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UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA

FACULTAD DE INGENIERIA DE MINAS


ESCUELA PROFECIONAL ACADEMICO DE INGENIERIA DE MINAS

FALLAS PLANAS EN TALUDES

Alumno:

Palacios Montalbán, Dennis Armando

Curso:
Mecánica de rocas

Docente:
Ing. Glicerio Taype Quintanilla

PIURA – PERU

2018
Índice
I.- Introducción………………………………………………………………...……1-2
II.- Objetivos…………………………………………………………………....………3
III.- Marco teórico…………………………………………………………….…..4-32
3.1.- Conceptos básicos……………………………………………………..……..4-6
3.1.1.- Definición de talud.
3.1.2.- Definición de estabilidad.
3.2.- Investigaciones in situ……………………………………………………….7-8
3.3.- Factores influyentes en la estabilidad ……………………………….9-16
3.3.1.- Estratigrafía y litología.
3.3.2.- Estructura geológica y discontinuidades.
3.3.3.- Condiciones hidrogeológicas.
3.3.4.- Propiedades geomecánicas de los suelos y de los macizos rocosos.
3.3.5.- Tensiones naturales.
3.3.6.- Otros factores.
3.4.- Tipos de rotura…………………………………………………………...….17-25
3.4.1.- Taludes en suelos.
3.4.2.- Taludes en roca.
3.4.2.1.- Rotura plana.
3.4.2.2.- Rotura en cuña.
3.4.2.3.- Rotura por pandeo.
3.4.2.4.- Vuelco de estratos.
3.4.2.5.- Rotura curva.

3.5.- Análisis de estabilidad…………………………………………………....26-32


3.5.1.- Métodos de equilibrio limite.
3.5.2.- Análisis en roturas planas.

IV.- Conclusiones…………………………………………………………….…….33
V.- Bibliografía…...............................................................................................34
I.- Introducción
El moderno desarrollo de las actuales vías de comunicación, tales como canales,
caminos y ferrocarriles, así como el impulso de la construcción de presas de tierra, y
el desenvolvimiento de obras de protección contra la acción de ríos han puesto al
diseño y construcción de taludes en un plano de importancia ingenieril de primer
orden.
Tanto por el aspecto de inversión, como por las consecuencias derivadas de su falla,
los taludes constituyen hoy una de las estructuras ingenieriles que exigen mayor
cuidado por parte del proyectista. Con la expansión de canales, del ferrocarril y de
las carreteras, provocaron los primeros intentos para realizar un estudio racional en
este campo, pero no fue sino hasta el advenimiento de la Mecánica de Suelos
cuando fue posible aplicar al diseño de taludes normas y criterios.
El diseño de taludes es uno de los aspectos más importantes de la ingeniería
geológica, pues está presente en la mayoría de las actividades constructivas o
extractivas.
En general, los taludes en ingeniería civil alcanzan alturas máximas de 40 o 50 m y
se proyectan para ser estables a largo plazo. Sin embrago las cortas mineras pueden
alcanzar profundidades de varios centenares de metros.
En el diseño y excavación de los taludes mineros los criterios económicos juegan un
papel fundamental, siendo frecuente asumir cierto grado de riesgo de roturas locales
o parciales en los taludes si estas no ponen en peligro la seguridad de las personas
ni el ritmo de los trabajos de extracción; en estos taludes temporales no se instalan
sostenimientos o medidas de estabilización. Sin embargo, en ingeniería civil las
tolerancias de movimientos en los taludes son muy restrictivas, al poder afectar a las
estructuras que se construyen en su entorno, primando los criterios de seguridad.
Los estudios geológicos y geotécnicos de los taludes están dirigidos al diseño de
taludes estables en función de las condiciones requeridas (corto, medio o largo
plazo, relación coste-seguridad, grado de riesgo aceptado, etc.) así como a la
estabilización de taludes inestables.

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Los análisis de estabilidad permiten diseñar los taludes, mediante el cálculo de su
factor de seguridad, y definir el tipo de medida correctoras o estabilizadoras que
deben ser aplicadas en caso de roturas reales o potenciales. Es necesario el
conocimiento geológico y geomecánico de los materiales que forman el talud, de los
posibles modelos o mecanismos de rotura que pueden tener lugar y de los factores
que influyen, condiciones y desencadenan las inestabilidades.

En este trabajo hablaremos de los taludes u sus tipos de fallas que es la principal
causa de la estabilidad de taludes, sobre todo de las fallas planas y cuñas que son
los más comunes en los deslizamientos.

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II.- Objetivos
Objetivo principal
Conocer los tipos de fallas que intervienen en la estabilidad de taludes.
Objetivos secundarios
 Conocer las fallas más comunes en el estabilidad y desplazamiento de taludes
 Conocer los métodos correctivos mecánicos para la corrección de fallas de
taludes, así como los métodos de cálculo.

III.- Marco teórico


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3.1.- Conceptos básicos:
3.1.1.- Definición de talud.
Se entiende por talud a
cualquier superficie inclinada
respecto de la horizontal que haya
de adoptar permanentemente las
estructuras de tierra. No hay duda
que el talud constituye una
estructura compleja de analizar
debido a que en su estudio
coinciden los problemas de
mecánica de suelos y de
mecánicas de rocas, sin olvidar el
papel básico que la geología
aplicada desempeña en la formulación de cualquier criterio aceptables.
Cuando el talud se produce en forma natural, sin intervención humana, se
denomina ladera natural o simplemente ladera. Cuando los taludes son hechos por el
hombre se denominan cortes o taludes artificiales, según sea la génesis de su
formación; en el corte, se realiza una excavación en una formación terrea natural
(desmontes), en tanto que los taludes artificiales son los lados inclinados de los
terraplenes.
En ciertos trabajos de ingeniería civil es necesario utilizar el suelo en forma de
talud como parte de la obra. Tal ese el caso de terraplenes en caminos viales, en
presas de tierra, canales, etc.; donde se requiere estudiar la estabilidad del talud. En
ciertos caos la estabilidad juega un papel muy importante en la obra, condicionando
la existencia de la misma como puede verse en presas de tierra, donde un mal
cálculo puede hacer fracasar la obra.
El resultado del deslizamiento de un talud puede ser a menudo catastrófico, con
la perdida de considerables bienes y muchas vidas. Por otro lado, el costo de rebajar
un talud para alcanzar mayor estabilidad suele ser muy grande. Es por esto que la
estabilidad se debe asegurar, pero un conservadorismo extremo seria
antieconómico.

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Los problemas relacionados con la estabilidad de laderas naturales difieren
radialmente de los que se presentan en taludes construidos por el ingeniero. Dentro
de estos deben verse como esencialmente distintos los problemas de los cortes de
laderas y los de los terraplenes. Las diferencias importantes radican, en primer lugar,
en la naturaleza de los materiales involucrados y, en segundo, en todo un conjunto
de circunstancias que dependen de cómo se formó el talud y de su historia
geológica, de las condiciones climáticas que primaron a lo largo de tal historia y de la
influencia del hombre que ejerce en la actualidad o haya ejercido en el pasado. Esta
historia y génesis de formación de laderas y taludes, la historia de esfuerzos a que
estuvieron sometidos y la influencia de condiciones climáticas o, en general,
ambientales, definen aspectos tan importantes como configuración de los suelos y
las rocas, o el flujo de las aguas subterráneas a través de los suelos que forman la
ladera o el talud, el cual influye decisivamente en sus condiciones de estabilidad.

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3.1.2.- Definición de estabilidad.
Se entiende por estabilidad a la seguridad de una masa de tierra contra la falla o
movimiento. Como primera medida es necesario definir criterios de estabilidad de
taludes, entendiéndose por tales algo tan simple como el poder decir en un instante
dado cual será la inclinación apropiada en un corte o en un terraplén; casi siempre la
más apropiada será la más escarpada que se sostenga el tiempo necesario sin
caerse. Este es el centro del problema y la razón de estudio.
A diferentes inclinaciones del talud corresponden diferentes masas de material terreo
por mover y por lo tanto diferentes costos. Podría imaginarse un caso en que por
alguna razón el talud más conveniente fuese muy tendido y en tal caso no habría
motivos para pensar en “problemas de estabilidad de taludes”, pero lo normal es que
cualquier talud funcione satisfactoriamente desde todos los puntos de vista excepto
el económico, de manera que las consideraciones de costo presiden la selección del
idóneo, que resultara ser aquel al que corresponda la mínima masa de tierra movida,
o lo que es lo mismo el talud más empinado.
Probablemente muchas de las dificultades asociadas en la actualidad a los
problemas de estabilidad de taludes radican en que se involucra en tal denominación
a demasiados temas diferentes, a veces radicalmente distintos, de manera que el
estudio directo del problema sin diferenciar en forma clara tales variantes tiende a
conducir a cierta confusión. Es indudable que en lo anterior está contenida la
afirmación de que los taludes son estructuras muy complejas, que prestan muchos
puntos de vista dignos de estudio y a través de los cuales la naturaleza de manifiesta
de formas diversas. Esto hará que su estudio sea siempre complicado, pero parece
cierto también, que una parte de las dificultades presentes se debe a una falta de
correcto deslinde de las diferentes variantes con que el problema de estabilidad se
puede presentar y se debe afrontar.

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3.2.- Investigaciones in situ:
Las investigaciones in situ para taludes tienen como objetivo reconocer geológica
y geotécnicamente el terreno afectado por la excavación, con los fines de obtener los
parámetros necesarios para analizar su estabilidad de talud, diseñar los taludes,
excavar los materiales, calcular las medidas de estabilización y proyectar obras de
drenaje, entre otros.
Como norma general, cada proyecto de excavación debe ser analizado teniendo en
cuenta:
 Las dimensiones previstas (profundidad y longitud de los taludes).
 La posición del nivel freático y condiciones hidrogeológicas.
 La litología y estructura geológica.
 Los requisitos del proyecto (taludes a largo o corto plazo, condiciones
geométricas, etc.).
Las investigaciones in situ deberán ajustarse a las anteriores condiciones, y
realizarse en las fases teniendo en cuenta además los presupuestos y plazos
disponibles para las mismas. A continuación, se enumeran las más características.
 Como punto de partida para planificar las investigaciones in situ se efectuará
un reconocimiento geológico previo. Se realizará una cartografía geológico-
geotécnica a una escala que puede variar entre 1/2.000 y 1/500, según el tipo
de proyecto y su alcance, y la toma de datos estructurales mediante
estaciones geomecánicas en afloramientos, si se trata de macizos rocosos.
 Calicatas en suelos o rocas muy meteorizadas, con el fin de observar los
materiales y tomar muestras inalteradas.
 Sísmica de refracción a lo largo del perfil del talud. Al ser ésta una técnica de
bajo coste y que proporciona datos necesarios para estimar la ripabilidad,
espesor de materiales alterados, etc., debe realizarse en toda la longitud del
talud, o al menos en tramos representativos.
 Sondeos a lo largo del talud, de forma que se investigue tanto la zona de
coronación como la parte inferior del talud. El número dependerá de la
complejidad geológica y de la longitud del talud. En los sondeos se tomarán
muestras para realizar ensayos de laboratorio y se instalará tubería
piezomètrica para medida de los niveles de agua.

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 En excavaciones donde se precisen bombeos o drenajes, se realizarán
ensayos de permeabilidad.
Las propiedades resistentes de los materiales, suelos o macizos rocosos, se
obtienen mediante los ensayos in situ y de laboratorio adecuados y la aplicación de
criterios y correlaciones empíricas. Los ensayos de laboratorio más característicos
para el diseño o estudio de taludes son los de clasificación, identificación, corte
directo en suelos y discontinuidades y compresión simple, entre otros. Un aspecto
muy importante a investigar es la posible presencia de deslizamientos naturales,
activos o inactivos, en las laderas donde se proyectan excavaciones, ya que las
obras pueden reactivar los movimientos al modificar las condiciones iniciales de la
ladera (geometría, hidrogeología, estados tensionales, etc.). La presencia de
inestabilidades naturales preexistentes modifica el diseño de la excavación, e incluso
puede hacer inviable la misma, obligando a emplazamientos alternativos. En estos
casos se deben investigar aspectos como la magnitud y profundidad de la
inestabilidad, la actividad del proceso, la situación de los planos de deslizamiento, la
posición del nivel freático, etc.

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3.3.- Factores influyentes en
la estabilidad:
La estabilidad de un talud está
determinada por factores
geométricos (altura e inclinación),
factores geológicos (que
condicionan la presencia de planos
y zonas de debilidad y anisotropía
en el talud), factores
hidrogeológicos (presencia de
agua) y factores geotécnicos o relacionados con el comportamiento mecánico del
terreno (resistencia y deformabilidad).
La combinación de los factores citados puede determinar la condición de rotura a
lo largo de una o varias superficies, y que sea cinemáticamente posible el
movimiento de un cierto volumen de masa de suelo o roca. La posibilidad de rotura y
los mecanismos y modelos de inestabilidad de los taludes están controlados
principalmente por factores geológicos y geotécnicos.
Los factores geológicos, hidrogeológicos y geotécnicos se consideran factores
condicionantes, y son intrínsecos a los materiales naturales. En los suelos, la
litología, estratigrafía y las condiciones hidrogeológicas determinan las propiedades
resistentes y el comportamiento del talud.

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En el caso de macizos rocosos competentes el principal factor condicionante es la
estructura geológica: la disposición y frecuencia de las superficies de discontinuidad
y el grado de fracturación; en materiales blandos, como los lutíticos o pizarrosos, la
litología y el grado de alteración juegan también un papel predominante. Junto a los
factores condicionantes de la estabilidad de los taludes (también denominados
«pasivos»), los factores desencadenantes o «activos» provocan la rotura una vez
que se cumplen una serie de condiciones. Estos últimos son factores externos que
actúan sobre los suelos o macizos rocosos, modificando sus características y
propiedades y las condiciones de equilibrio del talud.

El conocimiento de todos ellos permitirá un correcto análisis del talud, la evaluación


del estado de estabilidad del mismo y, en su caso, el diseño de las medidas que
deberán ser adoptadas para evitar o estabilizar los movimientos.

3.3.1.- Estratigrafía y litología.


La naturaleza del material que forma un talud está íntimamente relacionada con el
tipo de inestabilidad que éste puede sufrir, presentando las diferentes litologías
distinto grado de susceptibilidad potencial ante la ocurrencia de deslizamientos o
roturas. Las propiedades físicas y resistentes de cada tipo de material, junto con la
presencia de agua, gobiernan su comportamiento tenso- deformacional y, por tanto,
su estabilidad. Aspectos como la alternancia de materiales de diferente litología,
competencia y grado de alteración, o la presencia de capas de material blando o de
estratos duros, controlan los tipos y la disposición de las superficies de rotura. En los
suelos, que generalmente se pueden considerar homogéneos en comparación con
los materiales rocosos, las diferencias en el grado de compactación, cementación o
granulometría predisponen zonas de debilidad y de circulación de agua, que pueden
generar inestabilidades. En los macizos rocosos, la existencia de capas o estratos de
diferente competencia implica también un diferente grado de fracturación en los
materiales, lo que complica la caracterización y el análisis del comportamiento del
talud.

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3.3.2.- Estructura geológica y discontinuidades.
La estructura geológica juega un papel definitivo en las condiciones de estabilidad
de los taludes en macizos rocosos. La combinación de los elementos estructurales
con los parámetros geométricos del talud, altura e inclinación, y su orientación,
define los problemas de estabilidad que se pueden presentar. La estructura del
macizo queda definida por la distribución espacial de los sistemas de
discontinuidades, que «individualizan» bloques más o menos competentes de matriz
rocosa que se mantienen unidos entre sí por las características y propiedades
resistentes de las discontinuidades. La presencia de estos planos de debilidad (como
superficies de estratificación, diaclasas, fallas, etc.) buzando hacia el frente del talud
supone la existencia de planos de rotura y deslizamiento potenciales, y su
orientación y disposición condiciona los tipos, modelos y mecanismos de
inestabilidad. La presencia de discontinuidades implica un comportamiento
anisótropo del macizo y unos planos preferenciales de rotura; por ejemplo, un
determinado sistema de fracturas condicionará tanto la dirección de movimiento
como el tamaño de los bloques a deslizar, o la presencia de una falla buzando hacia
el talud limitará la zona inestable y condicionará el mecanismo de rotura. Los
cambios y singularidades estructurales en un macizo rocoso, como zonas
tectonizadas o de cizalla, cambios bruscos en el buzamiento de los estratos, etc.,
suponen heterogeneidades que puede condicionar las zonas de rotura. Un aspecto
importante es la relación entre las dimensiones del frente del talud y la red de
discontinuidades; en función de esta relación, el comportamiento del talud quedará
definido por una o unas pocas macro discontinuidades (referidas a la escala del
talud) o bien por varios sistemas de juntas y otros planos de debilidad con un
entramado denso, condicionando el tipo y el volumen de las inestabilidades. La
influencia de la estructura geológica va más allá del condicionamiento geométrico de
las roturas, pudiendo afectar a la estabilidad de los taludes a causa de las
modificaciones inducidas por la excavación; por ejemplo, en estructuras de tipo
compresivo o dis-tensivo la existencia de esfuerzos tectónicos residuales puede
inducir procesos desestabilizadores

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3.3.3.- Condiciones hidrogeológicas.
La mayor parte de las roturas se producen por los efectos del agua en el terreno,
como la generación de presiones intersticiales, o los arrastres y erosión, superficial o
interna, de los materiales que forman el talud. En general, puede decirse que el agua
es el mayor enemigo de la estabilidad de los taludes (además de las acciones
antrópicas, cuando se realizan excavaciones inadecuadas sin criterios geotécnicos).
La presencia de agua en un talud reduce su estabilidad al disminuir la resistencia
del terreno y aumentar las fuerzas tendentes a la inestabilidad. Sus efectos más
importantes son:
 Reducción de la resistencia al corte de los planos de rotura al disminuir la
tensión normal efectiva
 La presión ejercida sobre grietas de tracción aumenta las fuerzas que tienden
al deslizamiento.
 Aumento del peso del material por saturación.
 Erosión interna por flujo subsuperficial o subterráneo.
 Meteorización y cambios en la composición mineralógica de los materiales.
 Apertura de discontinuidades por agua congelada.
La forma de la superficie freática en un talud depende de diferentes factores, entre
los que se encuentran la permeabilidad de los materiales, la geometría o forma del
talud y las condiciones de contomo. En macizos rocosos, la estructura geológica
tiene una gran influencia en la disposición del nivel freático y, por tanto, en la
distribución de las presiones intersticiales sobre cualquier superficie potencial de
deslizamiento en un talud, así como la alternancia de materiales permeables e
impermeables. El nivel freático puede sufrir cambios estacionales o como
consecuencia de dilatados periodos lluviosos o de sequía.

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La influencia del agua en las propiedades de los materiales depende de su
comportamiento hidrogeológico. El efecto más importante es la presión ejercida,
definida por la altura del nivel piezométrico. Los aspectos más importantes que
deben conocerse para evaluar la magnitud y la distribución de las presiones
intersticiales en el talud y los efectos del agua son:
 Comportamiento hidrogeológico de los materiales.
 Presencia de niveles freáticos y piezométríeos.
 Flujo de agua en el talud.
 Parámetros hidrogeológicos de interés: coeficiente de permeabilidad o
conductividad hidráulica, gradiente hidráulico, transmisividad y coeficiente de
almacenamiento.

Esquemas del nivel freático en un talud

Las presiones intersticiales actuando en el interior de un talud pueden medirse


directamente con piezómetros. Estas medidas proporcionan el valor de la presión
que ejerce el agua en un punto en el interior de un sondeo, o el nivel piezométrico de
las capas o formaciones interceptadas por la tubería (si son varias, el nivel medido
corresponderá al de la formación con mayor altura piezométrica). De una forma
indirecta, las presiones pueden evaluarse a partir de la red de flujo del talud. Este
método proporciona los valores de la presión en diferentes puntos de la superficie de
rotura

3.3.4.- Propiedades geomecánicas de los suelos y de los macizos rocosos.


La posible rotura de un talud a favor de una determinada superficie depende de la
resistencia al corte de la misma. En primera instancia, esta resistencia depende de
los parámetros resistentes del material: cohesión y rozamiento interno.

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En macizos rocosos, son las propiedades resistentes de las discontinuidades y de
la matriz rocosa las que controlan el comportamiento mecánico. En función de las
características y estructura del macizo, de su red de fracturación y de la naturaleza
de los materiales y de las discontinuidades, la resistencia vendrá controlada por las
propiedades de las discontinuidades, por las propiedades de la matriz rocosa o por
ambas. El comportamiento de un macizo rocoso competente depende,
generalmente, de las características de las discontinuidades, además de su litología
e historia geológica evolutiva. La resistencia al corte de estos planos de debilidad
depende de su naturaleza y origen, continuidad, espaciado, rugosidad, tipo y espesor
de relleno, presencia de agua, etc., y es el aspecto más importante para determinar
la estabilidad del macizo rocoso.
Los planos de rotura se pueden generar a favor de discontinuidades y a través de
«puentes» de matriz rocosa; estos últimos aportan, en general, resistencia al
conjunto.

3.3.5.- Tensiones naturales.


Las tensiones naturales pueden jugar un papel importante en la estabilidad de los
taludes rocosos. La liberación de tensiones que puede suponer la excavación de un
talud puede originar tal descompresión que el material se transforma y fragmenta por
las zonas más débiles y pasa a comportarse como un suelo. El estado tensional de
un talud depende de su configuración geométrica y del estado de tensiones del
macizo rocoso previo a la excavación.
En excavaciones profundas, las elevadas tensiones que se generan en zonas
singulares como el pie del talud pueden dar lugar a condiciones de desequilibrio,
llegando incluso a producirse deformaciones plásticas. También en la cabecera del
talud se generan estados tensionales anisótropos con componentes traccionales que
provocan la apertura de grietas verticales.
Si un macizo rocoso está sometido a tensiones de tipo tectónico, al realizarse una
excavación tiene lugar la liberación y redistribución de las mismas; esta modificación
del estado tensional previo contribuye a la pérdida de resistencia del material. Las
discontinuidades y las zonas con estructuras compresivas (por ejemplo, pliegues)
pueden convertirse en zonas de debilidad por la aparición de tensiones distensivas o
traccionales. El efecto de relajación que produce la excavación puede dar lugar a
desplazamientos en el macizo rocoso, al tender a un nuevo estado de equilibrio,
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generándose grietas o aperturas de los planos de discontinuidad, que juegan un
papel importante en las fases iniciales de los procesos de inestabilidad. Este reajuste
es función también del tipo, estructura y resistencia del macizo, y disminuye con el
tiempo. El estado tenso-deformacional de un macizo rocoso debe ser considerado en
los análisis de estabilidad si puede afectar a su comportamiento y propiedades
resistentes, sobre todo en excavaciones profundas (a partir de 50 metros).

3.3.6.- Otros factores.


Las sobrecargas estáticas y las cargas dinámicas que se ejercen sobre los
taludes modifican la distribución de las fuerzas y pueden generar condiciones de
inestabilidad. Entre las primeras están el peso de estructuras o edificios, u otro tipo
de caigas como rellenos, escombreras, paso de vehículos pesados, etc. que, cuando
se ejercen sobre la cabecera de los taludes, aportan una carga adicional que puede
contribuir al aumento de las fuerzas desestabilizadoras.
Las cargas dinámicas se deben, principalmente, a los movimientos sísmicos,
naturales o inducidos, y a las vibraciones producidas por voladuras cercanas al talud.
El principal efecto en los macizos rocosos fracturados es la apertura de las
discontinuidades preexistentes, con la consiguiente reducción de su resistencia al
corte, y la individualización y caída de bloques rocosos. En casos de fuertes
movimientos sísmicos, las fuerzas aplicadas de forma instantánea pueden producir la
rotura general del talud si existen condiciones previas favorables a la inestabilidad.
Las precipitaciones y el régimen climático influyen en la estabilidad de los taludes
al modificar el contenido de agua del terreno. La alternancia de periodos de sequía y
lluvia produce cambios en la estructura de los suelos que dan lugar a pérdidas de
resistencia. Se pueden establecer criterios de riesgo de inestabilidad de taludes en
función de la pluviometría.
En determinados tipos de suelos o macizos rocosos blandos, los procesos de
meteorización juegan un papel importante en la reducción de sus propiedades
resistentes, dando lugar a una alteración y degradación intensas al ser expuestos los
materiales a las condiciones ambientales como consecuencia de una excavación.
Esta pérdida de resistencia puede dar lugar a la caída del material superficial y, si
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afecta a zonas críticas del talud, como su pie, puede generar roturas generales,
sobre todo en condiciones de presencia de agua.

3.4.- Tipos de rotura:


3.4.1.- Taludes en suelos.
Los taludes en suelos rompen generalmente a favor de superficies curvas, con forma
diversa condicionada por la morfología y estratigrafía del talud.
 Puede ser aproximadamente circular (la más frecuente), con su extremo
inferior en el pie del talud, (deslizamiento de pie), cuando éste está formado
por terreno homogéneo o por varios estratos de propiedades geotécnicas
homogéneas.
 Puede ser casi circular, pero pasando por debajo del pie del talud
(deslizamiento profundo).
Si se dan determinadas condiciones en el talud, como la existencia de estratos o
capas de diferente competencia, puede tener lugar una rotura a favor de una
superficie plana o de una superficie poligonal formada por varios tramos planos. Las
roturas de taludes en suelos a favor de un único plano paralelo al talud son
prácticamente inexistentes, aunque este modelo puede ser válido en el caso de
laderas naturales con recubrimientos de suelos sobre rocas o en el caso de taludes
rocosos, donde la presencia de discontinuidades paralelas al talud puede definir
superficies de roturas planas, aunque en general éstas no alcanzan la cabecera del
talud. El modelo del talud «infinito», (su longitud puede considerarse infinita con
respecto al espesor de la masa que rompe) puede adoptarse en muchas laderas
naturales donde la superficie de rotura está definida por el contacto, prácticamente
paralelo al talud, entre el terreno superficial (coluvial o suelo residual) y la roca.

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3.4.2.- Taludes en roca.
Los diferentes tipos de roturas están condicionados por el grado de fracturación
del macizo rocoso y por la orientación y distribución de las discontinuidades con
respecto al talud, quedando la estabilidad definida por los parámetros resistentes de
las discontinuidades y de la matriz rocosa. En macizos rocosos duros o resistentes,
las discontinuidades determinan la situación de los planos de rotura. En macizos
formados por rocas blandas poco competentes, la matriz rocosa también juega un
papel importante en la generación de estos planos y en el mecanismo de rotura. En
la Figura se presentan diferentes modelos de rotura en taludes y las relaciones entre
ángulos y alturas para diferentes tipos de macizos rocosos. Los modelos de rotura
más frecuentes son: rotura plana, en cuña, por vuelco, por pandeo y curva. La Figura
incluye la representación estereográfica de las condiciones estructurales de algunos
de ellos.

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3.4.2.1.- Rotura plana.
Se produce a favor de una superficie preexistente, que puede ser la
estratificación, una junta tectónica, una falla, etc. La condición básica es la presencia
de discontinuidades buzando a favor del talud y con su misma dirección,
cumpliéndose la condición de que la discontinuidad debe estar descalzada por el
talud (φ> α ) y su buzamiento debe ser mayor que su ángulo de rozamiento interno
(φ< α ). En taludes excavados paralelos a la estratificación, pueden tener lugar
roturas planas por deslizamiento de los estratos; este tipo de rotura es típica en
macizos lutíticos o pizarrosos, generándose los planos de rotura a favor de la
esquistosidad. Los diferentes tipos de roturas planas dependen de la distribución y
características de las discontinuidades en el talud. Las más frecuentes son:
 Rotura por un plano que aflora en la cara o en el pie del talud, con o sin grieta
de tracción.
 Rotura por un plano paralelo a la cara del talud, por erosión o pérdida de
resistencia del pie.

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3.4.2.2.- Rotura en cuña.
Corresponde al deslizamiento de un bloque en forma de cuña, formado por dos
planos de discontinuidad, a favor de su línea de intersección. Para que se produzca
este tipo de rotura, los dos planos deben aflorar en la superficie del talud, y se deben
cumplir iguales condiciones que para la rotura plana: (ψ >α >ϕ), siendo a en este
caso el buzamiento de la línea de intersección. Este tipo de rotura suele presentarse
en macizos con varias familias de discontinuidades, cuya orientación, espaciado y
continuidad determina la forma y el volumen de la cuña.

En la figura se incluye la representación estereográfica de varias familias de


discontinuidades y las direcciones de deslizamiento de las cuñas que se forman para
un talud con una inclinación dada. La comparación de los ángulos de inclinación del
talud, de la línea de intersección de los planos de cuña y de la fricción de los planos
permite determinar si la cuña es estable o inestable.

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3.4.2.3.- Rotura por pandeo.
Este tipo de rotura se produce a favor de planos de estratificación paralelos al
talud (α =ψ ), con buzamiento mayor que el ángulo de rozamiento interno (α >ψ). La
rotura puede ocurrir con o sin flexión del estrato; la condición necesaria es que los
estratos sean suficientemente esbeltos, en relación con la altura del talud, para poder
pandear.
Las causas que pueden generar la rotura por pandeo son:
 Altura excesiva del talud.
 Existencia de fuerzas externas aplicadas sobre los estratos.
 Geometría desfavorable de los estratos.
 Existencia de presiones de agua sobre los estratos.
 Concentración desfavorable de tensiones.
Este tipo de rotura suele darse en los taludes de muro de cortas mineras, al ser
excavados paralelos a la estratificación, cuando los planos presentan espaciados
pequeños.

Esquema de pandeo en estratos verticalizados

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Pandeo de estratos en materiales lutiticas
con rotura de las placas base

3.4.2.4.- Vuelco de estratos.


Se produce en taludes de macizos rocosos donde los estratos presentan buzamiento
contrario a la inclinación del talud y dirección paralela o subparalela al mismo. En
general, los estratos aparecen fracturados en bloques a favor de sistemas de
discontinuidades ortogonales entre sí. Este tipo de rotura implica un movimiento de
rotación de los bloques, y la estabilidad de los mismos no está únicamente
condicionada por su resistencia al deslizamiento. Se produce en taludes de
macizos rocosos donde los estratos presentan buzamiento contrario a la inclinación
del talud y dirección paralela o subparalela al mismo.

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Esquemas de taludes con estructura favorable al vuelco de


estratos
En general, los estratos aparecen fracturados en bloques a favor de sistemas de
discontinuidades ortogonales entre sí. Este tipo de rotura implica un movimiento de
rotación de los bloques, y la estabilidad de los mismos no está únicamente
condicionada por su resistencia al deslizamiento.

Bloques rocosos de un talud que han sufrido


proceso de vuelco

3.4.2.5.- Rotura curva.


La rotura curva puede ocurrir en macizos rocosos blandos poco competentes y en
macizos muy alterados o intensamente fracturados, que presentan un
comportamiento isótropo y donde los planos de discontinuidad no controlan el
comportamiento mecánico; en este caso, el macizo se comporta como un suelo. No
obstante, la existencia de zonas singulares de debilidad y de grandes planos de
discontinuidad en este tipo de macizos, como fallas, pueden condicionar modelos de
rotura con otras tipologías.

Esquema de rotura curva en macizos rocos


intensamente fracturados
23
3.5.- Análisis de estabilidad:
Los análisis de estabilidad se aplican al diseño de taludes o cuando éstos
presentan problemas de inestabilidad. Se debe elegir un coeficiente de seguridad
adecuado, dependiendo de la finalidad de la excavación y del carácter temporal o
definitivo del talud, combinando los aspectos de seguridad, costes de ejecución,
consecuencias o riesgos que podría causar su rotura, etc. Para taludes
permanentes, el coeficiente de seguridad a adoptar debe ser igual o superior a 1,5, e
incluso 2,0, dependiendo de la seguridad exigida y de la confianza que se tenga en
los datos geotécnicos que intervienen en los cálculos; para taludes temporales el
factor de seguridad está en tomo a 1,3, pero en ocasiones pueden adoptarse valores
inferiores.
Los análisis permiten definir la geometría de la excavación o las fuerzas externas
que deben ser aplicadas para lograr el factor de seguridad requerido. En caso de
taludes inestables, los análisis permiten diseñar las medidas de corrección o
estabilización adecuadas para evitar nuevos movimientos.
Los análisis a posteriori de taludes (back-analysis) se realizan una vez que la
rotura se ha producido, y, por tanto, se conoce el mecanismo, modelo y geometría de
la inestabilidad. Es un análisis muy útil para la caracterización geomecánica de los
materiales involucrados, para el estudio de los factores influyentes en la rotura y para
conocer el comportamiento mecánico de los materiales del talud; los resultados
obtenidos pueden ser extrapolados a otros taludes de similares características. Estos
análisis consisten en determinar, a partir de los datos de campo necesarios
(geometría, tipos de materiales, modelo de rotura, presiones hidrostáticas, etc.), los
parámetros resistentes del terreno, generalmente pares de valores c y ϕ, que
cumplen la condición de equilibrio estricto del talud (es decir, F = 1,0) a lo largo de la
superficie de rotura, para las condiciones reales en que ésta tuvo lugar
Los métodos de análisis de estabilidad se basan en un planteamiento físico-
matemático en el que intervienen las fuerzas estabilizadoras y desestabiliza- doras
que actúan sobre el talud y que determinan su comportamiento y condiciones de
estabilidad. Se pueden agrupar en:
 Métodos determinísticos: conocidas o supuestas las condiciones en que se
encuentra un talud, estos métodos indican si el talud es o no estable.
Consisten en seleccionar los valores adecuados de los parámetros físicos y
resistentes que controlan el comportamiento del material para, a partir de ellos
y de las leyes de comportamiento adecuadas, definir el estado de estabilidad
o el factor de seguridad del talud. Existen dos grupos: métodos de equilibrio
límite y métodos tenso-deformacionales.
 Métodos probabilísticos: consideran la probabilidad de rotura de un talud
bajo unas condiciones determinadas. Es necesario conocer las funciones de
distribución de los diferentes valores considerados como variables aleatorias
en los análisis (lo que supone su mayor dificultad por la gran cantidad de
datos necesarios, dadas las incertidumbres sobre las propiedades de los
materiales), realizándose a partir de ellas los cálculos del factor de seguridad

24
mediante procesos iterativos. Se obtienen las funciones de densidad de
probabilidad y distribución de probabilidad del factor de seguridad, y curvas de
estabilidad del talud, con el factor de seguridad asociado a una determinada
probabilidad de ocurrencia.
La elección del método de análisis más adecuado en cada caso dependerá de:
 Las características geológicas y geomecánicas de los materiales (suelos o
macizos rocosos).
 Los datos disponibles del talud y su entorno (geométricos, geológicos,
geomecánicos, hidrogeológicos, etc.).
 Alcance y objetivos del estudio, grado de detalle y resultados que se espera
obtener.
Estos factores son, a su vez, interdependientes entre sí; no se podrá efectuar un
análisis detallado si no se dispone de los datos necesarios y suficientes, al igual que
un caso de estabilidad complejo no podrá ser abordado con un método simple por el
hecho de disponer de pocos datos de campo o laboratorio. Asimismo, hay que tener
en cuenta que, tanto los datos de campo como los de laboratorio, deberían ser
obtenidos en función del método de análisis de estabilidad que se vaya a emplear y
del tratamiento que se les vaya a dar. Tras conocer los parámetros necesarios e
influyentes en la estabilidad de un talud, habrá de elegirse un modelo o método que
represente las condiciones particulares de cada caso. Dada la dificultad de los
métodos probabilísticos no es frecuente su aplicación.
3.5.1.- Métodos de equilibrio limite.
Los métodos de equilibrio límite (los más utilizados) analizan el equilibrio de una
masa potencialmente inestable, y consisten en comparar las fuerzas tendentes al
movimiento con las fuerzas resistentes que se oponen al mismo a lo largo de una
determinada superficie de rotura. Se basan en:
 La selección de una superficie teórica de rotura en el talud.
 El criterio de rotura de Mohr-Coulomb.
 La definición de «coeficiente de seguridad».
Los problemas de estabilidad son estáticamente indeterminados, y para su
resolución es preciso considerar una serie de hipótesis de partida diferentes según
los métodos. Asimismo, se asumen las siguientes condiciones:
 La superficie de rotura debe ser postulada con una geometría tal que permita
que ocurra el deslizamiento, es decir, será una superficie cinemáticamente
posible.
 La distribución de las fuerzas actuando en la superficie de rotura podrá ser
computada utilizando datos conocidos (peso específico del material, presión
de agua, etc.).
 La resistencia se moviliza simultáneamente a lo largo de todo el plano de
rotura.

25
Con estas condiciones, se establecen las ecuaciones del equilibrio entre las
fuerzas que inducen el deslizamiento y las resistentes. Los análisis proporcionan el
valor del coeficiente de seguridad del talud para la superficie analizada, referido al
equilibrio estricto o límite entre las fuerzas que actúan. Es decir, el coeficiente F por
el que deben dividirse las fuerzas tangenciales resistentes (o multiplicarse las
fuerzas de corte desestabilizadoras) para alcanzar el equilibrio estricto:

Fuerzas estabilizadoras
F=
Fuerzas desestabilizadoras

Tensiones tangencialesresistentes
F=
Tensiones tangenciales deslizantes

Una vez evaluado el coeficiente de seguridad de la superficie supuesta, es


necesario analizar otras superficies de rotura, cinemáticamente posibles, hasta
encontrar aquella que tenga el menor coeficiente de seguridad, F min la cual se admite
como superficie potencial de rotura del talud, y F min se toma como el correspondiente
al talud en cuestión. Las fuerzas actuando sobre un plano de rotura o deslizamiento
potencial, suponiendo que no existen fuerzas externas sobre el talud, son las
debidas al peso del material, W, a la cohesión, c, y a la fricción, ϕ, del plano. El
coeficiente de seguridad viene dado por:

R C + Rϕ
F=
S
Siendo:
RC = fuerzas cohesivas = cA

Rϕ = fuerzas friccionales = W cos α tan ϕ

S = fuerzas que tienden al desplazamiento= W sin α


A = área del plano de rotura
en caso de existir presión de agua sobre la superficie de rotura, siendo U la fuerza
total debida al agua sobre la superficie A:
Rϕ =(W cos α−U ) tan ϕ

26
27
3.5.2.- Análisis en roturas planas.
Es el caso más simple de análisis. A partir de las fuerzas actuantes sobre la
superficie de rotura considerada, se establece la ecuación del coeficiente de
seguridad.
cA+(W cos α−U )tan ϕ
F=
W sin α

Donde:
 cA = fuerza debida a la cohesión en el plano de deslizamiento
 (W cos α−U )tan ϕ = fuerza debida al rozamiento en el plano
 W cos α = componente estabilizadora del peso (normal a la superficie de
desplazamiento
 U = fuerza total debida a la presión de agua sobre la superficie de deslizamiento.
 W sin α = componente del peso tendente al deslizamiento (paralela a la superficie
de deslizamiento).

a) Fuerzas actuando sobre una superficie de


desplazamiento plana; b) Fuerzas ejercidas por un
elemento externo resistente (anclaje) aplicado sobre
el talud. 28
En caso de existencia de grieta de tracción rellena de agua
cA+(w cos α −U−V sin α ) tan ϕ
F=
W sin α + V cos α

siendo V la fuerza ejercida por el agua sobre la grieta de tracción. El peso del talud
se calcula en base al volumen unitario del bloque deslizante y al peso específico del
material, y la fuerza ejercida por el agua se puede estimar por:

U =1/2 γ W Z W A

V =1 /2 γ W Z W 2

siendo A la longitud de la superficie de deslizamiento. A partir de esta formulación


general, y dependiendo de las características y forma de la rotura plana y de los
factores involucrados, se introducen en las ecuaciones las diferentes fuerzas
actuantes. Para el caso de una fuerza externa resistente aplicada sobre el talud (por
ejemplo, un anclaje) la expresión del coeficiente de seguridad es
F=cA +¿ ¿

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Esta ecuación permite calcular la fuerza de anclaje total necesaria para conseguir un
determinado coeficiente de seguridad en un talud. Por ejemplo, si se quiere alcanzar
un valor de F = 1,3 frente a una rotura plana de un bloque de 70t de peso, a favor de
una superficie con 35° de inclinación, se tiene (considerando para la superficie unos
valores de c = 0, ϕ= 32° y U = 22 t, y considerando que el anclaje tiene una
inclinación de 30° con respecto a la horizontal, es decir δ =25 °):
1,3=¿ ¿

de donde se obtiene un valor de T = 27 t, fuerza que podría aplicarse con un solo


elemento resistente o entre varios distribuidos en el frente de talud. La magnitud de
la fuerza necesaria varía según su orientación con respecto al plano de
discontinuidad.

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IV.- Conclusiones
Este trabajo está enfocado principalmente en las fallas planas en taludes, pero
para entender mejor este tema se ha dado una introducción a todo referido a taludes
y el análisis de estos para así poder evitar desgracias como son los deslizamientos
de tierra.
Cuando un talud ha sufrido rotura, o deformaciones que impliquen riesgo de
inestabilidad, deben adoptarse medidas de estabilización. Igualmente, cuando por
diferentes razones (constructivas, ambientales, económicas, etc.) se precise excavar
un talud con mayor ángulo del correspondiente a la propia resistencia del terreno, es
necesario adoptar medidas de estabilización.
El análisis de fallas planas en taludes para su estabilidad es el más simple en
determinar, hallando simplemente con una ecuación el coeficiente de seguridad,
teniendo en cuenta valores aceptables ya dados en el trabajo para evitar
deslizamientos.
Para un mejor resultado es mejor trabajar el análisis de estabilidad de los macizos
rocosos frente a fallas planas o en cuña con programas o software por su eficiencia y
exactitud.

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VI.- Bibliografía

IGME - Manual de Taludes [1ª Ed. 1987]

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