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El papel de las expectativas

Las expectativas son las creencias, previsiones, ilusiones, deseos y valores que cada
uno de nosotros ha generado en función de diversos factores tales como la educación,
las experiencias previas, las características de personalidad y formas de relacionarnos,
variables contextuales, etc. Es decir, es lo que yo espero, tú esperas o ellos esperan de
algo o alguien.

“Seguro que me traerá un detalle, hace mucho tiempo que no nos vemos”, “El examen
salió para un 9, a ver la nota”, “Como es su cumpleaños, saldremos a celebrarlo”, “Es
su día libre, seguro que desayunaremos juntos”, “Me llamará esta tarde cuando le
digan la respuesta”…

Cuando “realidad” y expectativas se enfrentan


¿Qué esperabas que sucediera? y ¿qué pasó en “realidad”? Seguramente ahí
puedas encontrar el detonante de cómo te sientas. La distancia entre lo que sucede y
aquello que imaginamos determina en ocasiones, como nos sentiremos más tarde, si no
somos consciente de la presencia de este abismo.

Nos cuesta asumir que si algo nos decepcionó, fue más bien debido a nuestra
expectativa previa que a los acontecimientos en sí. Es decir, a la construcción
anticipada que realizamos de la situación, a la idea previa de aquello que esperábamos.
Ya que decir que algo nos ha decepcionado, significa admitir de alguna manera que
esperábamos algo que no ha ocurrido o que ha ocurrido de manera diferente a como
habíamos imaginado.

Quizás, si nos detenemos más a vivir en el aquí y ahora, teniendo en cuenta nuestras
construcciones podremos aumentar nuestro bienestar personal y social. Ya lo decía
Epicteto, «No son las cosas en sí mismas las que nos preocupan, sino la opinión que
tengamos de ellas»

¿Quiere esto decir que no podemos proponernos


sueños ideales, metas difíciles u objetivos complicados?
…Por supuesto que sí. Pero siendo conscientes de la
dificultad y ajustando las expectativas a la realidad.
¿Cómo?:
 1.º Plantéate qué cosas de tu día a día son las que contribuyen a que te sientas
mejor, a tu bienestar. Esas cosas son las que deben motivarte para conseguir
otros objetivos. Por ej. puede que una de esas cosas sean los besos de tu hija. Lo
que desees o hagas debe favorecer que eso que te hace feliz se produzca
 2º. Piensa que objetivos y metas no has llegado a conseguir pero deseas. Piensa
si son realizables. Si no es así, fracciona esos objetivos en otros que sean más
asequibles para ti ahora. Puedes modificarlos más adelante
 3º. Divide estos pequeños objetivos en otros más pequeños. La idea es conseguir
la fracción más pequeña que compone el objetivo final y centrarse en cada una
de esas fracciones de cada vez. Esto permite que sea más asequible, más fácil de
conseguir y que poco a poco se vaya acercando a otra fracción mayor
 4º. ”El movimiento se demuestra andando”. Está muy bien planificar y organizar
cómo hacer las cosas pero de poco sirve si solo queda en el papel. Hay que
moverse y “hacer”. Conseguirás mejorar tu autoestima al comprobar que eres
capaz y que vas consiguiendo logros con poco esfuerzo
 5º. Debes reforzar cada uno de estos logros. No se trata de que te “regales”
caprichos cada vez que hagas algo por lo que premiarte, basta con que pienses
en ello y te reconozcas a ti mismo la importancia de lo que has hecho y el
significado que tiene para ti

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