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Características principales:
El galio es un metal blando, grisáceo en estado líquido y plateado brillante al solidificar, sólido
deleznable a bajas temperaturas que funde a temperaturas cercanas a la del ambiente como,
el cesio, mercurio y rubidio e incluso cuando se sostiene en la mano por su bajo punto de fusión
(29,7646 °C). El rango de temperatura en el que permanece líquido es uno de los más altos de los
metales (2174 °C separan sus puntos de fusión y ebullición) y la presión de vapor es baja incluso a altas
temperaturas. El metal se expande un 3,1% al solidificar y flota en el líquido al igual que el hielo en
el agua.
Presenta una acusada tendencia a su enfriarse por debajo del punto de fusión (permaneciendo aún en
estado líquido) por lo que es necesaria una semilla (un pequeño sólido añadido al líquido) para
solidificarlo. La cristalización no se produce en ninguna de las estructuras simples; la fase estable
en condiciones normales es ortorrómbica, con 8 átomos en cada celda unitaria en la que cada átomo
sólo tiene otro en su vecindad más próxima a una distancia de 2,44 Å y estando los otros seis a 2,83 Å.
En esta estructura el enlace químico formado entre los átomos más cercanos es covalente siendo la
molécula Ga2 la que realmente forma el entramado cristalino.
A otra presión y temperatura se han encontrado numerosas fases estables y metaestables distintas.
El galio corroe otros metales al difundirse en sus redes cristalinas.
Historia:
El galio (del latín Galia, Francia), fue descubierto mediante espectroscopia por Lecoq de
Boisbaudran en 1875 por su característico espectro (dos líneas ultravioletas) al examinar
una blenda de zinc procedente de los Pirineos. Ese mismo año lo aisló por electrólisis del hidróxido en
una solución de hidróxido potásico (KOH) y le dio el nombre de su país natal Gallia, y el suyo propio por
un juego de palabras de los que gustaban a los científicos de finales del siglo XIX ya que gallus significa
gallo, coq en francés como su nombre Lecoq.
Antes de su descubrimiento la mayoría de sus propiedades fueron predichas y
descritas por Mendeleyev —que lo llamó eka-aluminio— basándose en la posición que debía ocupar el
elemento en la tabla periódica.
Abundancia y obtención:
Se hallan trazas de este metal en minerales como la bauxita, carbón, diasporo, germanita y esfalerita y
es subproducto en los procesos de obtención de varios metales.
Isótopos:
En medicina nuclear se emplea el galio como elemento trazador (escáner de galio) para el diagnóstico
de enfermedades inflamatorias o infecciosas activas, tumores y abscesos ya que se acumula en los
tejidos que sufren dichas patologías. El isótopo Ga-67 se inyecta en el torrente sanguíneo a través de
una vena del brazo en la forma de citrato de galio realizándose el escáner 2 o tres días después para
dar tiempo a que este se acumule en los tejidos afectados. Posteriormente se elimina principalmente
en la orina y las heces. La exposición a la radiación es inferior a la de otros procedimientos como
los rayos X o TAC.
Precauciones:
Debido a la expansión al solidificar el líquido, no debe almacenarse en recipientes rígidos (metálicos o
de vidrio) ni llenarse el recipiente totalmente con galio líquido, ya que podrían romperse con la
expansión que presenta este metal.