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Jorge Manzanero Rodríguez

Critica Artística y Gestión Cultural


Curso 2017/18

Cuando entramos en la exposición lo primero que nos encontramos es una sala vacía
con cintas de no pasar a lo lejos y dos salas a los lados que nos llaman. A nuestra
izquierda aparece una construcción piramidal escalonada, que nos recuerda a varias
pagodas pegadas, una cada vez más alta que la siguiente. Si miramos hacia el otro lado
las luces llamativas y los sonidos estridentes nos esperan tras un muro sin puerta. Las
obras están expuestas en una sala circular compuesta de varias salas gracias a los muros
y columnas, como un gran anillo donde hay pequeñas salas de tanto en tanto.

Las luces y los ruidos desconocidos despiertan más nuestra curiosidad que una figura
rara en la lejanía, así que vamos hacia la derecha, donde nos encontramos con una gran
sala con diez paelleras pequeñas ordenadas en dos filas de a cinco, en cada paellera se
encuentra una tablet con un video, donde unas manos se encuentran destrozando un
objeto sobre la misma paellera. Debajo de cada tablet encontramos esos objetos
destrozados, cartas, juguetes, cristales, en cada paellera uno diferente, por último, una
pantalla de cine enfrente proyectando los mismos videos en aleatorio.

La exposición avanza con cuadros, esculturas, espejos y sonidos. Nos llama la atención
un pequeño hombre subido en una diminuta farola oteando el horizonte y con ello el
futuro. La obra en cuestión es MEMORIAL, en ella se representa a los pequeños
hombres que se ven obligados a emigran a un país desconocido que les es extraño y que
no les acepta, el hombre se sube a lo más alto del centro urbano, la farola, para mirar
más allá, para ver un futuro lleno de sueños, ilusiones y esperanzas, para soñar todo lo
que puede traer consigo el mañana.

A los pies de la estatuilla encontramos cien más iguales, representando los cientos de
miles de inmigrantes que hacen esto, desmontando el sueño americano que todos nos
hemos creído en algún momento, no somos únicos, no somos especiales, no somos los
protagonistas de nuestras historias, solo somos uno más que busca lo mismo que el
resto.

Si seguimos avanzando nos encontramos una sala llena de espejos diferentes en tamaño,
forma y reflejo que ofrece. La sala está pensada como un reflejo de los desgarros que
produce el capitalismo, si bien la sociedad capitalista nos aliena en todos los sentidos
posibles será responsabilidad de los espejos reflejar todos estos sentidos y todas esas
Jorge Manzanero Rodríguez
Critica Artística y Gestión Cultural
Curso 2017/18

formas de alienación. Es por esto por lo que la mayoría están borrosos o manchados,
ofreciendo visiones distorsionadas de nuestro mundo.

El que más nos llama la atención de entre todos los espejos es un ojo de buey, es grande,
ocupa el centro de una columna y lo nuestra mirada se dirige a él según entramos en la
sala, nos está llamando con todo el descaro a acercarnos, mírate aquí. en cuanto nos
vemos reflejados en él se activa una grabación incorporada en el espejo que nos habla.
El espejo comienza a insultarnos y a llamarnos fea, ¿Cómo vas con esas pintas por ahí?
Porque me miras que eres fea, fea, fea. Se trata de una genial crítica a la sociedad del
culto al cuerpo, pero a la vez nos hace caer una vez más en la cuenta del competitivo
mundo femenino en la carrera por destacar, ser atractiva y lograr la belleza, como si el
mismo espejo fuese el adversario que nos ridiculiza para así ganar en la competición de
la belleza.

En la mitad de la exposición hay una pequeña salita, justo en el centro del camino que
seguimos formada por altas paredes con carteles de negro sobre blanco en la parta más
alta, iluminados con focos brillantes. YO NO SOY TONTO, ME SIENTO SEGURO,
VIAJA COMO QUIERAS, PAGA COMO QUEIRAS. Son algunas de las máximas que
encontramos escritas. Todas conocidísimas gracias a la televisión, todas igual de
alienantes por y para el capitalismo, todas apelando al héroe, el individuo único, yo que
uno siempre se siente especial por encima de sus compañeros, siguiendo de manera
única la misma critica realizada por los hombrecillos en las farolas.

La última obra que nos llama la atención ya acabando la exposición es la pagoda


escalonada que vimos de reojo a la entrada, junto a ella hay una imagen de tres jóvenes
subida en ella, cada una en una de las cimas. Qué diablos significa esto es precisamente
de lo que va la obra. Es una estructura sin sentido y en ella se encuentra su esencia, da la
sensación de que hay una parte que no está, que la han guardado en el trastero del
museo, que se han olvidado de añadirla o que se ha extraviado en el viaje, muestra
mente en el catálogo de objetos de nuestra memoria aquello que pueda rellenar el hueco
que queda vacío. La pieza está incompleta y es esta la metáfora que representa. La vida
esta incompleta y buscamos desesperadamente formas de rellenarla.

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