de tos que surgen entre ellos41.
los principios en los casos concretos. Otra conclusión que podemos sacar en
Sin embargo, si no hay nada más detrás relación a la aplicabilidad de los princi-
de los principios, las dos herramientas pios nos la da Troug. La experiencia de
antes mencionadas quedarán a merced este autor le lleva a considerar que los
de la intuición, llevando el sistema hacia principios son útiles como instrumentos
el relativismo moral. No parece que sea para explicar una elección hecha, pero
ésta la intención de nuestros autores, al de poca ayuda para la decisión42. Un
contrario, todo el esfuerzo del libro está ejemplo claro lo tenemos en el caso de
dirigido a evitar dicho relativismo en el los testigos de Jehová antes estudiado:
ámbito biomédico. De todas formas no primero se llega a la conclusión que se
es posible eliminar un cierta caída en esa considera más aceptable y después se
dirección, al menos a nivel teórico. utiliza uno u otro principio para justificar
A nivel práctico, como apuntan Strong dicha elección. El problema está en que
y Privitera, la resolución de las cuestiones con este planteamiento se podría justificar
se hace en relación a otros elementos que prácticamente todo, como ha puesto de
no son explícitos en la propuesta de Beau- manifiesto Veatch. Esta objeción llama
champ y Childress. Estos otros elementos en causa el papel de los principios en el
corresponderían a lo que en algunos momento del juicio moral. Beauchamp
planteamientos éticos se denomina teoría y Childress hablan poco de este punto.
de bienes. Dichos bienes estarían por una Parecen más interesados en el momento
parte detrás de cada uno de los princi- posterior: la justificación moral de los
pios; y por otra, como criterio motor de la distintos comportamientos43. Ciertamen-
ponderación y de la especificación. Para te este nivel de razonamiento moral es
evitar la sospecha de relativismo nues-
tros autores deberían proporcionarnos
la lista de bienes que intentan proteger 41 Sobre la falta de la noción de bienes y fines
en muchos planteamientos de bioética clínica ver
con los principios, y cómo se relacionan
Rodeheffer, J. K., «Practical Reasoning in Medicine
unos con otros. El problema está en que and the Rise of Clinical Ethics». The Journal of Clinical
en el panorama actual de la ética puede Ethics 1 (1990), 192.
resultar problemático hablar de bienes, 42 Truog, R. D., «Principles, rules and actions:
a response to Devettere» en Grodin, M A., op. cit.,
pues existe un enorme desacuerdo sobre 53.
cuáles serían y cómo se habría de afrontar 43 En este sentido la crítica de Engelhardt de
su jerarquización. La impresión es que el que los principios no funcionan como fuentes de
justificación de acciones no parece acertada, ya que
principialismo teme perder su pretendida es precisamente la justificación de las acciones lo que
posición pluralista si intentara contestar a buscan Beauchamp y Childress (cfr. Engelhardt, H.
la pregunta sobre los bienes. Sin embargo, T. y Wildes, K. W., op. cit., 146).

26 Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª


Sobre la aplicabilidad del principialismo norteamericano

importante para explicar las razones vista elementos esenciales de la práctica


que están detrás de los posibles cursos moral; y concretamente del momento de
de acción que encontramos en las dife- la decisión, como son, por ejemplo, las
rentes situaciones. De todas formas, se circunstancias del caso, o las virtudes
hace necesario completarlo, como señalan morales del agente.
Churchill y O’Neill, con una adecuada Acabamos este artículo retomando la
consideración del momento del juicio crítica de Clouser y Gert. Estos autores
moral44. Esto resulta obligado para evi- dicen que los principios de Beauchamp
tar el riesgo de concebir una bioética y Childress no son en realidad principios
cuyas decisiones se realizan aplicando morales al modo de los principios de jus-
sin más unas indicaciones normativas ticia de Rawls o del principio de utilidad
a los casos que se han de resolver, de de Mill, sino slogans morales45. Quizá sea
modo parecido al que utiliza la geometría exagerado utilizar el término slogan, lo
para la resolución de los problemas de que sí es cierto es que los famosos prin-
superficies y volúmenes. Utilizando con- cipios de la bioética no son estrictamente
ceptos propios de la tradición aristotélica hablando principios de la razón práctica,
podríamos decir que un planteamiento sino indicaciones normativas genéricas
de este género siempre tiene el riesgo que se pueden utilizar de diversos modos
de confundir el razonamiento práctico para justificar o rechazar acciones que ya
con uno de tipo especulativo, que sin ser por otras razones se consideran acertadas
totalmente distinto al primero, pierde de o desacertadas46.

Recibido: 18-07-2007
Aceptado: 03-09-2007

44 «My main thesis is that we cannot escape


recognition of our agency by trying to replace
judgments with principles. The ongoing critique of
principlism attempts to recapture moral agency, and
with it, a more robes cultural context. To emphasi- 45 Cfr. Clouser, D. y Gert, B. (1990), op. cit.,
ze that principles are tools is to see that they are 221.
always and only our tools. We cannot make up for 46 Nos parece que se puede aplicar al princi-
using them poorly by claiming that they have some pialismo lo que Rhonheimer señala para las éticas
special status in and of themselves»: Churchill, L., teleológicas en general: «they do not properly have a
«Rejecting Principlism, Affirming Principles: a Phi- conception about principles of practical reason. This
losopher Reflects on the Ferment in U.S. Bioethics» can also be regarded as a consequence of their lack
en DuBose, E. R.; Hamel, R. P. y O’connell, L. J., op. of action-analysis. «Teleological ethics» essentially
cit., 330. O’Neill, O., «Practical principles & practical and exclusively is a decision-making theory: it tries
judgment». Hastings Center Report 31, 4(2001), 15-23. to explain how we work out decisions about what to
Sobre la necesidad de los juicios particulares ver do here and now»: Rhonheimer, M., ««Intrinsically
también Deveterre, R., «The Principled Approach: Evil Acts» and the Moral Viewpoint: Clarifying a
Principles, Rules, and Actions» en Grodin, M. A, op. Central Teaching of Veritatis Splendor». The Thomist
cit., 43. 58 (1994), 34-35.

Cuad. Bioét. XIX, 2008/1ª 27

View publication stats

También podría gustarte