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Las tramas urbanas de las ciudades tenían una disposición laberíntica, con calles estrechas e

irregulares.

Debido a su carácter defensivo, suelen estar cercadas por muros. Al otro lado de éstos
discurren las calles o adarves, y en ocasiones se adosan las casas. Entre los lienzos de las murallas se
abren las puertas de acceso.

Para construir las viviendas emplean materiales pobres. Los vanos son prácticamente
inexistentes, o de escaso tamaño, y las ventanas se cierran con celosías.

Los materiales son de escasa calidad. En el Magreb y en Al-Andalus predominan las


construcciones de adobe y ladrillo. En otras zonas, como Siria, Egipto y la India, la calidad es superior, al
utilizar sillares labrados y mármol. También se aprovechan los restos de edificios preislámicos.

Frente al aspecto pobre y austero del exterior de las viviendas, el interior es ricamente
decorado.

Para abastecer a los ciudadanos de servicios sociales o religiosos, en el centro de las urbes se
encuentra el zoco, destinado al comercio itinerante, el hospital o haristan, y la mezquita.

Uno de los rasgos que mejor definen el estilo islámico es su riqueza ornamental. El miedo a
dejar espacios vacíos, horror vacui, se traduce en una abundante decoración basada en motivos
geométricos, vegetales formados por pequeñas hojas que se denominan atauriques- y animales. La
naturaleza, fuente de inspiración para el mundo árabe, es plasmada e interpretada de forma
esquemática. En los edificios religiosos es frecuente que se reproduzcan los versos del Corán, mediante
caracteres epigráficos. La ausencia de imágenes figurativas en los lugares sagrados tiene su
fundamento en la prohibición expresa contra la adoración de ídolos que dicta el Corán. Sólo en los
inmuebles civiles o en piezas relacionadas con las artes menores es posible admirar representaciones
humanas.

Las figuras aladas de Konia, los leones taifas de la Alhambra en Granada o las pilas de piedra
de Marraquesh y Sevilla son algunos de los escasos testimonios escultóricos. Como muestras pictóricas,
son las que se conservan en la Alhambra de Granada. Frente a la inexistencia de otras manifestaciones
plásticas, cobran auge. En los talleres cordobeses se realizan elaboradas piezas de marfil, como el bote
de la catedral de Zamora y la arqueta de Pamplona. Debido a sus elaboradas técnicas, merece especial
atención la cerámica, miniaturas, alfombras y metalistería. Para su realización empleaban el mosaico,
azulejería, estuco, terracota, mármol y todo tipo de tejidos.

Los motivos ornamentales más frecuentes son los arabescos: formas curvilíneas,
geométricas, vegetales y epigráficas.  El uso de la forma geométrica y el arte de la repetición
(arabescos).

El uso caligrafía árabe para decorar en vez de pinturas que estaban prohibidas (haram) en la
arquitectura de las mezquitas. Hay que observar que, en la arquitectura secular, los cuadros estaban de
hecho presentes.

El uso de colores brillantes.  Focalización tanto del espacio interior como del exterior de las
construcciones.

Para el desarrollo de la cerámica, los musulmanes se inspiraron en las técnicas egipcias de la


vitrificación y en los esmaltados a fuego lento de Mesopotamia. Por su decoración se adivina su
procedencia. Los fondos dorados nos remiten a Persia y Egipto. En España eran tradicionales los
reflejos metálicos con motivos geométricos vegetales.

La obligación de tener un Corán en cada casa, permitió la aparición de numerosos talleres de


manuscritos y el desarrollo de la miniatura. En principio la decoración geométrica era la única
permitida, debido a las prohibiciones coránicas. Más tarde, l creciente demanda de manuscritos
relacionados con otros asuntos de corte profano amplía la oferta de imágenes con temas figurativos.

Las alfombras se convertirían en una verdadera pasión, llegando a representar la escala social
de sus propietarios. Estas piezas lograron su máximo apogeo en Egipto, la India y Persia. La lana de
cordero, cabra y camello eran los materiales utilizados. La decoración abarcaba desde asuntos
geométricos hasta figurativos. Los talleres de mayor fama fueron los de Isfahán, Herat, Kirman y Tabriz.
La especialización árabeen las artes textiles se reflejarían también la elaboración de otros tejidos de
seda y lino.

La técnica de la metalistería admite gran variedad de incrustaciones y grabados diminutos.


Las piezas más peculiares destacan los aguamaniles (lavamanos) de metal en forma de león y ciervo. En
la ejecución de damasquinados (trabajo de artesanía de figuras y dibujos mediante la incrustación de
hilos y láminas de oro y plata en acero o hierro, normalmente pavonado., los musulmanes alcanzan su
más alto grado de perfección. A partir de incrustaciones de láminas metálicas, por medio de sutiles
surcos, hilos de oro, plata o cobre, lograban culminar el trabajo sin resaltar la superficie laminar. Las
escuelas de mayor prestigio fueron las de El Cairo, Damasco y Mosul. Esta técnica se aplicó a objetos
decorativos y domésticos, así como a las armas.

Para alicatar el interior de los edificios, la fabricación de azulejos con reflejos metálicos
verdes es una de las prácticas de mayor tradición entre las artes menores.

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