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DIVULGACION FINANCIERA

La difusión financiera y el manejo de la información reservada. En referencia a este último, el


Reglamento expedido por el Ejecutivo adolece de un grave error de concepción al tratar de
establecer prácticamente, un lista de tipos de información exceptuadas del derecho de acceso,
lo cual resulta, desde luego cuestionable, tanto desde un punto de vista estrictamente técnico
cuanto desde una perspectiva filosófica de promoción de los derechos humanos, por
involucrar una restricción a los mismos. [ CITATION DrM05 \l 2058 ]

La difusión de la Información pública

En general, el Reglamento en muchas partes no aporta en nada a desarrollar la Ley. Es


repetitivo de las disposiciones legales y en algunos casos "recorta" sutilmente su espíritu.
Ejemplos de ello pueden ser el artículo 6 y el primer inciso del Art. 7 del indicado
instrumento que se refiere a la obligación de establecer páginas web informativas y a las
competencias en esta materia de la Defensoría del Pueblo.

En el capítulo II del Reglamento se introducen pocas precisiones respecto de la obligación


estatal y de las demás instituciones sometidas a la LOTAIP, de difundir información pública.

Como sabemos, si cualquier ciudadano no encontrare la información mínima que toda


entidad obligada debe mantener a través de la respectiva página de internet, o bien, la hallare
ambigua o incompleta, esta persona puede solicitar la intervención del Defensor del Pueblo a
efectos de que se corrija la omisión o error y se brinde mayor claridad y sistematización, en la
organización de esta información.

Así lo establece el Art. 13 de la Ley que en el inciso segundo prevé que el Defensor del
Pueblo, dictamine los correctivos necesarios de aplicación obligatoria a la información que se
difunde y al efecto, la institución cuestionada brindará las facilidades amplias y suficientes,
so pena de destitución, previo sumario administrativo, de las autoridades que incumplan su
obligación de difundir la información institucional correctamente. Esta sanción dictaminada
por el Defensor del Pueblo, será ejecutada inmediatamente por la autoridad nominadora.

Al respecto de estas disposiciones legales, el inciso segundo del Art. 7 de este Reglamento
fija un término de ocho días para que el Defensor del Pueblo solicite se realicen los
correctivos necesarios a las instituciones que no hubieran difundido claramente la
información a través de los portales web. Transcurrido tal tiempo, se entendería que puede
instruirse el sumario administrativo respectivo contra los funcionarios responsables.

Así mismo, el inciso tercero del citado artículo 7, prevé la posibilidad de que el Defensor
delegue a sus representantes en las diversas provincias, las competencias legales asignadas en
materia de acceso a la información, lo cual resulta importante para el cumplimiento de la
LOTAIP. En cuanto a capacitación, la única precisión que hace el Reglamento (Art.8) se
refiere a la realización de al menos una vez por año de los programas de difusión y
capacitación sobre el derecho de acceso a la información, que deberán realizar las
instituciones señaladas por la LOTAIP. Esta disposición asigna la facultad de vigilancia sobre
la realización de estas actividades a la Defensoría del Pueblo, organismo al cual se remitirá
un informe detallado de estas actividades.

Excepciones al acceso a la información pública

Es en este Tercer Capítulo del Reglamento donde el Ejecutivo comete un serio error. El
artículo 9 señala: "Excepciones.- De conformidad con la Constitución y la Ley, no procede el
derecho de acceso a la información pública sobre documentos calificados motivadamente
como reservados por el Consejo de Seguridad Nacional y la información clasificada como tal
por Leyes vigentes.

Únicamente la información detallada en la Ley está excluida del derecho de acceso a la


información. Consecuentemente, en los términos de la legislación vigente, se considera
reservada la información, cuando se trate de:..." (la cursiva y negrilla son nuestras). Si
revisamos el texto del encabezado de esta disposición que hemos citado, el mismo es
coherente en sus primeras frases: se remite a la Constitución y las leyes, recuerda la
obligación de motivar toda reserva de información, aunque aquí debería haber se
aprovechado para insistir en que la motivación es obligatoria siempre y no solamente cuando
se trate de materias de Seguridad Nacional. Sigue el texto, indicando que únicamente la
información "detallada" en la Ley (entiéndanse normas de rango legal) se halla excluida del
acceso. Justamente, esto se refiere al principio de que solamente mediante normas de rango
legal es posible establecer limitaciones al ejercicio de ciertos derechos humanos
fundamentales como lo es el acceso a la información. Principio ampliamente aceptado por la
doctrina y las Cortes Internacionales de Derechos Humanos, así como por la Jurisprudencia
de algunos Tribunales y Cortes constitucionales (extranjeros) que realmente se han dedicado
a desarrollar los principios relativos a la protección de los Derechos Humanos en sus países
de manera ejemplar.

Clasificación

A partir de la última frase del encabezado de este Art. 9 es donde se quiebra la lógica y se
introduce una posibilidad de interpretaciones antojadizas sobre la reserva al acceso
informativo al ensayar una "clasificación" de la información reservada por ámbitos temáticos:
Información Comercial o Financiera; de defensa nacional; información que afecte a la
Seguridad Personal o Familiar; información relacionada con la Administración de Justicia;
sobre el cumplimiento de los deberes del Estado, antes y durante los procesos de toma de
decisiones; e información entregada a la Administración Tributaria.

Tal clasificación, en la que salvo el numeral 6 (que se refiere a información "entregada a la


Administración Tributaria, en los términos del artículo 99 del Código Tributario"), no se
precisa ninguna norma legal, no tiene sentido en un Reglamento. Ni siquiera aquel de
ejemplificar o establecer un listado referencial puesto que, como se mencionó, no se cita
ninguna norma legal sino que se mencionan algunos ámbitos sobre los cuales no se precisa
qué normas específicas establecerían la reserva.

En consecuencia, el ejercicio de enunciación de temas sujetos a reserva que hace el Art. 9 del
Reglamento, resultaría aparentemente inútil. Pero lo más grave es que, quizá no sería inútil
para quienes pretenden ocultar sus actuaciones y la información de interés público
encontrando nuevos pretextos en normas como esta. Así, desde un uso inadecuado de esta
norma reglamentaria absurda podría fomentarse el mayor obstáculo al acceso a la
información. Por eso es necesario alertar a la comunidad jurídica y particularmente a los
funcionarios y autoridades llamados a aplicar la Ley y vigilar la aplicación del derecho de
acceso a la información de que esta norma reglamentaria jamás podría por si sola servir de
fundamento para impedir el acceso a la información. Siempre el fundamento de cualquier
reserva no puede ser otro que una norma legal que expresamente señale que determinada
información está reservada, y sobre esa norma, quien la invoca tiene que motivar que la
misma es aplicable a la información específica cuyo acceso pretende negar.
LA RESERVA DE INFORMACIÓN

A fin de contribuir a conocimiento y al debate, seguidamente exponemos algunos elementos


sobre la reserva de información, que no deberían ser descuidados dentro de la Ley que se está
debatiendo, a la luz de los estándares desarrollados a nivel del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos:

a. Todas las restricciones deben estar expresamente fijadas mediante la ley (principio de


legalidad). Esto implica, desde luego, que la norma que las fija exista previamente a que
opere la restricción. Este criterio está consagrado en el inciso tercero del art. 81 de la
Constitución, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 19, inciso 3), y
en el art. 30 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que se refiere a que
cualquier restricción a los derechos garantizados en la Convención no puede establecerse sino
mediante leyes.

2. Las restricciones deben orientarse a la protección de un motivo o, como lo llama la Corte


Interamericana de Derechos Humanos, de un objetivo legítimo. Lo indicado implica, además,
que para aplicar o invocar estos motivos se debe explicar cómo el acceso puede afectarles en
un caso concreto. Es decir, establecer un nexo causal entre el motivo y la forma de expresión
que puede afectarlo. Esto es imprescindible hacerlo en la parte motiva del acto que declare
reservada determinada información.

3. Las restricciones deben ser las necesarias para proteger el objetivo (necesidad). Esto


entraña un criterio de correspondencia y proporcionalidad entre lo que se quiere proteger y la
medida tomada para hacerlo. Si la medida es excesiva es incompatible con los derechos
humanos y el orden democrático (proporcionalidad).

Los referidos criterios que fueron parte de los aportes que formulamos cuando se estaba
redactando la propuesta de este cuerpo legal, fueron recogidos dentro del informe aprobado
en primer debate de la Ley.

Motivos para declararse la reserva de información

Con relación a la fijación de las excepciones, por vía de esta ley, los motivos por los cuales
podría declararse una información reservada tiene que ver con:
1. Seguridad Nacional. En este punto, resulta vital definir aquellos asuntos que real y
directamente comprometen la seguridad del Estado.

2. Otros motivos trascendentales que supongan un grave perjuicio al Estado o a las personas.
En este segundo orden, conocemos que el Congreso Nacional ha optado por remitirse a
diversas normas en las que se prevé que determinada información puede ser reservada. En
este punto como en ningún otro resulta necesaria una opción del legislador por el principio de
transparencia que asegure el sistema democrático al momento de proceder con una
necesarisima revisión de leyes donde esas excepciones consten, muchas de ellas anacrónicas.

A este respecto y en cuanto al procedimiento, cabe recordar la recomendación del relator


especial de la Comisión Interamericana para Libertad de Expresión, de que se "asegure la
revisión de la información considerada como clasificada, a cargo de una instancia judicial
independiente capaz de balancear el interés de proteger los derechos y las libertades de los
ciudadanos con la seguridad nacional" (Informe Anual de la CIDH 2000, vol. III, Informe de
la Relatoría para la Libertad de Expresión, OEA, Washington D.C., 2001).

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