estudio en el siglo xx dedicado a vincular los estudios de la mente con el campo del
derecho. El escrito es un pequeño artículo titulado En el estrado de los testigos: Ensayos
sobre psicología y derecho penal. En él apenas aborda algunos aspectos psicológicos que el derecho debería tomar en cuenta durante el interrogatorio a un testigo: cuestiones sobre sus emociones y su memoria. En la introducción al artículo, Münsterberg afirma: He escrito el siguiente texto, en el que he seleccionado algunos problemas que muestran cómo la psicología y el derecho entran en contacto. En concreto me refieren esencialmente a la mente del testigo cuando está en el estrado [siendo interrogado]… No he tocado hasta ahora la psicología del abogado, del juez o del jurado –en ellos las cuestiones [psicológicas] se prestan para un tratamiento experimental muy interesante. Pero incluso, este estudio que presento sobre la psicología de los testigos no se trata de ninguna manera de una investigación exhaustiva. Mi único propósito es llamar la atención de los expertos para advertirlos de la existencia de un campo de estudio absurdamente descuidado y que exige toda la atención de la comunidad social. 21 Después del trabajo de Münsterberg en Estados Unidos las investigaciones jurídicas vinculadas con la psicología y la mente fueron abordadas por algunos de los más importantes pensadores en este país. El 8 de enero de 1897, el juez Oliver Wendell Holmes dio una conferencia en la Escuela de Derecho de la Universidad de Boston. El título de la misma fue: “El sendero del derecho” (The path of the law). Lo sorprendente de esta conferencia fue que Holmes, siendo miembro de la Suprema Corte de Justicia del Estado de Massachussetts, comentaba problemas jurídicos tomando en cuenta aspectos psicológicos. Por ejemplo, Holmes afirma: Hablamos de un contrato como un acuerdo de las mentes de las partes. De allí se infiere que en varios casos no exista ningún contrato porque las mentes [de los contratantes] no se han puesto de acuerdo. [Lo sabemos] porque vemos que cada uno ha previsto diferentes cosas [para el mismo contrato] o bien, porque una de las partes no ha conocido del consentimiento de la otra.22