Está en la página 1de 2

Tú eres la revolución, Mantente enfocado!

Por Jay Arisso

Uno de mis amigos siempre ha tenido el sueño de ser piloto. El año pasado vio su
sueño hecho realidad, cuando logró terminar su entrenamiento y llegó a recibir su
licencia de vuelo. Como se imaginan, ahora solo habla sobre sus viajes en el aire.
Aunque a veces quiero tapar su boca con una cinta para no escuchar sus historias
repetidas, no puedo dejar de admitir que he aprendido grandes lecciones de sus
experiencias como piloto. Unas de esas lecciones es la de la “ruta” planeada. Antes
que un piloto despegue para un viaje, tiene un plan especifico, casi como un mapa de
dirección. Esta es la “ruta planeada” para el viaje. Supuestamente, el piloto debe de
quedarse completamente en esta ruta todo el viaje hasta el tiempo de aterrizar el
avión. Pero cual quien piloto te pudriera decir que eso regularmente no ocurre!

Mi amigo me explica que durante el viaje, ocurren cosas que la “ruta” planeada no
toma en cuenta. Por ejemplo, tormentas, turbulencia, viento, y a veces, hasta tráfico de
aire. Estas situaciones cambian la ruta un poco, de la ruta trazada, y el avión se ve
obligado a entrar y salir de la “ruta” planeada. Los pilotos usan varios instrumentos,
comunicación con las torres de aeropuertos y a veces hasta las estrellas para seguir la
ruta correcta hacia su destino final. Para el piloto, lo más importante es llegar al lugar
planeado sin perderse. Es decir que el piloto tiene que constantemente mantener su
visión hacia el destino final, pase lo que pase en el camino. Igual tu y yo debemos de
mantener la visión hacia nuestro destino final. Pero como no somos perfectos, vamos
a desviar nuestro enfoque en la vida. En cualquier área de nuestra vida, 80% de
nuestro tiempo estaremos desenfocados. Aunque no queramos admitirlo, vamos a
desenfocar nuestra visión de la “visión” individual que Dios nos dio a cada uno de
nosotros. Por eso, pasamos la mayoría de nuestro tiempo reenfocando nuestras vidas
a la “ruta” hacia nuestra visión. Déjame intentar de ahora aterrizar esta metáfora para
que entiendas como se conecta con nuestro llamado a trabajar con jóvenes.

Por muchos años, yo cometí el gran error de concentrarme en el crecimiento numérico


de nuestro ministerio de jóvenes, o sea, mi desenfoque. Creía que tenia que hacer
eventos, programas, y usar todas las estrategias nuevas que me podría inventar y las
que encontraba en el camino !para atraer las multitudes! El grupo llego ser como una
película”, luces, cámara, acción! Pero un día, gracias a Dios, me desperté a la
realidad. Me di cuenta que el ministerio de jóvenes no es una película, sino es una
aventura diaria con vidas reales. Esto me llevó al punto de reenfocar mi visión a la
“visión” que Dios me dió, impactar jóvenes con amor y alegría. Para impactarlos, tenía
que invertir mi vida en sus vidas y no en los eventos. Aunque los eventos y programas
son importantes, no debemos de depender de ellos para ver transformación en
nuestros jóvenes.

A veces, nosotros nos desviamos de la “ruta” planeada para nuestra visión. La verdad
es que pasan cosas en la vida que nos desenfocan. Pero gracias a Dios por El Espíritu
Santo que nos reenfoca diariamente. Saben, a veces nos concentramos tanto en
querer el próximo avivamiento de nuestra ciudad o país que nos olvidamos del
avivamiento que podemos causar a través de una vida cambiada. Oramos que Dios
traiga avivamiento y que derrame la unción sobre nuestra ciudad pero no nos
desenfoquemos de orar por un joven que necesita nuestra amistad. Entiéndanme, yo
quiero que Dios establezca su reino en mi ciudad y mi país. Por eso creo que es tan
importante que aquellos que estamos llamados a trabajar con jóvenes mantengamos
el enfoque en crear relaciones sólidas con ellos. Nuestra meta debe ser vivir una vida
transparente, como un libro abierto que los jóvenes puedan leer. Nuestra vida debe de
ser como una canción dedicada a Dios que otros puedan y quieran cantar.
Eventualmente, ellos te preguntaran como escribir su propia canción de vida para
Jesús y tú podrás enseñarles. Si nos enfocamos en el destino final, pase lo que pase,
podremos crear un ministerio de jóvenes saludable. Y todos sabemos que lo que es
saludable crece!

¿Sabías que las revoluciones que han empezado en la historia del mundo,
comenzaron con jóvenes? Tú y yo somos la revolución! ¿Quieres causar una
revolución en tu ciudad? Invierte tu tiempo en la vida de dos o tres jóvenes. Cada vez
que vayas a salir a un lugar, trata de llevar contigo un joven. Si vas al parque, no
vayas solo, trata de llevarte a un joven de tu grupo. Si vas de compras, no vayas solo,
trata de llevarte a una joven de tu grupo. Así, ellos podrán ver como eres a todo
tiempo. Esto es el corazón de un ministerio de jóvenes efectivo! Que comienza la
revolución del reino de DIOS!

“Recuerden, el ministerio de jóvenes no es cuestión de números, es cuestión de salud!


El ministerio de jóvenes no es cuestión de solamente programas y eventos, sino de
pasar cantidad y calidad de tiempo con los jóvenes.”

También podría gustarte