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Curso: Axiología
2017
Psicología – VIII
Introducción
La tierra tiene alrededor de cuatro mil quinientos millones de años, y el ser humano llega
en promedio a los cien. Qué hay de la edad del Sol, o de los otros millones de astros que
ocupan un espacio en el Universo, qué hay del Universo mismo…
El ser humano es insignificante ante tal majestuosidad que es el Universo y la vida en todo
sentido. Es demasiada petulancia por parte del hombre pensar que es el único ser que lleva
la racionalidad en él de forma innata; es el único ser capaz de razonar, es cierto; pero esta
no es más que el producto de la enseñanza y la experiencia, pues si no existiría una
enseñanza previa en cualquier aspecto, ya sea el razonar, pensar o hablar, no sería más que
un ser inanimado incapaz de hacer algo.
Sin embargo, aún con esta ventaja que posee, es el único ser que no solo mata por
necesidad, sino también por placer, y hasta atenta contra su misma especie. Hoy en día la
prensa habla de asesinatos, suicidios, corrupción, robos, atentados contra la naturaleza y de
más; todo esto no es más que un grito de agonía de la vida misma, atentamos en contra de
todo lo llamado vida, a cambio de objetos inanimados o un poco de satisfacción.
Se habla de libertad cuando ni si quiera nos hacemos cargo del desastre que hemos
creado. Si bien es cierto, el hombre es un ser libre, pero la libertad lleva adherida como
principal conductor la responsabilidad; tomado desde esta perspectiva podemos decir que
la libertad absoluta no existe, y que sin responsabilidad esta solo conlleva a la destrucción
de uno mismo y del entorno.
Mounier (1965) dice “que lo que era preciso reprochar a la civilización técnica no es el
ser inhumana en sí, sino el hecho de no estar aún humanizada y, de servir a un régimen
inhumano”, punto totalmente cierto, cómo esperamos buenos resultados si aún no
inculcamos en nuestro ser el compromiso de respetar la vida en su totalidad; no podemos
exigir paz, si aún somos una sociedad llena de morbo en la que el odio, la miseria y el
sadismo son vistos como algo totalmente normal.
Hombre, te hace falta virtud, te hace falta moral, te hace falta racionalidad. Aristóteles
menciona que el hombre nace con la capacidad de desarrollar la virtud a través de sus
acciones, a esto se le llama Virtud por excelencia. Es cierto, el hombre es capaz, pero este
suele estancarse en el materialismo, en la nada. Dejándose llevar por placeres efímeros. Sin
embargo, Sócrates menciona un concepto clave para encaminar correctamente el logro de
estos elementos, este es, el conocimiento, pues permite el desarrollo de estas capacidades,
y con esto, el perfeccionar del obrar humano, a esto se le conoce como intelectualismo
moral.
Ambos filósofos muestran perspectivas que pueden ser relacionadas; ya que, mientras
Aristóteles hace mención de la capacidad para, Sócrates encaminará esta capacidad con el
conocimiento. Y de la misma forma, este conocer sirve como base para la práctica del
desarrollo de esta capacidad y el logro de un obrar perfecto.
Entonces, la capacidad que poseemos para ser virtuosos no basta para serlo, ya que, si
solo queda en esa capacidad, seguiríamos actuando de manera irracional, puesto que no
obraríamos de tal forma que podamos reconocer nuestros errores o en los puntos que
fallamos. Este es el centro de la problemática actual, nos quedamos solo en potenciales por
desarrollar, en un “quizá”, “podría”, “debería” pero no corregimos aquellos errores que de
por sí terminan perjudicando, no solo a la propia persona, sino a la sociedad en general.
Desde permitir un abuso minúsculo a alguien, hasta dejar por alto pequeños detalles que
exponen nuestra propia integridad.
Con el conocimiento vamos a tener un soporte con respecto a una virtud o hablando de
manera más amplia, tendremos el soporte de una idea, es decir, la vamos a conocer en su
totalidad y el concepto real que tiene, esto se logrará mediante una examinación adecuada,
haciendo posible que se perciba esa idea como la única real. Lo que facilita llegar a este
resultado es el pensamiento racional, característica capacidad del hombre.
Ante esta situación podemos extraer dos percepciones. La primera es dirigida hacia la
madre. En la mayoría de casos, donde prima la violencia entre parejas, vemos como
víctima a la mujer, sin embargo, ¿es realmente víctima? O es ¿corresponsable? El hombre
empieza sus agresiones, no siempre de forma física, sino de manera sutil, criticando la
forma de vestir, realizando escenas de celos innecesarias, con insultos; y así con el tiempo
además de volverse frecuente, va aumentando de intensidad y es donde comienzan las
agresiones físicas, primero con un jalón, un empujón, una cacheta, patada, arañón,
peñizcón, y así será hasta donde la mujer lo permita. Entonces cuando la mujer se queda
callada se vuelve cómplice de su propia destrucción, y no importa que cuando se llegue a
tal extremo de terminar al borde de la muerte por tantos golpes, el hombre se vaya preso;
ya que la mujer volverá a repetir lo mismo, involucrándose con sujetos que tengan las
mismas características agresivas. Pero ¿por qué?, porque es lo único que conoce, es la
única forma de amar que quizá tuvo cuando era niña, es la “idea correcta” que se le
inculcó. Siempre sométete.
Ahora, continuando desde la perspectiva de la madre, veamos qué pasa con los hijos
cuando este hombre va preso y la madre por fin “se liberó” de este peso. Aquel niño
siempre observó todo, entonces ¿qué pasará con él más adelante? ¿Tenemos un futuro
agresor o una futura víctima? El trauma ya se instaló en él, lo adecuado sería que pueda
superarlo y elegir el camino correcto, pero cómo si solo tuvo esta idea o concepto de amor
de ejemplo.
Segunda situación. Hombre viola a sus tres hijos durante largo periodo. Al igual que en
el caso anterior hay presencia de trauma. La mejor solución según muchas personas, entre
las cuales me vi incluida hasta que pude ampliar mis horizontes, pena de muerte; la mejor
solución para las autoridades, prisión. Pero ¿esto realmente es la solución? O simplemente
sirve como una pequeña “pastilla” para calmar este cáncer se vive día tras día.
Tercera situación. Asesino serial suelto, ya va matando a más de cinco personas. Esta
situación no se distingue de las demás ya que al igual que las anteriores hay presencia de
patología. La mejor solución, pena de muerte, cadena perpetua. Pero ¿qué hace que una
persona sea así?
Desde el punto de vista psicológico, cuál sería la verdadera solución para hacer frente a
estas situaciones que no se encuentran para nada lejos de la realidad y que hoy en día se ha
vuelto natural hacer mención de esto. Simple, ver al agresor como una víctima más.
Aunque para la mayoría de personas esto se imposible sería la mejor opción. A
continuación, mencionaré ciertos puntos que argumentan esta idea planteada.
Entonces en las tres situaciones se debe examinar cómo se dio la infancia y localizar los
puntos que detonaron estas patologías. Pero no solo dejarlo en un conocimiento, sino
cogernos de este para lograr un cambio a futuro, y aunque en muchas ocasiones el cambio
de idea del agresor o la “víctima” sea difícil, lo que sí se puede lograr es la prevención de
estos problemas en la sociedad, A raíz del conocimiento se pueden implementar programas
familiares que tengan como objetivo prevenir el abuso familiar. Lograr este objetivo será
mucho más sencillo, ya que se conoce los factores que fallaron
Conclusión