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3/10/19

Teoría de la Historia
Profesora: María Elisa Fernández
Prof. Ayudante: Camila Gonzalez
Estudiante: Tomás Seguel Barra

- Émile Durkheim y la teoría sociológica de la acción / Comentarios y bibliografía


sobre la historiografía de Leopold von Ranke
El desafío que se plantea en ambas lecturas es la tarea de identificar como la relectura de
los clásicos maestros de la disciplina histórica y sociológica occidental puede suponer un
desarrollo intelectual traído a la época actual. Esto a través de una lectura crítica y re
interpretativa a la luz de problemáticas actuales.
De esta manera Federico Lorenc plantea que es posible hallar una teoría de la acción social
en los escritos de Durkheim, utilizando sus principales categorías sociológicas -hecho
social, representación colectiva, moralidad- como base de análisis mediante una lectura
detenida y diacrónica de ciertas obras de Durkheim, desde sus ideas clave hasta ciertos
recovecos de su obra. Organizado a través de una estructura argumentativa que abarca los
modos de actuar y la constitución de la sociedad la que se orienta al ámbito moral y las
reglas que se evocan al momento de tomar decisiones. Pese a que estas representaciones
colectivas inciden en lo que motive la acción, es posible que el individuo responda
actuando respetando la regla (moral), violando la regla (inmoral) y no definido por la regla
(no-moral)1.
Esto da paso al siguiente supuesto del autor, que dirige la subjetividad de Durkheim al
romper su propio esquema determinista social, usando una semántica que relaciona la
acción con la actitud y el grado de conciencia que adopta un individuo al llevar acabo
determinada acción (sea el caso del suicidio). Estas palabras -medio, fin, elección,
voluntad- según Lorenc, esto desemboca en que el propio Durkheim asume la subjetividad
de la acción social y la fuerza de esto como agente transformador.
Alejándose de las críticas que se han hecho a la postre de su obra en la medida que avanzó
el siglo XX hasta hoy. Dejando de lado la caricaturización y lectura simplista -como el
mismo refiere- de autores que han tildado a Durkheim de positivista, determinista sociólogo
del orden
En el párrafo “los modos de actuar y la constitución de la sociedad” define el hecho social
a través de citas Durkheim que caracterizan la exterioridad del hecho social dentro del
actuar individual, puesto que existen reglas preestablecidas que conducen tales acciones
como lo es la moralidad, organizada por diversas generaciones. La acción, como se ha

1
Federico Lorenc, “Émile Durkheim y la teoría sociológica de la acción” Andamios. Revista de investigación
social (septiembre 2014): 299-322.
solido interpretar en la lectura de Durkheim, será vinculante con determinado esquema
social qe exteriorice al individuo en cuestión, aunque esta pende de la voluntad misma del
sujeto. (creoque esto se puede acoplar a otro párrafo porque lo repetí un poco)
A mi parecer, re leer a un autor decimonónico a la luz de nuestra época y conocimiento
actual, en base a cada contexto tanto individual como colectivo puede resultar beneficioso
en cuanto a lo que se quiere estudiar o proponer. En el caso de Lorenc, plantea la existencia
de una teoría de acción social dentro de la vasta obra de Durkheim.
Asimismo, analiza el mecanismo educativo que opera dentro de la sociedad, descentrando a
los “grandes hombres” (políticos y genios) de la historia otorgando un rol fundamental al
maestro/a (pedagogo) quien lleva a cabo la labor de entregar al individuo los conocimientos
preexistentes y moldear las predisposiciones naturales del ser humano, mediante
herramientas tales como su autoridad y capacidad de entendimiento resultado de años de
estudio.
Para conseguir esto es necesario tener mucho bagaje intelectual dentro del ámbito
disciplinario (teórico en este caso) junto con la extrapolación de contextos y situaciones
específicas. Aunque puede considerarse rebuscado igualmente, dando origen a una teoría
En los comentarios y bibliografía sobre la historiografía de Leopold von Ranke, Rebeca
Villalobos pretende reconocer el valor histórico e intelectual de von Ranke dentro de la
historiografía moderna, seleccionando una variedad de textos que estudian o re significan lo
escrito por el historiador alemán y contribuyen a una vasta bibliografía que supone temas
tan variados como la memoria, la objetividad dentro del conocimiento histórico y las
contrapartes su pensamiento historicista.
Considera que la obra de Ranke en la historia occidental indujo al desarrollo
historiográfico, puesto que con el correr de los años irían surgiendo contrapartes como la
escuela de los Anales, pasando del estudio desde el Estado y los líderes hacia las estructuras
sociales y los procesos de cambio y, por otra, el giro desde la narrativa al análisis social 2.
Esto supuso un refinamiento de la teoría histórica, entendida como los métodos utilizados
para escribir la historia hasta agotar tal paradigma, sucesivamente hasta la actualidad.
Esta acción, evidentemente, se ha repetido innumerablemente a través de la historia, puesto
que en el proceso de aprendizaje recurrimos a lecturas que nos den indicios o sean el
puntapie para el entendimiento de cierto proceso cultural. Es por esto que, a modo de
ejemploe, la historia europea se abarca desde la antigüedad con sus principales referentes
(Heródoto, Tácito, etc). Prosiguiendo al medioevo, hasta llegar a la edad moderna y la
reinvención constante de la historiografía, distinguiéndose de otras disciplinas y trabajando
conjuntamente a ellas (sociología, literatura, filosofía).

2
Georg Iggers, “La historiografía del siglo XX. Desde la objetividad científica al desafío posmoderno”
(Santiago: Fondo de Cultura económica. 2012) 87.
Es a la luz de las evidencias que nos han dejado los escritos pasados es que el humano ha
podido contar su historia, aunque claramente con una intencionalidad, tal como lo plantease
Durkheim. ¿Qué deseamos conseguir con nuestra labor historiográfica? Acaso desentrañar
grandes problemáticas que nos atañen como cultura, reconocimiento personal o tal vez
satisfacción, algo esta claro, hay una motivación de la cual uno es consciente y particular,
que nos conduce a desenvolver el pensamiento y análisis histórico en una acción
investigativa y escritural.
Para concluir, tal como señalase Paul Ricoeur:
“Al entrar en el espacio público, el libro de historia, coronación del “hacer historia”,
reconduce al autor al corazón del “hacer la historia”. Arrancado por el archivo del mundo
de la acción, el historiador se reinserta en el escribiendo su texto en el mundo de los
lectores; a su vez, el libro de historia se hace documento abierto a las sucesivas
reinscripciones que someten el conocimiento histórico a un proceso incesante de revisión.”3
Con esto se infiere que una vez desplegado el texto, su revisión e interpretación
transgeneracional es un proceso del aprendizaje, ya que su análisis se encuentra desplegado
a los lectores, libres de interpretar, conjeturar y teorizar a la par de su conocimiento
-histórico- y así configurar ideas que puedan comprender o facilitar la tarea historiadora

3
Paul Ricoeur, “La memoria, la historia, el olvido”, (Argentina: Fondo de cultura económica, 2004) 307-312.

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