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Translation and Edition of Lawrence Dewa PDF
Translation and Edition of Lawrence Dewa PDF
Traducción:
Liliana Beatriz Irizar, María Eugenia Carreño
y John Jairo Gómez
Bogotá, D.C.
ISBN: 978-958-8350-46-2
Pero no hemos de seguir los consejos de algunos que dicen
que, siendo hombres, debemos pensar sólo humanamente y,
siendo mortales, ocuparnos sólo de las cosas mortales, sino
que debemos, en la medida de lo posible, inmortalizarnos
y hacer todo esfuerzo para vivir de acuerdo con lo más
excelente que hay en nosotros.
Agradecimientos ..............................................................................13
Prólogo ............................................................................................17
Introducción ...................................................................................21
Abreviaturas ....................................................................................23
III. Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta Vía) ................83
1 .Primera Parte: la quinta vía ...................................................83
2. Segunda parte: consideración de la cuarta vía .................89
2.1. Perfección y bondad .......................................................89
2.2. Bondad y jerarquía ..........................................................94
Bibliografía ....................................................................................185
[6]
Presentación
Una ética fundamentada en el ser
Por: Dr. Mauricio Uribe Blanco, Pbro.1
1
Decano de la Escuela de Filosofía y Humanidades de la Universidad
Sergio Arboleda; Doctor en Derecho Canónico por la Universidad de
Navarra (España); Doctor en Ciencias Jurídicas y estudios de socio-
economía (Universidad Javeriana, Colombia); Estudios de Filosofía y Te-
ología (Universidad de Navarra, España). Esta presentación fue asistida
por Alejandro García, con quien desarrollo el proyecto de Leonardo Polo.
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
Perfil biográfico
2
Irizar, L., Tras las huellas del sentido, sabiduría y felicidad en Lawrence De-
wan, Bogotá, 2008, p. 18.
[8]
sano interés por el significado de la realidad es inseparable de
una vida verdaderamente virtuosa. Por consiguiente, necesitamos
líderes que posean, tanto visión como virtud, a fin de que se pueda
construir una sociedad íntegra”.3 Ante todo, visión. Y es que
precisamente la metafísica es eso: “Una visión lúcida de la realidad,
tal cual es y en su totalidad”.4 Visión que no sólo es posible, sino
necesario trasmitir. Pero también virtud, una de las piezas claves
de la Ética. Y esto, el profesor Dewan lo logra con una lucidez, rigor
académico y novedad admirables.
[9]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
7
Ibid., p. 382.
[ 10 ]
En estas lecciones dictadas por Fr. Dewan durante el seminario
sobre Fundamentos metafísicos de la ética, el lector podrá apreciar
cómo este fiel y, a la vez, creativo discípulo de Santo Tomás de
Aquino, ha sabido aunar y articular con magistral destreza esos
tres componentes fundantes de la ética clásica y, especialmente, de
la ética del Aquinate.
Naturaleza y libertad
[ 11 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 12 ]
Agradecimientos
1
El profesor Stephen L. Brock es Ph.D. en Estudios Medievales, Univer-
sidad de Toronto y Ph.D., en Filosofía, Pontificia Universidad de la Santa
Cruz, Roma. Actualmente se desempeña como profesor de Filosofía Me-
dieval, Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Es miembro ordinario de
la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino. Home page: http://
www.pusc.it/fil/p_brock/.
2
Para más información sobre dicho Proyecto, véase: http://www.user-
gioarboleda.edu.co/filosofia/dewan/.
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 14 ]
Finalmente, mi agradecimiento va dirigido al profesor Carlos
Rafael Domínguez, gran colaborador del Proyecto Dewan, quien con
su exquisito manejo de la lengua inglesa y latina nos ha ayudado
en la revisión de algunos textos. Asimismo, a la doctora Dalila
Montejo, Directora de la Biblioteca de nuestra Universidad, quien
desde su profesionalismo y calidez humana facilita notablemente
el trabajo de los investigadores. A María Angélica Navarro Sánchez
y a Javier Nicolás González Camargo quienes con su compromiso
incondicional y desinteresado con el grupo Lumen, hicieron posible
junto a otras personas, que la visita de Fr. Dewan diera los frutos
visibles que ha dado además de otros más profundos y perennes
cuya profundidad y trascendencia quedan por el momento sin
desvelar.
Liliana B. Irizar, noviembre de 2009
[ 15 ]
Prólogo 1
Por: Jason, L.A. West2
[ 18 ]
quedará abandonada a las un tanto arbitrarias convenciones
sociales que socavarán el respeto efectivo de dicha dignidad así
como la convivencia pacífica, no solamente en América Latina sino
dondequiera se permita que florezcan tales errores.
[ 19 ]
Introducción
Por Lawrence Dewan, O.P.
1
Cf. ST I.3.1.ad 5. La expresión que describe la parte moral de la Summa
theologiae, a saber: “el movimiento de la criatura racional hacia Dios”, se
utiliza en la introducción que sirve de apertura a dicha obra, a saber, en
el Prólogo de I.2.
[ 22 ]
Abreviaturas
1. La ética
2
Suma Teológica (en adelante ST), I.12.12. Las citas de la Suma Teológica
se toman de la edición bilingüe de la Biblioteca de Autores Cristianos
(BAC), Madrid, 1954-1960.
[ 26 ]
L a ética y sus fundamentos metafísicos
3
Conviene recordar, no obstante, que el término “filosofía teológica” es el
que usó Aristóteles para describir lo que denominamos su “Metafísica”.
Cf. Aristóteles, Metafísica, VI.1 (1026 a 19); trad. T. Calvo Martínez, Ma-
drid, 1994. (En adelante : Metaf.).
4
Platón, República, I (338c); trad. C. Eggers Lan, Madrid, Gredos, 1986, vol. II.
Mejor aún, la presentación de más alto nivel de la posición de Trasímaco es ofre-
cida por Glaucón en República II (358 b-359 b).
[ 27 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 28 ]
L a ética y sus fundamentos metafísicos
9
ST, I.2, Prólogo.
10
Cf. ST, I.3.1 ad. 5:
“…uno se aproxima a Dios, no con pasos corporales, puesto que Él está en
todas partes, sino con las disposiciones de la mente; y de la misma manera,
uno se distancia de Él. Y así, en ese ‘aproximar’ y ‘distanciarse’, a semejanza
del movimiento de la locomoción, puede entenderse la disposición espiritual”.
[ 29 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
11
ST, I-II, prólogo. En el prólogo a su Comentario de la Ética a Nicómaco de Aris-
tóteles, I.1. n° 3; trad. A. Mallea, Pamplona, EUNSA, 2001, (en adelante: In Eth.),
Tomás de Aquino enseña que el objeto propio de la filosofía moral es la operación
humana dirigida hacia un fin, o incluso el hombre mismo, en la medida en que
es un agente voluntario que actúa por un fin. También corresponde advertir que
la noción de “imagen de Dios” es una doctrina que se relaciona no sólo con Dios
entendido como Trinidad de Personas, sino también con la esencia divina. El an-
tecedente agustiniano se centra en las Personas, pero como señala Santo Tomás:
“… en el hombre se da la imagen de Dios en cuanto a la naturaleza divina y
en cuanto a la trinidad de personas…” (ST, I.93.5).
Ambas perspectivas quedan cuidadosamente distinguidas en I.93.6. Dicha distin-
ción es importante en tanto que el conocimiento de la esencia divina y de nuestra
semejanza con ella es natural, mientras que el conocimiento de la Trinidad es
sobrenatural (ST, I.32.1).
12
En ST, I.93.4, acerca de que la imagen de Dios se encuentra en todo ser hu-
mano, Tomás de Aquino enseña que el hombre es el ser más semejante a Dios en
la medida en que puede más que nadie imitar a Dios; y la naturaleza intelectual
imita a Dios principalmente respecto del conocimiento y amor que Dios se tiene a
sí mismo. Según esto, Santo Tomás ve tres niveles de la “imagen de Dios” en el
hombre. Así, leemos:
“De ahí que la imagen de Dios en el hombre puede ser considerada de tres
modos. 1) Primero, en cuanto que el hombre posee una aptitud natural para
conocer [intelligendum] y amar a Dios, capacidad que consiste en la natura-
leza propia de la mente que es común a todos los hombres. 2) Segundo, en
cuanto que el hombre conoce y ama actual o habitualmente a Dios, pero de
un modo imperfecto; ésta es la imagen procedente de la conformidad por
la gracia. 3) Tercero, en cuanto que el hombre conoce y ama actualmente a
Dios de un modo perfecto; ésta es la imagen que resulta de la semejanza de
la gloria…”
El nivel natural, que se encuentra en todo ser humano, se relaciona igualmente
con la naturaleza de la criatura intelectual que es de tal condición que puede ser
elevada por la gracia (cf. ST, I.12.4. ad 3). Sin embargo, cabe tener en cuenta
I-II.109.3, donde se nos dice que en el estado de la naturaleza íntegra, anterior a
la caída, el hombre era capaz de amar a Dios más que a sí mismo sin la ayuda del
don de la gracia sobreañadido a la bondad natural (si bien esto hace referencia al
amor de Dios como autor de la naturaleza y no a la sociedad espiritual con Dios
fruto de la caridad. Cf. I-II.109.3. ad 1).
[ 30 ]
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L a ética y sus fundamentos metafísicos
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2. La metafísica
[ 35 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
haber sido omitidas en virtud de un error del escriba puesto que ellas están en
el texto de Aristóteles utilizado por Tomás de Aquino, y se necesitan para el ar-
gumento de Santo Tomás. También Sócrates, tal como es presentado por Platón
en el Fedón (96a-b) y (97b, 97e), vio que los primeros físicos buscaban las causas
del ser.
19
ST I.44.2 (y 1); y cf. Tomás de Aquino, Comentario a la Física de Aristóteles,
VIII.2 (975 [5]); trad. Celina A. Lértora, Pamplona, EUNSA, 2001. (En adel-
ante: CF).
20
Cf. ST I.4.3, donde Tomás buscando explicar cómo las criaturas son semejantes
a Dios, habla de la comunidad analógica constituida por el ser:
“…de acuerdo con alguna clase de analogía, el modo de ser en sí mismo (ipsum
esse) es común a todos. Y en este sentido todas las cosas que vienen de Dios,
son semejantes a Él, en la medida que son seres (entia), como el primer y uni-
versal principio de todos los seres (totius esse)”.
[ 36 ]
L a ética y sus fundamentos metafísicos
[ 37 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
21
CM IV.1.
[ 38 ]
L a ética y sus fundamentos metafísicos
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L a ética y sus fundamentos metafísicos
[ 41 ]
II. La naturaleza como causa que actúa por un fin1
1. Introducción
1
Traducción del original: Nature as a Cause that Acts for an End, conferencia dicta-
da por el profesor Lawrence Dewan en la Segunda Sesión del Seminario sobre
Fundamentación metafísica de la Ética, Traducción: Liliana Irizar y María Eugenia
Carreño.
El tema objeto de esta sección ha sido tratado in extenso por Lawrence Dewan en
su Aquinas Lecture Form as Something Divine in Things, Marquette University Press,
2007.
2
En el original, el autor precisa que ha utilizado “dentro” (“within”) en lugar del
“en” (“in”) de la traducción de Oxford por R.P. Hardie y R. K. Gaye, indicándolo
con itálicas: “… a source or cause of being moved and of being at rest within that
to which it belongs primarily, in virtue of itself and not in virtue of a concomitant
attribute”.
3
Aristóteles, Física; trad. G. De Echandía, Madrid, Gredos, 1995, II.1 (192b22-
23). (En adelante: Fís.).
4
Ibid. (192b23-32).
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 44 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
7
EN I.7 (1097b22-25):
“Decir que la felicidad es lo mejor parece ser algo unánimemente reconocido,
pero, con todo, es deseable exponer aún con más claridad lo que es. Acaso, se
conseguiría esto si se lograra captar la función del hombre”.
Tomás de Aquino comenta:
“[Aristóteles] muestra que hay alguna operación propia del hombre... Prim-
ero, por lo que acaece al hombre. Ocurre que el hombre puede ser tejedor, cur-
tidor, gramático, músico o algo similar. Ninguna de esas actividades hay que
no tenga una operación propia. De otra manera, se seguiría que al hombre
le advendrían ociosa e inútilmente. Si lo que es según la naturaleza, que está
ordenado por la razón divina, es ocioso e inútil, es mucho más desatinado a que
lo sea según el arte, que está ordenado por la razón humana. Por tanto, como
el hombre es algo que existe según la naturaleza, es imposible que pueda ser
naturalmente ocioso, como si no tuviese una operación propia. Luego, hay
alguna operación propia del hombre, como de aquello que le acaece. Cuya
causa es porque cada realidad, tanto natural como artificial, es por alguna
forma, la cual es principio de alguna operación. Por ende, como cada realidad
tiene un ser propio [proprium esse] por su forma, así también tiene una oper-
ación propia”. In Eth., I. 10 (n° 68-69).
Es identificando la razón como algo propio del hombre que logramos identificar la
felicidad como una operación de acuerdo con la virtud perfecta. [EN (1098a7-18)].
8
Cf. Étienne Gilson, Jacques Maritain, Correspondance, 1923-1971 (ed. Géry
Prouvost), París, 1991: Vrin, p. 250 (letter of Gilson, Sept. 8, 1971). Él está
hablando aquí de la “ciencia moderna”:
“… Descartes despojó de la forma sustancial a la naturaleza. Pero ya no se
comprende nada más una vez que se ha olvidado la gran palabra de Aris-
tóteles de que no hay ‘ninguna parte de un animal que sea puramente material
o puramente inmaterial’. No es la palabra ‘filosofía’, es la palabra ‘natu-
raleza’ la que nos separa de nuestros contemporáneos. Como no espero
convencerlos de la verdad (por otra parte evidente) del hilemorfismo, no creo
posible proponerles nuestra hipótesis como científicamente válida”.
Para la frase de Aristóteles aludida, cf. Las partes de los animales I.3 (643a25);
trad. Elvira Jiménez Sánchez-Escariche y Almudena Alonso Miguel, Madrid, Gre-
dos, 2000.
[ 45 ]
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[ 46 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
derivatur, necesse habet in his quae facit informari ex inspectione eorum quae
sunt naturaliter facta, ut similiter operetur. »
11
Ibid. parágrafo 3 :
“ Procedit autem natura in sua operatione ex simplicibus ad composita; ita
quod in eis quae per operationem naturae fiunt, quod est maxime composi-
tum est perfectum et totum et finis aliorum, sicut apparet in omnibus totis
respectu suarum partium. Unde et ratio hominis operativa ex simplicibus ad
composita procedit tamquam ex imperfectis ad perfecta”.
12
Ibid. parágrafo 4:
In ipsis autem hominibus, sicut cum multos homines ordinat in unam qua-
mdam communitatem. Quarum quidem communitatum cum diversi sint gra-
dus et ordines, ultima est communitas civitatis ordinata ad per se sufficientia
vitae humanae. Unde inter omnes communitates humanas ipsa est perfectis-
sima. Et quia ea quae in usum hominis veniunt ordinantur ad hominem sicut
ad finem, qui est principalior his quae sunt ad finem, ideo necesse est quod
hoc totum quod est civitas sit principalius omnibus totis, quae ratione humana
cognosci et constitui possunt.
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Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
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L a naturaleza como causa que actúa por un fin
14
ST II-II.104.1:
“Respondeo dicendum quod sicut actiones rerum naturalium procedunt ex
potentiis naturalibus, ita etiam operationes humanae procedunt ex humana
voluntate. Oportuit autem in rebus naturalibus ut superiora moverent infe-
riora ad suas actiones, per excellentiam naturalis virtutis collatae divinitus.
Unde etiam oportet in rebus humanis quod superiores moveant inferiores per
suam voluntatem, ex VI auctoritatis divinitus ordinatae. Movere autem per
rationem et voluntatem est praecipere. Et ideo, sicut ex ipso ordine naturali
divinitus instituto inferiora in rebus naturalibus necesse habent subdi motioni
superiorum, ita etiam in rebus humanis, ex ordine iuris naturalis et divini,
tenentur inferiores suis superioribus obedire”.
15
La sociedad es, por supuesto, una unidad de orden, no una unidad sustancial; cf.
In Eth., Prólogo, líneas 78-81 de la Edición Leonina.
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L a naturaleza como causa que actúa por un fin
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L a naturaleza como causa que actúa por un fin
“El bien común de muchos es más divino que el bien de uno. Por donde
es más virtuoso que uno exponga con peligro su propia vida
por el bien común, espiritual o temporal, de la república.
Por lo tanto, como la comunicación en asuntos bélicos se
ordena a la conservación de la república, al dar auxilio un
soldado a otro no se lo da como a persona privada, sino como
ayudando a toda la república. Y así, no es rara cosa si en eso
se prefiere el extraño al unido según la carne”.21
autem beneficiorum est quaedam actio caritatis in alios. Et ideo oportet quod
ad magis propinquos simus magis benefici. Sed propinquitas unius hominis
ad alium potest attendi secundum diversa in quibus sibi ad invicem homines
communicant, ut consanguinei naturali communicatione, concives in civili,
fideles in spirituali, et sic de aliis. Et secundum diversas coniunctiones sunt
diversimode diversa beneficia dispensanda, nam unicuique est magis exhi-
bendum beneficium pertinens ad illam rem secundum quam est magis nobis
coniunctus, simpliciter loquendo. Tamen hoc potest variari secundum diver-
sitatem locorum et temporum et negotiorum, nam in aliquo casu est magis
subveniendum extraneo, puta si sit in extrema necessitate, quam etiam patri
non tantam necessitatem patienti”.
20
Ibid., obj. 2:
“Praeterea, maximum beneficium est quod homo aliquem in bello adiuvet. Sed
miles in bello magis debet iuvare extraneum commilitonem quam consan-
guineum hostem. Ergo beneficia non sunt magis exhibenda magis coniunctis”.
21
Ibid., ad 2:
“Ad secundum dicendum quod bonum commune multorum di-
vinius est quam bonum unius. Unde pro bono communi reipu-
blicae vel spiritualis vel temporalis virtuosum est quod aliquis etiam propriam
vitam exponat periculo. Et ideo, cum communicatio in bellicis ordinetur ad
conservationem reipublicae, in hoc miles impendens commilitoni auxilium,
non impendit ei tanquam privatae personae, sed sicut totam rempublicam
iuvans. Et ideo non est mirum si in hoc praefertur extraneus coniuncto se-
cundum carnem”.
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L a naturaleza como causa que actúa por un fin
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Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
3. Azar y teleología
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L a naturaleza como causa que actúa por un fin
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Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
través de una carrera larga nunca tuvo buenas jugadas y que en una
ocasión logra alguna, es quien puede muy bien referirse a esto como
“mi día de suerte”. La suerte pertenece al ámbito de las cosas que no
suelen suceder con normalidad. (2) Nuevamente se observa que la suerte
pertenece al ámbito de las cosas que hacemos con miras a conseguir algún
objetivo (como una buena jugada, la cual se lleva a cabo para ganar en
un juego). (3) Por último, existe lo que es causado “por accidente” o
“por asociación”.29 Tal como explica Santo Tomás este tercer punto:
“Pues así como algún ente existe “por sí” [per se] y alguno
por accidente [per accidens], así sucede también con respecto
a las causas; así como la causa por sí de la casa es el arte
arquitectónico, por accidente es lo blanco o lo músico.
Pero obsérvese que causa “por accidente” se dice de dos
modos: de un modo, de parte de la causa, de otro, de parte
del efecto. De parte de la causa, cuando aquello que se dice
causa “por accidente” se une a la causa por sí; por ejemplo,
si blanco o músico se dijeran “causa de la casa” porque
accidentalmente están unidos en el arquitecto. De parte del
efecto, cuando se produce algo que accidentalmente se
une al efecto; por ejemplo si dijéramos que el constructor es
causa de discordia, porque con motivo de la casa edificada
aconteció una discordia.
De este modo se dice que la fortuna es causa por accidente:
porque algo se une “por accidente” al efecto; por ejemplo si a
la fosa del sepulcro se uniera “accidentalmente” el hallazgo
de un tesoro”.30
29
En el caso del jugador, él podría decir, como una verdadera descripción de lo
que estaba haciendo: “Yo sólo estaba moviendo el bate como de costumbre”, o “Yo
sólo estaba intentando llegar a la base”; el aspecto per accidens radica en el hecho,
por ejemplo, de que una ráfaga de viento repentina llevara a la pelota fuera del
estadio.
30
Cf. CF II.8 (n° 141), con relación a Aristóteles, Fis. II.5 (196b23-28).
[ 58 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
31
Cf. Fis. II.6 (197b8): ni las cosas inanimadas, ni los brutos, ni los niños pueden
hacer algo por fortuna o suerte, porque ellos no tienen proairesis, lo cual es co-
mentado por Santo Tomás (CF II.10 [230(5)]) como sigue: “desde que ellos no
actúan voluntariamente como si tuvieran liberum arbitrium, que es denominado
aquí por (Aristóteles) ‘propositum’”.
32
Cf. CF II.10 (232[7]), con relación a Aristóteles, cf. Fis. II.6 (197b14-15).
33
Cf. Fis. II.6 (198a1-5), y Tomás de Aquino, CF. II.10 (236[11]).
[ 59 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
34
Cf. CF II.10 (n° 160) respecto de Aristóteles, cf. Fis. II.6 (198a7-14).
35
Una buena reflexión sobre esta situación está implícita en el sketch cómico
presentado alguna vez por el comediante Bob Newhart. Basándose en la idea de
un grupo de monos escribiendo ad infinitum en tanto que fueran capaces de pro-
ducir toda la literatura del mundo por azar, Newhart muy acertadamente sugirió
la necesidad de monitores humanos (es decir, de mentes), que observaran cómo
actuaban los monos: la comedia de Newhart consistió en presentar “un día en la
vida de dicho monitor humano”. Cf. the CD: Bob Newhart, “An Infinite Number
of Monkeys,” in “The Button-Down Mind Strikes Back! “Warner Bros. Records,
Archives 2-1393.
36
Cf. CF II.10 (n° 160). Este análisis se encuentra estrechamente relacionado
con ST I.115.6 y I.116.1, sobre la necesidad y la contingencia en la causalidad
cósmica, y sobre el destino. Cf. también Tomás de Aquino, CF VI.3 (1203-1222),
y nuestro artículo: “Being per se, Being per accidens, and St. Thomas’ Metaphysics”,
Science et Esprit 30 (1978), esp. pp. 171-175.
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L a naturaleza como causa que actúa por un fin
[ 61 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 62 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
38
CF II.12 (n° 172).
39
Se podría pensar que este argumento es incontestable. Si se dice que vemos un
mundo repleto de acciones por causa de un fin, ellos responderán que es así como
efectivamente aparecen las cosas. Sin embargo, conviene advertir lo apropiado del
vago punto de partida utilizado. Los elementos dan surgimiento a una variedad de
vivientes. Algunos son monstruos que no poseen ningún orden, pero algunos tienen
lo que los lleva a ser seres. Lo que ellos realmente están pensando o imaginando es
una provisión de órganos combinados de manera azarosa. Es decir, cada parte ya es
“algo útil”, pero ellas se sobrepasan mutuamente, y, así, sólo algunas permanecen.
40
Deberíamos advertir que al final de la frase arriba mencionada, Tomás de Aqui-
no añade lo que constituye su propia crítica a la posición del adversario. Él dice (CF
II.12 [n° 172]):
“Esta es la razón por la cual alguien pueda dudar; o bien que haya otra seme-
jante. Pero debe responderse que aquí se toma un ejemplo inadecuado. Pues
aunque la lluvia tenga una causa necesaria por parte de la materia, se ordena
sin embargo a cierto fin, que es la conservación de las cosas generables y
corruptibles. Por eso sucede la corrupción-generación en los seres inferiores,
para conservar en ellos un ser perpetuado. En consecuencia, el crecimiento
del trigo se toma inadecuadamente como ejemplo, pues se relaciona una causa
universal a un efecto particular.
También debe tenerse en cuenta que el crecimiento y la conservación de las
cosas que nacen en la tierra se debe a la lluvia en la mayoría de los casos,
mientras que ella es causa de su corrupción sólo pocas veces; por eso, aunque
la lluvia no exista para perdición de ciertas cosas, de ello no se sigue que no
exista para su conservación y crecimiento”.
Es importante notar que Santo Tomás no niega la dimensión de la necesidad
material. En todo caso, simplemente añade una lectura correcta de la dimensión
teleológica.
[ 63 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 64 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
[ 65 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
Pues bien, aquí estoy sin duda alguna del lado de Behe.
[ 66 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
5. Un texto guía46
Este apartado ha sido tomado de St. Thomas and Form as Something Divine in
46
[ 67 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
47
Aristóteles, Acerca del cielo II.6 (288b14); trad. M. Candel Sanmartín,
Madrid, Gredos, 1996. (En adelante: De caelo). Tomás de Aquino, De
caelo et mundo expositio, II.9 (En Corpus Thomisticum, http://www.cor-
pusthomisticum.org/). (En adelante: In De caelo).
48
En último término, esta premisa tendría que rastrearse en la causa del
ser en cuanto ser. Sólo así se puede ver que se necesitan, en el universo
entero dos modos de seres creados, esto es, incorruptibles y corruptibles;
cf. ST I.22.4.in toto; también I.48.2. Cf. también mi artículo: “Thomas
Aquinas and Being as a Nature,” in Acta Philosophica 12 (2003), pp. 123-
135. (Existe la versión en español: “Tomás de Aquino y el ser como una
naturaleza”; trad. Liliana B. Irizar, marzo 2008, http://www.usergioar-
boleda.edu.co/filosofia/dewan/TomasAquinoyelSercomoNaturaleza.pdf.).
[ 68 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
49
Se debe tener en cuenta aquí la doctrina de que “a toda forma sigue una in-
clinación” (I.80.1); cf. también I.59.1 que ve todo esto como algo que se sigue de
la voluntad divina. También encontramos una “inclinación de la materia”.
50
ST I-II.85.6. El texto al que hace referencia es I.75.2.
51
Cf. In De caelo II.18:
“ . . . optimum in rebus est permanentia. Quae quidem in substantiis separatis
est absque omni motu; et quidquid permanentiae est in inferioribus rebus, il-
linc derivatur.” [“. . . lo que es mejor en las cosas es la permanencia. Esto se
da en las sustancias separadas e inmóviles; y toda permanencia en los seres
inferiores se deriva de ellas.”]
52
Cf. Tomás de Aquino, Expositio libri Posteriorum Analyticorum, I.37. (En Cor-
pus Thomisticum http://www.corpusthomisticum.org), comentando a Aristóteles,
Analíticos Posteriores, (85b15); trad. M. Candel Sanmartín, Madrid, Gredos, 1988.
En mi opinión, este pasaje de Tomás de Aquino, en donde se hace eco de Aris-
tóteles, es el que mejor expresa la importancia de las dos dimensiones metafísicas
del ser a las cuales nos enfrentamos, la universal o específica y la individual:
“Y él [Aristóteles] afirma que si el universal se dice de muchos en función de
una razón inteligible [rationem] y no equívocamente, el universal en lo que
pertenece a la razón [quantum ad id quod rationis est], esto es, respecto de la
ciencia y la demostración, no será menos ente [minus ens] que los particulares,
sino más, porque lo incorruptible es más ente [magis ens] que lo corruptible,
y el inteligible universal [ratio universalis] es incorruptible mientras que los
particulares son corruptibles; la corruptibilidad se da en ellos en función de
los principios individuales, no por causa de la inteligibilidad [rationem] de las
especies, la cual es común a todos y se preserva por la generación; así, por con-
siguiente, respecto de lo que pertenece a la razón, los universales SON más
[magis sunt] que los particulares, pero con relación a la subsistencia natural
[quantum uero ad naturalem subsistenciam], los particulares SON más [magis
sunt], [y así] son llamados “sustancias primeras y principios”.
Aquí el universal “se preserva a través de la generación”, esto es, se lo considera,
en y teniendo ser, en los particulares.
[ 69 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 70 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
[ 71 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
Y:
[ 72 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
[ 73 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
7. Aristóteles y la forma70
[ 74 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
71
Metaf. I.10 (993a11-16):
“Por lo dicho anteriormente resulta, evidente que todos parecen indagar las
causas expuestas en la Fisica, y que fuera de éstas no nos resultaría posible for-
mular ninguna otra. Aquellos, sin embargo, <las expusieron> de una manera
confusa, y de ahí que todas ellas hayan sido formuladas con anterioridad en
cierto modo, pero en cierto modo no. En efecto, la filosofía primitiva, pre-
cisamente por su juventud y por hallarse en sus principios [y al comienzo],
parece balbucir acerca de todas las cosas”.
72
Metaf.. I.7 (988a34-b1).
73
Metaf. I.8 (988b28-29).
74
Cf. Fedón (81B-82B y (83C-D); observar especialmente la crítica hecha por
Aristóteles a Platón (junto con otros) en Acerca del alma, I.3 (407b22-25); trad. T.
Calvo Martínez, Madrid, Gredos, 1978 (en adelante: De anima):
“Ellos, no obstante, se ocupan exclusivamente de definir qué tipo de realidad
es el alma, pero no definen nada acerca del cuerpo que la recibe, como si fuera
posible –conforme a los mitos pitagóricos- que cualquier tipo de alma se alber-
gara en cualquier tipo de cuerpo: parece, efectivamente, que cada cosa posee
una forma y una estructura peculiares. En definitiva, se expresan como quien
dijera que el arte del carpintero se alberga en las flautas. Y es que es necesario
que el arte utilice sus instrumentos y el alma utilice su cuerpo”.
[ 75 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 76 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
[ 77 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 78 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
ejerce sus funciones propias, mientras que todo lo que conserva su especie
retiene las operaciones específicas”.
Aquí surge una pregunta frente a la actual cirugía de los trasplantes. La respu-
esta requerida por la naturaleza de la sustancia la encontramos en Santo Tomás,
en In libros De generatione et corruptione, I.8. (En Corpus Thomisticum, http://www.
corpusthomisticum.org/, en adelante= In gen.), al comentar a Aristóteles en
Acerca de la generación y la corrupción, I.3 (318b1-14); trad. E. La Croce y A. Paja-
res, Madrid, Gredos, 1987. (En adelante: De gen.). Existen formas incompletas o
imperfectas, en tanto que uno se mueve desde la cosa viviente hacia sus estados
desviados.
83
ST I.77.6 (469a25-40).
84
En un sentido, esto está más claro en el primer tratamiento del tema realizado
por Santo Tomás en Sent. I.8.5.3.ad-1, en donde, para explicar la “totalidad” con
relación a la forma y a la esencia, en general, no intenta tomar el “todo” como
“lo que está dividido en partes” (como lo hace en ST I.76.8). Por el contrario, él
explica la “totalidad” refiriéndola a la forma bajo su propio modo característico,
[ 79 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
alma toda deba estar en cada parte del ente el cual es uno en cuanto
ente. En segundo lugar, él tiene en mente que el alma, el único
principio simple, es la fuente de una multiplicidad de potencias
como oír, ver, entender, etc. Obviamente, el alma en ese sentido
está en el órgano ocular como vista y en los órganos auditivos como
una potencia diferente, la de oír. Entonces, como potencia, una
parte del alma está en una parte del cuerpo y otra parte en otra.
[ 80 ]
L a naturaleza como causa que actúa por un fin
[ 81 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 82 ]
III. Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta Vía)1
1
Traducción del original: Two ways to God (4th and 5th) conferencia dictada por el
profesor Lawrence Dewan en la tercera sesión del Seminario sobre fundamentación
metafísica de la ética.
Traducción del texto: Liliana Irizar, María Eugenia Carreño y John Jairo Gómez.
2
ST I.2.2: resulta significativo que Santo Tomás, en el argumento sed contra de
este artículo cite el famoso versículo de Romanos 1.20, el cual dice que lo invisible
de Dios se deja ver “claramente” a través de sus obras.
3
ST I.1.1.
4
Cf. por ejemplo, ST II-II.85.1.
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 84 ]
Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta vía)
[ 85 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
8
SCG III.64 ofrece el planteamiento auténtico de la “quinta vía” en el cual se intro-
duce un importante aditamento:
“Quedó probado [cap. 3] que los cuerpos naturales se mueven y obran por
un fin, aunque no lo conozcan, porque en ellos se da siempre o frecuentemente
lo mejor; cosa que no harían si obraran artificialmente. Pero es imposible que
haya cosas que obren por un fin sin conocerlo y lleguen ordenadamente a él
si no son movidas por alguien que lo conozca, como es dirigida al blanco la
saeta por el arquero. Luego es preciso que toda operación de la naturaleza
esté ordenada por algún conocimiento. Y esto, en realidad, se ha de atribuir a
Dios mediata o inmediatamente, pues es preciso que tanto el arte como el conocimiento
inferior reciba los principios de su superior, como se ve en las ciencias especulativas y
prácticas. Por lo tanto, Dios gobierna el mundo con su providencia”.
9
Todo lo que se desarrolla a continuación hasta el final de esta primera parte
ha sido tomado de mi artículo “St. Thomas’s ‘Fifth Way’ Revisited,” Universitas
[Taipei], vol. 31, #3 (March, 2004), pp. 47-67, nota 5.
10
Inventé esta palabra hace algunos años, pero ahora veo, a través de Google y
Wikipedia, que no he sido el primero en hacerlo.
[ 86 ]
Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta vía)
11
G. K. Chesterton, What’s Wrong with the World, New York, 1910: Dodd, Mead
and Co., p. 9 (las cursivas son mías).
[ 87 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
12
Para el papel de lo per accidens en dichos análisis, véase Tomás de Aquino, ST
I.48.1 ad 5:
“…como se dijo anteriormente [19.5 ad 2; 21,1 ad3; 44.3], las partes del uni-
verso están ordenadas entre sí, conforme una actúa sobre la otra [1.48.ad4],
excepción hecha del bien inherente. De ahí, que EL BIEN NO PERTENECE
A LA PERFECCIÓN DEL UNIVERSO, NI ESTA INCLLUIDO DENTRO
DEL ORDEN DEL UNIVERSO, SALVO POR ACCIDENTE [per accidens]
, es decir en razón del bien inherente”.
Véase también I.48.2, in corpore y 3; I.49.2 in corpore.
[ 88 ]
Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta vía)
[ 89 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 90 ]
Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta vía)
Así, vemos que “noble” se dice de todas las cosas que son de
alguna manera; y en este sentido, también “perfecto” podría
considerarse un “transcendental” (de una potencia se puede decir
que está “perfectamente” ordenada a su acto).]17
“En efecto, “el bien” y “el ser”, en la realidad, son una misma
cosa, y únicamente son distintos en nuestro entendimiento. Y
esto es fácil de comprender. El concepto de bien consiste
15
Cf. por ejemplo, SCG I.28; también ST I.4.2.
16
Este es un argumento aplicable al conocimiento de Dios en tanto que com-
prende, incluso, aquellas cosas que denominamos “viles”.
N.T.: Fr. Dewan traduce el vocablo latino “vilis” (vil) como “lowly”, que en espa-
ñol puede traducirse como modesto, humilde, común. De hecho, “vil” posee en es-
pañol cierta connotación moral lo cual dificulta entender cabalmente el texto en
los términos en que lo está exponiendo Santo Tomás. De modo que, en nuestra
opinión, una palabra como “bajo” o “inferior” en lugar de “vil”, expresa mejor la
idea general de este pasaje.
17
Esto es, ciertamente, “perfección” en sentido absoluto: cf. más adelante el análi-
sis de ST I.5.1.ad 1, donde encontramos “el bien en sentido relativo”.
18
Si bien cabe advertir que Santo Tomás no está aquí enseñando la convertibili-
dad total de los dos términos; él está diciendo simplemente que lo que llamamos
“bien” debe ser identificado con algo que denominamos “lo que es”. En el artículo
3 se plantea que cada cosa que denominamos “lo que es” es también un “bien”. Así,
completará la doctrina de la convertibilidad plena.
[ 91 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 92 ]
Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta vía)
21
Ante todo, la palabra “apetito” sugiere el deseo de algo que no se posee o está
ausente: como estar hambriento o sediento. Sin embargo, aquí el término (apeti-
to) se está usando para designar la fuente intrínseca de aquellas respectivas y
variadas condiciones, a saber, estar satisfecho (“Siento que he comido o bebido bas-
tante”) y amar (algo o a alguien): sólo deseamos lo que amamos pero está ausente,
y estamos satisfechos, es decir, encontramos satisfacción en la presencia o posesión
de lo que amamos. Por consiguiente, lo apetecible es lo amable, sea que esté pre-
sente o ausente. Véase Tomás de Aquino, ST I.20.1; también I-II.25.2.ad 1. Así,
cuando se dice que todo ser “tiene apetito” de su propia perfección, la expresión
“tiene apetito” abarca “amar”, “desear” y “gozar”.
22
Hay que tener muy claro que el bien está en las cosas, no sólo en nuestras men-
tes, o de acuerdo a cómo “sentimos” las cosas; un rasgo primordial de la realidad
es éste: el que no puede ser abordada sólo a través de sus efectos. Un magnífico
texto al comienzo mismo del Comentario de la Ética a Nicómaco de Tomás de
Aquino deja esto claro:
“Debemos considerar que el bien se cuenta entre las realidades primeras, de
tal modo que, según los platónicos, el bien es el ente primero. Pero, según la
verdad de las cosas, el bien y el ente son convertibles. Lo que es primero, no
puede ser conocido por algo anterior, sino que lo es por lo posterior, como la
causa a través de sus efectos propios. Como el bien es lo que mueve al apetito,
es presentado a través del movimiento del apetito, al igual que por el mov-
imiento suele manifestarse una fuerza motriz. Por eso, dice que los filósofos
han enunciado justamente que el bien es lo que todas las cosas apetecen”. (In
Eth., I.1).
[ 93 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
23
Cf. ST I.5.6.
24
Cf. ST I.65.1.ad 2. Es importante remarcar que Tomás de Aquino, quien vivió
en el siglo XIII, tuvo que rebatir algunas doctrinas heréticas del momento que
sostenían que las cosas materiales eran malas, producto de un dios malo o del
demonio. Santo Tomás, por su parte, critica a quienes consideran una cosa “mala”
simplemente porque perjudica al ser humano. En efecto, afirma que:
“La criatura corporal es buena según su naturaleza, pero no es un bien univer-
sal, sino particular y reducido, de donde se origina en ella la contrariedad, por
la que una cosa se opone a otra, aunque una y otra sean en sí buenas. Algunos,
juzgando de las cosas, no según su naturaleza, sino por la ventaja que de ellas
obtienen, llaman malas a las que les son nocivas, sin considerar que lo nocivo
para uno es provechoso para otro, y aún para uno mismo por otro motivo. Lo
cual no podría ser si los cuerpos fuesen de suyo malos y nocivos”.
[ 94 ]
Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta vía)
25
ST I.65.2.
[ 95 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 96 ]
Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta vía)
[ 97 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 98 ]
Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta vía)
31
Cf. ST I.44.1 y 2.
[ 99 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 100 ]
Dos vías hacia Dios (la cuarta y la quinta vía)
[ 101 ]
IV. El ser humano: conocimiento e inclinación1
1
Traducción del original: The Human Being: Knowledge and Inclination, confer-
encia dictada por el profesor Lawrence Dewan en la cuarta sesión del Seminario
sobre Fundamentación metafísica de la ética. Traducción del texto hasta el apartado
“Más sobre la inclinación humana”: Liliana Irizar, María Eugenia Carreño y John
Jairo Gómez.
2
ST I.75, Prólogo.
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 104 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
[ 105 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 106 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
[ 107 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
3. La voluntad
[ 108 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
5
ST I.80.1.
[ 109 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 110 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
7
Ibid.:
“Similiter etiam nec necessitas naturalis repugnat voluntati. Quinimmo
necesse est quod, sicut intellectus ex necessitate inhaeret primis principiis,
ita voluntas ex necessitate inhaereat ultimo fini, qui est beatitudo, finis enim
se habet in operativis sicut principium in speculativis, ut dicitur in II Physic..
Oportet enim quod illud quod naturaliter alicui convenit et immobiliter, sit
fundamentum et principium omnium aliorum, quia natura rei est primum in
unoquoque, et omnis motus procedit ab aliquo immobili ”.
[ 111 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
Podría añadir que Santo Tomás define la felicidad como “el bien
perfecto de una naturaleza intelectual”. Tal como él afirma:
[ 112 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
10
ST I.82.2.
11
Ibid.:
“Similiter etiam est ex parte voluntatis. Sunt enim quaedam particularia
bona, quae non habent necessariam connexionem ad beatitudinem, quia sine
his potest aliquis esse beatus, et huiusmodi voluntas non de necessitate inhae-
ret. Sunt autem quaedam habentia necessariam connexionem ad beatitudi-
nem, quibus scilicet homo deo inhaeret, in quo solo vera beatitudo consistit.
Sed tamen antequam per certitudinem divinae visionis necessitas huiusmodi
connexionis demonstretur, voluntas non ex necessitate deo inhaeret, nec his
quae dei sunt. Sed voluntas videntis deum per essentiam, de necessitate inhae-
ret deo, sicut nunc ex necessitate volumus esse beati. Patet ergo quod voluntas
non ex necessitate vult quaecumque vult”.
[ 113 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 114 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
12
ST I-II.10.1:
“Respondeo dicendum quod, sicut Boetius dicit in libro De duabus naturis, et
Philosophus in V Metaphys., natura dicitur multipliciter. Quandoque enim dic-
itur principium intrinsecum in rebus mobilibus. Et talis natura est vel materia,
vel forma materialis, ut patet ex II Physic.. Alio modo dicitur natura quaelibet
substantia, vel etiam quodlibet ens. Et secundum hoc, illud dicitur esse natu-
rale rei, quod convenit ei secundum suam substantiam. Et hoc est quod per se
inest rei. In omnibus autem, ea quae non per se insunt, reducuntur in aliquid
quod per se inest, sicut in principium. Et ideo necesse est quod, hoc modo ac-
cipiendo naturam, semper principium in his quae conveniunt rei, sit naturale.
Et hoc manifeste apparet in intellectu, nam principia intellectualis cognitio-
nis sunt naturaliter nota. Similiter etiam principium motuum voluntariorum
oportet esse aliquid naturaliter volitum. Hoc autem est bonum in communi, in
quod voluntas naturaliter tendit, sicut etiam quaelibet potentia in suum obi-
ectum, et etiam ipse finis ultimus, qui hoc modo se habet in appetibilibus, sicut
prima principia demonstrationum in intelligibilibus, et universaliter omnia
illa quae conveniunt volenti secundum suam naturam. Non enim per volunta-
tem appetimus solum ea quae pertinent ad potentiam voluntatis; sed etiam ea
quae pertinent ad singulas potentias, et ad totum hominem. Unde naturaliter
homo vult non solum obiectum voluntatis, sed etiam alia quae conveniunt aliis
potentiis, ut cognitionem veri, quae convenit intellectui; et esse et vivere et
alia huiusmodi, quae respiciunt consistentiam naturalem; quae omnia compre-
henduntur sub obiecto voluntatis, sicut quadam particularia bona”.
13
Los apartados que siguen han sido tomados de la conferencia de Lawrence
Dewan titulada La sabiduría y la vida humana: lo natural y lo sobrenatural, publicada
en Borobia, J. J., Lluch, M., Terrasa, E., Murillo, J. I. / Idea cristiana del hombre. III
Simposio Internacional fe cristiana y cultura contemporánea/, Eunsa, Pamplona 2002,
Eunsa, Pamplona 2002, pp. 303-335. El texto del artículo fue también publicado,
junto con el resto del libro, en el Depósito académico digital de la Universidad de
Navarra (DADUN). El enlace del artículo deL profesor Dewan es el siguiente:
http://dspace.unav.es/dspace/handle/10171/2779
[ 115 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
“... hay que tener presente que, como todas las cosas proceden
de la voluntad divina, a su modo todas tienden al bien en virtud
de su apetito, si bien de distintas maneras.14 Las hay que
únicamente tienden al bien por una relación natural, pero
sin conocimiento, como es el caso de las plantas y los seres
inanimados. Esta tendencia al bien se llama apetito natural.
Otras tienden al bien por algún conocimiento, pero no por
conocer la razón misma de bien, sino porque conocen algún
bien particular, como es el caso del sentido, que conoce lo
que es dulce, blanco, y similares. La tendencia que sigue a
este conocimiento se llama apetito sensitivo. Otras tienden
al bien por un conocimiento que llega a conocer la razón
misma de bien. Éstas tienden al bien de un modo más perfecto, y
no simplemente dirigidas al bien por otro, como es el caso
de los que carecen de entendimiento; ni solamente a un bien
particular, como las que no tienen más conocimiento que el
sensitivo; sino que tienden al mismo bien universal [in ipsum
universale bonum]. Esta tendencia es llamada voluntad. Por lo
tanto, como los ángeles por su entendimiento conocen la
razón universal de bien [ipsam universalem rationem boni], es
evidente que en ellos hay voluntad”.15
14
En De veritate, 22.1, “si todas las cosas apetecen el bien”, encontramos un pre-
ludio notable para esta presentación de la ST. (Quaestiones disputatae de veritate;
en Corpus Thomisticum, http://www.corpusthomisticum.org/). (En adelante: De
Veritate).
15
ST. I.59.1.
[ 116 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
[ 117 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 118 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
“... el amor tiene siempre una doble dimensión: una, el bien que
quiere para alguien; otra, aquel para quien quiere el bien. Pues en
esto consiste propiamente amar a alguien: querer para él el
bien...”.25
[ 119 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 120 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
[ 121 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
por otro como por uno mismo. Además uno ama al otro como uno se ama a sí
mismo, al igual que uno desea que el otro sea su propio bien como uno desea el
bien para sí mismo.
[ 122 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
33
ST I.60.5.
34
Cfr. ST. I.19.2; 1.6.4; y 1.2.3 (la “cuarta vía”).
35
ST I.60.5.obj. 1.
[ 123 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
Santo Tomás establece con mucha claridad el estado del alma del
ser humano constituido correctamente cuando en la presentación
de la gracia divina pregunta si se puede amar a Dios más que a sí
mismo sin la gracia. Leemos:
[ 124 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
[ 125 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
I-II.85.1.ad 2): “... aunque la naturaleza sea anterior a la acción voluntaria, sin
embargo, tiene una inclinación a cierta acción voluntaria. Por consiguiente, la
naturaleza misma en sí no cambia por la variación de la acción voluntaria, pero
cambia la inclinación en cuanto se ordena a un término”. En el caso que estamos
analizando, el término natural de la inclinación es Dios, y es en ese aspecto donde
sufre un debilitamiento.
41
ST I-II.85.3. Una de las respuestas a las objeciones (ad 2) señala que la «mali-
cia» (malitia) aquí no tiene el significado por el que da nombre a un pecado, sino
que más bien significa una proclividad en la voluntad hacia lo malo. No he dicho
[ 126 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
7. La necesidad de la gracia
[ 127 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 128 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
45
Santo Tomás añade la aclaración: “Lo que no impide que a veces Dios instruya
milagrosamente a algunos con su gracia acerca de verdades que son del dominio
de la razón natural, como también a veces realiza milagrosamente cosas que pu-
ede producir la naturaleza”.
46
Cfr. ST I-II.111.2. En este artículo queda especialmente claro que lo primero
en la vida virtuosa, es que Dios nos mueva a querer el auténtico bien.
[ 129 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
47
ST I-II.109.2.
[ 130 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
[ 131 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 132 ]
El ser humano: conocimiento e inclinación
8. Conclusión
[ 133 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
53
Cfr. SCG, IV.52 (párr. 4: “Sic igitur huiusmodi...”): Santo Tomás argumenta que
el hecho mismo de que los humanos deban morir es un signo de la existencia del
pecado original, dado el poder de la divina providencia y la dignidad propia de la
parte superior de la naturaleza humana.
54
Se puede percibir una idea de la complejidad de la historia moderna respecto
a la naturaleza del hombre y la vida moral en las páginas escritas por Maritain,
Jacques sobre “The Rousseauist dogma of natural Goodness” como ejemplo de
un análogo degradado del misticismo católico. Cfr. Trois Réformateurs, cap. III:
“Jean-Jacques ou le saint de la nature”, en Maritain, J. y R. OEuvres complètes, vol.
III, Éditions Universitaires, Friburgo, Suiza / Éditions Saint-Paul, París 1984,
pp. 576-578, junto con las notas 74 y 75, pp. 653-654.
[ 134 ]
V. Santo Tomás y el origen divino de la ley:
algunas anotaciones1
[ 136 ]
Santo Tomás y el origen divino de la ley: algunas anotaciones
6
Cf. ST I.2.2.ad 1.
7
ST I-II.5.7.
8
ST I-II.90, Prólogo. La distinción entre ley y gracia, guía y sostén, no es algo
rígido: lo que constituye más verdaderamente la Ley Nueva es la gracia del Es-
píritu Santo: ST I-II.106.1. –Dios es extrínseco a la realidad creada al modo
como la causa eficiente es distinta del efecto; Dios está de tal modo presente en
cada criatura debido a que es lo más profundamente íntimo a ellas en virtud de la
naturaleza de su efecto propio, el acto de ser; se puede afirmar así que su inma-
nencia fluye de su trascendencia: cf. ST I.8.1.in toto.
[ 137 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
9
ST I-II.90.4. El texto en latín expresa :
“… potest colligi definitio legis, quae nihil est aliud quam quaedam rationis
ordinatio ad bonum commune ab eo qui curam communitatis habet promul-
gata”.
10
ST I-II.91 in toto. – En aras de la simplicidad, omito la “ley del pecado”
(cf. 1-2.91.prólogo) presentada en a. 6.
11
ST I-II.91.1.ad 3.
12
ST I.13.2.
13
ST I.13.6.
[ 138 ]
Santo Tomás y el origen divino de la ley: algunas anotaciones
se dice con más propiedad de la ley eterna la cual está en Dios y es,
efectivamente, la que más merece el nombre de “ley”. 14
14
He hablado aquí de “ley” en consonancia con la enseñanza de Santo Tomás
respecto de los nombres positivos y absolutos como “bondad” y “sabiduría”. Es
verdad que la palabra “ley” sugiere, cuando se aplica a Dios, una relación a las
criaturas. Sin embargo, interpreto que es la clase de relación con ellas la que está
implicada en todos los actos divinos del entender y el querer de las criaturas.
Dichos nombres se dicen de Dios en el sentido en que han estado eternamente en
Él (ST I.13.7.ad 3), y esto es también verdad en lo que se refiere a la “ley”, como
queda claro en textos tales como ST I-II.91.1.
15
ST I-II.95.2.
16
ST I-II.91.1.
[ 139 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 140 ]
Santo Tomás y el origen divino de la ley: algunas anotaciones
[ 141 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
Ahora bien, para que esta respuesta sea suficiente, parece que
se requiere que nuestro conocimiento de la ley natural incluya una
apreciación de la divina providencia como su fuente.
23
ST I-II.90.4.ad 1.
24
Sobre el particular, consultar especialmente Francisco Suárez, S.J. (1548-1617),
Tratado de la leyes y de Dios legislador, Instituto de Estudios Políticos, Madrid,
1967, Vol. I, L. II, Leyes eterna y natural y derecho de gentes, Cap. VI: La ley natural
¿Es en realidad una ley divina preceptiva?.
25
Esto, por supuesto, es precisamente lo que Tomás de Aquino muestra en ST
I-II.91.1 y 2. Dios como soberano del universo es el supremo legislador que pro-
mulga la ley eterna (a.1), y la ley natural es la participación en la ley eterna (a.2).
[ 142 ]
Santo Tomás y el origen divino de la ley: algunas anotaciones
[ 143 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 144 ]
Santo Tomás y el origen divino de la ley: algunas anotaciones
[ 145 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 146 ]
Santo Tomás y el origen divino de la ley: algunas anotaciones
[ 147 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 148 ]
Santo Tomás y el origen divino de la ley: algunas anotaciones
[ 149 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 150 ]
Santo Tomás y el origen divino de la ley: algunas anotaciones
[ 151 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
“…los preceptos del decálogo se refieren a los preceptos del amor. Se dio en
esto precepto sobre el amor de Dios y del prójimo porque en esto la ley de
Dios se había obscurecido, no en lo que toca al amor de sí mismo, antes cuanto
a esto la ley natural estaba en todo su vigor…”
Cf. También I-II.109.3, sobre nuestro amor natural a Dios sobre todo lo demás,
y sobre el efecto del pecado original.
49
Como he señalado con frecuencia, el primer nivel de las inclinaciones naturales
de las que habla ST I-II.94.2 es la inclinación natural común a todas las criaturas;
ellas no están ordenadas simplemente a la conservación del ser individual, sino
que abarca todo lo que se refiere en ST I.60 como amor natural: amor al indi-
viduo como tal, amor a la propia especie más que al individuo, y amor a Dios más
que a sí mismo o a cualquier otra criatura. El segundo nivel de inclinación en ese
texto no es acerca de la reproducción, pues ello es común a todas las sustancias,
sino acerca del modo perfecto de reproducción del animal. El tercer nivel no es
sobre el amor a Dios, sino sobre la búsqueda de la verdad acerca de Dios, y asi-
mismo del vivir en sociedad: el animal racional por naturaleza desea conocer, y
en especial, conocer la verdad que se refiere a Dios
[ 152 ]
VI. Los fundamentos de la dignidad humana y
de los derechos humanos1
[ 153 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
5
Griffiths, P., “The Very Autonomous Steven Pinker,” First Things, August/Sep-
tember 2008, no. 185, pp. 19-21, en p. 20.
6
Mi conocimiento del artículo de Pincker se basa totalmente en la referencia
hecha por Griffiths.
[ 154 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
[ 155 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
9
ST II-II.102.2:
“Respondeo dicendum quod ad eos qui sunt in dignitate constituti perti-
net gubernare subditos. Gubernare autem est movere aliquos in debitum
finem, sicut nauta gubernat navem ducendo eam ad portum. Omne autem
movens habet excellentiam quandam et virtutem supra id quod movetur.
Unde oportet quod in eo qui est in dignitate constitutus, primo consideretur
excellentia status, cum quadam potestate in subditos; secundo, ipsum gu-
bernationis officium. Ratione igitur excellentiae, debetur ei honor, qui est
quaedam recognitio excellentiae alicuius. Ratione autem officii guberna-
tionis, debetur eis cultus, qui in quodam obsequio consistit dum scilicet aliquis
eorum obedit imperio, et vicem beneficiis eorum pro suo modo rependit”.
Santo Tomás está hablando aquí de la virtud de la “observantia” que puede tra-
ducirse como “respeto”. El Aquinate tiene en mente que después de Dios, que es
el gobernador supremo, y de nuestro padre biológico, que ha sido para cada uno
una fuente de vida, sostén y educación, existe una manera de respeto debido a
aquellos que desempeñan oficios públicos de diferente orden, como civil, militar y
educativo. Describe nuestra acción hacia tales personas como un “cultus”. A veces
traducido como “dignidad,” y vemos este uso con relación a un superior como “su
dignidad, el superior”. Sin embargo, el término “dignidad” usado en este último
contexto resulta más bien fuerte, porque, en mi opinión, se asocia con algo así
como “sumisión”.
10
San Pablo, Romanos, 2.14-15; Biblia de Jerusalén, Bilbao, Desclee de Brouwer,
1976.
[ 156 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
ser obligada por una ley externa; sino más bien el injusto es
quien infringe la ley y necesita que lo obliguen externamente.
En esto consiste el grado supremo de dignidad en los seres
humanos, a saber, que se dirijan hacia el bien, no por otros,
sino por ellos mismos. Ahora bien, el segundo grado es el de
aquellos que son conducidos hacia el bien por otros, pero sin
coacción. El tercer grado es propio de quienes necesitan la
coacción para volverse buenos. El cuarto pertenece a los que
no pueden ser conducidos hacia el bien ni siquiera mediante
coacción. Así, en Jeremías 2.30 leemos: “En vano he castigado
a tus hijos; ellos no se enmendaron”.11
11
Santo Tomás de Aquino, Super Epistolam B. Pauli ad Romanos lectura, 2.3:
“Tertio ostendit eorum dignitatem, in hoc scilicet quod huiusmodi legem
non habentes, ipsi sibi sunt lex, inquantum scilicet funguntur officio legis
ad seipsos, instruendo se et inducendo ad bonum, quia, ut Philosophus di-
cit Ethic., lex est sermo coactionem habens ab aliqua prudentia et intellectu
procedens. Et ideo dicitur I Tim. I, 9, quod iusto lex non est posita, id est,
exteriori lege non cogitur, sed posita est iniustis, qui indigent exterius cogi.
Et iste est supremus gradus dignitatis in hominibus, ut scilicet non ab
aliis, sed a seipsis inducantur ad bonum. Secundus vero gradus est eorum qui
inducuntur ab alio, sed sine coactione. Tertius autem est eorum qui coactione
indigent ad hoc quod fiant boni. Quartus est eorum qui nec coactione ad
bonum dirigi possunt. Ier. II, 30: frustra percussi filios vestros, disciplinam
non receperunt”.
[ 157 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
2. La dignidad humana
2.1. Introducción14
12
Santo Tomás de Aquino, Super evangelium s. Ioannis lectura, prologus s. Thomae;
ed. R. Kai, O.P., Rome and Turin, 1952: Marietti, n°3:
“Quidam autem venerunt in cognitionem dei ex dignitate ipsius dei: et isti
fuerunt Platonici. Consideraverunt enim quod omne illud quod est secundum
participationem, reducitur ad aliquid quod sit illud per suam essentiam, sicut
ad primum et ad summum; sicut omnia ignita per participationem reducuntur
ad ignem, qui est per essentiam suam talis. Cum ergo omnia quae sunt, parti-
cipent esse, et sint per participationem entia, necesse est esse aliquid in cacu-
mine omnium rerum, quod sit ipsum esse per suam essentiam, idest quod sua
essentia sit suum esse: et hoc est deus, qui est sufficientissima, et dignissima,
et perfectissima causa totius esse, a quo omnia quae sunt, participant esse.
Et huius dignitas ostenditur, cum dicitur “super solium excelsum,” quod, se-
cundum Dionysium, ad divinam naturam refertur; Ps. cxii, 4: excelsus super
omnes gentes dominus. Hanc dignitatem ostendit nobis Ioannes, cum dicit:
et deus erat verbum, quasi: verbum erat deus, ut ly verbum ponatur ex parte
suppositi, et deus ex parte appositi.]”
Referirse a la Palabra como Dios, manifiesta la dignidad de la Palabra puesto que
“Dios” indica una naturaleza que posee una primacía causal.
13
Cf. especialmente ST I.44.1.
14
El siguiente apartado reproduce algunas partes de mi ensayo: “St. Thomas,
Metaphysics, and Human Dignity,” publicado como capítulo 3 en mi libro: Wis-
dom, Law, and Virtue, New York, 2008: Fordham University Press.
[ 158 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
[ 159 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 160 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
[ 161 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 162 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
29
ST I.75.4.ad 2:
“…no toda sustancia individual es hipóstasis o persona, sino la que posee
naturaleza específica completa. Por eso no pueden ser llamadas ‘hipóstasis’ o
‘personas’ la mano o el pie, ni tampoco el alma, que es una parte de la especie
humana. sino aquella que tiene la naturaleza completa de la especie [speciei]”.
Y I.29.1.ad 5:
“Debe decirse que el alma es una parte de la naturaleza humana específica
[speciei] y por tanto, aunque es separada [después de la muerte], porque sin
embargo retiene la naturaleza de unidad [para el cuerpo], no puede llamarse
la ‘sustancia individual’ que es la hipóstasis o sustancia primera; así como tam-
poco [puede] hacerlo una mano o cualquier otra de las partes del ser humano.
Y así ni la definición, ni el nombre: “persona” le es adecuada”.
Y cf. I.75.2.ad 1: el alma humana es subsistente y de algún modo puede denomi-
narse un “esto algo” [hoc aliquid]:
“La expresión ‘un algo determinado’ puede tomarse en dos sentidos: o por
cualquier realidad subsistente o para designar al ser subsistente que posee
naturaleza específica completa. En el primer sentido excluye la inherencia propia
del accidente y de la forma material; en el segundo, excluye además la imper-
fección de lo que es parte de un todo. De aquí que la mano pueda llamarse ‘un
algo determinado’ en el primer sentido, pero no en el segundo. Por tanto, de-
bido a que el alma del hombre es parte de la especie humana, puede, en cuanto
subsistente, ser llamada un ‘algo determinado’ en el primer sentido, pero no
en el segundo, en el cual no es el compuesto de alma y cuerpo”.
Traduzco la expresión latina “hoc aliquid” como “esto algo”; “hoc aliquid” es, por
su parte, una traducción de la expresión técnica usada por Aristóteles: “tode ti”.
Sobre la dificultad de traducir dicha expresión, cf. Joseph Owens, The Doctrine of
Being in the Aristotelian Metaphysics, 2nd revised edition; Toronto, 1963: Pontifi-
cal Institute of Mediaeval Studies, pp. 386-398.
30
Cf. ST I.75.4; y I.75.7.ad 3.
31
Con todo, antes de la resurrección, el alma humana separada es capaz de la
bienaventuranza sobrenatural: ST I-II.4.5.
32
SCG II.68.
[ 163 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 164 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
[ 165 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
41
Cf., por ejemplo, ST I.55.2; I.88.1(545a44-b17); I.84.7:
“…el intelecto humano, que está unido a un cuerpo, tiene su propia quididad
o naturaleza existiendo en una materia corpórea; y a través de naturalezas de
cosas visibles asciende en cierta medida al conocimiento de cosas invisibles”.
Conviene considerar ST I.84.8:
“... el objeto propio y proporcionado a nuestro entendimiento es la naturaleza
de las cosas sensibles”.
42
No he remarcado aquí este rasgo el cual es comúnmente aducido como medida
de nuestra dignidad. Es célebre el uso que hace Santo Tomás de dicho rasgo en
ese sentido al presentar la libertad humana como imitación de Dios, en el prólogo
a la ST I-II, cuando realiza la introducción al tema de la moral. La libre elección
radica, en efecto, en la razón: ST I.83.1. -Y el dominio de nuestros actos se en-
cuentra en la raíz de la noción de “persona”: ST I.29.1.
[ 166 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
43
Claramente tenemos que tomar en cuenta los niveles del ser en cuanto ser. En
ST I.54.2 Tomás de Aquino enseña, siguiendo la doctrina según la cual “el ser es
de alguna manera todas las cosas”, que los actos del intelecto y de la voluntad son
infinitos en sentido absoluto.
44
ST I.7.1; debido a la importancia de este texto, he incluido el cuerpo del artí-
culo en su integridad:
“… adviértase que llamamos “infinito” a lo que NO tiene l{imites, y que, en
cierto modo, la materia está limitada por la forma y la forma por la materia. Lo
está la materia por la forma, porque antes de recibir una forma determinada
está en potencia para recibir otras muchas, pero, recibida una, queda limitada
[terminatur] por ella. La forma, a su vez, está limitada por la materia, ya que,
considerada en sí misma, puede adaptarse a muchas cosas; pero recibida ya
en una materia, no es más que la forma concreta de esta materia determinada.
La materia, por su parte, recibe su perfección de la forma que la limita, y por
esto, la “infinidad” que se le atribuye tiene carácter de imperfecta, pues viene a
ser como una materia sin forma.
En cambio, la forma no sólo no recibe perfección alguna de la materia, sino
que más bien ésta restringe su amplitud, por lo cual la “infinidad” de una
forma no determinada por la materia tiene carácter de algo perfecto.
Ahora bien, lo más formal de cuanto hay es el ser [esse] en sí mismo [cf. ST
4.1. ad 3]. Por consiguiente, puesto que el ser divino no está concretado en
nada, sino que Dios es su mismo ser subsistente, es indudable que Dios es
infinito y perfecto.”
[ 167 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 168 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
[ 169 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
51
ST I.29.1. - En DP 9.1.ad 3 y ad 8 se encuentran los mismos planteamientos. Sin
embargo, en ad 3, Tomás de Aquino detalla más la relación del individuo con la
acción:
“... así como es propio de la sustancia individual que exista por sí [per se exi-
stat], así también le corresponde que actúe por sí [per se agat]: porque nada
actúa sino el ser en acto [ens actu]; de ahí que, el calor, puesto que no es por
sí mismo, tampoco actúa por sí mismo, sino que el calor calienta por el fuego.
Pero lo que actúa por sí mismo [per se agere] pertenece en grado más excelente
a las sustancias de naturaleza racional que a las demás. Porque sólo las sus-
tancias racionales tienen dominio sobre sus propios actos, de manera que se
da en ellas el actuar o no actuar; pero las otras sustancias son más actuadas
que agentes. Por consiguiente, era apropiado que la sustancia individual de
naturaleza racional tuviera un nombre especial”.
[ 170 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
52
DP 9.3:
Respondeo. Dicendum quod “persona,” sicut dictum est, significat quamdam
naturam cum quodam modo existendi. Natura autem, quam persona in sua
significatione includit, est omnium naturarum dignissima, scilicet natura intellec-
tualis secundum genus suum. Similiter etiam modus existendi quem importat persona
est dignissimus, ut scilicet aliquid sit per se existens. Cum ergo omne quod est di-
gnissimum in creaturis, deo sit attribuendum, convenienter nomen “personae”
deo attribui potest, sicut et alia nomina quae proprie dicuntur de Deo.
(Tomás de Aquino está justificando el uso de la palabra “persona” para referirse
a Dios.)
53
ST I-II, Prólogo.
[ 171 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
54
Maritain, Jacques, El hombre y el estado; trad. M. Gurrea, Buenos Aires, Club de
Lectores, 1984: las referencias a este trabajo se harán en el cuerpo del artículo
indicando sólo el número de página. Cf. también Maritain, J., On the Philosophy
of History, London, 1959: Geoffrey Bles, pp. 82-87; and “On Knowledge through
Connaturality”, in The Range of Reason, New York, 1952: Scribner, pp. 22-29.
[ 172 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
“Lo natural que atañe a una cosa es menester que sea aquello sin
lo cual no puede darse: ‘La naturaleza no falta en lo necesario’.55
Es natural al hombre ser ‘animal social’, lo cual se demuestra por
no bastar uno solo para todo lo necesario a la vida humana. Por
lo tanto, aquello sin lo cual no puede conservarse la sociedad
humana atañe naturalmente al hombre; por ejemplo: guardarse
55
Esta perspectiva depende, a su vez, de una visión de la naturaleza en tanto que
fruto de la sabiduría divina: cf. In Eth. I.2 (n° 9):
“Quod autem sit impossibile in finibus procedere in infinitum, probat tertia
ratione quae est etiam ducens ad impossibile, hoc modo. Si procedatur in in-
finitum in desiderio finium, ut scilicet semper unus finis desideretur propter
alium in infinitum, nunquam erit devenire ad hoc quod homo consequatur
fines desideratos. Sed frustra et vane aliquis desiderat id quod non potest as-
sequi; ergo desiderium finis esset frustra et vanum. Sed hoc desiderium est
naturale: dictum enim est supra quod bonum est quod naturaliter omnia
desiderant; ergo sequetur quod naturale desiderium sit inane et vacuum. Sed
hoc est impossibile. Quia naturale desiderium nihil aliud est quam inclina-
tio inhaerens rebus ex ordinatione primi moventis, quae non potest esse
supervacua; ergo impossibile est quod in finibus procedatur in infinitum. Et
sic necesse est esse aliquem ultimum finem propter quem omnia alia desid-
erantur et ipse non desideratur propter alia. Et ita necesse est esse aliquem
optimum finem rerum humanarum.” [“Que es imposible proceder al infinito
en los fines se prueba por una tercera razón que también conduce a un imposible, de
esta manera: si se fuera al infinito en el deseo de los fines, como siempre un fin
sería deseado en razón de otro fin hasta el infinito nunca llegaría el hombre a
conseguir los fines deseados. Pero inútil y vano sería desear lo que no puede
alcanzarse. Luego, el fin de los deseos sería inútil y vano. Pero tener deseos es
algo natural, pues ha dicho que el bien es lo que naturalmente todas las cosas
desean. Luego, de aquí se seguiría que el deseo natural es algo vano y vacío.
Esto es imposible porque el deseo natural no es sino una inclinación
inherente a las cosas por la ordenación del primer motor, inclinación
que no puede frustrarse. Luego, es imposible que en los fines se proceda al
infinito. De esta manera es necesario que exista algún fin último por el cual
todo lo demás sea deseado y él mismo no sea deseado en razón de otro. Así, es
necesario que exista algún fin óptimo de los asuntos humanos.”]
[ 173 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 174 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
[ 175 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 176 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
61
ST II-II.57.1: también, el ad 1 se refiere al significado primario de “ius” como
un término que expresa “la misma cosa justa” (ipsam rem iustam), y posterior-
mente usado para designar el arte por el cual se conoce lo que es justo, etc.
[ 177 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 178 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
63
ST II-II.57.3:
Respondeo dicendum quod, sicut dictum est, ius sive iustum naturale est quod
ex sui natura est adaequatum vel commensuratum alteri. Hoc autem potest
contingere dupliciter. Uno modo, secundum absolutam sui considerationem,
sicut masculus ex sui ratione habet commensurationem ad feminam ut ex ea
generet, et parens ad filium ut eum nutriat. Alio modo aliquid est natura-
liter alteri commensuratum non secundum absolutam sui rationem, sed se-
cundum aliquid quod ex ipso consequitur, puta proprietas possessionum. Si
enim consideretur iste ager absolute, non habet unde magis sit huius quam
illius, sed si consideretur quantum ad opportunitatem colendi et ad pacificum
usum agri, secundum hoc habet quandam commensurationem ad hoc quod sit
unius et non alterius, ut patet per Philosophum, in II Polit.. Absolute autem
apprehendere aliquid non solum convenit homini, sed etiam aliis animalibus.
Et ideo ius quod dicitur naturale secundum primum modum, commune est
nobis et aliis animalibus. A iure autem naturali sic dicto recedit ius gentium,
ut Iurisconsultus dicit, quia illud omnibus animalibus, hoc solum hominibus
inter se commune est. Considerare autem aliquid comparando ad id quod ex
ipso sequitur, est proprium rationis. Et ideo hoc quidem est naturale homini se-
cundum rationem naturalem, quae hoc dictat. Et ideo dicit Gaius iurisconsultus,
quod naturalis ratio inter omnes homines constituit, id apud omnes gentes
custoditur, vocaturque “ius gentium”.
Para el término “dictat” aplicado a la razón natural, cf. II-II.85.1. Ofrecer sacrifi-
cios es parte de la “ley natural (lex)” y del “derecho natural (ius)”.
64
Cf. también ST II-II.66.2 con relación a la propiedad como algo necesario para
la vida humana.
[ 179 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
[ 180 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
[ 181 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
Sin embargo, hay otro aspecto de la ley natural que debe ser
resaltado y que supone el conocimiento de Dios por parte nuestra.
Se trata de la naturaleza percibida como el producto de la divina
69
Cf. ST I.60.1.sed contra:
“Sed contra est quod dilectio sequitur cognitionem, nihil enim amatur nisi
cognitum, ut Augustinus dicit, X de Trin..Sed in Angelis est cognitio natura-
lis. Ergo et dilectio naturalis. “Sed contra est quod dilectio sequitur cognitio-
nem, nihil enim amatur nisi cognitum, ut Augustinus dicit, X de Trin..Sed in
Angelis est cognitio naturalis. Ergo et dilectio naturalis.” [“... naturalis. Por
otra parte, el amor sigue al conocimiento, ya que como dice San Agustín, X De
Trin., nada es amado si no es conocido. Pero en los ángeles hay conocimiento
natural. Luego hay también amor natural.”]
70
Cf. ST I-II.94.2.
71
ST I-II.62.3:
“… virtutes theologicae hoc modo ordinant hominem ad beatitudinem super-
naturalem, sicut per naturalem inclinationem ordinatur homo in finem sibi
connaturalem. Hoc autem contingit secundum duo. Primo quidem, secundum
rationem vel intellectum, inquantum continet prima principia universalia
cognita nobis per naturale lumen intellectus, ex quibus procedit ratio tam in
speculandis quam in agendis. Secundo, per rectitudinem voluntatis naturaliter
tendentis in bonum rationis”.
[ 182 ]
Los fundamentos de la dignidad humana y de los derechos humanos
72
ST II-II.85.1.
[ 183 ]
Fundamentos metafísicos de la ética | L awrence Dewan , O.P.
73
Para más datos sobre esta doctrina del razonamiento espontáneo sobre la ex-
istencia de Dios, véase mi artículo revisado: “Kevin Flannery, S.J., Acts Amid Pre-
cepts: The Aristotelian Logical Structure of Thomas Aquina´s Moral Theory, Wash-
ington D.C, 2001: CUA Press”. Nova et Vetera [Edición inglesa], vol 5, no.2, 2007,
pp.431-444, en pp.433-438.
[ 184 ]
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