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• Novela : Itoshii Koto

• Autora: Narise Konohara


• Ilustraciones: Shouko Hidaka
• Traducción Japonés-Inglés : isolarium.wordpress.com
• Traducción Inglés- Español: Andrea Haan / Tegami Traducciones
• Edición y PDF : Andrea Haan / Tegami Traducciones
Itoshii Koto

Apenas hablaban hasta las once, cuando ya era casi la hora para ellos de pagar la cuenta. Hirosue
se apresuró a reunir sus cosas y salió del hotel. Matsuoka también estaba con él, muy agotado.

Hirosue invitó a Matsuoka a un café al aire libre cercano. En realidad, había querido ir a algún lugar
con un ambiente más relajado. Pero tenía miedo de que si se iba hasta la estación, Matsuoka lo dejaría ir
directamente a su casa. Ellos eligieron asientos a la sombra. Hirosue pidió jugo de naranja y Matsuoka pidió
té helado.

Las cigarras zumbaban. Matsuoka perezosamente puso sus labios en la pajita de su té helado.
Hirosue se preguntó cómo abordar el tema de su futuro. Había detenido al hombre de marcharse sin tener
ningún plan en mente. Una pregunta le fue lanzada.

―¿Qué es lo que quieres hacer desde aquí, Hirosue?

.Hirosue apretó firmemente sus dedos sobre la mesa. Aunque había ciertos aspectos que no podía
aceptar, sentía que tenía sentimientos románticos por el hombre. Estaba más seguro de que podría ser amor,
más que la última vez que había contemplado la posibilidad. Pero todavía no estaba absolutamente seguro. Si
le pidiera a Matsuoka que saliera con él porque podría amarlo, sería lo mismo que la última vez. Conocía
dolorosamente lo cruel que era guiar al hombre. Pero todavía quería ver a Matsuoka.

―Apareceré por la ciudad de vez en cuando. Quiero que me veas cuando lo haga.

―No. La negativa de Matsuoka no llevaba ningún indicio de indecisión. ―¿Cuánto más de esto
tengo que aguantar?. Ya no quiero esperar nada de ti, Hirosue.

Su argumento era comprensible. Pero Hirosue no quería rendirse.

―P-Pero duele que no pueda verte. ―tomó todo su esfuerzo para decir eso― .Se sentía frustrado
por ser tan difícil y torpe en la negociación. Matsuoka se quedó en silencio. Los rayos del sol se volvieron
severas, las sombras se hicieron más intensas y se formaron gotitas de concentración en el vaso de té helado
de Matsuoka. Cuando se habían secado por completo, Matsuoka finalmente abrió su boca.

―Tres meses. ―Hirosue levantó su rostro ―Por tres meses, a partir de hoy, me encontraré contigo
si llegas a venir. Pero después de eso, si sientes que nada ha cambiado, quiero que éste sea el final.
Después de una breve pausa, Matsuoka inclinó la cabeza. "Por favor, que termine", ―repitió.
Teniendo en cuenta cómo Matsuoka se había negado a verlo en absoluto, tal vez un período de
gracia de tres meses era un privilegio considerable.

―Pero a su vez, no iniciaré contacto en absoluto ―dijo Matsuoka―. No podré verte en días
laborables porque estoy ocupado en el trabajo. También te rechazaré en mis días libres si estoy ocupado. No
te voy a dar prioridad por nada.

El tono de Matsuoka era severo.

―También, no quiero que me toques. No voy a dormir contigo para "probarlo". Esas son mis
condiciones.

Hirosue no tenía más remedio que aceptarlos. Para ser honesto, él quería tocar al hombre un poco.
Sentía que sus dedos finalmente habían comenzado a reconocer a Matsuoka. Ahora, tal vez podría tocarlo sin
problema alguno. Pero no había manera de que pudiera no hacer caso al hombre si ya había dicho que no.

Matsuoka lanzó un largo suspiro antes de apoyar los codos sobre la mesa y apoyando la mejilla en
su mano. Tal vez se arrepentía de haberle dado ese período de gracia, pero no había tiempo para dudar de
eso ahora. Hirosue sólo tenía tres meses. Con el fin de adquirir una comprensión firme de sus vagos
sentimientos, no tenía otro forma que conocer al hombre.

―¿Cambió algo después de que volví?

―En realidad no, ―murmuró Matsuoka con su cara hacia abajo

―¿Qué hay del trabajo?

―Está ajetreado. Una gran cantidad de personas en altos cargos se marcharon. Todas las nuevas
personas que entran son novatos que no pueden distinguir la izquierda de la derecha. Uno de ellos se
equivocó del lado de un cliente antiguo y arruinó nuestro contrato. Me duele la cabeza.. ―Matsuoka levantó
bruscamente su cabeza―. Oh, Fukuda dimitió.

―¿Huh? ―Hirosue se dio cuenta que lo dijo bruscamente―. ¿Por qué? ¿Se enfermó o algo así?

Matsuoka dio una sonrisa irónica. ―Eso hubiera sido más respetable. No, fue despedido porque se
enteraron de que estaba malversando dinero.

Hirosue se sorprendió. Sabía que Fukuda tenía gustos y disgustos muy específicos con la gente y
también era propenso a culpar a otros. Pero no había pensado que Fukuda careciera incluso de ética básica.
―Supongo que estaban ordenando los asuntos financieros adecuadamente ya que había tanta
gente dejando la compañía este año. Por eso probablemente es cuando se dieron cuenta. Aparentemente él
lo había estado haciendo constantemente durante los últimos tres años, de modo que fue un hecho bastante
desagradable.

Sólo habían pasado cuatro meses, pero muchas cosas estaban cambiando. Su conversación cesó.
Hirosue se preguntó qué decir luego mientras Matsuoka drenaba su té helado de aspecto tibio. Una camarera
se acercó hacia las mesas al aire libre.

―¿Desean algo más? ―preguntó mientras se llevaba el vaso de Matsuoka―. Hirosue tragó saliva.

Matsuoka ordenó otro de lo mismo. Hirosue se sintió aliviado. Había pensado que Matsuoka volvería
a casa después de terminar su primera bebida, pero había ordenado otra. Eso significaba que se quedaría
con él hasta que lo terminara.

Matsuoka sacó un cigarrillo del bolsillo de su chaqueta y encendió uno. Tiró del cenicero hacia él.

―Tú ... comenzó Hirosue ―Matsuoka alzó la cabeza ligeramente inclinada.

―Fumas mucho, ahora ¿eh?

―Bueno sí…

―¿Siempre fumaste tanto?

―Fumo más ahora de lo que acostumbraba. Ha habido mucho por lo que hay que estresarse
últimamente.

Ver a Matsuoka fumar le hizo querer probar lo mismo.

―¿Podría tener uno?. ―Matsuoka pareció sorprendido

―¿También fumas, Hirosue?

―Sólo lo hice un poco después de que comencé a trabajar. ―Matsuoka abrió su caja de cigarrillos y
chasqueó la lengua―. Lo siento, se me acabaron.

―El que estás fumando ahora está bien. ¿puedo tomar una calada?
Matsuoka le dio un parpadeo lento, luego miró el cigarrillo entre sus dedos. Las cenizas cayeron
sobre la mesa.

―Quiero decir ... pero si no quieres, está bien ―dijo Hirosue

―No me importa

Hirosue tomó el cigarrillo ofrecido y tomó una calada. Él se atragantó antes de que pudiera probar
algo y se encogió. Cuando su tos finalmente se calmó, levantó su rostro para ver a Matsuoka riendo.

―No hay necesidad de que te rías ―gruñó Hirosue

Los hombros de Matsuoka todavía se sacudían de la risa. ―No, es sólo ... no lo he visto en un
tiempo. Me recordó cuando fumé por primera vez en la escuela secundaria.

―¿Escuela secundaria?. Eso significa que eras un menor de edad ―dijo Hirosue con desaprobación

―Todo el mundo lo prueba en ese momento ―dijo Matsuoka, mirando imperturbable.

―No empecé hasta que tuve la mayoría de edad

―Eres tan recto, ―Matsuoka rió de nuevo―. Hirosue se sintió malhumorado por ser ridiculizado,
pero al menos Matsuoka sonreía. Esa fue una buena señal. ―devolvió el cigarrillo.

―¿Has terminado ya?, ―Matsuoka bromeó―, luego lentamente lo llevó a sus labios. Había algo tan
sensual en sus labios alrededor del cigarrillo, que Hirosue, sin saberlo, apartó su mirada.

―No tienes que hacer cosas que no te quedan ―murmuró Matsuoka―. No encajas en la imagen
del tipo amargado y cansado quien fumaría, de todos modos.

Matsuoka fumó su último cigarrillo hasta que quedó en un pequeño trozo. Sacó su cenicero portátil
del bolsillo de su chaqueta y tiró la colilla dentro. Hirosue se preguntó por qué lo pondría allí cuando había un
cenicero sobre la mesa.

El zumbido de las cigarras se hizo más fuerte.

―Está tan caluroso... ―murmuró Matsuoka, secándose el sudor de la frente con el dorso de su
mano―. Hirosue metió la mano en el bolsillo. Podía sentir un pañuelo. Cuando lo sacó, estaba muy arrugado
y arrugado en lugares extraños. No era lo más higiénico, pero al menos fue lavada.
―Aquí

Cuando se lo ofreció a Matsuoka, el hombre inclinó la cabeza

―¿Qué?

―Sé que está arrugado, pero está lavado. Y no lo he usado

Matsuoka miraba fijamente el pañuelo. Pronto, Hirosue empezó a sentirse avergonzado por haber
ofrecido un artículo tan poco atractivo. Justo cuando trataba de retirar su mano, Matsuoka apegó la
suya.―Déjame pedirlo prestado. Redobló el pañuelo en un cuadrado, se enjugó la frente y lo dejó por su
mano. Luego miró su reloj. El gesto llenó de terror a Hirosue. Se preguntó si Matsuoka diría que se iba a casa.

Matsuoka miró a Hirosue, entonces abrió la boca para hablar.

―...Tengo un poco de hambre, ¿puedo comer algo?

Terminaron de pasar el tiempo en el café hasta las cuatro. Incluso después de que terminaron de
comer y el sol empezó a inclinarse hacia el oeste, Matsuoka todavía no decía que se iba a casa. Habló en
breves arranques fragmentados sobre su vida actual, pero no mencionó una palabra sobre nada serio. Incluso
cuando se acercaba la hora para su tren bala programado, Hirosue todavía quería estar con Matsuoka. Pero
también le preocupaba el tiempo. Matsuoka pareció notarlo mirando su reloj a menudo.

―¿A qué hora tienes que ir a casa? ―preguntó

―Alrededor de las cinco, creo

―¿No deberías irte pronto?

A las palabras del hombre, Hirosue se levantó a regañadientes de su asiento. Aunque había dicho
que iba a pagar la cuenta, Matsuoka todavía pagó por su porción en su totalidad.

―Dime, ¿dónde te mudaste? ―preguntó Hirosue una vez que salieron del café―. Matsuoka abrió
los ojos sorprendido

―¿Cómo supiste que me mudé?

―Fui a tu casa una vez, pero había alguien más viviendo allí
―Oh, ya veo, ―murmuró Matsuoka en voz baja―, luego le dijo dónde estaba su nuevo condominio.
Estaba un poco al este de la estación de Tokio.

―En realidad, me estoy subiendo al tren bala desde la estación de Tokio. Vamos a la zona juntos,
―sugirió Hirosue y Matsuoka fue conducido en un paseo por su impulso.

Se subieron a una *línea JR para no tener que transbordar trenes. Su viaje no era largo, pero
decidieron sentarse ya que había asientos desocupados. Matsuoka dejó un poco de distancia entre ellos
cuando se sentó. Se metió los dedos en el bolsillo de su pechera y volvió a revolver. Luego, chasqueó la
lengua suavemente.

―¿Cigarrillos? ―preguntó Hirosue

―Olvidé que se me acabaron. Bueno, no es como si pudiera fumar en el tren, de todos modos.
―Matsuoka soltó un suspiro largo y fino

―El que fumé en el café fue el último

―Sí. por el que te ahogaste

Cuando Hirosue se calló, Matsuoka se rió. Allí, sólo había olvidado el truco porque no había fumado
en mucho tiempo. Si hubiera tenido uno o dos soplos más ....Espera un minuto, ―se dio cuenta―. ¿Por qué
Matsuoka se tomó la molestia de poner la última colilla del cigarrillo en su cenicero portátil?. ¿Podría ser
porque Hirosue lo había fumado y había colocado su boca sobre ello? ¿fue por eso que Matsuoka lo había
puesto en el cenicero que llevaba en lugar de tirarlo? o simplemente podría haberlo puesto en su cenicero
portátil fuera de su habitual costumbre. Sin embargo, Matsuoka había tirado todos los cigarrillos que había
fumado en el cenicero sobre la mesa. Pero el que Hirosue había fumado, ese era el único que él ... Hirosue
sintió que su rostro ardía de repente como si estuviera encendido. Podía sentir el rubor en sus oídos y
presionó su mano derecha contra su rostro. Ese cigarrillo, esa colilla que había besado indirectamente, no lo
había confirmado con Matsuoka todavía, pero estaba seguro de que no se equivocaba al pensarlo.

Matsuoka era adorable. Tal vez era la palabra equivocada, pero el hombre sentado a su lado estaba
tan atractivo que le hizo temblar.

―¿Qué pasa? ¿te sientes mal? ―Le dijo el hombre―. Hirosue sacudió apresuradamente la cabeza.
―Tu rostro está rojo. Tal vez estás empezando a tener fiebre. Te mojaste en la lluvia anoche, tal vez por
eso ...

El hombre se inclinó para mirar su rostro desde abajo. La proximidad del hombre hacía que Hirosue
se ruborizara aún más con nerviosismo.
―Yo-estoy bien ―balbuceó Hirosue, retrocediendo―. El rostro de Matsuoka se tensó mientras él se
alejaba en silencio. Hirosue sintió que su evasión había herido al hombre.

―Oh ... no es como si no te quisiera cerca de mí, o algo ...

―No importa ―dijo Matsuoka encogiéndose de hombros―. No me molesta.

¿Eso era cierto?. Antes, habría aceptado las palabras de Matsuoka. Le facilitaba las cosas. Pero
ahora, sentía curiosidad por los sentimientos de Matsuoka, sobre todo porque sabía que Matsuoka era
amable y siempre tenía cuidado de no herir los sentimientos de la gente.

Hirosue había reaccionado de esa manera no porque fue rechazado, sino porque pensaba que
Matsuoka era lindo. Al final, sin embargo, no podía decirlo. Si lo hacía, sólo le daría esperanzas al hombre.
Pero si voy a hacer que se sienta mal por un malentendido, tal vez debería salir y decirlo, quiero decir, es
verdad, después de todo ... pero entonces ... Sus pensamientos corrían en círculos y como siempre, él
terminó sellando sus labios.

Tenía vagos recuerdos de ayer, cuando se había mojado bajo la lluvia fuera de la tienda de
conveniencia. Si Matsuoka no lo hubiese recogido, tal vez se hubiera empapado y atrapado un resfrío. Ahora
que lo pensó adecuadamente, se dio cuenta de que el nuevo condominio de Matsuoka estaba en la dirección
opuesta a la vieja. Entonces, ¿por qué razón habría caminado por esa zona si no fue para visitar a Hirosue en
su hotel?. Matsuoka dijo que él había decidido llevar a Hirosue de vuelta a su hotel porque sucedió que
cruzaba su recorrido. Pero tal vez había venido a verlo. Matsuoka había afirmado que no quería verlo y que
quería quedarse solo, pero siempre había una parte de él que no lo ignoraba. Si Hirosue le dijo que quería
reunirse, el hombre todavía lo hacía.

Hirosue lanzó una mirada furtiva al hombre que estaba a su lado. Matsuoka estaba mirando el
anuncio suspendido en el tren. Tenía los labios ligeramente entreabiertos y parecía aturdido. Hirosue fue
apoderado por un impulso de besarlo y se sintió confundido por sentirse así. Su corazón se agitó agudamente
y aunque quiso mirar el rostro de Matsuoka, descubrió que no podía. Era casi como si estuviera enamorado.
¿Matsuoka siempre había sido así?. Tal vez él había estado enviando estas señales no verbales todo el
tiempo, así como los verbales y Hirosue había sido demasiado torpe para sentirlos. ¿Cuántas de estas
señales había perdido en el pasado?.

Llegaron a la estación de Tokio antes de que Hirosue pudiera calmar su corazón y su mente.
Matsuoka dijo que transbordaría a otro tren desde aquí. Hirosue sólo tenía que caminar por la estación para
llegar hacia el andén del tren bala.

Pero no quería que se separaran así. Sentía que la distancia le haría perder el control de sus
emociones que acababa de empezar a comprender.
―Bueno, tengo que ir por ese camino, ―dijo Matsuoka

―Espera ―dijo Hirosue, deteniéndolo―. Todavía tenía por lo menos treinta minutos hasta la llegada
de su tren bala

―Aún no me has dicho tu número de celular ni tu dirección de correo electrónico

―Oh, ―murmuró Matsuoka―. Te enviaré un correo electrónico más tarde

―Dímelo ahora

Matsuoka soltó una pequeña exhalación como si estuviera exasperado y luego sacó su teléfono.

―¿Quieres hacerlo a través de infrarrojo?. Es más rápido

―Yo ... eh, lo siento. Realmente no sé cómo hacerlo

―Dame tu teléfono

Matsuoka abrió el teléfono de Hirosue y jugueteó con él. Todo lo que Hirosue hizo fue quedarse
quieto y ver, a pesar de que era su teléfono.

―Creo que está guardado. ―Le devolvieron el teléfono

―Intenta enviarme un correo electrónico por si acaso ―insistió Hirosue.

―¿Eres tú, Matsuoka?

Los dos se voltearon a la voz familiar. Hayama estaba un poco lejos. A su lado estaba su marido, a
quien habían visto en la boda. Hayama dejó el lado de su esposo y corrió hacia ellos.

―¡Hirosue, tú también! ¡Qué casualidad!. ―Hayama parecía un poco excitada―. Matsuoka echó un
vistazo a su marido, que estaba de pie detrás de ella.

―¿Este es tu marido?

―Sí. Estamos a punto de partir a nuestra luna de miel. Es un tren retrasado


―¿Dónde están todas tus cosas?

―Hemos tomado nuestro equipaje con antelación

―Ya veo ―respondió Matsuoka―. ¿A dónde vas otra vez?, creo que lo mencionaste antes.

―Diez días en Inglaterra ―dijo Hayama alegremente

―Tienes suerte ―dijo Matsuoka―. Tengo un amigo que ha estado allí antes. ¿Al parecer los lagos
son realmente hermosos?.

―Eso parece. Estoy tan emocionada ―dijo Hayama, antes de dirigir sus ojos a Hirosue―. Hirosue,
gracias por venir tan lejos para mi boda.

―Fue una gran boda ―era todo lo que pudo decir―, una frase típica y desgastada comparada con
la hábil conversación de Matsuoka.

―Así que parece que ustedes dos se han arreglado ―observó Hayama―. Eso es bueno.

―¿Arreglado?

―Hayama, ¿qué hay de tu tren? ―Matsuoka interrumpió sobre Hirosue

―Oh si

―Tu marido podría tener celos si sigues charlando con dos pernos como nosotros

―Oh, vamos, ―dijo Hayama riendo, dando una palmada al hombro de Matsuoka―. Volveré a estar
en contacto cuando vuelva. Nos vemos.

Hayama volvió al lado de su marido. Se volteó una vez para despedirlos, pero rápidamente se hizo
invisible en la multitud de gente.

―¿A qué se refería con nosotros de arreglarnos? ―preguntó Hirosue, pero Matsuoka no respondió.

―Entonces iré por mi camino ―dijo él mientras salía


―Tú no me has contestado aún. ―Hirosue agarró el brazo de Matsuoka―, el cuerpo entero del
hombre se estremeció.

―¡Te dije que no me toques! ―gritó

Sorprendido por su voz, Hirosue le soltó. Algunos transeúntes se volvieron para darles una mirada.
Matsuoka se llevó su mano derecha hacia la frente.

―Cuando regresaste a tu Pueblo natal, Hayama me preguntó si todavía estaba en contacto contigo.
No podía decirle que fui rechazado, así que mentí y dije que nos metimos en una pelea. Ella seguía diciendo
cuánto lo sentía porque parecía que nos llevábamos tan bien y me seguía haciendo un montón de preguntas.
Así que le dije que nos peleamos por algo estúpido y no tuvimos la oportunidad de arreglarnos. ―Matsuoka
soltó una respiración temblorosa.

―No esperaba que estuvieras en la boda, mucho menos estar en el asiento justo a mi lado. Era una
mentira blanca que dije en el momento. No creí que Hayama fuera tan lejos para prepararnos las cosas así.

Hirosue le había parecido extraño cuando fue invitado a la boda de Hayama, pero ahora que conocía
la cadena de acontecimientos detrás de ello, tenía sentido.

―Sé que odias cuando la gente miente, Hirosue, pero ... Todo el cuerpo de Matsuoka estaba
temblando. Su cabeza inclinada, sus puños cerrados y sus hombros. Parecía un niño regañado y era adorable.
Tal vez para otras personas, parecía un hombre alto y guapo, pero "lindo" era la única palabra con la que
Hirosue podía describirlo.

―Matsuoka levantó lentamente la cabeza―. ¿No tienes que ir por tu tren bala?

Era casi la hora de salida, pero Hirosue quería quedarse con Matsuoka, para hablar con él un poco
más. ¿Tal vez podría quedarse un día más?, pero ya había comprado su boleto de regreso. Si no subía al
siguiente tren bala, se perdería su transbordo para el último tren en la línea local. Y el lunes, tenía trabajo por
ayudar con el regreso a casa.

―Espera aquí. ―Hirosue corrió hacia la boletería, compró un boleto de ingreso y se lo dio a
Matsuoka.

―¿Qué es esto?

―Ven hacia el Andén del tren conmigo

―Pero apenas tienes quince minutos


―Está bien

Matsuoka no se negó. Atravesaron las puertas de entrada del tren bala y salieron al andén. Tenían
diez minutos hasta que llegó el tren. Ya se habían formado varias filas largas en los puntos de abordaje.

Había traído a Matsuoka con él porque quería la compañía del hombre, pero era incapaz de hablar.
¿Estaba bien decir que lo amaba? o ¿simplemente tenía la impresión de que estaba enamorado?. Si hablaba
mientras aún no estaba seguro, sólo heriría a Matsuoka. Por eso dudó en dar el paso . Por eso no podía decir
en voz alta que pensaba que Matsuoka era lindo. No podía decir que quería estar con él. Deseaba que el tren
no llegara, pero ahí estaba, arrastrado en la estación. La gente comenzó a abordar. Hirosue dejó que la
persona detrás de él, siguiera adelante y se quedó cara a cara con Matsuoka.

―¿Lo mantuviste porque lo fumé?. ―Matsuoka le dirigió una mirada burlona―. El último cigarrillo
que fumaste en la cafetería.

El rostro de Matsuoka se retorció repentinamente como si estuviera a punto de llorar y sus labios
comenzaron a temblar. Su rostro era honesto. Era incapaz de mentir. La campana sonó, instando a los
pasajeros a abordar rápidamente y Hirosue miró a su alrededor. No había nadie más aparte de los dos. Tenía
que seguir adelante, pero no podía dejar al hombre atrás. Antes de que él lo supiera, Hirosue agarró el brazo
de Matsuoka y saltaron al tren. Las puertas se cerraron.

―Oh

El tren bala se movía lentamente.

―¿Q-qué demonios se supone que debo hacer ahora? ―preguntó Matsuoka―. No tengo un boleto.

Hirosue tampoco pudo explicar su propio impulso, ante el reproche de Matsuoka. ―Yo ... yo sólo no
podía dejarte atrás

―¿Qué clase de razón es ésa?. ―Matsuoka se llevó una mano a su frente y suspiró― y mi zapato...

Hirosue miró sus pies y vio que Matsuoka sólo llevaba un calcetín en su pie derecho.

―¿No llevabas los dos zapatos?

―Por supuesto que llevaba los zapatos ―replicó Matsuoka― ¡Uno salió cuando subí!.
La estación se hizo cada vez más pequeña a la distancia, con el zapato de Matsuoka abandonado en
el andén. Hirosue había arrastrado al hombre al tren sin boleto y ahora también estaba sin un zapato.
Mientras Hirosue miraba el pie atascado de Matsuoka, recordó vívidamente un recuerdo de hace mucho
tiempo.

―Cuando nos conocimos ―Hirosue habló―. No llevabas zapatos. Me preguntaba qué te había
pasado y no podía dejar de pensar en eso. Es por eso que me devolví y te presté el mío. Recuerdo lo lindo
que lucías, usando mis zapatos que eran demasiado grandes.

Ese día, se había enamorado de Yoko Eto. Ahora mismo, un impulso mucho más fuerte que eso lo
estaba moviendo a la acción. Hirosue se quitó el zapato, se arrodilló y lo puso en el pie derecho de Matsuoka.
Era dos tamaños más pequeño que el de Hirosue y dejó un hueco en el talón del zapato.

―Y ayer, de verdad me estaba yendo a casa ―escuchó una voz decir por encima de su cabeza―.
Cuando te encontré en la tienda de conveniencia, te ignoré al principio. Pensé que eras lo peor, diciéndome
que viniera y no aparecieras. Pero fui a la estación y ... no pude subir al tren, así que volví. Estaba lloviendo,
pero estabas bajo los aleros y pensé que el personal de la tienda de conveniencia haría algo al respecto. Así
que seguí mirando desde el otro lado de la calle...

Entonces, Matsuoka, incapaz de dejarlo atrás, había llevado a Hirosue inconsciente al hotel y se
quedó con él hasta la mañana.

―¿Bajarás en la próxima estación? ―preguntó Hirosue―. Matsuoka asintió con la cabeza

―No quiero que lo hagas.

Una expresión de vacilación cruzó la cara de Matsuoka. ―Bueno, no hay nada que pueda hacer. No
tengo un boleto

―Compraré el boleto

―¿De qué estás siendo tan terco?. Te dije que te vería cuando vinieras

―Quiero que vayas en el tren conmigo hasta mi estación

Cuando Hirosue tomó su brazo, él podía sentir a Matsuoka temblando

―No puedo ... quiero decir ... tengo trabajo mañana


Hirosue quería estar con él, tocarlo. Era casi como si estuviera enamorado. ¿Qué otro nombre podría
tener, si no era amor?.

Hirosue tocó la barbilla del hombre, donde quedaba un débil rastrojo. Esta textura arenosa era de
Matsuoka. Hirosue ya no recordaba lo que había encontrado tan repulsivo.

Su corazón se lleno de emoción y el aire a su alrededor parecía cambiar de color. Tenía sus ojos
fijos. No podía quitarlos del hombre. Empezó a sentirse cálido donde tocaba y todos los sonidos a su
alrededor, parecían desaparecer. No estaba exagerando. El hombre ante él, se convirtió en su mundo entero.

***
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Línea JR : Línea de trenes, gestionados por las compañías ferroviarias JR. El visitante extranjero tiene la posibilidad de
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dando acceso a la mayoría de los lugares turísticos de Japón por esta línea Ferroviaria.

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