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PAUTAS PARA EL ANÁLISIS

TÉCNICA DE LOS SEIS SOMBREROS PARA PENSAR

Nombre del estudiante: Heidy Quintero

 Problemática objeto del análisis:


La familia como escenario para construcción de ciudadanía.
RT/ La familia es uno de los principales escenarios para la construcción de la ciudadanía, ya que
desde este ámbito familiar nos podemos formar con valores y principios formándolos en el ser
para con ello poder contribuir a las contingencias que se puedan presentar en nuestra sociedad, de
tal modo la familia es uno de los pilares fundamentales para la construcción de la ciudadanía.
Ética en el campo profesional y de la investigación. Es la forma en la voluntad de dirigir la vida
de acuerdo a los principios, la ética profesional no es más que una normativa que rige el
comportamiento de las personas dentro de un grupo social. Es decir, que no solo tomamos en
cuenta nuestro beneficio sino el beneficio de los demás, una investigación requiere de resolver
interrogantes que nos permita llegar a un conocimiento pues este acto se debe realizar de una
forma limpia responsable en donde la persona que investiga da a conocer su orientación y
sobretodo de a respetar los valores personales de los demás.

ÉTICA Y CIUDADANÍA EN LA ERA GLOBAL.

RT/ Tiene que ver con un análisis de una ética que se ajuste en equidad de condiciones los
problemas de las comunidades dentro de una globalización, es la integración entre la gente y las
empresas y los gobernantes de diferentes naciones. Proceso de internacionalización de la política,
donde se evidencian las relaciones económicas de finanzas y el comercio. Como ciudadanos
queremos una globalización basada en la construcción de una cultura ética, una ciudadanía en la
búsqueda del bien común y en la eliminación de la pobreza en el planeta.

ANALIS REFLEXIVAS

1- ARTICULO EN LA ZONA ROSA DE BOGOTA NI SE IMAGINAN LA GUAJIRA

“En la zona Rosa de Bogotá ni


se imaginan La Guajira”
¿Cuál es el contexto para entender un departamento del que ni datos
precisos hay para poder gobernarlo? ¿Cuál la realidad de una comunidad
tratada como un proyecto de enclave del que todo sale y nada retorna? ¿Por
qué se vende la idea del no futuro para todo un pueblo diverso?
23 Feb 2017
Texto: Pilar Chato | Fotos: Nelson Cárdenas
  
En esta información no vamos a dar datos, ni cifras de menores muertos por desnutrición ni
índices de necesidades básicas insatisfechas. No al menos las que llevan a La Guajira a las
portadas de periódicos. Para qué, si el propio Plan de Desarrollo del Departamento para 2016-
2019 rebate todos los números oficiales del Estado y le acusa de no conocer, ni siquiera, cuántos
habitantes tiene en realidad, si habla de un subregistro de nacimientos del 79%; para qué si está
convencido de que “lo que no se conoce no se puede gobernar”.
Es el escenario en el que tratar de aproximarse a los porqués de lo que ocurre en La Guajira, un
momento en el que la Corte Constitucional ordena inspecciones judiciales por la crisis que
enfrenta ese departamento donde los menores mueren por desnutrición y enfermedades
respiratorias; las heridas del extractivismo se cuentan en clave de contaminación y sed; y la
preocupación y presencia institucional se narra en clave de escándalos de corrupción, robo y
ausencia de datos reales; cómo se va a gobernar lo que no se conoce. Un momento en el que
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorga, por segunda vez en menos
de dos años, medidas cautelares para el pueblo Wayúu; en 2015 lo hizo por los menores que
morían por desnutrición y ahora lo hace por las madres lactantes y las mujeres embarazadas.
Cuando el presidente, Juan Manuel Santos, anuncia que no declarará el estado de excepción en La
Guajira, como había reclamado la comunidad Wayúu, porque eso se reserva para hechos
anormales que el Estado sólo pueda controlar con facultades extraordinarias. Un momento en el
que el Gobierno sí anuncia, ante la crisis institucional, que asumirá temporalmente el manejo
de recursos de salud, educación y agua potable de La Guajira. Este mismo mes, el gobernador de
La Guajira, Wilmer González Brito, fue enviado a la cárcel por un presunto delito de compra de
votos. No es el primer gobernador ni el primer alcalde en el foco de la justicia. (Para conocer de
cerca La Guajira le puede interesar ‘Crónicas wayúu’, un extenso trabajo de campo publicado
por Otramérica).
“La situación de La Guajira se encubría con muchas otras cosas. Estaba incubándose y en algún
momento tenía que salir esto”, reflexiona Jackeline Romero, una lideresa de la Baja Guajira del
colectivo Fuerza Mujeres Wayúu, quien insiste en  las cosas van más allá de la corrupción. En su
diagnóstico hay una idea que atraviesa todo el discurso : “La corrupción se fue fortaleciendo por
la incomprensión del Estado en la forma de invertir recursos. Se hace desde oficinas frías de
Bogotá, sin entendimiento e intercambio cultural sobre las necesidades reales del Pueblo
Wayúu. Así, el olvido fue creciendo“. Junto a ello, las palabras sobre la voracidad de los
proyectos extractivos y la estigmatización de la población guajira sirven para completar su cuadro
sobre el hoy y el porqué de este hoy.
“En la zona Rosa de Bogotá ni se imaginan La Guajira. Hay pereza para entenderla, estudiarla y
respetarla”. Así trata de describir la relación de La Guajira con el resto del país el antropólogo
Weildler Guerra  (nombrado este 23 de febrero como gobernador encargado por el Gobierno
central). De incertidumbre y desconfianza, de desesperanza habla Toni Argote, médico de la
Fundación Salud al Alcance de Todos. En las palabras de ambos se repiten dos ideas: el
abandono estatal, la rapiña de recursos, la crisis institucional y política, y la necesidad de que la
solución venga desde dentro. “Que ellos digan lo que necesitan y hacerles acompañamiento”.
Como ejemplo, un informe de la Controlaría General de la República sobre las inversiones
públicas de 2012 asegura que se vulneraron los derechos de participación de las comunidades,
beneficiando a pequeños grupos, lo que llevó a una mala gestión y desviación de recursos. Entre
1995 y 2015 La Guajira, narra una información de El Heraldo, recibió regalías del carbón y el
petróleo por valor de 4,8 billones de pesos, pero en 2016 el municipio tenía una deuda de 360 mil
millones y un presupuesto de sólo 400 mil millones. Para Jackeline Romero, la institucionalidad
tiene que entender la dinámica de los pueblos. Superar la verticalidad de las instituciones. Hay
que “pensar en la integralidad de la atención más allá del asistencialismo“. Esta lideresa
wayúu insiste en que se estigmatiza a la familia wayúu y se pone el foco en el niño desnutrido,
pero “ese niño desnutrido viene de una madre con carencias nutricionales y de una pobreza
multifuncional. En esa dinámica de atención hay que comprende el concepto amplio y extendido
de la familia wayúu”.

Algo más que la desnutrición


Antropólogo y doctor insisten en que la realidad de hoy en La Guajira responde a un conjunto de
cosas que van mucho más allá de la desnutrición. Hoy el mapa de La Guajira tiene una cicatriz
visible que corta en dos el territorio, los 150 kilómetros de la vía del tren minero que saca los
32 millones de toneladas de carbón que cada año produce la mina El Cerrejón; y otras invisibles,
las del abandono y la desesperanza, la del irrespeto a la cosmovisión y a las lógicas de los
indígenas, el acaparamiento de tierras y la del agua secuestrada.

Weildler Guerra abre el foco desde las noticias puntuales -de sucesos- para mirar a la raíz de la
“crisis institucional, económica y ambiental” que atraviesa La Guajira y para ello apunta a un
“trasfondo histórico más profundo”. Recuerda que la nación Wayúu era una nación anterior a
la República con unos lazos muy fuertes con El Caribe, del que ahora se le ha aislado, y una
identidad muy diferente al resto del país. La República la tomó como una zona lejana, “una
colonia distante, un lugar de recursos con el que no hay reciprocidad”. Una concepción que
se traduce hoy en una zona “supremamente golpeada, donde todo sale y nada retorna”, en una
“economía de enclave” que no se articula con la economía regional y que provoca conflictos. “La
Guajira es muy rica pero pocos se quedan con esa riqueza”, reflexiona Toni Argote en el mismo
sentido.
El Cerrejón es la mayor empresa de exportación privada de Colombia, sus mercancías salen
principalmente por Puerto Bolívar. A unos kilómetros de allí, cerca de bahía Portete -su nombre
evoca el dolor de la masacre de los paramilitares de las AUC- se encuentra el primer parque
eólico de Colombia, Jepirachi. Una infraestructura de la multinacional Empresas Públicas de
Medellín (EPM) que tiene una capacidad instalada de 19,5 MW de potencia nominal en 15
aerogeneradores que recorren una línea de un kilómetro paralelo a la costa. Según la Federación
Colombiana de Ganaderos (Fedegán), en diez años ni un solo megavatio ha sido destinado a La
Guajira. En 2014 el 40% de la producción de gas del país salía de La Guajira (según el Ministerio
de Minas) y ahora el foco se ha puesto en futuras plataformas de extracción petrolera en el mar. A
ello hay que sumar el turismo. En La Guajira también hay salinas que, en sus mejores tiempos,
llegaron a producir un millón de toneladas al año. En su día, en manos de los Wayúu. Hoy son de
propiedad privada.

Extractivismo: El daño a la madre tierra


“Nuestros ancianos dicen que el tiempo ha enloquecido. Esto pasa y una de sus causas es el
daño que le hacemos a la madre tierra”, marra una Jackeline Romero que aún recuerda años en
los que el agua no era un problema y aporta los testimonios de comunidades que evocan la
abundancia de alimentos. “A la mina no se le quiere dar la relevancia que tiene, pero las
estadísticas dicen cómo ha cambiado la actividad agrícola y el uso del suelo en 30 años. 30 años,
casualidad, que son los que lleva la mina de El Cerrejón”. Romero reconoce que no es solo un
problema de La Guajira, sino de un modelo económico que se repite en otros lugares del país.
“Llegaban regalías pero se las quedaban los dirigentes políticos que prefieren ocultar las
consecuencias de la actividad extractiva“.
El antropólogo Weildler Guerra reconoce los costes ambientales del extractivismo, pero plantea
que podrían paliarse si el Estado tuviera en cuenta los intereses colectivos de La Guajira. “Los
guajiros no controlan los recursos, los niños se están muriendo pero no tienen acceso a ellos”.
El antropólogo lamenta su constante aislamiento y el desprecio y la falta de respeto hacia el
pueblo Wayúu.  Y no quiere quedarse solo en materia de recursos económicos. La potencialidad
de La Guajira está también en sus recursos humanos y culturales. Aquí se lanza a enumerar
nombres y referentes que pasan por la mitología que inspiró a García Márquez, al vallenato o los
palabreros Wayúu -declarados patrimonio inmaterial de la Humanidad por la Unesco-. Guerra
enumera una decena de universidades de todo el mundo que han realizado investigaciones sobre
La Guajira “pero ni un solo alto funcionario de Colombia se ha leído ni media página”. Es un
reflejo, dice, del desprecio, la discriminación y los prejuicios hacia este territorio.

El desconocimiento
La Guajira es una de las regiones con mayor diversidad étnica de Colombia con dinámicas y
comportamientos demográficos particulares. Es la descripción de ese plan/denuncia de desarrollo
del departamento que se otorga el título de “oportunidad para todos” (para reconocer la igualdad
de derechos) y de “propósito de país” (para recordarle a la República que “La Guajira también es
Colombia”). En su decenas de páginas afirma que los datos censales de poblaciones étnica son
“extremadamente pobres y no se ajustan a una realidad en la que hay criollos, afrodescendientes,
blancos, wayúu (mayoritarios), indígenas serranos (wiwa, Kogui, arhuaco, ingas), zenues, árabes
y mestizos. El plan de desarrollo del departamento cree que ya en la actualidad se supera el
millón y medio de habitantes que el DANE prevé para 2050. Algo tan simple como esa cifra
errónea determina no solo los programas de educación, vacunación, empleo o asistencia, sino la
asignación de recursos. También rebaten al DANE cuando dice que hay grandes zonas de
territorio con muy baja población: “Si no saben dónde está la población y cuántos son, las
intervenciones estarán erradas”, se lamenta. De nuevo la máxima de su introducción ¿cómo se va
a gobernar lo que nos e conoce?
“Incertidumbre y desconfianza” son las palabras más repetidas por el doctor Tony Argote de la
Fundación Salud al Alcance de Todos. Incertidumbre política de la que se aprovechan dirigentes
y responsables públicos, y detrás de la que hay “intereses políticos y mucho dinero en juego”.
Junto a ese “robo de regalías” alude a la problemática cultural y las consecuencias de una política
asistencialista que ha llevado a las poblaciones indígenas a dejar de hacer y perder muchas de sus
actividades tradicionales. “Se implanta la idea de que no tienen futuro”, explica, y la
desconfianza. Por un lado, porque el Gobierno inicia procesos que deja en el aire, “los usan para
tomarse la foto y los dejan botados”, y por otro el trato que reciben en instituciones como las de
la salud. “Es difícil convencerles de ir a la medicina convencional y llegan y se encuentran
centros llenos o que se les pone mala cara”. Las consecuencias son niños que se mueren “de algo
tan simple como una otitis media”.

Hidrocarburos La Guajira 2017

Para Argote, hay asuntos urgentes -como la salud, la desnutrición, o las anemias-, pero lo más
importante es un trabajo más lento. El de la educación, empoderar líderes locales que sirvan de
ejemplo y de guías, enseñarles qué pueden hacer con los recursos propios y su cultura, “que ellos
digan lo que necesitan y hacerles acompañamiento, pero en sus procesos (…) La solución no
debe venir tanto de afuera como de dentro. Se necesita una clase política que lo entienda”. Si no
es así el escenario es del de una Guajira con una “desesperación terrible, donde las personas no
aspiran a un futuro más allá del mañana. No tienen esperanza y hablar del mañana es básicamente
sobrevivir”. Para describir ese estado de ánimo, el doctor Argote afirma que los adultos no
sonríen y a los niños les cuesta, y solo por esa empatía de la infancia que reproduce lo que ve
acaban por hacerlo. La juventud, gracias a la tecnología, explica, tiene una mayor esperanza y
trata de reivindicarse ante el sistema, pero muchos tras el tercer grado dejan de estudiar y pasan a
la producción de artesanía.
Esta semana, la comisión séptima de la Corte Constitucional ha visitado las comunidades
indígenas de La Guajira, especialmente de los municipios de Uribia, Manaure y Riohacha. Allí
han escuchado de manos de sus protagonistas la grave situación humanitaria que vive el pueblo
Wayúu. También han hecho inspecciones a obras de acueductos, hospitales y centros zonales del
ICBF, para recoger evidencias para cumplir la acción de tutela presentada contra el Estado
colombiano por la presunta violación de los derechos fundamentales a la vida, el agua y la
alimentación del pueblo Wayúu. Sin embargo no hay muchas esperanzas ante estas medidas. Las
comunidades del sur de La Guajira han pedido que se las incluya en esta inspección y se tenga en
cuenta de que la represa del río Ranchería impide el acceso al agua de la población. “¿Qué ha
pasado con la responsabilidad institucional?  Estamos cerca del agua pero muy lejos de ella,
porque no tenemos ni recursos ni capacidad para acceder a ella”, alerta Jackelin Romero.

El agua secuestrada
La Sociedad Colombiana de Pediatría calcula que un niño indígena tiene 24 veces mayor riesgo
de morir por desnutrición que los del resto del país. Argote asegura que el clima ha sido
determinante en los últimos 4 años en La Guajira. “Falta agua y la que hay está contaminada. La
mina de El Cerrejón es un factor determinante porque antes, cuando llegaban las sequías, los
wayúu emigraban al sur, pero con el complejo minero y los desvíos del agua la que queda es
poca y contaminada”. La reserva minera de la multinacional ocupa una superficie de 362
hectáreas.

Sector Minero Energético la Guajira 2017 // Geographiando

Censat-Agua Viva cree que atribuir a la sequía o a los efectos del niño o del cambio climático y
presentar las consecuencias de la falta de agua como producto solo de fenómenos naturales es una
explicación “ligera y conveniente” para el Gobierno. Por eso recurre a una “breve mirada” a la
historia de la costa de El Caribe para aportar otras explicaciones. En este sentido, un informe de
2015 recuerda que en menos de 30 años las principales fuentes de agua de La Guajira “se
han contaminado, acaparado, despojado y controlado por las industrias mineras y agrícolas”.
Censat hace especial hincapié en la minería de carbón a cielo abierto de El Cerrejón, que necesita
17 millones diarios de litros de agua del río Ranchería. La afección no viene solo por la
apropiación de grandes cantidades de agua, sino por las sustancias químicas que se generan en el
proceso y el polvo que genera la mina que respira la población y que contamina otras fuentes de
agua. Jackeline Romero habla de una “apropiación fraudulenta” del río mientras “el Gobierno
calla y no escucha a las víctimas”. El proyecto de desvío del Ranchería y del arroyo Bruno está
‘aparcado’, “pero siguen interviniendo el río y cuando protestamos se nos persigue y judicializa”.
“¿Porque hace 40 años había agua y ahora no?“, se pregunta Romero. Frente a esos 17
millones de litros diarios de El Cerrejón, el consumo medio de una persona al día en la Alta
Guajira, según datos del PNUD, es de 0,7 litros de agua no tratada. “Al tener en cuenta estas
cifras, es innegable que existe acaparamiento del agua por parte de El Cerrejón, y contrasta de
manera dramática con las posibilidades de acceso al agua y de mantener la vida para la población
guajira”, señala el informe de Censat, que habla del desecado de fuentes que en el pasado
representaban la posibilidad de existencia de los pueblos de esta zona. De hecho, aseguran que los
testimonios de las poblaciones negra o cimarrones (Caracolí, Manatial, Oreganal, Tabaco)
recuerdan la abundancia de agua en ríos, arroyos, manantiales y fuentes tanto superficiales como
subterráneas en torno a las que se desarrollaron. Las comunidades indígenas de resguardos como
Provincial o Cerro de Hatonuevo también recuerdan la herencia hídrica que la naturaleza y sus
ancestros les entregaron y que les permitían una producción agrícola y pecuaria que garantizaba
su soberanía alimentaria.
Según las comunidades indígenas y afrodescendientes de la región, recoge el informe de Censat,
los arroyos de Tabaco, Cerrejoncito, Araña, El Gato, Bartolico, entre muchos otros,
“desaparecieron producto de la actividad minera”. Algunos fueron desviados para que entregaran
agua al complejo minero, otros se contaminaron por el polvillo de carbón y otros se
profundizaron consecuencia de las voladuras de la minería. Esos desvíos de agua han estado en el
centro de la polémica en los últimos años. En 2010 le tocó al río Ranchería. Un informe de la
Procuraduría reconoce que la represa de El Cercado no está suministrando agua a las
comunidades ya que no se permite el paso del agua, y en cambio, únicamente está al servicio de
los grandes arroceros y de la multinacional de El Cerrejón. En 2016, el Consejo de Estado frenó
el desvío de 3,6 kilómetros del arroyo Bruno, afluente del Ranchería, una operación con la que
la gigante minera podría hacerse con 170 hectáreas adicionales de territorio, bajo las que hay 40
millones de toneladas de carbón.
“Es importante desmitificar el discurso creado para legitimar la sed de La Guajira como
producto de un fenómeno de escasez que se quiere presentar como natural, cuando el surgimiento
de esta condición es el resultado del despojo de las fuentes y su utilización en actividades
contrarias a las necesidades de la vida humana, animal y vegetal”, concluye Censat.
“No hay agua, no hay cultivos, pero es su tierra”, reflexiona Tony Argote. “No es lo mismo verlo
en televisión o en un libro, hay que ir allá y ver lo que están padeciendo”.

2- LECTURA DE BAUMAN, Z. (2001) EL DESAFIO ETICO DE LA GLOBALIZACION

“Globalización de la ética " significa que todos dependemos unos de otros. Las distancias
importan poco ahora. Lo que suceda en un lugar puede tener consecuencias mundiales. Gracias a
los recursos, instrumentos técnicos y conocimientos que hemos adquirido, nuestras acciones
abarcan enormes distancias en el espacio y en el tiempo. Por muy limitadas localmente que sean
nuestras intenciones, erraríamos si no tuviéramos en cuenta los factores globales, pues pueden
decidir el éxito o el fracaso de nuestras acciones. Lo que hacemos (o nos abstenemos de hacer)
puede influir en las condiciones de vida (o de muerte) de gente que vive en lugares que nunca
visitaremos y de generaciones que no conoceremos jamás.

VIDEO ETICA DEL POSCONFLICTO. ¿Y AHORA QUE?

 
 DR. Sergio de Subiría y DR. Javier Darío Restrepo nos habla de como llevar el deseo de la
retaliación, resentimiento y venganza a la reconciliación perdón y justicia
restaurativa, Desarrollando una reflexión sobre la importancia del perdón en la construcción de
paz en situaciones de conflicto armado prolongado, como la que vive Colombia, el perdón,
además de aportar a transformaciones subjetivas y la recuperación de dignidad en víctimas de
violencia , desde una perspectiva social y política colocar un límite es lo que hay que hacer en
nuestro país, perdonar lo imperdonables. hay donde está el desafío del perdón en Cada uno de
nosotros, además que la justicia tome medidas restaurativas al resentimiento a la venganza.  el
tema del perdonar está en la justicia restaurativa y transformadora que prepara al país para eso.
No es fácil, pero hay que intentar el perdón a través de trabajo colectivo de apoyo mutuo y
transformador, para construir una lógica de reconciliación social y perdón conducentes a la
transformación. que nos estimula a superar el fracaso y a construir una Colombia nueva, que
surja, altiva y pujante, hacia nuevos horizontes de progreso y fraternidad.
“Transformando los conflictos en oportunidades “lo que hace referencia que un conflicto que nos
brinda la oportunidad de tomar conciencia de que es posible equivocarse en las percepciones
o también enriquecerla transmitir los conflictos sin violencia con virtudes y con diálogos,
persiguiendo la construcción de una personalidad ética sólida, apoyada en el desarrollo de una
conciencia moral autónoma.

Finalmente nos permite reflexionar profundamente en cada decisión que estamos tomando
 pensar que será de nuestro futuro si continuamos con algunas conductas destructivas y que
pasará si, por otra parte, decidimos sembrar con nuestras acciones, las semillas de un
futuro más prometedor.
 hacer conciencia de nuestra libertad para tomar decisiones y llevar a cabo determinadas
acciones encaminadas a nuestro propio bienestar y por ende al de la misma sociedad.
 debemos evitar los comportamientos de auto aversión (rechazo) y pensamientos de
ineptitudes adoptar algunas medidas.

SEIS SOMBREROS PARA PENSAR


(Eduard De Bono, 1985)
Antes de realizar el análisis de la problemática propuesta por el tutor, el estudiante debe
documentarse previamente de otras fuentes, con la finalidad de profundizar sobre el tema y
conocer aspectos como: origen del problema, a quienes afecta, cómo ha evolucionado el
problema, cuáles han sido sus consecuencias e impactos (ejemplo cifras, estadísticas), etc.

Pensamiento neutral. Presenta los hechos tal cual son, con datos objetivos y
sin dejarse influenciar.

Pensamiento emocional: Expone la emoción, intuición, corazonadas y


sentimientos que se generan.

Pensamiento negativo: Identifica las partes negativas, con lógica y analítica


de por qué no puede ni debe ser.

Pensamiento positivo: ve lo positivo desde una perspectiva optimista y


beneficiosa.

Pensamiento lógico: centrado en pensar lógica y organizadamente. De


manera objetiva define la problemática y observa en perspectiva, de manera
general.
Pensamiento creativo: aportar nuevas, ideas, soluciones, perspectivas y
posibilidades de crecer y crear para transformar la realidad.

Referencias Bibliográficas (Normas APA)

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