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Compiu luní Extra, 6(fl), 1996: 225-239

HACIA UNA METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO


DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Narciso Zafra de la Torre *

I?BS&MBN.- En la actualidad los problemas derivados de la protección, conservación y difusión del patri¡no-
nio arqueológico se atacan sólo cuando surge,, y con los medios disponibles en el momento. Esta labor
“onU-incendios” es desalentadora y poco productiva y la contraria (poseer todo la infonnación y toda la ca-
pacidad que nos faculte para una gestión absolutamente eficaz y enriquecedora) es hoy por lmov imposible, por
ello se propone una tercera lía: la reorganización del método de trabajo arqueológico, de modo que ni edi ante
la reorieníación de la formación de los profesionales de la arqueología se rentabilice el patrimonio en sus ver-
tientes cultural y socio-económica.

Ansm~cr - No viada vs, ihose problems whicl, arise fon; the protection, nmaintenance aud spreading of the
archacological líeritage are ouA’ token luto accouní ~vl,entlmey appeag and with ihe means ,md,icl, are available
it, thai mamen?. Ibis “non -fire” t’ask ir d¿scouraging ami unproduc.time <md ¡he canírarm’ opte ka liare all 1/te
informnation and oíl the capacitv which empovmers usfor a completely cifective aud prosperous managemeur,) Ls
impossible ca thc presení time, so, a third .svstern is proposed: the reorganization of ihe archaeologi cal ~ork
metl¡od,so 1/mal, by the readjusunení ofArchaeology professional ‘s training. tíje heritage will be promoted fi,
iís cultural and socio-economic aspects.

P,aÁspu (‘¡ArR Patrimonio arqueológico. Metodología, Arqueología profesionalizada.

Km il’oni~s: Archa eological heritage, Al ethodology, Professionalisn, archaeology.

El arte ese! punto culminante de lo investigación, peto ponde al prototipo evolucionista clásico: se parte de
ESTE NO ES T5EMPO PARA EL ARTE
Féti,~ de Azuma una homogeneidad indefinida (estudio del pasado
material) para acercarse a una heterogeneidad defini-
Hay arqueólogos, en su mayoría anglosajo- da (segmentación y especialización).
nes, que consideran la arqueología como una parte de La tendencia actual se inicia en los años se-
la antropología. concretamente “el tiempo pasado de tenta con la adopción del paradigma contextual-espa-
la antropología cultura?’ (Renfrew Bahn 1993: 9). cmal (Ruiz el ah 1996) y la preocupación por el pasa-
Otros defienden su autarquia metodológica y concep- do más reciente (muestra palpable de la vocación
tual, sumándose al grito independentista de David ecuménica de la arqueología) que ha contribuido a
Clarke: “la arqueo/agio ex arqucologia, es arqueolo- ampliar tanto el campo como las técnicas dc estudio.
gía, es arqueología”. Y aún hay quien, como noso- lo que ha revertido en la redefinición del concepto
tros, ve en la arqueología una historia especializada, mismo de arqueología, a la que se ha obligado a
aplicada, una “historia orinada de una palo” como aceptar como propios los problemas derivados de la
reza la gráfica expresión de Artsikovsky (Klejn 1993: protección, conservación, difusión y gestión del pa-
55). trimonto.
Esta diferencia de pareceres. que arranca Fuera de la Academia, en la práctica, este
desde la misma raíz del concepto. evidencia la confu- proceso tiene su reflejo en una evolución hacia la
suón propia de las ciencias en formación, “inmadu- profesionalización. que en su estado actual se sitúa
ras” por utilizar la terminología de Kuhn, que en en un momento de transición entre lo que hemos da-
nuestro caso sufre un proceso de gestación que res- do en llamar arqueología artesanal y lo que será la

* Delegación de Cuiltura de la Junta de Andalucia en Jaén. Miembro dcl Grupo de Investigacióndel Patrimonio Arqueoló-
gico de la Universidad dc Jaén (GIPAJ). C/Martimíez Montañés, 8. 23007 Jaén.
226 NARCISO ZAFRA DE LA TORRE

ANTICUARIA ARQUEOLOGÍA ARTESANAL ARQUEOLOGIA PROFESIONAL


OBJETO DE -La pieza, en concreto el objeuo -El vacitajento como objeto. -El uerriuorio. La Zona Arqueológica amplia-
TRABAJO aruisuico. da, su protección t cotíservacion.
MEDIOS -Procedimientos particulares -Métodos y técnicas estandarizadas. -Métodos y mécnicas estandarizadas,
sin estandarización. -Formacion mecanica-práctica con fimo- -Formación teórico-práctica histórico-ar
DE damenuos teóricos diversos (históricos, ti- qucomógica.
lológicos, artísticos,...). -‘ritulación real,
-Tiuuílacióm, paralela. -Planificación del cosue sociocconómico de
TRABAJO -ciencias auxiliares adoptadas. las intervenciones.
-Ciencias auxiliares adaptadas.
-Personal. -Equipo de excavadores preparados tras -Excavadores y prospecciones preparados.
-Intujuivo. mucha práctica. -Protocolos de investigación.
TIPO -Aucórico. -Teoría implícita. -Metodologías razonadas:
-Sin metodología. -Metodología aceptada sin critica. m)e intervet,ción (registro).
-Basado en la experiencia per- -Registro por escuelas. De control de calidad.
DE sonau previa. -Flspccialización crono-cutturaU -Especiatixacíóít técnica,
-Progreso incierto. -Progreso basado en la práctica. -Análisis y teoría.
TRABAJO -Aplicaciones estancas. -Progreso basado en el conocimiento,
-Nuevas aplicaciones (urbana. emergentes,
contemporánea....).
-Objeto clasificado y mercan- -El objeto en si’ contexto estratigráfico. -lnfon,,ación histórica.
PRODUCTO tilizado. -Propuesuas de protección y conservación.
- Patrímonio Arqueológico utilizable.
-Propiedad privada. -Propiedad pubítea. -Propiedad pública.
uso -Comercio y coleccionismo. -Uso restringido. -Uso antplio.
-Acunnílación museistica y canales cien- -Protección y conservación del Patrimonio.
tíficos de difusión. -Generación de recitrsos.
SOCIAL -canales científicos.
-Divulgación.
-Difusión patrimonial (puesta en valor).

Fig. 1.- Descripción de la evolución de los elementos simples del proceso de trabajo en arqueología.

arqueología profesional. La figura 1 describe somera- cambiabilidad.


mente los elementos simples del proceso de trabajo La arqueología, parafraseando a Fontana,
en cada una de las etapas consideradas, el tipo de debe ser análisis del pasado y proyecto social, y debe
producción generada y su uso común (para una apro- serlo desde la primera paletada de tierra, desde el
ximación al análisis del proceso de trabajo arqueoló- primer mapa observado, Eso se consigue con las mi-
gico ver Ruiz el alii 1996). ras puestas no sólo en la búsqueda científica del pa-
De acuerdo con esta idea la situación actual sado (investigación), también en el uso en común que
del trabajo profesional podría describirse como una de esa investigación podemos hacer en el presente
fase en la que el objeto de trabajo comienza a ser el (protección, conservación, difusión, educación, ex-
territorio y el patrimonio. Los medios de trabajo se plotación) y, corno no, en la proyección de estos usos
reducen a procedimientos heredados sin crítica que, hacia el futuro (planificación, gestión, cambio so-
aunque en revisión, son mayoritariamente asumidos cial...). Se consigue, por tanto, desde un enfoque dia-
y a una formación mecánica práctica que no se pías- léctico que estudie la realidad de la zona arqueoló-
ma en una titulación específica. gica desde las multitud de conteNtos que la confor-
Mientras tanto los planteamientos etírricula- man.
res universitarios se han mantenido prácticamente Por ello proponemos la sistematización dc
intactos, lo que no debe extrañar ya que en nuestro una metodología que integre el estudio de todas las
país la relación emítre demandas de la sociedad ofer- .,- facetas, a fin de perínitir al profesional no sólo la in-
ta universitaria sólo recientemente se ha comenzado vestigación arqueológica. simio también proponer so-
a tener en consideración. luciones al problema concreto de protección o dc
En definitiva, la práctica arqueológica tradi- conservación creado, definiendo previa y simultánea-
cional no ha conseguido formalizar un proceso de mente los aspectos históricos, patrimoniales y de ges-
trabajo técnico, de hecho se tiende a consegumir un tión.
máximo de destreza artesanal y un mínimo de ínter- Así la labor dcl arqueólogo sería, en deftni—
HACIA UNA METODOLOGÍAPARA EL ESTUDIO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO 227

uva, tomar los datos del presente, dotarlos de sentido por un lado, e investigación empírica, por otro”
histórico (contextualizándolos, interpretándolos) y (Thomson 1981: 67)’.
devolverlos a la sociedad como parte comprensible (y Ésto es válido como fundamento general de
material) de su historia. Nos reservamos el papel de la investigación histórica materialista, pero sabemos
elemento catalizador en un proceso en el que la Ex- que la arqueología posee entidad propia y personali-
PLICACIÓ?-J científica de la historia debe ser, entre dad diferenciada dentro de los estudios históricos,
otras cosas, el paso previo a la INWLtCACtÓN social en ¿cómo encaja en este esquema general?
la conservación del patrimonio histórico. Ya hemos dicho que para nosotros la teoría
de la arqueología es teoria de la historia2. Por consi-
guiente es en el objeto formal de estudio y en las téc-
nicas donde debe buscarse la distinción.
1. FUNDAMENTOS DE UNA
PROPUESTA METODOLÓGICA 1.1. El objeto de estudio
Toda metodología descansa en y sostiene a
Los arqueólogos, como el resto de los histo-
una teoría. Por tanto, se reconozca o no. está cargada
riadores, los antropólogos o los geógrafos. solemos
ideológicamente. En nuestro caso la carga materialis-
trabajar, reconociéndolo o no. con un gran sistema
ta del método es consciente y por coherencia qumere- cambiante: la sociedad en su medio ambiente. Lo que
mos que sea explícita. Por ello nos demoraremos fi-
explica que nuestros campos de investigación estén
jando algunos conceptos.
cada día mas interconectados. y en muchos sentidos
La teoría en tanto que ‘fimdamento del co-
yuxtapuestos3.
nocimiento y lógica de la justificación” (Lakatos
El patrimonio arqueológico es simultánea-
1989: 250). es decir en tanto que pensamiento del
mente patrimonio histórico y patrimonio ambiental.
que nos servimos para orientar la investigación (Fon-
La comunión entre recursos históricos y ambientales
tana 1982: 9) está mediatizada por su ontología (na-
dimana del marco donde se presentan: el territorio,
turaleza del conocimniento a adquirir) y por su episte-
que lejos de ser una categoría abstracta aparece como
mologia (naturaleza de la relación del investigador
un fragmento real del espacio-tiempo históricamente
con ese conocimiento) (Egon Guba, citado en Clark
producido por la sociedad. Tenemos que extraer de la
1994: 463). realidad fisica actual (la única que podemos analizar)
El materialismo histórico presenta una onto-
la información necesaria para reconstruir (interpre-
logia materialista: se estudia una realidad (las socie-
tar. reconocer) los territorios anteriores, las socieda-
dades y sus procesos de cambio) dependiente de múl- des que los conformaron y sus trayectorias históricas.
tiples contextos que interactúan simultánea y sucesi- La especifmcidad de la arqueología radica
vamente (Bate y Nocete 1993: 9), regida por leyes
por ello en el papel que en su análisis juega el con-
históricas que no son ni mecánicas ni biológicas (Vi-
cepto de espacio.
lar 1974: 17). cuyo concepto explicativo preferente es
Dc veinte años a esta parte se ha aceptado, y
el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y de
de algún modo se ha comprendido, que el territorio
las relaciones de producciótí. Su epistemología es ob-
no es sólo el marco donde se desarrollan los hechos
jetivista (Chalmers 1993: 170). Marx en su “Cont,-i-
históricos a estudiar: el territorio es el hecho históri-
bución a la crítica de la economía político” indicaba
co a estudiar4. Esto no quiere decir que sea el único
que “no es la conciencia del hombre lo que determni-
ámbito de estudio pero sí la base de todos los demás.
na su ser, sino, por el contrario, es su existencia so- Hay que insistir en que la materialidad del
cial lo que determina su conciencia” La acti~’idad
-
objeto de estudio y el tiempo en que se manifiesta
científica no puede sustraerse a este axioma, quedan-
(siempre hoy) impone la necesidad de tener en cuen-
do marcada la relación entre el investigador y el co- ta aspectos como la protección, la conservación y la
nocimiento que persigue por el hecho de que el se-
difusión consustanciales y legitimadores de la prácti-
gundo existe sin el primero, y el grado de conoci-
ca arqueológica finisecular. Cuando Carandini
miento que se alcanza depende de las posibilidades
(1984: 81) acuñó el término “historia-a,nbiente” pa-
fijadas por las condiciones de cada realidad social.
ra diferenciar el punto de vista arqueológico de lo
La metododogía por su parte pretende ser
que denominaba “visión tipográfica” o “gutemberio-
observacional e interpretadora e intenta aunar los dos
no” de la historia, no analizó suis implicaciones: la
modos de adquisición de conocimiento con que con-
arqueología investiga las propiedades materiales del
tamos: pensar y observar (Chalmers 1993: 160). Bá-
PRESENTE para descubrir las propiedades materiales y
sicamente consiste en “un diálogo entre concepto y
sociales del pasado.
dato empírico, conducido po¡ hipótesis sucesivas;
228 NARCISO ZAFRA DE LA TORRE

mente teorizante (v.g. el materialismo) (Latatos


Pruieba de ello es la competencia directa que
1989: 32).
los restos arqtmeológicos establecen con otras realiza-
La arqueología forzosamemite debe alinearse
ciones de nuestra sociedad (crecimiento de las ciuda-
en este segundo tipo porque. en tanto que historia, no
des, reordenaciones territoriales, tareas agrícolas. ar-
puede utilizar la lógica imíductiva de los empiristas
queotráfmco. etc.). competencia que amargamente de-
como base probatoria de las teorías que formula: la
nunciaba ese autor en el mismo texto y que raramnen-
“verdad” en arqueologia mío puede ser probada por la
te se da en los estudios históricos no arqueológicos5.
Pese a guie en determinadas reacciones con- experiencia, puesto guíe el conocimiento histórico no
sers’acionislas. que lodos hemos experimentado y guíe es experimental.
pueden rastrearse en la literatura arqueológica desde Ésto no quiere decir quíe cl método sea me-
sus inicios, subyace una aprehensión intuitiva de esta nos válido que el utilizado por las ciencias “duras” o
idea. merece la petía detenerse a explicarla dada su físicas, es distinto, y no por ello debemos encastillar-
significación en el posterior desarrollo de este trabajo tíos en posiciones descriptivas o retirarnos a las trin-
y en la redefiniciótí inconsciente del propio concepto cheras de la narrativa. Sencillamente se constata que
de arqueología. el análisis histórico no puede basarse en resultados
Benedetto Croce escribió que toda la histo- obtenidos en pruebas de laboratorio estrictamente
ria es historia contemporánea porque “po- remotos controladas.
que nos parezcan los acontecimientos, la histoia se Lo que no significa guíe la interpretación en
refiere en realidad a las necesidades presentes y a arqueología esté a merced de cualqumier tipo de elucu-
las situaciones presentes en que vibran dichos acon- bración. y mucho menos que todas las interpretacio-
tecin¡ientos” (Carr 1993: 29). Gramsci afirmaba que nes tengan la misma validez, cosa que tácitamente
lo que le atraja de la historia era “que se ocupa de propugnan los idealistas y expresamente los anar-
los hombres vivos” (Fontana 1982: 235). Ambas qumistas metodológicos (Feyerabetd & Cía.). Nadie
ideas Formuladas casi desde las antípodas ideológi- niega que existen hechos que podemos considerar
cas, de algún modo ilustran nuestro intento de expli- “verdaderos”, Hechos, no proposiciones. Pero, y aquí
car el espacio de la literatura arqueológica en la bis- seguimos a Wittgenstein (1985: 201>, “los hechos
toriografma. pertenecen al problema, no a la solución”, y el pro-
La picola no es una máquina del tiempo, la blema sólo es el inicio de la investigación.
realidad arqueológica se manifiesta en el presemíte. La investigación histórico-arqueológica mí-
Debemos acostuníbrarmios a entender que toda evi- nimamente seria plantea hipótesis de trabajo extraí-
dencia material (sea paleolítica o decimonónica) es das del estudio de datos y tesis anteriores para selec-
una manifestación ACTUAL del periodo que investiga- cionar la búsqueda de nuevos dalos que permitan
mos. Esa contemporaneidad radical, esa “rabiosa ac- avanzar teorias que prueben las proposiciones. Este
tualidad” de nuestro objeto de estudio es lo que dota ciclo responde al eliché clásico de lo que debe ser el
a la arqueología de su dimensión mas especíFica, dis- “método científico” que desde Newton se describe co-
tinguiéndola como decíamos del resto de las ciencias mo un proceso recurrelUe de análisis-síntesis, que
históricas0, grosso ¡nodo” se revela inductivo en la ida y deduc-
En este sentido el aforismo idealista de Cro- tivo en la vuelta.
ce aplicado a nuestra disciplina (toda la arqueología De alguna manera toda construcción teórica
es arqueología contemporánea) se toma materialista, ambiciosa, sea funcionalista. estnícturalista. materia-
va que la contemporaneidad no viene dada por la in- lista o híbrida participa de este cliclié, y responde, en
terpretación personal que el arqueólogo haga HOY lo sustantivo (existencia de tín núcleo fmrníe de ideas
del dato o del hecho, sino porque el dato, el hecho en potenciación de la heutrística defensiva), al esque-
sí. es contemporáneo (tan contemporáneo como la in- ma de Programa de Investigación Científica enuncía-
terpretación). do por Lakatos (1989: pos-sim). Por desgracia se que-
dan en el esquema.va que con frecuencia el desarro-
U. La forma de estudio llo teórico queda lastrado por una gran carga intuiti-
va, inercial y dogmática que tiende a anular la plani-
Popper diferenciaba dos tipos de teorías dcl fícación y desdibuja los objetivos.
conocimiento, las pasivas, que entendían el conoci- Eso explica que pese a que oculta una gran
miento corno la impronta de la naturaleza en utna capacidad de formulación de leves y un potencial
mente “inerte” e inocente (v.g. el empirismo clásico), predictivo considerable, el 90% de la investigación
y las activas, que sostienen que la única manera de arqueológica no ha salido del empirismo más pedes-
comprender la naturaleza es interpretándola comí umía tre, caracterizado por la ausencia de deducciones, de
HACIA UNA METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO 229

está ligado al sagrado precepto de libertad del inves-


concepto formal de hipótesis” y de criterios de eva-
tigador: libertad de elecciótí del objeto o problema a
luación —fuera del prestigio del investigador—
estudiar y libertad de elección del protocolo de inves-
(Clark 1994: 462)~.
tigación a emplear.
La arqueología posee una metodología de
Ahora bien, cuando esa libertad no existe o
estudio histórico con protocolos de investigación pro-
se restringe. cuiando el problema es impuesto por la
pios progresivamente estandarizados y técnicas ex-
sociedad y el aspecto estrictamente cientifico pasa a
elusivas, con un ámbito de aplicación expansivo de
ser uno más entre varios (y, en ocasuones. no precisa-
tendencias universales e intemuporales. que si bien
mente “prí/nus ínter pares”), como ocurre en el caso
presenta en la actualidad múltiples enfoques teórico&
de la práctica arqueológica mavomitaria, la interpre-
conviene en la necesidad de desarrollar provectos de
tación histórica, por muy atinada que sea. sólo abarca
muvestigación que, con rigor metodológico y coheren-
uno de los problemas o mejor dicho un aspecto del
cia teórica, aporten soluciones (no sólo datos) a los
problema (el “interno”). Su análisis separado no sólo
problemas que los procesos históricos plantean.
no llega a solventarlo sino que, como en ocasiones se
El modelo de cambio científico de Larry
ha comprobado, puede agravarlo. Con lo que se im-
Laudan (Estany 1990: 109-136) establece que el ba-
pide de todos modos el acceso de la sociedad a su
remo con el que evaluar el potencial de las teorías
historia y se esteriliza el esfuerzo.
científicas es su capacidad de resolución de proble-
Hasta no hace mucho el estudio arqueológi-
mas. Bajo este enfoque se hace imprescindible saber
co (y todo aqtíel relacionado con el patrimonio histó-
PARA QuÉ investigamos y aqui entra lo que hemos
rico) se desvelaba como un proceso que se iniciaba
denominado, siguiendo a Medina y Sanmartin(1990),
en un análisis y desembocaba en un “berrinche”. De
“aspecto externo” de la in~’estigación.
un tiempo a esta parte y a pesar de muchos inconve-
La sociedad finisecular ha impuesto a la ar-
nientes, parece que el proceso se ha convertido al uti-
queología una función para la que los arqueólogos no
litarismo y añade al análisis el diagnóstico y a éste el
estamos preparados: la de informar para actuar, para
tratamniento. entendiendo que el esfuerzo que se em-
decidir. La producción arqueológica va no es sólo
plea en desgarrarse las vestiduras y llevarse las ma-
científica. didactica o inforínativa. también es, debe
nos a la cabeza se puede usar en beneficio del propio
ser, la base de un criterio de decisión8.
En Andalucía. por ejemplo, la financiación trabajo y del patrimonio.
para llevar a cabo proyectos de investigación siste- Por desgracia la protección y conservación
mática, desde 1993. está condiciomíada por unas li- del patrimonio arqueológico se enfoca con demasiada
ne¿ís prioritarias impuestas en la convocatoria anual. frecuencia sin la profesionalidad debida, siendo por
Queremos creer que esta decisión adtnituistrativa es ello pasto de la opinión, entendiendo quizás que ata-
una concesión a la lógica y a la realidad actual de la ñen a la “semísibilidad”. al “gusto” y a cierta forma-
arqueología (con la protección-conservación como ción humanística hoy en día un tanto desprestigiada.
primera preocupación), que introduce en el procedi- Ello se debe a la idea de que son temas inabarcables
miento un primer atisbo del control que cabe esperar desde una perspectiva técnica: no son cuantificables,
del promotor de un proyecto. sus predicciones son aleatorias cuando no arbitrarias
No pretendemos como Aristóteles que la po- y en la mayoría de los casos las conclusiones, si se
lítica ordene “cuál de las ciencias debe ser estudiada dan, mio son ~‘erifmcables. Baste como ejemplo de este
en el estado’. La propumesta es que la investigación sentir la defmniciómí recogida en un reciente ensayo de
histórica académica sea finamíciada y reglada por las Julio Caro Baroja (1991: 83): “la arqueología es una
entidades competentes (umíiversidades. institutos de disciplina que manejo datos incicí-tos a la luz de la
investigación, etc.) y La investigacióma histórica apli- canjetura”.
cada, la investigación en patrimonio, sc nutní de los Amíte lo expuesto la pregunta obligada es
presupuestos de la administración responsable de la ¿cómo organizar nuestro trabajo para hacer compati-
protección y conservación del mismo. ble la investigación científica, la protección y conser-
Esa optimización del gasto seria completa si vación del patrimonio arquteológico y los intereses de
las intervenciones se canalizasen a través de lo que la sociedad?
denominamos estudios integrados. Desde luego parece ¿bvio que la línea segui-
da hasta el momento no es precisamente satisfacto-
na. Por un lado lo que podríamos denominar arqueo-
2. LOS ESTUDIOS INTEGRADOS logía “olínmpica”9 (dedicada a la investigación pura),
está condenada a ser minoritaria y elitista, No sólo
El método científico. hijo de la llustracion. porque el destino dc los siempre escasos presupimestos
230 NARCISO ZAFRA DE LA TORRE

DOCUMENTO PRACTICA ARQUEOLÓGICA NORMALIZADA


CIENTIFICO prospecciones, excavaciones, docuimentacioties,
alimenta
DOCUMENTO ARQUEOLOGíA APLICADA
TÉCNICO zonifacaciones. cartas de riesgo, inventarios, estudios de impacto,
alimenta
INSTRUMENTOS Dli PROTECCIÓN
DOCUMENTO URBANISTICOS PATRIMONflLES AMBIENTALES
Nornias subsidiarias, Catalogaciones, Servidumbres Declaraciones de impacto am-
LEGAL Planes especiales, arqueológicas, .,. biental,
Planes generales,
alimenta
RENTABILIZACIÓN PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN, CONSERVACIÓN USO Y GESTIÓN
SOCIOCULTURAL

Fig. 2.- Arqueología en acción.

depende cada vez más de las necesidades de la inves- porciona instrumentos de protección derivados en
tigación aplicada, sino también porque su proyec- tres vias: la patrimonial (declaraciones de BIC, de
ción, ensimismada, pocas veces supera los límites de Servidumbre arqueológica, catalogaciones), la urba-
los campus. Por supuesto también debe pasarse la ho- nistica (Planes Especiales. Planes Generales de Orde-
ja de lo que podriamos llamar, por contraste, arqueo- nación, Normas Subsidiarias. etc.) y la medioam-
logia “bastarda”’ que ha dominado la práctica tota- biental (Declaraciones de impacto ambiental, califi-
lidad de las intervenciones de urgencia durante la úl- caciones ambientales, etc.).
tima década y que no ha sabido dar respuesta a nin- Las tres vías expresadas requieren documen-
guna de las tres facetas del problema, ni a la históri- tos técnicos en los que apoyar sus argumentos preser-
ca ni a la patrimonial ni a la profesional, revelándose vadores (inventarios, cartas de riesgo, zonificaciones.
de paso igualmente impermeable a la contrastación estudios de impacto, etc.). que a su vez se nutren de
científica y al uso social. la información científica aportada por la práctica ar-
Esto demuestra que el conjunto de instru- queológica (prospecciones, sondeos, excavaciones ex-
mentos legales, técnicos y cientificos con que conta- tensivas, documentaciones gráfucas, delimitaciones,
mos para realizar nuestro trabajo se encuentra sin je- etc.) tanto recogida en investigaciones previas, como
rarquizar ni sistematizar en una metodologia útil, in- realizadas ex proFeso. La fig. 2 pretende ilustrar este
dicio por otro lado de que los objetivos que se persi- mareo de relaciones.
guen tampoco están bién definidos, aunque en abs- Básicamente estos documentos deben identi-
tracto todos podríamos eon~’enir en que se limitarian ficar, delimitar y jimstificar las zonas arqueológicas,
a conocer, proteger y conservar la base material de definir sim valor de conservación, prever los efectos
nuestra historia. perniciosos de la futura ordenación, prevenir los im-
Vamos a explicar como entendemos que de- pactos y. dependiendo de su carácter, aportar pro-
ben disponerse las funciones de cada componente del puestas legales, criterios y procedimientos de inter-
conjunto para rentabilizar los esfuerzos investigado- vención, posibilidades de musealización, estímaemo-
res y económicos. nes económicas. etc.
La práctica habitual se viene preocupando
2.1. El concepto por las tareas de identificación y delimitación, para
las que estamos más o menos entrenados y el resto
El mareo legal en el que desempeñamos queda a merced de la improvisación y el ingenio,
nuestra tarea es amplio ¡el ordenamiento internacio- convirtiendo en “jazz-session” lo que debía ser sinfo-
nal, la Constitución, la Ley de Patrimonio Histórico ulía, La manifiesta descounpensación que ésto supone
Español, el Texto Refundido de la Ley dc Suelo, las no sólo difleulta la operatividad, sino que socava la
Leyes Autonómicas de Patrimonio Histórico, las Le- misma credibilidad de los estudios.
yes de Medioambiente. los reglamentos que desarro- Los documentos para ser útiles sólo pueden
llan estos textos y el planeamiento urbanístico] y pro- elaborarse desde la perspectiva de los estudios inte-
HACIA UNA METODOLOGíA PARA EL ESTUDIO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO 231

grados (planes especiales, planes generales de orde- gistro como principales preocupaciones.
nación, evaluaciones de impacto ambiental, progra- El propósito es conseguir un mayor volumen
mas de catalogación, programas de conservación, de datos e información y unificar las observaciones
proyectos de investigación territorial, etc.) que, según (la mirada) de los arqueólogos”.
su capacidad y alcance, deberían ser diseñados de Estos esfuerzos con ser necesarios no son,
acuerdo con las directrices establecidas por los planes como algunos pretenden, la panacea. No hay que ol-
generales de intervención, los estudios de ordenación vidar que lo que se observa, el modo en que se orde-
del territorio o los programas preventivos de investi- na y los fundamentos de las explicaciones dependen
gación. de la teoría histórica de la que se parte. P. Vilar ya lo
El modelo general de organización del estu- advirtió: no se encuentra más que lo que se busca.
dio podria ser el reflejado en la figura 3. Conviene Por eso, aún pretendiendo concentrar el es-
explicar que aunque lo que denominamos documento fuerzo en las aplicaciones técnicas, la coherencia del
científico y documento técnico se tratan por separa- discurso obliga a avanzar algunas ideas sobre la or-
do, se integran en un proceso de trabajo donde sus lí- ganización y enfoque de la investigación arqueológi-
mites no están definidos, pese a ello optamos por la ca “pura”.
diferenciación para clarificar los términos. Cuando en páginas anteriores definimos los
fundamentos de nuestra propuesta indicábamos que
2.2. El documento científico la metodología arqueológica intenta aunar los dos
modos de apropiación de conocimiento: pensar y ob-
D’Alembert fiel a Bacon y a la fiebre clasifi- servar, pero ésto ¿cómo se concreta? Iraida Vargas
cadora de la Ilustración, dividía la “ciencia humana” (1990: 24 y ss.) establece en la investigación arqueo-
de acuerdo con las tres potencias del alma: memona- lógica una diferenciación entre lo que se podría de-
Historia, imaginación-Poesía y razón-Filosofia. El nominar instancias ideológicas e instancias metodo-
alejamiento de la historia de todo lo que fuera juicio lógicas. Las primeras rigen el proceso de conoci-
e inspiración la relegaba a la descripción de pasados miento y se fijan, por un lado, en una teoría sustanti-
inamovibles, compuestos por hechos que según se va que entiende de los procesos de conformación y
achacaran a Dios, a la naturaleza o a los hombres, cambio de la sociedad; por otro, en una teoría de la
encajarian en los dominios de la Historia Sagrada, de observación que explica los procesos de formación y
la Historia Natural o de la Historia Civil. La labor desarrollo de los contextos arqueológicos (de éstas ya
del historiador consistía en la obtención y ordenación nos hemos ocupado al tratar los fundamentos de la
de datos y en ningún caso llevaba aparejada la inter- propuesta y no reiteraremos nuestra posición). -

pretación o la critica. El descubrimiento era el fin de Las segundas establecen la forma en que se
la investigación (la regla IV de Newton establece que accede al conocimiento. Vargas, siguiendo a Bate,
descubrir es probar). reconoce tres instancias metodológicas en la investi-
Esta concepción prendió en la arqueología gación arqueológica:
con más fuerza que en ninguna otra forma de hacer 1. Obtenciónv observación de los datos.
historia. Los historicistas y empiristas mantuvieron y 2. Ordenación de la in.forniacmon.
mantienen firmes sus bases descriptivas y clasificato- 3. Generalización-Particularización.
rias. Cualquier iniciativa innovadora ha contado con Entendemos que este esquema no fija una
su animadversión incondicional. Basta recordar la pauta en la que cada fase del proceso precede siem-
opinión de D. Martiniano Martínez y Ramírez. profe- pre en el tiempo a otra, sólo señala la manera en que
sor de Bosch Gimpera. que ya opinaba a finales del se estructura de modo general un proceso de trabajo
siglo XIX que la prehistórica (en sus inicios clara- profusamente imbricado y cíclico. Por ello compar-
mente evolucionista) era “una ciencia tendenciosa tiendo este modelo, proponemos una pauta de inves-
inventada por los herejes para combatir la religión” tigación que pretende ser reflejo práctico del mismo
(Cortadella 1991: 161). (ver fug. 3):
Afortunadamente desde entonces, al igual 1. Coyuntura de intervención. Planteamiento del
que en el resto de las ciencias, la metodología ha ex- problema histórico, metodológico o patrimonial.
perimentado múltiples cambios. En numestro país, hoy 2. Selección de las manifestaciones empíricas a
por hoy, relegada un tanto la obsesión taxonómica, investigar (qué estudiar).
las mayores inquietudes revisionistas afectan a la fa- 3. Selección de la forma de estudio (métodos y
se de obtención y observación de los datos. con las técnicas).
interpretaciones de los procesos de formación y 4. Diseño del proyecto.
transformación de los depósitos y los modelos de re- 5. Recopilación y estudio de la documentación
232 NARCISO ZAFRA DE LA TORRE

PROPIJESnS bOAE P*OtSTS O! MOC*C~CLES Oet.


PtSMSAUIENrO O MJ!VAS PROYCTO
APÉJO*tO# CE INflRVÉCIG¡SS
LEOISLACIOÑ

4-

Lrrlrbi

Hg. 3.- Nlod&o general dcl docurnenuo cieuiuífico.


HACIA UNA METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO 233

disponible. Bibliografía, estudios arqueológicos ción. pero que en general tienden a ser totalizadores.
previos. amatecedentes administrativos, etc. Primer Lo que sigue se ajusta a lo que exige la Comunidad
nivel de hipótesis. Autónoma de Andalucía:
6. Estudio del territorio a documentar. Orografía, • Comitemplan:
suelos, vías de comunicación y cuantos compo- • Identificación
nentes del paisaje contribuyan a predecir los tipos • Descripción
de poblamiento localizables. Justificación
‘7. Prospección arqueológica superficial, para de- - Delimitación
terminar los límites y el potencial de las zonas ar- - Propiedad
queológicas. La elección del método prospectivo a Definición de alteraciones
aplicar dependerá de las particularidades del te- • Propuesta legal o calificación
rritorio vías e~’idencias disponibles, pero en todo Instrucciones particulares. muedidas preven-
caso será sistemática y no discriminatoria ni es- tivas. medidas correctoras y. en sim caso, propues-
pacial ni cronológicamente. tas de intervención
8. Ordenación crono-espacial de los datos e inter- - Intervenciones en conservación (en su ca-
pretación histórica (segundo nivel de hipótesis). so)
9. Selección razonada de las zonas donde realizar • Requieren:
la excavación arqueológica, atendiendo a necesi- El documento científico ya descrito, un aná-
dades de conservación. investigación, protección lisis de la situación legal y un estudio del proyec-
o. en su caso, corrección de impactos. to agresivo (en su caso) (ver fig. 3)
10. Ordenación crono-espacial de los datos. inter- • ~‘Generan:
pretación del proceso deposicional y postdeposi- - inventarios (bases de datos)
cional. Catalogaciones (con o sin instrucciones
11. Generalización, particularización: interpreta- particulares)
ción histórica • articulado en planeamiento
12. Informe con las conclusiones históricas, los - articulado en declaraciones de impacto am-
valores patrimoniales y la propuesta de criterios biental
de conservación. ‘programas de conservación
13. Publicación y cualquier otra vía de difusión • planes de uso y gestión
de los resultados. Como este trabajo sólo pretende apuntar a
En la fig. 3 se representa esta paula de in- grandes rasgos la línea metodológica propuesta no se
vestigación integrada en un modelo más amplio de desarrollarámi los contenidos de los documentos men-
organización del estudio arqueológico, requerido por cionados ema la clasificación anterior, pero si serán
el documento técnico. abordados algunos aspectos que son fundamentales
para cualquiera de las aplicaciones prácticas de los
2.3. El documento técnico estudios arqueológicos: las catalogaciones (instru-
mento de protección básico), los programas de con-
El documento técnico es una aplicación servación y los programas de difusión.
práctica del científico, pero no es sólo eso. Éste, de
acuerdo con lo expuesto más arriba. se puede clasifi- 2.31. Catalogación
car atendiendo a la legislación en que se apoya del si- El catálogo, como parte fundamental de
guiente modo: cualquier esfuerzo planificador, es una herramienta,
Vía patrimonial: programas dc catalogación,
- un medio no un fin. La metodología de catalogación
programas de conservación. programas de difr- explícita las bases teóricas que la hacen necesaria y
sion.. - cómo llevarla a la práctica. Sea cual sea su ambición,
• Vía ambiental: evaluaciones de impacto ambien- para ser operativa necesita contener registros clara-
tal, calificaciones ambientales.. mente definidos en el espacio, con cautelas perfecta-
Via urbanística: planes geneníles de ordenación.
- mente marcadas. Lo que requiere criterios de delimi-
planes especiales de protección, planes de refor- tación de la Zona Arqueológica y su entorno.
ma, normas subsidiarias, delimitaciones de suelo Ruiz y otros (1996) plantean que el asenta-
urbano, estudios de detalle.- - miento es impemisable sin su territorio, cosa histórica-
Los documentos contemplan, requieren y mente correcta, pero ¿cómo se plasma eso sobre car-
generan un determinado tipo de in.for¡nación, que va- tograf’ma’?. ¿con polígonos Thiessen?, ¿con inferencias
ria de acuerdo con las exigencias de cada administra- de límites de área de captación de recursos? o ¿con
234 NARCISO ZAFRA DE LA TORRE

gigantescos territorios políticos? Por un lado, la teo- 2.3,2, Programas de Conservacion


ria nos impulsa a considerar la Zona Arqueológica Las zonas arqueológicas son recursos cultu-
como un territorio amplio (asentamiento. necrópolis, rales mio renovables: su utilización implica en buena
área de captación de recursos, zona de influencia medida su destrucción. Nuestra mecánica de obten-
económica, zona de influencia política, etc.) it por ción de datos es muy rígida y supone en todo caso
otro, la realidad de la propiedad de la tierra, sus con- una perturbación de las manifestaciones del proceso
dicionamientos legales y sobre todo su gestión (el que se intenta explicar (Vargas 1990: 25). Como es
control) acotísejan restringir las áreas de protección a natural el nivel de agotamiento del recurso depende
los espacios arqueológicos de hábitat y sus entornos de la entidad de la actuación y de su futuro previsto,
inmediatos. no es lo mismo un sondeo estratigráfico de compro-
Este dilema no presenta soltíciones de carác- bación cronológica que una excavación total por im-
ter gemíeral. cada caso requiere un estudio pormenori- perativos urbanísticos.
zado. y la adopción de determinados criterios (histó- De cualquier modo el juego limpio implica
ricos, paisajísticos, geomorfológicos, hidrográficos. la conservación de lo investigado para permitir en el
catastrales, etc.) dependerá de las características es- futuro su reinterpretación y la contrastación de los
pecíficas de cada zona arqueológica. resuiltados. Esta es una preocupación presente en bas-
Sin embargo desde nuestra perspectiva es tantes “escuelas” y se ha aceptado la conveniencia de
obligado comenzar a proponer zonas arqueológicas acotar reservas en los asentamientos, para permitir
que, a la manera de los espacios naturales protegidos, estudios futuros. Sin embargo sólo en contadas oca-
abarquen porciones del paisaje históricamente cohe- siones las áreas sobre las que se actúa directamente
sionadas y engloben redes de asentamientos (territo- somí tratadas con tanta deferencia.
rios locales o territorios políticos) que permitan inter- Las intervenciones en conservación presen-
pretaciones internas (Ruiz et alii 1996). Lo que supo- tan una escala dependiente del fin que se persiga, que
ne incluir elementos del paisaje agrario que han per- va desde el vallado del lugar hasta su musealización,
manecido hasta ahora ajenos a cualquier valoración pasando por el cubrimiento, la consolidación. la res-
histórica y que, para ser coherentes con la definición tauración. etc. La decisión o la propuesta sobre el ti-
del patrimonio arqueológico de la legislación vigen- po aplicable a cada elemento está en función de los
te, deben ser protegidos con el objeto de asegurar su criterios de estimación del valor de conservación.
conservación para el uso público (Zafra et allí 1995). Los estudios de economía de los recursos
Carandini (1984: 139) comentaba, con cuer- ambientales admiten para éstos la existencia de tres
ta grandilocuencia, que el patrimonio se entiende de- tipos de valor, el de existencia, el de opción y el de
masiado a menudo como un conjunto de “bienes” ol- uso (en realidad tres estados del valor de uso). El pa-
vidando que es “nuestra matriz, por lo tanto la pro- trimonio arqueológico en su calidad de recurso am-
pia nación”. Buena parte dc la imagen disgregadora biental participa de esta clasificación con algunas
que él constata cabe achacarla a la noción aislacio- matizaciones. Siguiendo a Carlos Romero (1994: 50)
nista de las zonas arqueológicas en los inventarios. podemos definir el primero como el activo que no se
El abandono de esa catalogación “insular” puede ha utiliLado ni se piensa utilizar pero cuya existencia
ayudar a desbaratar el sustrato idealista que subyace reporta un beneficio. Por ejemplo muy pocos españo-
en su concepción. les podremos entrar en la cueva de Altamira, pero el
Como norma de aplicación práctica convie- conocimiento de que su conservación está asegurada
nc tener en cuenta que la protección a aplicar debe es un í’alor al que no estamos dispuestos a renunciar.
ser gradual, no se pueden imponer las mismas res- El valor de opción se define como un activo que no
tricciones de uso o aprovechamiento a la zona ar- es utilizado pero es susceptible de serlo, por ejemplo
queológica propiamente dicha que a su entorno o a aún no hemos podido visitar Atapuerca, pero tene-
los elementos emergentes que a los soterrados. En to- mos previsto hacerlo algún día. El valor de uso es el
do caso las cautelas deben ser fundamentadas, cohe- del activo utilizado, v.g. la Plaza de Armas de Puente
rentes, aplicables y con visión de futuro, lo que exige Tablas zona arqueológica que “títilizamos” con regu-
un conocimiento aquilatado de las afecciones reales o laridad’2.
Estas posibilidades de utilización están pre-
potenciales de los usos establecidos y los previstos.
seíítes como referencia base a la hora de decidir sobre
Tampoco í’iene mal un ejercicio de modestia. el reco-
lo que se debe o no se debe conservar (léase donde se
nocimiento de las limitaciones del método contribuye
debe o no invertir), pero para ganar operatividad es
a evitar conflictos futuros, el ajuste de los límites de
las áreas de protección se basará en las evidencias y conveniente definir algunos criterios concretos onen-
tativos. advirtiendo que adquieren sentido pleno con-
también en las posibilidades estimadas.
HACIA UNA METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO 235

siderados en estudios de ámbito macro-territorial y 23.3. Difusión


que no pretenden agotar las posibilidades: Una cínica teoría mus’ extendida entre infor-
DívERsínan. Variabilidad de un conjunto de madores y periodistas establece que si un aconteci-
asentamhenLos. vg. Territorio bien definido donde miento no es percibido no existe. Esto es especial-
hay un asentamiento de cada época adquiriendo cada mente cierto en arqueología, porque la protección del
uno un valor de conjunto como fase de un proceso patrimonio se percibe como un freno, una traba al
histórico (estratigrafías horizontales), o ten-itorio “desarrollo” y la difusión en su más amplio sentido
bien definido donde se articula un patrón productivo (divulgación, publicidad, publicación, enseñanza,
completo (mina-metalurgia, elaboración-consumo...). puesta en valor, etc.) se encarga de poner de manu-
RAREZA. Presencia escasa en el ámbito consi- fiesto su capacidad de generación de recursos (cultu-
derado o en la banda cronológica a la que se adscribe rales y sociocconómicos>. Es por ello el eslabón que
(santuario, palacio, mina, ciudad. etc.). legitima y justifica ante la sociedad las inversiones y
SINQuLA.p.n»n. Caso único en el ámbito de los esfuerzos.
estudio o en la región. que atañe a condiciones de “La d,ji¡sión es una gestión cultural inedia-
conservación, valor científico, tipo de zona arqueoló- dora entre el patrimonio y la sociedad’ (Martín
gica... y no sólo a cronologias. 1991). El objetivo de la difusión es promover en la
FRAGILIDAD. Grado de sensibilidad a las alte- comunidad la asunción de la memoria común y la ac-
raciones, que depende de la superficilidad de los res- tualización de la propia identidad cultural a través de
tos, del tipo de éstos y de la intervención propuesta. la conservación y uso del patrimonio arqueológico
INTEGRIDAn Grado de interconexión de los (Zafra et alii 1995).
restos (mayor en recintos amurallados, estrncturas Raza, lengua. religión y gestas guerreras
aisladas, cuevas. -3. conforman los códigos tradicionales de identidad na-
REPRESENTATIVIDAD. Valor simbólico, emble- cional. Junto a ellos el territorio es contemplado co-
mático o significativo. Grado de relación del patri- mo una plasmación ideal en el tiempo y el espacio de
monio recuperado con sus receplores previstos, de- esos valores “eternos”: la patria o patria chica que
pendiendo éste de la capacacidad del bien patrimo- dota a sus habitantes de las caraetemisticas que los
nial para hacerse reconocer sin intermediarios. adornan. La tierra, confundida con el Estado, es un
EJEKWLAPJfl~D. Posibilidad de “efecto domi- organismo ~‘ivo aunque inmóvil (inamovible), que
nó” por agravios comparativos una vez permitida la alumbra, alimenta y educa a sus moradores.
alteración. Requiere conocer los planes previstos pa- Numancia, Sagunto, Itálica no son zonas ar-
ra el territorio donde se enmarca el estudio. queológicas, son banderas, representaciones de la
COMPLEJuDAD. Dificultad de comprensaon, idea de grandeza moral o riqueza material que se es-
con el conocimiento actual, del mareo histórico en el pera de los “españoles” de todas las épocas. Son san-
que se encuadra la zona arqueológica. tuarios aislados animados por el “espíritu del pueblo”
TITuLARIn’®. Pertenencia de la zona arqueo- (Volkgeist) hegeliano, ajeno a las manifestaciones
lógica a las administraciones públicas. materiales de los avatares sociocconómicos.
EYCECTATIVAS DE liso. Posibilidad potencial En estas interpretaciones de base filológica,
de inversiones en la zona con fines culturales. el paisaje desempeña una función emocional, que al
Como se decía esta relación es útil a la hora ser una categoria históricamemite inexplicable no se
de proponer o decidir sobre qué se interviene. La in- comicreta en una superficie determinada. Ésto signifi-
tervención en sí reclama un programa interdiscipli- ca que cualquier tierra por muy “cuna de los valores
nar que con criterios convergentes sirva a objetivos eternos” que sea, no tiene que ser conservada en su
culturales y socio-económicos. En jerga de economis- aspeeto real, fisico. porque esos valores le son inma-
tas, se trataría de una decisión multicriterio basada nentes.
en una programación multiobjetivo. Para el arqueólogo la realidad física explica-
Estos programas por requerir una amplia da (el territorio historiado) se afirma como vínculo
carga de estudios previos (arqueológica. medioam- de la comunidad. Se persigue que la comprensión de
biental. arquitectónica, de factores de deterioro...) se lo “material” explique el proceso histórico comparti-
articulan en diversos proyectos de investigación y do. Este enfoquc de la difusión, al ser más inmediato
ejecución, que desarrollan el conjunto de actuaciones y más comprometido con el patrimonio que la noción
decididas, organizadas y lascadas en la programa- idealista de “espíritu del pueblo”, se revela más útil
ción, que es la que cohesiona y dota de coherencia a para protegerlo y de paso ayuda a fomentar una acti-
las interpretaciones que se pretenden trasladar a la tud conservacionista identificando paisaje con patri-
sociedad. monio histórico, y comunicando, por medio de la
236 NARCISO ZAFRA DE LA TORRE

producción científica, a la historia níaterial con la so- des inmensas en la forma de ofrecer y acceder a la
información y deben utilizarse en la medida en que
ciedad.
se ajusten a los fines qume se persiguen. pero nunca
Esa comunicación requmiere estímulos, me-
dios y perceptores. La selección de unos u otros obe- suplantándolos. En ocasiones el deslumbramienlo
dece a los objetivos que se persiguen que. como siem- ante la tecnologia hace olvidar que es una herraunien-
la de trabajo no el producto del ulismo.
pre, no son neutros.
El hecho de que realidades como el Jorvik
Viking Centre, cuyo estimulo es económico, su me-
3. LA ARQUEOLOGÍA
dio la reconstrucción espectacular y los perceptores
los turistas; o los BAR.. cuyo estímulo es académi- SOCIALMENTE ÚTIL
co, su medio la publicación especializada y los per-
“El conocimiento inútil” es el significativo
ceptores la comunidad científica, se alejen de nuestro
titulo con el que iP. Revel (1993: 479) agmpaba una
ideal de difusión no quiere decir que sean innecesa-
voluminosa serie de reflexiones en torno a la pregun-
nos, sencillamente no son suficientes.
La inversión en patrimonio histórico y espe- ta de si el constante aumento de los conocimientos de
cialmente en patrimonio arqueológico para justificar- que disponemos nos conduce a tomar mejores deci-
siones. El título expresa con largueza su opiniómí al
se debe perseguir como objetivo la recuperación de
respecto. Esta obra, aparte de contener un feroz ata-
zonas deprimidas y la poteneiacióui de recursos in-
que al papel de la ideología en la práctica científica
frautili-zados. apostando por provectos estables que
generen puestos de trabajo. a la vez que revalorizan qume no comprendemos mii compartimos. pemíite si-
tuar en uit marco socio-cumílural amplio el sentido de
la forma de vida tradicional y la miaturaleza inmedia-
nuiestro epígrafe, haciéndonos ~‘erque esta preocupa-
ta con la idea de afianzar la propia identidad cultural
al tiempo que se procura riqueza. cióul por la, en su terminología. “inserción de los co-
nocunienlos en la accion’’ no es exclusiva de una dis—
El medio para conseguirlo es la zona ar-
ftmnción de la praxis arqueológica, sino que abarca el
qucológica entendida como el foco desde el que se
irradia toda la información. De nuevo la programa- extenso campo de las ciencias sociales y físicas.
Los historiadores s’ sociólogos del conocí-
ción es esencial. El diseño de directrices y la organi-
níiento (Medina y Sanínartin 199<): 114-122) han re-
zación de las escalas de intervención son la garantía
prochado a la filosofía de la ciencia su desinterés por
de la eficacia. Xavier Balívé (1993: 120) precisa que
lo que denominan “aspectos externos” de la investi-
los planes de uso y gestión de los conjuntos o parques
arqueológicos. lo que denomina planificación estraté- gación científica. Entendiendo que el olvido del con-
gica, deben tener como mcta su rentabilización cultu- texto social es el molde para ulla coartada que legiti-
ral, socio-económica y (en lo posible)’3 financiera. mita cualquier práctica ciemítílica en aras del progreso.
Compartimos esta idea y aíiadimos que es extensible El hecho de no considerar el costo ambiental o social
al resto de la escala de actuaciones, desde la simple de la investigación exculpa a los científicos. volcando
publicidad hasta la difusión científica pasando por la las responsabilidades en los industriales y técnicos
divulgación más convencional, en la creencia de qume que aplican sus descubrimiemítos.
la utilidad es el referente apropiado para orientarlas. En arqueología también hay un “aspecto ex-
La pretensión es recuperar el patrimonio pa- lerno” y un reparto de roles en el baile de culpas. Sin
ra Los herederos de las comunidades que lo genera- eunbargo. y pese a ser deteruninante en tas condicio-
ron, contribuyendo a la autovaloración social del nes de trabajo de cualquier estudio, el contexto histó-
mismo a través de dos mecanismos diferentes: la par- rico en el que se desarrollan las intervenciones pocas
ticipación en la reconstníeción de sul historia y el re- veces es tenido en cucuila a la hora de planificarías.
conocimiento y preservación de un conjunto patrí- al menos conscientemente.
monial ignorado (Zafra et alii 1995). Lo que apareja Pero inconsciencia no es sinónimo de ilio-
el establecimiento de un diálogo con el receptor ten- cencia. El arqueólogo mio puede pretender que ante la
diendo a procurar una participación activa. Esto difí- perspectiva de destrucciómí de una zona arqueológica
cilmente lo puede realizar el profesional en solitario sim planteamiento sea pomíderado. O lo que es igual,
dado su limitado campo de acción (divulgación ~ íío podemos medir con la misma vara el perjuicio
producción científica) pero si la administración y los causado a su protección/conservación y el beneficio
equipos de investigación debidamente financiados. quíe puede suponer su desaparición. Sin embargo es
Junto a ésto las nuevas tecnologías permiten evidente que en cuestiones como ésta, que afectaíí a
aplicaciones casi infinitas. videos. equipos multime- la organi7.aeión de la sociedad o a su modo de vida.
dia, realidad virtual, red Internet... abren posibilida- míadie puede opinar en exclusiva. Pese a ello tende-
HACIA UNA METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO 237

mos a considerarnos los actores, los espectadores. la del patrimonio arqueológico: se protege el pasado en
obra y el teatro, por lo que la mayoría de las veces tanto que patrimonio histórico y el futuro en tanto
perdemos crédito y público. que patrimonio ambiental.
Con el tiempo (a la fuerza ahorcan> llegare- Es indiscutible que el interés por la protec-
mos a aceptar que los ~‘aloresde las ciencias están ción de las zonas arqueológicas no ha alcanzado el
mediatizados por otros valores sociales como la justi- nivel de implicación social que la conservación me-
cia, la calidad de ~‘idao el bienestar general, que si- dioambiental. sin embargo no debemos alentar ani-
túan en umn plano político su desarrollo (Santesmases madversiones contra los linces o los pinsapos por ser
y Borillo 1994: 682). Conviene en este punto no con- preferidos a los fondos de cabaña o al “opus spica-
fundir los papeles: la ciencia no puede crear fines: a tunz
lo sumo puede facilitar, como dijo Einstein, los me- En el fondo es un problema ético. La con-
dios con que alcanzarlos. Corresponde a la política servación del medio ambiente comienza a establecer-
(no sólo a los políticos) fijar las metas, sin que eso se como un valor dominante en nuestra sociedad y
suponga para los profesionales una “dejación de fun- cualquiera que lo pone en peligro es inmediatamente
ciones” (la política la hacemos todos). Conviene in- reprobado (no sabemos si como exponente anacróni-
cluir aquí la opinión-de Sánchez Albornoz (1978: co de una moral vencida, como defendía Nietzsche, o
114) para quien la política debería ser la “Ciencia de sencillamente como un ser antisocial insensible a las
aplicación de la Historia” con lo que se cerraria un inquietudes de su tiempo).
círculo de mutuas dependencias. Como diariamente nos demuestra la televi-
Los planes, programas y proyectos arqueoló- sión el interés de la ciudadanía es dirigible, por tanto
gicos se deben pensar y diseñar para atender las ne- es factible conquistar un puesto en ese código de va-
cesidades de nuestra sociedad a través no sólo del co- lores, esta proptmesta quiere ser una contribución a tal
nocimiento del pasado sino también de su conserva- esfuerzo.
ción y uso. La arqueología genera (debe generar) do- De nosotros depende.
cumentación cientifica, patrimonio histórico y. en la
medida de lo posible, recursos.
Se facilitaría esta tarea si conseguimos ha- Jaén, noviembre de 1995
cer comprender el carácter bifronte de la protección

NOTAS
Es cieno que el peso de cada término del binomio influye decisiva- ‘nensión te;npo>-al [también] se expresa en asociaciones espacia-
mente en el grado de fiabilidad de los resultados y con rrecueneia se les”.
ha reprochado a los estudiosos que asumen expresamente una ideolo-
gía (Revel 1993: passinm) y sobre uodo a los marxistas, su “ligereza” Esta constatación también contribuye a explicar lateralmente lo si-
en el trauamienuo de los datos si estos no comulgan con los plantea- guiente:
miemos ueóm-ieos, Esua crítica, no del todo inmerecida. no es achacable 1. La distinta significación de un objeto si ha sido locali-
a la calidad científica de la metodología sino a la anchura de llanga zado a finales del NIN o a finales del >C<. Porque una vez ex-
del código deontológico del investigador. humado paradójicamente lo devolvemos al pasado, pero no a Su
pasado, sino a tina detenninada visión del pasado que depende,
2 Esto es válido en el nivel de explicación de la formación y desarrollo entre otros l’actores. del momento en que se investigó, prueba de
de la sociedad. Junto a éste existe el de ucorización sobre la lbrniaeión la identidad entre soporte e informaeton,
y desarrollo de los contextos arqueológicos, exclusivo de nuestra dis- 2. La obsolescencia casi inmediata de las exposiciones
cipln>a. ,nuseismieas. que obflgan a la ren,od el ación constanle, El pasado
es múltiple dinámico porque la historia siempre se escribe en el
‘comenta N’oeeue(1992: 392) que hemos caído en la trampa de pen- ftít uro.
sar geográficamente la historia en vez de pensar históricamente la 3. El concepto de patrimonio histórico, producto de nues-
geografia. ésto demuestra el escaso éxiuo de la propuesta de (Zarandiní tra época, que implica tina herencia, osca algo que hoy nos per-
(1984: 49) guíe en 1975 pedía la “asralixación” de la historia y la re- tenece por decisión o imprevisión de nuestros mayores.
valorización de la geografia histórica, en linea con los estudios que
desde los años 30 desarrollaba Pierre Vilar. Si bieíi aceptamos que el soporte de la información de la historia ba-
sada en las fuentes (palimseptos. pergaminos. epigrafia. etc.) se mani-
En él se localizan con los espacios, los tiempos que le precedieron. fiesta en el presente no podemos dejar de notar que la información
Como bien dice Iraida Vargas (1990: 34> “En arqueología ladi- misma se gencró en un momento hístonco anterior. El soporte y la in-
238 NARCISO ZAFRA DE LA TORRE

l’ormación son diacrónicos. En arqueologia en la inmensa mayoría de sociedad occidental finisecular


ocasiones el soporte y la información son la misma cosa, y por ello
síneronícos y contemporáneos del arqueólogo. Los materiales arqueo- El adjeti’o pretende definir las condiciones de trabajo y los objeti-
lógicos se concibieron como productos o herramientas, no como In- vos de las excavaciones de urgencia, marcadas por las exigencias ur-
formación histórica. De este carácter se les dota después. en el mo- banisticas. la premura y la parquedad de los resultados históricos.
mento en que son desenterrados. Alude tantién a que la manija conceptual y metodológica que sc le
ntribu”e. no tiene padres reconocidos y a la vez ilustra la considera-
Has- que decir en nuestra defensa que una gran parte de la bibliogra- ción social de sus practicantes en comparación con los del grupo ante-
fin solo “ticha items arqueológicos, dando cuenta del ‘descubri- nor.
miento” o “salvamento” de este o aquel elemento, situándose ruera de
pro~eetos de investigación con objetivos definidos. En ese contexto Para ello las aplicaciones infonnáticas se están revelando de gran
dificilmente se puede pretender hacer ciencia y las criticas no se pue- ayuda. Existen ya progranías como Archaeol)ala o el sistema de In-
den cebar en la ausencia de paradi~na cientitico sino en la calidad formación Arqueológica de la Universidad de Granada que, sobre la
del registro y en la utilidad social del trabajo. base de un Sistema de Información Geográfica. intentan sisteníatizar
todo el proceso de obtención de datos.
• Otra cosa es el uso que la instancia decisora haga de la información. ~Este esquiema tiene en cuenta la utilidad potencial o activa de un
que no siempre es presumible. ya que en demasiados casos depende
más de la opinión de quién maneja los hilos. que de la línea politica modo general pero admite otras lecturas. Por ejemplo tina vertiente
preseleccionada como ya observara Carandini (1984: 128). cientilica: la zona arqueológica en proceso de investigación (valor de
uso). potencialmente estudiable (valor de opción) o 110 in~estigable,
El epiteto describe una práctica marcada por el reto personal y la in- por no interesar o por inasequible pero protegida y conservada (valor
genuidad. Un ejemplo ajeno a la arqueologia que tipilica este com- de existencia).
portaníiento es la repuesta de Sir Edmun Hillary a la pregunta de 3 El paréntesis es nuestro. No se puede esperar siempre rentabilidad
porqué subió al Everets: Porque está ahí. Es la quintaesencia del reto
deportivo. Asimismo describe la morada y el espiritu de quienes sos- econótnicn de las inversiones culturales, al fin y al cal~ son un sena-
tienen todavia que las aguas se apartan ante palabras como cultura. cio público.
patrimonio o investigación, olvidando los ~aloresdominantes en la

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