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Alumno:
Curso:
Mecánica de rocas
Docente:
Ing. Glicerio Taype Quintanilla
PIURA – PERU
2018
Índice
I.- Introducción………………………………………………………………...……1-2
II.- Objetivos…………………………………………………………………....………3
III.- Marco teórico…………………………………………………………….…..4-32
3.1.- Conceptos básicos……………………………………………………..……..4-6
3.1.1.- Definición de talud.
3.1.2.- Definición de estabilidad.
3.2.- Investigaciones in situ……………………………………………………….7-8
3.3.- Factores influyentes en la estabilidad ……………………………….9-16
3.3.1.- Estratigrafía y litología.
3.3.2.- Estructura geológica y discontinuidades.
3.3.3.- Condiciones hidrogeológicas.
3.3.4.- Propiedades geomecánicas de los suelos y de los macizos rocosos.
3.3.5.- Tensiones naturales.
3.3.6.- Otros factores.
3.4.- Tipos de rotura…………………………………………………………...….17-25
3.4.1.- Taludes en suelos.
3.4.2.- Taludes en roca.
3.4.2.1.- Rotura plana.
3.4.2.2.- Rotura en cuña.
3.4.2.3.- Rotura por pandeo.
3.4.2.4.- Vuelco de estratos.
3.4.2.5.- Rotura curva.
IV.- Conclusiones…………………………………………………………….…….33
V.- Bibliografía…...............................................................................................34
I.- Introducción
El moderno desarrollo de las actuales vías de comunicación, tales como canales,
caminos y ferrocarriles, así como el impulso de la construcción de presas de tierra, y
el desenvolvimiento de obras de protección contra la acción de ríos han puesto al
diseño y construcción de taludes en un plano de importancia ingenieril de primer
orden.
Tanto por el aspecto de inversión, como por las consecuencias derivadas de su falla,
los taludes constituyen hoy una de las estructuras ingenieriles que exigen mayor
cuidado por parte del proyectista. Con la expansión de canales, del ferrocarril y de
las carreteras, provocaron los primeros intentos para realizar un estudio racional en
este campo, pero no fue sino hasta el advenimiento de la Mecánica de Suelos
cuando fue posible aplicar al diseño de taludes normas y criterios.
El diseño de taludes es uno de los aspectos más importantes de la ingeniería
geológica, pues está presente en la mayoría de las actividades constructivas o
extractivas.
En general, los taludes en ingeniería civil alcanzan alturas máximas de 40 o 50 m y
se proyectan para ser estables a largo plazo. Sin embrago las cortas mineras pueden
alcanzar profundidades de varios centenares de metros.
En el diseño y excavación de los taludes mineros los criterios económicos juegan un
papel fundamental, siendo frecuente asumir cierto grado de riesgo de roturas locales
o parciales en los taludes si estas no ponen en peligro la seguridad de las personas
ni el ritmo de los trabajos de extracción; en estos taludes temporales no se instalan
sostenimientos o medidas de estabilización. Sin embargo, en ingeniería civil las
tolerancias de movimientos en los taludes son muy restrictivas, al poder afectar a las
estructuras que se construyen en su entorno, primando los criterios de seguridad.
Los estudios geológicos y geotécnicos de los taludes están dirigidos al diseño de
taludes estables en función de las condiciones requeridas (corto, medio o largo
plazo, relación coste-seguridad, grado de riesgo aceptado, etc.) así como a la
estabilización de taludes inestables.
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Los análisis de estabilidad permiten diseñar los taludes, mediante el cálculo de su
factor de seguridad, y definir el tipo de medida correctoras o estabilizadoras que
deben ser aplicadas en caso de roturas reales o potenciales. Es necesario el
conocimiento geológico y geomecánico de los materiales que forman el talud, de los
posibles modelos o mecanismos de rotura que pueden tener lugar y de los factores
que influyen, condiciones y desencadenan las inestabilidades.
En este trabajo hablaremos de los taludes u sus tipos de fallas que es la principal
causa de la estabilidad de taludes, sobre todo de las fallas planas y cuñas que son
los más comunes en los deslizamientos.
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II.- Objetivos
Objetivo principal
Conocer los tipos de fallas que intervienen en la estabilidad de taludes.
Objetivos secundarios
Conocer las fallas más comunes en el estabilidad y desplazamiento de taludes
Conocer los métodos correctivos mecánicos para la corrección de fallas de
taludes, así como los métodos de cálculo.
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Los problemas relacionados con la estabilidad de laderas naturales difieren
radialmente de los que se presentan en taludes construidos por el ingeniero. Dentro
de estos deben verse como esencialmente distintos los problemas de los cortes de
laderas y los de los terraplenes. Las diferencias importantes radican, en primer lugar,
en la naturaleza de los materiales involucrados y, en segundo, en todo un conjunto
de circunstancias que dependen de cómo se formó el talud y de su historia
geológica, de las condiciones climáticas que primaron a lo largo de tal historia y de la
influencia del hombre que ejerce en la actualidad o haya ejercido en el pasado. Esta
historia y génesis de formación de laderas y taludes, la historia de esfuerzos a que
estuvieron sometidos y la influencia de condiciones climáticas o, en general,
ambientales, definen aspectos tan importantes como configuración de los suelos y
las rocas, o el flujo de las aguas subterráneas a través de los suelos que forman la
ladera o el talud, el cual influye decisivamente en sus condiciones de estabilidad.
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3.1.2.- Definición de estabilidad.
Se entiende por estabilidad a la seguridad de una masa de tierra contra la falla o
movimiento. Como primera medida es necesario definir criterios de estabilidad de
taludes, entendiéndose por tales algo tan simple como el poder decir en un instante
dado cual será la inclinación apropiada en un corte o en un terraplén; casi siempre la
más apropiada será la más escarpada que se sostenga el tiempo necesario sin
caerse. Este es el centro del problema y la razón de estudio.
A diferentes inclinaciones del talud corresponden diferentes masas de material terreo
por mover y por lo tanto diferentes costos. Podría imaginarse un caso en que por
alguna razón el talud más conveniente fuese muy tendido y en tal caso no habría
motivos para pensar en “problemas de estabilidad de taludes”, pero lo normal es que
cualquier talud funcione satisfactoriamente desde todos los puntos de vista excepto
el económico, de manera que las consideraciones de costo presiden la selección del
idóneo, que resultara ser aquel al que corresponda la mínima masa de tierra movida,
o lo que es lo mismo el talud más empinado.
Probablemente muchas de las dificultades asociadas en la actualidad a los
problemas de estabilidad de taludes radican en que se involucra en tal denominación
a demasiados temas diferentes, a veces radicalmente distintos, de manera que el
estudio directo del problema sin diferenciar en forma clara tales variantes tiende a
conducir a cierta confusión. Es indudable que en lo anterior está contenida la
afirmación de que los taludes son estructuras muy complejas, que prestan muchos
puntos de vista dignos de estudio y a través de los cuales la naturaleza de manifiesta
de formas diversas. Esto hará que su estudio sea siempre complicado, pero parece
cierto también, que una parte de las dificultades presentes se debe a una falta de
correcto deslinde de las diferentes variantes con que el problema de estabilidad se
puede presentar y se debe afrontar.
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3.2.- Investigaciones in situ:
Las investigaciones in situ para taludes tienen como objetivo reconocer geológica
y geotécnicamente el terreno afectado por la excavación, con los fines de obtener los
parámetros necesarios para analizar su estabilidad de talud, diseñar los taludes,
excavar los materiales, calcular las medidas de estabilización y proyectar obras de
drenaje, entre otros.
Como norma general, cada proyecto de excavación debe ser analizado teniendo en
cuenta:
Las dimensiones previstas (profundidad y longitud de los taludes).
La posición del nivel freático y condiciones hidrogeológicas.
La litología y estructura geológica.
Los requisitos del proyecto (taludes a largo o corto plazo, condiciones
geométricas, etc.).
Las investigaciones in situ deberán ajustarse a las anteriores condiciones, y
realizarse en las fases teniendo en cuenta además los presupuestos y plazos
disponibles para las mismas. A continuación, se enumeran las más características.
Como punto de partida para planificar las investigaciones in situ se efectuará
un reconocimiento geológico previo. Se realizará una cartografía geológico-
geotécnica a una escala que puede variar entre 1/2.000 y 1/500, según el tipo
de proyecto y su alcance, y la toma de datos estructurales mediante
estaciones geomecánicas en afloramientos, si se trata de macizos rocosos.
Calicatas en suelos o rocas muy meteorizadas, con el fin de observar los
materiales y tomar muestras inalteradas.
Sísmica de refracción a lo largo del perfil del talud. Al ser ésta una técnica de
bajo coste y que proporciona datos necesarios para estimar la ripabilidad,
espesor de materiales alterados, etc., debe realizarse en toda la longitud del
talud, o al menos en tramos representativos.
Sondeos a lo largo del talud, de forma que se investigue tanto la zona de
coronación como la parte inferior del talud. El número dependerá de la
complejidad geológica y de la longitud del talud. En los sondeos se tomarán
muestras para realizar ensayos de laboratorio y se instalará tubería
piezomètrica para medida de los niveles de agua.
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En excavaciones donde se precisen bombeos o drenajes, se realizarán
ensayos de permeabilidad.
Las propiedades resistentes de los materiales, suelos o macizos rocosos, se
obtienen mediante los ensayos in situ y de laboratorio adecuados y la aplicación de
criterios y correlaciones empíricas. Los ensayos de laboratorio más característicos
para el diseño o estudio de taludes son los de clasificación, identificación, corte
directo en suelos y discontinuidades y compresión simple, entre otros. Un aspecto
muy importante a investigar es la posible presencia de deslizamientos naturales,
activos o inactivos, en las laderas donde se proyectan excavaciones, ya que las
obras pueden reactivar los movimientos al modificar las condiciones iniciales de la
ladera (geometría, hidrogeología, estados tensionales, etc.). La presencia de
inestabilidades naturales preexistentes modifica el diseño de la excavación, e incluso
puede hacer inviable la misma, obligando a emplazamientos alternativos. En estos
casos se deben investigar aspectos como la magnitud y profundidad de la
inestabilidad, la actividad del proceso, la situación de los planos de deslizamiento, la
posición del nivel freático, etc.
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3.3.- Factores influyentes en
la estabilidad:
La estabilidad de un talud está
determinada por factores
geométricos (altura e inclinación),
factores geológicos (que
condicionan la presencia de planos
y zonas de debilidad y anisotropía
en el talud), factores
hidrogeológicos (presencia de
agua) y factores geotécnicos o relacionados con el comportamiento mecánico del
terreno (resistencia y deformabilidad).
La combinación de los factores citados puede determinar la condición de rotura a
lo largo de una o varias superficies, y que sea cinemáticamente posible el
movimiento de un cierto volumen de masa de suelo o roca. La posibilidad de rotura y
los mecanismos y modelos de inestabilidad de los taludes están controlados
principalmente por factores geológicos y geotécnicos.
Los factores geológicos, hidrogeológicos y geotécnicos se consideran factores
condicionantes, y son intrínsecos a los materiales naturales. En los suelos, la
litología, estratigrafía y las condiciones hidrogeológicas determinan las propiedades
resistentes y el comportamiento del talud.
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En el caso de macizos rocosos competentes el principal factor condicionante es la
estructura geológica: la disposición y frecuencia de las superficies de discontinuidad
y el grado de fracturación; en materiales blandos, como los lutíticos o pizarrosos, la
litología y el grado de alteración juegan también un papel predominante. Junto a los
factores condicionantes de la estabilidad de los taludes (también denominados
«pasivos»), los factores desencadenantes o «activos» provocan la rotura una vez
que se cumplen una serie de condiciones. Estos últimos son factores externos que
actúan sobre los suelos o macizos rocosos, modificando sus características y
propiedades y las condiciones de equilibrio del talud.
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3.3.2.- Estructura geológica y discontinuidades.
La estructura geológica juega un papel definitivo en las condiciones de estabilidad
de los taludes en macizos rocosos. La combinación de los elementos estructurales
con los parámetros geométricos del talud, altura e inclinación, y su orientación,
define los problemas de estabilidad que se pueden presentar. La estructura del
macizo queda definida por la distribución espacial de los sistemas de
discontinuidades, que «individualizan» bloques más o menos competentes de matriz
rocosa que se mantienen unidos entre sí por las características y propiedades
resistentes de las discontinuidades. La presencia de estos planos de debilidad (como
superficies de estratificación, diaclasas, fallas, etc.) buzando hacia el frente del talud
supone la existencia de planos de rotura y deslizamiento potenciales, y su
orientación y disposición condiciona los tipos, modelos y mecanismos de
inestabilidad. La presencia de discontinuidades implica un comportamiento
anisótropo del macizo y unos planos preferenciales de rotura; por ejemplo, un
determinado sistema de fracturas condicionará tanto la dirección de movimiento
como el tamaño de los bloques a deslizar, o la presencia de una falla buzando hacia
el talud limitará la zona inestable y condicionará el mecanismo de rotura. Los
cambios y singularidades estructurales en un macizo rocoso, como zonas
tectonizadas o de cizalla, cambios bruscos en el buzamiento de los estratos, etc.,
suponen heterogeneidades que puede condicionar las zonas de rotura. Un aspecto
importante es la relación entre las dimensiones del frente del talud y la red de
discontinuidades; en función de esta relación, el comportamiento del talud quedará
definido por una o unas pocas macro discontinuidades (referidas a la escala del
talud) o bien por varios sistemas de juntas y otros planos de debilidad con un
entramado denso, condicionando el tipo y el volumen de las inestabilidades. La
influencia de la estructura geológica va más allá del condicionamiento geométrico de
las roturas, pudiendo afectar a la estabilidad de los taludes a causa de las
modificaciones inducidas por la excavación; por ejemplo, en estructuras de tipo
compresivo o dis-tensivo la existencia de esfuerzos tectónicos residuales puede
inducir procesos desestabilizadores
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3.3.3.- Condiciones hidrogeológicas.
La mayor parte de las roturas se producen por los efectos del agua en el terreno,
como la generación de presiones intersticiales, o los arrastres y erosión, superficial o
interna, de los materiales que forman el talud. En general, puede decirse que el agua
es el mayor enemigo de la estabilidad de los taludes (además de las acciones
antrópicas, cuando se realizan excavaciones inadecuadas sin criterios geotécnicos).
La presencia de agua en un talud reduce su estabilidad al disminuir la resistencia
del terreno y aumentar las fuerzas tendentes a la inestabilidad. Sus efectos más
importantes son:
Reducción de la resistencia al corte de los planos de rotura al disminuir la
tensión normal efectiva
La presión ejercida sobre grietas de tracción aumenta las fuerzas que tienden
al deslizamiento.
Aumento del peso del material por saturación.
Erosión interna por flujo subsuperficial o subterráneo.
Meteorización y cambios en la composición mineralógica de los materiales.
Apertura de discontinuidades por agua congelada.
La forma de la superficie freática en un talud depende de diferentes factores, entre
los que se encuentran la permeabilidad de los materiales, la geometría o forma del
talud y las condiciones de contomo. En macizos rocosos, la estructura geológica
tiene una gran influencia en la disposición del nivel freático y, por tanto, en la
distribución de las presiones intersticiales sobre cualquier superficie potencial de
deslizamiento en un talud, así como la alternancia de materiales permeables e
impermeables. El nivel freático puede sufrir cambios estacionales o como
consecuencia de dilatados periodos lluviosos o de sequía.
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La influencia del agua en las propiedades de los materiales depende de su
comportamiento hidrogeológico. El efecto más importante es la presión ejercida,
definida por la altura del nivel piezométrico. Los aspectos más importantes que
deben conocerse para evaluar la magnitud y la distribución de las presiones
intersticiales en el talud y los efectos del agua son:
Comportamiento hidrogeológico de los materiales.
Presencia de niveles freáticos y piezométríeos.
Flujo de agua en el talud.
Parámetros hidrogeológicos de interés: coeficiente de permeabilidad o
conductividad hidráulica, gradiente hidráulico, transmisividad y coeficiente de
almacenamiento.
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En macizos rocosos, son las propiedades resistentes de las discontinuidades y de
la matriz rocosa las que controlan el comportamiento mecánico. En función de las
características y estructura del macizo, de su red de fracturación y de la naturaleza
de los materiales y de las discontinuidades, la resistencia vendrá controlada por las
propiedades de las discontinuidades, por las propiedades de la matriz rocosa o por
ambas. El comportamiento de un macizo rocoso competente depende,
generalmente, de las características de las discontinuidades, además de su litología
e historia geológica evolutiva. La resistencia al corte de estos planos de debilidad
depende de su naturaleza y origen, continuidad, espaciado, rugosidad, tipo y espesor
de relleno, presencia de agua, etc., y es el aspecto más importante para determinar
la estabilidad del macizo rocoso.
Los planos de rotura se pueden generar a favor de discontinuidades y a través de
«puentes» de matriz rocosa; estos últimos aportan, en general, resistencia al
conjunto.
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3.4.2.- Taludes en roca.
Los diferentes tipos de roturas están condicionados por el grado de fracturación
del macizo rocoso y por la orientación y distribución de las discontinuidades con
respecto al talud, quedando la estabilidad definida por los parámetros resistentes de
las discontinuidades y de la matriz rocosa. En macizos rocosos duros o resistentes,
las discontinuidades determinan la situación de los planos de rotura. En macizos
formados por rocas blandas poco competentes, la matriz rocosa también juega un
papel importante en la generación de estos planos y en el mecanismo de rotura. En
la Figura se presentan diferentes modelos de rotura en taludes y las relaciones entre
ángulos y alturas para diferentes tipos de macizos rocosos. Los modelos de rotura
más frecuentes son: rotura plana, en cuña, por vuelco, por pandeo y curva. La Figura
incluye la representación estereográfica de las condiciones estructurales de algunos
de ellos.
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3.4.2.1.- Rotura plana.
Se produce a favor de una superficie preexistente, que puede ser la
estratificación, una junta tectónica, una falla, etc. La condición básica es la presencia
de discontinuidades buzando a favor del talud y con su misma dirección,
cumpliéndose la condición de que la discontinuidad debe estar descalzada por el
talud (φ> α ) y su buzamiento debe ser mayor que su ángulo de rozamiento interno
(φ< α ). En taludes excavados paralelos a la estratificación, pueden tener lugar
roturas planas por deslizamiento de los estratos; este tipo de rotura es típica en
macizos lutíticos o pizarrosos, generándose los planos de rotura a favor de la
esquistosidad. Los diferentes tipos de roturas planas dependen de la distribución y
características de las discontinuidades en el talud. Las más frecuentes son:
Rotura por un plano que aflora en la cara o en el pie del talud, con o sin grieta
de tracción.
Rotura por un plano paralelo a la cara del talud, por erosión o pérdida de
resistencia del pie.
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3.4.2.2.- Rotura en cuña.
Corresponde al deslizamiento de un bloque en forma de cuña, formado por dos
planos de discontinuidad, a favor de su línea de intersección. Para que se produzca
este tipo de rotura, los dos planos deben aflorar en la superficie del talud, y se deben
cumplir iguales condiciones que para la rotura plana: (ψ >α >ϕ), siendo a en este
caso el buzamiento de la línea de intersección. Este tipo de rotura suele presentarse
en macizos con varias familias de discontinuidades, cuya orientación, espaciado y
continuidad determina la forma y el volumen de la cuña.
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3.4.2.3.- Rotura por pandeo.
Este tipo de rotura se produce a favor de planos de estratificación paralelos al
talud (α =ψ ), con buzamiento mayor que el ángulo de rozamiento interno (α >ψ). La
rotura puede ocurrir con o sin flexión del estrato; la condición necesaria es que los
estratos sean suficientemente esbeltos, en relación con la altura del talud, para poder
pandear.
Las causas que pueden generar la rotura por pandeo son:
Altura excesiva del talud.
Existencia de fuerzas externas aplicadas sobre los estratos.
Geometría desfavorable de los estratos.
Existencia de presiones de agua sobre los estratos.
Concentración desfavorable de tensiones.
Este tipo de rotura suele darse en los taludes de muro de cortas mineras, al ser
excavados paralelos a la estratificación, cuando los planos presentan espaciados
pequeños.
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Pandeo de estratos en materiales lutiticas
con rotura de las placas base
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mediante procesos iterativos. Se obtienen las funciones de densidad de
probabilidad y distribución de probabilidad del factor de seguridad, y curvas de
estabilidad del talud, con el factor de seguridad asociado a una determinada
probabilidad de ocurrencia.
La elección del método de análisis más adecuado en cada caso dependerá de:
Las características geológicas y geomecánicas de los materiales (suelos o
macizos rocosos).
Los datos disponibles del talud y su entorno (geométricos, geológicos,
geomecánicos, hidrogeológicos, etc.).
Alcance y objetivos del estudio, grado de detalle y resultados que se espera
obtener.
Estos factores son, a su vez, interdependientes entre sí; no se podrá efectuar un
análisis detallado si no se dispone de los datos necesarios y suficientes, al igual que
un caso de estabilidad complejo no podrá ser abordado con un método simple por el
hecho de disponer de pocos datos de campo o laboratorio. Asimismo, hay que tener
en cuenta que, tanto los datos de campo como los de laboratorio, deberían ser
obtenidos en función del método de análisis de estabilidad que se vaya a emplear y
del tratamiento que se les vaya a dar. Tras conocer los parámetros necesarios e
influyentes en la estabilidad de un talud, habrá de elegirse un modelo o método que
represente las condiciones particulares de cada caso. Dada la dificultad de los
métodos probabilísticos no es frecuente su aplicación.
3.5.1.- Métodos de equilibrio limite.
Los métodos de equilibrio límite (los más utilizados) analizan el equilibrio de una
masa potencialmente inestable, y consisten en comparar las fuerzas tendentes al
movimiento con las fuerzas resistentes que se oponen al mismo a lo largo de una
determinada superficie de rotura. Se basan en:
La selección de una superficie teórica de rotura en el talud.
El criterio de rotura de Mohr-Coulomb.
La definición de «coeficiente de seguridad».
Los problemas de estabilidad son estáticamente indeterminados, y para su
resolución es preciso considerar una serie de hipótesis de partida diferentes según
los métodos. Asimismo, se asumen las siguientes condiciones:
La superficie de rotura debe ser postulada con una geometría tal que permita
que ocurra el deslizamiento, es decir, será una superficie cinemáticamente
posible.
La distribución de las fuerzas actuando en la superficie de rotura podrá ser
computada utilizando datos conocidos (peso específico del material, presión
de agua, etc.).
La resistencia se moviliza simultáneamente a lo largo de todo el plano de
rotura.
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Con estas condiciones, se establecen las ecuaciones del equilibrio entre las
fuerzas que inducen el deslizamiento y las resistentes. Los análisis proporcionan el
valor del coeficiente de seguridad del talud para la superficie analizada, referido al
equilibrio estricto o límite entre las fuerzas que actúan. Es decir, el coeficiente F por
el que deben dividirse las fuerzas tangenciales resistentes (o multiplicarse las
fuerzas de corte desestabilizadoras) para alcanzar el equilibrio estricto:
Fuerzas estabilizadoras
F=
Fuerzas desestabilizadoras
Tensiones tangencialesresistentes
F=
Tensiones tangenciales deslizantes
R C + Rϕ
F=
S
Siendo:
RC = fuerzas cohesivas = cA
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3.5.2.- Análisis en roturas planas.
Es el caso más simple de análisis. A partir de las fuerzas actuantes sobre la
superficie de rotura considerada, se establece la ecuación del coeficiente de
seguridad.
cA+(W cos α−U )tan ϕ
F=
W sin α
Donde:
cA = fuerza debida a la cohesión en el plano de deslizamiento
(W cos α−U )tan ϕ = fuerza debida al rozamiento en el plano
W cos α = componente estabilizadora del peso (normal a la superficie de
desplazamiento
U = fuerza total debida a la presión de agua sobre la superficie de deslizamiento.
W sin α = componente del peso tendente al deslizamiento (paralela a la superficie
de deslizamiento).
siendo V la fuerza ejercida por el agua sobre la grieta de tracción. El peso del talud
se calcula en base al volumen unitario del bloque deslizante y al peso específico del
material, y la fuerza ejercida por el agua se puede estimar por:
U =1/2 γ W Z W A
V =1 /2 γ W Z W 2
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Esta ecuación permite calcular la fuerza de anclaje total necesaria para conseguir un
determinado coeficiente de seguridad en un talud. Por ejemplo, si se quiere alcanzar
un valor de F = 1,3 frente a una rotura plana de un bloque de 70t de peso, a favor de
una superficie con 35° de inclinación, se tiene (considerando para la superficie unos
valores de c = 0, ϕ= 32° y U = 22 t, y considerando que el anclaje tiene una
inclinación de 30° con respecto a la horizontal, es decir δ =25 °):
1,3=¿ ¿
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IV.- Conclusiones
Este trabajo está enfocado principalmente en las fallas planas en taludes, pero
para entender mejor este tema se ha dado una introducción a todo referido a taludes
y el análisis de estos para así poder evitar desgracias como son los deslizamientos
de tierra.
Cuando un talud ha sufrido rotura, o deformaciones que impliquen riesgo de
inestabilidad, deben adoptarse medidas de estabilización. Igualmente, cuando por
diferentes razones (constructivas, ambientales, económicas, etc.) se precise excavar
un talud con mayor ángulo del correspondiente a la propia resistencia del terreno, es
necesario adoptar medidas de estabilización.
El análisis de fallas planas en taludes para su estabilidad es el más simple en
determinar, hallando simplemente con una ecuación el coeficiente de seguridad,
teniendo en cuenta valores aceptables ya dados en el trabajo para evitar
deslizamientos.
Para un mejor resultado es mejor trabajar el análisis de estabilidad de los macizos
rocosos frente a fallas planas o en cuña con programas o software por su eficiencia y
exactitud.
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VI.- Bibliografía
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