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EXAMEN FINAL ÈTICA

Nombre: Diego Omar Mantuano Macías

PROFESOR: Dr. Gonzalo Gamio Gehri

PREGUNTA OBLIGATORIA

“Sólo puedo definir mi identidad contra el trasfondo de aquellas cosas que tienen
importancia. Pero poner entre paréntesis a la historia, la naturaleza, la sociedad, las
exigencias de la solidaridad, todo salvo lo que encuentro en mí, significaría eliminar a
todos los candidatos que pugnan por lo que tiene importancia. (...). La autenticidad no
es enemiga de las exigencias que emanas de más allá del yo; presupone esas
exigencias” (p. 74).

A partir del texto de Charles Taylor, explique y comente en qué sentido la autenticidad
constituye un ideal moral moderno que me vincula con aquello que trasciende al yo.
Precise de qué manera la recuperación de este ideal hace posible la crítica del
individualismo y las ideologías de la autorrealización.

En primer lugar, para Taylor (1991) existe una pregunta que no debe falta en la
discusión sobre la moralidad en el mundo contemporáneo: ¿Es posible concebir una
ética de la autenticidad en la modernidad? La respuesta a esta pregunta se encuentra en
la propia de subjetividad, puesto que, existe una voz interior que lleva un contacto con
uno mismo para descubrir la originalidad en el yo. En esta profundidad interior se puede
distinguir entre el bien y el mal. Sin embargo, hablar de distinciones morales implica la
participación de alguien más que el yo. Las razones sobre determinados temas éticos
solo pueden ser expuestos, en la medida en que existe una dinámica dialógica, es decir,
el dialogo entre un yo y un otro. Y ¿Qué sucede con la identidad propia? Para el autor,
“La génesis de la mente humana no es monológica sino dialéctica” (p. 69) Es decir,
desde nuestra constitución como seres humanos, el diálogo es el medio por el cual
adquirimos una identidad propia. La presencia de otros significativos hace de la propia
existencia significativa. Por otra parte, partiendo de un relativismo blando, algunas
veces lo significativo se puede convertir en una convención social, donde algo adquiere
significación en la medida en que es valioso para muchos. No obstante, es cuestionable
pensar de esta manera, sabiendo que al parecer no es posible un criterio valido para dar
crédito a las pretensiones por saber qué es lo significativo y qué no lo es. Para resolver
este dilema sobre el criterio de lo significativo, es importante considerar lo llamado por
el autor: horizonte, que no es alcanzable por la racionabilidad, sino que más bien tiene
que ver con los sentimientos morales y la profundidad interior. Por tanto, esta búsqueda
de la ética en la modernidad se desenvuelve en la identidad del individuo y además tiene
que ver más con la búsqueda interior de lo verdaderamente significativo de lo que se ha
optado o decidido.
En segundo lugar, teniendo un marco de referencia por el cual lo verdaderamente
significativo, en cierta medida, escapa a la subjetividad, pero a la vez encuentra en ella
su fuente. Es posible pensar en una ética de la autenticidad dentro de la modernidad. Si
bien, la modernidad presenta una serie de disposiciones que tienen que ver el despliegue
del yo en el mundo como: la individualidad y la autorrealización, también es cierto que
esta dinámica de autoafirmación del yo conlleva una búsqueda de la autenticidad que
pasa por la identificación con los demás, puesto que desde el diálogo con otros se puede
reconocer lo significativo y lo que nos brinda identidad. Es así que, se puede encontrar
una ética de la autenticidad en la modernidad, si se entiende el individualismo en el
contexto comunitario, y cómo este planteamiento nos brinda una posibilidad de ser
auténticos seres sin negar el horizonte de lo que adquiere significado para cada
individuo.

ELEGIR UNA PREGUNTA.

2.- Explique y comente porqué el proyecto ilustrado de fundamentación de la moral


tenía que fracasar, de acuerdo con Tras la virtud. Precise en qué medida la presencia
del emotivismo constituye una consecuencia de este fracaso.

Por un lado, MacIntyre se ha perdido el marco de referencia moral, es decir, existe una
pérdida de los significados morales que se ha venido dando a lo largo de la historia de la
humanidad. En un primer momento, en la antigüedad se contó con un marco general de
significación abalado por la racionabilidad de la ética clásica plateados por los griegos,
un ejemplo de ellos es Homero y las varias obras épicas. Luego pasando de la
antigüedad a la edad media se había heredado varios de los significados morales que
sustentaron una vida ética para los de aquella época. Posteriormente, con el
romanticismo y la revolución científica se dio un quiebre en las referencias sobre los
significados morales, puesto que se les brindo una función cada vez menos importante,
en la naciente sociedad de la producción de en masa y el reemplazo de la mano de obra
por la máquina. Ya para la época de la ilustración se realizaron intentos fallidos por
reconstruir un lenguaje ético. Y su fracaso se hizo evidente por la falta de un marco
general de significación ya olvidado y perdido desde la antigüedad. En un afán por
reconstruir un sistema moral, los pensadores modernos pretendieron encontrar una base
racional para la moralidad, es decir, un marco general de significados de la ética en la
modernidad. Sin embargo, “heredaron fragmentos incoherentes de lo que una vez fue un
esquema coherente de pensamiento y acción” (McIntyre, 1984, p.96). Desde la
racionalidad, el proyecto ilustrado pretendía componer un sistema que respondiera a los
dilemas éticos sin resolver. Este sistema estaba dejando a un lado la preocupación con el
τέλος en el ser humano, puesto que sobre esa base se podría construir un esquema ético
que comprenda un ejercicio práctico y al mismo tiempo una visión de transcendente de
la vida.

Por otra parte, la pregunta por lo teleológico, es también una pregunta por la felicidad.
¿Cómo hacemos para alcanzar la felicidad? Desde la modernidad existe una mayor
preocupación por garantizarnos más placeres y menos dolores. Es decir, procurar la
felicidad con el menor de costo posible. Esta lógica facilista corresponde con el
utilitarismo que responde por la pregunta acerca de la felicidad desde la acción ética.
Pues una buena acción es aquella que conlleva mayor felicidad para todos, por ende,
debe ser reconocida por todos. No obstante, la respuesta por el utilitarismo sienta las
bases para que el emotivismo asegure una voz en la construcción de un sistema ético sin
la consideración también por la participación de la racionalidad en tal sistema. Para el
emotivismo, la razón es incapaz de resolver las discusiones éticas, es decir abre la
posibilidad, de que cualquier persona sin la justificación necesaria apele a un sistema
ético. Además, blinda cuestionamiento sobre la ética de cada persona o de cada
subjetividad, diciendo que nadie tiene el derecho de cuestionar los puntos de vista de los
demás. Esto conlleva a “la tentativa de convertir al agente en un mero instrumento de mi
voluntad, sin ninguna consideración para con su racionalidad” (McIntyre, 1984, p.83).
Por tanto, esta visión emotivista, en la que ha devenido la búsqueda de un sistema moral
coherente y justificado, ha reducido los juicios morales a las categorías de juicios
morales por gustos de cada individuo. Además de que esta visión puede ser propensa a
manipulaciones por parte de otras subjetividades, que podrían estar apelando a la
racionalidad y justificando su posición desde esa instancia.

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