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Las funciones de

perseguir, juzgar
y penar

Derecho
Procesal III
(Procesal
penal)

1
Principios generales del proceso penal
Cuestiones preliminares del proceso penal

Introducción
En este capítulo, se hará hincapié en el análisis de la jurisdicción y la
competencia, pero antes de comenzar, encontrará una breve introducción sobre
las funciones de perseguir, juzgar y penar.

La constitución y los tratados internacionales establecen una secuencia que se


debe respetar en todo proceso, a fin de poder imponer una pena; dicha secuencia
es la de acusación, juicio y castigo.

Los códigos procesales se establecen en una etapa anterior a la acusación: es el


período de investigación en el cual se recaban todas aquellas pruebas que
resultan necesarias para dar base a la acusación y asegurar la realización del
juicio. También, durante la investigación, se tomarán tanto aquellas medidas que
garanticen la producción de la prueba y la presencia del imputado, como así
también aquellas necesarias para proteger los fines del proceso. Esta investigación
penal preparatoria puede iniciarse de oficio o a través de una denuncia.

La etapa de investigación se puede llevar a cabo, generalmente, de dos maneras


diferentes; en la República Argentina, se distinguen dos modelos de proceso penal.
Tanto en el modelo propuesto en el Código Procesal Penal de Córdoba, como así
también en el de los códigos más modernos, la investigación está a cargo de un
fiscal de instrucción, el cual será el encargado de recabar todas aquellas pruebas
que resulten suficientes a fin de poder formular la acusación respectiva. Sin
embargo, en el modelo seguido por el Código Procesal Penal de la Nación –
también en el de algunas provincias– la investigación penal preparatoria se
encuentra a cargo de un juez de instrucción.

La mayoría de los códigos procesales de nuestro país prevén un juicio oral y


público. Estos dos caracteres se manifiestan en el debate, el cual es una de las
etapas del juicio. De este modo, se puede observar que nuestro ordenamiento
procesal prevé dos órganos diferentes, según la etapa y la actividad del proceso
penal en la que intervengan. Así, será el Ministerio Público Fiscal el órgano
oficial encargado de la persecución del delito –actividad que conlleva la
responsabilidad de investigar y dirigir investigaciones para buscar las pruebas
que permitan formular, fundadamente, una acusación contra quien aparezca

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responsable de su comisión–, del sostenimiento y su acreditación ante un
tribunal de juicio, y de la petición concreta de la pena si correspondiere.

Por otra parte, serán los tribunales del Poder Judicial los encargados de ejercer
la potestad jurisdiccional que, como se verá a partir del análisis particular, consiste
en el poder de conocer la existencia de un hecho que ha sido motivo de una
acusación –por parte del Ministerio Público– y decidir, de modo imparcial e
independiente, sobre la responsabilidad penal de sus partícipes. En este caso
concreto, la ley penal impondrá una pena o medida de seguridad, y absolverá a
los acusados o adoptará alguna alternativa no punitiva, por ejemplo. La
jurisdicción también cumple una función que garantiza los derechos individuales
comprometidos en el proceso; constituye una parte fundamental de esta tarea: el
salvaguardar, frente al poder público que se expresa en la persecución penal, la
observancia de los derechos esenciales del imputado durante la investigación
preliminar y el juicio, incluso durante los recursos. Además, la jurisdicción también
se encarga de hacer respetar el libre ejercicio de las atribuciones que el orden
jurídico le reconoce al Ministerio Público y a los otros sujetos privados que
pueden intervenir (actor civil o un tercero civilmente demandado).

Cuando de la víctima constituida se trata, el querellante particular debe


garantizarle la posibilidad de reclamar la protección penal de su derecho
lesionado.

En este capítulo, también se verá el concepto de competencia, el cual en la


práctica se presenta como una especie de división del trabajo jurisdiccional
entre diferentes tribunales, ya que si bien a todos se les atribuye el poder
jurisdiccional en su ámbito, no todos pueden intervenir en cualquier caso. Así,
se puede observar que el lugar de presunta comisión del delito es la base de la
competencia territorial. La clase o entidad de la pena, la naturaleza de la acción
ejercitada (pública o privada) y la edad del imputado son pautas para distribuir la
competencia material. La etapa por la que transita el proceso (investigación
preparatoria, juicio, etc.) o sus grados (tramitación de recursos) dan paso a la
competencia funcional. Algunas de esas reglas pueden quedar sin efecto cuando,
tratándose de varios delitos, existe, entre ellos, alguna relación (subjetiva u
objetiva) que requiere la unificación de la sede de su tratamiento judicial (son los
casos de competencia por conexión).

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Jurisdicción y competencia

Jurisdicción
Es el poder y deber, emanado de la Constitución y acordado a los tribunales
del Poder Judicial, conocer, a través de un proceso y con arreglo a sus normas,
sobre la existencia concreta de un hecho delictivo que ha sido motivo de una
acusación y decidir, de modo imparcial e independiente, sobre la responsabilidad
penal de sus partícipes, actuando la ley penal en el caso concreto;
imponiéndoles una pena (o medida de seguridad), adoptando a su respecto
alguna alternativa no punitiva o absolviéndolos.

Cuando se habla de jurisdicción, se hace referencia a un juez y no a un fiscal, ya


que este último no tiene funciones jurisdiccionales. La característica principal de la
actuación del juez es la imparcialidad. Solo el poder judicial –y por ende los
jueces– cuenta con facultades jurisdiccionales, a diferencia de los poderes
legislativo y ejecutivo que no las tienen.

El poder legislativo cuenta con una especie de facultad jurisdiccional cuando realiza
un juicio político: la Cámara de Diputados es la que acusa y la Cámara de
Senadores la que juzga y aplica sanción; esta acción siempre es a los fines de
determinar la responsabilidad política. Si de esa responsabilidad, deriva la posible
comisión de un hecho ilícito, entonces, necesariamente, tendrá que intervenir el
poder judicial a través de los jueces, que serán quienes juzgarán y resolverán lo
que corresponda.

Caracteres

*Soberana: las decisiones de los jueces, en principio, no pueden ser revisadas


ni revocadas por ninguno de los otros poderes, salvo algunas excepciones
como, por ejemplo, en caso de un indulto o amnistía.

*Limitada y concreta: decide siempre sobre casos particulares. La sentencia es


la ley para el caso concreto.

*Racional: según nuestro sistema, las decisiones de los jueces siempre deben
estar fundamentadas.

*Provocada: los jueces no pueden arrogarse el conocimiento de las causas por

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ellos mismos: no tienen iniciativa propia. Requieren de un órgano extraño que se
los solicite, por eso es provocada. Como regla general, la investigación penal
preparatoria es ejercida por el fiscal de instrucción; solo excepcionalmente,
cuando uno o algunos de los imputados tenga privilegios constitucionales, la
investigación será realizada por el juez de instrucción; pero, aun en esos casos,
no podrá iniciar la investigación de oficio, ya que siempre necesita que alguien
se lo requiera. Así, será el fiscal de instrucción quien le solicite al juez que inicie

la investigación, ya que es el órgano encargado de promover la persecución


penal. En este caso, lo hará a través de un requerimiento de instrucción.

*Defensa y jurisdicción: para su ejercicio válido, la jurisdicción no solo


requiere la excitación del órgano acusador, sino que, además, debe respetarse en
un todo la garantía constitucional del derecho de defensa.

El derecho de defensa tiene dos aspectos: la defensa material y la defensa técnica.


La primera es la que realiza el propio imputado al prestar declaración, en la que se
le hace saber el hecho que se le imputa –las pruebas obrantes en su contra–, y se
le informa que tiene derecho a declarar o no; si se abstiene de declarar, ello no
puede ser valorado en su contra. Por otra parte, la defensa técnica es tan
necesaria como obligatoria; no implica solamente una existencia formal.

Aun cuando el imputado no quiera proponer un abogado defensor (o no lo


considere necesario), debe nombrársele un asesor técnico, salvo que opte por la
autodefensa, para la cual, según fallos del Tribunal Superior de Justicia de
Córdoba, no se necesita la profesión de abogado –siempre que no perjudique la
eficacia de la defensa y no obste a la normal sustanciación del proceso, según el
artículo N.° 118 del Código Procesal Penal de Córdoba–.

Contenido

*Poder de conocer: para poder decidir, el órgano jurisdiccional debe conocer


todas las circunstancias que hacen a la acusación de un delito, es decir, saber
sobre todo aquello que resulte pertinente y útil para resolver la situación del
imputado. Ese conocimiento debe lograrse a través de la prueba, y se considerará
válido cuando se corresponda con lo ocurrido en la realidad, resultando así una
«garantía de verdad».

*Poder de decidir: es un poder de conocer con el objetivo de que el órgano


jurisdiccional pueda tomar una decisión final, de forma imparcial, conociendo los
argumentos de la acusación y de la defensa.

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*Poder de ejecución: si se le otorga al poder jurisdiccional el poder de conocer a
fin de poder decidir, una vez tomada la decisión, se le da poder para ejecutar esa
decisión, para que la misma pueda cumplirse.

*Siempre aplica el derecho: al tomar una decisión, el órgano jurisdiccional,


siempre y en todos los casos, aplica el derecho. Por ejemplo: si se trata de un
homicidio, aplica el artículo N.º 79 del Código Penal (“... el que matare a otro...”),
y dentro de la escala en abstracto prevista, aplica la pena que corresponde;
también, aplica el derecho, si absuelve, mediante la utilización de una causa de
justificación –por ejemplo: la legítima defensa, art. N.º 34 del Código Penal–;
aplicará, además, el derecho si absuelve por duda, ya que en ese caso hará
regir el principio in dubio pro reo (en caso de duda, se deberá favorecer al
imputado).

*Poder de coerción preventiva: con el objetivo de garantizar los fines del proceso
(que son, según veremos más adelante, el descubrimiento de la verdad real –si
existió o no el hecho y si participó o no el imputado– y la aplicación de ley
sustantiva), la ley otorga este poder de coerción preventiva. Ello permite tomar
determinadas medidas que garanticen tanto el normal desarrollo del proceso,
como así también que las decisiones a las que se arribe puedan cumplirse. De esta
manera, si se sospecha que el imputado puede fugarse, es decir, que hay
posibilidades de que eluda la acción de la justicia, la ley faculta al órgano judicial
competente para privar de libertad al individuo; de igual modo ocurre en el caso de
que existiera peligro de que el imputado pudiera entorpecer la investigación
mediante, por ejemplo, la amenaza a testigos, el ocultamiento de pruebas, etc.
Debe tenerse en cuenta que la privación de libertad del imputado solo puede
determinarse excepcionalmente, siempre que los fines del proceso no puedan
garantizarse mediante medidas de coerción que resulten menos gravosas (sobre
las medidas de coerción, ver el capítulo 8).

*Facultad de dirección procesal: es la facultad de los jueces de dirigir el debate;


ellos son los que deciden quién tiene la palabra, quién debe preguntar e incluso
tienen facultades disciplinarias.

Aspectos

*Función garantizadora: la jurisdicción siempre debe observar que se respeten


todas las garantías constitucionales, no solo aquellas del imputado, sino también
las de las otras partes intervinientes en el proceso.

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*Valencia política: como es sabido, la jurisdicción es soberana ya que no es
controlada por ninguno de los otros poderes; la excepción a esta regla es la
valencia política, la cual implica que el poder judicial pueda controlar a los otros
poderes del Estado (legislativo y ejecutivo) mediante una declaración de
inconstitucionalidad de las leyes que dicte el Congreso u otros decretos dictados
por el Poder Ejecutivo. La valencia política implica que el órgano jurisdiccional, en
caso excepcional, pueda controlar en base a la constitucionalidad de las leyes y
decretos que dicten los otros poderes; es el rol político asignado por el esquema

constitucional para la protección del ciudadano frente a posibles excesos o


abusos de otros poderes o de sus funcionarios. No obstante, este ejercicio de sus
atribuciones no puede implicar una intromisión de la jurisdicción en la
determinación de las políticas confiadas por el ordenamiento jurídico a los otros
poderes del Estado.

Clases de jurisdicción

Jurisdicción provincial u ordinaria y jurisdicción federal o extraordinaria

Regla general: los jueces del lugar donde se cometió el delito son los que van a
juzgar. Por regla general, son los jueces de orden provincial y, en casos
excepcionales, será la justicia federal.

Justicia federal: excepción

La jurisdicción nacional se reservó para aquellos delitos que afecten algún interés
de la Nación argentina. Esta jurisdicción se da de acuerdo con distintos criterios
descritos en los párrafos siguientes.

-Lugar: el delito se comete en un lugar sometido a la jurisdicción o en ámbito de la


Nación argentina, pero además, la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación es reiterada en el sentido de que establece que además de haberse
cometido en lugar de ámbito nacional, afecta a un interés de la Nación. Por
ejemplo: si estuviéramos en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de
Córdoba –lugar considerado ámbito de la Nación–, y se cometiera un hecho ilícito
dentro de ese ámbito, basándonos en la ley, la jurisdicción sería federal. Cabe
aclarar que, en reiterada jurisprudencia, la Corte Suprema de Justicia ha referido
que, además del ámbito nacional, debe verse afectado un interés nacional. Esto
significa que (de acuerdo con el ejemplo anterior) si dentro de una facultad de la
Universidad Nacional a un alumno le sustraen, ilegítimamente, una billetera, en ese
caso no va a intervenir la justicia federal ya que no se ha visto afectado ningún

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interés nacional. Para verificar si se trata de jurisdicción federal o no, hay que
revisar el caso concreto y analizar si el hecho afecta algún interés de la nación.

-De la materia: será competencia federal cuando, expresamente, lo establezca la


ley, tal el caso de la ley N.° 23 737 de estupefacientes en su art. 34, o cuando el
delito ofenda la soberanía o los intereses generales de la Nación.

-En razón de la persona: cuando se encuentren involucrados funcionarios


públicos nacionales que intervengan como representantes de la Nación argentina y
actúen como víctima o autor de un delito. Por ejemplo: si un juez federal se fuera
un fin de semana y entraran a robar a su domicilio, en ese caso no intervendría la
justicia federal sino la provincial.

Características de la jurisdicción federal

-De excepción: solo interviene cuando hay intereses de la Nación en juego;

-expresa: únicamente pueden emanar de la ley los supuestos en los que va a


intervenir la jurisdicción federal;
-restrictiva: la interpretación de la ley que establece la jurisdicción federal debe
ser restrictiva: no se admite la analogía;

-superior: la jurisdicción federal tiene superioridad jerárquica sobre la jurisdicción


provincial. Por ejemplo: las decisiones del máximo órgano de la justicia de la
Nación —Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina— son vinculantes para
los poderes judiciales de las provincias;

-inalterable: una vez que la justicia federal haya tomado conocimiento de un hecho
delictivo, ya no puede caer sobre la órbita de la justicia provincial.

Competencia: introducción

En esta sección, se podrá observar que, a pesar de que todos los jueces tienen
poder de jurisdicción, no todos pueden actuar en todos los casos. Por ello, es
necesario referirse al concepto de competencia, el cual implica determinar qué juez
deberá intervenir cada caso concreto. De esta manera, la competencia podría
considerarse como una división del trabajo.

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Clases

Los criterios para determinar el órgano jurisdiccional que deberá intervenir en un


caso concreto se mencionan y describen en los párrafos próximos.

Competencia territorial

A los fines de una mejor administración de justicia, el territorio de la provincia de


Córdoba se divide en circunscripciones judiciales. Las reglas que rigen la
competencia son proyecciones del principio del juez natural, las cuales posibilitan
determinar cuál es el tribunal –dentro de las circunscripciones– que debe intervenir
ejerciendo su competencia en materia penal.

El Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba establece que, para


determinar cuál es el tribunal competente, se deberá tener en cuenta el lugar
donde se cometió el hecho. Si el delito es tentado, es decir, se inició la ejecución,
pero no se consumó por razones ajenas a la voluntad al autor, será competente
el tribunal del lugar del último acto de ejecución (art. N.º 43 del Código Procesal
Penal de la Provincia de Córdoba). Si se trata de un delito continuado o
permanente, será el del lugar donde comenzó a ejecutarse (art. N.º 43 del Código
Procesal Penal de la Provincia de Córdoba). Por ejemplo: si comenzó en Córdoba
pero terminó en Salta, será competente el tribunal de Córdoba. Si el lugar es
desconocido, será competente el juez que esté practicando la investigación o,
en su defecto, aquel que designe su superior (art. N.° 44 del Código Procesal
Penal de la Provincia de Córdoba).

La declaración de incompetencia implica que no se pueden seguir practicando


actos salvo aquellos que se consideren urgentes (art. N.°45 CPP de Córdoba).

Si después de declarada la incompetencia territorial, se continúa con actos de


investigación sin ser urgentes, acarreará a la nulidad de los mismos (art. N.° 46
CPP de Córdoba).

Como puede observarse, las dificultades aparecen en la medida en la que no


coincidan el lugar del comportamiento y el de resultado; también se presentan
cuando, por ejemplo, algunos tramos del comportamiento se realizan en distintas
circunscripciones. Ante estas situaciones, el equiparar el lugar de comisión con el
de consumación del delito —a fin de determinar la competencia territorial, aun
cuando es una solución que minimiza los conflictos de competencia— no siempre
resulta satisfactorio, desde el punto de vista de la defensa en juicio y eficacia del
proceso penal. Con el objetivo de proteger tales intereses, la Corte Suprema de

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Justicia de la Nación adoptó la llamada «teoría de la ubicuidad», según la cual, si el
hecho o los plurales hechos a investigar fueron cometidos en distintos lugares (por
ejemplo: en un lugar se ejecutó la acción y en otro se produjo el resultado), la
determinación del juez competente debe hacerse de acuerdo con lo que resulte
más conveniente para lograr una investigación más eficaz, una mejor defensa de
los imputados y una mayor economía procesal.

La competencia territorial es improrrogable, por lo que puede ser adoptada de


oficio o a petición de las partes, a través de la excepción por falta de
competencia.

Competencia material

Es el poder y deber de un juez conocer y juzgar un determinado delito en razón


de la entidad de ese delito. Por entidad de delito, se asumen los aspectos que se
describen en los párrafos posteriores.

La edad del imputado: es lo primero que se debe analizar. Si es menor de 18


años, deberá ser investigado y juzgado por la justicia de menores.

Si el menor, al momento de cometer el delito, participó con otra persona mayor de


18 años, la investigación y el juzgamiento serán llevados a cabo por la justicia
de mayores. Después de realizado el debate y, si al momento de dictar
sentencia, el tribunal entiende que el menor ha sido responsable del hecho,
podrá disponer de declararlo «penalmente responsable», pero no podrá
imponerle ninguna sanción de tipo penal, sino que deberá remitir lo antecedentes a
la justicia de menores para que, después de cumplir con un tratamiento tutelar,
resuelva la necesidad ( o no) de imponer una pena al menor.

Naturaleza del delito: si el delito cometido es de naturaleza culposa, el


imputado será juzgado por un juez correccional cualquiera sea la pena que la
norma penal prevea en abstracto. Si el delito es de naturaleza dolosa, se deberá
tener en cuenta el criterio mencionado en el párrafo siguiente.

Cantidad y calidad de la pena: si el delito es doloso, se debe tener en cuenta la


pena de prisión que se establece. Así, si es un delito cuyo máximo no supera
los tres años de pena de prisión —3 años o menos— será juzgado por el juez
correccional. Si se encuentra reprimido con una pena superior a los 3 años,
quien juzgará será la Cámara del Crimen.

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Por ejemplo: un homicidio culposo, con pena prisión de hasta 5 años, es juzgado
por el juez correccional por ser de naturaleza culposa.

Un delito de lesiones leves dolosas, con pena de hasta 2 años de prisión, es


juzgado por el juez correccional porque la pena no supera los 3 años.

Un delito de estafa con pena de hasta 6 años de prisión será juzgado la Cámara
del Crimen por ser superior a los 3 años.

Para establecer la competencia material, siempre se debe tener en cuenta la pena


prevista para el delito consumado y las circunstancias agravantes, aun cuando el
mismo haya sido en grado de tentativa. Por ejemplo: el delito de estafa en grado de
tentativa prevé una pena (según el criterio de Núñez seguido por el Tribunal
Superior de Justicia de Córdoba) de hasta 3 años de prisión –disminución de un
tercio del mínimo y la mitad del máximo de la escala penal prevista para el delito
consumado (art. N.°44 del Código Penal)–;no obstante ello, como la pena para el
delito consumado prevé un máximo de 6 años de prisión (art. N.° 172 del Código
Penal), quien juzgará será la Cámara del Crimen y no el juez correccional. Así
mismo, tampoco se tienen en cuenta las penas del concurso. Por ejemplo: a un
imputado se lo juzgará por tres hechos de hurto simple en concurso real. Este
delito prevé una pena de 1 mes a 2 años de prisión (art. N.° 162 CP), pero
considerando el concurso real, la pena a imponer oscilará de 1 mes a 6 años de
prisión (art. 55 CP). A pesar de esto, dado que para la competencia material no se
tiene en cuenta la pena del concurso, quien juzgará será el juez correccional, en
todos aquellos casos en los que los delitos prevean una pena no superior a los 3
años de prisión.

Si el delito está reprimido con pena de reclusión, juzgará la Cámara del Crimen
cualquiera sea el monto de la pena. Por otra parte, si el delito está previsto con
pena no privativa de libertad (multa o inhabilitación), quien llevará a cabo el juicio
será el juez correccional.

En los casos de reincidencias múltiples, cuando sea probable la reclusión por


tiempo indeterminado del imputado, le corresponderá intervenir a la Cámara del
Crimen, por más que el delito sea de competencia del juez correccional (porque
tiene pena no superior a 3 años), ya que se da por la sola posibilidad de la
accesoria por tiempo indeterminado.

Competencia por conexión

Es la posibilidad que tiene un juez de conocer y resolver distintas causas que se

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encuentran vinculadas en razón de la persona o de los delitos, a fin de lograr una
unificación procesal. Sin embargo, dicha acumulación no podrá realizarse cuando
los procesos se tramiten en diferentes jurisdicciones (provincial y federal).

-Conexión objetiva: cuando varias personas –aunque sea en distintos lugares


y momentos–, en forma premeditada, se ponen de acuerdo para cometer un
delito. Es objetiva porque tiene en miras al hecho.

La otra es cuando se comete un delito para preparar o facilitar otro, o para


preparar la impunidad de otras personas o de otro delito. Por ejemplo: el delito
de homicidio criminis causa es cuando el autor mata para cometer un hecho de
robo. Aquí hay una conexión objetiva entre el robo y el homicidio, por lo que el
juicio debe ser practicado por la misma Cámara del Crimen.

-Conexión subjetiva: no se tiene en cuenta el hecho sino el imputado. Es el caso


de una misma persona que comete varios delitos, en distintos tiempos. Por una
cuestión de economía procesal, se acumularán todas las actuaciones y se
realizará un mismo juicio. En Tribunales 2 de la Ciudad de Córdoba, se

consulta al sistema de administración de causas (SAC) donde se encuentran


registradas las causas y los imputados. De este modo, si se va a juzgar a una
persona por la probable comisión de una extorsión, previamente, se consulta al
SAC y, si resulta que ese imputado también tiene un hecho de estafa, por
conexidad subjetiva se acumulan las causas para realizarse un solo juicio. En
este caso, ¿quién es competente? El primer criterio a considerar es la
gravedad del delito; por ejemplo: la extorsión –pena de 5 a 10 años de
reclusión o prisión, art. N.° 168 del Código Penal– es más grave que la estafa
–pena de 1 mes a 6 años de prisión, art. N.° 172 del Código Penal–; por lo tanto,
las actuaciones por el delito de estafa se acumularán a la cámara que realizará
el juicio por el delito de extorsión. Ahora, en el hipotético caso en el que sean
dos hechos de estafas, es decir, de la misma gravedad, será competente el del
hecho que se cometió primero. Por último, si son de igual gravedad, pero no
puede determinarse cuál se cometió primero, será competente aquel que designe
el tribunal jerárquicamente superior (art. N.° 48 CPP de Córdoba).

La excepción es que esta acumulación no implique un grave retraso para otra que
se encuentre en un estado avanzado; por ejemplo: si hay una causa en la que
ya se está por iniciar el debate, con fecha fijada, la otra causa, que recién
ingresa a los actos preliminares del juicio, la va a retrasar, razón por la cual, en
este caso, no se efectuará la acumulación por conexión. Generalmente, se
tienen en cuenta las causas con imputados privados de su libertad y, si ya está

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fijado el debate, no se acumulará para no retrasar la causa.

Competencia funcional

Tiene relación con la fase o grado en el que se encuentra el proceso. Se deben


distinguir los aspectos que se mencionan en los párrafos a continuación.

-Juez de instrucción o de control: como regla general, controla la actuación del


fiscal de instrucción, verificando que se observen las garantías constitucionales
mediante, por ejemplo, un recurso de oposición presentado por la defensa (art. N.°
338 del CPP de Córdoba). Excepcionalmente, lleva adelante la investigación, lo
cual ocurre en el caso de que el imputado tenga privilegios constitucionales. El
juez de instrucción o control también juzga, pero solo en los casos de juicio
abreviado inicial, que son aquellos que implican un acuerdo entre las partes, en
el cual el imputado reconoce el hecho y, en virtud de ese reconocimiento, llega a
un acuerdo de pena con el fiscal. Ese acuerdo es presentado ante el juez y, en
caso de que este también esté de acuerdo, se abrevia el proceso toda vez que
no desarrolle la prueba durante el debate. Allí, la sentencia valorará aquella
prueba que ha sido incorporada durante la investigación penal preparatoria. Al

dictar sentencia, el juez no puede imponer una pena más grave o superior que la
acordada con el fiscal. Esto, generalmente, se hace en la etapa del juicio (art.
N . º 415 del CPP de Córdoba), pero el código procesal prevé un juicio abreviado
inicial (art. N.° 356 del CPP de Córdoba) y solo en esos casos el juez de
instrucción va a juzgar. La mera confesión del imputado nunca puede ser
motivo de condena, si bien lo que se evita es la recepción de la prueba
durante el debate, la sentencia condenatoria nunca va a estar fundada solamente
en la confesión, sino que tiene que estar basada en las pruebas que se
incorporaron en la investigación penal preparatoria.

-Cámara del Crimen: juzga en los delitos dolosos que tengan una pena
privativa de la libertad superior a los tres años de prisión o cuando sea una pena
de reclusión cualquiera fuera su tiempo.

-Cámara de acusación: no juzga ni investiga. Conoce acerca del recurso de


apelación que se interpone contra la resolución del juez de instrucción (también
llamado juez de control por un acuerdo del Tribunal Supremo de Justicia de
Córdoba). Por ejemplo: si el fiscal dicta la prisión preventiva y el defensor presenta
oposición (art. N.° 338 del CPP de Córdoba), será resuelta por el juez de
instrucción (también llamado de control). Si el juez de control confirma la prisión
preventiva, es decir, si está de acuerdo con el fiscal, la defensa puede interponer
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recurso de apelación en contra de la resolución dictada por el juez de control. La
resolución de este recurso le corresponde a la Cámara de Acusación, la cual
también resuelve conflictos de competencia de los jueces inferiores, es decir,
cuando dos jueces se declaran simultáneamente competentes o incompetentes.
Cabe destacar que, en el “Manual de Derecho Procesal Penal” , se establece que
quien conoce los recursos de apelación deducidos en contra de las resoluciones
del juez de instrucción es la Cámara del Crimen (ya que a esa época se sorteaba
entre las 12 cámaras existentes). Esto, actualmente, no es así, ya que se modificó
nuevamente la ley procesal retomando el criterio anterior, esto es, que quien
conoce y resuelve los recursos de apelación es la Cámara de Acusación.

-Tribunal superior de justicia: conoce en el recurso de casación, que puede


ser interpuesto ante una resolución de la Cámara de Acusación y también en
contra de sentencias condenatorias o absolutorias dictadas por la Cámara del
Crimen o el juez correccional.

Por otra parte, conoce en los recursos de revisión, cuya particularidad es que son
los únicos que dejan sin efecto la cosa juzgada material. La sentencia firme –cosa
juzgada material– implica que el sujeto no pueda ser perseguido nuevamente por
el mismo hecho, pero el recurso de revisión se permite en contra de una

sentencia condenatoria firme cuando se dan algunas de las causales previstas en


forma taxativa (art. 489 del CPP de Córdoba); por ejemplo: a una persona se la
condenó por homicidio a 10 años de prisión y para la condena se tuvo en cuenta
un testimonio importante que lo ubicó en el lugar del hecho y con el arma homicida;
resulta que, en un proceso posterior, se determinó que ese testimonio era falso y, a
pesar de que ya está firme la sentencia, se puede interponer un recurso de revisión
para que se haga un juicio de nuevo o se deje sin efecto la condena. Es importante
destacar que solo se puede interponer este recurso cuando se habla de sentencia
condenatoria firme y no cuando la sentencia firme es absolutoria.

Por último, se conoce en el recurso de inconstitucionalidad, el cual se presenta


directamente ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ).

Conflicto de competencia

El conflicto de competencia se presenta cuando dos jueces se declaran


simultánea y contradictoriamente competentes o incompetentes para juzgar, en
relación a un mismo hecho. En este caso, quien resuelve este conflicto es el
superior común a ambos (previa vista al Ministerio Público).

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Declinatoria: es cuando alguna de las partes plantea la incompetencia del
tribunal y lo hace directamente ante el juez que está interviniendo en la causa,
solicitando se declare tal y la remita a aquel que consideran competente (art. 51
del CPP de Córdoba). Por ejemplo: hay un caso que se está investigando en la
justicia federal y se considera competente a la justicia provincial; se puede
presentar la declinatoria ante el juez federal para que remita la causa al juez
provincial por ser este competente.

Inhibitoria: en este supuesto, la cuestión de competencia se plantea directamente


ante el juez que se considera competente (art. 51 CPP de Córdoba), para que
acepte su competencia y le requiera el proceso a aquel que está interviniendo. En
el caso del ejemplo, la parte se presenta ante la justicia provincial solicitando que
declara su competencia y requiera las actuaciones a la justicia federal. Las partes
cuentan con dos modalidades para introducir la cuestión de competencia que
originan un incidente dentro del proceso: la declinatoria e inhibitoria. Ambas son
modalidades alternativas, de modo que, si las partes optan por alguna de ellas, no
podrán recurrir a la otra simultánea o sucesivamente.

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