Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. Introducción
La así llamada ‘tradición de la filosofía como modo de vida o como el arte de vivir’ se
inicia con Sócrates. Sus problemas hacen parte de la tradición filosófica y se encuentran
en los escritos ‘teóricos’ de los que se compone dicha tradición. El problema central del
que se ocupan los filósofos que la integran –visto desde esta óptica- es la forma en la
que se articula un modo de vida. En otras palabras, el problema central vendría siendo
cómo constituirse a sí mismo a partir de las vivencias y circunstancias dadas a cada
persona. Este problema presupone la aceptación de que el ‘sí mismo’ o el ‘individuo’ no
es algo dado sino que se requiere de un trabajo para llegar a serlo.
1
Sobre la interacción entre discurso filosófico y modo de vida; ver Hadot Pierre, 1995
1
llegar a ser quien es? Una posible solución a esta paradoja consiste en introducir una
distinción en el concepto de individuo. Individuo, en un primer sentido, se entendería
como aquel que tiene conciencia de sus percepciones y vivencias, individuo en sentido
moderno2. En el segundo sentido, individuo sería aquel que posee un carácter propio.
Siguiendo estos planteamientos, todos seríamos individuos en el primer sentido (sentido
amplio), y sólo algunos en el segundo sentido (sentido estricto o fuerte, en el sentido de
‘hacerse a sí mismo’)3.
De manera muy pertinente también, Nehamas señala que el estudio de esta tradición no
consiste en tratar de acoplar los datos biográficos de un filósofo con sus teorías para
saber si fueron o no coherentes. Por el contrario, la idea es que la imagen de la vida de
ellos está en los mismos textos. Entonces, el estudio estaría dirigido a los ‘sí mismos’
que se presentan en los textos. El objetivo sería entonces discutir esos modos de vida,
preguntarse si son correctos o no, coherentes, admirables, si tienen sentido o no lo
tienen para cada lector particular. En últimas, el estudio de esta tradición sería sólo un
medio para mirarse a sí mismo, para hacerse las preguntas y en consecuencia articular
un carácter y un modo de vida propios.
2
guiada por la idea del bien es la mejor para todo el mundo (tradición seguida por
Aristóteles, Kant…etc.). En esta etapa y para esta tradición, la vida buena es aquella que
se guía por la razón y en tanto razonable debe ser la misma para todo el mundo. Quien
no la comparte es porque carece de ‘conocimiento’, debido a que no ha sometido su
vida, sus acciones, a un examen por parte de la razón. 3. La última forma de modo de
vida que propició Sócrates, sostiene que “(…) ninguna forma de vida es mejor para
todo el mundo. Filósofos como Montaigne, Nietzsche y Foucault articulan un modo de
vida que sólo ellos pueden seguir. No insisten en que su vida sea un modelo para todo el
mundo. No quieren ser imitados, por lo menos no de manera directa” 4. Es a esta tercera
forma de apropiación del legado socrático a la que Nehamas le dedica la totalidad del
libro en cuestión.
Veamos por un momento lo que podemos inferir de Ecce homo al respecto. Al prólogo
le siguen tres capítulos que responden a las preguntas: por qué soy tan sabio, por qué
soy tan inteligente, y por qué escribo tan buenos libros. Enseguida, viene una
4
Nehamas Alexander, 1998, p.10.
5
Nietzsche Friedrich, 1984, p. 15.
3
descripción de cada uno de sus libros y por último la respuesta a la pregunta: por qué
soy un destino. Teniendo en cuenta que el libro es un auto retrato de Nietzsche, que en
él vienen comprendidos no sólo una descripción de cada uno de sus textos, sino de
varios rasgos de su carácter; resulta al menos relevante detenerse en la comprensión de
la pregunta: Cómo se llega a ser lo que se es.
Pues bien, en el aforismo nueve del capítulo ‘Por qué soy tan inteligente’ de Ecce
Homo, Nietzsche anuncia que “‘ya no puede eludir dar la auténtica respuesta a la
pregunta de cómo se llega a ser lo que es.”’ En primer lugar, dice que la respuesta a
esta pregunta sería “una obra maestra en el arte de la autoconservación, -del
egoísmo…”6. Llegar a ser quien se es supone realizar un trabajo que aquí es
denominado ‘arte de la autoconservación’. Enseguida, se dice que en el caso de
Nietzsche, “ningún peligro sería mayor que el de enfrentarse cara a cara con esa tarea” 7,
puesto que el destino de su tarea (la transvaloración de todos los valores), es decir, su
destino, supera el destino de las tareas ‘ordinarias’ (se entiende que no todo el mundo
tendría como tarea una transvaloración de todos los valores).
En las siguientes líneas del aforismo se dan algunas pistas que podrían indicar cómo se
llega a ser lo que se es. Primero, se dice que de lo que se trata es de no negar lo que se
es. Segundo, llegar a ser lo que se es se relaciona con algún tipo de actitud egoísta y con
una disciplina de sí mismo. Ahora bien, en el caso de Nietzsche incluso los impulsos
desinteresados han sido puestos al servicio del egoísmo y la autodisciplina:
(…) amar al prójimo, vivir para otros y para otra cosa pueden ser la medida de defensa
para conservar la más dura mismidad. Es este el caso excepcional en que, contra mi regla,
me incliné por los impulsos ‘desinteresados’: ellos trabajan aquí al servicio del egoísmo, de
la disciplina de sí mismo.8
Es decir, que en un caso como el Nietzsche el desconocimiento de sí mismo constituye
un elemento importante para llegar a ser quien se es.
4
Aceptarse, vivir una especie de egoísmo, mantener una disciplina de sí mismo, y
‘desconocerse’ son condiciones importantes en el caso de Nietzsche para llegar a ser
quien se es entretanto crece en la profundidad una idea llamada a dominar. Llegar
a ser lo que se es, según este aforismo, parece tratarse de constituir una unidad
organizada a partir de los caminos secundarios, las cualidades, las capacidades de
cada quien.
Tal totalidad organizada se expresa en una relación de dominación por parte de una idea
organizadora (el sentido, la finalidad). En el caso de Nietzsche la idea organizadora
vendría siendo aquello que le da sentido a todas sus vivencias,. eEs decir, la
transvaloración de todos los valores. Empero, hay que tener en cuenta las comillas en
las que están estas palabras (finalidad, sentido, meta). Líneas más adelante Nietzsche
-quien pone su vida como un ejemplo ‘prodigioso’ de cómo todas las facultades y
circunstancias de un individuo devienen necesarias en función de una tarea - afirma que
él jamás se propuso una finalidad, nunca tuvo una aspiración, un deseo. En este sentido
adquiere un mayor peso la formulación misma de la pregunta: ‘de cómo se llega a ser lo
que se es’. En caso de que se tratara de alcanzar una finalidad cualquiera, arbitraria,
adquirida ‘desde afuera’, se estaría en el campo de lo que se quiere ser, del ideal. La
propuesta -sin ese matiz- sería equivalente a preguntar: de cómo se llega a ser abogado,
de cómo se llega ser filósofo, de cómo se llega a ser feliz, etc. Por el contrario, la
ausencia de una finalidad de estas características hace que la propia experiencia, es
decir, que ‘lo que se es’ tenga un valor intrínseco el cual es el que habría que dejar oír.
O como veremos, es el cual habría que crear.
5
cuatro partes. La primera está dedicada a plantear la posición de la tradición con
respecto al sujeto. La segunda presenta –a grandes rasgos- la crítica de Nietzsche a esta
concepción. La tercera aborda la propuesta positiva de Nietzsche al respecto: el cuerpo
como multiplicidad orgánica. En la cuarta parte se presentan algunas consecuencias
(relevantes para el ensayo) de la destrucción de la idea de sujeto tradicional y la
asunción del cuerpo como lo que se es.
La segunda parte del trabajo se encarga de proponer una respuesta al llamado de
Nietzsche a ser quienes somos. Para ello, se divide en tres partes.: En la primera sección
se profundiza en las relaciones que se mantienen entre los impulsos para mostrar qué
significa que haya un impulso dominante. La segunda parte se ocupa de responder a la
pregunta ¿qué es interpretar? Ello, porque precisamente cuando se habla de la
dominación de un impulso, de lo que se habla es de la imposición de un determinado
tipo de interpretación. En la tercera parte se utiliza lo desarrollado en las dos secciones
anteriores en función de la idea nietzscheana de darle forma a la propia vida. En la
cuarta parte se abordan algunas consecuencias relevantes de los planteamientos de las
demás partes que componen el capítulo. Por último, se presenta una conclusión que se
corresponde con los temas planteados en esta introducción.
2. Lo que se es
6
En particular, es Sócrates quien propone la identificación del alma (o ‘yo’) con la razón.
Además, considera que el auto conocimiento es la esencia misma de la vida virtuosa.
Según sus doctrinas (en particular el intelectualismo socrático), la acción virtuosa se
debe basar en una valoración objetiva, que se fundamenta en el entendimiento explícito
y articulado de lo que se está haciendo. En una palabra, la acción se justifica en la razón.
Por otra parte, precisamente lo que se conoce cuando se emprende el proceso de ‘auto
conocimiento’ no es jamás el cuerpo, los instintos. Por el contrario, rápidamente el
Sócrates platónico pasa a desacreditar el cuerpo y la sensación por considerarlas la
cárcel del alma, la principal fuente de error; y refiere al alma –cuya esencia es la razón-
toda acción virtuosa y todo pensamiento verdadero.
Por su parte, Descartes -y la tradición que le sigue- reconoce todo instinto y emoción
sólo en tanto se refieren al ‘yo pienso’. Recordemos a Kant quien a su vez, en la Crítica
de la razón pura, postula al yo trascendental como el ‘yo pienso’ que debe poder
acompañar a todas mis representaciones. En suma, la razón (identificada con la
conciencia, el alma, el espíritu) desde Sócrates, es el fundamento de toda identidad y
como tal, debe ser capaz de iluminar cualquier ‘acción’ relacionada con lo humano;, de
hecho, la razón ha sido, para toda una tradición, ‘lo humano’ por excelencia.
Lo que más fundamentalmente me separa de los metafísicos es esto: no les concedo que sea
el ‘yo’ el que piensa. Tomo más bien al yo mismo como una ‘construcción del pensar’,
construcción del mismo rango que ‘materia’, ‘cosa’, ‘sustancia’, ‘individuo’, ‘finalidad’,
‘número’: sólo como ficción reguladora gracias a la cual se introduce y se imagina una
especie de constancia, y por tanto de ‘cognoscibilidad’ en un mundo en devenir. La
creencia en la gramática, en el sujeto lingüístico, en el objeto, en los verbos, ha mantenido
hasta ahora a los metafísicos bajo el yugo: yo enseño que es preciso renunciar a esa
creencia. El pensar es el que pone el yo, pero hasta el presente se creía, ‘como el pueblo’
que en el ‘yo pienso’ hay algo de inmediatamente conocido, y que este ‘yo’ es la causa del
pensar, según cuya analogía nosotros entendemos todas las otras nociones de causalidad. El
hecho de que hasta ahora esta ficción sea habitual e indispensable, no prueba en modo
alguno que no sea algo imaginado: algo puede ser condición para la vida y sin embargo
falso.10
Desde las primeras líneas de este aforismo Nietzsche se separa de la tradición metafísica
en la medida en que ellos postulan al yo como el agente del pensamiento, como el
10
Citado por Mónica Cragnolini, 2001, p. .
7
centro del sujeto, y como el fundamento de toda actividad. En adelante se extraerán
algunas ideas sobre las que se basa la crítica de Nietzsche al concepto tradicional de
‘yo’.
La idea sSocrática de que actuamos guiados por la razón, tampoco resulta convincente
para Nietzsche: “El actuar según una finalidad es, de hecho, sólo una parte ínfima de
nuestra autorregulación: si realmente la humanidad actuase según la razón, es decir, en
base a su opinión y conocimiento, ya haría mucho que se habría extinguido (…)”.12
Por otra parte, Nietzsche tampoco acepta la certeza sobre la que Descartes funda su
epistemología: el yo pienso como algo inmediatamente conocido e indubitable: “(…) El
pensar es el que pone al yo, pero hasta el presente se creía, ‘como el pueblo’ que en el
yo pienso hay algo de inmediatamente conocido (…)”13. En oposición al hallazgo de
Descartes, Nietzsche, al mirarse a sí mismo, no encuentra una unidad subyacente a la
cual se refiere todo pensamiento y toda acción, lo que le ocurre es un proceso inverso al
11
Citado por José Luis Puertas Manzano, 1996, p.388.
12
Ibíd., p.431.
13
Ibíd.
8
de Descartes: “La observación de los contenidos de la conciencia no lleva a la
simplificación, sino a un aumento ilimitado de la complejidad (…)”14.
Finalmente, es importante tener en cuenta las últimas líneas del aforismo que cité al
iniciar la sección: “El hecho de que hasta ahora esta ficción sea habitual e
indispensable, no prueba en modo alguno que no sea algo imaginado: algo puede
ser condición para la vida y sin embargo falso.” . Según esta oración, el objetivo, en
principio, no parece ser disociarnos, abolir al yo, descentrarnos. Además, dado el
14
Puertas Manzano, José Luis, p.236.
15
Nietzsche Friedrich, 2005, p. 59.
9
componente histórico de la filosofía de Nietzsche es preciso recalcar que, si bien ‘hasta
ahora’ la ficción del yo ha sido habitual e indispensable,; ello no implica que lo tenga
que ser siempre y de la misma manera.
2.3 El cuerpo16
La crítica de Nietzsche a la idea tradicional de sujeto resulta ser el punto de partida para
postular al cuerpo como substituto de lo que se ha de entender por sujeto: “Todo yo soy
cuerpo y ninguna otra cosa. El alma es sólo una palabra para una partícula del cuerpo”17.
Por lo tanto, se podría interpretar que al tratar el tema del cuerpo Nietzsche está
respondiendo por lo primero que habría que responder si de lo que se trata es de
entender la respuesta a la pregunta por “‘Cómo se llega a ser lo que se es”’. El cuerpo
constituye el inicio adecuado para tratar de responder por el ‘”objeto’” que se
“‘transformaría”’ en el caso particular de Nietzsche. El cuerpo sería lo que se es de en la
pregunta ‘cómo se llega a ser lo que se es’. Es decir, el cuerpo sería tanto el punto de
partida como el punto de llegada de esta cuestión:
10
poder se alimentan a costa de otros. Es decir, los impulsos mantienen relaciones de
dependencia entre sí: “(…) el que manda tiene que crear para el que acata todo lo que
éste necesita para su conservación, en la medida en que aquél se halla condicionado por
la existencia de éste (…)”20.
Sin embargo, el impulso no es una unidad constituyente del cuerpo análoga al átomo:
“Sobre el fundamento de los impulsos se forman órganos superiores y estos órganos
luchan entre ellos por el alimento, las excitaciones ---/ La mano del pianista, la
dirección y una zona del cerebro configuran un órgano (que tiene que aislarse para
poder concentrarse más fuertemente). Partes separadas del cuerpo unidas
telegráficamente – es decir, impulso. (…)”21. El impulso es definido como el resultado
de un conjunto de partes que unidas realizan una actividad. Se comienza a esbozar que
siendo estrictos no se puede dar una imagen del cuerpo abstracta, teórica y acabada. El
cuerpo, su unidad, su constitución misma es siempre concreta y sus ‘componentes’ se
definen en función de una actividad concreta. El cuerpo deviene en el tiempo y por tanto
es siempre distinto a sí mismo y a los demás.
La unidad subjetiva nunca está acabada sino que se mantiene en un estado de lucha: “El
cuerpo es una gran razón, una pluralidad dotada de un único sentido, una guerra y una
paz, un rebaño y un pastor”22. En la medida en que los impulsos existen unos a costa de
otros, la lucha constituye el movimiento fundamental del cuerpo.23
Con base en las relaciones entre los impulsos o instintos se generan entonces diversos
tipos de unidades subjetivas, diversos tipos de caracteres personales. Esta configuración
de la unidad personal a partir de la lucha de los instintos puede ser ejemplificada
mediante la descripción que Nietzsche da de Sócrates en el capítulo titulado “‘El
problema de Sócrates”’ del Crepúsculo de los ídolos.
20
Nietzsche Friedrich, 1885, p. 129.
21
Citado por José Luis Puertas Manzano, 19962002, p.231.
22
Nietzsche Friedrich, 1999, p.46.
23
“Ahora se ha redescubierto en todas partes la lucha y se habla de células, tejidos, órganos, organismos
(…)” Citado por José Luis Puertas Manzano, 19962002, p.236.
“(…) conocemos al hombre como multiplicidad de seres animados, los cuales en parte luchan entre ellos,
y en parte se encuentran entre ellos ordenados y subordinados; en la afirmación de su ser particular,
afirman involuntariamente la totalidad. Entre esos seres vivos los hay que son en gran medida
dominadores, y los hay que obedecen, y entre ellos vuelve a darse la lucha y la victoria. Todos los
hombres poseen aquella propiedad de lo orgánico que, en parte, permanece inconsciente y en parte se
vuelve consciente en la forma de impulsos.” Citado por José Luis Puertas Manzano, 19962002, p.244.
11
En el capítulo ‘El problema de Sócrates’, la decadencia se define como una situación de
anarquía instintiva. Nietzsche menciona que los “‘sabios”’24 han coincidido en adoptar
una actitud negativa frente a la vida, porque coincidían fisiológicamente en algo,
precisamente en su situación de anarquía instintiva.
A partir del caso de Sócrates se pueden reiterar algunos elementos que se han venido
esbozando: 1. La relevancia que le concede Nietzsche a tomar al cuerpo y la fisiología
para adquirir la correcta representación de determinada unidad subjetiva. 2. La
caracterización de un cuerpo como una lucha. 3. La utilización de analogías políticas
24
Pongo la palabra sabios entre comillas debido a que Nietzsche cuestiona el hecho de que personas como
Sócrates y Platón deban ser denominados sabios. Bajo su interpretación, si los planteamientos de un
filósofo lo conducen a valorar la vida de manera negativa, ello sería una prueba de ‘falta de sabiduría’.
25
Nietzsche Friedrich, 2005, p.39.
26
Nietzsche Friedrich, 2005, p.39.
27
En adelante utilizaré la palabra instintos como sinónimo de impulsos o afectos. No es mi intención
introducirme en la discusión de lo que Nietzsche entiende por instintos. Para una descripción detallada de
los usos de Nietzsche de estos términos ver Manzano Puertas José Luis, 1996.
12
(tiranía, anarquía) para referirse a las relaciones entre los impulsos. En el caso de
Sócrates, se evidencia un gobierno que al no proveer las condiciones necesarias para
que los demás instintos –de los cuales depende- se desarrollen, termina profundizando
en la enfermedad en lugar de dar salida a ella. De ahí la ambivalencia de Nietzsche con
respecto a una vida como la de Sócrates:
(…) El moralismo de los filósofos griegos a partir de Platón tiene unos condicionamientos
patológicos; y lo mismo su aprecio de la dialéctica. Razón=virtud=felicidad significa simplemente:
hay que imitar a Sócrates e implantar de manera permanente, contra los apetitos oscuros, una luz
diurna - la luz diurna de la razón. Hay que ser inteligentes, claros, lúcidos a cualquier precio: toda
concesión a los instintos, a lo inconsciente, conduce hacia abajo (…) La luz diurna más
deslumbrante, la racionalidad a cualquier precio, la vida lúcida, fría, previsora, consciente, sin
instinto, en oposición a los instintos, todo esto era sólo una enfermedad distinta – en modo alguno
un camino de regreso a la “virtud”, a la “salud”, a la felicidad… Tener que combatir los instintos –
ésa es la fórmula de la décadence: mientras la vida asciende es la felicidad igual a instinto.)28
La destrucción de la idea tradicional del sujeto y la aceptación del cuerpo (tal como ha
sido caracterizado) como lo que substituye esta idea, puede generar interpretaciones
respecto a lo que se es, que le arrebatan al hombre el sentido de su propio destino.
La crisis del sujeto, de la razón, y de la ética siempre van de la mano. El sujeto, para la
tradición filosófica ha sido simultáneamente tanto el sujeto moral, como el sujeto del
conocimiento. En él residía la posibilidad de tener acceso tanto a la idea de bien como al
sentido y a la verdad de las cosas. Si el sujeto pensante es tanto el fundamento del
conocimiento como el de la moral, entonces éste debía tener unas características dadas
28
Nietzsche Friedrich, 2005, p.42-43.
29
“Admiro la valentía y la sabiduría de Sócrates en todo lo que hizo, dijo - y no dijo. (…) Quisiera que
también hubiese permanecido silencioso en el último instante de su vida-tal vez habría formado parte así
de un orden todavía más elevado de espíritu. Fue acaso la muerte o el veneno (…)- algo le soltó la lengua
en aquel instante la lengua dijo: ‘Oh! Critón, debo un gallo a Asclepios.’ Esta ridícula y terrible ‘última
palabra’ significa (…) ‘Oh! Critón, ¡la vida es una enfermedad!’¡Cómo es posible! Un hombre como él,
que había vivido alegre y como un soldado a la vista de todos -¡era pesimista! Había puesto simplemente
buena cara a la vida (…) ¡Sócrates padeció la vida! (…)”. Nietzsche Friedrich, 1999, δ 340, p. 200.
13
a priori que le permitirían ‘conocer’ el mundo, es decir, que le permitirían captar la
esencia del objeto a conocer. En el terreno de la moral ocurre lo mismo: el sujeto
tradicional sería capaz de conocer la idea de bien y por tanto de guiar sus acciones
según ella (de actuar bien, de vivir bien). Ahora, si se destruye el estatus de este sujeto,
si se muestra que no está unificado a priori, sino que por el contrario tiene historia y
cambia a la vez que cambian los objetos de conocimiento y los juicios de valor moral;
entonces, es plausible caer en un abismo en donde ni las acciones tienen sentido ni el
conocimiento es verdadero. Además, si no hay un sujeto de esas características,
tampoco se sería ni autónomo ni libre para actuar porque ya no habría una unidad
acabada, neutral e indiferente que encabezaría mediante la deliberación racional toda
acción.
Ahora bien, en la línea del sujeto tradicional, el sujeto es exterior a la historia. Es decir,
que cuando se le hace historia a algún acontecimiento o algún concepto, el sujeto
invariante se sitúa fuera del proceso y se dedica a narrar la secuencialidad de los
cambios de algo, permaneciendo siempre idéntico a sí mismo. Empero, si el sujeto
cambia a la vez que cambia lo que conoce y las maneras de aproximarse a ello,; él
mismo está inmerso en una historia;, el sujeto mismo se ‘haría’ una historia en la
medida que vive y cambia con sus vivencias.
La crisis del sujeto tradicional puede preceder planteamientos puramente negativos con
relación a la ética y al conocimiento. Por ejemplo, en cuanto a la razón, se podría pensar
que si no hay ‘la razón’ entonces hay una razón escéptica puramente negativa. Sin
embargo, ese no es el caso de Nietzsche. En varios aforismos éste sostiene que se ha
constituido como un hombre de conocimiento, y no se ve cómo ello pueda ser plausible
a partir de la aceptación de una razón escéptica, negativa. Además, en cuanto al sin
sentido vital en el que se caería al destruir la idea de sujeto tradicional Nietzsche es
14
categórico: “(…) ’No tengo ni la menor idea de lo que hago. No tengo ni la menor idea
de lo que debo hacer’. Tienes razón, pero no dudes de esto: ¡eres tú quien eres hecho
en todo momento! La humanidad ha confundido, en todas las épocas, la voz activa y la
voz pasiva. Esta ha sido su eterna equivocación gramatical” 30. Es decir, que si estamos
fragmentados y divididos entonces el sujeto se construye de manera permanente sin
llegar nunca a la identidad última postulada.
30
Nietzsche Friedrich, 2000, δ 120, p.136.
31
Ibíd., δ9, p.51
15
según Nietzsche “(…) Adquirimos la correcta representación de nuestro tipo de unidad
como sujetos, es decir, como gobernantes en la cima de una comunidad”. 32 Llegar a ser
lo que se es implica entonces el dominio -por medio de una conquista- de un impulso
sobre otros impulsos. Veamos cómo:
Si bien el alimento de uno o de otro impulso depende en gran parte del azar, también es
cierto que, como veremos más adelante, al mero azar se le opone la fuerza de la
interpretación que en últimas es lo que posibilita vivir una vida con sentido. Estos
hallazgos invitan a prestar una atención particular a las circunstancias (a lo más
próximo) a las que nos exponemos diariamente. Lo anterior, porque de ellas depende en
gran parte el dominio de éste o aquel, y por tanto la satisfacción provisoria del
organismo como totalidad.34
Uno puede disponer de sus instintos como un jardinero y –lo que pocos saben-, cultivar las
semillas de la ira, de la compasión, de la sutileza, de la vanidad, de manera que se hagan
tan fecundas y productivas como un hermoso frutal puesto en un espaldar; se puede hacer
esto con el buen o mal gusto de un jardinero (…); también se puede dejar en libertad a la
naturaleza y cuidar solamente de que haya un poco de limpieza y orden; y, por último, se
puede, sin ciencia alguna, ni razón organizadora, dejar crecer las plantas con sus ventajas y
obstáculos naturales, entregándolas a la lucha que entre sí sostienen. -Se puede, en efecto,
hallar deleite en este terreno salvaje y desear justo esta alegría, aunque también ello cause
muchas dificultades. Todo esto está a nuestro alcance, pero, ¿cuántos saben que está a
nuestro alcance? ¿No cree la mayoría en sí misma casi como un hecho consumado, que ha
llegado a la madurez? ¿No han existido grandes filósofos que han puesto su sello sobre este
prejuicio al abrazar la doctrina de la inmutabilidad de carácter?35
32
Monografía, p. 7
33
Nietzsche Friedrich, 2000, δ119, p.135.
34
“Podemos valorar nuestras fuerzas, pero no nuestra fuerza. No sólo las circunstancias son las que nos
las muestran y nos la ocultan sucesivamente, -¡no, también esas circunstancias la aumentan o la
disminuyen! Uno se debe considerar como una magnitud variable, cuya capacidad de rendimiento puede
llegar a alcanzar su grado más elevado en circunstancias favorables. Se debe, pues, reflexionar sobre las
circunstancias sin escatimar esfuerzo alguno en su observación.” Nietzsche Friedrich, 2000, 326, p. 223.
35
Nietzsche Friedrich, 2000, δ560, p. 294.
16
A pesar de que según Nietzsche tenemos la capacidad de proceder con nuestros
impulsos como un jardinero, también es cierto que la mayor parte de nuestra actividad
ocurre a espaldas de nuestra conciencia36. Es decir, que el mundo desconocido del sujeto
es lo que configura en gran medida nuestro carácter y nuestro destino.37
17
pesar de la ambigüedad, de lo que se trata es de asumir formas provisorias entretanto se
deja oír la tarea. Por ello cobra sentido la celebración por parte de Nietzsche de algunas
acciones que –en cuanto irracionales- pueden llegar a fortalecer al individuo,; a acentuar
su propia confianza:
(…) ¡Cuántas acciones se realizan no porque hayan sido elegidas como racionales, sino, porque
cuando se nos ocurrieron estimularon de un modo u otro nuestra deseo de veneración y nuestra
vanidad, de modo que quedaron en nosotros y se impusieron ciegamente! De esta manera la fe en
nuestro carácter y nuestra buena conciencia crecen en nosotros, incrementándose, por consiguiente,
en general, nuestra fuerza: mientras que la elección de lo más racionalmente posible mantiene
cierto escepticismo respecto de nosotros mismos y, en tal medida, un sentimiento de debilidad.39
Entre tanto, se va desarrollando de forma más o menos desconocida el impulso
dominante. Su tarea es unificar temporalmente los impulsos dispersos y disgregados;
debilitar, ordenar, tiranizar, suprimir, dominar, etc. Es preciso distinguir de una vez y
para el resto del ensayo, dos sentidos de la palabra unidad. Por una parte, se tiene ‘la
unidad ficticia’ que es producto del engaño de la conciencia: es una unidad incompleta y
equivocada en la medida en que desconoce la multiplicidad inherente al cuerpo y su
permanente constitución.40 Por la otra, se tiene la unidad real e innata de todas las
funciones que han sido incorporadas y se hallan en funcionamiento. Esta unidad lo es en
virtud de las funciones incorporadas a un cuerpo, es decir, que es una unidad que
permanece siempre inacabada. El sujeto siempre está desarrollándose hacia una mayor
unidad. Esta unidad es una unidad que si no está en crecimiento, incorporando nuevas
funciones, necesariamente está decreciendo. Este tipo de unidad es a la única unidad a la
que se puede aspirar en un mundo en devenir.41
39
Nietzsche Friedrich, 2000, δ301, p.217.
40
Como vimos en el segundo capítulo, el estatus de la conciencia con relación al cuerpo es siempre
secundario debido a que es un producto tardío, y por ende, auxiliar. Por tanto, una unidad que provenga
sólo de la consciencia siempre será una unidad superficial.
41
“(…) Todo lo que nos ocurre es en sí alguna cosa que desconocemos (…). Distingo, sin embargo: los
individuos figurados y los verdaderos ‘sistemas vitales’ de los cuales todos formamos parte - se proyecta
ambos en uno mientras que el individuo sólo es una suma de juicios, errores y sensaciones conscientes,
una creencia, un pedazo del verdadero sistema vital o múltiples pedazos que se han pensado en conjunto
y que en conjunto se han bifurcado, una ‘unidad’ que no se sostiene. Somos brotes de un árbol - ¡qué
sabemos de lo que puede ser de nosotros en interés del árbol! Pero poseemos una consciencia como si
quisiéramos y debiéramos serlo todo, una fantasía del ‘yo’ y de todo lo que ‘no es yo’. ¡Dejar de sentirse
como tal ego es fantástico! Poco a poco aprender a desestimar el supuesto individuo! ¡Descubrir los
errores del ego! ¡Examinar el egoísmo como un error! ¡Entenderlo no como el opuesto al altruismo! ¡Esto
sería el amor a los otros supuestos individuos! ¡No! ¡Por encima de ‘ti’ y de ‘mí’! ¡Sentir
cósmicamente! Citado por José Luis Puertas Manzano, 1996, p.234.
18
necesidad de los dominadores y viceversa. En este orden de ideas, el cuerpo que se ha
organizado, es decir, que se ha dominado y que ha sido cuidadoso en cuanto a las
circunstancias a las que se expone, puede llegar a constituir un buen gobierno de sí
mismo. El cuerpo que es un buen gobierno se puede reconocer por mantener una
organización jerárquica en donde funcionan leyes, castigos e indulgencias:
Quien realmente se posee a sí mismo, esto es, quien se ha conquistado definitivamente, considera
que uno de sus privilegios consiste en castigarse, perdonarse, compadecerse de sí. No necesita
delegar esto en nadie más, aunque pueda transferirlo libremente a otro, (…) pues sabe que,
haciéndolo, le otorga un derecho, y que para conferir derechos previamente hay que estar en
posesión del poder”42
“(…) Llegar a ser más fuerte conlleva ordenamientos que semejan un proyecto de
adecuación teleológica / (…) los supuestos fines no son intencionados, sino que tan pronto
como se ha alcanzado el predominio sobre un poder inferior y este último entra a trabajar
como función del mayor, un orden de rango, de organización, tiene que crear la impresión
de un orden de medio y fin.”43
Si llegar a ser lo que se es implica -en el caso de Nietzsche- constituir un orden a partir
de un impulso dominante, es decir, de predominar sobre un poder inferior,; se puede
llegar a ser lo que no se es si el organismo no está en crecimiento, si no establece
ninguna relación de dominio. Es decir, si no se domina ni integra a sí mismo ninguna
función,. uUn organismo de tales características, abandona la posibilidad de dominarse
y de dominar a otros impulsos mediante la asunción decon lo cual asume la debilidad, el
desorden o la falta de disciplina. Dicha situación lleva al organismo a establecer una
relación de dependencia con respecto a otro orden de impulsos 44. En Aurora, Nietzsche
define la independencia como “(…) la forma de renuncia que acaba por aceptar el
42
Nietzsche Friedrich, 2000, 437, p.250.
43
Nietzsche Friedrich, 1992, 9[91], p. 106-107.
44
Siguiendo la analogía política, un pueblo que no es capaz de dominarse y crecer probablemente será
conquistado por un pueblo más poderoso. En este sentido, el primer pueblo no será lo que es, sino que
será un apéndice del pueblo que lo ha dominado.
19
hombre ansioso de dominar cuando ha estado durante mucho tiempo buscando algo que
poder dominar y no ha encontrado nada más que a sí mismo.” 45 Por oposición, se podría
decir que la dependencia es la forma que acaba por aceptar un espíritu de dominación,
cuando no encuentra absolutamente nada que dominar, y por tanto se resigna a ser
dominado por otro. Se deja de ser lo que se es cuando x se somete, cuando ya no integra
nada, cuando no crece, cuando no es más que un apéndice.46
Por tanto, en la siguiente sección se abordará esta temática con la finalidad de mostrar
que llegar a ser lo que se es implica la imposición de una determinada forma de
interpretación que proviene de las profundidades del cuerpo y que no tiene otra
finalidad que la de crecer.
45
Nietzsche Friedrich, 2000, δ242, p.203.
46
“Unos están hecho de tal material que a la sociedad se permite hacer con ellos lo que quiera: de
cualquier forma ellos se sentirán bien y considerarán que no tienen motivo de queja por haber fracasado
en la vida (…).” Nietzsche Friedrich, 2000, δ213, p.194.
“A estos jóvenes no les falta carácter ni talento ni ganas, pero nunca se les ha dado tiempo para que se
marquen una dirección; es más se han acostumbrado desde su infancia a recibir una dirección ya dada.
(…) –se les utilizó, se les sustrajo su encuentro con ellos mismos, se les educó para agotarse a diario, se
hizo de ellos un sistema de deberes- y así ahora no pueden prescindir de ellos ni quieren otra cosa. (…)”
Nietzsche Friedrich, 2000, δ178, p.169.
“La mayoría de los hombres están en el mundo por razones contingentes: no se deduce en ellos una
finalidad de orden superior. Su vocación es indecisa; sus dotes medianas ¡Cosa singular! Su género de
vida demuestra que no se estiman en gran cosa; se abandonan, ocupándose de fruslerías (…). En las
llamadas ‘vocaciones’ se revela una conmovedora modestia del hombre; dan a entender que están
destinados a servir a ser útiles a sus semejantes; y lo mismo el vecino a su vecino; y así, cada uno sirve a
otro; nadie vive para sí mismo, sino siempre para otro; nadie tiene una vocación propia; así vemos una
tortuga que descansa sobre otra, y así sucesivamente. Si cada uno ve su fin en otro, nadie tiene en sí
mismo el fin de su existencia, y este ‘existir para otro’ es la más ridícula comedia” Nietzsche Friedrich,
1872, 111, p. 121.
47
Nietzsche Friedrich, 1992, 1[58], p.145.
20
(…) algo que de algún modo ha llegado a realizarse, es interpretado una y otra vez, por un poder
superior a ello, en dirección a nuevos propósitos, es apropiado de un modo nuevo, es transformado
y adaptado a una nueva utilidad; (…) todo acontecer en el mundo orgánico es un subyugar, un
enseñorearse, y (…) a su vez, todo subyugar y enseñorearse es un reinterpretar, un reajustar, en los
que, por necesidad, el “sentido” anterior y la “finalidad” anterior tienen que quedar oscurecidos o
incluso totalmente borrados.48
Por tanto, la interpretación es el acto mediante el cual un poder domina algo dado.
Ahora bien, debe quedar claro que tanto el acto como el resultado son denominados por
Nietzsche ‘interpretación’. Una vez se inicia la interpretación de ese “algo que de algún
modo ha llegado a realizarse” 49, sólo se sucederán reinterpretaciones tras
reinterpretaciones. Finalmente, como mediante la interpretación se le cambia el sentido
a lo dado, es obvio que lo interpretado jamás será ‘lo mismo’ que era antes de que se le
sometiera a la interpretación.
21
Por otra parte, el conocimiento también es interpretación 54: “¿Qué es lo único que puede
ser el conocimiento? –“interpretación”, no “explicación”55. Lo anterior, aunque difícil
de aceptar para ojos modernos, es una consecuencia directa de la descomposición de la
idea tradicional de sujeto. Si no hay un sujeto que tenga en sí mismo las características
necesarias para captar ‘lo cognoscible’ del objeto, entonces no puede haber
conocimiento verdadero, entendido como la culminación del proceso mediante el cual el
sujeto aprende la ‘verdad’ del objeto. El pensamiento racional mismo, según Nietzsche
es “(…) un interpretar según un esquema del que no nos podemos desaprender”56.
Finalmente, hay que tener en cuenta dos aspectos más: 1. que la interpretación (tanto
como acto como resultado) es un proceso: “No se debe preguntar: ‘¿quién interpreta
entonces?’, sino que el interpretar mismo, como una forma de la voluntad de poder,
tiene existencia (pero no como un ‘ser’, sino como un proceso, un devenir) como un
afecto”57. Y 2. “Que la interpretación misma es un síntoma de ciertos estados
fisiológicos, así como de un cierto nivel espiritual de juicios predominantes.
.
En la sección titulada El cuerpo desujetado se veía cómo una de las consecuencias de la
fragmentación y crisis del sujeto tradicional era la pérdida de sentido de la propia vida.
Una vez aceptada esta pérdida, Nietzsche propone que habría que introducir el sentido
54
“(…); y podría venir alguien que con una intención y un arte interpretativo antitéticos supiese sacar de
la lectura de esa misma naturaleza, y en relación a los mismo fenómenos, cabalmente el triunfo tiránico,
despiadado e inexorable de pretensiones de poder, - un intérprete que os pusiese de tal modo ante los ojos
la universalidad e incondicionalidad vigentes en toda ‘voluntad de poder’, que casi toda palabra, hasta la
misma palabra ’tiranía’, acabase pareciendo inutilizable o una metáfora debilitante y suavizadora - algo
demasiado humano -; y que sin embargo, afirmase acerca de este mundo, en fin de cuentas, lo mismo que
vosotros afirmáis, a saber, que tiene un curso ‘necesario’ y ‘calculador’, pero no porque en él dominen
leyes, sino porque faltan absolutamente leyes, y todo poder saca en cada instante su última consecuencia.
Suponiendo que también esto sea nada más que interpretación - ¿y no os apresuraréis vosotros a hacer esa
objeción? bien, tanto mejor. –“Nietzsche Friedrich, [versión electrónica], δ22.
55
Nietzsche Friedrich, 1992, 86[91], p.91
56
Nietzsche Friedrich, 1992, 5[22], p. 94
57
Nietzsche Friedrich, 1992, 2[151], p. 149.
58
Nietzsche Friedrich, 1992, 11[165], p. 170.
22
activamente, es decir, inventarlo59. Por otra parte, también se vio que lo que determina
nuestro tipo de unidad subjetiva son relaciones de dominio entre impulsos.
Adicionalmente, en la sección anterior se mostró que la interpretación (como actividad)
se ocupa de introducir sentidos, de dominar algo dado. Por tanto, en esta sección se verá
cómo se aplica todo ello a la cuestión de llegar a ser lo que se es.
Como vimos, la satisfacción de un impulso es el proceso mediante el cual un impulso
dominante se apodera de una vivencia. En últimas, lo que está en juego cuando un
impulso se apodera de una vivencia y subyuga a los demás impulsos, es el
establecimiento de una determinada interpretación que fortalecerá o debilitará al cuerpo
como conjunto. Ya al final de la sección dedicada a las relaciones entre los impulsos se
anunciaba que “desde cada uno de nuestros impulsos existe una distinta apreciación
perspectivística de todo acontecer y vivenciar” 60. La dominación de un impulso implica
la dominación de una perspectiva, de una forma de verse y de ver el mundo.
Desde este punto de vista se podrían distinguir algunos tipos de órdenes impulsivos en
función de las interpretaciones que producen en el mundo. Por un lado, una
interpretación permanente e invariante, podría estar vinculada con un dominio tiránico
por parte del impulso soberano61. Al contrario, una interpretación completamente
inestable y desordenada (es decir, a duras penas una interpretación) estaría vinculada
con un caso de anarquía. Finalmente, una interpretación que esté abierta a cambios, a
reconsideraciones, a diferentes miradas, podría vincularse con un cuerpo cuya
organización permite dejar oír más de una voz. En este contexto, las acciones de un
organismo estarían organizadas en torno a una unidad mínima de sentido (dada por la
59
“Si no existe una finalidad en toda la historia de los destinos humanos, entonces tenemos que
introducirle una: suponiendo que nos es necesaria una meta y que, por otro lado, se nos ha hecho
transparente la ilusión de una meta o finalidad inmanentes. Y tenemos necesidad de metas porque
tenemos necesidad de una voluntad –que es nuestra columna vertebral. ‘Voluntad’ como sustituto
compensatorio de la ‘fe’, esto es, de la idea de que existe una voluntad divina. Alguien que se propone
algo con nosotros…” Nietzsche Friedrich, 1992, 6[9], p. 40.
“La pregunta del nihilismo ‘¿para qué?’ surge de la costumbre hasta ahora existente, en virtud de la cual
la meta parecía puesta, dada, exigida desde afuera –a saber, por una autoridad sobre humana cualquiera.
Después de haber desaprendido a creer en ella todavía se busca, sin embargo, de acuerdo con la vieja
costumbre, una autoridad distinta que sepa hablar incondicionadamente, que pueda ordenar finalidades
y tareas. La autoridad de la conciencia hace entonces su aparición en primer término (cuanto más se
emancipa de la teología, tanto más imperativa se vuelve la moral): como sustituto compensatorio de una
autoridad personal. O bien la autoridad de la razón. O el instinto social (le rebaño). O la historia con su
espíritu inmanente que tiene meta en sí mismo, y en que se puede confiar. Se quisiera eludir la voluntad,
la volición de una finalidad, el riesgo de darse a sí mismo una finalidad; quisiera quitarse de encima la
responsabilidad; (…)” Nietzsche Friedrich, 1992, 9[43], p.47.
60
Ibíd.
61
A parte del caso de Sócrates, este también podría ser el caso de la cultura occidental específicamente de
la modernidad, en la cual se impone una interpretación estrictamente racional del mundo.
23
interpretación), la cual estaría posibilitada por la dominación de un impulso sobre el
resto del organismo.
Ahora bien, las vivencias dependen en gran medida del azar, empero un cuerpo
organizado va adquiriendo costumbres en la medida en que éestaás garantizan su
alimento cotidiano62. De esta manera, las costumbres, en función de la interpretación
dominante, van configurando un orden coherente, un determinado tipo de historia a
partir de lo que se es.63
“El epicúreo elige para sí la situación, las personas e incluso los acontecimientos que se
ajustan a sus más extremas y estimulantes cualidades intelectuales, y renuncia a todo el
resto – es decir, a la mayor parte-, puesto que se convertiría para él en un alimento
demasiado fuerte y pesado. El estoico, por el contrario, se ejercita en tragar piedras y
gusanos, trozos de vidrio y escorpiones, y en hacerlo sin asco; su estómago debe llegar a ser
finalmente indiferente frente a todo lo que el azar de la existencia echa en él. (…)”64
24
En este contexto se puede volver a situar la importancia del propio desconocimiento en
función de lo que se es: “
Alguien ha dicho que, siendo niño, despreció tanto las coquetas extravagancias del temperamento
melancólico, que hasta la mitad de su vida, había mantenido oculto cuál era su propio
temperamento: el melancólico, precisamente. Manifestó que esta era la mejor de las ignorancias
posibles.”66.
;
“Sólo muy tarde se tiene el valor para aquello que uno realmente sabe. Que he sido hasta ahora
nihilista de raíz, esto me lo he confesado apenas desde hace poco: la energía, la nonchalance, con
que avancé como nihilista me engañó en un hecho fundamental. Cuando se va al encuentro de una
meta parece entonces imposible que ‘la ausencia de meta en sí’ fuera nuestro artículo de fe.” 67
Ahora bien, en la medida en que impere una fuerte capacidad de selección, en la medida
en que se acomoden las vivencias y los recuerdos alrededor de un orden provisorio, el
resultado que comienza a divisarse es la formación de un determinado carácter que no
se halla despojado de múltiples sentidos en la medida en que deja hablar a distintos
impulsos dentro de sí:
Una cosa es necesaria. –‘Dar estilo’ al propio carácter’, -¡un arte grande y escaso! Lo ejerce aquel
cuya vista abarca todo lo que de fuerzas y debilidades le ofrece su naturaleza, y luego las adapta a
un plan artístico hasta que cada una aparece como arte y razón, en donde incluso la debilidad
encanta al ojo. Aquí se agregó una gran masa de naturaleza segunda, allá se quitó un trozo de
naturaleza primera -en ambas ocasiones, luego de un largo ejercicio y trabajo diario con ello. Aquí
se ocultó lo feo que no se podía quitar, allá se lo reinterpretó como algo sublime. Mucho que era
vago y se resistía a ser modelado se lo guardó y utilizó para ser visto a distancia –debe señalar hacia
la vastedad y lo inconmensurable. Por último, cuando la obra esté terminada, se revela que era la
coacción del mismo gusto la que dominaba y daba forma a lo grande y a lo pequeño: poco importa
si era un buen o mal gusto, si se piensa que -¡basta con que sea un gusto! / Son las naturalezas
fuertes y ávidas de dominio las que disfrutarán de su más delicada felicidad con una coacción de ese
tipo, con una sujeción y perfección bajo la propia ley.; la pasión de su vehemente querer se aligera
ante la visión de todos los seres vencidos y serviciales, incluso cuando tiene que construir palacios y
diseñar jardines, se resisten a dejar libre a la naturaleza. / A la inversa, son los débiles, que carecen
de poder sobre su propio carácter, los que odian la sujeción al estilo: sienten que si se les impusiera
mezclan el vino y el azúcar en la crátera; pero mucho más tenemos que aprender de los artistas, los que en
rigor están continuamente dedicados a realizar tales inventos y artificios. Alejarse de las cosas hasta que
ya no se vea mucho de lo que les es propio y tener que agregarles mucho para mirarlas, para continuar
viéndolas –o ver las cosas como a la vuelta de la esquina o como en un encuadre; o colocarlas de tal
manera que se desfiguren parcialmente y sólo permitan ser vistas en perspectiva; (…), todo esto debemos
aprender de los artistas, y en todo lo demás ser más sabios que ellos. Pues entre ellos habitualmente acaba
esta sutil fuerza suya allí donde acaba el arte y comienza la vida; pero nosotros queremos ser los poetas
de nuestra vida y, en primer lugar, de lo más pequeño y lo más cotidiano” Nietzsche Friedrich, 1999,
δ299, p. 174.
“Si no hay más remedio que tener debilidades y reconocer que éstas responden, en definitiva, a leyes que
están por encima de nosotros, por lo menos deseo a cada cual que tenga las aptitudes necesarias para dar
relieve a sus virtudes por medio de sus debilidades, de forma que con éstas nos haga interesarnos por sus
virtudes (…)”. Nietzsche Friedrich, 2000, δ218, p.196
66
Nietzsche Friedrich, 2000, δ341, 227.
67
Nietzsche Friedrich, 1992, 9 [123], p. 51-52.
25
esta amarga coacción maligna se convertirían en naturalezas ordinarias bajo ella: se convierten en
esclavos tan pronto sirven, y odian la servir. Tales espíritus -que pueden espíritus de primer orden-
siempre están dispuestos a modelarse o a interpretarse a sí mismos y a su contorno como
naturalezas libres: salvajes, arbitrarias, desordenadas, sorpresivas -¡y hacen bien con ello, pues sólo
así se hacen un bien a sí mismos! Pues una cosa es necesaria: que el hombre alcance su satisfacción
consigo mismo –ya sea a través de este o aquel poetizar y arte: ¡pues sólo entonces se hace
plenamente soportable mirar al hombre! Quien está insatisfecho consigo mismo, está
constantemente dispuesto a vengarse por ello: los demás seremos sus víctimas, aunque sólo sea
porque siempre tengamos que soportar sus feas miradas. Pues la mirada de lo que es feo hace mal y
pone sombríos.”68
En suma, de lo que se trata es de dar forma a la propia vida. La palabra forma hace
referencia a una especie de estabilidad, a un contorno definido. Se opone a una
multiplicidad sin figura alguna. En este sentido se podría comenzar a hablar de nuevo de
‘sujeto’, mas siempre en forma provisoria, entendiendo que se está utilizando una
falsificación en virtud del carácter múltiple y deviniente de los acontecimientos. Se
volvería a estar sujeto, pero esta vez no a un engaño, sino a una unidad mínima de
sentido que proviene de sí mismo. Es decir, que a partir de la interpretación provisional
por parte de un impulso dominante se podrían mantener ciertas unidades de ‘identidad’
que posibilitarían darle sentido a nuestras acciones y a nuestra vida.
Bajo esta perspectiva, la distinción entre deber y deseo tiende a desaparecer. Al ser el
‘sujeto’ quien constituye a partir de sí mismo el sentido de sus acciones en cada
momento particular, la libertad y la responsabilidad irían en la misma dirección debido
a que no habría una división entre los esquemas de preferencia personal y los ‘deberes’
que el ‘sujeto’ mismo se impone.
“(…) No niego, como puede comprenderse –admitiendo que no soy un insensato-, que convenga
evitar y combatir muchas de las acciones que se llaman inmorales, incluso que hay que realizar y
fomentar muchas acciones de este tipo, pero creo que una y otra cosa deben hacerse por otras
razones que las que han existido hasta ahora. Es necesario cambiar lo aprendido –para volver,
finalmente, quizá demasiado tarde, a cambiar nuestra manera de sentir.”70
68
Nietzsche Friedrich, 1999, δ290, p. 167-168.
69
Cragnolini Mónica, 1994, p. 63.
70
Nietzsche Friedrich, 2000, δ103, p.82-83.
“(…) ‘Cuando el hombre deja de considerarse malo, deja también de serlo.’. Bueno y malo son sólo
interpretaciones y de ninguna manera son hechos y no son, en modo alguno, ni un hecho ni un ‘en si’. Se
26
En Aurora Nietzsche enfrenta directamente la pregunta de la ética: ¿Cómo debo actuar?:
“-¿Cómo se debe actuar? ¿Para qué se ha de actuar? Cuando se trata de las necesidades
groseras e inmediatas del hombre, es muy fácil contestar a estas preguntas; pero cuanto
más se asciende a ámbitos más sutiles, amplios e importantes, más incierta y, por
consiguiente, más arbitraria se vuelve la respuesta. ¡Y sin embargo, aquí precisamente es
necesario descartar la arbitrariedad de las decisiones, pues así lo exige la autoridad de la
moral!71
(…) Cada rasgo de carácter fundamental que se halle en el fondo de todo acontecer, en caso de ser
experimentado por un individuo como su propio rasgo fundamental de carácter, tendría que llevar
a este individuo a aprobar jubilosamente cada instante de la existencia general. Se trataría
justamente de experimentar en sí mismo este rasgo de carácter fundamental con placer, como algo
bueno, valioso.”73
4. Conclusión
puede realizar el intento de librarse paulatinamente por este camino de la enraizada necesidad de
interpretar moralmente”. Nietzsche Friedrich, 1992, 2[131], p. 28.
71
Nietzsche Friedrich, 2000, δ107, p. 123-124.
72
Nietzsche Friedrich, 1999, δ233,149.
73
Nietzsche Friedrich, 1992, 5[71], p. 39.
27
Volviendo al aforismo nueve del capítulo ‘Por qué soy tan inteligente’ de Ecce hHomo,
en él se decía que con la respuesta a la pregunta cómo se llega a ser lo que se es, se
rozaba la “obra maestra en el arte de la autoconservación, -del egoísmo…”74.
Enseguida, se decía que en el caso de Nietzsche, “ningún peligro sería mayor que el de
enfrentarse cara a cara con esa tarea” 75, puesto que el destino de su tarea (la
transvaloración de todos los valores), es decir, su destino, superaba el destino de las
tareas ‘ordinarias’. En las siguientes líneas del aforismo se daban algunas pistas que
indicaban cómo se llega a ser lo que se es. Primero, se decía que de lo que se trataba es
de no negar lo que se es. Segundo, llegar a ser lo que se es se relacionaba con algún tipo
de actitud egoísta y con una disciplina de sí mismo. Finalmente se decía que incluso el
desconocimiento propio en algunos casos (sumado a lo anterior) resultaba relevante
mientras crecía en la profundidad la idea llamada a dominar.
Además, el espectro que se abre ante la nueva situación del sujeto, abre un ámbito
desconocido del cuerpo que -en algunos casos- conviene mantener desconocido:
“nosotros los que conocemos somos desconocidos para nosotros mismos” 76. A veces las
acciones provenientes de las profundidades desconocidas del cuerpo fortalecen al
organismo brindándole confianza. Además, desconocerse puede llegar a ser conveniente
mientras se acomodan algunos impulsos que resultarían nocivos para la salud y la
fuerza del organismo en su conjunto. Finalmente el afán de extender el propio
conocimiento lleva en casos extremos, como el de Sócrates, a negar lo que uno también
es, debido a que la consciencia, la razón, no quiere admitir que hay cosas que se le salen
de las manos. En un caso como el de Nietzsche conviene ocultarse, mantener a distancia
a lo largo de media vida que se es un nihilista y un melancólico con el fin de no
destruirse, mientras que la interpretación va cargando de sentido dicho temperamento y
dicha condición para producir a partir de ello una finalidad superior.
74
Nietzsche Friedrich, 2005, δ9, 50. La negrilla es mía.
75
Ibíd.
76
Nietzsche Friedrich, 2005, δ1, p.21.
28
El no negar lo que se es implica vivir con una multiplicidad diversa de sentidos, lo cual,
posibilita que se sea una unidad perspectivística. El caso de Nietzsche se diferencia del
de Sócrates en esta cuestión. Ante la anarquía de sus instintos, Sócrates, ante la anarquía
de sus instintos instauró una tiranía. Nietzsche, se dejó oír, para constituir lo mejor de sí
mismo a partir de la afirmación de lo que era, una multiplicidad. En el caso de
Nietzsche la disgregación y diversidad de sus impulsos fueron la condición de
posibilidad de su propia autosuperación.
En cuanto a la disciplina de sí mismo se vio que sólo mediante una permanente atención
hacia las circunstancias, hacia los hábitos, sólo mediante el entrenamiento del principio
de selección es posible constituir una ‘unidad’ de la multiplicidad originaria. Llegar a
ser lo que se es, al ser una actividad permanente, imprime una suerte de exigencia sobre
uno mismo en la medida en que se impone la exigencia de un interpretar activo que
haga frente al nihilismo y a la fuerza del azar. Por ello, el sujeto se ve en la tarea de
decidir lo que se debe hacer en cada momento particular de acuerdo a una unidad
mínima de sentido dada por su propia organización. Llegar a ser lo que se es implica
simultáneamente una mayor libertad y una mayor responsabilidad sobre uno mismo.
Nietzsche, en cuanto miembro de los filósofos que se han ocupado de sí mismos como
problema, imprime un matiz personal a su manera de hacer filosofía. Lo anterior,
porque en algún sentido la comprensión de sí mismo precede a su comprensión del
29
mundo. Es por eso que Nietzsche no quiere que se le imite. 77 Sus textos son testimonio
de sí mismo, de sus transformaciones y por tanto, su medio para alcanzar lo que el
denomina el sentimiento máximo. En este sentido, cada quien, con los elementos
azarosos con los que la vida lo ha dotado, puede buscar el modo de vida que más le
favorezca para alcanzar lo mejor de sí mismo.
“(…) Mi doctrina reza: la tarea es vivir de tal manera que tengas que desear vivir de nuevo (…) A
quien el empeño le aporte el sentimiento máximo, ¡que se empeñe!; a quien el reposo le aporte el
sentimiento máximo, ¡que repose!; a quien la subordinación, el secundar, la obediencia, le aporten
el sentimiento máximo, ¡que obedezca! ¡Sólo que se vuelva consiente de lo que le aporta el
sentimiento del máximo y no retroceda ante ningún medio! (…).”78;
“Muchos hombres no son capaces más que de una felicidad insignificante: no es una objeción
contra su sabiduría el que ésta no puede proporcionarles más felicidad, como tampoco constituye
una objeción contra la medicina la existencia de enfermos incurables y de enfermos crónicos. Ojalá
todas las personas de buena fortuna encuentren la concepción de la existencia que pueda realizar
su más elevada concepción de la felicidad: incluso así su vida puede seguir siendo lamentable y poco
envidiable.”79
30
“Un filósofo: es un hombre que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, sueña cosas
extraordinarias; alguien al que sus propios pensamientos le golpean como desde fuera,
como desde arriba y desde abajo, constituyendo su especie peculiar de acontecimientos y
rayos; acaso él mismo sea una tormenta que camina grávida de nuevos rayos; un hombre
fatal, rodeado siempre de truenos y gruñidos y aullidos y acontecimientos inquietantes. Un
filósofo: ay, un ser que con frecuencia huye de sí mismo, que con frecuencia tiene miedo de
sí, — pero que es demasiado curioso para no «volver a sí» una y otra vez...”82
Finalmente, la filosofía para Nietzsche es para Nietzsche una interpretación del cuerpo,
y en cutanto tal no se puede olvidar que son cuerpos los que la hacen. En la
Ggenealogía de la moral refiriéndose a Schopenhauer dice “…no se debe olvidar que
se trata de la concepción de un joven de 26 años, de tal manera que esa filosofía no
participa sólo de lo específico de Schopenhauer sino también de lo específico de esa
edad de la vida.” Los juicios son sintomáticos de la vida. Por tanto, la filosofía, bajo
esta perspectiva no se trata ocupa de la verdad sino de la salud, el futuro, el crecimiento,
en una palabra de la vida.83
5. Bibliografía
Nietzsche, Friedrich:
Consideraciones intempestivas, en Friedrich Nietzsche, Obras completas de
Friedrich Nietzsche, M. Aguilar Editor, Madrid, 1932.Tomo II, M. Aguilar
Editor, Madrid, 1932.
Crepúsculo de los ídolos, Trad. Andrés Sánchez Pascual, Alianza Editorial,
Madrid, 1984.
Ecce homo, Trad. Andrés Sánchez Pascual, Alianza Editorial, Madrid, 1984
Así habló Zaratustra, Editorial Ccírculo de Llectores, España, 1990.
Fragmentos póstumos, Trad. Germán Meléndez Acuña, Grupo Editorial Norma,
Bogotá, 1992.
La ciencia jovial, Trad. José Jara, Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A.,
Caracas,1999.
82
Nietzsche Friedrich, [versión electrónica], δ292.
83
“Todavía espero que un médico filósofo, en el sentido excepcional de la palabra - uno que haya de
dedicarse al problema de la salud total del pueblo, del tiempo, de la raza, de la humanidad - tendrá alguna
vez el valor de llevar mi sospecha hasta su extremo limite y atreverse a formular la proposición: en todo
el filosofar nunca se ha tratado hasta ahora de la “verdad” sino de algo diferente, digamos de la salud, del
futuro, del crecimiento, del poder, de la vida...” Nietzsche Friedrich, [versión electrónica], δ2.
31
Aurora, Trad. Germán Cano, Editorial Biblioteca Nueva, S. L., Madrid, 2000.
Cragnolini Mónica:
“La cuestión de la ‘caída’ de los fundamentos y la ética: hacia una mayor
‘responsabilidad’ como respuesta al presente”’. Cuadernos de Ética, Buenos
Aires, N°17, 1994, ppPP. 57-71
“La constitución de la subjetividad en Nietzsche”. En: Germán Meléndez
(comp.) ‘Nietzsche en perspectiva’, Siglo del Hhombre Eeditores, Bogotá 2001.
Nehamas Alexander:
The Aart of Lliving, University of California Press, London, 1998.
6. Referencias
Cragnolini Mónica:
Del cuerpo-escritura. Nietzsche, su “yo” y sus escritos. II Simposio Assim
Falau Nietzsche: Para una filosofia do futuro. Rio de Janeiro, 22-25 de Agosto
de 2000, [versión electrónica] http://www.nietzscheana.com.ar/cuerpo-
escritura.htm
32
Hadot, Pierre
¿Qué es la Filosofía Antigua?, Traducción de Eliane Cazenave Tapie Isoard,
Fondo de Cultura Económica, México, 1995.
Nehamas Alexander:
Nietzsche la vida como literatura, [no la tengo, lo saqué de la biblioteca]
How one becomes what one is, The Philosophical Review, XCII, No. 3 (July
1983), [versión electrónica],
Accorinti Stella:
Máscaras para el laberinto de la Bildung, Como se llega a ser lo que Ariadna
es. Conferencia pronunciada en las Jornadas Nietzsche 2000, [versión
electrónica] http://www.nietzscheana.com.ar/como_se_llega.htm
Frey Herbert:
Un panorama de cien años de interpretación filosófica de Nietzsche. Publicado
en La muerte de Dios y el fin de la metafísica. Simposio sobre Nietzsche.
Hebert Frey (ed.). Facultad de Filosofía y Letras UNAM y Universidad de Artes
Aplicadas de Viena, México, 1997, [versión electrónica]
http://www.nietzscheana.com.ar/herbert_frey.htm
33