presa que, a ningún individuo condenado por crimen, que hubiere cometido
nuevo crimen y sufrido condena a pena aflictiva o infamante, podrá conce -
dérsele la rehabilitación.
Si nos atuviéramos exclusivamente a la letra del texto que acaba de ser
transcrito, concluiríamos que toda condenación por crimen seguida de otra
condenación por crimen, sería un obstáculo para la rehabilitación; pero nos
inclinamos a creer que nuestro legislador, por la forma en que se expresa, lo
que quiso decir fue, que todo condenado a penas criminales, no podía
solicitar la rehabilitación. A esta manera de pensar nos conducen las razones
siguientes: a) que el antiguo Art. 634 del Cód. Inst. Crim. francés del cual
fue tomado nuestro Art. 450, distinguía el caso de que haya reincidencia de
pena criminal a pena criminal, y el de reincidencia que no sea de penas
criminales a penas criminales. Para el primero prohibía solicitar la rehabilita.
ción antes de pasados diez años después de la liberación o de la prescripción
de la pena y, para los segundos, un plazo de seis años con el mismo punto de
partida; b) que si toda condenación hubiese bastado, no habría necesidad de
decir como dice nuestra ley, que hubiere cometido nuevo crimen y sufrido
nuevamen condena a pena aflictiva o infamante", y c) que habiéndose tenido
en cuenta la reincidencia, no puede haberla criminal, sino cuando el primer
crimen es castigado con penas criminales.
Como se ha podido ver de paso, nuestros legisladores han sido más riguro -
sos que el francés, porque estos en tal caso, prohibían la rehabilitación y per -
mitían solicitarla pasado un plazo más largo.
SEGUNDA CONDICION.— Nueva condenación después de haber sido
rehabilitado. Dispone el Art. 450 en su parte final, que el condenado que,
después de haber obtenido su rehabilitación incurriere en una nueva conde -
na, no será admitido al beneficio de las disposiciones precedentes". Este
texto, de un rigor exagerado, se aparta completamente del similar francés, y
prohibe la rehabilitación, cuando el rehabilitado sufre una nueva condena
criminal _o correccional. En Francia, como hemos dicho, se siguen las mismas
reglas que en el caso anterior, esto es, se permite conceder la rehabilitación,
pero en plazos más largos que los ordinarios.
TERCERA CONDICION.— La tercera condición estaba expresada en el
Art. 435, Cód. de Proc. Crim., el cual disponía que la demanda de rehabili -
tación para los condenados a pena aflictiva o infamante, - no se puede formu-
428
lar, sino vencido un año después del día de la libertad. Sin embargo, este
plazo corre, en provecho de los condenados a la degradación cívica, desde el
día en que la condena llegó a ser irrevocable, o del de la expiración de la pe-,
na de prisión, si aquella ha sido pronunciada. Corre en provecho del conde -
nado a la vigilancia de la alta policía, pronunciada como pena principal,
desde el día en que la condenación llegó a ser irrevocable. El plazo se redu -
cirá a seis meses para los condenados a pena correccional".
Como se ve, el legislador estimó como es aceptado universalmente, que no
se debe rehabilitar a un condenado, sino cuando por una conducta irrepro -
chable mantenida por un tiempo más o menos largo según la condenación,
hubiese demostrado que se ha reformado y hecho digno de ella. Es por eso
que exigió un plazo de cinco años para los condenados a penas criminales, y
de tres para los condenados a penas correccionales. Eso era lo prudente, lo
cuerdo, lo acertado. Mas, nuestro legislador, no sabemos por qué razones,
se apartó de esas normas prudentes, y, en virtud de la Ley No. 1471, declaró
que el plazo para los condenados a penas criminales es de un año y que, para
los condenados a penas correccionales, sólo basta el de seis meses.
En cuanto al punto de partida de estos plazos, la ley misma los indica
cuando expresa que, para los condenados a pena aflictiva o infamante, no
se puede formular la solicitud, sino vencido un año después del día de la li-
bertad, "que cuando la pena es la de degradación cívica, desde el día en que
la condena llegó a ser irrevocable o desde la expiración de la pena de prisión
si aquella ha sido pronunciada y, finalmente, que cuando la condenación
es a la vigilancia de la alta policía, como pena principal, desde el día enue
la condenación llegó a ser irrevocable". q
CUARTA CONDICION.— Buena conducta. La ley ha exigido, para que
un condenado pueda ser rehabilitado, que haya observado buena conducta.
La prueba de tal cosa deberá ser hecha mediante certificaciones que, con
indicación de que se dan con fines de rehabilitación, expedirían el Fiscal y
los Presidentes del Ayuntamiento de los lugares donde ha residido el conde -
nado, debiendo tomar el Fiscal el parecer del Juez de Paz y del Gobernador
de las comunes y provincias donde haya, residido (Art. 440, Cód. Proc.
Cris/1.).
QUINTA CONDICION.— Residencia. Esta condición está expresada en el
Art. 437, el cual dice: "El condenado a pena aflictiva o infamante no puede
429