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Orígenes Sobre los Principios by Samuel Fernández (review)

Patricia Andrea Ciner

Journal of Early Christian Studies, Volume 24, Number 4, Winter 2016, pp.
625-628 (Review)

Published by Johns Hopkins University Press


DOI: https://doi.org/10.1353/earl.2016.0057

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Dozens of typographical errors mar the finish of the text (e.g. a systematic
ἄνθρώπος in 221, 232), but none are distracting from the argument. This supple
monograph deserves wide readership. It provides necessary precursors to topics
ranging from the Arian controversy to Gregory of Nyssa. It provides neglected
data for topics as narrow as the text history of Revelation to those as wide as
patristic theories of embodiment.
Samuel Pomeroy, Katholieke Universiteit Leuven

Samuel Fernández
Orígenes Sobre los Principios
Fuentes Patrísticas 27
Madrid: Ciudad Nueva, 2015
Pp. 1,048. €53.00.

La publicación de la primera traducción al español del Sobre los Principios de


Orígenes realizada por Samuel Fernández, representa una gran noticia para el
mundo académico. Y esto es así por varias razones: en primer lugar por el inmenso
aporte que esta traducción significa para los Estudios Origenianos en general, en
segundo lugar por la calidad y el esmero con que ha sido realizada, y en tercero
lugar y muy especialmente, por su importancia para los Estudios Patrísticos en
lengua española. Iremos desglosando estos tres aspectos, a fin de que se evidencie
con total claridad el gran valor que esta obra posee.
Comenzaremos el primer aspecto, destacando que tanto el prefacio como la
introducción, escritos respectivamente por el gran origenista Manlio Simonetti
y por el propio traductor Fernández, son de suma importancia para el mundo
académico especializado en Orígenes. En efecto, el especialista italiano comienza
el prólogo señalando el carácter problemático y controvertido que el De principiis
ha tenido a lo largo de la historia. Lejos de minimizar esta situación, enumera los
acalorados debates que “la novedosa propuesta doctrinal y cultural de Orígenes”
(9) produjo entre los siglos IV y V. Es evidente que en este prefacio reaparecen
continuamente términos como “problema,” “controversia,” “disputa,” debido
a que según las propias palabras de M. Simonetti: “las críticas se concentraron
en esta obra con una furia solo comparable a su superficialidad y de ella fueron
extraídas las proposiciones que sostenidamente incidieron en la condena oficial
de la Iglesia” (10). Esto es: que los tremendos debates que esta obra produjo,
no hacen mella a la genialidad de la propuesta del gran alejandrino. Luego ana-
liza también, la controvertida situación de la valoración de las traducciones de
Rufino y Jerónimo, explicando las razones por las cuáles es necesario rechazar
la exagerada posición de Koetschau, con respecto a su convicción de que Rufino
había alterado profundamente el texto griego de Orígenes. Finaliza su prefacio
alabando tanto el estilo como el diseño con que ha sido organizada esta nueva
traducción, ya que el lector puede continuamente orientarse en la comparación
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entre la traducción rufiniana y la tradición indirecta, siempre acompañado por


las excelentes notas a pie de página. Teniendo en cuenta la autorizada palabra
de Manlio Simonetti en lo que se refiere a los Estudios Origenianos, este prefacio
también debe ser considerado en esta recensión.
En lo que se refiere a la Introducción al De principiis realizada por Fernán-
dez, sólo cabe decir que deja sin palabras a cualquier especialista medianamente
avezado en Orígenes y que es también de una ayuda inestimable para un lector
que desea introducirse en la obra del gran alejandrino. En efecto, de una manera
muy clara y profunda a la vez, están presentados los grandes temas de la teolo-
gía origeniana: vinculación y armonía entre Antiguo y Nuevo Testamento, libre
arbitrio de las criaturas intelectuales, preexistencia, diversidad de condiciones en
que actualmente se encuentran, apocatástasis, naturaleza del Hijo como mediador,
etc. También resulta sumamente esclarecedora la hipótesis propuesta por Fernán-
dez acerca del propósito de Orígenes al escribir este texto, así como también la
cuestión referida a la sistematicidad o no de la teología origeniana. Con respecto
a la primera cuestión, Fernández afirma que parece ser la inmensa sensibilidad
pedagógica de Orígenes, la clave para comprender el sentido y finalidad de este
tratado. Y así sostiene que: “para comprender a Orígenes hay que prestar aten-
ción a su preocupación pedagógica: la pedagogía divina, que adapta su Palabra
para el beneficio del destinatario, es el modelo de la pedagogía origeniana” (30).
Fernández también señala que tal como es posible advertir a lo largo de todo el
De principiis, dos cuestiones preocupaban seriamente a Orígenes: 1) a falta de
preparación de los llamados cristianos simpliciores, que eran objeto de burla por
parte de los alejandrinos ilustrados; y 2) la falta de vinculación de la teología
cristiana con el pensamiento filosófico. Como remedio a la primera situación,
Orígenes elabora una exposición intelectualmente responsable y de gran calidad,
para que estos cristianos ilustrados de Alejandría, ávidos del alimento salvífico,
no adhirieran a las doctrinas gnósticas. Justamente por esto, el De principiis
está estructurado en dos grandes ciclos de enseñanza (más el prefacio y la reca-
pitulación). Ellos son relativamente paralelos y en términos generales, recorren
los mismos temas: Dios, las criaturas racionales y el mundo. Básicamente están
diseñados de la siguiente forma: 1ºciclo: Dios (I.1–4); los racionales (I.5–8) y
el mundo (II.1–3); 2ºciclo: Dios (II.4–7); los racionales (II.8–III.4); el mundo
(III.5–6) y la Escritura (IV.1–3). Teniendo en cuenta los destinatarios concretos
y la finalidad de esta obra, los dos grandes ciclos sucesivos del De principiis,
se pueden comprender como un itinerario de enseñanza cristiana diseñado para
estos creyentes alejandrinos cultos. En cuánto a la segunda preocupación, el
nombre mismo de esta obra evidencia el conocimiento exhaustivo que Orígenes
poseía acerca de los diversos significados que el término ἀρχή había tenido para
los filósofos griegos. De esta manera, buscaba mostrar que el cristianismo era
capaz de insertarse en los grandes debates filosóficos y teológicos de la época.
Con respecto a la debatida cuestión acerca de la sistematicidad o no del pen-
samiento origeniano, Fernández asume una posición sumamente equilibrada y
ecuánime. Haciendo mención a la aparente antinomia que había dejado planteada
Jerónimo, con respecto a alabar las dotes de Orígenes como exégeta y rechazar
las de dogmático, y que llevó a los estudiosos a ver estos aspectos como irre-
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conciliables, Fernández considera que no se puede negar la sistematicidad del


alejandrino. Sin embargo, ésta asume características propias y distintivas, ya
que si bien está construida sobre una clara matriz bíblica, está al mismo tiempo
abierta al diálogo filosófico. Tampoco se trata de un conjunto de ideas cerradas
o definitivas, ya que Orígenes no teme dejar abiertas cuestiones teológicas o
filosóficas que no tienen una clara respuesta en el texto bíblico y que lo llevan a
dialogar y a reflexionar con los posibles lectores de su obra. Como bien destaca el
traductor de esta obra al finalizar su introducción: “De esta manera quisiéramos
rendir homenaje a Orígenes, que confía en la capacidad del lector, y que frente a
relevantes dificultades del tratado afirma: “Arbitrio legentis relinquimus”(III.6.9)”
(89). Hasta aquí nuestra primera reflexión acerca de la importancia de esta tra-
ducción para los Estudios Origenianos en general.
En cuanto al segundo aspecto a destacar y que está referido a la calidad y
al esmero con que esta traducción ha sido preparada, comenzaremos diciendo
que resulta muy importante la información proporcionada sobre la transmisión
acerca del Περὶ ἀρχῶν, así como también su utilización en la organización de la
traducción. Como es bien sabido, el original griego de este texto no ha llegado
hasta nosotros. No obstante esta dificultad y a través de diversos caminos, se
han conservado numerosos fragmentos de esta obra. En efecto, el acceso a este
hermoso texto del alejandrino está conformado en primer lugar, por la traduc-
ción latina de Rufino y luego, por amplios fragmentos griegos de la Filocalia,
por fragmentos de la traducción latina de Jerónimo y por breves fragmentos
griegos que se encuentran en la carta de Justiniano a Menas y en algunas otras
obras patrísticas. A partir de este núcleo básico de manuscritos, resulta funda-
mental la edición de Paul Koetschau, publicada en 1913 y su clasificación de
los 34 manuscritos conocidos por él. A los siete manuscritos seleccionados por
Koetschau para establecer el texto del De principiis, Fernández agrega el Codex
Guelferbytanus 4114 que fue colacionado por Görgemanns y Karpp. De ese
modo en esta edición se utilizan los siete códices de Koetschau más el denomi-
nado códice W. La complejidad de todo este material ya existente, incluida la
problemática cuestión de los títulos y subdivisiones internas de los diferentes
manuscritos, hace que Fernández se pregunte si es posible acceder a la verdadera
doctrina del Περὶ ἀρχῶν. A esta pregunta decisiva responde: “Pero, el contexto
polémico también ofrece una valiosa contribución: los adversarios se controlan
mutuamente. De este modo en términos generales, Rufino busca ocultar justo
aquello que Jerónimo quiere destacar. Y, a causa del carácter complementario
de los testimonios, siempre en términos generales, es razonable pensar que la
compleja documentación actualmente disponible, analizada críticamente, nos
permite conocer toda la doctrina del Περὶ ἀρχῶν de Orígenes” (81). Esta tensión
entre la traducción de Rufino y los fragmentos que sobrevivieron de Jerónimo
es puesta de manifiesto continuamente por Fernández, tanto en su traducción
como en las notas eruditas, de tal manera que el lector contemporáneo continúa
participando de los apasionantes debates de ideas y concepciones que debieron
existir en los primeros siglos de nuestra era y en los cuáles Orígenes siempre
estuvo presente. En efecto, el maestro alejandrino representa el modelo de un
teólogo cristiano absolutamente comprometido, que no teme reflexionar sobre
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cuestiones difíciles y que requieren muchas veces confrontar su posición religiosa


con ideas filosóficas diferentes a las suyas, respetando el fondo de verdad que
fuera posible encontrar en ellas. En última instancia, la fuerza mística de sus
obras se nutre de su profundo amor por la búsqueda de la Verdad.
En cuanto al tercer aspecto mencionado al principio de esta recensión, quisiera
destacar la importancia de esta traducción tanto para los Estudios Patrísticos en
lengua española en general, como para los Estudios Patrísticos en Latinoamérica
en particular. En ese sentido, es indispensable señalar la magnífica tarea de edición
de textos sobre Orígenes, que está realizando la Editorial Ciudad Nueva y que ha
colocado a la lengua española como un vehículo de conocimiento y de estudio
del mismo nivel que las mejores traducciones francesas, italianas, alemanas o
inglesas. También es necesario señalar la generosidad con que esta Editorial ha
buscado traductores en Latinoamérica, tal como es el caso de Fernández quien
vive actualmente en Chile, y que evidencia una muestra de confianza en la capa-
cidad de estos especialistas.
Y a modo de conclusión de esta recensión, sólo me queda recordar al lector de
esta magnífica a obra, que el gran legado que Orígenes ha dejado a la posteridad,
ha sido enseñar que la eternidad del principio convive con la dimensión material
que está sujeta al tiempo y al espacio. En otros términos: que las criaturas intelec-
tuales no pierden jamás la herencia espiritual proporcionada por Dios a través de
la imagen inscripta en ellas y que les otorga la capacidad de devenir y asemejarse
a Dios a través del progreso espiritual. Esto implica que independientemente del
estado transitorio que asuman al hacer uso de su libre albedrío (ángel, hombre
o demonio) nunca pierden, tal como lo afirma en De Principiis, la posibilidad
de su herencia de salvación (hereditatem salutis).
Patricia Andrea Ciner, National University of
San Juan–Catholic University of Cuyo

Lorenzo Perrone, ed., with Marina Molin Pradel,


Emanuela Prinzivalli and Antonio Cacciari
Die neuen Psalmenhomilien: Eine kritische Edition
des Codex Monacensis Graecus 314
Die Griechischen Christlichen Schriftsteller der ersten
Jahrhunderte, Neue Folge 19 (Origenes Werke XIII)
Berlin: De Gruyter, 2015
Pp. IX + 641. $196.00.

In the spring of 2012, Marina Molin Pradel made a remarkable discovery in the
Staatsbibliothek in Munich. Pradel was tasked with producing a new catalog of
some of its Greek manuscripts—a long undertaking, in which a team of schol-
ars will ultimately replace the catalog produced over two hundred years ago
by ­Ignatio Hardt (a digitized version of this older catalog is available on the
Bayerische Staatsbibliothek website). When Pradel’s research took her to Codex

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