requerimiento fundamental en el desarrollo de la actividad turística puesto que garantiza, por una parte, la correcta integración del turismo en la economía, la sociedad, la cultura y el medio ambiente locales; y por otro lado, la adecuada satisfacción de la demanda turística, elemento indispensable para la viabilidad y posibilidad económica de los proyectos turísticos de competencia creciente.
La compatibilización de los intereses de los
negocios privados con la sustentabilidad de los destinos constituye el desafío que deben asumir los gobiernos (en cualquier estamento) en su carácter de orientadores, promotores y reguladores del turismo. En tal sentido, los mismos deberán proponer horizontes, definir límites y realizar arbitrajes. Además, les corresponde gestionar mecanismos que incentiven a inversores, operadores y turistas. De esta forma, se promueven las cualidades diferenciales de la producción, coordinando y estimulando las actividades turísticas, siempre en un marco de explotación racional y sustentable. Fomentar una estrategia de crecimiento sustentable, basado en el desarrollo local y regional y sustentado en proyectos integrales con una utilización racional del patrimonio cultural y natural, permitirá un doble objetivo: por un lado, la preservación de culturas y entornos; por el otro, el desarrollo del sector terciario y la creación de empleo. El turismo es el sector de la actividad económica que genera mano de obra con la menor inversión. El turismo es, sin duda, una actividad que puede incentivar y posibilitar la preservación del patrimonio, tanto cultural como natural. Siempre que existan marcos adecuados de regulación y control. Es preferible que sitios naturales y/o culturales sean puestos a disposición de turistas, con las correspondientes medidas de protección y monitoreo, a que los mismos sean usados por la gente sin ningún tipo de control. Una de las facetas a promover del turismo cultural son las festividades autóctonas, que refuerzan la identidad de una sociedad, mantienen la memoria colectiva y preservan los usos, creencias y costumbres. La planificación estratégica se constituye en una verdadera política de Estado cuando supera las contingencias gubernamentales, manteniéndose y sosteniéndose con la apoyatura de todos los actores sociales, culturales y económicos durante más de un período de gobierno constitucional.