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Muerte de Alsina
Muerte de Alsina
Muerte de Alsina
Finalizada la presidencia de Sarmiento, en 1874, Alsina se alió con Nicolás Avellaneda para
crear lo que luego sería conocido como el Partido Autonomista Nacional. Tras el triunfo de
Avellaneda en los comicios se produjo la revolución dirigida por Mitre, que fracasó tras un
corto pero sangriento enfrentamiento. Alsina ocupó el Ministerio de Guerra y Marina.
A finales de 1875, los aborígenes del desierto, principalmente mapuches, continuaron con los
enfrentamientos en la línea de la frontera sur. Alsina dirigió la defensa del país,
concentrándose especialmente en la frontera de la provincia de Buenos Aires. En el "problema
del indio" fue partidario de una política defensiva y no ofensiva, afirmando que emprendería
una campaña contra el desierto y no contra el indio.
En 1876 inició la construcción de la llamada Zanja de Alsina, una trinchera de dos metros de
profundidad y tres de ancho con un parapeto de un metro de alto por 4,5 de ancho, que
construyó avanzando dentro del territorio indígena. La misma estaba guarnecida gracias a la
edificación de una serie de fortines —muchos de ellos comunicados con sus comandancias por
telégrafo— a lo largo de toda la frontera, para mantenerla vigilada. Previo a la construcción de
la línea defensiva, las posiciones militares avanzaron profundamente en territorios hasta
entonces controlados por los indígenas. La línea defensiva tenía como fin impedir que los
indios ingresaran nuevamente en el territorio efectivamente incorporado.
La posición defensiva organizada por Alsina fue duramente criticada, acusando a sus
promotores de no resolver el problema de la incorporación efectiva de estas tierras a la
República Argentina.
Los continuos enfrentamientos con los aborígenes lo llevaron a estudiar la situación de la línea
de fortines, pero en una de sus visitas a éstos, cerca de Carhué, contrajo una intoxicación que
afectó a sus riñones.
Hacia la década de 1870 el conflicto entre argentinos e indígenas se hizo más agudo, debido al
lento avance de la línea de frontera por parte del estado argentino y la instalación de nuevos
fortines, así como por los ataques masivos o malones que los indígenas cometían contra los
fortines, estancias y poblados argentinos. Por otra parte, la organización en Argentina de una
economía agroexportadora para proveer de alimentos a Inglaterra y en especial la invención
del frigorífico, impulsó a los estancieros organizados en la Sociedad Rural Argentina creada en
1866 a promover la ocupación efectiva de las tierras consideradas el desierto.
Después de que Adolfo Alsina muriera en 1877, el general Julio Argentino Roca fue nombrado
nuevo ministro de Guerra por el presidente Avellaneda. Roca se había opuesto a la Zanja de
Alsina calificándola de "disparate".
¡Qué disparate la zanja de Alsina! Y Avellaneda lo deja hacer. Es lo que se le ocurre a un pueblo
débil y en la infancia: atajar con murallas a sus enemigos. Así pensaron los chinos, y no se
libraron de ser conquistados por un puñado de tártaros, insignificante, comparado con la
población china ... . Si no se ocupa la Pampa, previa destrucción de los nidos de indios, es inútil
toda precaución y plan para impedir las invasiones.
En contraste con su antecesor Alsina, Roca creía que la única solución contra la amenaza de los
indígenas era subyugarlos, expulsarlos, o asimilarlos, porque la política de contención en las
fronteras no había dado resultados satisfactorios.
El general Roca presentó su proyecto de realizar una serie de incursiones militares llamadas en
su conjunto «conquista del desierto» que se llevarían a cabo con una conjunción entre fuerzas
militares nacionales más guerreros de las tribus aliadas. La finalidad era dar por término a los
constantes ataques indígenas, y al mismo tiempo, incorporar a los esquemas productivos de la
Argentina los territorios pampeanos y patagónicos donde las distintas tribus amerindias
habitaban, afianzando definitivamente la soberanía nacional.
A mi juicio, el mejor sistema para concluir con los indios, ya sea extinguiéndolos o arrojándolos
al otro lado del río Negro, es el de la guerra ofensiva que fue seguida por Rosas que casi
concluyó con ellos...
Para llevar a cabo este plan, el 4 de octubre de 1878 fue sancionada la ley N° 947, que
destinaba 1.700.000 pesos para el cumplimiento de la ley de 1867 que ordenaba llevar la
frontera controlada efectivamente por el Estado argentino hasta los ríos Negro, Neuquén y
Agrio.
Mientras tanto, los jefes de sectores de fronteras realizaron diversas operaciones durante el
año 1878 y comienzos de 1879, para preparar la ofensiva. El 6 de diciembre de 1878,
elementos de la División Puán, al mando del coronel Teodoro García, se enfrentaron con una
fuerza de indígenas[¿quién?] en las alturas de Lihué Calel. En una batalla breve pero muy
reñida, 50 indígenas fueron muertos, 270 capturados y 33 colonos europeos fueron puestos en
libertad.
La expedición de Roca contó, además de los efectivos del Ejército Argentino con funcionarios,
sacerdotes, periodistas, médicos, naturalistas y fotógrafo. Entre ellos figurarion: el Monseñor
Mariano Antonio Espinosa —quien se desempeñó como capellán general del ejército
expedicionario—, Remigio Lupo —corresponsal del diario La Prensa—, los doctores Adolfo
Doering y Pablo Lorenz, los naturalistas, Niederlein y Schultz, que estudiaron la flora, la fauna y
la geología del territorio y el fotógrafo y retratista Antonio Pozzo, quien acompañó a la
columna comandada por el general Roca, en calidad de fotógrafo oficial del gobierno y
miembro del Cuartel General de dicho cuerpo militar, entre abril y julio de 1879.
A finales de 1878, empezó la primera ola para dominar la zona entre la Zanja de Alsina y el río
Negro, a través de ataques sistemáticos y continuos a los toldos de los indígenas. El coronel
Nicolás Levalle, y luego el teniente coronel Freire, atacaron a las fuerzas encabezadas por
Manuel Namuncurá, provocándole más de 200 muertos. Mientras tanto, el coronel Lorenzo
Vintter tomaba prisionero a Juan José Catriel y más de 500 de sus guerreros, a la vez que se
hizo otro tanto con Pincén, cerca de Laguna Malal. Estos caciques fueron confinados en la isla
Martín García. Posteriormente, el ranquel Epumer fue capturado en Leuvucó por el capitán
Ambrosio. Otras acciones fueron dirigidas por el mayor Camilo García, el teniente coronel
Teodoro García, el coronel Rudecindo Roca, el coronel Nelson, el mayor Germán Sosa, el
coronel Eduardo Racedo, el teniente coronel Rufino Ortega, y el teniente coronel Benito
Herrero. En estas operaciones, unos 400 indígenas son muertos y más de 4.000 son
capturados, se liberó a unos 150 colonos europeos y se obtuvieron 15.000 cabezas de ganado.
Con respecto al coronel Rudecindo Roca, hermano del general al mando de las tropas
argentinas, en noviembre de 1878 tomó como prisioneros en Villa Mercedes a una nutrida
delegación que había sido enviada por los loncos Baigorrita y Namuncurá para parlamentar al
amparo del tratado de paz firmado pocos meses atrás. Pocos días después repite la acción con
respecto a los delegados enviados por el cacique Epugner Rozas. En total los ranqueles
capturados sumaron cincuenta, todos las cuales fueron fusilados. El hecho fue muy criticado
en la época y por historiadores posteriores y denunciado en su momento como "crimen de
lesa humanidad".
La primera división, al mando del general Roca, partió de Carhué el 29 de abril de 1879 con
1.900 soldados y 105 indígenas aliados, y el 24 de mayo entraron en la isla de Choele-Choel. En
junio, Roca regresó a Buenos Aires, quedando al mando el coronel Conrado Villegas.
La segunda división, al mando del coronel Nicolás Levalle, partió de Carhué con 325 soldados y
125 indígenas aliados pertenecientes al cacique Tripailao. Avanzó hacia Traru-Lauquen en la
actual provincia de La Pampa, y enfrentó a Namuncurá.
La tercera división, al mando de Eduardo Racedo, partió de Villa Mercedes hacia Poitahué con
1.350 hombres, entre los que se contaban guerreros ranqueles de las tribus aliadas
comandadas por los caciques Cuyapán y Simón. Esta división persiguió al cacique Baigorrita, no
logrando capturarlo, aunque sí tomó prisioneros a 500 de sus indígenas.
La cuarta división, al mando de Napoleón Uriburu, partió desde San Rafael el 21 de abril,
rumbo a la confluencia de los ríos Limay y Neuquén. Esta división dio muerte, en Chos Malal, al
cacique ranquel Peyeumán; en el río Agrio tomó prisionero al cacique Painé con 60 de sus
guerreros; y finalmente dio muerte al cacique Baigorrita. Estas acciones dejaron un saldo de
1.000 indígenas muertos, y 700 tomados prisioneros.
La quinta división, al mando del teniente coronel Hilario Lagos, partió de Trenque Lauquen, y
en Curu-Pichi-Cajuel el teniente coronel Godoy mató al capitanejo Lemumier y su hijo. Esta
columna tomó a 629 indígenas como prisioneros.59
Se conoce como Liga de Gobernadores a una alianza compuesta hacia 1870, en el momento en
que el interior no aprueba la Conciliación Política de Nicolás Avellaneda con los mitristas.
Iniciadas las campañas para suceder al presidente Nicolás Avellaneda, dos candidaturas
focalizaron la elección: la de Julio Argentino Roca, ministro de Guerra de Avellaneda y líder de
la conquista del Desierto, quien contaba con el apoyo del presidente saliente y de la poderosa
Liga de Gobernadores de la mayoría de las provincias, así como del ejército, y la del
gobernador bonaerense Carlos Tejedor, apoyado por restos de los partidos nacionalista y
autonomista de la provincia de Buenos Aires, la provincia de Corrientes y núcleos de liberales
opositores en las provincias de la Liga de Gobernadores.
- GUERRA CIVIL
- COLEGIOS ELECTORALES
Durante todo este período, estuvo vigente el sistema de elección presidencial a través del
Colegio Electoral, que permitió constituir amplias mayorías, ya que con excepción de la
elección de Sarmiento en 1868, en todas las demás el candidato ganador había logrado la
mayoría en el Colegio en la elección.
A mediados de 1879, tras la muerte de Adolfo Alsina, el personaje más prestigioso del Partido
Autonomista Nacional era el general Julio Argentino Roca, que fue propuesto como candidato
por su cuñado, el gobernador cordobés Miguel Juárez Celman, y en Buenos Aires por el médico
Eduardo Wilde; adquiriendo rápidamente el apoyo de la mayor parte de los gobernadores
argentinos.17 El 11 de abril se realizaron las elecciones para presidente, de las que surgió una
amplia victoria para los electores de Roca, excepto en Buenos Aires y Corrientes.
Cuatro días más tarde comenzaron los combates, que terminaron el 25 de junio con un
acuerdo entre la provincia y la Nación; la revolución de 1880 había costado 3000 muertos.
Poco antes de la asunción presidencial de Roca fue aprobada en el Congreso la federalización
de Buenos Aires.
- ENTREVISTA DE PILCOMAYO
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El problema de jurisdicción que se planteó entre Sarmiento y Emilio Castro fue apenas el
preludio. Porque la tirantez entre un presidente y un gobernador bonaerense recién llegaría a
su punto máximo con Nicolás Avellaneda y Carlos Tejedor. Estalló cuando Julio Argentino Roca,
de enorme popularidad entre los padres y abuelos de nuestros abuelos por haber llevado
adelante la Conquista del Desierto, obtuvo la mayoría de los electores para las presidenciales,
derrotando a Tejedor (…). Roca —aliado del oficialismo— ganó en doce provincias y Tejedor,
sólo en dos (Buenos Aires y Corrientes). Pero bajo ningún punto de vista podía hablarse de
comicios transparentes. ¿Qué hizo el gobernador bonaerense, entonces? Empleó la misma
fórmula de todos: indignarse por el fraude y salir a recuperar por la fuerza lo perdido en las
urnas.
Figuras de peso —Mitre, Sarmiento y Alberdi, entre otros— fueron invitadas a participar. En la
noche previa, Tejedor mantuvo reuniones en la Casa de Gobierno de la Provincia (situada en la
Manzana de las Luces). Avellaneda hizo lo mismo en la Casa Rosada. Roca, ya en el Paraná a
bordo de la cañonera, se entrevistó con políticos que transportó la histórica lancha El Talita.
Casi nadie dormía. Es que había mucho en juego. El peligro era inminente: el país estaba a
punto de dar marcha atrás y volver a los tiempos de Pavón y Cepeda, de la Guerra Civil, de las
constantes acefalías.
Tejedor arribó a la estación de Tigre a las 10:40. A las 14:30 ingresaba al delta la cañonera que
llevaba a Roca. En ese mismo horario, partía de la sede de la Bolsa de Comercio el Mitin por la
Paz. Una multitud marchó acompañando a los representantes de las sociedades civiles. La
comisión ingresó a la Casa Rosada para reunirse con el presidente Avellaneda. Treinta mil
personas quedaron expectantes en la plaza.
Rawson le dijo a Avellaneda que era un presidente joven (don Nicolás tenía cuarenta y dos
años) y que debía actuar de tal manera que en veinte años, al acabarse el siglo, pudiera evocar
con grandeza, frente a sus nietos, aquel trascendental 10 de mayo. Es necesario aclarar que si
en alguna oportunidad lo hizo, fue desde la inmortalidad —junto a San Martín y Rivadavia— ya
que no alcanzó a celebrar el 1900. Avellaneda murió en 1885. Eso sí: sus nietos tuvieron un
encuentro con un fantasma a comienzos de siglo, aunque eso es tema a tratar más adelante.
Volvamos a la arenga rawsoniana. Para terminar, el político invitó al presidente a que se
asomara al balcón y presenciara "el comentario vivo de nuestras palabras". Fue entonces
cuando ocurrió un hecho memorable: el presidente salió al balcón de la Casa Rosada y se
dirigió al pueblo. Nunca, hasta ese momento, había ocurrido.
Las arengas y los discursos desde los balcones eran comunes. Cornelio Saavedra y el resto de la
Junta habían salido a saludar desde el balcón del Cabildo el algo lluvioso 25 de mayo de 1810.
Dieciocho años después, desde un balcón en San Telmo, Lavalle había instado a poner fin al
gobierno de Dorrego. En 1865, Mitre había proclamado desde el balcón de su casa: "En tres
días en los cuarteles. En tres semanas en el campo de batalla. En tres meses en Asunción", a
una multitud que lo ovacionaba. Aquélla fue la arenga con que Mitre lanzó el reclutamiento
para la Guerra del Paraguay.
Aquel 10 de mayo de 1880 Avellaneda gritó a los treinta mil convocados: "La paz es para
muchos un deber oficioso del patriotismo, pero para mí es un supremo deber". "No habrá
jamás en mi conducta una agresión. No moveré ni un solo hombre ni un arma, sino con el
corazón comprimido, en casos supremos, para no pactar con el desorden".
El Mitin por la Paz en la Plaza de Mayo duró algo más de una hora, casi lo mismo que la
reunión entre Roca y Tejedor. El gobernador bonaerense le propuso al conquistador del
desierto que los dos renunciaran a la candidatura presidencial. Roca respondió que de ninguna
manera iba a defraudar a quienes lo habían votado. El encuentro terminó y sólo quedaba una
salida. Las fuerzas de Avellaneda y Tejedor chocaron en Barracas y Parque de los Patricios.
Tejedor fue derrotado y renunció. Ese mismo año, la Ley de Federalización dio lugar a la
creación de la Capital Federal. El 12 de octubre de 1880, mientras que muchos todavía lloraban
a las víctimas del feroz enfrentamiento de junio, el tucumano Julio Argentino Roca (treinta y
siete años, había nacido en el 43), recibía el bastón —o la posta— de manos del tucumano
Nicolás Avellaneda (cuarenta y tres años, había nacido en el 37), el primer presidente que
habló desde el balcón de la Casa de Gobierno.