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Desde la antigüedad son varias las veces en las que la humanidad ha sido azotada por
enfermedades y afecciones, como lo fueron la peste bubónica, la viruela y el colera, ahora nos
encontramos frente al covid-19, el cual es un brote producido por un nuevo tipo de coronavirus
denominado SARS-CoV-2 que es altamente transmisible de persona a persona y es capaz de
producir cuadros respiratorios de leves a graves, es así como este ha avanzado a un ritmo
acelerado propagándose alrededor de todo el mundo e instaurándose como una pandemia a solo
3 meses del primer caso reportado.
Si bien es cierto que difícilmente alguien podría haber previsto la situación en la cual nos
encontramos ahora, han sido muchas las veces en las que se ha recalcado la preocupación de
algunos por la falta de preparación ante este tipo de situaciones, es decir, cuando vemos una
película en la que se nos presenta una situación de este tipo solemos ver como todo esta
preparado para afrontar este tipo de crisis, con organizaciones, recursos, planes de acción,
expertos en cada área dispuestos, preparados y disponibles para entrar en acción inmediatamente
e implementar estrategias previamente establecidas para reducir al máximo el impacto, y ya luego
en la vida real si bien muchos países han hecho sus esfuerzos para reducir la propagación y aplanar
la curva, así como para investigar acerca de este virus, no es un secreto que casi todo ha tenido
que improvisarse ante la marcha, pero ¿por qué?, si tenemos la historia como testigo de que ya ha
sucedido antes, si tenemos tecnología y capacidad intelectual suficiente para prepararnos un poco
mejor. Ya decía Bill Gates esto por allá en el 2015, hemos creído que las armas y las grandes
bombas son las que nos llevaran a la destrucción cuando la constante mutación de
microorganismos altamente patógenos y transmisibles es una realidad que silenciosamente se
hace mas fuerte y peligrosa día a día.
Con todo lo sucedido y como ha afectado a todos, han surgido diversas posturas ante la situación,
algunas buscando responsabilizar a otros, algunos buscando la manera de ayudar y aportar a la
resolución del problema. Haciéndose así visibles los esfuerzos de la ciencia a nivel mundial para
proporcionar formas de prevención y propuestas terapéuticas, como medidas sociales para
atenuar la creciente expansión del virus.
Lo que si es cierto de la situación es que todo este problema, toda la tensión y el panorama
respecto al covid-19 ha permitido entre ver uno de los problemas que viene presentando nuestro
país, todo esto ha puesto en evidencia las consecuencias de mantener un deficiente sistema de
salud y una política basada en la corrupción.
Debe quedarnos claro que ante una crisis se requiere una respuesta social intersectorial, esta
respuesta social entonces debe incluir la participación de múltiples elementos institucionalizados
de la sociedad abarcando además las dimensiones política, institucional y poblacional. Es entonces
este un compromiso de todos, del gobierno en carácter político e institucional relacionado sobre
todo al concepto de sistema de salud y sus componentes, así como a las políticas de salud,
mediante las cuales se organizan, se planifican y se ejecutan las acciones y los programas de salud.
Y un compromiso nuestro como población el poner de nuestra parte acatando las
recomendaciones dadas por la OMS y cumpliendo con las medidas impuestas. Pero la realidad es
que tenemos graves falencias en cada uno de estos, las personas consideran que esta es una
enfermedad bastante grave pero su percepción de riesgo de contagio es baja por lo que muchos
se arriesgan a salir sin necesidad de ello y sin medidas de protección.
Colombia con su capacidad limitada en la prestación de los servicios de salud, no esta ni cerca de
encontrarse preparada para afrontar esta crisis que a países mucho mejor organizados, con
sistemas de salud mucho mas eficaces, eficientes y efectivos les ha costado trabajo hacerle frente.
Uno de los mayores obstáculos de nuestro sistema son lo recursos que actualmente se destinan a
la salud y la ciencia, la pandemia por el covid-19 requiere de instituciones con una alta capacidad,
pero la realidad es que la mayoría de instituciones hospitalarias del país no cuentan con
infraestructura o adecuación necesaria para afrontar una eventual crisis sanitaria en mayor escala,
la disponibilidad de unidades de cuidados intensivos en el país es mínima, con una capacidad real
cercana a las 5000 camas en UCI, pero de las cuales tan solo unas 700 estarían en capacidad de
manejar a pacientes con la enfermedad, bajo los protocolos correspondientes de aislamiento. Lo
anterior plantea una evidentemente preocupante realidad y esta es el eventual desbordamiento
de los sistemas de salud, tal como sucedió en Europa cuando la cantidad de contagiados excedió
los recursos y la capacidad del sistema.
Todo esto sin mencionar que además los profesionales de salud en su mayoría no son dotados con
los elementos adecuados de bioseguridad para tratar a un paciente contagiado, que, sumado a la
falta de hospitales adecuados para un aislamiento estricto de estos, llevan a que sean los mismos
profesionales del sector salud los que se encuentran más vulnerables ante esta pandemia.
El coronavirus es una realidad que si bien no esperábamos tuviera esta magnitud, se ha hecho una
responsabilidad de todos, más allá de la política se trata de autocuidado y autopreservación.