Está en la página 1de 7

presenta:

pitahaya

guanoste, dragon-fruit, pitaya,

Costa Rica nightblooming cactus

(Hylocereus costaricensis, Cactácea)

PRESENTACIÓN.

La pitahaya es un fascinante cacto de origen centroamericano de hábitos hemiepífitos, lo cual


significa que puede nacer, desarrollarse y vivir en el suelo y/o en las copas de los árboles por igual.
En Costa Rica se le encuentra solamente en las regiones del noroeste del país en donde se
presenta una estación seca bien definida, desde la porción occidental del Valle Central, norte de la
provincia de Puntarenas y toda la provincia de Guanacaste.

En su forma más simple (izq. sup.) se presenta como una planta compuesta de varios tallos largos
y gruesos conocidos como pencas, de superficie totalmente verde y tejido interno carnoso y
mucilaginoso (baboso) de color verde esmeraldar. Cada tallo posee 3 aristas o bordes
longitudinales sobre las cuales se forman areolas o botoncillos en donde se encuentran unas
espinas cortas pero muy agudas.
En su forma más compleja (izq. centro) una sola planta de pitahaya es capaz de formar una
enorme cepa compuestas de varios cientos de tallos que se desarrollan en todas las direcciones
como una maraña densa y espesa.

ANTECEDENTES.

Se cree que durante la época precolombina, en los bosques de América Central millones de
pitahayas vivían y colgaban sobre los árboles más grandes formando enormes y pesadas masas, las
cuales periódicamente producían miles y miles de frutos carnosos y comestibles que eran una
importante fuente de alimento para la fauna silvestre y para los indígenas mesoamericanos de la
época, quienes la conocían como cuaunochtli o guanoste.

Aún hay gente que recuerda que hace varias décadas, en las regiones del Pacífico Norte de Costa
Rica, desde Puntarenas hasta la frontera con Nicaragua, las copas de los árboles más grandes
estaban repletas de masivas y centenarias poblaciones de estos cactos, cuyos tallos largos y
pesados colgaban hasta el suelo.

LAS FLORES.

Probablemente el aspecto más fascinante de la pitahaya son sus enormes flores simples que
brotan al inicio y durante toda la estación lluviosa.
Las flores nacen en cualquiera de las areolas ubicadas en las aristas del tallo. En su máximo
desarrollo y justo antes de abrirse, la flor adquiere una forma conocida como cuello de ganso que
puede medir hasta 20 centímetros de longitud (izq.).

Cada tallo o penca madura es capaz de producir hasta 10 flores por temporada, las cuales se abren
una por una a lo largo de los 6 u 8 meses que dura la estación lluviosa.

Las flores ubicadas en las diferentes pencas comienzan a abrirse a partir de las 7 de la noche
cuando ya la oscuridad es total. A la medianoche, cada flor ha alcanzado el clímax de su apertura y
es cuando se puede apreciar uno de los más fascinantes fenómenos de la naturaleza: una flor
nocturna, blanca, en forma de copa o campana y con un extraordinario e increíble tamaño de
hasta 25 centímetros de diámetro!!!

Totalmente abierta, la flor comienza a emanar un potente, exquisito y penetrante aroma a jazmín
que puede ser detectado por una persona hasta a 100 metros de distancia. La función de este
perfume es atraer a los insectos polinizadores de esta planta: las polillas halcón o esfíngidas del
género Manduca (izq.).

Polinizadas o no, las flores se cierran para siempre cuando los primeros rayos del sol se asoman
por el horizonte.

LOS FRUTOS.

Si una flor de pitahaya logra ser polinizada exitosamente -lo cual es bastante difícil debido a la gran
escasez de agentes polinizadores-, se forma un solo fruto que puede alcanzar hasta 15 centímetros
de longitud, mayormente ovalado pero muchas veces redondo, de un inigualable color rosado
intenso y brillante como si estuviera cubierto de cera.
En la superficie, el fruto presenta grandes escamas triangulares y carnosas de punta verde, que
son los vestigios de los segmentos del cáliz de la desaparecida flor.

La cáscara o piel del fruto es más o menos gruesa y carnosa, y envuelve una pulpa suave, jugosa y
translúcida semejante a la de las uvas, con una gran cantidad de pequeñas semillas negras y
redondas distribuidas de manera uniforme por toda la pulpa.

Esta particular forma de distribución de las semillas por toda la pulpa, es una ingeniosa estrategia
ecológica que la planta ha desarrollado luego de millones de años de evolución, con la cual se
garantiza que el animal silvestre que devore aunque sea un poco de pulpa de cualquier parte del
fruto, se estará llevando consigo varias semillas para dispersarlas.

En los países asiáticos donde esta planta ha sido introducida, al fruto se le conoce como Corazón
de Dragón y se han tejido hermosas historias y leyendas a su alrededor.

¡ALERTA! PELIGRO DE EXTINCIÓN!

La deforestación, la contaminación y la reducción de las poblaciones de aves y de insectos


ecológicamente relacionados con este cacto, están haciendo estragos en su población natural.

En condiciones naturales, las pitahayas se forman principalmente sobre los árboles de guanacaste
(Enterolobium cyclocarpum), cenízaro (Samanea saman, foto), guanacaste blanco (Albizia
niopoides), guachipelín (Diphysa americana) y pochote (Bombacopsis quinata), cuyas maderas
desgraciadamente son las de más alta demanda e intensa explotación en Costa Rica.
Pero tal vez la causa principal del enorme peligro de extinción que amenaza a esta planta, es la
ingrata y bárbara costumbre que existe de arrancar las centenarias cepas silvestres de pitahaya
que cuelgan de los árboles, para alimentar a los cerdos durante la estación más caliente y seca del
año, pues se cree que "refrescan" su estómago con el tejido carnoso y viscoso de los tallos.

LA PITAHAYA COMO PLANTA ORNAMENTAL.

Ya sea plantada en el suelo, en una maceta, sobre un muro de piedra, en un poste (izq. sup.), en
repisas (izq. inf.), sobre una roca, sobre un gavión, pegada en un tronco o en las ramas de un árbol,
una planta o cepa de pitahaya resulta extraordinariamente atractiva gracias a las diferentes
formas y tamaños que adquieren sus tallos o pencas.

Pocas cosas son tan representativas del verdadero y auténtico espíritu de la cultura de
Guanacaste, como los magníficos y ancestrales muros de piedras coronados por cepas de
pitahayas (izq. centro).

Y cuando sus flores comienzan a aparecer durante la estación lluviosa para abrirse justo a la
medianoche, su contemplación se puede llegar a convertir en una experiencia espiritual individual,
familiar o colectiva.
LA PITAHAYA COMO PLANTA FRUTAL.

Ya sea a partir de plantas pequeñas o de cepas bien desarrolladas de pitahaya, es perfectamente


posible obtener frutos grandes y exquisitos sin mayores cuidados.

Existen muchas técnicas para el cultivo intensivo de la pitahaya para la producción intensiva de
frutos a escala comercial, siendo una de las más populares y rentables el desarrollo de cepas
aéreas sobre rodrigones -postes de madera o cemento- (izq. sup.) formando algo así como árboles
pequeños capaces de producir gran cantidad de frutos aplicando podas y fertilizaciones
apropiadas.

LA PITAHAYA COMO PLANTA ECOLÓGICA.

¿Sabía usted que las pitahayas son las plantas más grandes, masivas y pesadas que crecen sobre
los árboles del Pacífico Norte de Costa Rica? En efecto, hay cepas tan grandes que pueden pesar
un par de toneladas, y sus tallos forman una maraña tan densa que gran cantidad de animales
pequeños encuentran en su interior un excelente refugio en contra de los depredadores y otras
adversidades.

Paralelamente, una fruta tan grande, tan carnosa, tan llamativa y tan llena de semillas como la que
produce la pitahaya, sólo puede significar que evolucionó para atraer y alimentar a una amplia
variedad de animales que actúan a su vez como muy eficientes agentes dispersores de sus
minúsculas semillas negras.

Entonces, sólo el simple hecho de cultivar pitahayas sobre los árboles, sobre rocas, en en
paredones rocosos e inclusive sobre troncos caídos (izq.), asegura la alimentación y el refugio de
una gran variedad animales comedores de frutas como aves, murciélagos, ardillas, iguanas,
monos, cerdos silvestres y muchas otras especies de animales herbívoros.

También podría gustarte