Al asegurarse propiedades mecánicas y químicas, por el cumplimiento de normas, el acero se
comporta de manera predecible cuando se ve sometido a cargas estructurales debido a cargas extremas sean fuertes vientos o a eventos sísmicos. Adicionalmente puede ser rápidamente reparado y adaptados a requerimientos estructurales cambiantes.
El acero llega a la obra con toda su resistencia especificada mientras que esto no
es así en el caso del concreto o la madera.
En el caso del concreto, si bien se especifica su resistencia en los contratos y se
especifica una mezcla, esta tarda 28 días en alcanzar o exceder la tensión de diseño. Durante este período, la construcción tiene un mayor grado de vulnerabilidad a acontecimientos extremos.
La madera es todavía más problemática ya que la resistencia de una misma variedad
de madera varía en forma importante con su contenido de humedad, los patrones de crecimiento y el alineamiento de los elementos con la dirección de la fibra. Esta impredictibilidad se refleja en el gran número de factores de reducción aplicados a la resistencia de la madera durante el diseño.
Con el acero usted obtiene la capacidad que fijó.
El acero es el más resistente de los materiales estructurales comúnmente usados. La
resistencia de diseño de la mayoría de los perfiles de acero laminados en caliente es de 340 mega-pascales tanto en compresión como en tracción, mientras que en algunas calidades especiales llegan a 480 mega-pascales.
La resistencia a la compresión del concreto es de 21 a 34 mega-pascales, mientras en
concretos especiales pueden llegar a 105 mega-pascales. Sin embargo, la resistencia a la tracción del concreto es del orden de los 3 a 4 mega-pascales, o sea un 10 % del de compresión. La debilidad del concreto a la tracción requiere la adición de las barras de refuerzo de acero en las columnas y vigas de un edificio.
La resistencia a la compresión de la madera varía con el contenido de humedad y si la
carga es aplicada en forma paralélela o perpendicular a la fibra. Incluso las maderas duras tienen una resistencia paralela a la fibra de 48 a 68 mega-pascales mientras que en forma perpendicular solo tienen 7 mega-pascales. El hecho que la resistencia a la compresión y tracción del acero estructural es idéntica, es un factor decisivo en la habilidad del acero de responder a eventos extremos. En estos casos hay cargas no previstas que se aplican a la estructura, pero no son solo un aumento de las cargas consideradas en el cálculo, sino que las estructuras experimentan transiciones inesperadas que llevan a sus elementos al pasar de la compresión a la tracción. La habilidad pareja del acero de manejar tanto tracción como compresión ayudan a mitigar cualquier falla. Adicionalmente las resistencias reales del acero estructural superan las resistencias de diseño, proveyendo así a la resistencia adicional a cargas extremas no previstas.