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¿Qué relación guarda el desarrollo sostenible con los problemas que presenta el

ordenamiento territorial?

La sobrepoblación es actualmente un factor determinante en el funcionamiento de nuestro


planeta. Debido a que el crecimiento demográfico infunde una serie de condiciones sociales y
económicas en las cuales la población (país) trata de encontrar un lugar dentro de la
economía mundial; ya sea luchando por suplir sus necesidades prioritarias o buscando un
beneficio propio a través del desarrollo tecnológico y económico general, y ya que en las
sociedades contemporáneas, es éste el tipo de desarrollo que prima sobre otros; como el
desarrollo sostenible, que se ha convertido en un tema de debate, se genera un ambiente
propicio para el incremento poblacional no regulado correctamente. Se hace entonces
necesario el planteamiento de estrategias de desarrollo sostenible, entendiéndose este como:
“una forma de entender el mundo como un método para resolver los problemas globales”[1],
no obstante, para hacer realidad el desarrollo sostenible, es esencial la guianza de Los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la correcta planificación, aplicación y regulación
urbana o rural, con el fin de administrar y ordenar de manera adecuada un territorio dado.

El desarrollo sostenible busca satisfacer equitativamente las necesidades de una generación


sin comprometer o poner en riesgo las de una generación futura. Para esto, se consideran los
ODS como una guía o manual que garantiza un progreso económico y social a escala global,
debido a que estos objetivos promueven un “crecimiento económico socialmente inclusivo y
ambientalmente sostenible”[2], por medio de la eliminación de la pobreza extrema, el
desarrollo de políticas sociales y ambientales, el debido cumplimiento del cuerpo normativo
básico de planificación y regulación territorial (POT), y una correcta gobernanza. Este último
concepto es crucial en dicho procedimiento dado que los gobiernos deben garantizar servicios
básicos como: la educación, la sanidad, la provisión de infraestructuras para el debido
desarrollo social; las respectivas tecnologías y la proposición de su desarrollo, y protecciones
ambientales. Si esto no se garantizan en una sociedad, se obstaculiza la prosperidad y se
arriesga el bienestar social. Un desarrollo sostenible implica mejor manejo de recursos
naturales de todo tipo, mejor utilización de recursos económicos, así como implementación
de políticas que permitan que exista un desarrollo tecnológico, científico y cultural, sin
implicar daños en
Teniendo en cuenta esto, el desarrollo sostenible es un concepto que debe incluirse no sólo en
factores netamente económicos sino también en algunos como, por ejemplo, la distribución
del territorio nacional; esto ya que este tipo de procedimientos debe realizarse teniendo en
cuenta factores como las características bio-geológicas de la región escogida. Debido a la
ausencia de este concepto en este tipo de planificación se presentan falencias que pueden
desembocar en la sobre-explotación de una zona así como de sus recursos o la aparición de
fenómenos naturales que pueden ocasionar grandes pérdidas en un país; esto a su vez puede
repercutir considerablemente en la economía de una nación, debido a que este tipo de
asignación de tierras socio económicamente refiere a una productividad de diversos tipos en
potencia, sin embargo en caso de darles un uso inadecuado las consecuencias pueden ser
absolutamente irremediables e incluso irreversibles.

Teniendo esto en cuenta, es necesario aplicar conceptos que hagan posible la armonización de
la relación entre un desarrollo sostenible, un crecimiento económico, y un desarrollo
ambiental sostenible, en nuestro modelo de ordenamiento territorial. Para ello debemos
conocer el impacto antropogénico al que se pueden someter los ecosistemas, biomas y el
planeta, conocidos como límites planetarios; donde ponemos en relación los datos
poblacionales con el incremento de consumo poblacional. Tenemos entonces, el cambio
climático; que se puede ocasionar por diferentes factores como los GEI, acidificación de
océanos, el daño a la capa de ozono, emisiones de nitrógeno y fósforo, sobreutilización de
recursos, el uso del suelo, y el posible efecto sobre la biodiversidad de la región.
Una vez se tiene en cuenta los factores incidentes y ubicación de la región, es necesario
conocer cuáles son las características físicas, químicas y biológicas de la misma, y los
cambios que ha sufrido a través del tiempo, y en base a eso, adoptar políticas para un manejo
adecuado (plan).

El modelo actual de ordenamiento territorial para Colombia presenta todo tipo de fallas y por
ende, consecuencias graves, ejemplo de esto ha sido la ubicación de personas de escasos
recursos en regiones en las que las amenazas son inminentes, sin embargo, teniendo
conocimiento de estos riesgos, en muchas ocasiones el mismo pueblo decide instalarse allí
buscando principalmente una reducción en algunos costos con el aumento de la ganancia
sobre algunos otros factores, a pesar de esto, las zonas se encuentran expuestas a la inminente
amenaza de deslizamientos montañosos, crecimiento inesperado del caudal de los ríos,
actividad volcánica, etc, lo cual puede afectar directamente las zonas de cultivo y por ende su
productividad, puede también producir contaminación en las aguas, lo cual puede derivar en
problemáticas de salubridad incrementando así la cantidad de Colombianos inhabilitados para
laborar ya sea por una temporada o de manera definitiva, sin mencionar también las pérdidas
humanas y la reconstrucción y reubicación de las personas afectadas.

Considerando lo anterior es posible deducir que el desarrollo sostenible presenta una


herramienta para que la asignación de tierras en el territorio Colombiano se haga
considerando factores ambientales no solo desde el punto de vista socioeconómico sino
también desde el punto de vista del cuidado medioambiental; esto ya que una adecuada
distribución de las zonas disponibles en el país puede disminuir la cantidad de zonas con
sobreexplotación ya sea ganadera, minera o agricultural, sin afectar aspectos económicos en
cuanto a los ingresos que genera para el país cada una de las actividades mencionadas y a su
vez evitando severas afectaciones al pueblo colombiano con una catástrofe natural debido al
poco estudio sobre ciertas zonas o a la displicencia de factores de riesgo encontrados en ellas.

Es por esto que el cambio climático es supremamente importante para la sustentabilidad de


un territorio, debido a que con este se puede obtener comida, salud, protección, entre otros
factores más, el problema es que gracias al hombre la tierra se calienta cada vez más debido a
los siete GEI (Gases de Efecto Invernadero) básicos y principalmente al CO2, ya que este
permanece en la atmósfera durante un largo tiempo, los otros seis son el metano (CH4), el
óxido nitroso (N2O), y algunos productos químicos industriales llamados
hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), y el hexano de azufre (SF6). El efecto
invernadero básico en si es necesario para la vida en el planeta tierra, ya que gracias a este la
temperatura se logra elevar hasta los 18°C, que a diferencia de no tener GEI la temperatura en
la tierra sería de -14°C, pero así como tener pocos GEI es grave, el tener muchos GEI
también se vuelve un riesgo para el planeta tierra y la vida que este alberga, al año el mundo
emite en torno a un total de 55.000 millones de toneladas de CO2 y los otros gases de efecto
invernadero de más, esto es muy grave ya que a medida que los GEI incrementan la
temperatura también lo hace produciendo un calentamiento en el planeta tierra, y una de las
principales causas de esto es China gracias a su gran tamaño y la dependencia que tiene con
el carbón como fuente primaria de energía.

Las consecuencias que genera este cambio climático producido por el hombre es bastante
grave, ya que no se sabe con precisión hasta dónde podría llegar el incremento de
temperaturas. Esto afectaría la agricultura de ciertos lugares de forma drástica, reduciendo la
humedad del suelo y dejándolo en un estado en el cual no se podría cultivar, también
aumentaría la desglaciación y el nivel del mar, produciendo tsunamis o inundaciones en
ciertas zonas costeras, otro riesgo sería que las enfermedades como la malaria aumentan, es
por esto que el hombre debería tomar acción para evitar tragedias en un futuro, y firmar
acuerdos así como se hizo con el Protocolo de Kyoto en 1977, o recientemente en 1992 el
CMNUCC, el cual varios países como China o Estados Unidos se niegan a seguir.

Todo tipo de impacto humano, por ligero que sea, deja huella en la biosfera. Estos impactos
se reflejan de una u otra manera en el comportamiento natural, es decir, en las interacciones
entre ecosistemas, eventos climáticos e incluso geológicos, entre otros. La diferencia entre un
impacto animal común y el de un animal indiscutiblemente más inteligente (humano) es el
consumo; un animal común no consume y daña directamente a su fuente de alimento y
sustento, contrario al humano, quien paradójicamente, se ha convertido en un elemento
contraproducente para sí mismo; un tipo de parasitismo.

Obviamente el punto no está en definir si somos dañinos o no, sino en identificar cuáles son
las oportunidades con las que contamos en la tierra para subsistir con otros seres vivos sin
afectar escenas que van más allá de los ecosistemas compartidos, pues una vez se llega más
allá de ese límite, cualquier cambio se vuelve fácilmente evidenciable a gran escala.
La curiosidad, seguida del método científico, es una de las principales armas y/o herramientas
con las que cuenta el ser humano para defenderse ante lo que teme (lo desconocido). Dicha
curiosidad nos hace buscar estimaciones del futuro comportamiento natural y nos lleva a
crear hipótesis como respuestas parciales, apoyadas fuertemente por observaciones reales
tomadas lógicamente; que junto con la experimentación crean, como fruto natural, teorías.
Pero el hecho de que no hayamos experimentado personalmente o como especie aún estos
cambios de comportamiento bruscos (que afecten nuestra proyección como especie) hace
emocionante y llamativa la idea de querer presenciarlo en piel propia pues, significan por fin,
la culminación de este “experimento con la tierra”; como lo apodado. ¿Es esa, o es otra
nuestra lógica general? ¿Justificamos nuestra irresponsabilidad así? ¿Es todo un simple
experimento llevado, como es debido, a la experimentación? Y más importante: ¿valdrá la
pena? La respuesta se encuentra en nuestra capacidad para deshacerse de dicho “modelo real”
3 cuando ya hayamos comprobado que toda la biomasa está en grave peligro.
Respecto al ordenamiento territorial, podemos concluir con que este debe servirse del estudio
para desarrollo sostenible, para poder administrar y distribuir el territorio nacional
adecuadamente y, además de esto, disminuir en lo posible repercusiones negativas sobre el
medio ambiente y a su vez consecuencias trágicas para el pueblo colombiano. El estado se
encuentra en el deber de otorgar para cada actividad económica, una proporción de terreno
que no vulnere las características biológicas de una región, que no genere sobreexplotación
permitiendo así que la zona permita generar ingresos por mucho más tiempo del que una
región trabajada en exceso podría. De igual forma, el desarrollo sostenible es una alternativa
transversal que abarca todos los aspectos del aspecto social, económico, cultural y ambiental
de un país y debe ser tomada como una herramienta para beneficiar cada uno de estos
campos; por ende, la iniciativa no debe ser tomada como una vía unidireccional, sino que
debe plantearse como una amplia metodología que asegura beneficios para todos los sectores
de una sociedad o una nación. El hecho de que Colombia no represente un factor
prioritariamente importante en el cambio climático, no quiere decir que no nos debemos ver
involucrados en la implementación de políticas sostenibles, la cuestión no radica en quién
aporta más o menos al cambio climático, sino en quién es más eficaz controlando sus
recursos, o en su defecto, adaptándose a los cambios.

El desarrollo tecnológico y la planeación debida parecen ser los mejores caminos a tomar en
cuanto a desarrollo sostenible nos referimos, pero, ¿puede la tecnología amigable con el
medio ambiente y con el desarrollo económico ir al paso del cambio climático? y ¿qué hace
falta para que esa planeación sea efectiva?

En primer lugar, es necesario tener presente que no todo avance tecnológico es beneficioso si
a desarrollo económico y sostenible se refiere, por ejemplo, existe la tecnología para mejores
tratamientos de aguas que las que Colombia posee, pero el hecho de que Colombia posea una
economía insuficiente para la implementación de estas tecnologías, hace que sea inaccesible
para su población; este es un limitante. La tendencia es confiar en “los científicos” para que
reparen cualquier efecto del cambio climático en la vida del ser humano, como
complicaciones de salubridad, disponibilidad y calidad de alimentos, etc. Pues son ellos a
quienes se les “dona” recursos y poseen el conocimiento necesarios. No podemos confiarnos
de nosotros mismos como sociedad y de la productividad científica, por el simple hecho de
que aunque los impactos que causamos hoy, nos afectarán más fuertemente en un futuro
relativamente lejano, la especie se verá comprometida. En el mejor de los casos, serán las
generaciones futuras (como especie somos egoístas) las que se verán comprometidas, y esta
tranquilidad es relativa pero inminente. [3]

Según un estudio de Nature Climate Change, en las próximas décadas hasta el 86 % de las
centrales hidroeléctricas del mundo disminuirá su producción energética, incluso hasta en un
30% de su capacidad instalada, debido al cambio climático. [4]

Por medio del reporte anual Los Impactos del Cambio Climático en la Salud, el Programa de
Investigación sobre Cambio Global de los Estados Unidos dio a conocer que actualmente
nuestro planeta tiene niveles de dióxido de carbono (CO2) de aproximadamente 400 partes
por millón (ppm). Sin embargo, para el año 2100 el cambio climático podría aumentar esos
índices hasta 540-960 ppm, lo que causaría alteraciones negativas en las proporciones de los
nutrientes en los cultivos. [5]

Al menos 60 millones de niños viven en zonas que ya registran niveles bajos de acceso a agua
y están en riesgo de sequías o inundaciones. [6]

¿Qué puede hacer una sociedad para mitigar, eliminar o incluso contrarrestar los efectos del
desarrollo no sostenible que se ha venido presentando desde la revolución industrial? Los
métodos de sensibilización parecen ser inútiles, los programas de enseñanza son poco
patrocinados y, por tanto, poco usados, las políticas en pro de un desarrollo sostenible son
inviables económicamente hablando y no representan mucha acogida entre los votantes,
entonces, las aplicaciones de tecnologías sostenibles no suenan bien a oídos de empresas que
ya tienen un mercado, pero, son justamente estas las que representan un mayor peligro e
impacto medioambiental, entonces, prioritariamente hablando, hay que llegar a los
productores antes que a los consumidores, pues son estos el origen del desarrollo.

Probablemente la industria de combustibles sea la de mayor impacto en la economía


estadounidense, y justamente es ése el país que más gases de efecto invernadero produce, y
actualmente, uno de los menos comprometidos [7] a la búsqueda de cambio. Esta situación se
presenta como un efecto dominó, pues, incita a que otros países salgan también de los
acuerdos internacionales por el control de las emisiones de CO2 y por ende, que las
emisiones a nivel global aumenten. Paradójicamente, el Foro Económico Mundial en su
último informe determinó qué regiones son las que más sufren daños en el ámbito económico
debido al cambio climático, se trata de la costa este de los Estados Unidos, el sudeste asiático
y la zona sur del Pacífico.[8] Por otra parte, Colombia no representa un gran contaminador
cuando de emisiones de gases de efecto invernadero se trata; en relación a otros países, es por
eso que la aplicación de políticas de control en Colombia parece no ser muy importante, pues
implica gasto público, esfuerzo por parte del gobierno y lo más complicado, comunicación
con el pueblo o población colombiana. [9] Como es de esperarse, la preocupación del
colombiano promedio ante el cambio climático no es tendencia, se desconoce cuáles son las
causas, y lastimosamente, se desconocen los efectos en la biosfera; el clima, biota, suelos, etc.
Pero el hecho de que no seamos el factor más impactante, no quiere decir que no tenemos
compromisos con el medio ambiente, es nuestro deber como habitantes de este planeta, no
podemos ser tan egoístas como para dejar que las futuras generaciones se las arreglen como
puedan. En conclusión, resulta un ejercicio bastante interesante el preguntarse cuál es mi
impacto como habitante del planeta Tierra, y cuál es mi deber como ciudadano del mismo.
Las herramientas de desarrollo sostenible no se encuentran en manos de los científicos o
gobiernos, sino en la capacidad de comprensión y aplicación de la ciencia para beneficio
propio y prioritariamente, de nuestra biosfera; tecnología, desarrollo y enseñanza
generalizada son las bases para sociedades sostenibles. Nuestro primer deber como seres
humanos1 es comprender que “provenimos de la tierra” pero no somos nosotros sus dueños,
sino sus huéspedes.

BIBLIOGRAFÍA
[1], [2] SACHS, J. La Era del Desarrollo Sostenible. Deusto. (Edición 2015). Página 17 y 20.
[3] SISTEMAS DE PLANTAS DE TRATAMIENTO DE AGUAS RESIDUALES EN
COLOMBIA, información consultada el 8/10/2017 a través del portal:
http://www.bdigital.unal.edu.co/11112/1/marthaisabelorjuela2013.pdf
[4] nature climate change, Power-generation system vulnerability and adaptation to changes
in climate and water resources, información consultada el 8/10/2017 a través del portal:
http://www.nature.com/nclimate/journal/v6/n4/abs/nclimate2903.html?foxtrotcallback=true
[5] GlobalChange.gov, Food Safety, Nutrition, and Distribution, información consultada el
8/10/2017 a través del portal:
https://health2016.globalchange.gov/food-safety-nutrition-and-distribution
[6] UNICEF, 5 realidades sobre el agua y el cambio climático, información consultada el
8/10/2017 a través del portal:
https://blogs.unicef.org/es/blog/5-realidades-sobre-el-cambio-climatico/

1 La palabra humano proviene del latín “humus” que significa tierra, y el sufijo “anus” indica
procedencia de algo, en algunas culturas se creía que el primer hombre fue hecho de arcilla,
por ello se le colocó ese nombre, “humano, hombre que proviene de la tierra”. [10]
[7] Antal E., 2004, CAMBIO CLIMÁTICO Desacuerdo entre Estados Unidos y Europa,
Plaza y Valdéz, pp 145.
[8] WORLD ECONOMIC FORUM, The Global Risk Report 2016, Información consultada
el 9/10/2017 a través del portal:
https://www.eenews.net/assets/2016/01/14/document_pm_02.pdf
[9] CUADERNOS DE GEOGRAFÍA: REVISTA COLOMBIANA DE GEOGRAFÍA, EL
CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL Y SU MANIFESTACIÓN EN COLOMBIA, información
consultada el 8/10/2017 a través del portal:
https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/10277/10796
[10] CONCEPTODEFINICION.DE, Definición de Humano, información consultada el
9/10/2017 a través de portal: http://conceptodefinicion.de/humano/

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