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Teoría de la Historia
Profesora: María Elisa Fernández
Prof. Ayudante: Camila Gonzalez
Estudiante: Tomás Seguel Barra
1
Federico Lorenc, “Émile Durkheim y la teoría sociológica de la acción” Andamios. Revista de investigación
social (septiembre 2014): 299-322.
solido interpretar en la lectura de Durkheim, será vinculante con determinado esquema
social qe exteriorice al individuo en cuestión, aunque esta pende de la voluntad misma del
sujeto. (creoque esto se puede acoplar a otro párrafo porque lo repetí un poco)
A mi parecer, re leer a un autor decimonónico a la luz de nuestra época y conocimiento
actual, en base a cada contexto tanto individual como colectivo puede resultar beneficioso
en cuanto a lo que se quiere estudiar o proponer. En el caso de Lorenc, plantea la existencia
de una teoría de acción social dentro de la vasta obra de Durkheim.
Asimismo, analiza el mecanismo educativo que opera dentro de la sociedad, descentrando a
los “grandes hombres” (políticos y genios) de la historia otorgando un rol fundamental al
maestro/a (pedagogo) quien lleva a cabo la labor de entregar al individuo los conocimientos
preexistentes y moldear las predisposiciones naturales del ser humano, mediante
herramientas tales como su autoridad y capacidad de entendimiento resultado de años de
estudio.
Para conseguir esto es necesario tener mucho bagaje intelectual dentro del ámbito
disciplinario (teórico en este caso) junto con la extrapolación de contextos y situaciones
específicas. Aunque puede considerarse rebuscado igualmente, dando origen a una teoría
En los comentarios y bibliografía sobre la historiografía de Leopold von Ranke, Rebeca
Villalobos pretende reconocer el valor histórico e intelectual de von Ranke dentro de la
historiografía moderna, seleccionando una variedad de textos que estudian o re significan lo
escrito por el historiador alemán y contribuyen a una vasta bibliografía que supone temas
tan variados como la memoria, la objetividad dentro del conocimiento histórico y las
contrapartes su pensamiento historicista.
Considera que la obra de Ranke en la historia occidental indujo al desarrollo
historiográfico, puesto que con el correr de los años irían surgiendo contrapartes como la
escuela de los Anales, pasando del estudio desde el Estado y los líderes hacia las estructuras
sociales y los procesos de cambio y, por otra, el giro desde la narrativa al análisis social 2.
Esto supuso un refinamiento de la teoría histórica, entendida como los métodos utilizados
para escribir la historia hasta agotar tal paradigma, sucesivamente hasta la actualidad.
Esta acción, evidentemente, se ha repetido innumerablemente a través de la historia, puesto
que en el proceso de aprendizaje recurrimos a lecturas que nos den indicios o sean el
puntapie para el entendimiento de cierto proceso cultural. Es por esto que, a modo de
ejemploe, la historia europea se abarca desde la antigüedad con sus principales referentes
(Heródoto, Tácito, etc). Prosiguiendo al medioevo, hasta llegar a la edad moderna y la
reinvención constante de la historiografía, distinguiéndose de otras disciplinas y trabajando
conjuntamente a ellas (sociología, literatura, filosofía).
2
Georg Iggers, “La historiografía del siglo XX. Desde la objetividad científica al desafío posmoderno”
(Santiago: Fondo de Cultura económica. 2012) 87.
Es a la luz de las evidencias que nos han dejado los escritos pasados es que el humano ha
podido contar su historia, aunque claramente con una intencionalidad, tal como lo plantease
Durkheim. ¿Qué deseamos conseguir con nuestra labor historiográfica? Acaso desentrañar
grandes problemáticas que nos atañen como cultura, reconocimiento personal o tal vez
satisfacción, algo esta claro, hay una motivación de la cual uno es consciente y particular,
que nos conduce a desenvolver el pensamiento y análisis histórico en una acción
investigativa y escritural.
Para concluir, tal como señalase Paul Ricoeur:
“Al entrar en el espacio público, el libro de historia, coronación del “hacer historia”,
reconduce al autor al corazón del “hacer la historia”. Arrancado por el archivo del mundo
de la acción, el historiador se reinserta en el escribiendo su texto en el mundo de los
lectores; a su vez, el libro de historia se hace documento abierto a las sucesivas
reinscripciones que someten el conocimiento histórico a un proceso incesante de revisión.”3
Con esto se infiere que una vez desplegado el texto, su revisión e interpretación
transgeneracional es un proceso del aprendizaje, ya que su análisis se encuentra desplegado
a los lectores, libres de interpretar, conjeturar y teorizar a la par de su conocimiento
-histórico- y así configurar ideas que puedan comprender o facilitar la tarea historiadora
3
Paul Ricoeur, “La memoria, la historia, el olvido”, (Argentina: Fondo de cultura económica, 2004) 307-312.