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CARACTERÍSTICAS DE UN SALMISTA

“He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de
guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová esta con el” 1 Samuel 16.18

RESPONSABILIDADES DE UN SALMISTA

Versículos de Estudio:

Números 1.50

Números 18.23

“EN EL TABERNÁCULO”

Seamos aquella persona de la que habla Salmos 34:4 “BUSQUE a Jehova y El me oyo y me libro de todos
mis temores”

Siempre busquemos al Señor en todo lo que hagamos y en todo lo que digamos. Vivamos siempre “en”
su presencia.

“SOBRE LOS UTENSILIOS”

Otra tarea que les tocaba a los levitas era la de cuidar los utensilios que utilizaban en el tabernáculo. A
ellos se les había encargado mantenerlos en optimas condiciones y listos para usarlos en cualquier
momento. Se puede imaginar que esto significaba lavar, limpiar y pulir estas herramientas que eran de
oro, plata, y piedras preciosas. Al tener que hacer uso de cualquiera de los utensilios, estos tenían que
estar listos, limpios y bien cuidados.

Pero, cual será la aplicación actual de esto para nuestras vidas y ministerios? Los utensilios son aquellas
cosas que tenemos para asistirnos y apoyarnos en el servicio al Señor. Visto de esta manera, es fácil
entender cuales son los “utensilios” de hoy en dia: los dones y las habilidades, los regalos que Dios da
para ayudarnos a servirle mejor.

Debemos siempre recordar que los dones que tenemos son para que El pueda recibir gloria de ellos, y
no para ninguna otra razón.

Estos dones y talentos, son nuestros utensilios para servir mejor al Señor. Es por eso que es importante
que como sacerdotes del nuevo pacto, tengamos un compromiso de mantener en optimas condiciones
nuestros utensilios, para que en el momento que tengamos que disponer de ellos, estén pulidos,
brillantes, limpios, listos para dar realce al servicio del Señor.

Por ejemplo, uno de los utensilios mas preciosos y valiosos que tenemos es el poder cantar nuestra
alabanza al Señor. Que bueno seria que ese intrumento estuviera listo, presto y preparado para
ofrecerle un canto al Señor, que le trajera gloria, honra y alabanza! Ah! Pero que desagradable es
cuando no esta listo el utensilio, sino que esta todo sucio, descuidado y mantenido con una mentalidad
y actitud mediocre. Aquellos levitas que no preparan sus utensilios, son aquellos que siempre están
ofreciendo las cosas a medias, mal hechas y de mal gusto.

Otra cosa que desconcierta al hablar de los dones que Dios nos ha dado, es el descuido, o el tomar en
menosprecio los mismos. ¿Cuántas veces hemos visto u oído decir: Ay, TENGO que dirigir la alabanza de
nuevo…” o “ TENGO que ir a la reunión para tocar guitarra…” cuando debería existir una mentalidad de
PRIVILEGIADO.

El que Dios haya depositado estos dones en vasos tan feos como lo somos nosotros (2 Cor. 4:7), es una
dicha, un regalo, un verdadero privilegio que nunca deberíamos desaprovechar ni tomar a menos.

Cuando se entiende que no es un DEBER sino un PRIVILEGIO, entonces nos podemos dar cuenta de que
es un salmista que ha entendido que tiene utensilios precioso que el Señor le ha encargado cuidar con
suma atención.

Todos los dones de su Espíritu son utensilios para asistirnos en nuestro servicio al Señor, todas las
habilidades y capacidades que hay en el Cuerpo de Cristo para hacer muchas cosas son utensilios que
Dios ha dado a su Iglesia para que podamos servirle mejor.

Hablando de utensilios, hay otro asunto que también debemos recordar: el dice manejarlos con cuidado
y con limpieza de manos.

Cuando nuestras madres nos pedían de pequeños que nos laváramos nuestras manos antes de comer,
no era simplemente por satisfacción suya, sino por motivos de higiene y salud. Ellas sabían que para
tomar los utensilios con los que íbamos a llevar alimentos a nuestra boca, teníamos que tener las manos
limpias, para no llenar nuestro cuerpo de gérmenes y microbios que nos provoquen enfermedades.

Cuando nosotros tomamos los utensilios del Señor, debemos hacerlo con las manos limpias! (Isaías
52:11)

No podemos ensuciar nuestras manos con las cosas que contaminan los utensilios, porque al darle de
comer (figuradamente) al Cuerpo de Cristo, lo podemos llenar de cosas que pueden causar que se
enferme.

Se imagina sus manos manchadas de pecado y de muchas cosas inmundas, trayendo enfermedad y
anemia al Cuerpo de Cristo.

Si usted es un músico, pastor, maestro, líder, ujier, guardatemplos, o lo que sea, recuerde que siempre
tiene un lugar importante dentro del Cuerpo de Cristo, y que debe mantenerse limpio, puro y sano para
que su don y su servicio no enferme al cuerpo, sino lo bendiga, lo anime y lo levante. ¡LAVASE LAS
MANOS!

La próxima vez que pensemos en el don que tenemos, recordemos que mas que algo que “sabe hacer”,
es un utensilio al servicio del Señor. Cuidelo, límpielo, guárdelo con amor y téngalo siempre en máximas
condiciones, listo para el servicio del Señor.

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