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TERROR NOCTURNO
EN
LA CABAÑA
Inspirada en eventos reales

Por Daniel Estrada


Creado en el 2018
Editado y compilado en marzo del 2019

Derechos de autor
3

Estrada, Daniel Alberto


Terror nocturno en la cabaña: cuento de terror / Daniel Alberto Estrada;
editor literario Daniel Alberto Estrada. - 1a ed. ampliada. - Gregorio de
Laferrere: Daniel Alberto Estrada, 2019.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga y online


ISBN 978-987-783-722-3

1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos de Terror. I. Estrada, Daniel Alberto,


ed. Lit. II. Título.
CDD A863
4

Prefacio del autor


En el año 2003 comencé a realizar viajes misioneros
para la iglesia cristiana en la cual me congregaba. Creo
que habré realizado más de 15 viajes, todos ellos
dirigidos hacia una pequeña localidad rural santafesina
(Argentina). Allí vi cómo en una pequeña cabaña de
madera, perteneciente a una estación de ferrocarril, se
concentraban viajeros, la mayoría de ellos en vehículos
de alta gama. Le pregunté a una lugareña por tal
acontecimiento (ya que la zona es agreste y no suelen
verse esos tipos de vehículos lujosos) la cual me
respondió que allí vivía una bruja que tenía ciertos
poderes sobrenaturales, y esas personas venían a
consultarla.

Eso había quedado grabado en mi memoria, pero yo


tenía ciertas dudas del poder de la bruja, mencionado
por la mujer que me había respondido en esa
oportunidad. La Comuna era tan chica, que sólo había
una sola carnicería, y tenía carne sólo las veces que
algún hacendado sacrificaba alguna vaca, de lo
contrario, no. Con el otro misionero, que ya hacía un
tiempo que estaba alojado en el lugar, salíamos a cazar
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con cierta frecuencia para comer algo de carne de vez


en cuando. Durante el día recorrimos el monte, para
ver si divisábamos algunas huellas en las aguadas del
mismo, para esperar al acecho durante la noche. Luego
de caminar por algunas horas, vimos huellas de ciervo,
las cuales eran seguidas muy de cerca por las de un
puma (león americano). Por la noche estuvimos a unos
70 metros de la aguada donde estaban las huellas,
esperando la aparición de algún animal que nos sirviera
para el almuerzo o la cena.

En cierto momento de la madrugada, cuando era mi


turno de hacer guardia con el rifle listo, mientras el
otro misionero dormía, alcanzo a ver algo que me erizó
la piel, y sentí un escalofrío de muerte. Era una luz
enorme y esférica, que se “revolvía” muy cerca de un
gran eucalipto, como de 30 metros de altura. Lo
desperté al misionero para corroborar que lo que yo
estaba viendo fuera real, y no algo de mi creativa
imaginación. Cuando él miró hacia el punto geográfico
que le indicaba, le sucedió lo mismo que a mí, la
misma sensación de muerte y pánico, el terror nos
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había invadido. Me dijo: – Esa es la luz mala1-. Ambos


nos pusimos a orar a Dios, para pedirle que nos
guardara de aquello tan espantoso. Lo más destacable
de aquel acontecimiento fue que esa luz estaba sobre la
cabaña de la bruja. Cuando terminamos de orar, esa luz
desapareció, pero no la fuerte impresión que nos dejó.
Fue una escena muy dramática e inolvidable para mí.

Cuando tuve una tibia idea de escribir un cuento de


terror, pensé que debía ser algo inspirado en un hecho
real, de lo contrario a mí no me gustaría escribirlo (al
menos esa era la sensación que tuve al momento de
escribirlo el año pasado). Recordé sin mayor esfuerzo
el acontecimiento que relaté anteriormente, y me puse
a escribirlo. En este cuento hay varias historias
mezcladas que sí son verdaderas, los lugares, la
geografía, la cabaña, la bruja, Camila, etc., todo eso es

1
La luz mala es uno de los mitos más famosos de
los folclores de Argentina y Uruguay. Algunos le decían la leyenda de la luz
buena, también conocida como el fantasma dentro del farol. Consiste en la
aparición nocturna de una luz brillante que flota a poca altura
del suelo. Esta puede permanecer inmóvil, desplazarse, o en
algunos relatos, perseguir a gran velocidad al aterrorizado
observador. Muchas veces aparece a una distancia cercana al
horizonte. Extraído de https://es.wikipedia.org/wiki/Luz_mala
(consultado por el autor, el 12/03/2019)
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real, con la clara adaptación del género literario que


corresponde al cuento en sí, por supuesto. Incluso las
sombras que Camila ve y sueña por las noches, todo
eso es real. También lo es, que Jesucristo es el único
que nos puede ayudar de verdad en esos momentos tan
terroríficos que a algunos de nosotros nos tocan vivir
como suerte o no del destino.

La obra literaria en cuestión tiene tres partes. Cada una


de ellas fue escrita en distintos momentos del 2018,
con unos meses de diferencia. La edición y
compilación de éste 2019, nos permite tener todas las
partes formando una sola unidad, así el lector puede
leerlo de principio a fin con mayor comodidad. No sólo
eso, sino que además esta edición tiene una tapa
sencilla, diseñada por mí mismo con una imagen de
uso libre, con licencia “creative commons”, que hace
alusión a una cabaña terrorífica. De una forma sencilla,
gratis para los lectores, pero no sin haber dado lo mejor
de mí como autor y escritor de diversos géneros
literarios, te presento uno de los cuentos más leídos del
Blog de “Obras Literarias Estrada”.
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Contacto
Instagram: https://www.instagram.com/obrasliterariasestrada/

Twitter: Daniel Estrada (Obras Literarias) @ObrasEstrada

Facebook: https://www.facebook.com/obrasliterarias.estrada

Blog: https://obrasliterariasestrada.blogspot.com.ar/

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ÍNDICE
Primera parte………………pág. 10

Segunda parte………………pág. 24

Tercera parte……………….pág. 32
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PRIMERA
PARTE
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Esta es la historia acerca de Camila, una joven mujer,


de 23 años de edad, soltera y sin hijos, que vive con
sus padres y abuelos. Ella tiene pesadillas horribles,
frecuentemente. Proviene de una familia
tradicionalmente católica, de clase media-baja. Vive en
un barrio del Departamento de San Cristóbal, Provincia
de Santa Fe, Argentina. Desde que era una niña, le
temía a la oscuridad. Tenía bien arraigado el hábito de
cerrar todas las puertas (del baño, ropero, habitaciones,
comedor, cocina, garaje, etc.), porque creía que desde
allí saldrían los “monstruos” que la atraparían.

En su casa paterna varios integrantes de su familia han


visto más de una vez, algunas sombras (como si fueran
hombres) moverse por la casa. Los ruidos sin
explicación eran el pan de cada día. Desde chiquita, su
mamá le leía algunas historias de la Biblia. En cambio
su abuela materna, es de aquellas personas que buscan
algunas respuestas con el brujo o curandero del pueblo.
En una de las peores noches de Camila, en la cual tuvo
el más espeluznante de los sueños, se despertó dando
alaridos en medio de la oscuridad, como si estuviera en
estado de shock. Luego de varios minutos, pudo
reaccionar, y dijo para sí: – ¡Otra vez las pesadillas!
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¡Dios mío, ya no sé qué hacer para no soñar tan feo!–.


– Camila, ¿Qué pasa contigo? ¿Otra vez gritando
como una loca?-. – ¡Sí, abuela, sigo teniendo
pesadillas! Sueño que el “diablo” viene, y mata a toda
mi familia-. Todos estaban preocupados por los sueños
y actitudes raras que tenía Camila. Su abuela le
aconsejó ir a ver a una vieja e indígena “curandera”,
originaria del pueblo natal de ésta. – Tienes que ir a
verla, seguro que podrá ayudarte-. Camila objetó que
la casa de “la bruja” quedaba muy lejos, (ya que estaba
a unos 30 km por caminos de tierra). Se trata de un
pequeño pueblo, a las afueras de San Cristóbal,
llamado “La Lucila”, de no más de 30 o 40 habitantes.

“La bruja”, era muy conocida en todos los parajes y


comunas cercanos, también en algunas ciudades
lejanas de la provincia. A veces se podían ver a algunas
personas en sus automóviles de lujo, estacionados en el
frente de su cabaña (perteneciente a una estación de
ferrocarril abandonada), que esperaban su turno, para
ser atendidos por ella. Entre la bruja y la abuela de
Camila había cierta amistad, cultivada desde la
infancia. Era famosa por demostrar tener ciertos
poderes sobrenaturales. Por ejemplo, si juntaba sus
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manos con la nuestra (a modo de sándwich), y las


frotaba circularmente hacia la derecha, uno podía sentir
el frío que esto provocaba; si ella lo hacía al revés, se
sentía muy caliente. Practicaba distintos tipos de
magias y el espiritismo, que es el nivel más profundo
de las ciencias ocultas. Según el trabajo que tuviera
que hacer utilizaba algunos yuyos, velas de colores, y
sacrificaba distintos tipos de animales.

Camila siguió con las pesadillas, eran cada vez más


frecuentes y peores que al principio. Su abuela la
convenció finalmente de ir a ver a la indígena, a La
Lucila. El encargado de llevarlas sería el abuelo. No
había transporte público que llegara hasta ese pueblo
rural. Decidieron ir un día viernes, después del
mediodía, para ver si tenían suerte de ver a la bruja.
Golpearon las manos desde la calle, para ver si salía
alguien de la cabaña de la bruja. La casa estaba muy
alejada de la calle, no hubo manera de ser escuchados.
La abuela y Camila, entraron por un sendero marcado
naturalmente por las mismas pisadas continuas de los
ocasionales transeúntes, en medio de los altos
pastizales del terreno, mientras el abuelo se quedó en el
automóvil.
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Cuando emprendieron la marcha por ese sendero, salió


la bruja al encuentro de las perturbadas mujeres.
– ¿Qué es lo que buscan?- Preguntó la bruja. Camila
estaba muy asustaba como para responder, así que la
abuela se identificó como Hermelinda, mientras que la
bruja les hizo algunas señas para que pasaran. Las
saludó toscamente, e invitó a que se sentaran frente a
una chimenea humeante de la sala principal de la
cabaña. La abuela le contó el motivo de la visita, y le
suplicó que por favor las ayudara. La bruja le dijo a
Camila que el origen de sus pesadillas tenían que ver
con el odio que ella sentía hacia una persona, un
hombre, que en su infancia, le había causado cierto
daño. – La única forma de alejar esas pesadillas de tu
vida, es haciéndote un bañito de sangre- dijo la bruja.
Les sugirió que para hacer ese “trabajo”, debían venir a
la medianoche, y traer consigo un “macho cabrío” de
un año, sin defecto, de color negro. También les indicó
a quién podían comprárselo, esto es, a don Cacho, un
criador de animales del pueblo.

Mientras todavía estaba hablando la bruja, el fuego de


la chimenea se hizo muy intenso, como si alguien
hubiera arrojado alguna especie de combustible, pero
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no había nadie más en esa habitación. Luego de ello,


Camila pudo ver cómo una sombra (parecida a la de un
hombre), pasó el umbral de la puerta hacia afuera de la
casa. Dio un fuerte grito que asustó a las presentes. La
abuela la regañó, pero la bruja confirmó que había
visto a uno de los “asistentes” de ella. – ¿Cómo que a
uno de sus asistentes?- preguntó Camila, presa del
pánico. – Así es, tengo “42 entidades” a mi servicio,
“ellos” me ayudan en los diferentes trabajos que
realizo a favor (o en contra) de las personas. El que
has visto es uno de ellos, que fue a hacer un encargo-.

Las damas salieron de allí para cumplir con el encargo


de la bruja, de comprarle el animal requerido a don
Cacho. Fueron con el abuelo hasta la casa del criador
de animales, que quedaba a unos 5 km de allí, por
caminos de tierra. Antes de llegar a la casa de ése
hombre, por el camino un hombre les hizo seña de que
pararan. En ese pueblo no hay ladrones, sí hay una
bruja, un comisario, una prostituta, el cura o párroco,
algunos borrachos, y otras personas que se dedican a
criar cabras, y a cultivar la tierra, pero no hay ladrones.
Sabiendo de antemano eso, pararon sin ningún temor,
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para ver qué necesitaba aquel hombre parado junto al


camino.

Una vez que se detuvieron, el abuelo de Camila le


preguntó: – ¿Qué le anda pasando, buen hombre?-.
– ¿Por qué me llama “bueno”, si sólo hay “uno solo”
que es Bueno, y ése es Dios?- Dijo el hombre. – Bueno,
sólo fue una manera de decir, nada más- Contestó el
abuelo. – Tranquilo amigo, sólo estaba bromeando. Sé
que anduvieron por la casa de la bruja, buscando
algún tipo de ayuda. Quiero decirles, que “el único”
que puede ayudarlos, es Jesucristo, el Hijo de Dios. Él
los ama, y tiene poder para ayudar a aquellos que
confían en Él…- Añadió el hombre. – ¿Usted es el
predicador, no?- interrumpió la abuela. – ¡Así es, soy
el predicador!-. – ¿No se acuerda de mí?-. – A ver,
déjeme hacer memoria… Sí, claro que sí, usted es
Hermelinda, ¿No?-. – Así es, esa soy yo-. Mientras
siguieron los saludos, Camila se quedó pensando, ya
que su mamá solía leerle algunas historias y cuentos
infantiles cuando ella era muy pequeña. De las
historias que su mamá solía contarle, recordó una en
particular, la “historia de Jesús”, pero nunca la había
sentido con tanta fuerza, como en ese momento que el
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predicador hablaba. Mientras reflexionaba sobre estas


cosas, el predicador se despidió de ellas, y siguieron
rumbo a la casa del criador de animales.

Aún faltaban varias horas para la medianoche. Le


hicieron el pedido del animal, tal cual lo había
solicitado la bruja. Debía ser un macho cabrío, de un
año, sin defecto, y de color negro. Don Cacho les dijo
que tenía exactamente lo que andaban buscando. Les
mostró el animal, que andaba pastando cerca de la
casa. La familia estuvo de acuerdo en el precio, y le
hicieron un encargo adicional, si se lo podía llevar
hasta la cabaña de la bruja, a la medianoche.
Acordaron el precio del envío, más el valor del animal.
Luego Camila y sus abuelos volvieron para San
Cristóbal, donde residían.

La mamá de Camila, le preguntó por dónde había


estado, ya que se había preocupado, al no saber nada
de ella. Camila le respondió que había ido con los
abuelos a ver una vieja bruja, de La Lucila, el pueblo
natal de la abuela. – ¿Es por el tema de tus pesadillas,
hija?-. – Sí mamá, cada vez son peores, ya no lo
soporto más-. – Es muy probable, que ése no sea el
camino más adecuado hija, pero deseo que pronto
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encuentres la ayuda que estás necesitando-. Camila le


contó acerca de la “sombra”, que vio en la casa de la
bruja, y que esa misma noche le harían un “bañito de
sangre”. Además, le contó acerca del predicador y lo
que le había dicho acerca de Jesús, que era el único que
podía ayudarla.

Llegó la hora de salir hacia La Lucila. Camila llevó un


bolso con ropa para cambiarse, luego de que fuera
bañada en sangre. Por fin llegaron a la casa de la bruja.
En la entrada estaba don Cacho, con el animal
encargado, atado del cuello con un tramo de cuerda
vieja. Se lo entregó a Camila, ya que era su animal.
Dijo además, que él no entraba a la casa de la bruja, a
no ser que ella misma lo solicitara. A unos 70 metros
de la entrada, estaba parada en la puerta de la vivienda
la bruja, con un “sol de noche” en una de sus manos.
En la cabaña no había energía eléctrica, y los trabajos
eran hechos a “la luz de las velas” (especialmente los
de magia negra y el espiritismo). Llegaron hasta la
puerta con el animal. El abuelo se había quedado en el
auto, sólo Camila y la abuela entraron a la propiedad
de la bruja.
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Se ubicaron en la misma sala que al mediodía, frente a


la chimenea humeante. La bruja puso sobre la mesa un
paño de color negro. Encendió 12 velas de color negro,
y otras 4 de color rojo. Luego se paró frente a la
chimenea para rezar algunas oraciones o frases dichas
entre labios, a modo de invocación. Camila estaba muy
tensa, en cambio la abuela estaba como en su casa, se
la veía tranquila y serena. El animal había sido
amarrado cerca de la hoguera, también se lo veía
tranquilo. En la pared, y sostenido por unos clavos
grandes y oxidados, lucía colgado una especie de
cuchillo grande o machete, del tipo que parecía haber
sido forjado caseramente, muy antiguo y por demás
afilado. En el momento menos pensado y sin mediar
palabras, la bruja tomó el cuchillo de la pared, y lo
pasó sigilosa pero violentamente por el cogote del
animal. Comenzó a salir mucha sangre, debido al corte
profundo. La sangre salpicaba las paredes a
borbotones.

La bruja, como poseída por el diablo, arremetió contra


Camila tomándola de los cabellos, la arrastró hasta
donde estaba el animal, que yacía tumbado, en el suelo
de tierra. Presionó la cabeza de Camila contra la herida
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mortal del animal, para que la sangre chorreara sobre


ella. Con una voz tenebrosa (no era su voz normal), le
ordenó que bebiera la sangre, y que se bañara con ella.
Con una furia inusitada, la bruja le arrancó la ropa a
Camila, hasta dejarla semidesnuda, en calzones. La
abuela sabía muy bien que no podía intervenir para
nada, estaba solamente como observadora. Camila
lloraba desconsoladamente tirada en el suelo de tierra,
bañada en sangre, mientras la bruja derramaba sobre
ella algunos yuyos triturados y velas derretidas. De
repente, y en medio de la penumbra imperante en la
sala, pudo verse una especie de remolino, formado por
“sombras muy espesas” de color negro. Todas las cosas
apoyadas sobre la mesa, y las que estaban colgadas de
las paredes, se cayeron al piso violentamente. La mesa
comenzó a sacudirse estrepitosamente, sin que nadie la
tocara, y se corrió hacia la puerta de ingreso de la sala.
El mensaje parecía ser claro, “nadie debía salir de allí”,
al menos no por el momento.

La escena del bañito de sangre duró hasta casi rayar el


alba. La bruja estaba en una especie de trance, tirada en
el suelo. De repente, la mesa que había estado trabando
la puerta, se volvió a su lugar, sola, es decir, nadie la
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tocó. La bruja se levantó del suelo, y Camila que había


estado inconsciente un buen rato se despertó bañada en
sangre, y con rastros de barro (tierra del piso, mezclada
con la sangre del macho cabrío) en algunas partes de su
cuerpo. Quien más pudo disfrutar del espectáculo, fue
la abuela de Camila. La bruja le dio las últimas
indicaciones a la ensangrentada chica. Le dijo que tenía
que permanecer con la sangre (sin bañarse), por 24
horas. La abuela le alcanzó el bolso con la ropa para
que se vistiera. La bruja por su parte, quemó la ropa
“rasgada” de Camila en la chimenea humeante. Luego
arrastró al animal muerto (que pesaba cerca de 60
kilogramos), como si éste no pesara nada, hacia el
fondo de la cabaña.

El cabello de Camila estaba semiduro, con sangre y


tierra. Vestida a las apuradas, salió de la cabaña, con
los primeros albores de la mañana, rumbo al auto de su
abuelo. La abuela se quedó unos minutos más,
hablando con la bruja. En un paño de color rojo, le dio
algunos yuyos, con los cuales tenía que prepararle
algunas infusiones para que Camila las bebiera en las
próximas 24 horas. El precio acordado por el trabajo
fue una caja llena de víveres, alimentos no
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perecederos, ya que la bruja no aceptaba dinero en


efectivo. Cuando la abuela le hizo señas a su esposo,
éste se encargó de bajar la caja, y llevarla hasta la
cabaña.

La bruja y la abuela se despidieron frívolamente.


Emprendieron el regreso por el mismo camino de
tierra. Aproximadamente, a la mitad del camino de
retorno, se encontraron al mismo predicador junto al
camino, haciendo señas para que se detuvieran. La
abuela le dijo a su esposo que no se detuviera para
nada, que fueran directo a la residencia de ellos. El
abuelo aceleró un poco más, levantando una gran
polvareda, que envolvió al predicador. A éste se le oyó
gritar que tuvieran mucho cuidado, ya que habían
ignorado sus advertencias. Siguieron viaje, sin
importar las palabras alocadas del predicador. Camila
sintió un escalofrío muy intenso en su cuerpo, al
mismo tiempo pudo notar de alguna manera, que
sentado junto ella había una sombra muy densa, de lo
que parecía ser como un “hombre”. Ella entendió que
era uno de los “asistentes” de la bruja. Supo que ya no
estaría presente en sus pesadillas, sino de forma
corpórea, con ella. Estaba segura que esa “sombra” la
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acompañaría, de ahora en más, y ante la cual no


debería sentir ningún temor (¿O sí?)… continuará.
24

SEGUNDA
PARTE
25

El día que regresaron de la cabaña, Camila estuvo


aislada en su habitación por 24 Hs. Debía permanecer
sin bañarse, y tomar las infusiones preparadas con los
yuyos, que la bruja le había dado a la abuela envueltos
en el paño de color rojo. Ése día hacía mucho calor, y
la sangre del macho cabrío sobre el cuerpo de la joven,
hedía de tal forma, que apestaba toda la casa. La mamá
de Camila quiso verla, pero la abuela se lo impidió. Le
dijo que nadie podía molestarla por 24 Hs. para que el
“trabajo” no fuera en vano.

Luego del tiempo señalado, Camila se fue a duchar. Su


semblante estaba muy pálido y rígido, ya no sonreía.
Para la familia los cambios de Camila eran muy
llamativos. Su apetito era voraz, su forma de vestir con
ropas grandes y oscuras, la hacían ver muy rara. Ya no
era la chica llena de vida, que antes alegraba el hogar.
El tipo de amistades también cambió. Antes, sus
amigas eran de la infancia, o de la escuela, ahora sus
amigos eran los que tenían problemas de conducta,
consumían alcohol y drogas, y tenían problemas con la
policía. Toda su vida había cambiado.

Las “sombras” con forma de personas, ya no se veían


en la casa. Lo raro era que Camila hablaba sola y en
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voz alta. Se maquillaba con colores oscuros,


prefiriendo el negro. En su corta vida (casi 24 años),
sólo se le conocieron 2 novios. Para cuando conoció a
la indígena, hacía ya varios meses que no salía con
nadie. Por esas circunstancias de la vida, quien había
sido su primer novio, comenzó a rondar la casa de
Camila, preguntando por ella. Al pasar los días,
comenzaron a salir, se la veía feliz de nuevo. Había
cierta tensión entre ella y su propia familia, las
discusiones eran algo muy habitual.

Cierto día, Camila fue a comprar el juego de la Ouija


(también conocido como el juego de la copa). Invitó a
sus nuevos amigos a jugar el macabro juego. Algunas
veces se juntaron en la casa de Camila, hasta que su
mamá se lo prohibió. Fue así que comenzaron a
reunirse en la casa de Pablo, actual novio de Camila. Él
era un poco mayor que ella, y vivía sólo. Tenía cierta
solvencia económica que le permitía darse ciertos
lujos. En los sucesivos encuentros siempre estuvo de
por medio el juego de la copa. Cierta noche se llevaron
el susto de sus vidas. La copa tomó una elevada
temperatura, tanto que quemó los dedos de quienes la
sostenían en ese momento.
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Otra noche, se habían reunido unas 10 personas en la


casa de Pablo. Ya no necesitaban la copa, porque
podían hablar con el “espíritu” y éste les respondía con
voz audible, por medio de Camila. Habían “subido” de
nivel. Al concluir esa reunión, cada uno se fue a su
casa. Lo cierto es que 2 chicas, de 15 y 17 años,
hermanas, nunca llegaron a su casa. Sus padres se
comunicaron con Pablo para saber el paradero de ellas.
Él les respondió que se habían ido en grupo, con los
demás chicos, y que no las había vuelto a ver.

Los padres, muy preocupados radicaron la


correspondiente denuncia. La búsqueda quedó a cargo
de la policía de San Cristóbal, con la ayuda de los
bomberos. Intervino la división canes, los perros de
búsqueda de personas vivas y otro grupo especializado
en personas muertas. Los rastrillajes por la zona dieron
resultados negativos. Se amplió la búsqueda a los
parajes y comunas cercanas. Las buscaron por varios
días, sin tener noticias de las menores. Lo que en
principio fue caratulado como “averiguación de
paradero” se transformó luego en una averiguación de
“desaparición forzada de personas”.
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Los mismos chicos se volvieron a reunir en la casa de


Pablo para consultar al espíritu, sobre el paradero de
las hermanas desaparecidas. Todas las respuestas
fueron satisfactorias, al mismo tiempo, intrigantes,
excepto sobre qué les sucedió a las chicas. Sabían que
estuvieron jugando juntos, que salieron de la casa de
igual modo, pero el espíritu enmudecía al momento de
ser consultado sobre si estaban vivas o muertas. En ése
momento Camila se descompuso, comenzó a vomitar y
a tener temblores en el cuerpo. Pablo la llevó
inmediatamente a urgencias, para que la revisara un
médico.

Estuvo en observación por unas 12 Hs. El médico le


preguntó a Pablo qué le había sucedido, pero éste no
decía ni una palabra. Camila no tuvo problemas al
decir que había estado jugando a la Ouija. El médico
era un hombre que provenía de un hogar cristiano.
Recordó que su mamá le había advertido sobre las
consecuencias de ese juego. Se lo comentó a Camila
recomendándole que dejara de hacerlo. – Si quieres,
podemos hacer una oración, creyendo que Jesucristo
puede ayudarte- le dijo el médico a Camila. Pero ella
se negó. El médico le dijo que recordaba algunas
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oraciones que su mamá hacía, cuando él estaba


atemorizado o enfermo, pero Camila siguió con la
misma negativa. Luego de unas horas más, le dieron el
alta, y se fue de la mano de Pablo.

Unas semanas después, su novio la convenció de ir a


estudiar juntos a la U.B.A (Universidad de Buenos
Aires), en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (ex
capital federal). Ella fue a la casa de sus padres para
armar las valijas, y avisarles que comenzaría a estudiar
en la universidad. Sus padres no estaban de acuerdo
que se fuera tan lejos, y mucho menos en compañía de
su novio, un perfecto extraño para la familia. Los 2 se
fueron hacia Buenos Aires. Alquilaron un
departamento cerca de la universidad y comenzaron a
estudiar. Pronto hicieron nuevos amigos, con los cuales
se reunían con frecuencia en torno al juego de la copa.

En las próximas semanas hubo una pegatina de


carteles, que daban cuenta de la desaparición de un
joven estudiante. La policía de la ciudad estaba
investigando el círculo íntimo del joven desaparecido,
entre ellos a Camila y Pablo. 72 Hs. después de la
desaparición, el joven apareció sin vida en la Plaza
General San Martín, cerca de la universidad. Las
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pesquisas indicaban que había estado en cautiverio,


desde que fue notificada su desaparición, hasta 6 horas
antes (las que llevaba de muerto) del hallazgo del
cadáver, con signos de haber sido torturado
salvajemente. Tenía cortes en casi todo el cuerpo, con
algunas mutilaciones en sus dedos (de las manos y los
pies), orejas, nariz, mejillas y genitales.

La policía tuvo acceso a las cámaras de seguridad de la


zona, donde se pudo observar a 2 personas
encapuchadas, cargando lo que podría ser un cuerpo,
envuelto en una frazada. No se pudieron ver los rostros
debido a la oscuridad y las capuchas que utilizaron los
presuntos asesinos. Mientras tanto, se reanudaron los
interrogatorios, pero esta vez en sede judicial. Había
150 sospechosos, y tenían que interrogarlos a todos,
hasta hallar al o los culpables. Uno de los
investigadores estaba seguro que el asesino se
encontraba entre los compañeros de estudio de la
víctima.

Como si esto fuera poco, la policía de San Cristóbal,


provincia de Santa Fe, quería contactar a Pablo y
Camila, por la desaparición de las hermanas que habían
estado en la casa de Pablo la noche que desaparecieron.
31

Esto fue debido a que uno de los perros sabuesos de la


policía, especializado en búsqueda de personas
muertas, guió a los investigadores hasta el
departamento de Pablo. Los perros especializados en
buscar personas vivas también los llevaron hasta allí.
Pero esto último era obvio, ya que las chicas habían
estado allí jugando la noche que desaparecieron. Lo
extraño es que el otro grupo de perros, que detectan
rastros cadavéricos llegaran hasta el lugar, donde se las
vio con vida por última vez.

Pablo y Camila, estaban entre las 150 personas citadas


a una testimonial (o indagatoria, según
correspondiera), en el juzgado interviniente, por el
asesinato del joven estudiante. Pero al enterarse que
una comisión policial proveniente de San Cristóbal,
venía a buscarlos con una orden de detención, ambos
decidieron darse a la fuga con destino incierto…
continuará.
32

TERCERA
PARTE
33

Luego de la desaparición del joven estudiante,


compañero de universidad de Camila y Pablo, éstos
últimos se dieron a la fuga. Anduvieron errantes de
aquí para allá, ya que estaban cercados de alguna
manera por la policía local, y por la comisión enviada
desde San Cristóbal, con órdenes de arresto para
ambos. Allá se los buscaba por la desaparición de las
hermanas de 15 y 17 años, que habían estado jugando a
la Ouija en la casa de Pablo, y que hasta el momento
no habían sido halladas.

Salieron desesperadamente, en principio sin saber


hacia dónde. Solamente se limitaron a conducir por la
carretera, hasta pensar en un buen plan. Sabían muy
bien que a San Cristóbal no podían volver, ya que eran
intensamente buscados por la policía. Sospechaban que
había capturas vigentes para ambos, a nivel nacional e
internacional. Debían permanecer en la clandestinidad,
hasta que las causas se archivaran, y las autoridades
dejaran de buscarlos. Por ahora debían olvidarse de
volver a la universidad o de llevar una vida normal.

En el camino, Camila “sintió” en su corazón de volver


a La Lucila, provincia de Santa Fe. Pablo le preguntó
el por qué o para qué. Ella asumió que la única que
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podría ayudarlos, era la bruja indígena, que tiempo


atrás, le había hecho un “trabajito”. Ella creía que ese
“trabajito” podría revertirse, y que todo volvería a ser
como antes, dónde sólo tenía pesadillas, y de vez en
cuando veía algunas sombras por la casa. Ahora sentía
que un ser extraño habitaba dentro de ella, y la llevaba
a hacer cosas aberrantes. De forma muy seguida, sentía
el impulso irrefrenable de asesinar, especialmente
utilizando un cuchillo común de cocina. Sentía mucho
placer al torturar y desmembrar a sus víctimas. Su
obsesión permanente era matar personas, matar por
matar.

Suponiendo que la bruja pudiera ayudarlos, se fueron


directamente a La Lucila, en el automóvil de Pablo.
Desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(C.A.B.A) hasta donde se encontraba la indígena, había
un poco más de 650 km, traducido en tiempo serían
como de 8 horas de viaje. La ventaja es que nadie
sospecharía que ellos podrían ir a un lugar tan aislado y
pobre a esconderse, y más a sabiendas que los recursos
económicos de Pablo no eran pocos. ¿Qué tipo de
ayuda podría darles la bruja? ¿Hay marcha atrás en
algo espiritual tan complejo? ¿De verdad que era más
35

bien un problema espiritual y no un “desorden mental”


lo que padecía Camila?

Llegaron al lugar cerca de las 9 de la mañana. Camila


se bajó del auto, y desde la calle de tierra, golpeó las
palmas de sus manos, esperando que la bruja se
asomara desde la cabaña. No tuvo suerte, nadie salió a
recibirla. Se fueron hasta el almacén del pueblo, a
comprar algo para desayunar. Estuvieron allí un rato, y
luego volvieron hasta la cabaña. Esperaron dentro del
automóvil hasta el mediodía. Se sorprendieron cuando
la bruja se asomó por la ventanilla del lado de Camila.
Ella se pegó el susto de su vida, porque apareció de
repente. – ¿Me estaban buscando a mí?- dijo la bruja
con una voz muy tenebrosa. – Sí señora, soy Camila,
¿Se acuerda de mí? Soy la nieta de Hermelinda.- dijo
con una voz quebradiza. – Sí, claro que te recuerdo
hija, ven, pasa a la sala tú sola, así me cuentas qué es
lo que te trajo hasta aquí-.

Camila y la bruja ingresaron por el sendero marcado en


los pastizales de la propiedad, hasta llegar a la cabaña.
Pasaron a la sala, donde estaba la chimenea humeante,
y tomaron asiento. – Dime Camila, ¿En qué puedo
ayudarte?-. – Estoy desesperada señora, ya que mi
36

vida ha cambiado drásticamente. He hecho cosas muy


malas, y nos busca la policía. Necesito saber qué
puedo hacer para que todo vuelva a ser como antes-.
– Lo que pides no es para nada fácil, tengo que
explicarte algunas cosas un poco complicadas, que no
sé si las vas a entender ahora-. Dijo con firmeza la
bruja.

La bruja comenzó con su relato, haciendo un recorrido


histórico, que abarcó desde que ella fue instruida en las
ciencias ocultas, siendo apenas una niña. Contó cómo
fue elegida por el mismo diablo en una ceremonia
religiosa en medio del monte, hacía mucho tiempo
atrás. Fue la sucesora del cacique de su tribu, y
sacerdotisa satanista. Ella “ungió” a cientos de nuevos
brujos, especialistas en las ciencias ocultas y el
espiritismo más complejo. El mismo Satanás le enseñó
a “firmar” como bruja, y las artes del mal, entre otras
cosas. Le fue otorgada la ayuda de “42 entidades”,
quienes serían sus asistentes en la tarea como bruja.
Una de esas entidades, estaba dentro de Camila, y era
el encargado de asesinar a quienes la bruja le indicara.
Es decir, los trabajos de la bruja incluían asesinar
personas, ella no lo hacía en persona, sino que esa
37

entidad espiritual, era quien salía a completar esos


encargos.

– Intento decirte con estas cosas, que la entidad que


tienes dentro, es asesina por naturaleza. Yo no planeé
que entrara en tu vida, esa parte no la puedo entender.
Pero vamos a intentar que vuelva a salir, y que esté de
nuevo a mis órdenes. Hay algunos trabajos atrasados,
debido que no pude contar con él, ya que se había ido
contigo, pero ahora está de regreso- Explicaba la
bruja. – Mire, yo tampoco lo pedí, y ya no quiero que
sea parte de mi vida, quiero que lo saque lo antes
posible. Quiero llevar una vida normal. ¿Qué necesita
para hacer que salga de mi vida para siempre? Si es
por dinero, no habrá ningún inconveniente, mi novio
Pablo tiene mucho-. – No querida, no se trata de
dinero, ahora veremos de qué se trata realmente.
Trataré de hablar con la entidad, para ver si se pondrá
otra vez a mis órdenes o no, así como alguna vez lo
ordenó el mismo diablo-.

La bruja preparó la mesa, con un paño de color negro.


Le dio a Camila un té de hierbas mágicas para que lo
bebiera, junto con una especie de calabaza dulce.
Luego de eso, Camila entró en una especie de éxtasis o
38

trance. La bruja se comunicó con la entidad o demonio


que poseía a Camila, ordenándole que saliera de ella, y
ocupara el lugar de subalterno de la bruja, pero nada se
logró. El demonio le respondió que no la dejaría,
debido a que ella era el “objeto” de amor del Dios
Altísimo. Y que su Amo el diablo, le había dado la
orden de aniquilar a todos los que pudiera, que estén
dentro del interés de Dios. – Es una batalla a muerte,
somos enemigos de Dios, el Creador de todas las
cosas, y de sus criaturas. Camila está dentro de los
propósitos del Altísimo, y mientras yo la posea, está
perdida, así la quiere Satanás, mi Amo-. Dijo el
demonio que estaba dentro de Camila. La bruja le
respondió, –Tengo 2 encargos para asesinar personas,
¿Quién lo hará? Nadie ha podido, ya que tú eres el
especialista en asesinar, a eso te dedicas-. El demonio
le dijo que lo haría a través de Camila y de Pablo.

Cuando Camila salió del trance, vio a la bruja hablando


sola, frente al fuego de la chimenea. – ¿Qué pasó?-
preguntó ella. La bruja le respondió, que antes de ser
liberada, tenía que hacer 2 trabajos: Matar al
predicador, y a un hacendado de una Comuna cercana
a La Lucila. – ¿Matar? No, de ninguna manera-.
39

– Niña, si no lo haces, no podré hacer el trabajo de


sacar a la entidad de adentro tuyo, lo siento, es todo lo
que puedo decir por ahora-. Camila salió de la cabaña
hacia el auto de Pablo. Allí hablaron de todo lo
sucedido dentro de la casa. Pablo no quería saber más
nada de asesinar personas, pero si no había otro
remedio, lo haría. La convenció de que no había otra
opción, y ambos se pusieron a disposición de la bruja.

Camila volvió a entrar a la cabaña, y le dijo a la bruja


que estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para ser
libre. La única condición que puso Camila, fue saber el
por qué de esas muertes. La bruja le declaró que en
cuanto al predicador, era una cuestión pendiente entre
ella y él. Esto se debía a que ella consideraba que el
predicador era su enemigo número uno. Y en cuanto al
asesinato del hacendado, era un encargo, de parte de la
familia de éste. Ellos (ex esposa e hijos) sospechaban
que la probable heredera de todo, sería su actual
esposa. El hombre era divorciado recientemente, y se
le descubrió un amorío y reciente casamiento secreto,
con quien fuera su secretaria desde hacía 5 años, y
mucho menor que él. Fue así que la ex esposa de éste
junto a sus 4 hijos, acudieron a la ayuda que podría
40

darles la bruja. Camila estuvo de acuerdo, ya que al


predicador lo había escuchado gritar por los caminos,
que Jesucristo era la única respuesta a sus problemas, y
la verdad es que ahora le caía “gordo”. En cuanto al
hacendado, le pareció justo que pagara de esa forma la
traición a su propia familia. Camila razonaba estas
cosas estando poseída por un demonio.

Los dos jóvenes se pusieron de acuerdo en asesinar, en


primer lugar, al predicador. Se informaron dónde se
hospedaba, y hacia allá se dirigieron. En los lugares
habituales no lo encontraron. Por último decidieron ir
al lugar donde éste hacía reuniones cristianas. Allí
estaba, lo encontraron solo e indefenso. El hombre era
de mediana edad, como de 1,80 m. de altura, y cerca de
95 kg de peso. Camila tenía casi 24 años, era de
contextura mediana, flaquita. Y Pablo también era de
mediana estatura y peso. Querían asegurarse de no
levantar sospechas, agarrarlo a traición, y de esa
manera apuñalarlo por la espalda.

Cuando el predicador los vio, reconoció a Camila,


como la nieta de Hermelinda. Ella saludó muy
amablemente y le presentó a su novio. El predicador
les preguntó a qué debía el honor de sus visitas. Ella
41

dijo que quería saber un poco más acerca de Jesús de


Nazaret. El predicador les invitó un café, y mientras
éste lo preparaba a espaldas de la pareja, quisieron
atacarlo. Ella levantó su mano derecha, empuñando un
cuchillo grande. Pablo lo acechaba muy de cerca para
reducirlo, así Camila terminaría el encargo. Los 2 se
“desplomaron” al suelo, inconscientes, ante la mirada
atónita del predicador. Luego de casi una hora, ambos
se despertaron, y vieron de frente al predicador,
sentado y bebiendo un café tranquilamente. Ellos se
asustaron mucho, debido a que temían ir a prisión.
Sobre la mesa estaba el cuchillo que antes había
empuñado Camila. Pidieron perdón por lo sucedido, y
le suplicaron al predicador, que no hiciera la denuncia.

– Camila- dijo el predicador, – Sé que te ha enviado la


bruja, ella cree que soy su enemigo, porque predico un
Dios diferente al de ella. Ella le sirve a Satanás, yo
sirvo al Único Dios verdadero, el mismo que ha
impedido que me mates. Él te ha elegido con un buen
propósito. Quiere que creas en Aquél que Él ha
enviado, Jesucristo, su Hijo amado. Desea que te
arrepientas de tus maldades, y hallarás perdón y vida
eterna. No puedes vivir como lo estás haciendo, esa no
42

es la vida abundante que Cristo puede darte-. Ella se


puso a llorar como si fuera un bebé, al igual que Pablo.
Esas palabras, en boca del predicador, sabían dulces
como la miel. – Casi me convence, señor predicador,
pero le temo a la entidad que habita dentro de mí, y a
la bruja-. Ambos se fueron de allí, ante la promesa del
predicador, de no llamar al comisario del pueblo.

De allí se fueron directamente a la casa de la bruja.


– No pudimos matarlo- dijo Camila. – Lo que pasa,
hija, es que tiene un espíritu superior, yo tampoco
nunca pude hacerle daño- dijo la bruja atemorizada.
Les pidió a ambos que se apresuraran a matar al
hacendado, y luego de eso, Camila quedaría libre de la
entidad, aunque “algo de ella moriría”. Pidieron la
información de cómo hallarlo, además de recibir por
parte de la bruja, un arma de fuego. Era una antigua
escopeta de 2 caños calibre 16, que el mismo comisario
le había dado como parte de pago por un trabajo.
Ambos salieron rumbo a la Comuna vecina, para hallar
al hacendado, y matarlo. Cuando llegaron, encontraron
43

el nombre de la finca, al costado de la tranquera2


principal. Pablo abrió la misma, y se adentraron al
campo. Hicieron cerca de 2 km. cuando un hombre a
caballo les salió al encuentro, y les preguntó quiénes
eran. Ellos respondieron que buscaban a Don Carlos
Iracundo. Él dijo ser la persona que buscaban. Acto
seguido y sin mediar más palabras, Camila le
descerrajó3 los 2 tiros de la escopeta, matándolo al
instante. Taparon el cuerpo con unas ramas y arbustos,
y salieron con premura del campo.

Fueron de nuevo a la casa de la bruja, para informarle


que habían cumplido con la misión. Y le reclamaron
que liberara a Camila de ese espíritu asesino, para que
todo volviera a ser como antes. La bruja la hizo pasar
sólo a ella, quedando Pablo en el auto. La bruja le dijo
que sólo había una forma de hacer que el demonio
saliera de ella. Camila intrigada preguntó el cómo, y
prometió hacer lo que fuera necesario, para ser quien
era antes, apenas una joven perturbada por los sueños.

2
Definición de tranquera. f. Puerta rústica hecha con palos para
entrar o salir de un campo o de un terreno cercado.
www.definicion.org/tranquera.
3
coloquial Hacer disparos contra una persona o una cosa
https://es.thefreedictionary.com/descerraj%C3%B3
44

– Ambas queremos lo mismo- replicó la anciana, – yo


quiero que esa entidad esté a mis órdenes, como antes,
y tú quieres ser libre de ella-. Le explicó que el trabajo
constaba de 2 partes. Una de ellas era hacer un
sacrificio similar al primero que hizo con Camila. La
otra parte constaba en que esa entidad saldría de ella, y
pasaría inmediatamente a Pablo. Una vez ocurrido esto,
Camila lo tendría que asesinar, para que la entidad
saliera y volviera a ser un subalterno de la anciana.

Camila no podía concebir la idea de asesinar a su


propio novio, al cual amaba con todo el corazón. Pero
al mismo tiempo deseaba que esa historia de terror
terminara para siempre. Acordó con la bruja hacer todo
lo necesario. Fueron a la casa del criador de animales,
a buscar un macho cabrío, de un año, sin defecto, de
color negro, para el sacrificio. Una vez que lo trajeron,
esperaron hasta la medianoche para comenzar el
sacrificio. Pablo estaba asustado, no se imaginaba lo
que estaba a punto de sucederle. En cuanto a Camila,
su semblante no era el mismo. El ambiente era frío y
oscuro, a la luz de unas velas negras. La bruja les
preparó una infusión de hierbas mágicas para que
ambos la bebieran.
45

Llegó la hora señalada para el sacrificio. El macho


cabrío fue atado cerca de la chimenea, cuyo fuego
estaba al máximo, había mucha leña alimentándolo. De
repente hubo una pequeña explosión, atribuida a otra
entidad, la cual Camila pudo ver. Luego de que la bruja
hiciera algunas invocaciones al diablo, Pablo se
desmayó. Camila arremetió contra el animal,
degollándolo con una fuerza sobrenatural, de tal modo
que lo levantó con sólo una de sus manos. La bruja por
el momento, sólo era una observadora. Camila sufrió
una fuerte sacudida hacia atrás, contra la pared. Se
pudo observar, que previamente, quedó dura como una
tabla, y luego fue expulsada sin que nadie, en
apariencia, la tocara.

La bruja estaba en un trance frenético, se sacudía con


violencia. Camila estaba en el piso semiinconsciente, y
Pablo desmayado en el piso. Camila luego de unos
instantes se repuso, ahora se sentía bien, y vio
“levitar4” a Pablo hasta el techo de la cabaña. Todo era
muy confuso, pero el fuego de la chimenea y las luces
4
Hacer que una persona o una cosa se eleve en el espacio.
https://www.google.com.ar/search?q=levitar+definicion&oq=le
vitar&aqs=chrome.2.69i57j0l5.1962j0j9&sourceid=chrome&ie=
UTF-8
46

de las velas negras, permitían ver el tétrico5


espectáculo. La bruja volvió en sí, y le dio la señal a
Camila, para que terminara el trabajo. Cuando Pablo
todavía estaba levitando en el aire, fue apuñalado una y
otra vez por Camila, su gran amor. Allí se pudo
observar, cómo la entidad salía de Pablo, y entraba en
la indígena. Camila entendió que todo había terminado.
¿Sería posible que a pesar de todo lo malo que había
hecho Camila, Dios se interesara en ella? ¿La policía
seguiría sus pasos hasta atraparla? ¿Camila iría a
buscar al predicador para descubrir el plan de Dios
para su vida?

FIN

5
Que es oscuro, triste y grave, y hace pensar en la muerte.
https://www.google.com.ar/search?q=t%C3%A9trico+significad
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