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La construcción de “Lo Mexicano”

Cynthia Romero Rodríguez


Historia Social de México
Prof. Marco A. García
ENAH
La construcción de “Lo Mexicano”

Uno de mis mayores intereses en relación a la Historia de México, es el siglo XIX,


en especial los años que van de 1833 y hasta la Restauración de la República. El
año 1833 en especial, porque dos grandes pensadores, desde mi punto de vista,
Gómez Farías y José María Luis Mora propusieron las primeras y radicales reformas
liberales para establecer un país que dejara de arrastrar las cadenas que por siglos
habían existido, es especial, me refiero, al poder de la Iglesia Católica en todos los
aspectos de la vida de la sociedad.

Sin embargo, estas primeras reformas no tuvieron


tanto éxito ya que Gómez Farías (fotografía tomada en el

Museo Nacional de las Intervenciones) sufrió el levantamiento


del famoso “Héroe de Tampico”, Antonio López de
Santa Anna, quien al poco tiempo instauraría una
República Central con su respectiva constitución
conocida como Las Siete Leyes.

Aun así, desde estos intentos de reformas liberales y hasta la consumación de un


sistema que, de alguna forma, prevalece hasta ahora, son lo que ocupa con mayor
entusiasmo mi atención. Y es que, considero, estas luchas y el triunfo ‘definitivo’ i del
liberalismo de la época ha marcado el rumbo de lo que hoy somos como país y
también de aquello que llamamos ‘mexicanidad’.

I Dos aspectos fundamentales: sociocultural y político

México se construyó con una visión de unidad que no existe realmente, ya que si
hay algo en este país es diversidad: cultural, ideológica, de tradiciones y hasta de
cosmovisiones. Sin embargo, el siglo XIX y las costumbres de algunos lugares, se
volvieron tan famosas que se fueron integrando a un imaginario de lo que se supone
que México es. Y si a esto le agregamos la visión política que como republicanos
hoy tenemos y nuestra idiosincrasia tan única que se formó desde la época virreinal,
pero sobre todo luego de la independencia, entonces la mexicanidad es algo que
en ciertos aspectos pudo ser construido, pero en otros tantos es absolutamente
orgánico y natural. Eso es lo que abordaremos aquí.

Lo sociocultural

En virtud de que la construcción nacional y la intención de dotar a la nación de un


sentido de pertenencia, además de la creación de un imaginario colectivo, iniciaron
en el siglo XIX -sobre todo al triunfo de los liberales luego de la Guerra de los Tres
años y de la Restauración de la república en 1867- encontrar símbolos, significados,
modelos e imágenes que mostraran la mexicanidad es trascendental como un
intento de reconciliar a los mexicanos luego de años de guerras civiles y discordias
en lo político, social, económico y religioso.

Esto queda de manifiesto con lo que María del Carmen Vázquez Mantecón comenta
sobre el costumbrismo en relación a la vestimenta del siglo XIX y que se volvió
característica de la mexicanidad, al escribir que
“El costumbrismo retrataba a grupos sociales que de verdad
existían, pero inauguraba al mismo tiempo con su recreación
literaria la construcción de modelos ideales que, de alguna manera,
sirvieron para fortalecer desde entonces el imaginario nacionalista
y unificador.” (Mantecón, 2000)

La cultura de un pueblo tiene diversas y variadas manifestaciones que identifican lo


que ese pueblo es, cree, vive, piensa, ama, goza y sufre. Parte de esa cultura la
encontramos en los cambios políticos y en los impactos que estos cambios tienen
en la sociedad, por lo que, para entender la conformación de la mexicanidad, hay
que entender, sí, el pensamiento político de los grandes liberales como Ponciano
Arriaga, Melchor Ocampo o José María Mata, pero no únicamente.

En lo social y cultural, personas como Manuel Payno, Ignacio Manuel Altamirano y


Vicente Rivapalacio, Guillermo Prieto o hasta el español, José Zorrilla y la francesa
Madame Calderón de la Barca permitieron la conformación de una imagen de la
mexicanidad con sus historias, novelas, cuentos, cartas, narraciones o crónicas que
poco a poco impregnaron el subconsciente de los mexicanos hasta lograr que cada
uno de quienes leyeran sus escritos, se identificaran con los personajes.

Más aun, al leerlas, vemos que el carácter de los mexicanos, por lo menos de los
mexicanos del centro, no ha cambiado mucho con el paso de las décadas. Tenemos
costumbres, sí, adaptadas a la época, pero que no distan mucho de las que existían
en aquellos años.

Dentro de este ámbito sociocultural, algunas de nuestras manifestaciones más ricas


son la música y la danza, de las cuales, la primera, sobre todo, está más que viva
y, aunque bien la mayoría de las danzas ya no se practicanii como parte de las
fiestas populares en las comunidades ni al final de las jornadas de trabajo sí
podemos identificar –a través de la música y danza- que quienes somos hoy no
dista mucho del mexicano del XIX. Cito a Madame Calderón que narra en su Carta
XII un paseo en el Canal de la Viga:
“Una de las canoas vino a colocarse junto a la nuestra, y allí se estuvo
por algún tiempo…. Estaba acostado un haragán rasgueando una
guitarra, y dos o tres mujeres bailaban con ritmo monótono cantando al
mismo tiempo al son de la música. Una variedad de jarros de pulque y
escudillas de barro con tortillas, chile y pedazos de tasajo, …,
atestiguaban de que esas gentes no se privaban de alimentos sólidos
a pesar de la romántica guitarra… Entre los bailes ejecutaron el del
Palomo, uno de sus favoritos. La música es agradable… Si hemos de
formar juicio sobre la
civilización de un pueblo
por sus baladas, ninguna
de las canciones
mexicanas nos ofrece
una elevada idea de la
suya. La letra es, en
general, un tejido de
absurdidades, y no existen cantos patrióticos que su recién nacida
libertad hubiera podido inspirarle a este pueblo tan dotado para la
música.” (Barca, 2010) (Fotografía de relatosehistorias.mx)

Más adelante, sigue hablando de cuánto le gustó disfrutar este momento, pero que,
sin embargo, dice, el lamentable que a los mexicanos les guste tanto embriagarse
porque generalmente las fiestas terminan en riñas, escenas de celos y demás cosas
que, evidentemente, no son atractivas.

Para un lector mexicano de este tipo de narraciones, no es ajeno lo que cuentan.


Nos descubrimos en ellas y podemos entender cómo, claramente en lo básico,
seguimos siendo ese mismo pueblo.

Lo político
Por otro lado, para comprender a muchos de los escritores mencionados antes, que
en ocasiones no solo escribían solo sobre las costumbres mexicanas, sino también
de política hay que comprender el contexto en el que vivían y en el que se vieron,
muchas veces perseguidos o amedrentados, como narra Guillermo Prieto en
Memorias de mis tiempos, y su enfrentamiento personal con Santa Anna. (Prieto,
2004)

Uno de los documentos que encierra gran parte del


pensamiento liberal del siglo XIX es la Constitución de
1857, la cual se trabajó en un año y que, para la
inauguración de su discusión el 19 de febrero de 1856,
Ponciano Arriaga, uno de los liberales más radicales y
genuinos, pronunció un discurso donde habla, en general,
del porqué de la necesidad de esta constitución, haciendo
notar que el proyecto de nación que se requería luego de
que el pueblo hubiera sufrido, no solo años de despotismo colonial sino un sinfín de
guerras civiles, era uno en el que el pueblo se escuchara y que para éste trabajaran
hombres morales, honestos y que no pretendieran el beneficio personal. (Arriaga,
1976) (foto: poncianoarriaga.wordpress.com)

Así, luego de los trabajos del congreso, la nueva


constitución liberal vio la luz el 5 de febrero de 1857 y
reguló los principales aspectos políticos que regirían
al país. Esta constitución reconoció un conjunto de
derechos fundamentales con que contarían las
personas que habitaban el territorio nacional.
Reconocía el derecho a nacer libres, la prohibición de
la esclavitud, la enseñanza libre, la libertad de tránsito
y contenía una serie de garantías procesales bastante
amplias para proteger a las personas de posibles
actos arbitrarios de las autoridades. Por supuesto que
estas arbitrariedades sucedían constantemente si
hacemos caso a las narraciones de, por ejemplo, Manuel Payno en algunas de sus
novelas, que mayormente, fueron escritas luego de búsquedas arduas en los
expedientes judiciales de la época. (Treviño, 2003) (foto: http://milenioscopio.blogspot.com)

Para la constitución, de acuerdo a la mentalidad liberal mexicana, la soberanía


radicaba en el pueblo, y la forma de gobierno establecida en la constitución de ‘57
era una república representativa, democrática, federal, conformada por estados
libres y soberanos. La república estaría constituida por 3 poderes: legislativo
(conformado por una asamblea que elegiría el número de despachos del ejecutivo),
ejecutivo (a cargo del presidente y seleccionado por elección indirecta) y judicial (a
cuyo frente estaría una Corte Suprema de Justicia conformada por 11 ministros, 4
supernumerarios, 1 fiscal y 1 procurador general.

Por último, en la constitución de 1857, se guardó el derecho para legislar en materia


religiosa, con la intención de establecer en el futuro leyes reglamentarias en este
rubro. Y es que, para el establecimiento de la laicidad, el constituyente debatió
muchísimo y evitaron establecerla en el texto constitucional. Sin embargo, la postura
de los liberales, la mayoría, era clara: no era lo mismo la libertad de consciencia que
libertad de culto. La libertad de culto, como una conducta externa, podía regularse,
pero la libertad de consciencia no, ya que era algo interno y, además, contenía la
mayor libertad del hombre, es decir, la posibilidad de no ser castigado por lo que
pensaba. (Garza, 2013)

Dentro de este contexto político, se desarrollaron los más grandes escritores que
dio México, como los citados, Manuel Payno o Guillermo Prieto, quienes
establecieron, luego de años de investigar y escribir, las bases para la mexicanidad
y dotaron de un sentido de pertenencia a través de la trascendencia de las
costumbres, espacios, fiestas y en general, manifestaciones folclóricas, que hasta
la fecha siguen considerándose parte de la identidad de los mexicanos. Pero
también, fundan lo que ha sido el Estado Mexicano por más de un siglo, ya que aun
con eventos como la dictadura de Díaz o el presidencialismo priísta del XX, nuestro
país y los mexicanos, hasta hoy, defendemos las causas que se contienen en esa
constitución del 57, siendo el republicanismo federal, la más importante; junto con
la división de poderes y la soberanía de los estados.

En otras, sí estamos divididos. Por ejemplo, los sectores conservadores aun pugnan
por el sometimiento de las leyes a la doctrina católica –como en asunto de aborto o
eutanasia- y al debate le falta mucho para concluir, pero en cuanto a la conformación
básica de nuestra vida jurídica, considero, hay un consenso y de no haber sido por
cómo se dieron las cosas en el siglo XIX esta base jurídica no existiría. Por lo tanto,
afirmo que en lo social y en lo político, el siglo XIX sentó las bases de quienes somos
hoy; incluyendo el divisionismo entre liberales y conservadores, pero ese ya será
tema de otro trabajo.

i Se usan comillas porque considero que a pesar de que en las leyes desde la Restauración de la
República somos un país liberal, ha habido retrocesos en cuanto a la fuerza que los poderes fácticos
han tenido posteriormente. La Iglesia, por ejemplo. También ha habido gobiernos con tendencias
conservadoras, sin olvidar la Guerra Cristera que, finalmente, también fue un intento por detener el
radicalismo del poder civil.
ii Lo que conocemos hoy como danza tradicional, ya no lo es tanto, ya que ha habido una serie de

modificaciones, en ocasiones desde fuera de las comunidades, para adaptar la danza a la escena.
Sin embargo, los fandangos de Veracruz o de Guerrero, por ejemplo, siguen vigentes y muy vivos.

Bibliografía
Arriaga, M. R. (1976). Inehrm. Obtenido de Discurso inaugural del Presidente del
Congreso Constitucional Ponciano Arriaga:
http://www.inehrm.gob.mx/work/models/inehrm/Resource/352/1/images/documento
_ponciano.pdf
Barca, M. C. (2010). LA VIDA EN MÉXICO durante una residencia de dos años en ese
país. Ciudad de México: Porrúa.
Garza, J. M. (2013). Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM. Obtenido de
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/7/3288/2.pdf
Mantecón, M. d. (2000). La china mexicana, mejor conocida como china poblana. Anales
del Instituto de Investigaciones Estéticas UNAM,
http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/1941/2967.
Prieto, G. (2004). Memorias de mis tiempos. México: Porrúa.
Treviño, B. E. (2003). Manuel Payno. México: Cal y Arena.

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