Está en la página 1de 2

PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN

Me satisface enormemente escribir este corto prefacio a la segunda edición de este

libro. Por un lado, significa que ha provocado el interés para vender lo suficiente y así justificar una

nueva impresión. Casi todos los autores "académicos" insisten en que no les importa la venta o la

difusión de sus libros, pero es una mentira profesional. Nadie pretende enriquecerse escribiendo este

tipo de historias, pero nadie quiere esforzarse tanto para ser olvidado. Por otro lado, la reedición

también demuestra la confianza de los editores del Centro Bartolomé de Las Casas, y en particular

Xavier Ricard Lanata, en que el libro vale la pena, un cálculo que combina lo económico (¿se va a

vender?) y la valoración (¿nos gusta el libro?). La edición de libros es, como todas las actividades

culturales en el Perú, un negocio muy difícil así que su decisión tiene todavía más valor.

En el prólogo a la primera edición enfatizo que siempre he pensado este libro como una contribución

a los debates peruanos. Por eso he recibido con agrado los diferentes comentarios, la gran mayoría

positivos y algunos negativos, que el libro ha recibido, así como la invitación de los editores de dos

páginas web para incluir el capítulo sobre Túpac Amaru [www.ciberayllu.org y

www.galeon.com/revistaexpresiones]. En las presentaciones del libro me llamó la atención que varias

personas me preguntaran sobre la comparación, algo ligera, que hice en las conclusiones entre un

personaje clave del libro, Agustín Gamarra, y el ahora ex presidente Fujimori. Ambos eran líderes

autoritarios que dependían poco de las instituciones políticas y enfatizaban más bien su apoyo popular.

Ninguno vino de las capas sociales más altas: Gamarra era mestizo cusqueño y Fujimori nisei. Los

dos crearon alianzas complejas y fuertes que, sin embargo, se deshicieron rápidamente. La caída del

poder fue, para ambos, dramática: Gamarra murió en el campo de batalla en Bolivia y no entró

después en el panteón de caudillos heroicos o míticos mientras que Fujimori maniobra desde su

autoexilio (o fuga) vergonzoso en Japón.

En mi respuesta a esas preguntas, dije en broma que me alegraba que alguien hubiera leído todo el libro

pero también insistía en la necesidad de hacer historia política del Perú contemporáneo. Con eso quise
subrayar y lamentar la brecha entre el trabajo de los historiadores del Perú y los sociólogos y

politólogos. Con contadas excepciones, los historiadores no trabajan el siglo XX. En cuanto a los

"fujimorólogos", pocos o ninguno pudieron analizar la aparición y caída de un caudillo autoritario

desde una perspectiva histórica, a pesar de que Gamarra y otros de sus hermanos en armas daban

material tan rico para una perspectiva comparativa e histórica1. Pese a todo, confío que la lectura de mi

libro ha contribuido a enriquecer la reflexión sobre el autoritarismo en el Perú.

Espero que con esta segunda edición continúen los comentarios y sugerencias de los lectores. Mantener

ese diálogo es la mayor satisfacción a la que un autor pueda aspirar. Para eso se escribe libros.

1
Una excepción notable es el trabajo monumental de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y su informe
final

También podría gustarte