150. gowince panticat
“Ha llamado Caroline ~dio mamd. Yo habia vuelto del
‘cementerioy ella estaba en la cocina haciendo una Sopa
de hueso-. Le dije que conservariamos su cama, porsial-
‘guna ver necesita usarla, Pronto vended a visitarnos. Yo
sabia que iba a extrafiamos.
Me dejas poner tun hueso en tu sopa? ~pregunté.
También es tuya.
(Me dej6 echar un hueso en el agua hirviente. Hl agua
sme salpieé la mano, dejando una marca roa,
“Mam, si nosotras fugramos pintoras, £qué paisajes
pintarfamos?
Ya veo. Quieres jugar a las preguntas,
Cuando sea madre, 2eémo llamaré a mi hija?
“Si quieres jugar, la primera pregunta deberia haces
‘yo dijo mama,
2Qué canciones de cuna le cantaré por a noche? Qué
‘clase de leyendas le contaré? LQué conjuros le daré para
protegerla del mal?
Yo he Hlegado mucho més lejos que ti -insist6 ella.
He tragado mucha mas sal. Ast que me toca pregunitar pr
~Adelante -cedt yo.
‘Sin dejar de removera sopa estavo un rato meditando,
~EPor qué cuando pierdes algo siempre esté donde me
nos Io has buscadot ~preguunté al fin,
so ingnrso 8 sep gona eens
Epilogo: Mujeres como nosotras
Recuerdas que una ver, trenzandote el pelo, peusaste que
te parecias mucho a tu madre. Tu madre, que se parecia,
fata abuelay a tu bisabuela, Tu madre tenia dos normas
‘itales, Us siempre las diez dedos, lo que en su jergasignl=
ficaba que debias se la mejor cocinera y ama de casa de
Tahistoria
1a segunda norma iba anexa a la primera, No hagas et
amor antes de casarte, y aun casada no digas que lo dis-
futas 0 1 marido no te respetard
2Y eseribit? Escribir estaba tan prohibido como el car-
‘min en las mejilaso una primera cita antes de los diecio-
‘cho, Era un acto de indolencia algo que se hacia en un
tincén cuando lo propio era aprender a cocinar.
‘UHiay mujeres que cocinen y escriban? Poetisas de fas
ollas, las laman. Dejan caer frases en el estofado y antes
de free el cerdo Jo rebozan de sentido. Hacen bufiuelos
de narrativa ya las hija les ellenan la boca para que ca
Ten de una vez.
=2Qué hard cuando sea mayor? £Con qué se apasiona-
ra? ~preguntaban tus tas cuando venfan a cocinar para
las geandes fiestas, que allé en casa se celebraban con
cafionazos pero aqui no significaban nada.
Su pasion es estar quieta ~decia tu madre-.Pero quie-
tanoestd Siempre se a oye garabatear.£Cric? Cac! Liz,
papel. Suena como un Tanto.
‘Alguien lloraba. iy los demonios dela escritura que
terondaban a cabeza. No tenes a nadie, te decfan, no tie-
nes nada mis que este papel, Slo un cuaderno hecho con
‘envoltorios de pescado, con cartén de empaques de me-
dias, H mejor confidente de una joven soitaria.
Eseribir es como trenzarse el pelo. Tomar un montén
de mechones desordenados y Asperos ¢ intentar daries
tunidad. ‘Tus dedos ain no han perfeccionado la labor. Al-452 epwaper DaNricat
‘gunas trenzas te quedan larga, otras cortas. Algunas son
‘gruesas, otras finas. Algunas son pesadas, Otras ligeras.
‘Como las distintas mujeres de tu familia. sas cuyas fabu-
las y metaforas, cuyos similes y soliloquios, cuya diceién
1 fe ne sais quo, por obra de sus dedbos, se deslizan dia a
dia en tu sopa de subsistencia
“Ti siempre has tenido los diez dedos. Te maldicen cada
‘vez que los obligas a apretar una pluma. No, las mujeres
‘como ti no escriben.Tallan cebollas y esculpen papas. Se
sientan en rincones oscuros a trenzarse el pelo y contro-
arte la rig, el desorden y la rebeldia con formas y gi-
ros nuevos.
Recuerdas que una vez, trenzindote el pelo, pensaste
‘que te parecias mucho a tu madre. Recuerdas el silencio
‘de ella cuando le pusisteenfrente tu primer cuaderno. Su