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TUTOR: BACHILLER:
Lcda. Nairobis Fuentes Ramírez, Valeria.
Torres, Angelis.
Martínez, Argenis.
Colina, Chrismarys.
Junio, 2020.
INTRODUCCION
Sobre esta línea, podemos decir que los dos grandes tipos de sistemas son el
capitalismo y el socialismo. El primero de ellos propone, principalmente, la libertad de
mercado y la defensa de la propiedad privada. El segundo, que llamamos socialismo,
propone todo lo contrario. Es decir, la regulación del mercado y la defensa de la
propiedad colectiva.
SISTEMA ECONOMICO DEL SIGLO XIX Y COMPARAR EN LA
ACTUALIDAD (ECONOMICO, SOCIAL Y EDUCACION).
El siglo XIX supuso el tránsito de una serie de hechos que marcan el desarrollo
de la misma, esta significo un aumento en los vínculos económicos entre los países y
por tanto su interdependencia. Por un lado, gracias a la superación de barreras físicas y
legales se avanzo a lo largo de toda la centuria hacia el libre comercio, lo que permitió
que el volumen de intercambios internacionales creciera de modo sostenido, al igual que
los flujos de inversión directa en el exterior también se fueron acelerando, detrás de la
conformación de esta economía mundial crecientemente integrada no solo de tratados
comerciales o grandes avances en las tecnologías ofrecidas en su momento, sino
también de un sistema monetario internacional, el patrón oro, que favoreció
notablemente el comercio internacional y los movimientos de capitales como moneda
de cambio.
El siglo XIX se dio el tránsito final desde las monarquías absolutas que habían
dominado Europa desde la Edad Media hasta los estados-nación liberales de nuestros
días. Fue también el siglo en el que la industria se impuso sobre las formas manuales de
producción. 100 años de progreso científico, filosófico y de derechos y libertades, pero
también de conflicto continuo en Europa entre clases sociales, naciones y estados. Estos
son algunos de los acontecimientos históricos importantes que tuvieron lugar en este
siglo trascendental para la humanidad.
Para los países de América era muy difícil para ellos implementar el ideal de la
Ilustración sobre establecer instituciones sobre la base de la razón, para lo cual era
imprescindible separa al Estado de la religión. Los ciudadanos deben saber leer y
escribir a partir de 1840 para participar en elecciones, lo cual fuera de restrictiva
reconoce un problema de analfabetismo generalizado, pero además deben tener un
patrimonio de 100 pesos o en su defecto una profesión que les permita la independencia,
excluyendo de la ciudadanía a jornaleros, arrendatarios y sirvientes.
En estas grandes innovaciones del siglo XIX están apoyadas directamente sobre
el conocimiento científico, entre la electricidad como nueva forma de energía con
múltiples aplicaciones industriales, tenía ventajas de su rápida transmisibilidad a
distancia lejanas sin perdida y de su fácil y eficiente transformación en calor, luz o
movimiento. También esta la fabricación masiva de acero, en química están los tintes
sintéticos y los colores artificiales abrieron el camino a una industria mayor como la
química orgánica entre fertilizantes, fibras sintéticas, conservación de alimentos y
medicamentos.
A lo largo del siglo XX se han consumado dos grandes cambios: por un lado, el
fin de la agricultura tradicional cuyo objetivo era subsistir por la agricultura moderna
cuyo objetivo es maximizar beneficio al mínimo coste. Esta última saca casi todos sus
inputs del mercado todo lo contrario ocurría con la tradicional que lo sacaban de la
naturaleza. Y, por otro lado, la diversificación de la fuente de energía y petróleo, lo que
redujo el uso de carbón (EEUU y Gran Bretaña son los que más tienen consumo interior
bruto de energía primaria entre 1933 y 1993). Cabe destacar que, en 1921, en Rusia se
implementó la “Nueva Política económica” (NEP), un sistema económico que
implicaba la coexistencia del sector estatal y el sector privado. Este sistema mostró
beneficiar a la sociedad y era observado como un sembrador de estabilidad y
moderación en Rusia. Sin embargo, sólo fue un intervalo entre dos períodos
conflictivos. Posterior a esta etapa, en 1929, Stalin llevó a cabo la colectivización
forzosa de la agricultura, creando una guerra civil.
Ya para nuestro siglo actual (siglo XXI) Uno de los elementos fundamentales de
la economía de nuestros días es su carácter internacional. Vivimos en una economía
global, ciertamente. Y lo que sucede en un determinado país rara vez deja de tener
alguna influencia en el resto del mundo. El capital se mueve con bastante libertad a
través de las fronteras y con un volumen tal que puede causar graves problemas a los
países (avanzados o en vías de desarrollo) que son castigados por el mercado.
La situación de éstos es, sin embargo, muy diferente. Con una mano de obra
dedicada a la agricultura inferior al 5% del total de su población activa y una
participación de este sector en la generación de PIB que pocas veces supera el 2%, la
agricultura significa muy poco en términos macroeconómicos en el mundo desarrollado.
Pero la capacidad de actuación de los grupos de interés es muy grande en este sector. Y,
como es bien sabido, tanto la Unión Europea como EE.UU. mantienen complejos (y
muy costosos) sistemas de protección a la agricultura que se resisten a desmantelar, a
pesar de que, al menos en el caso de Europa, los cambios debidos a la reciente
ampliación de la Unión hacen que el actual modelo sea prácticamente inviable a medio
plazo.
Aunque muchas de estas políticas sigan siendo muy perjudiciales para los países
en vías de desarrollo, hay que señalar que empiezan a surgir algunos indicios que
podrían dar pie a un cierto optimismo, al menos en el mundo de las ideas. El más
importante es la visión de que lo que los países pobres necesitan no son economías
cerradas, sino un mayor volumen de comercio exterior. Esto significa que se va
abandonando la idea que considera el comercio internacional como un instrumento más
de explotación del tercer mundo y se empieza a entender que lo que hace daño
realmente son las restricciones al comercio. Es tal vez sólo una gota de agua en una mar
de ideas erróneas. Pero podría ser el comienzo de una estrategia más sensata en nuestra
larga lucha contra la pobreza, que no debería frenar la crisis y la recensión que sufren
hoy los países avanzados.
Por tanto, con esto en mente, podemos deducir que el sistema económico del
siglo XXI es un conjunto de reglas que definen la forma en que una sociedad gestiona y
administra esos recursos que, como ya hemos dicho, son limitados.