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Comunidad Afro de Medellín y Antioquia: La Cuestión de los aportes, la

Ideología Paisa y Organización Social-Comunitaria Autónoma

Esp. Yeison Arcadio Meneses Copete


Gestor Investigativo Corporación CARABANTÚ

Resumen

El presente artículo aborda y problematiza desde una perspectiva socio-histórica, política,


cultural y económica, en primer lugar, sobre la presencia de la población afrocolombiana en
el departamento de Antioquia y la ciudad de Medellín. En este orden de ideas, sustenta la
africanidad y Afrocolombianidad como constitutivos de lo medellinense y antioqueño, en
tanto sine qua non en el desarrollo económico, político, social y cultural del departamento y
su ciudad capital. En segundo lugar, analiza de manera crítica la constitución de lo paisa en
relación con lo afro. En tercer lugar, brevemente muestra el incremento demográfico de la
población afro en Antioquia y Medellín, desde las guerras y el conflicto social y político
que vive Colombia. Finalmente, se hace una revisión crítica y reflexiva de la identidad,
memoria afrocolombiana y se promueven propuestas de organización social comunitaria
como herramienta vital para la mejora y transformación positiva de las realidades de la
comunidad afrocolombiana en la ciudad.
La Cuestión de los aportes

Desde hace muchas décadas y probablemente desde la era colonial se ha venido


preguntando a la poblaciones afros sobre sus aportes a la construcción de la nación o de
cualquier sociedad en Colombia y en las Américas. Resulta inquietante porque es a la
comunidad afro la única que en ejercicio de reivindicaciones sociales, políticas, económicas
y culturales las que tienen que responder a esta pregunta. ¿y cuáles son los aportes de
ustedes a la construcción de la sociedad colombiana? de un lado se puede decir que
obedece al proceso de negación sistémica y epistémica de la población afro como
miembros constitutivos de las nacionalidades y al mismo tiempo una manera sistémica de
invalidar cualquier reclamación o reivindicación de derechos particulares y reparaciones.

De otro lado, tiene que ver con los vacíos históricos que desde la era esclavista y colonial
originaron a la nacionalidad y a sus ciudadanos. En este momento histórico las
comunidades fueron en gran manera deshistorizadas y minimizadas. La pluma de los
esclavistas eurodescendientes, criollos y católicos no tenía una mirada diferente de las
poblaciones que no tuviera el firme objetivo de animalizarlos, cristianizarlos, despojarlos
de la africanía, estereotiparlos, cosificarlos, racializarlos, poner en el conflicto entre sí,
hacerlos sentir cada vez más ajenos a este continente, nacionalidad y región.
Indudablemente, es una manifestación de una ignorancia concienzuda de una etnicidad
dominante mestizo-criolla. Es por esta razón, en los contextos escolares aún el tema de los
africanos y los hijos de la diáspora sigue reducido a fueron traídos como esclavos y en
algunos textos aparece y dejaron su folklor. Entonces, además de una radical negación al
afro como constitutivo de las Américas, se evidencia la total reducción de lo que estas
comunidades han significado para las sociedades del continente.

Es importante anotar que en los momentos de las gestas libertarias también se acudió a los
aportes como elemento fundamental para generar procesos de libertad para las personas
sometidas al abominable proceso de la esclavización. Es así como muchos y muchas
personas afros, se unen a las gestas independentistas poniéndole el pecho al cañón para
lograr la llama de la libertad. Sin embargo, los ríos de sangre de las comunidades, hombres
y mujeres no fueron suficientes para los esclavistas herederos, criollos, para alcanzar este
firme propósito. Es evidente la ideología esclavista de Simón Bolívar, aunque hoy aparezca
como un héroe de la patria. De igual manera, se entrevé lo opuesto que eran los caminos de
las independencias y la libertad para los sometidos. Hoy, vuelve a sonar con una fuerza
impresionante el tema de los aportes. ¿Será que esta vez sí será suficiente para la élite
mestizo- criolla colombiana, antioqueña y medellinense? ¿Será que poner en escena los
aportes o contribuciones de la comunidad afro a la nación, Antioquia y Medellín permitirá
generar procesos de igualdad de derechos, equidad, justicia social, no racismo, no
discriminación para estas comunidades? o ¿porque no devolver la pregunta? ¿Que han
aportado los mestizos a la consolidación de la nación? ¿Que han aportado los mestizos a la
construcción de Medellín y Antioquia?

En este orden de ideas, dar una mirada a la historia Antioqueña y medellinense debe llevar
a unas rupturas epistemológicas e históricas, la cual se resume de la siguiente manera: Lo
afro es constitutivo a lo antioqueño y lo medellinense. Es decir, el desarrollo histórico a
nivel político, económico, cultural y social de este departamento y ciudad no son posibles
sin la participación y el rol de la comunidad afro. De igual manera, implica profundizar en
la de-construción de lo paisa, ya que éste entra n total conflicto con las diferencias, lo
permite un dialogo horizontal.

Finalmente, para la reivindicación de derechos étnicos y constitucionales, la mejora de la


calidad de vida de las poblaciones afrocolombianas en la ciudad se propone la organización
social-comunitaria autónoma que se piense y se auto-encuentre por sí misma. Es claro que
estas transformaciones no se dan si las comunidades afros no las gestan desde su autonomía
organizativa social-comunitaria en red. Es una gran tarea que ni mestizos, indígenas,
europeos, cooperantes, las intervencionistas, etc no resolverán para las comunidades afros.
Ellos podrán identificarse con nuestra lucha pero no la hará por nosotros como nosotros si
nos hemos equivocado haciendo y asumiendo luchas de otros pueblos.
Las Comunidades Afros, la cuestión de los aportes y la ideología Paisa

“Si se admite el origen polinesio de los aborígenes americanos, se tiene que aceptar que la
sangre y la cultura negroides están presentes en estas tierras desde épocas precolombinas”
(Mosquera, 1999, pag. 45). En el contexto Americano ya se ha evidenciado la presencia de
las comunidades afros desde épocas pre-coloniales, lo cual sustenta más la tesis “la
comunidad afro es constitutiva de América y de las naciones que la componen”. Pero ¿de
dónde vienen entonces las concepciones de los afros como foráneos y que tiene que dar
cuenta de aportes?

Para algunos autores como Santiago Arboleda, el discurso de los aportes proviene desde la
era colonial en donde Simón Bolívar, apurado y frente a una probable derrota, establecía el
precio para el esclavizado poder obtener su libertad. Entonces, las personas africanas, los
hijos e hijas de la diáspora, dicen cínicamente, tenían que poner su sangre para alcanzar
este propósito. El para algunos, héroe de la libertad e independencias, pero para otros gran
esclavista y traicionero, Simón Bolívar en sus contradicciones frente a los procesos
libertarios, cuando decretaba la leva en 1820 en el Perú se preguntaba lo siguiente “¿será
justo que mueran solamente los libres por emancipar a los esclavos? ¿No será útil que estos
que estos adquieran sus derechos en el campo de batalla y que se disminuya su peligroso
número por un medio poderoso y legítimo? hemos visto en Venezuela morir la población
libre y quedar la cautiva, no sé si esto es política, pero sé que si en (Colombia) no
empleamos los esclavos sucederá otro tanto” (Reid, 2007. Pag, 108).

Cabe preguntarnos si en la actualidad lo que se propone es seguir acumulando sangre, entre


otros para poder alcanzar una libertad que se materializa en la equidad, igualdad de
derechos, no racismo, la participación, la no segregación, la no racialización, entre otros, de
la vida en la ciudad. De igual manera, si algún día los ríos de sangre africana y
afroamericana fueron suficiente para Bolívar y demás esclavistas criollos y si ahora será lo
es para la élite antioqueña, medellinense y del país en general. Lo más probable es que se
repita una vez más el aplazamiento de los derechos y del compromiso serio de reparar los
daños ocasionados por la colonización y la racialización hoy practicada por los herederos,
la élite y la mayoría mestiza que con gran orgullo se ensalza de su herencia española o
europea, que fácilmente sede a los caprichos extranjeros, pero que golpea sino igual peor
que el látigo del esclavizador, colonialista, opresor europeo de los siglos pasados. Como lo
explicaría Wade refiriéndose a Antioquia como “excelente ejemplo donde los procesos
económicos, demográficos y políticos estructuraron el mestizaje de una manera tal que
estimularon la dispersión de lo negro. La glorificación mítica de lo blanco es un síntoma de
este proceso pero al mismo tiempo una causa porque expresa la ideología general de
blanqueamiento que incita a la dispersión de lo negro” (Wade, 1997, pag. 101).

El continente Americano y las naciones que lo constituyen no son posibles sin las
comunidades africanas y afroamericanas. La consolidación del territorio Antioqueño como
sinónimo de prosperidad y de oportunidades no es posible sin el conocimiento, las ciencias,
sabiduría de las comunidades afros. Inicialmente, bajo el proceso de la esclavización son
las comunidades afros las que maximizan la economía colonial sobre la cual se fundaron las
naciones en América, para el caso del Estado de Antioquia no fue la excepción.

A partir de 1544 la corona española dio autorización para la introducción de africanos para
el laboreo de las minas y las haciendas de Popayan, Anserma, Cartago, Santa fe de
Antioquia, Buriticá, Cáceres, Zaragoza, Remedios, Guanmocó, SImití y otras ciudades del
cañón Caucano...De Zaragoza, que fue el principal centro esclavista de Antioquia en el
xiglo XVI...(Mosquera, 1999. pag, 48). “Desde mucho tiempo antes, los esclavos africanos
se convirtieron en predominantes en las minas, las cuales eran el soporte principal de la
economía antioqueña. La industria minera en Antioquia tuvo dos fases principales. En el
siglo XVI, los indígenas y luego numerosas cuadrillas de esclavos fueron usados
especialmente para los lavaderos de oro intensivos de los depósitos mineros en las tierras
bajas al nororiente de la region alrededor del bajo río Cauca y del río Nechí: Zaragoza era
el mayor centro minero con tres mil esclavos y trescientos mineros blancos, según se decía
en 1617 (West, 1952 citado por Wade, 1997, pag. 105). En este sentido, “dado que la
motivación principal tanto del “descubrimiento”, como de la conquista y el colonialismo
ibéricos, fue la búsqueda del oro. Estos desde el primer momento incluyeron africanos en
sus expediciones y asentamientos, no solo por su fortaleza, sino ante todo por su
calificación en la minería, agricultura y otras artes relacionadas con estas empresas;
convirtiéndose en fuerza de trabajo fundamental en la medida que fue reducida
drásticamente la población indoamericana, por los malos tratos y métodos crueles de
esclavitud practicados por los ibéricos” (Mosquera, 1999, pag. 46).

Así mismo como Antioquia fue un escenario para la esclavización y la colonización


africana, también lo es para el proceso del palenquerismo y rebelión afro en la búsqueda de
la libertad. “En 1598 fue Zaragoza escenario de la primera rebelión de esclavos de grandes
proporciones. Cuatro mil negros africanos pusieron en aprietos durante varios meses a
autoridades y propietarios, escapando muchos hacia las montañas como cimarrones y
fundando sus propias sociedades denominadas palenques, como el de Uré en el actual
Departamento de Córdoba y a 30 kilómetros de Cáceres, Antioquia...En Antioquia también
fueron famosos los levantamientos antiesclavistas del siglo XVIII de Remedios, San
Jacinto, Guarne, Envigado, Itagüí, Cáceres y Uré, y de estas rebeliones se originaron los
palenques de Guamal, Lorenzana y Palizada en el Bajo Cauca; y en el norte de Uré y Carate
en la región de San Marcos” (Mosquera, 1999. pg. 48).

Indudablemente, la presencia de la población afro en Antioquia y Medellín data de la era


colonial lo cual sustenta una gran fuerza de mestizaje que se evidencia en la actualidad.
Según algunas investigaciones la población afro era equiparable a los europeos, superando
a los Indígenas y era clara una preponderancia en el grado de mestizaje de la población. En
tanto, Clemente López Lozano citado por Wade, aunque de manera etnocéntrica y racista,
“narrando la historia del municipio de Rio Negro, de manera más realista admite la
existencia de “el gran mestizaje rionegrero”, enfatiza que es una síntesis triétnica
“perfecionada” por los españoles (1967, pag 20). Sin embargo, algunos antioqueños como
Juan Restrepo y Gustavo Gonzalez Ochoa escribieron aludiendo a la pureza racial, la
sustentación de una particularidad a lo Nazi y lo que podríamos denominar el sueño
retrogrado Antioqueño de ser Blancos y “si bien de una forma exagerada, un amplio
desprecio por lo negro que forma parte de la sociedad colombina en general, y de la
identidad regional antioqueña en particular, en cuanto a que ella esta edificada con base en
una supuesta blancura. (Wade, 1997. pag, 109). “Describiendo a la gente de Sonsón, un
municipio fundado a principios del proceso de colonización, Juan Botero Restrepo dice
que ellos son “antioqueños típicos” y que “descendientes de recia venta antioqueña
mantenida étnicamente pura, sin mezcla de indígenas ni negros” (En, Wade, 1997, 224).

Lo paisa: Una Construcción Radicalmente Intolerante frente a lo Afro

Que las personas y los pueblos forjen formas identitarias sólidas es fundamental para su
desarrollo social, cultural, económico y político. Sin embargo, hay una preocupación
grande por las personas y pueblos que generan identidad fundamentada en la violencia, la
no aceptación, valoración ni respeto por las diferencias que la constituyen.

“La identidad de lo paisa no se formó simplemente en torno a las arepas y a los carrieles:
también apareció el concepto de “raza antioqueña”, un concepto sintético de particularidad
étnica y racial, o más precisamente, pureza” (Wade, 1997. pag, 108). Algunas personas y
mucho más los que se autodenominan como paisas, será dificil comprender la base histórica
y el porqué de la oposición frente a esta forma identitaria. ¿Cómo transformar o romper con
una tradición tan arraigada en las personas de todas las clases sociales mestizas y demás
etnicidades que la validan o reconocen? La constitución de lo paisa puede considerarse
como una ideología que de manera radical niega lo afro. Esto quiere decir, la construcción
socio-histórica de lo paisa es verticalmente intolerante, racista, sexista y xenófobo con
relación a lo afro e indígena. Es válido decir que es mucho más cortante con la población
afro que con la Indígena.

En momentos de la cotidianidad las personas aceptan su mestizaje y sustentan su sangre


indígena, aún tengan los crespos, los amigos y amigas le llamen negro o negra. Ninguno de
los discursos históricos, académico, intelectuales y en los imaginarios de las personas
mestizas de la élite y de a pie en la cotidianidad no contemplan lo aborigen, la feminidad, y
menos lo afro o la negritud. Gustavo González Ochoa citado por Wade escribiendo en la
Raza antioqueña, dice que: “hay muy poca, -si acaso alguna-participación del africano, pero
nunca en el grado que algunos lo suponen”; de hecho, continúa “nuestro hombre de hoy es
el resultado de la perfecta aclimatación de la raza blanca” (Wade, 1997. pag, 109). Desde
los discursos más elaborados hasta los que apenas están en formación de niños y niñas
mestizos se puede evidenciar una mirada de la diferencia como “algo traído, extraño,
foráneo, visitante”, que no lo constituye y que no lo forja. En este orden de ideas, lo paisa
también se fundamenta sobre una base de violencia que niega el derecho a personas y
comunidades que efectivamente le constituyen y lo alimentan consciente o
inconscientemente en el día a día; por esta razón aparecen en la lingüística cotidiana frases
como “no hay algo mas ordinario que un negro hablando paisa”.

Crece la presencia Afrocolombiana

Pensarnos la demografía de la población afrocolombiana o afro en territorio antioqueño o


medellinense, además de llevarnos a la revisión histórico-demográfica en la era colonial y
de la esclavización africana, debe remitirnos a un análisis del racismo sistemático, los
conflictos sociopolíticos y militares que Colombia ha vivido a lo largo de su historia; los
cuales de alguna manera han golpeado y hecho del flagelo del destierro, el desplazamiento
forzado, la vida en la periferia, la pobreza, la exclusión, la indigencia, entre otros algo
inherente a la población afrocolombiana. En este sentido, el incremento demográfico de los
y las afrocolombianos en la ciudad guarda una relación cercana con el racismo sistemático
y el conflicto político-militar colombiano.

El racismo sistémico que golpea con gran fuerza a las comunidades afrocolombianas es uno
de los principales agentes que han perpetuado el desplazamiento y destierro de estas, casi
convirtiéndolo en algo inherente a la los hijos de la diáspora africana en Colombia. La
desigualdad social y económica de las comunidades afros con relación a las comunidades
mayoritariamente mestizas es notoria. Los índices más bajos a nivel de necesidades básicas
insatisfechas están en las regiones de mayor presencia afrodiaspórica. La región del
pacífico y la costa atlántica cada vez muestran menos desarrollo y calidad de vida; en este
orden departamentos como el Chocó de la región pacífica hace varios años por reportes del
PUND (2006-) viene mostrando altos índices de mortalidad, morbilidad, miseria, pobreza,
baja esperanza de vida, baja calidad educativa y en salud, entre otras, sin que los gobiernos
nacionales asuman una política de Estado a nivel económico y social que transforme de
manera radical esta realidad. Para el año 2011, este departamento desterrado de Colombia,
vuelve a repetir; esta vez gano el premio “el departamento más pobre de Colombia”. Sin
embargo, resulta paradójica esta nominación porque los gobiernos siguen empeñados en
brindar más concesiones a multinacionales, en tanto para el año 2010 se incrementaron
estas en un 80% y de manera igual la producción aurifera y platinifera. Pero ¿porque un
departamento con la riqueza mineral, hídrica, en flora y fauna, entre otras no puede ser un
lugar prospero para su gente mayoritariamente afro?

Indudablemente, este caos creado por las élites colombianas, antioqueñas y la participación
de unos muñecos locales que se parten la torta, esta ligado al racismo sobre el cual se funda
el estado nación colombiano y demás estados americanos. Entonces, esta realidad va a ser
una de las principales fuerzas de violencia que destierran a las poblaciones afros hacia las
principales ciudades del país en búsqueda de mejor forma de vida. Inicialmente, ante el
crecimiento económico e industrial de Antioquia que requería de una mano de obra como
afirma Mosquera (1999, pag 49) “en el aspecto económico el elemento africano ha sido
fuerza de trabajo fundamental tanto en la minería que fue la primera industria antioqueña,
desde la época precolombina con los katios, Ansermas y Quimbayas, como en la ganadería,
la agricultura, la artesanía, el trabajo doméstico, las construcciones civiles, el comercio, la
arriería y el transporte en sus diferentes modalidades, la industria moderna etc. y la cultura
en general”.

Hablar de los afros en Antioquia, obliga el tema de la relación con el departamento del
Chocó a nivel político, social, cultural y económico desde las gestas independentistas en la
era colonial hasta nuestros días. Este último ha tenido un papel determinante en el
desarrollo Antioqueño, podría afirmarse que el desarrollo de Antioquia de alguna manera
ha sido proporcional al deterioro social, económico, cultural y político del departamento del
Chocó. Sino igual, muy similar a lo que Walter Rodney sustenta sobre cómo se da el
desarrollo europeo y sus implicaciones en el subdesarrollo africano. Las relaciones
históricas entre estas dos comunidades han hecho de este departamento uno de los
principales centros de albergue para las poblaciones afro que emigran del Chocó en busca
de mejores formas de vida. En este sentido, muchos de los primeros normalistas y
profesionales afrochocoanos emigran hacia Antioquia.

Cuando se logró la creación de las normales en el departamento del Chocó, se pensaba en el


rol de la educación para forjar el desarrollo chocoano. Sin embargo, las primeras
promociones de docentes fueron dispersadas por todo el país, generando una gran fuga de
cerebros en este departamento y Antioquia va a ser beneficiado con esta ola de docentes.
Con relación a la educación antioqueña, los y las chocoanos han sido los forjadores. Y si
consideramos la educación como pilar fundamental para el desarrollo de cualquier
sociedad, se entrevé el preponderante rol afro en el avance cultural, económico, político y
social de Antioquia.

Existe otra fuerza que ha propiciado el desplazamiento de las comunidades afro al territorio
antioqueño. Los conflictos entre el partido conservador y liberal en la guerra de los mil días
produjo una ola de desplazamiento afro al valle del Aburrá. Hoy pobladores afros de
Medellín en edad mayor pueden dar testimonio. El conflicto político militar colombiano
atravesado por la lucha entre varios actores, fuerza paraestado, guerrillas, narcotraficantes,
multinacionales, por el territorio y las riquezas mineras, floral, hídrica, y en fauna que estos
contienen, es la principal fuerza que ha generado nuevos procesos de diáspora afro a nivel
del país, donde el Chocó tiene el mayor número porcentual de personas en condición de
desplazamiento forzado.

El conflicto y desplazamiento forzado parecen afectar a un porcentaje relativamente más


alto de comunidades afros e indígenas del país que a la población blanca/mestiza, lo que
quiere decir que el número de personas afrocolombianas e indígenas desplazadas es mayor
que el porcentaje correspondiente en el total de la población colombiana. Los
afrocolombianos representan un porcentaje mayoritario en la muestra de la encuesta en las
ciudades de Cali, Buenaventura y Tumaco y comprenden 22%, 22%, 11%, y 8% en Buga,
Barrancabermeja, Bucaramanga y Ocaña, respectivamente. En la última década y
especialmente en los últimos cinco años se viene intensificando en la Costa Pacífica, en los
Departamentos de Nariño, Valle del Cauca, Cauca y Choco en los territorios de titulación
colectiva, desplazamientos, que por sus características particulares, muestra los síntomas de
una estrategia racista para sacar a las comunidades del territorio, situación que corrobora el
estudio realizado por AFRODES y Global Rights en el año 2005, el cual muestra que en 50
municipios con población afro colombiana el 61.73% de las personas beneficiadas con los
títulos han sido desplazada de sus territorios.

El gobierno actual se ha empeñado en reconocer solo las cifras del DANE, las cuales
muestran que en Colombia existen 800.000 personas en condición de desplazado. Sin
embargo, La Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) y la
Conferencia Episcopal de la iglesia católica insisten que esa cifra supera los 3,8 millones de
personas.

El desplazamiento forzado ya parece algo inherente a las comunidades afrocolombianas. El


éxodo que viven estas comunidades pareciera que se ha vuelto algo ya natural. Parece que
no existe ningún derecho para estas comunidades. El derecho Al territorio principalmente
ha sido convertido en el más esquivo para estas comunidades. Hay que mencionar que
desde la trata esclavista; indígenas, africanos y afrocolombianos han permanecido en una
situación de desplazamiento forzado que podríamos llamar constante. Hoy los territorios en
donde los afros se apalencaron como muestra de resistencia en contra de perder su
condición humana, su libertad, su cultura, su pensamiento…los nuevos sitios de adaptación
construidos, vuelven a ser perseguidos por un yugo parecido al del ignominioso periodo de
la esclavitud.

Organización Social-Comunitaria Autónoma

La organización social-comunitaria autónoma es fundamental para transformar las


realidades sociales, culturales, políticas y por supuesto económicas de las comunidades y de
la ciudad. Sin embrago, no se pretende sustentar la tesis oficialista de que las comunidades
no están organizadas y entrar a justificar las políticas racistas y discriminatorias del Estado
las cuales han encontrado en este aspectos unas de sus teorías para no cumplir a cabalidad
con su responsabilidad administrativa y social a nivel de recursos económicos.
Las comunidades afros desde África, es claro, ha tenido múltiples formas de organización
social comunitaria. En la ciudad de Medellín, esto se hace palpable. A mi modo de ver, se
han cometido algunos errores inherentes a los procesos sociales de cualquier índole. Uno de
ellos es pensar precisamente que los procesos sociales afros tienen que ser iguales a los
demás, por ejemplo al de las comunidades indígenas. Indudablemente, el dinamismo de los
procesos tienen un origen histórico que va a permear por mucho tiempo hasta tanto sea
deconstruido. No podemos seguir midiendo nuestra fuerza, estrategias, organización, logros
con proyectos que llevan siglos y bajo unas dinámicas totalmente diferentes a las causas
afros. Aunque probablemente sea un mismo pulpo llámese colonialismo, imperialismo,
racismo, sexismo, etc, es claro que por nuestra condición étnica y racial nos golpea de
manera diferente y tal vez más fuerte, en tanto el entramado de estrategias para oprimir es
multiforme. Esta tesis puede ser explicada por las tensiones que hay dentro de los discursos
opositores y revolucionarios frente al tema de las clases sociales o lucha de clases. Sin
embargo, una vez pasamos el capítulo de la clase llega el problema más profundo con
relación a lo nuestro el tema racial y étnico. Una vez logradas las independencias y
consolidar con nuestra sangre los Estados Americanos, nos correspondió luego seguir
peleando por nuestra libertad e igualmente entrar en la sociedad en la que fuimos vitales en
construir. Es decir, dentro de muchos discursos que estan peleando hasta los derechos
humanos mismos, de manera real no caben nuestras reivindicaciones; lo cual sugiere otras
estrategias en el mundo actual de organización social comunitaria y de movilización, la cual
puede ser la profundización en lo particular y singular.

En este orden, la organización y lucha de nuestras comunidades debe tomar siempre como
focos fundamentales, la lucha contra el racismo sistemático, la discriminación racial y
étnica, la colonización mental, los derechos étnico-territoriales, la cultura propia, entre
otros que se pueden derivar. Esto no es encerrarse en el particularismo sino, no cometer los
errores de nuestros héroes y heroínas que dieron todo por todos y todas en América y en
estas naciones y terminaron siendo sacrificados vilmente por los que en un momento fueron
“compañeros de lucha”, solo cuando reclamaban por ejemplo la libertad para sus
congéneres afros. Si bien no podemos ser siegos, sordos y mudos ante las luchas de clase,
no podemos perdernos, aplazar o desplazar la étnica y racial. Como lo ilustraría Aimé
Casaire “hay dos maneras de perderse: por segregación amurallada en lo particular o por
dilución en lo universal. Mi concepción de lo universal es la de un universal depositario de
todo lo particular, depositario de todos los particulares, profundización y coexistencia de
todos los particulares”. (Césaire, p. 11). Esta claridad en la lucha la ilustraría nuestro
Héroe José Prudencio Padilla a portas de la muerte, los afros asumimos banderas ajenas
creyendo que son nuestras propias banderas.

En el proceso reivindicatorio y libertario de las comunidades afrocolombianas se debe


entretejer una moña. La moña entendida como la estrategia que emplearon nuestras mujeres
y hombres para alcanzar procesos de libertada, emancipación y conquista de derechos, el
apalencamiento o kilombaje. Esta moña debe pensarse de manera profunda y sería el tema
de las mujeres su fortalecimiento organizativo y los derechos de las mujeres
afrocolombianas. Son nuestras mujeres que estan sufriendo de manera más fuerte tal vez los
racismos y las discriminaciones étnicas, y como no hay mejor cuña que la del mismo palo,
la opresión del sexismo universal y afro al interior de nuestros movimientos debilita la
organización de las mujeres y por consiguiente las propias reivindicaciones de las
comunidades nuestras. Las moñas hoy pueden revelarnos, además de los caminos que
seguíamos para apalencarnos y liberarnos, hoy pueden ser un mapa o ruta sobre la cual los
y las personas afros vamos a caminar para la reivindicación de nuestros derechos étnicos y
civiles. Ésta somboliza los caminos que tenemos que recorrer para lograr un objetivo como
pueblo.

El ejercicio de la recuperación y fortalecimiento de la memoria forman parte de esta moña


que tejemos para transformar el sistema y el estatus quo afro en la ciudad y el país. Es
iniciar por saber lo que somos. Es volver a la memoria ancestral y a la vez asumirla. En este
orden, ignorar lo que somos es una herramienta letal para la lucha. Esto no permite
encontrar en el pasado respuestas a lo que preguntamos en el presente y situarnos para una
proyección que augure mayores conquistas.
Tejer la moña implica tener varios grupos de cabellos preparados para unirse y formar la
moña. Esto explica la necesidad de formar redes para sentirnos, pensarnos, debatir,
reflexionar y actuar como una moña y complementar el apartheid (peinado afrocolombiano)
sobre nuestra cabeza. Es claro que solo nosotros podemos asumir esta lucha, ninguna otra
comunidad lo asumirá por nosotros, entonces debe ser lo suficientemente claro que nuestras
movilizaciones, acciones, programas, proyectos, etc deben estar en nuestra cabeza, porque
ya tenemos una carreteras (refiriéndome a las que quedan en la cabeza al apartar el cabello)
bien definidas y que clarifican el camino a recorrer y los obstáculos a superar. Importante
aclarar, esto no suprime la posibilidad de trabajar en alianza con otros procesos sociales.
Una vez tejida la moña y el apartheid ya listo, podemos movilizarnos en red. Ya tenemos
un plano claro para recorrer, entonces claramente podemos identificar los objetivos por
seguir y obstáculos para movilizarnos cultural, social y políticamente. Las luchas frontales
y duraderas de nuestra comunidad y demás son las que han dado lugar a reivindicaciones a
largo plazo no transitorias. Por ello, el pueblo afro debe salir a las calles, llegar a las
instituciones, llegar al común de la gente, visitarse entre comunas, para fortalecer los lazos
de hermandad y luchar como un solo pueblo. Para ellos es importante reconocer las
especificidades de cada cabello, parte de la trenza o trenza. Desprendidos de todos si la
movilización se fundamenta en algo más artístico es necesario que la parte de la trenza
central sea la organización que tiene el recorrido en ello. si la estrategia sugiere lo
académico que esta trenza sea las organizaciones que han hecho un trabajo amplio desde lo
académico-intelectual-activista. Lo académico lo pensamos como saber y conocimiento de
movilización y co-construcción desde, con y para las bases, combinado con la lucha al
interior del medio académico occidentalista u occidentalizado.

Nuestra lucha debe ser dinámica-multiforme y por ende tener muchos focos, y tratar de
superar las estrategias del opresor que son también múltiples y dinámicas. En este orden de
ideas, no podemos pretender que una oficina de asuntos étnicos o una gerencia de
negritudes resuelvan los problemas agudos creados para la población afro. Entonces, ¿qué
organizaciones en Medellín se están pensando el tema de las viviendas desde la secretaría
correspondiente? ¿Cuáles están pensándose el tema de la salud en nuestros territorios?
¿Quienes trabajan por los adultos mayores? ¿Qué organizaciones trabajan el tema de las
mujeres? ¿Qué corporaciones están tratando el tema de la juventud? ¿Quiénes están en la
lucha por el trabajo? ¿Quiénes están en la lucha por los derechos humanos y étnico-
territoriales? ¿Quiénes están pensándose el tema de la niñez en situación de calle? ¿Quiénes
están pensándose el tema de la comunidad LGTB afro? ¿Quiénes están pensándose el
posicionamiento político y representativo afro? ¿Quiénes están pensándose la
transformación estructural de la escuela a todo nivel? ¿Quién se piensa el desplazamiento
forzado nacional e interno? ¿Quién se piensa el tema del deporte y la recreación? Pero si se
preguntan, quienes están preguntándose el tema cultural (reducido a lo artístico)
probablemente todos o la mayoría y pretenden que lo cultural encierra todo, de esta manera
creen que una de estas secretarias debe resolver el problema, cuando sistemáticamente no
es así. No podemos en este sentido nadar contra la corriente. Creo que si encontramos
doliente para cosas específicas y puntuales los efectos de nuestra lucha generaran
transformaciones radicales a corto, mediano y largo plazo, pero todas no se quedaran entre
las voluntades de las administraciones. Además, llegaría el día donde todos y todas
saldríamos en un bloque por nuestros derechos. La moña se está tejiendo.
Bibliografía

Mosquera Rentería, José Eulicer. Aportes del Negro a la Sociedad Colombiana. Serie
Etnoeducación, Edición Ampliada. Medellín, Agosto de 1999.

Reid Andrew, George. Afro-Latinoamérica 1800-2000. Traducción: Oscar de la Torre


Cueva. Iberoamericana, Madrid. 2007.

Wade, Peter. Gente Negra Nación Mestiza: Dinámicas de las Identidades Raciales
Colombianas.

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