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Theodore Boone: Joven Abogado, de John Grisham

“Theodore Boone es un chico de trece años con las ideas muy claras: va
a ser abogado. Ya conoce todos los pormenores de la vida judicial de su
pequeña ciudad, Strattenburg, y espera con ansia el día en que podrá
subirse a un estrado. Pero ni en sus mejores sueños hubiera podido
imaginar que se vería involucrado en el llamado juicio del siglo… ¡antes
siguiera de acabar el instituto!

No hay suficientes pruebas para condenar al rico golfista Peter Duffy por
el asesinato de su esposa; pero Theo cuenta con un testigo que puede
cambiar el curso de los acontecimientos. Solo hay un problema: un
inviolable pacto de silencio le impide llevarlo a los tribunales…”

Segundo de cinco hermanos, John Ray Grisham nació en Jonesboro,


Arkansas (USA) el 8 de febrero de 1955. Su padre trabajaba como
empleado de construcciones y cultivaba algodón. Después de varias
mudanzas, la familia se estableció en 1967 en la pequeña ciudad de
Southaven en Misisipi. Alentado por su madre, el joven Grisham era un
ávido lector, especialmente influenciado por el trabajo de John
Steinbeck, cuya escritura clara admiraba. En 1977, Grisham obtuvo un
bachillerato en contabilidad en la Universidad Estatal de Misisipi.
Mientras estudiaba allí, el autor llevó un diario, una práctica que más
tarde lo ayudaría en su trabajo creativo.

Tras obtener su título de Doctor en Derecho de la Escuela de Derecho de


la Universidad de Misisipi en 1981, se dedicó al Derecho general
alrededor de una década en Southaven, donde se cansó del Derecho
penal y cambió al Derecho civil. En 1983, fue elegido para la Cámara de
Representantes de Misisipi, sirviendo hasta 1990.

En 1984 en la corte de Hernando, Misisipi, Grisham presenció el terrible


testimonio de una víctima de violación de sólo doce años. En su tiempo
libre y como afición, Grisham empezó a trabajar en su primera novela,
en la que exploraba qué hubiese sucedido si el padre de la víctima
hubiese asesinado a sus agresores. Ocupó tres años en la escritura de
Tiempo de matar terminándolo en 1987. Inicialmente rechazado por
varias editoriales, fue comprado por Wynwood Press, que realizó una
modesta impresión de 5.000 ejemplares y lo publicó en junio de 1988.

Al día siguiente de terminar Tiempo de matar, empezó a trabajar en otra


novela, la historia de un joven abogado atraído a un aparentemente
perfecto bufete que no era lo que parecía. Esa segunda novela, La
tapadera, se convirtió en el libro más vendido de 1991. A partir de allí,
Grisham continuó produciendo al menos un libro por año, muchos de los
cuales fueron bestsellers. Hoy en día es el novelista norteamericano más
vendido de la historia, con unos 250 millones de ejemplares vendidos.

El primer libro que leí de John Grisham fue El Testamento, por allá a
comienzos de 2001, un thriller judicial con toques de aventura que me
atrapó desde la primera página. En esa época todavía tenía la
costumbre de explorar las estanterías de las bibliotecas en busca de
algo que me llamara la atención. Sucede que con el tiempo uno ya
conoce cierta cantidad de autores y tiene más o menos claro qué es lo
que quiere leer, o bien va escuchando sugerencias o absorbiendo
comentarios sobre autores u obras. En ese entonces simplemente iba a
la biblioteca y exploraba la estantería. Así fue como descubrí a Grisham.

Esa primera novela me encantó, y con el tiempo se convirtió en uno de


mis autores preferidos, leyéndome en un periodo de tres años siete de
sus novelas: El testamento, El socio, El jurado, La hermandad, Causa
justa, Legítima defensa y La granja, solo el último de los cuales no tenía
a un abogado como protagonista —que también fue el único que no me
gustó en demasía—. Todos sus thrillers me atraparon y me tuvieron
pegado a sus páginas. Recuerdo especialmente El Socio como uno de los
que más me gustó.

Sin embargo, por esas cosas de la vida, dejé de leer sus novelas y me
enfrasqué en otros temas, y siempre que alguien lo mencionaba lo
recordaba con agrado y me decía a mí mismo que debía volver a leer
algo de él.

Pues bien, se llegó el día y hoy me sorprendo al descubrir que hacía


exactamente diez años desde la última novela que leí del gran John
Grisham. Y el regreso a sus letras ha resultado algo realmente grato y a
la vez diferente. Se trata de Theodore Boone: Joven Abogado, la
primera incursión del autor en la narrativa juvenil. :)

Hace poco gané un concurso del Círculo de Lectores donde me hice


acreedor a una suma de dinero en libros. Al ver lo que tenía para
escoger, no dudé en hacerme con este libro, y ha sido muy, pero muy
grato volver a leer algo de este autor que siempre me gustó tanto.

Como dice la sinopsis, Theo Boone es un chico que quiere ser abogado.
Sus padres lo son, su tío también, y en lugar de pasar las tardes
jugando al béisbol o compartiendo con sus amigos, Theo disfruta
enormemente visitar los tribunales, siguiendo de cerca los casos que
más le llaman la atención, observando a los ajetreados personajes
trajeados que deambulan de aquí para allá, aprendiendo de todo un
poco y granjeándose no pocas amistades. A su edad es todo un experto
en el tema y sus compañeros del colegio no dudan en acudir a él cuando
tienen algún problema (por ejemplo, un chico le consulta qué hacer para
que a sus padres, actualmente sin trabajo, no les embarguen la casa;
otro acude a él porque su hermano fue arrestado por posesión de
drogas y no sabe qué hacer para que no termine en la cárcel).
Realmente es muy entretenido ver cómo Theo va por todas partes,
montado en su bicicleta, ayudando a sus compañeros o investigando por
su cuenta casos de actualidad.

El argumento central comienza a desarrollarse cuando un hombre es


acusado del asesinato de su esposa, lo que lleva a lo que en el pequeño
pueblo de Strattenburg es denominado “el juicio del siglo”. Theo, desde
luego, no quiere perderse el más mínimo detalle, siguiendo día a día los
pormenores, e incluso ayudando a su profesor de Gobierno a conseguir
puestos de preferencia en una de las jornadas para presenciar el juicio.

Debido a su fama de chico abogado, termina enterándose de algo que


podría ser crucial en el veredicto final del jurado, pero una promesa
irrompible le impide revelar la identidad del testigo…

La novela, de apenas 230 páginas, se lee rápido. Es muy amena,


interesante, y las andanzas del “joven abogado” son realmente muy
entretenidas. Aunque esperaba algo diferente del final, me ha gustado
mucho, y me ha gustado aún más leer de nuevo algo de Grisham. Esa
mezcla de literatura juvenil con thriller judicial es verdaderamente
genial. :)

Mientras investigaba un poco para la realización de esta reseña,


descubrí con sorpresa que las aventuras de Theo Boone se han
convertido en una serie de novelas que al día de hoy totalizan cuatro
publicaciones:

Theodore Boone: Joven abogado (2010)


Theodore Boone: El secuestro (2011)
Theodore Boone: El acusado (2012)
Theodore Boone: El activista (2013)

La serie cuenta incluso con su propia página web:


www.theodoreboone.com. La verdad es que me apuntaría sin dudarlo a
leer los otros libros de la serie.

En suma, una novela muy recomendable de un autor que nadie puede


dejar de leer.

;)

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