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presento un invento, que fue el de dos imanes, José Arcadio Buendía no le creía,
entonces lo probaron para ver si había oro debajo de la tierra, empezaron a usarlo y lo
único que salía era los metales de las casas, fueron al rio y lo único que salió fue una
Arcadio Buendía tenía una esposa y dos hijos, el cual los amaba mucho, pero casi nunca
les tomaba atención, una noche el, su esposa hijos salieron del pueblo a buscar un lago,
caminaron semanas sin dormir hasta que su esposa dijo para descansar, durmieron como
pnunca, muy tranquilos, al día siguiente volvieron a caminar, fue un viaje absurdo, con
había hecho la mitad del camino una hamaca colgada de un palo donde dos hombres la
hijo, José Arcadio estuvo metido en su laboratorio por muchas horas , el no aceptaba al
hijo que acababa de nacer lo cual salió a la calle, y se encontró con una multitud, y entre
esa multitud vea una gitana, muy jovencita, muy bonita, fue la más hermosa mujer que
vio en toda su vida José Arcadio, empezó a caminar entre la multitud para llegar a ella,
se puso tras ella y empezó a apegase en su espalda, la chica trataba de alejarse pero el
aún más se acercaba, hasta que ella se da cuenta y voltea y le sonríe, mientras que daban
un espectáculo del hombre serpiente por no haber hecho caso a sus padres, luego un
presentador dijo que admiraran a la chica gitana que iba a ser decapitada por ver algo
que era prohibido mirar, pero ellos distraídos siguen, la gitana toma de la mano a José
Arcadio y lo lleva a una carpa allí ellos empiezan a besarse, a quitarse la ropa, estaban
muy acalorados, ella era flaquita, sus piernas eran delgadas pero hermosas, allí entra
otra pareja a la carpa, José Arcadio les dijo que no lo interrumpan pero ellos seguían en
el piso, José Arcadio al verlos se le vinieron las ganas, una tarde él se va con los
gitanos, Úrsula le pregunta al hermano de José si lo había visto y él le dijo: “Si, estuvo
encuentra, llega un momento donde José Arcadio Buendía se aparece y le dicen que su
hijo había nacido, le pusieron de nombre José Arcadio, pero para no confundirse lo
llamarían José, pero José Arcadio no aceptaba al hijo, decía que no era de él, pero luego
limpia y buena, era Úrsula que hace tiempo salió en busca de José Arcadio Buendía y
no regresaba hasta hoy que la vieron, ella empezó a decir que fue un largo un camino, se
encontraba con mucha gente que la ayudaba, hasta ropa le regalaban, también dijo que
encontró, nunca lo vio, pero ella sí, y camino hasta ese pueblo y su vestidura era muy
diferente a la que ellos usaban, fue tanta su alegría por haber encontrado un camino que
poder dormir días, una noche José Arcadio y Úrsula no podían dormir, claro era la peste
del insomnio hasta la peste llego al pueblo y nadie dormía, pero ellos estaban contentos
ya que no había tanto tiempo para hacer sus cosas, el tiempo era muy rápido, a los días
la gente sin dormir ya no tenían nada que hacer ya que sus trabajos lo realizaban muy
rápido que en las noches quedaban sentados y aburridos sin hacer nada y sin dormir ya
cansados.
José Arcadio Buendía caminaba por la casa hasta que
alguien toca la puerta, Úrsula va y abre, era una niña de tan solo 11 años y tenía una
carta que se le dio a Úrsula, esa carta era de alguien que ya los conocía, era tan
profunda, con tinta verde y parecía que tenía algo que ver con José Arcadio, la niña
llevaba los restos de sus padres ya que en su ciudad no habían cementerios donde
ponerlos, la niña sentada allí chupándose el dedo y Úrsula muy confundida por la carta,
ella y José Arcadio no recordaban a esas personas por nada, decía en la carta que los
padres eran sus familiares pero ella estaba confundida, la hacen pasar y como no tenía
nombre le ponen Patricia como la señora que escribió la carta, la noche ya todos
del cuarto venia un ruido, la nana se levantó y empezó a caminar y vio, era la niña
Patricia nuevamente chupándose el dedo, era ya costumbre a que la niña hiciera eso,
primer hijo. Aunque era lánguido y llorón, sin ningún rasgo de un Buendía, no tuvo que
hermosa con quien se había casado el año anterior, estuvo de acuerdo. En cambio,
los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lucida, los José Arcadio eran
Sofía de la Piedad podía distinguirlos. El día del bautismo, Amaranta les puso esclavas
con sus respectivos nombres y los vistió con ropas de colores distintos marcadas con las
iniciales de cada uno, pero cuando empezaron a asistir a la escuela y obstaron por
cambiarse la ropa y las esclavas y por llamarse ellos mismos con los nombres cruzados.
José Arcadio Segundo por la camisa verde, perdió los estribos cuando descubrió que
este tenía la esclava de Aureliano Segundo y que el otro decía llamarse, sin embargo,
Aureliano Segundo, a pesar de que tenía camisa blanca y la esclava marcada con el
nombre de José Arcadio Segundo. Desde entonces no se sabía con certeza quien era
quien. Aun cuando crecieron y la vida los hizo diferentes, Úrsula seguía preguntándose
retrato vestida de reina de Madagascar. Cuando Fernanda lo supo volvió a hacer su baúl
preocupación. Ella lo había hecho hombre. Siendo todavía un niño lo saco del cuarto de
Melquiades, con la cabeza llena de ideas fantásticas y sin ningún contacto con la
parranda y el despilfarro, hasta convertirlo, por dentro y por fuera; en el hombre con el
que había soñado, para ella desde la adolescencia. Se había casado, pues como tarde o
temprano se casan los hijos. Él no se atrevió a anticiparle la noticia. Asumió una actitud
tan infantil frente a la situación que fingía falsos rencores y resentimientos imaginarios,
diciembre, empujada por brisas de velero, llevando al esposo amarrado por el cuello con
un cordel de seda.
un hilo de perlas que le daba casi a las rodillas, sortijas de esmeraldas y topacios, y el
cabello redondo y liso rematado en las orejas con puntas de golondrinas. El hombre con
quien se había casado seis meses antes era un flamenco maduro, esbelto, con aires de
navegante.
comprender que su ausencia había sido más prolongada y demoledora de lo que ella
suponía.
que no hay una mujer en esta casa! El equipaje no entraba en el corredor. Además del
antiguo baúl de Fernanda con que la mandaba al colegio, llevaba dos roperos verticales,
cuatro maletas grandes, un talego para las sombrillas, ocho cajas de sombreros, una
jaula gigantesca con medio centenar de canarios y el velocípedo del marido, desarmado
esposo con otras prendas de motorista, y emprendió una nueva restauración de la casa.
entrada de su paraíso.
sentada en el mecedor que ocho hombres bajaron con cabuyas en un hueco enorme,
llanto, improvisaban oficios de tinieblas mientras se quitaban los aretes, los prendedores
y sortijas, y los iban echando en la fosa, antes de que la sellaran con una lápida sin
armagasa, y se dispersaron por el mundo con sus baúles de madera tapizados por dentro
fantásticos, que cagaban diamantes o se comían a los caníbales, o eran coronados reyes
abalorios de putas, se pudrían los escombros del pasado, los pocos que quedaban
donde había nacido, derrotado por la nostalgia de una primavera tenaz. Nadie hubiera
Altamar. Aunque no ponía fechas, era evidente el orden en que había escrito las cartas.
Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás
de ese cuarto, pues estaba previsto que la cuidad de los espejos seria arrasada por el
Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito era irrepetible
desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no
RESUMEN
Nº 17
Gabriel Garcia Márquez,
1967 Real Academia Española,2007
Asociación de Academias de la Lengua Española, 2007
De: "Gabriel Garcia Marquez y Cien Años de Soledad
en la novela hispamoamericana"
De esta edición:
Santillana Ediciones Generales, S. L., 2016
Diccionario:
http://dle.rae.es/?w=diccionario
Melquiades es un gitano humilde, un día en una feria él presento un invento, que fue el
de dos imanes, José Arcadio Buendía no le creía, entonces lo probaron para ver si había
oro debajo de la tierra, empezaron a usarlo y lo único que salía era los metales de las
casas, la esposa de José Arcadio Buendía dio a luz al pequeño hijo, José Arcadio estuvo
metido en su laboratorio por muchas horas , el no aceptaba al hijo que acababa de nacer
lo cual salió a la calle, y se encontró con una multitud, y entre esa multitud vea una
gitana, la gitana toma de la mano a José Arcadio y lo lleva a una carpa allí ellos
Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lucida, los José Arcadio eran impulsivos y
De acuerdo con su última voluntad, la enterraron sin ataúd, sentada en el mecedor que
pista de baile. Las mulatas vestidas de negro, pálidas de llanto, improvisaban oficios de
tinieblas mientras se quitaban los aretes, los prendedores y sortijas, y los iban echando
en la fosa, antes de que la sellaran con una lápida sin nombres ni fechas y le pusieron
habían acumulado en los ocios de Altamar. Aunque no ponía fechas, era evidente el
orden en que había escrito las cartas. Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había
comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la cuidad de
los espejos seria arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el
instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo
escrito era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a
that of two magnets, Jose Arcadio Buendía did not believe him, then tried it to see if
there was gold beneath the earth, they started to use it and the only thing that Jose
Arcadio Buendia's wife gave birth to the little son, Jose Arcadio was in his laboratory
for many hours, he did not accept the child who had just been born, which went out into
the street, and met with a crowd, and among that crowd see a gypsy, the gypsy takes
Joseph Arcadio's hand and takes him to a tent there they begin to kiss, in the long
history of the family, the tenacious repetition of the names had allowed to draw
conclusions that allowed him to be strict. While the Aurelians were withdrawn, but of
lucid mentality, the Jose Arcadio were impulsive and enterprising, but they were
According to her last will, they buried her without a coffin, seated on the rocking chair,
eight men came down with goats in a huge hole, dug in the middle of the dance floor.
The mulattas dressed in black, pale with tears, improvised offices of darkness while
they removed the earrings, the pins and rings, and threw them into the pit, before they
sealed it with a stone without names or dates and put a promontory of Amazonian
camellias. The wise Catalan had arrived in Macondo in the splendor of the banana
company, fleeing one of many wars, and had not accumulated in the leisures of
Altamar. Although he did not set dates, the order in which he had written the letters was
evident. However, before arriving at the final verse, he had already understood that he
would never leave that room, since it was foreseen that the city of mirrors would be
swept away by the wind and banished from the memory of men at the instant Aurelian
Writing was unrepeatable from always and forever, because the strains condemned to a
hundred years of solitude did not have second chance on the earth.