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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Politécnica Territorial “José Antonio Anzoátegui”

Pariaguán – Estado Anzoátegui

Antivalores del modelo capitalista

Profesor(a): Bachilleres:

Rosa Gimon Katherine Ló pez C.I V-28264043

Trayecto: II Fase: I

Sección: PNF-CP3
Introducción

El capitalismo se basa en un sencillo proceso: el dinero se invierte para generar más


dinero. Cuando el dinero funciona de esta forma, funciona como capital. Por ejemplo,
cuando una empresa utiliza sus beneficios para contratar a más personal o abrir nuevas
instalaciones, obteniendo de esta forma mayores beneficios, el dinero funciona como
capital. Conforme se incrementa el capital (o crece la economía), se habla de
"acumulación de capital", la fuerza impulsora de la economía.

A aquellos que acumulan el capital les va mucho mejor cuando consiguen desplazar los
costes a otros. Si las empresas pueden reducir costes por no proteger el medio ambiente
o pagando salarios de talleres de explotación laboral, lo harán. Así pues, el catastrófico
cambio climático y la pobreza generalizada son signos del funcionamiento normal del
sistema. Además, para que el dinero llame al dinero, deben poder intercambiarse por
dinero cada vez más cosas. Por lo tanto, la tendencia es que todo, desde los artículos
cotidianos a las secuencias de ADN, pasando por las emisiones de dióxido de carbono y,
fundamentalmente, nuestra capacidad de trabajo, se acabe mercantilizando.

Y es este último punto la mercantilización de nuestras capacidades creativas y


productivas, nuestra capacidad de trabajo el que encierra el secreto de la acumulación de
capital. El dinero no se convierte en más dinero por arte de magia, sino por el trabajo
que hacemos cada día.

En un mundo en el que todo está a la venta, todos tenemos algo que vender para poder
comprar las cosas que necesitamos. Aquellos de nosotros que no tenemos nada que
vender salvo nuestra capacidad de trabajo debemos venderla a aquellos que poseen las
fábricas, las oficinas, etc. Y, por supuesto, las cosas que producimos en el trabajo no son
nuestras, pertenecen a nuestros jefes o patronos.

Por otra parte, debido a las largas jornadas laborales o al incremento de la


productividad, entre otras cosas, producimos mucho más de lo necesario para seguir
manteniéndonos como trabajadores. Los salarios que nos pagan más o menos equivalen
al coste de los productos necesarios para que podamos vivir y no perdamos la capacidad
de trabajar cada día. Por eso, a final de mes, el saldo de nuestra cuenta bancaria apenas
es distinto al del mes anterior. La diferencia entre los salarios que recibimos y el valor
que creamos es la forma en que se acumula el capital o se obtienen los beneficios.

Explotación capitalista
Forma histórica de explotación de los trabajadores bajo la cual los capitalistas,
poseedores de los medios de producción, se apropian la plusvalía creada por el trabajo
no retribuido de los obreros. La forma de explotación capitalista se distingue de las
formas esclavista y feudal por presentarse de una manera velada. En el régimen de
esclavitud y en el feudal, la explotación resultaba palmaria, abierta; el trabajador
dependía personalmente de los explotadores, y la disciplina del trabajo era la disciplina
del palo.

Recursos y las posiciones estratégicas, en una lucha que hoy amenaza la suerte del
mundo, según los más connotados expertos. Acabar con ese sistema, y crear o construir
las bases de uno alternativo en que los valores de la democracia, la liberación y el
socialismo, aprovechen todas las experiencias anteriores de derrotas y triunfos, es una
tarea esencial para la sobrevivencia de la especie humana. Por pequeña que parezca, la
contribución del rigor en los estudios políticos y matemáticos sobre el sistema y sus
alternativas, es indudable que a su capacidad de persuasión añade una precisión que es
necesario alcanzar, y en cuya búsqueda el propio Marx dio el primer ejemplo. Es cierto
que las formalizaciones matemáticas por momentos parecen no conducir a ningún lado.
Pero incluso cuando resulta tediosa su lectura ayudan a precisar el carácter desigual de
la explotación y de las mediaciones a las luchas de clases y a las luchas de liberación. Si
nadie va a interesarse en aplicarlas al cálculo de la tasa de explotación ni es posible esto
sin la mediación del dinero y el cálculo siempre aproximado y subestimado de las
transferencias de excedente, en cualquier caso sí contribuye a confirmar que la
explotación subsiste en medio de todas las variaciones empresariales, institucionales y
regionales, formales e informales. También permiten aclarar por qué las contradicciones
del capitalismo ocurren como se prevé en la primera página del “Manifiesto Comunista”
y no en la última. Recuérdese que en el segundo párrafo del primer capítulo se afirma
que “la lucha de los

El consumismo.

Fruto de una corrupción semántica prolongada durante los últimos años, muchos
entienden que el sistema capitalista se basa en modelos de consumistas sociedades
puramente, en el que la prioridad para sus agentes económicos no es otra que consumir.

Si utilizamos el término sociedades consumistas tendemos a pensar en Estados Unidos o


en muchos países occidentales. Y no es para menos, en el calendario anual vemos una
diversas fechas señaladas vinculadas a la adquisición masiva de bienes de consumo,
siendo las más importante, por estacionalidad en las ventas, las navidades
El error extendido es que se tiende a hacer referencia al consumismo o sociedades
consumistas por el valor de bienes de consumo en términos absolutos, cuando lo lógico
sería valorar en términos relativos, es decir, como porcentaje de la renta.

Si pensamos en el factor consumo, como elevado porcentaje de la renta, las sociedades


consumistas son aquellas verdaderamente pobres en que prácticamente toda su renta se
destina a sobrevivir, con la adquisición de bienes de consumo de baja calidad o que no
satisfacen plenamente sus necesidades.

Para ser más preciso, el consumo de las sociedades pobres tiende a focalizarse, en
primera instancia, en los denominados bienes inferiores, es decir, aquellos que los
consumidores adquieren en menor medida, mientras que la renta se incrementa porque
existen mejores alternativas de consumo.

El individualismo.

El individualismo se manifiesta en la sociedad actual, es un fenómeno global y no es


privativo de un orden social determinado. Se manifiesta siempre que el hombre se
enajena del otro, de su vecino, de su hermano, siempre que no pueda responder a la
disyuntiva planteada en el relato “Jonás el Pintor”, de Camus16, quien no puede
discernir si escribió solitario o solidario. Se manifiesta en nuestra sociedad y nosotros
no somos ajenos al egoísmo, al contacto personal pobre y estereotipado, a la calibración
del otro con raseros milimétricos antes que la identificación personal y el intercambio.
Aparece cuando nos trazamos metas personales convenientes, fáciles de cumplir,
previamente trazadas y mediante “compromisos” no comprometidos, porque se realizan
de manera formal y no participativa. La solución contra el individualismo es el diálogo
interpersonal; a la luz de un personalismo dialógico que permita la identificación e
interrelación de ámbitos humanos cuyo desarrollo enriquezca a la sociedad. Desarrollar
la identificación y, sobre todo, la aprehensión afectiva de aquellos valores que nutren
positivamente a la persona humana. El individualismo empobrece a la sociedad porque
reduce las posibilidades de encuentro entre las personas que la componen; aborta los
ámbitos relacionados, cargados de creatividad y fragmenta a dicha sociedad entre sí.

Con la obligatoria entrada del dólar a la sociedad Venezolana, cierta desigualdad se


hace evidente. El Estado tiene la necesidad de vender en dólares para poder invertir en
obras sociales; el ciudadano promedio necesita adquirir alimentos y artículos de primera
necesidad que sólo se adquieren en divisas. Para aquellas personas con personalidades
débilmente estructuradas, pobre formación social, limitado desarrollo y creatividad y
pobreza de relación ámbito e interpersonal, las carencias y limitaciones son malas
consejeras, haciendo que las buenas ideas queden relegadas y broten de la desesperación
las bajas pasiones, convirtiéndose el hombre en lobo de sus semejantes y llegando a
posturas que van más allá del individualismo, hacia un franco egoísmo, el cual se hace
dramático cuando perjudicamos a nuestro prójimo para favorecernos, violando las
reglas elementales de convivencia. El tiempo del individualismo ya pasó; el
colectivismo muestra signos de relajación y resquebrajamiento; no queda más remedio
que la rebelión de la persona.. Para esto se precisa una nueva comprensión de la persona
y de la comunidad. Su objetivo central no lo constituye el individuo ni la colectividad,
sino el hombre con el hombre.”

El Origen de la violencia que agobia a la sociedad venezolana.

La dotación de capital por trabajador comenzó a disminuir luego de 1984, lo que


precipito la caída de la productividad y con ello, la severa caída del salario real ya
mencionada. Es importante destacar que el denominado. Paquete económico, aplicado
por el gobierno de Pérez entre 1989 y 1992, genero un importante repunte de la
inversión y de la productividad que se reflejó en un modesto incremento del salario real
y en una disminución de los índices de desempleo y de empleo informal. Aunque el
llamado paquete ha sido tremendamente cuestionado por su costo social y político para
el país, es justo señalar que la supervivencia de muchas empresas venezolanas se debió
a la devaluación del bolívar ocurrida en 1989, pues ella elimino la sobrevaluación
artificial de la moderna venezolana y permitió a las empresas venezolanas ser más
competitivas en el exterior. El aumento de los ingresos petroleros como consecuencia de
la guerra del golfo, en 1991, ensombreció el panorama de mejoría económica pues
aporto nuevos recursos rentísticos (es decir, provenientes de la renta petrolera) a la
economía nacional, que hicieron al gobierno abandonar muchos de los esfuerzos
reformadores implementados en 1989. Además, la crisis política de 1992 y 1993, la
crisis financiera de 1994 y 1996, revirtieron los efectos positivos del paquete y
agudizaron las tendencias negativas que venía arrastrando la economía venezolana viene
pagando las consecuencias de no haber adoptado las medidas necesarias para
diversificar al aparato productivo nacional y hacerlo más competitivo. El precio más
alto pagado por los errores económicos, lo constituye un aumento sin precedentes de la
pobreza, que hoy afecta a uno de cada dos venezolanos.

En el caso de las empresas públicas, propiedad del estado venezolano, el impacto de las
enormes inversiones realizadas fue mayor. La nacionalización de las industrias básicas
(Acero, Aluminio y petroquímica) y de las industrias del hierro y el petróleo, fue
realizada aspirando desarrollar nuevos sectores exportadores cuyos requerimientos de
capital eran tan altos que solo podían ser asumidos por el estado venezolano. Sin
embargo, el proceso de inversión resulto ineficiente, ya que la administración de las
empresas nacionalizadas estuvo dominada por el clientelismo, y además, los precios de
sus productos sufrieron largos periodos de baja en los mercados de internacionales. El
costo económico de la nacionalización de esas empresas fue muy alto, pues el estado
debió asumir una enorme deuda externa para financiar las inversiones realizadas y, más
adelante, debió cubrir las pérdidas productivas por el ineficiente manejo de dichas
empresas. Además de la inversión y el fomento al desarrollo industrial, el otro público.
De 1958 en adelante, floreció una burocracia clientelar que repartía cargos, muchos de
ellos innecesarios, a los militantes y simpatizantes de los principales partidos políticos.
El resultado de esta práctica fue el surgimiento de una administración pública
hipertrofiada y poco capaz, que contribuyo al debilitamiento del estado y al fomento de
la corrupción. El efecto más nocivo de la corrupción administrativa para la sociedad
venezolana ha sido la aparición de una actitud generalizada en la población de ver la
cosa pública como una torta de las que todos quieren un pedazo, dicha actitud se
manifiesta en la evasión de impuestos, el robo de equipos en los hospitales, el cobrar sin
trabajar, entre otras. Es indudable que la corrupción ha sido uno de los mecanismos para
el reparto de la renta petrolera en Venezuela, que más problemas ha traído.

Conclusión

En años recientes, hemos podido constar una profunda transformación de la economía


mundial, que se explica fundamentalmente por la recomposición del sistema capitalista
que ha buscado modificar el patrón de acumulación del capital por la vía de elevar la
rentabilidad y expandir las fronteras del comercio internacional. La transformación del
régimen de producción, se ha constituido sobre la base de revolucionar y perfeccionar
permanentemente, el conjunto de tecnologías aplicadas a la industria y la fabricación de
nuevos productos. Al respecto, el concepto de paradigma tecno económico según lo ya
explicado en la introducción de esta investigación, recobra gran relevancia ya que nos
permite identificar la matriz tecnológica dominante que direcciona el rumbo del
capitalismo hacia otros estadios de evolución y desenvolvimiento económico. El
desarrollo de nuevos paradigmas tecno-económicos, ha de ser siempre un proceso largo
donde intervienen varios factores que influyen en el comportamiento del sistema
económico. En gran medida, el cambio tecnológico dependerá de las necesidades de la
reestructuración capitalista, la cual determinará seguir en el régimen tecnológico
imperante o bien buscar su renovación por otro diferente. La dinámica del cambio
mundial, nos enseña que el mecanismo rector que impulsa el progreso económico de
cualquier economía, recae en los nuevos adelantos y la incorporación de tecnologías de
punta en los procesos productivos. Una gran gama de adelantos científicos e
innovaciones tecnológicas, describen la trayectoria seguida por las revoluciones
tecnológicas, que si algo han aportado a la economía en su conjunto, ha sido la
ampliación de las capacidades productivas indispensables para detonar el crecimiento
económico de las regiones. La clave del desarrollo mundial, parece ser la difusión de los
adelantos tecnológicos, los cuales han permitido explotar más

Productivamente los recursos, provocando el aumento en el nivel de ingreso y el


mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos (Banco Mundial, 1991). Por su parte,
las fuerzas concurrencias del mercado al estimular la competencia interna y externa de
las empresas, permiten la revolución de las fuerzas productivas a partir de una mayor
difusión de las innovaciones tecnológicas. En este andar constante de cambios
mundiales, la recomposición del sistema se ha logrado concretar debido a la
convergencia de una gran diversidad de fuerzas y tendencias, que han ocasionado la
reconfiguración del espacio mundial, donde las fuerzas del mercado son cada vez más
dominantes.

Como se vio en el primer capítulo, una perspectiva amplia de lo que ha sido el


comportamiento del ciclo largo de la economía mundial durante todo el siglo XX, nos
revela la existencia de un abanico amplio de innovaciones técnicas y organizativas que
fueron determinantes en el avance del sistema capitalista, aún durante los momentos
críticos de la gran depresión y los tiempos memorables de las guerras mundiales. Sobre
las notables transformaciones experimentadas por el capitalismo en el siglo pasado,
debemos mencionar una serie de acontecimientos y cambios trascendentales entre los
que destacan: Las revoluciones tecnológicas que introdujeron cambios cuantitativos y
cualitativos en la dinámica del capitalismo; la recomposición del aparato productivo;
los conflictos bélicos que marcaron el destino de las naciones a partir básicamente de la
segunda guerra mundial; la lucha por la hegemonía económica mundial; la guerra fría y
el orden bipolar; la edificación de un nuevo orden institucional de gran alcance cuyos
organismos en la actualidad aún se conservan; la existencia de dos grandes crisis
económicas; la internacionalización de la economía mundial; la caída del régimen
burocrático socialista; y la conformación de nuevos regionalismos identificados por la
formación de bloques comerciales.

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