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LA IDEOLOGÍA LIBERAL.

El liberalismo intenta configurar una nueva sociedad basada en la interpretación


individualista de los principios teóricos de libertad, igualdad y propiedad, considerados
como normas fundamentales de todo sistema armónico de relaciones sociales.

La organización social encuentra su fundamento en dos proposiciones previas:

- El comportamiento de todos los hombres está determinado por la búsqueda de la


felicidad.
- La identificación de la felicidad con la riqueza. Si todos los individuos aspiran a la
felicidad y la riqueza es su objetivación material, todos pretenderán ampliar sus
propiedades mediante la aplicación de su tiempo, su capacidad y su trabajo. Por tanto
las diferencias de riqueza responderán necesariamente a diferencias en el tiempo,
capacidad o trabajo que cada individuo aplique a este fin, de tal modo que la
desigualdad de condiciones resultante reflejaría necesariamente las diferencias entre los
individuos.

La organización social que los individuos crean en virtud de las relaciones que establecen
entre sí será una sociedad justa, sí y sólo sí se cumplen determinadas reglas que son las
mismas del mercado perfecto tal y como lo concibe la teoría económica clásica, y que está
basado en la libertad y la igualdad. Por libertad se entiende la capacidad de todos los
individuos para intercambiar sus bienes sin tener que someterse a normas. Por igualdad se
entiende que todos tienen las mismas posibilidades legales para alcanzar cargos o patrimonios.

La propiedad debe cumplir determinadas condiciones para que lleve a cabo las funciones
que se le atribuyen en el sistema. Ha de ser libre, o lo que es lo mismo no estará excluida del
comercio en virtud de disposiciones legales como sucede con los bienes amortizados, será
absoluta por lo que su titular podrá disponer con total libertad de sus bienes, sin que haya
limitaciones como las de los mayorazgos. Finalmente la propiedad ha de ser individual y
ninguna institución – Estado, Iglesia, municipio, universidad- puede justificar su derecho a
poseer.

En estas condiciones la lucha por la felicidad determina una estratificación en clases, que
se definen en función de su riqueza, en tres grupos caracterizados: ricos, pobre, clase media. A
diferencia de la sociedad estamental la línea divisoria que separa las clases sociales permite el
desplazamiento de los individuos, que ascenderán o descenderán en la medida en que aumenta o
disminuye su riqueza. Partiendo de estos supuestos se llega al reconocimiento institucional de
la superioridad de los más ricos, identificados con los más capaces, a quien se reserva
mediante el sufragio censitario, la participación en el sistema político.

La nueva organización social tiene en el ciudadano su punto de partida. La formulación de


sus derechos – libertad, igualdad, propiedad- corresponde a la de los principios que inspiran
la sociedad clasista. La realización de tales derechos obliga a destruir la sociedad estamental
porque sólo de ese modo es posible liberar las tierras de los privilegiados, condición
indispensable para la que la burguesía acceda a la única fuente de riqueza del momento.

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