Está en la página 1de 3

Diego Martinez Molina - 20181255039

El currículo, los otros saberes y la tradición oral: propuestas desde Grundy y Vasco

Parte de las discusiones más fuertes que hay en Ciencias Sociales se desenvuelven
alrededor de lo que significan los límites de la investigación en las distintas disciplinas de
estas áreas del saber, con esto puede referirse directamente a la importancia de incorporar
no solamente discursos factuales y metodológicamente hablando, discursos que tengan un
nexo fuerte con los designios de los enfoques positivistas, sino también incorporar
discursos y prácticas de saber que se relacionen con el cine, con otras dimensiones del arte,
con la vitalidad, con las emociones o con la evidente imposibilidad de producir ciencia
‘neutral’ y por tanto también, de enseñarla (Vasco, 1990).

Particularmente podemos entender al currículo como una construcción social, por tanto, de
un producto de tensiones, de luchas, o de lo que Bourdieu advertía como un arbitrario de la
cultura (Bourdieu & Passeron, 1995), en palabras de Grundy (1998)‘’ningún currículo
existe a priori’’ (pág. 3), y tiene por tanto un carácter conceptual que nos lleva a la pregunta
por el ser del currículo, es decir, por la naturaleza invencionada del conocimiento o dicho
de otra forma, por la evidente realidad de que es una tradición social; y asimismo, partiendo
de que el currículo es una invención, también podemos afirmar, que tiene un enfoque
cultural por ser producto, conformador, productor y re-productor de saberes (Grundy, 1998)
(Bourdieu & Passeron, 1995). El currículo es contextual y depende de la espacialidad y la
historicidad de un colectivo en particular, es decir, es totalmente idiosincrático y por tanto
portador está inmerso en unas dinámicas que son orientadas por unos intereses (Vasco,
1990).

El conflicto entre diseño de currículo, intereses, investigación y enseñanza en las Ciencias


Sociales ha sido un conflicto histórico, de corte absolutamente tradicional, en donde las
artes escénicas y particularmente las que se asocian al teatro y el rescate de las tradiciones
orales ha sido ignorada y marginada aún bajo muchos de los discursos más progresistas en
el área de la didáctica. La tradición oral, entendámosla como una tradición de la que todos
hemos hecho parte, es una tradición que se esfuerza por ser reconocida en el arte y que se
asocia a la trasmisión de historias, a lo que popularmente se llama cuentería o que
académicamente es reconocida desde una línea de la Narración Oral.

La tradición oral tiene que ver con esos cuentos, esos relatos, esas narrativas que son
mayoritariamente reproducidos en el lenguaje oral de los grupos sociales, como por
ejemplo lo son historias de los abuelos a sus hijos y de sus hijos a los suyos
respectivamente.

Todos podemos conocer de esos relatos y a la vez hacer parte de esta reconstrucción de
memoria y de fantasía que ha sido tan ignorada por los intereses técnicos del conocimiento
obviando intereses de orden emancipatorio –y reivindicatorio-, y de orden práctico y de
interacción con la vida (Grundy, 1998) (Vasco, 1990).

Porque si bien conocemos los relatos y los cuentos, mitológicos occidentales,


judeo-cristianos y demás, también podemos conocer de los cuentos y de las historias
asociadas a comunidades no occidentales en función de ejercer el arte escénico de la
cuentería haciendo a la vez un ejercicio de rescate de historias (factuales o no, constitutivas
de muchas culturas) marginadas y olvidas por la ciencia. El ejercicio de contar historias es
un ejercicio que didácticamente puede hablarnos de cosmovisiones, símbolos y discursos de
orden fantástico o no, y puede retratarnos implícita y explícitamente la violencia, el dolor,
la muerte, la historia o el amor desde otros puntos de vista que desconocemos incluyendo
consigo factores teatrales, de vestuario, de luz, de lectura, de análisis, mostrando que la
narración oral, la tradición hablada y la palabra misma tiene mucho que contarnos pero que
olvidamos en nuestro ejercicio académico y factual heredado de occidente. El trato y el
rescate de la palabra, de la literatura, de la imaginación y de la memoria, bajo este punto de
vista es absolutamente, revolucionario y por supuesto, didáctico y clave en la experiencia
1
del artista y del maestro que es artista.

1
Con respecto a mi posición en particular sobre la cuentería y las narrativas orales, debo comentar que soy
comediante underground y un antiguo miembro de un colectivo pequeño de cuentería del extinto espacio
de cuentería del Tintal, y que precisamente, creo en la potencialidad de los cuentos y de los relatos hablados
como un arma de rescate cultural y como una herramienta distinta para pensar temas que en nuestro
orgullo intelectual hemos visto convencionalmente bajo la lupa del intelectual clásico occidental.
Bibliografía
Bourdieu, P., & Passeron, J. (1995). ​La Reproducción.​ México D.F.: Editorial Laia S.A.

Grundy, S. (1998). Tres intereses humanos fundamentales. En S. Grundy, ​Producto o praxis del
currículo​ (págs. 1-13). Madrid: Ediciones Morata.

Vasco, C. (1990). Tres estilos de trabajo en CCSS: Comentarios a propósito del artículo
''conocimiento e interés'' de Jurgen Habermas. ​CINEP,​ 1-17.

También podría gustarte