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Lcdo.

Salvatore Giuseppe Gullo Rodríguez


Psicólogo Clínico
Teólogo
Correo: salvatoregullor@gmail.com tlf. +51 959942129

RESUMEN
GUIA DE TEOLOGIA DE LA EDUCACIÓN SEXUAL PARA ADOLESCENTE

La sexualidad es un tema que está presente desde el nacimiento y por tanto es razón para
no evitar en una conversación con nuestros hijos.

Cada edad requiere abordar el tema de manera distinta y con vocabulario distinto. Existen
materiales diversos adaptados a cada edad que nos puede servir de apoyo para explicarles
determinados aspectos de la sexualidad dependiendo de la edad de nuestros hijos que
podemos coordinarnos con la educación espiritual y no religiosa, moral y social.
Debemos dar respuestas a las preguntas de nuestros hijos sin engañarles o contándoles el
típico cuento popular o simplemente ante nuestra propia ignorancias esquivando en el
tema o como ya he dicho adaptando nuestro vocabulario a cada etapa.

La sexualidad ha de estar presente entre los temas familiares y religioso y no esperar a


hablar con nuestros hijos de este tema llegada la adolescencia, pues puede resultar brusco
para ambos e incluso poco natural ya que si no brindamos la información de manera
adecuada siempre encontraran en otro ambiente social una manera muy distorsionada de
la realidad con referente al sexo y la sexualidad.

Sexualidad en la creación.
En Génesis 1-2 la sexualidad ocupa un lugar destacado en un discurso más amplio en
cuanto a la intención original de Dios para la humanidad la corona de su creación. Dios,
se nos dice, creó a los seres humanos “varón y mujer”, lo que indica que las diferencias
de género son parte del mismo orden creado, no meros artefactos culturalmente
condicionados. El género suple, entonces, un componente importante de lo que significa
ser humano. Además, las distinciones de género resultan esenciales para el cumplimiento
de los propósitos de Dios para la humanidad. De hecho, el cumplimiento del mandato
inicial de Dios requiere que la humanidad sea compuesta tanto de hombres como de
mujeres. Leemos en Génesis 1:28: “Y los bendijo con estas palabras: ‘Sean fructíferos y
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multiplíquense; llenen la tierra y sométanla’”. La obediencia a este mandato divino


original sería imposible si Dios no hubiera creado y bendecido distinciones innatas de
género. Género permite la maravillosa mezcla de semejanza y diferencia que hace posible
la intimidad sexual y la procreación. El género y el sexo son dos dones divinos, parte de
una creación terminada que Dios declaró “muy bueno” (Génesis 1:31). Sin importar cuan
desconcertante y problemática la sexualidad humana puede haberse convertido
especialmente en nuestros días Dios no quiso que sea de esta manera. La sexualidad es
una bendición divina. Dios creó a los seres humanos aptos no sólo para intimidad
espiritual con Él, sino también para una intimidad muy rica dentro del matrimonio.
Leemos en Génesis 2:24: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su
mujer, y los dos se funden en un solo ser” (Génesis 2:24). Esta misma verdad encontramos
subrayada en el Nuevo Testamento (Mateo 19:4-6; Efesios 5:31)

La relación con el sexo opuesto y el noviazgo.


El deseo sexual fue idea de Dios no nuestra. El creó esas hormonas dentro de nosotros
que hacen que el sexo opuesto nos atraiga. Las relaciones sexuales, como las diseñó Dios,
son hermosas. “Ninguna cosa creada por Dios podría ser menos”.

El impulso sexual no es pecaminoso, pero Dios nos dice que debemos manejar de manera
adecuada ese deseo. Él ha declarado muchas veces en la Biblia que debemos mantener el
dominio propio que no es más que ser emocionalmente inteligentes (proactivos) y no
permitir que los impulsos instintivos nos controlen.
El noviazgo es una relación formal de un muchacho y una muchacha que, después de un
período en el cual fueron amigos, comprenden que hay algo más que una amistad. El
noviazgo es fruto y expresión de amor, de algo que inició con compañerismo, amistad, y
por el descubrimiento de su compatibilidad en este tiempo, ellos se hacen novios porque
están pensando casarse. Noviazgo es el período de preparación para el matrimonio. En el
noviazgo ambos empiezan a comprometerse formalmente para casarse más adelante. El
proceso del noviazgo siempre debe comenzar con una amistad que después puede
fructificar en una relación más formal como novios. Pero en el noviazgo existe riesgos
estos riesgos están basados en la forma en cómo se lleva la relación y la necesidad de
intimidad y el descontrol de la libido.
Lcdo. Salvatore Giuseppe Gullo Rodríguez
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La exclusividad del matrimonio.


Una cosa muy importante que hay que aclarar sobre el matrimonio es que fue creado en
exclusiva para la unión entre un hombre y una mujer, haciendo con esto una distinción
clara de las características del género como una condición no solo biológica sino
espiritual, “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre se unirá a su mujer y serán
una sola carne” (Gén 2,24).

El matrimonio se define tradicionalmente como relación fiel y exclusiva de un hombre y


una mujer. La exclusividad, de uno con una, se opone a la poligamia y a la poliandria.
Es una característica que califica la intimidad, la totalidad, la definitivita del amor
conyugal. Hay actualmente muchos jóvenes y adultos que no entienden esto de la
exclusividad y cambian de pareja con mucha facilidad, practican la poligamia y/o la
poliandria de forma sucesiva. Y exhiben públicamente son cambios en las pantallas del
mundo. Otros hacen intercambio de pareja. Otros tratan de hacer compatible la
exclusividad con la bigamia de facto.
Es una manera clara, tal vez antipática, de entender y proponer una característica de la
relación matrimonial. Además es una manera muy limitada. La biblia define el
matrimonio como “la íntima comunidad conyugal de vida y amor” (Gs.48). Se trata de
una alianza de amor, de ser dos en una sola carne. Un hombre no se casa con una mujer
porque excluye a todas las demás, sino por una relación positiva y apasionada con ella Y
a la inversa. El enamoramiento no limita el amor, sino que lo concentra y lo expande.
Por otro lado, también la vida consagrada se define por la exclusividad. Es entrega total
y exclusiva; es entrega incondicional, entrega total de sí mismo.

Desviaciones sexuales.
Cuando nos referimos a actos de desviación sexual, se refiere a los comportamientos
sexuales que salen del orden natural y que forman parte de actos ilegales. Estos
comportamientos incluyen al voyeurismo, el exhibicionismo, la violación, tocar o mirar
sexualmente a otras personas sin su consentimiento, o cualquier acto sexual con menores
y la pornografía.
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Peligro de la pornografía: pornografía insensibiliza al que la ve, la pornografía es adictiva,


la pornografía degrada al matrimonio y la relación sexual, la pornografía aumenta la
intención criminal, y sobre todo la pornografía incremente el desorden espiritual en la
relación de pareja y en la persona.

Lo primero que hay que aclarar sobre la masturbación es que la Biblia nunca menciona o
declara específicamente, que la masturbación sea o no pecado. El pasaje más
frecuentemente asociado con la masturbación es la historia de Onán en Génesis 38:9-10.
Algunos interpretan este pasaje para decir que "verter en tierra" es un pecado. Sin
embargo, eso no es lo que dice el pasaje. Dios no condenó a Onán no por "verter en tierra"
sino porque Onán era rebelde. Onán se negó a cumplir con su deber de proveer un
heredero para su hermano fallecido. El pasaje no tiene que ver con masturbación, sino
con cumplir una obligación familiar. En segundo lugar lo que condena la biblia, es Mateo
5:27-30. Jesús habla en contra de tener pensamientos lujuriosos y luego dice: "Y si tu
mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti". Aunque existe una clara
conexión entre los pensamientos lujuriosos y la masturbación, es poco probable que Jesús
se estuviera refiriendo al pecado específico de la masturbación en este pasaje.

Lcdo. Salvatore Giuseppe Gullo Rodríguez


Psicólogo Clínico.
Teólogo
Estudiante del Master en Terapia Familiar
Universidad Apostólica Rhema. USA.

Correo: salvatoregullor@gmail.com
Celular. +51 959942129
Lcdo. Salvatore Giuseppe Gullo Rodríguez
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