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La Liberación Masculina para Cuándo
La Liberación Masculina para Cuándo
“El jabón de mujer te hace pensar como mujer”, dice la publicidad del gel de
ducha Axe. Si el muchacho no usaba jabón de varón, sino rosita, seguía a las
chicas con una iglesia y un anillo.
Pensar como mujer era querer casarse. Y, en cambio, pensar como varón era
estar con dos muchachas cariñosas en la ducha. Las diferencias eran un
buen negocio para las empresas. Y un mal negocio para las mujeres y para
los varones porque a veces casarse también es un deseo masculino y a
veces dos mujeres son multitud y no fantasía.
Pero, hace una década, el sexismo en la publicidad no tenía, casi, miradas
críticas y actuaba con desparpajo. Tanto que la publicidad de Pepsi Max se
llamaba “Poker de Pechochas”. En una discoteca había tres amigos que
apostaban cien pesos a quién ligaba con más mujeres. Eso de que el
mandato masculino es coleccionar mujeres es demasiado real.
El primer apostador se sentó con dos chicas, el segundo con tres y el tercer
amigo trajo a cinco. La sorpresa de la noche fue que el primero, callado, tenía
dos cartas bajo la manga. “¿Dónde estaban chicas, en el baño?”, preguntó
a las que llegaban tarde, que lo hicieron ganar porque eran tetonas.
Para la gaseosa, las mujeres eran iguales que cartas. Las mujeres no sólo no
iban con los chicos por su deseo sino que servían para mostrar –y ganarles a
los amigos–. Y algo que no se veía en esas publicidades es que las mujeres
no son las únicas que pierden en esa apuesta.
El sexo “de una vez” es un fenómeno que resulta de ese mandato. “Son
varones a quienes les resulta mucho menos amenazante coger, sin otro tipo
de compromiso sentimental, que el coger integrado a un contacto cariñoso
que incluya, inevitablemente, una cuota de vulnerabilidad emocional, siempre
incompatible con el ideal de masculinidad tradicional”, resalta Volnovich. Y
también aclara que hay otros varones que se inclinan a una conyugalidad
exitosa con una gran libido en la familia y la crianza de sus hijas e hijos.
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¿Sirve la sociología del amor? Hay psicólogas que dicen que hay que teorizar
menos y hacer más. Investigadoras cansadas de leer papers y dispuestas a
usar Happn hasta encontrar alguien que pueda ir a escucharlas a una charla;
compañeras de oficina que no quieren leer que esto les pasa a todos y que
los desencuentros no son una casualidad permanente para no deprimirse;
lesbianas que invitan (con toda razón) a pasarse a su cama para dejar de
estar pendiente de varones más tiránicos y poco dispuestos a dar placer.
Todavía es inexplicable porque duele tanto el amor. Pero, ese dolor o falta de
autoestima, que quita el hambre y mete en la cama, quita la sonrisa y hace
llorar, no puede ser ignorado. Hablar, leer o escribir calma, genera
comprensión y –en algún punto– alivio. Manifestar nuestros deseos puede
contribuir a una dinámica nueva de vínculos amorosos y sexuales donde el
dolor esté amortiguado y el placer potenciado.